Que la oración sea siempre su instrumento de elevación, de reparación y de vida.
Que la oración sea el bálsamo que los mantiene unidos a Dios y el soplo que les concede la vida espiritual.
Que en oración, hijos Míos, reciban y sustenten los dones y la presencia del Espíritu Santo de Dios.
Que en oración busquen el discernimiento, la sabiduría, las respuestas a cada una de las cuestiones que hoy angustian a sus corazones.
No busquen en sí mismos, en sus mentes, en sus sentimientos ni en su discernimiento humano, porque este es superficial y, por más que a veces sea convincente y parezca correcto, podrá no llevarlos hacia la manifestación de la Voluntad Superior.
Que antes de cualquier decisión, como de cualquier actitud, sus corazones busquen la respuesta en la oración, en una oración verdadera y constante que los mantendrá en conexión con Dios, aun en los tiempos más disociativos del planeta.
En este ciclo del mundo, hijos Míos, el adversario siembra en los corazones el deseo de autosuficiencia y autorrealización para que sientan que solos pueden tomar cualquier decisión y dar cualquier paso, y que este será evolutivo y correcto.
Pero hoy Yo les digo que un corazón que no ora y una mente que no está en conexión con Dios y con las dimensiones superiores solo absorberán del colectivo de la humanidad lo que es obvio y aceptable para las mentes humanas, lo que es sembrado por el príncipe del mundo y que quiere conducir a las consciencias a permanecer en la superficialidad.
Por eso, hijos Míos, aún estoy aquí e insisto todos los días en que estén y permanezcan en oración, para mantener encendida dentro de ustedes la conexión con las dimensiones superiores de la existencia, y que esa conexión no sea solo una memoria de una experiencia vivida en algún ciclo de sus vidas, sino que sea la realidad en cada instante.
Estos tiempos los llaman a un esfuerzo trascendente, mientras que el mundo los lleva en la dirección de esforzarse por lo que está delante de sus ojos: promesas superficiales de crecimiento, de prestigio, que se disolverán como el polvo, cuando llegue el tiempo.
Su mayor esfuerzo, hijos, debe estar en la trascendencia de la vida, en la conexión con lo que es inmaterial, con los Rayos del Universo, con las Leyes Superiores, con la Vida Mayor que es el próximo paso de los que se dispongan a vivirlo.
No permitan que el mundo los llame y los impulse solo hacia sus promesas, porque estas pasarán, pero lo que es verdadero y eterno no pasará. Están en un tiempo crucial en el que deben estar atentos a la próxima etapa de su evolución, al próximo paso que darán después de esta vida.
Es tiempo de construir y consolidar al nuevo ser con todo lo que ya recibieron y ya saben; y la oración, hijos Míos, por más simple que les parezca, será la protección y la puerta segura hacia la constante elevación de la consciencia.
La oración es la base que les dará la posibilidad de alcanzar mayores grados de trascendencia y de elevación, pero es necesario orar y orar de verdad y de corazón.
Que los impulsos de su Madre Celeste los recoloquen, día a día, en el verdadero propósito de sus vidas.
Tómense de Mis Manos, estoy aquí para guiarlos al Padre.
Yo los bendigo y les agradezco por estar hoy Conmigo.
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Que mucho más allá del caos, de las guerras, de los conflictos, de la disociación, de la confusión mental y emocional, del sufrimiento material, de los límites que la consciencia parece cruzar cada día, que tu corazón, hijo Mío, hija Mía, esté siempre en oración, elevándose más allá de las ondas del conflicto, que buscan arrastrar a las almas hacia los abismos de la oscuridad de este momento planetario.
La oración es la llave y la guía, el instrumento y la puerta para el rescate y la salvación de los corazones.
La oración es la barca en la que estarán seguros, aun en aguas agitadas; la oración es la fortaleza que los hará caminar sobre esas aguas.
La oración es la llama que no les permitirá vivir en la tibieza ni en la mediocridad.
La oración es la súplica que les genera nuevas oportunidades a los que cayeron, es el bálsamo que fluye del Corazón del Padre para nutrir a los que se están muriendo en vida.
La oración es el puente que se construye entre las almas y Dios, cruzando los abismos de sus sufrimientos más profundos y generándole cura y restauración a lo que se quebró en su interior.
La oración, como también la alabanza que se eleva a Dios, son las columnas que sustentarán el templo interno del mundo cuando todo comience a desmoronarse y las piedras, que antes parecían tan firmes y robustas, comiencen a caer.
La oración, hijos, es la única cosa que nadie podrá quitarles jamás, porque pueden orar en silencio, en secreto; pueden orar alto y fuerte; pueden orar en grupo; pueden orar en soledad; pueden orar en cualquier espacio; pueden orar por cualquier causa y por cualquier ser.
Es por eso que, aun en estos tiempos, cuando nada parece tener sentido, Mi Corazón sigue pidiendo que construyan y funden Centros Marianos y casas de oración, puntos de luz y espacios de paz.
Es por eso que Mi Inmaculado Corazón sigue despertando, convocando y consagrando almas; porque, a partir del momento que instituyo en un espacio un Centro Mariano, allí ya establezco la Puerta de la Paz y el canal de la Gracia, dentro del cual las almas encontrarán alivio, dentro del cual las súplicas son potencializadas, las alabanzas son elevadas más allá de la voz y del sonido y cruzan las dimensiones de la existencia hasta el Corazón de Dios.
Es por eso, hijos Míos, que, más allá de lo que sucede en el mundo, no les vengo a hablar sobre los abismos y la desesperación, no les hablo sobre los conflictos y el caos, no les hablo sobre los errores o los aciertos de los corazones, porque todo esto ya fue predicho, todo esto ya fue escrito y profetizado desde el principio de la vida.
El único motivo por el cual estoy aquí hoy es para que no se olviden de su propósito y de la única cosa necesaria a realizar: orar y orar de corazón, alabar y abrir las puertas del Cielo, interceder y dar vida a los Espacios Santos consagrados por Mí, que los tornan santos, que fortalecen a las almas y las sustentan. Todo lo demás es secundario y vendrá como consecuencia de una consciencia conectada con Dios.
Si perdieran la fuerza y el amor de la oración, perderán la capacidad de discernir, pensar y reflexionar con sabiduría, porque esta capacidad no proviene de la mente humana, sino de un don espiritual.
Si dejaran de orar, perderán la fuerza de servir, porque la capacidad de servir no viene de una potencialidad humana, sino de una fortaleza interior.
Si dejaran de orar, perderán el sentido de amar al prójimo y de vivir en comunidad, porque la esencia de la vida grupal, la posibilidad de amar, comprender, soportar y perdonar al prójimo, no viene de una capacidad humana, sino de una conexión de las almas con el Amor de Dios.
Por eso, no descuiden a lo que es la fuente de la vida y lo que le dará sentido a sus vidas.
La oración, hijos Míos, es la única cosa necesaria.
Les agradezco por estar Conmigo y por buscar Mi Gracia y Mi Paz en oración.
Los bendice,
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Como Madre de las culturas, Madre de las naciones, Madre de todos los pueblos, Madre de todos los Reinos, Madre de las montañas, Madre de las aguas, Madre de la naturaleza, vengo a su encuentro, hijos Míos, para establecer Mi Paz en los corazones de los que sufren por no encontrar su lugar y su propósito en el mundo.
Vengo por los pueblos que fueron forzados a abandonar sus tierras y, con ellas, su historia, su cultura, su propósito espiritual, y que hoy luchan por encontrar en sí la fortaleza que les permite permanecer en la vida con un sentido humano e interior.
Vengo como la Señora de la Paz, la Señora de la Luz de Roraima, porque desde este Sagrado Tepui irradio la Luz al mundo y sobre todo a los Reinos de la Naturaleza.
En el interior de Roraima, su Madre Celestial encuentra morada, silencio, reparación y restauración de la vida.
En el interior de Roraima, su Madre Divina tiene Su Recinto Interno, desde donde intercede por el don de la vida para todas las criaturas.
Desde el interior de Roraima, oro constantemente, en unidad con seres de luz, bienaventurados de Dios, que permanecieron en espíritu y consciencia en el planeta para auxiliar a la evolución humana hasta que la humanidad despierte su potencial y pueda ser capaz de sustentar este mundo por sí misma, con grados de amor, unidad y fraternidad verdaderos.
La Luz silenciosa de Roraima sigue sustentando gran parte del planeta y sobre todo de las Américas. Su canal de intercesión concede a los seres la posibilidad de reencontrar a Dios y a toda la naturaleza la restauración y la renovación de su esencia primordial y original.
Desde el corazón silencioso de Roraima, su Madre Divina sustenta el don de la consagración de las almas e intercede incesantemente por los que aspiran a encontrar a Dios. Y cuando les hablo de consagración, no hablo solo de la consagración religiosa, sino de la consagración de la consciencia, del corazón, que puede ser vivida en todas las culturas, en todos los pueblos, en todas las religiones que buscan, de forma sincera, el Amor y la Verdad del Padre.
Desde el corazón silencioso de Roraima, su Madre Divina ora por la consagración de la Tierra y sus criaturas, y hoy les vengo a pedir que Me acompañen en esta misión de irradiar la Luz de Roraima al mundo, a través de la fundación y de la manifestación del Centro Mariano Luz de Roraima, que deberá erguir su casa de oración en medio de la naturaleza de este lugar sagrado, desde donde clamará e intercederá junto a Mí por toda la vida, por todos los Reinos, por todos los pueblos.
Es primordial, hijos Míos, y hasta les diría urgente, que el Centro Mariano Luz de Roraima esté con sus portales abiertos a las almas, creando un puente entre la vida interior de la Tierra, la vida de superficie y la vida inmaterial y espiritual.
Así como su Madre Divina encuentra morada en el interior del Monte Roraima, construirá la contraparte física de esta morada en el corazón de la Comunidad-Luz Flor del Sagrado Tepui de Roraima, para que su Centro de Luz sea irradiado al mundo entero.
Que aquí los pueblos originarios encuentren no solo alivio, sino también reparación, restauración e inspiración espiritual.
Que aquí reencuentren su propósito y la fortaleza interior para que no se pierdan.
Que aquí los Reinos de la Naturaleza encuentren paz y sustentación interna para seguir su camino evolutivo siempre en ascensión.
Que aquí la vida consagrada encuentre el Agua de Vida para nutrir su propósito interior.
Yo estaré unida y agradecida a cada hijo Mío que ayude a construir las bases de este sagrado recinto de Luz, Luz de Roraima.
Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Yo Soy la Rosa Mística, la Rosa de la Paz, Aquella que trae en Su Corazón la Pureza Inmaculada, para que las almas reencuentren el propósito de su existencia y vuelvan a encender sus esencias, para que reine la paz en su interior.
Yo Soy la Mujer vestida de Sol, Aquella que carga en Sus Brazos no solo a uno de Sus hijos, sino a cada uno de ellos, para que esté protegido y amparado en su camino de evolución.
Hijos Míos, a pesar de que el desierto espiritual de la humanidad llegó a su fin, eso no significa que también llegó al fin del ciclo de pruebas y definiciones que muchos viven con intensidad. Las pruebas y las definiciones de las almas acompañarán la evolución humana hasta el fin de sus días, hasta la concreción del Proyecto de Amor del Creador.
Sin embargo, hijos Míos, no dejen que sus seres desfallezcan o desistan ante las adversidades. Antes, sigan ofreciendo a Dios la trascendencia de cada desafío, la superación de cada día y, aun cuando no sean capaces de vencerse a sí mismos, entréguenme sus debilidades y miserias, porque Yo, como su Madre Celestial, los ayudaré a recomenzar y a reerguirse una vez más de donde cayeron.
Este sí es un tiempo de grandes pruebas y definiciones, pero la Ley dicta, hijos Míos, que, con la misma intensidad de la oscuridad que los asedia, sea la Luz que los guía y los transforma, que los impulsa y los eleva.
Por eso, no se desesperen ante el caos del mundo, ante la cruz de estos tiempos, sino vuelvan su mirada hacia cielo, como hacia dentro de sí mismos, y podrán encontrar en sí, como en el firmamento, el Agua de Vida que necesitan para seguir adelante.
Sean Luz para el mundo a través de su persistencia. Estén en Dios y busquen a su Creador con fe.
Y, cuando ya no tengan fuerzas, solo miren a su lado y Me encontrarán, así como Mi Hijo Me encontró en cada caída con la Cruz. Mírenme a los Ojos y vean, hijos Míos, que estoy aquí.
Que se levanten los que cayeron y retomen su cruz. Aún deben caminar, pues mucho está por venir.
Yo siempre los acompañaré.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Como un nuevo Sol, vengo, hijos Míos, a manifestar y cumplir una Voluntad de Dios, una Ley Superior, de estar al lado de Mis hijos en el fin del fin de los tiempos, hasta la consumación de su entrega en la cruz del mundo, la cruz planetaria.
Yo Soy Aquella que silenciosamente acompaña sus pasos, pero que siempre está pronta para emitir una palabra de aliento, de guía, de fortaleza y de amparo, para que Mis hijos no desistan de caminar cuando encuentren piedras y tantos otros obstáculos en esta ardua trayectoria de la transformación y de la trascendencia de la condición humana.
En este 8 de agosto, hijos Míos, una etapa finaliza en sus vidas, como en toda la humanidad. Es el fin del desierto y de los cuarenta ciclos de pruebas que anteceden a los tiempos finales.
Ahora, y por tres años más, sus corazones estarán a tiempo de fortalecerse, entregarse y crecer en espíritu, en la constancia de una vida superior madura y silenciosa, para que puedan, finalmente, ser columnas que sustenten a la consciencia humana.
Ya no les hablo sobre ciclos de formación, sino de acción consciente, acción interior, oración y conexión con el Divino, silencio y búsqueda verdadera de la maduración de la consciencia en los grados del amor, siendo capaces de vivir por sí mismos el perdón, la reconciliación y la manifestación de la Gracia y de la Unidad que tanto esperan ver plasmadas en la consciencia humana.
Durante este próximo ciclo, acompañaré a sus corazones, como acompañé cada paso de Mi Hijo, porque para eso fue creada Mi Consciencia, para estar al lado de las criaturas de Dios hasta la consumación de su oferta, de la trascendencia de su condición humana, del viejo al nuevo hombre.
Es tiempo de que sean conocedores de las Leyes Universales, pero no de forma superficial, sino atenta y verdadera, siendo capaces de ver esas Leyes manifestadas en sus vidas, para que sepan actuar en consonancia con el Propósito Divino.
Es solo cuando comprendan las Leyes y los Rayos Divinos de forma verdadera y los vivan, que la Jerarquía Espiritual le podrá conceder a la humanidad la autonomía de un nuevo paso y mayores grados de responsabilidad para con el planeta y su evolución.
Hasta entonces, hijos, vivan con mayor madurez su camino interior y estén en el mundo sin ser del mundo. No permitan que las aspiraciones superficiales de la vida humana se apoderen de sus corazones ni de su tiempo terrestre. Den tiempo y valor a lo que tiene valor real en la vida del espíritu, y así percibirán lo que les quiero transmitir y por qué aún estaré aquí, a su lado.
Yo los aguardo en oración.
Los bendice,
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Regocija tu corazón en Mi Fuente de Paz y bebe de Mi Presencia, hija Mía.
Una vez más, vengo a fortalecer tu corazón y a disipar todos los miedos y engaños, con la Fuente Sublime de Mi Luz Inmaculada.
Aleja de tu corazón toda duda que el enemigo siembra día a día en el interior de las almas que aspiran a servir a Dios.
Concentra tu consciencia en el Propósito que el Creador ya le reveló a tu espíritu: serás la última en ingresar a Mi Reino, hija Mía, porque debes acompañar a las almas hasta el fin de tus días, y Yo estaré contigo en esta misión de amor por la consciencia humana.
Atraviesa con firmeza estos tiempos, con la misma firmeza con la que cruzaste el desierto, que a través de este retiro llegó a su fin. Tu espíritu seguirá siendo forjado en el fuego del compromiso con el Divino, pero ahora es el momento de que el crecimiento espiritual vuelva a encenderse en el servicio a las almas y en la oración.
La alianza que el Padre te ofreció siempre fue mayor que tu pequeño dedo; pero ahora, hija, coloca tus manos en donación y entrega, y el Creador suplirá los espacios que faltan para que este compromiso quepa perfectamente en tus posibilidades.
Cada día te mostraré el camino. Tu Señor está a tu lado. Mi Amado Esposo, con Sus servidores incansables de los mundos sutiles, también te espera. El Consejo Crístico del planeta clama por el despertar de los servidores y, más que eso, por la entrega incondicional.
Yo te bendigo.
Tu Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hija Mía:
Siempre que un alma ora de corazón y en contrición interior, Yo estoy allí, recogiendo los frutos de su oferta para llevarlos como intercesión a los Pies del Padre Celestial.
Aunque no Me vean, Mi Mirada está sobre los Míos.
Aunque no Me sientan, Mi Corazón los envuelve con Amor y Compasión.
Aunque no Me escuchen, Mi Dulce Voz siempre pronunciará palabras de Amor, que podrán ser captadas en el silencio del corazón que se abre y podrán ser traducidas en paz, fortaleza interior y fe.
Cuando les indico un día y una hora para estar con ustedes, no significa que en todos los demás momentos estaré ausente. Solo les enseño cómo estar en todos los momentos de la vida, hijos Míos.
Cuando les digo el día y la hora de encontrarme, sus corazones se llenan de fe y de alegría, de esperanza y de fervor, y sus oraciones generan potentes canales de Luz que alivian al mundo de la oscuridad que lo rodea.
Ya llegó el tiempo de que aprendan a estar con esa actitud en todos los momentos de oración, que aprendan a dar importancia y valor a toda oportunidad de orar y clamar, porque las almas están distraídas y el mundo está cada vez más sumergido en la oscuridad que las ciega.
Por eso, hijos Míos, una vez más marco un día y una hora para estar con ustedes, para que retomen en su interior la capacidad de interceder por el mundo.
No vengo por los méritos de las almas. Vengo por la necesidad del planeta y por el potencial de sus corazones. Y eso fue lo que le presenté al Padre para volver a encender Mis Centros Marianos en el fervor de la oración unida a Mi Presencia consciente.
Por eso, cada día eleven más sus voces y sus rosarios en oración. Que Mi Presencia les hable sobre la urgencia de estos tiempos.
Yo los bendigo y los protejo.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hija Mía:
Retoma Mi Ley, vuelve tu confianza hacia Mi Amor Maternal; para que, en este tiempo de caos, Mi Inmaculado Corazón mantenga abierta la Puerta de la Paz al mundo.
Conozco los temores más profundos de tu corazón, conozco tu necesidad de soledad y alivio, pero es tiempo de servicio, de entrega y de sacrificio. Es tiempo de colocar la propia vida a los Pies del Creador y de hacerlo con la sinceridad del alma, por todos aquellos que no fueron capaces de hacerlo.
Lee la tabla de la Ley que hoy Yo te muestro. Estos son los Designios de Dios; porque, así como lo anunció Mi Hijo, aún no es el tiempo ni la hora de dejar a la humanidad sola en el caos del mundo.
El día 8 de agosto, los Tres Sagrados Corazones volverán a aparecer unidos, para apaciguar a las almas y volver a colocar a los corazones en la Fuente de la Misericordia y de la Paz, que muchos perdieron en este tiempo. Así, conocerán la Misericordia Divina y comprenderán, hijos Míos, que, aun en tiempos de justicia, la Misericordia se derrama sobre las almas que la buscan.
El Señor les dirá lo que más quiere de cada uno de ustedes; por eso, perseveren. No es tiempo de bajar los brazos; es tiempo de caminar con pasos firmes y decididos.
Reciban Mi amparo y aguárdenme siempre en oración.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
Desde el principio de sus vidas, en la manifestación de sus esencias en el Universo, el Propósito de Dios y Su Pensamiento perfecto ya se diseñaron para cada uno de ustedes.
Cada ser de esta Tierra, y también de más allá de ella, tiene una misión única trazada por Dios para que, a través de su cumplimiento, no solo se cumpla el Plan de su Creador, sino que Su vasta Creación, de ciclos en ciclos, se pueda recrear y renovar con base en nuevos y mayores grados de Amor.
Cada esencia porta en sí un don único del Espíritu de Dios, una virtud que la torna única en la Creación y especial para Dios, con su lugar guardado en Su Sagrado Corazón.
Esa virtud es como una nota musical dentro de una gran melodía celestial. Sin ella, la melodía no estará completa. Esa nota está en el acorde que le corresponde, con otras notas que la complementan. Esa nota está en la melodía perfecta, en el tiempo perfecto para que, al sonar su tono, una nueva puerta se abra para toda la Vida.
Les digo esto, hijos Míos, para que comprendan que nada termina. Los ciclos no significan un fin, sino un nuevo escalón de una escalada infinita que se viene diseñando en sus vidas desde el principio de su creación, desde el principio de la creación de la Vida misma.
La evolución de los seres se construye paso a paso, desde la creación de su consciencia. Y, si bien su misión es la misma, se profundiza y se perfecciona para que, a través de ella, algo mayor se pueda construir.
Cada consciencia, al ser creada, recibe un linaje para expresar y, vida tras vida, en la Tierra o más allá de ella, ese linaje se cumple y se manifiesta, más o menos intensamente, según el despertar de la consciencia.
Los seres que se conocen como visionarios, manifiestan este linaje desde el principio de su existencia, porque su misión es ver más allá de las dimensiones y comunicar la Voluntad de Dios, captada y percibida, a todas las criaturas.
Existen diferentes expresiones de este linaje espiritual, lo que no significa que sean mejores o peores unas de las otras, sino que están solo en diferentes grados de desarrollo, según la Voluntad de Dios y la misión de cada consciencia.
Desde su vida universal y cósmica hasta su experiencia en la Tierra, un visionario viene profundizando no solo en su capacidad de percibir las dimensiones, sino, sobre todo, de amarlas, amar lo que percibe, amar lo que trasmite y a quién lo trasmite, y cada día hacerlo más profunda y verdaderamente.
Cada etapa de la evolución de un visionario lo invita a profundizar no solo en su percepción, sino en sus grados de amor y de humildad. Y, muchas veces, un ciclo que se cierra significa un nuevo ciclo más profundo que se abre.
Cuando los Mensajeros Divinos comienzan una etapa de recogimiento, eso significa, hijos Míos, no solo que el visionario debe comenzar a profundizar en su misión e ingresar en esferas más sutiles y desconocidas, que se revelan en la soledad de su corazón. Significa también que todos los que comparten lo que es trasmitido por Dios, deben comenzar un ciclo de profundización y síntesis interior.
Una nota no puede sola recoger una melodía entera dentro de una canción. Toda la canción se recoge con ella, se profundiza en sus silencios para que, entonces, se pueda intensificar en un próximo momento de esa gran melodía.
De esa forma, les explico que este es un ciclo de revelaciones, que no deben ser solo escuchadas, sino también profundizadas. Después de ese ciclo, cuando comencemos a recogernos, vendrá un gran silencio, momento en el que Nuestra Voz debe resonar dentro de cada uno de ustedes.
Ese eco debe ingresar en su consciencia, en sus células y átomos, haciendo resonar dentro de cada uno la experiencia de las Leyes superiores, la experiencia y la vivencia de todo lo que les dijimos a lo largo de los años. Porque es a través de la profundidad de ese silencio que se construirá en ustedes la fortaleza que los hará dignos, no solo de sustentar a este planeta, sino también de reconstruirlo a partir de los Recintos Sagrados que, poco a poco, les son revelados.
Vivan cada ciclo con el espíritu pleno de gratitud, con el corazón pronto para un nuevo paso aún mayor. De esa forma, hijos Míos, Nuestro silencio no será para ustedes motivo de decaimiento, sino de elevación.
Tomo este tiempo para que comprendan que la evolución es una eterna ascensión, y que esa Ley se cumple más allá de las apariencias y de la pequeña comprensión humana.
Vivan cada etapa siempre mirando hacia lo Alto, y allí estará el Propósito de Dios guiando sus vidas.
Yo los amo y estoy con ustedes en cada instante.
Mi Corazón, desde el nacimiento de Cristo hasta la Cruz, hijos Míos, siempre se mantuvo silencioso y no por eso dejé de sentir y de vivir cada instante de la vida de Cristo. Compartí con Él cada experiencia, cada aprendizaje, cada salto a lo desconocido, cada desafío superado, y es eso lo que hoy hago con cada uno de ustedes.
Por eso, confíen en Mi verbo de Amor y, más que eso, confíen en Mi silencio misterioso y consolador, porque es allí en donde sustento su cruz.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder con amor a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Desde el principio de la manifestación de la vida, hijos Míos, en el Pensamiento más puro y profundo de Dios, cuando Él gestaba el Proyecto de esta humanidad, allí estaba contemplada la existencia de los pueblos originarios. Pueblos así llamados no solo porque dieron origen a las civilizaciones de este mundo, sino porque desde el Origen de la vida fueron pensados por Dios para mantener la unión entre el Cielo y la Tierra, la unión entre todos los Reinos de la Naturaleza, la unión entre la superficie del planeta y los mundos sutiles.
Los pueblos originarios son aquellos, hijos amados, pensados por Dios para ser los Porteros de los mundos sublimes, de las realidades superiores, en donde lo sagrado habita, en donde los seres son invitados a retornar a su Origen en las Fuentes Celestiales.
Es de esa forma que, desde el inicio de la humanidad y hasta los días actuales, la Jerarquía Divina impulsa a los pueblos originarios para que reencuentren su pureza y retornen al Propósito que Dios manifestó para sus vidas en el principio.
Al crear este planeta y cada ser de esta Tierra, portador de una partícula de la esencia divina, su Padre Celestial creó no solo a los Reinos, a los elementos y al hombre, fruto del barro consagrado por Su Divino Soplo. Dios también creó realidades sutiles, invisibles a los ojos humanos que no buscan con sinceridad lo sagrado en sus vidas.
Estos mundos sutiles mantienen el Propósito Divino dentro del planeta. En ellos se vive en comunión con todos los tipos de vida. En ellos, las dimensiones se unen y no hay peligro, porque los que ingresan allí viven puros de corazón y de espíritu y solo aspiran a cumplir la Voluntad y el Propósito Divino.
Los que ingresan en esos mundos sutiles, hijos Míos, ya fueron despojados de sus voluntades personales y de su condición humana de impurezas y de degeneración. De esta forma, sus corazones encuentran el camino para expresar la pureza y la unidad con lo Divino.
Esos mundos sutiles son resguardados por la naturaleza, por su fortaleza, belleza y armonía. Y, en lo invisible de los lagos, de los mares, de los desiertos y montañas se ocultan no solo para sustentar al planeta, sino para que, a través de la grandeza de la expresión de la naturaleza, los que allí lleguen puedan sentir que allí habita algo más; que un sagrado misterio allí se oculta, es como si el Cielo estuviera más próximo de los hombres, y Dios pudiera expresarse.
A lo largo de los tiempos y de la historia de la humanidad, muchos fueron los pueblos que pudieron ingresar, con todo lo que son, en estos mundos sutiles porque, mientras la humanidad en otras partes de la Tierra perdía su propósito, estos pueblos lo encontraban y profundizaban en él, no solo a través de la ciencia y de la sabiduría, sino sobre todo, a través del amor a lo sagrado, a lo divino y al respeto por la vida y por la naturaleza.
Estas fueron las llaves que hicieron que dichos pueblos vivieran la ciencia de la Transfiguración. Y tal como Mi Hijo les reveló una vez, un día, en el Monte Tabor, también ellos pudieron reconocer su verdadera faz, iluminar sus células y átomos, y hacer que no solo el corazón y la consciencia vibrarán en otro nivel más elevado, sino también su parte más material; esa que hoy parece tan densa, y que en tiempos remotos se elevó y se transfiguró.
A través de la simplicidad del corazón, los pueblos originarios descubrieron que la misma esencia solar que contemplaban y adoraban en el cielo infinito, habitaba en su interior. Y, de esa forma, vivieron una unión profunda con Dios, así como pudieron comprenderlo.
Al iluminar sus células y átomos, y al dejarse permear por la luz de sus almas, estos pueblos alcanzaron la misma vibración de los mundos sutiles y así pudieron no solo verlos, sino ingresar y participar de ellos, como representantes de la humanidad. Así se tornaron Guardianes y Porteros de esas dimensiones sutiles que hasta hoy se ocultan en el planeta.
Algunos de estos pueblos dejaron en la superficie rastros de su historia y de su vida y entonces desaparecieron. Pero otros, hijos Míos, jamás fueron conocidos por la humanidad.
Hoy su Madre Divina llega a este lugar, sagrado para el Cielo y para la Tierra, a revelarles una historia y, más que esto, para impulsar a sus almas a la búsqueda de la pureza y de lo sagrado.
Llegó el tiempo de develar los misterios ocultos en la historia de la humanidad, no solo para abandonar la ignorancia, sino sobre todo, hijos Míos, para abrazar la pureza y para que en el tiempo que llegará, cuando la Tierra sea elevada en su vibración y conducida a un nuevo tiempo, a una nueva realidad, sus corazones y sus espíritus estén prontos no solo para ver, sino para participar de esa vida sublime.
Busquen la pureza de sus corazones, busquen la unión con la vida y con la naturaleza. Y así, como hoy les revelo muchos misterios, otras verdades también les serán reveladas en sus corazones.
Yo los bendigo y les agradezco por llegar hasta aquí y por abrirse de corazón a las revelaciones que Dios les trae en este tiempo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Hoy vengo del Cielo uniendo las faces de la Rosa de la Paz y de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad para ofrecer al mundo lo que de más puro hay en Mi Corazón, aquello que Dios depositó en Mi Consciencia y en Mi Esencia al crearme parte de Su Parte, emanación y prolongamiento de Su Divino Espíritu.
Con esto, hijos Míos, preparo sus corazones para los tiempos que vendrán, porque en el año que llegará, sus espíritus deben estar fortalecidos en la humildad, plenos en el servicio, fundamentados en el sacrificio, confirmados en la entrega y renovados en el amor. Estas son las llaves que hoy les traigo, para que no solo soporten la transición de los tiempos, sino que sean triunfos en el Calvario, victoria en la cruz de estos tiempos.
Hoy, hijos amados, abro Mi Corazón y en él les doy a conocer la pureza del origen, la esencia de la vida, el Amor primero que impulsó a su Creador a manifestar la vida, para que así sean colmados por la verdadera esencia de la existencia, no solo de la humanidad, sino de toda la vida.
Hoy le digo que sus historias ya fueron escritas en el Pensamiento y en el Corazón de Dios desde el origen. El Creador contempla con ojos de compasión y de esperanza cada aprendizaje que viven, cada error y cada triunfo, cada paso y cada retroceso.
Todos los seres de la Tierra tienen en su camino opciones duales para escoger, porque este es el aprendizaje de este planeta, como de este Universo. Deben aprender a escoger la luz, el amor y la Voluntad Divina, a pesar de todos los estímulos e impulsos que los llevan a vivir lo contrario.
Todos los seres de este Universo, al tener sus esencias creadas, recibieron de los Arcángeles el Plan de Dios, el Plan perfecto del Creador para esta nueva vida. Y recibieron de los Señores de la Ley y de los Ángeles de la Justicia y de la Evolución Universal el camino que representaba lo opuesto a sus pasos evolutivos, el que está escrito no para ser vivido, sino para ser vencido
Eso es así, hijos Míos, porque anteriormente a la existencia de las criaturas materiales, anteriormente a sus vidas, incluso como esencias, en el principio de la Creación existían consciencias espirituales, universales y solares que, debido a sus errores, manifestaron la dualidad.
Este Universo, como consciencia viva y parte de la Creación Divina, debe revertir un error muy antiguo, que hoy, sus pequeñas mentes no son capaces de comprender, pero que aun así deben ser conscientes del triunfo que deben generar a través de la renovación del amor en sus esencias.
Su evolución, hijos Míos, es semejante a una amplia playa, en donde un simple grano de arena puede cambiar el destino de toda la vida que habita en ella. Misteriosamente, así es la evolución humana, y así deben comprender que el misterio que habita en sus esencias es tan inmenso, profundo y con un potencial de revertir los errores del pasado tan grande que sus corazones se pierden dentro de él y lo desconocen.
Hoy, hijos Míos, vengo a hablarles a sus almas, las que sí son capaces de comprender lo que les digo; las que saben que, a pesar de ser pequeñas, guardan en sí un puente hacia un Dios Eterno.
Con eso, solo quiero conducirlos a la comprensión de la amplitud de la vida, para que no permanezcan en lo que es pequeño y superficial en este ciclo que se presenta, sino para que ingresen en este año definitivo con consciencia, hijo Míos, consciencia de la responsabilidad que tienen ante la vida, no solo de este planeta, sino en este Universo y más allá de él.
Es por eso que hoy les entrego Mi Rosa de la Paz y la coloco en lo profundo de sus corazones. Hoy les entrego los dones de Mi Divina Concepción, para que todos despierten para lo que fueron creados, concebidos por el más profundo Amor Divino, y sean así consecuentes con la misión que Dios les entregó desde el principio.
Yo los amo. Con Mi Espíritu los bendigo y con Mi Corazón le agradezco por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Cuando el Creador pensó en el proyecto humano, contempló desde el principio la posibilidad de hacerse Él mismo criatura entre Sus criaturas.
Los seres humanos fueron creados, entre tantos seres y civilizaciones del Universo, para expresar algo que ninguno de ellos había expresado.
Fueron creados para unir las dimensiones, para expresar el amor que supera los límites de toda la existencia y que permite que los seres se unan a Dios. Fueron creados para expresar la semejanza esencial con el Padre de toda la vida.
El propósito humano es grandioso y es por eso, hijos Míos, que no se alcanza simplemente, a pesar de que todo se pueda dar con el despertar de la consciencia y la firme decisión de amar sin condiciones y de entregar todo por ese propósito de profundizar los misterios divinos en el propio corazón, como en el Cosmos infinito.
Vivir el potencial humano parece algo imposible, porque la mayoría de los seres no se abrió para experimentar verdaderamente el Amor de Dios, que son capaces de encontrar y de sentir dentro de sí mismos.
Yo les enseñé a orar para que, de esa forma, cruzaran las puertas del propio corazón y, poco a poco, descubrieran la posibilidad de unirse a Dios, de sentirlo y de vivirlo.
Cuando un ser vive verdaderamente el Amor a Dios, hijos Míos, aunque sea por un instante, esto es suficiente para llevarlo a comprender que todo sacrificio, esfuerzo, o renuncia de las cosas del mundo y de las ilusiones humanas es poco para alcanzar la Eternidad dentro de este Amor Divino.
Sabiendo Dios que Sus hijos estaban perdidos en su evolución y que cada vez se distanciaban más de su propósito y de su verdad, y para no permitir que la humanidad nuevamente se perdiera como tantas otras veces sucedió, su Padre Creador decidió Él mismo venir al mundo y mostrarles el camino.
Tan inmenso y misericordioso fue el impulso de Dios para la humanidad, impulso nunca antes dado a ninguna criatura en el Cielo ni en la Tierra, que toda la existencia colocó sus ojos, su corazón y su esperanza en este mundo.
Misterio entre misterios es la evolución de los hombres, hijos amados, donde los errores del pasado y la historia de antiguas consciencias universales se detienen para que se inicie una historia de redención y la revelación del Amor de Dios para toda la vida.
Aún ningún ser de la Tierra fue capaz de comprenderse a sí mismo y de profundizar, estando en vida, tanto en su origen como en el verdadero potencial de su esencia. Todos aquellos que recibieron de Dios la posibilidad de vivir la experiencia del Amor en este mundo, solo después de esta vida fueron capaces de percibir la oportunidad que recibieron.
Pero hoy, hijos Míos, ustedes son llamados a vivir el mayor milagro de este y de todos los tiempos, el milagro del despertar de la consciencia, el milagro de la unión de los tiempos, el milagro de comprender lo que fueron antes de llegar a este mundo y cuál es la esencia y el propósito de sus vidas. Son llamados a vivir el milagro de la Ciencia y de la Sabiduría Divina para comunicar al mundo Su Verdad, no solo con el verbo, sino sobre todo con la propia vida.
Hace más de dos mil años, a pedido de su Creador, reuní a los discípulos y compañeros de Cristo para que el Espíritu Consolador vertiera, sobre ellos, Lenguas de Fuego. Su misión era anunciar la Buena Nueva de la llegada del Mesías y plasmar en la consciencia y en la historia de la humanidad la presencia y el ejemplo de Dios entre los hombres.
Hoy los reúno para que el Espíritu Consolador les dé fortaleza, despierte en ustedes el Don de la Ciencia, que se convierte en sabiduría y discernimiento. La ciencia para despertar, hijos amados, la ciencia para saber cómo actuar y cómo hacerse responsables no solo por la propia redención, sino por la sustentación de este mundo en transición.
En cuanto Mis últimas palabras resuenan en el mundo, Yo les derramo Gracias en medio de la Justicia, les traigo Dones entre las correcciones, porque es necesario que sean corregidos, pero también es necesario que despierten y cumplan el Propósito de Dios.
Así como el Creador vino al mundo cuando la humanidad estaba perdiendo su propósito y les mostró el Camino, la Verdad y la Vida, hijos Míos, Él vendrá nuevamente, a mostrarles la revelación de Amor dentro del caos, a mostrarles el despertar de la Verdad en el ápice de la ilusión del sufrimiento humano. Vendrá para que sepan cómo unir los tiempos y las dimensiones y así lo hagan no solo en este mundo, sino en toda la Creación, porque no solo la Tierra necesita de redención, toda la vida debe aprender a retornar a Dios, y esto acontecerá a través de la plenitud de sus vidas y de la expresión de lo que verdaderamente son.
Yo los amo, los bendigo y, con la profunda humildad de Mi Inmaculado Corazón, les agradezco, para que ustedes aprendan que a través de la gratitud el Cielo se abre y el Creador toca todos los corazones del mundo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Desde el principio de la vida, cuando la Creación aún era un sentir en lo profundo del Corazón de Dios, su Padre Celestial ya manifestaba los principios de la Cura y de la Redención, Dones que provienen de Su Amor por todo lo que en Su interior estaba siendo gestado.
El Creador sabía, hijos Míos, que enviando a Sus hijos para aprender, experimentar y crecer entre las dimensiones, precisaría crear también las formas con las que ellos pudieran retornar a Su Corazón.
Por eso, al manifestar la vida, las dimensiones y todas las formas para que los seres pudieran evolucionar, su Señor también diseñó en su camino el retorno hacia su Sagrado e Infinito Corazón. Por eso, colmó a los corazones de los hombres de dones ocultos, y colmó al planeta, en el cual habitan, de espacios sagrados, también ocultos, espacios que guardan en sí los Dones de Dios, los frutos de Su Amor que permiten a las criaturas retornar al Corazón del Padre Celestial.
Aurora, hijos amados, no es solo un lugar de paz. Aurora es una Consciencia de Cura y de Redención en la cual sus corazones pueden vivir para retornar a Dios. Aurora surgió del Corazón de su Creador, antes aun de que sus vidas fueran manifestadas.
Contemplando los desafíos del planeta y los velos que estarían cubriendo los ojos de Sus hijos, impidiendo que pudieran ver y saber quiénes verdaderamente son, el Creador manifestó la Consciencia de Aurora; Consciencia que los ampara en Sí, como el vientre de una madre ampara a sus hijos. Todo cuanto necesitan Aurora les da; dentro de Su Corazón los velos se rasgan para que puedan contemplar la verdad sobre sí mismos.
Aurora, hijos Míos, les revela su condición humana más impura, para que primero conozcan las heridas que deben curar, sepan dónde está lo que debe ser transformado. Pero entonces, del Corazón de Aurora surge el bálsamo que los auxilia, que cicatriza lo que estaba abierto, que cura hasta lo más profundo de sus seres, libera lo que estaba impuro y los prepara para que, a través de su entrega y servicio, la Consciencia de Aurora se expanda y llegue a los cuatro puntos de este mundo.
Contemplen, hijos amados, la Consciencia de Aurora en su interior, pero también siéntanse insertos en ella. En su corazón, toda la vida encuentra Cura y Redención, para descubrir la verdad sobre sí y, así, retornar a Dios.
Abran sus corazones, para que no solo este lugar exprese Aurora, sino que también sus vidas y este planeta sean frutos de los Dones que su Creador depositó en el interior de Aurora.
Así como este lugar es sagrado, todo el planeta es sagrado, queridos hijos, pero para reconocer los misterios de Dios en el planeta que los acoge, primero los deben vivir en sí mismos. Para que se rasguen los velos que cubren lo sagrado que hay en el mundo, primero deben rasgarse los velos que cubren sus propios ojos.
Dejen que las manos de Aurora se extiendan delante de sus rostros y retiren los velos que los tornaban ciegos, para que puedan ver, sentir, experimentar y vivir quiénes son y, más que eso, cuál es el propósito de esta vida.
Todo lo que les digo está impregnado de una verdad profunda e interior, verdad que pueden conocer a través de la entrega y de la rendición de sus vidas.
Para vivir Aurora, se deben rendir ante Dios y clamar por Sus Dones, por los Dones que Él les entregó por medio de los lugares sagrados que se ocultan en este mundo y en toda la Creación.
Ha llegado el Tiempo de Dios, hijos amados. Tiempo en el que no solo el caos se cumplirá como estaba previsto, sino que la redención también se cumplirá.
Con Mis palabras los llevo a vivir las Escrituras, los llevo a ser profecías vivas, porque es a través de ustedes que todo se cumplirá.
Yo los llevo en Mis brazos hacia el desierto, porque aún no saben quiénes son. Llegará el momento en que, habiendo cruzado ese desierto, les mostraré en el horizonte la Verdad de Dios, y descubrirán, hijos Míos, que pueden no solo estar en Mis brazos, sino que pueden caminar Conmigo, rumbo a la Tierra Prometida.
Después del desierto, les mostraré la Nueva y Eterna Jerusalén que está en el Cielo como en la Tierra y, como dos realidades que se unen en una sola, la Tierra Prometida emergerá y todo se cumplirá. Todos sabrán quiénes son, todo se tornará más claro y lo que antes pesaba en sus corazones, como dudas y temores, se disipará.
De Aurora surgirán luces, luces de una nueva vida, y del Cielo también descenderán a la Tierra los principios de la Nueva Humanidad. Este será el Reino de Dios, hijos amados; un Reino siempre presente, sin embargo solo revelado a los hijos del Supremo, los que se saben Sus compañeros y frutos de Su Amor.
Que Mis palabras resuenen en su interior, no solo como una promesa, sino como una verdad que los lleva a clamarle a Aurora para que la cura acontezca y la redención se realice, para que sus ojos sean dignos de ver y sus corazones sean dignos de sentir todo lo que hoy Yo les dijo.
Yo los bendigo con el poder de Aurora y la Gracia del Espíritu de Dios.
Yo los amo y les agradezco por venir a Mi encuentro con el corazón.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Mientras el mundo y las naciones se envuelven con el caos, hijos Míos, Yo los llamo a ingresar a Mi Corazón y encontrar la paz. Yo los llamo a cruzar los umbrales de la indiferencia humana que existen dentro de sí mismos, como en todo el planeta. Los llamo a perder el miedo de lo que es verdadero y desconocido para que, así, puedan mirar hacia el propio interior y encontrar lo que verdaderamente son.
Que puedan contemplar el infinito y saber que ese mismo infinito habita en su interior. Y así, como las estrellas guardan en su brillo un gran misterio que parece estar distante de sus vidas, así también, en su interior hay una esencia divina, cuyo brillo, hijos Míos, guarda no solo los misterios sobre ustedes mismos, sino sobre toda la vida, sobre el Plan y el Pensamiento perfecto de Dios para la humanidad y para todas las criaturas.
A pesar de todos los conflictos y sufrimientos, a pesar de todos los estímulos que día a día ustedes reciben para padecer, para perder la esperanza, para vivir la indignación y sentir el dolor de la injusticia, Yo hoy los llamo a estar más allá de todas las apariencias y encontrar lo que es verdadero, a pesar de que casi siempre estuvo oculto a los ojos humanos.
En estos tiempos, hijos Míos, nada más les será oculto, y en sus corazones pueden develar los misterios y dones divinos, pueden descubrir sus verdaderas potencialidades, pueden saber para qué fueron creados, cuál es el propósito de sus vidas; propósito que está más allá de la vivencia del perdón y de la redención, y que se guarda en la expresión y en la manifestación del amor, en aquello que el Amor Crístico despierta en ustedes y en todo.
Estos son tiempos de ser conscientes de la urgencia del planeta, de saber y percibir que el caos anuncia el Apocalipsis, y las Leyes que se cumplen y manifiestan lo que estaba escrito. Pero también es tiempo de saber cuál es la forma correcta de lidiar con la situación planetaria, y esto, hijos amados, no está escrito en ningún Libro Sagrado, porque es parte de la Revelación de estos tiempos; es parte de lo que deben vivir y experimentar en esta etapa evolutiva de la humanidad, y que no estuvieron prontos para vivirlo y conocerlo en otros tiempos.
Las llaves para cruzar los umbrales que los separan de la Verdad y que dividen los ciclos del viejo y del nuevo hombre se encuentran en Nuestras palabras; se encuentran en el estado en el que el Verbo Divino los coloca.
Por eso, no solo escuchen lo que les decimos, sino déjense elevar. Profundicen y busquen en el interior aquello que solo el silencio es capaz de mostrarles y, con esta fortaleza, estarán prontos para profundizar en el propio interior.
Es orando y uniendo el propio corazón a Dios y a los Mensajeros Divinos que podrán ser dignos de conocer lo que los hace semejantes a su Creador. Y de esa forma, hijos Míos, escribirán con sus vidas el Evangelio de estos tiempos; el Evangelio que es la concreción del fin, pero también, el principio de lo nuevo.
Les dejo Mis bendiciones para que estén más allá de todo conflicto interno o externo; para que estén guardados en Mi Corazón y, elevando el propio espíritu, puedan auxiliar a la humanidad a liberarse también de las amarras de la esclavitud de la ignorancia y de la ilusión.
Yo los amo, los amparo y con Mi Amor los guío para que estén en Dios.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Como Nuestra Señora de Chiquinquirá vengo, hijos, a colocar a esta nación bajo Mi manto y dentro de Mi Inmaculado Corazón. Vengo a tenderles Mis brazos y a abrir los caminos para que Mis hijos estén más próximos a Mí, resguardados en Mi regazo e inspirados por Mi Corazón.
Vengo en un tiempo en el cual muchas naciones agonizan y colapsan por los estímulos del caos y por los frutos de su propia purificación, porque todo lo que antes estaba oculto, hoy sale a la luz y los espíritus no están preparados para sustentarse a sí mismos y a sus naciones, sin sucumbir a las tentaciones y a los impulsos humanos de rebeldía y de descontrol.
Hoy, hijos Míos, vengo a establecer la paz en sus corazones y a solo pedirles que oren. Oren con sus familias, formen grupos de oración en los cuales sus espíritus se fortalezcan y se ayuden mutuamente para llegar a Dios. Creen lazos de amor con el Creador, a través del verbo que se eleva al Cielo.
La oración, hijos amados, les traerá paz y traerá paz al mundo; resguardará lo sagrado que en él habita y permitirá que estos Recintos Sagrados puedan continuar auxiliando al planeta con su presencia y con su paz.
Colombia, hijos Míos, es una nación bendecida por Dios con los Reinos de la Naturaleza, los que hacen que todos los desequilibrios humanos puedan ser transmutados y liberados. De esa forma, a pesar de tantos conflictos, aún hay paz, mansedumbre y amor en los corazones de muchos de Mis hijos colombianos.
La oración y la devoción de su pueblo los trajeron hasta aquí, los levantaron en cada caída y los irguieron hacia Dios, a pesar de todos los abismos que cruzaron a lo largo de los años. Y hoy vengo para decirles, hijos, que la oración continuará siendo su sustento, pero, a medida de que las pruebas del planeta se tornen más agudas, mayor debe ser el tiempo que dediquen a la oración, más imbuidos deben estar de Dios, de Su Propósito, de Su Presencia, de Su Fortaleza y de Su Paz.
Creen, hijos amados, redes de oración por la paz, por el bien de las familias, por el rescate de los Reinos de la Naturaleza, por los espíritus y por los ángeles de las diferentes naciones de este mundo.
Los tiempos de prueba deben despertar en ustedes el espíritu misionero, para que cada día se sientan responsables por el establecimiento y el sustento del Plan y de la Voluntad Divina para este mundo.
Por todo lo que han vivido, hijos Míos, y cómo han perseverado en cada prueba, a través de la devoción, puedo llamarlos a dar un paso más en la oración, a definirse en el camino de la luz y no solo fortalecer a sus propias vidas y a su propia nación, sino también a otras vidas y a otras naciones, a través de la oración sincera.
Yo los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Cuando lloro por el mundo es para lavar con Mis lágrimas la indiferencia, y el desamor que ciegan a Mis hijos y que no les permiten ver la Verdad y el Reino de Dios.
Cuando lloro por el mundo es para que, con el dolor que siento en Mi Corazón, pueda aliviar el dolor que siente el Corazón de Cristo por ver al planeta, y al mal que se apodera de los corazones que Él tanto ama, desde el principio de la vida.
Mis lágrimas se vierten sobre el mundo como un río de piedad y de compasión. Las lágrimas de una madre por sus hijos curan, reparan y generan méritos para la salvación de las almas, por más pecadoras y perdidas que sean.
Por eso, hijos Míos, hoy, con Mis manos en oración, lavo Mi Rosario con lágrimas; lágrimas que buscan el despertar de la humanidad; lágrimas de ojos que ven una realidad que solo el Corazón de Dios puede alcanzar.
A través de la oración, hijos Míos, del despertar de la consciencia y de los sacrificios vividos por amor es que podrán curar a este mundo y secar las lágrimas que hoy vierte Mi Inmaculado Corazón en reparación de la Tierra.
Una vida infinita los aguarda. El Pensamiento y la Esencia de Dios aún aguardan manifestarse en el interior de los hombres.
Que la agonía que hoy viven tantas naciones los lleve a mirar hacia adentro y hacia arriba, a buscar la Verdad que se oculta en ustedes y a saber que, solo con ella, podrán superar estos tiempos, haciendo triunfar el amor y no fortaleciendo el odio y la indiferencia.
Luchen, hijos Míos, luchen por la paz, con el rosario entre sus manos y con el amor de sus corazones. Luchen, superando su condición humana e instituyendo la paz, como el mayor servicio que pueden prestar hoy a este herido planeta.
Mientras las consciencias de las naciones viven su pasión en este tiempo, ustedes sean imitadores de Mi Inmaculado Corazón.
Sustenten esta cruz en silencio, con la verdad de sus corazones. Sustenten esta cruz con la oración y venzan cada prueba a través de la fe y de la certeza de la Presencia Divina. Recuerden que, detrás de toda cruz, está la posibilidad de hacer triunfar un amor nuevo, de ver nacer el manantial de la Divina Misericordia.
Mi Corazón los observa, Mi Amor los ampara y constantemente los inspiro a que vivan el Propósito de Dios.
¡Oh, cuántas verdades y misterios aspiro a revelarles! Sin embargo el mayor de ellos, hijos amados, se encuentra dentro de ustedes mismos, y la revelación de este misterio nace en la superación y en la santidad de sus vidas.
Crean que el amor que nace en ustedes puede dar una nueva oportunidad al mundo, así como aconteció hace más de dos mil años.
Solo no sean indiferentes. Que no les falte la fe y la disposición para superarse y para vivir los misterios de la oración y del amor cada día.
Yo los amo y los inspiro a que sean verdaderos imitadores de Cristo y de María en estos tiempos.
Mi Inmaculado Corazón los ampara y con amor los bendigo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy reine la paz en sus corazones, hijos Míos, para que se aproximen a Dios y así se disuelvan sus inquietudes y miedos, sus abismos y angustias.
Que hoy reine la fe en sus almas y el amor en sus espíritus, para que sepan que cuando responden al llamado celestial, a pesar de todas las batallas, de todas las miserias, dudas y miedos, el Amor de Dios siempre triunfará.
Hoy vengo con el rosario entre Mis manos a pedirles que sigan orando por este mundo. Mis ojos ven cosas que ustedes no pueden alcanzar, no podrían aceptar o creer y que suceden en la humanidad. Pero sus corazones y sus oraciones sí, hijos Míos, pueden llegar no solo a las almas perdidas, sino a situaciones profundas y desconocidas que tienen sus raíces en lo más interno de las consciencias de las naciones.
Ahora que ya aprendieron a estar en Mi Corazón, a amarme y a reconocerme como su Madre y Protectora, como Aquella que acompaña no solo la cruz de Cristo, sino la cruz de cada hijo de Dios, ahora, Mis amados, sean más conscientes de su misión Conmigo.
Que cada día los lleve a profundizar no sólo en la transformación y en la rendición de sus vidas, sino en su servicio a este planeta herido y a su humanidad enferma y carente de amor. Esto se logra a través de la oración cada vez más profunda, del canto cada vez más sincero, del servicio cada día más abnegado, de la entrega cada día más completa de sí mismos.
Tomen sus rosarios todos los días y oren Conmigo. Oren suplicando al Padre por este mundo, por aquello que sus ojos no pueden ver.
El Tiempo de Dios ya se aproxima a la Tierra y las promesas de un nuevo mundo, en donde el Reino de su Padre se expresa, ya se aproximan a su manifestación. Las promesas que unen en sí a todas las religiones verdaderas y que hacen que ellas se plenifiquen en una verdad única, ya se aproximan a su expresión, ya se tornarán vida.
Más antes de esto, hijos amados, el Libro del Apocalipsis y todo lo que fue retirado de él por las manos de los hombres, también se cumplirá.
Muchas pruebas duras y profundas tocarán la consciencia de las naciones como la de los hombres, y para hacer de cada uno de esos momentos verdaderos triunfos de Dios y no del caos, ustedes deben estar en permanente oración.
Es posible, hijos, vivir la cruz y hacer triunfar en ella a un Amor nuevo y a la Misericordia Divina; así como es posible vivir el Apocalipsis y el Armagedón y hacer de esto una confirmación de sus almas ante Dios, del potencial que hay en sus corazones, como Sus hijos.
Fueron creados para amar y para renovar el Amor, y esto sucede más allá de todas las circunstancias del mundo. Solo es necesario, hijos, orar de corazón, servir con amor, entregarse, estar en Dios, buscar al Padre cada día, en cada instante.
Mi Corazón en silencio los inspira, los conduce a este propósito y acompaña sus pasos. Mi Amor sustenta su cruz, Mi Gracia los auxilia en sus caídas, Mi Paz los renueva y los hace descubrir quiénes verdaderamente son.
Por esto, en este camino, oren, hijos Míos. Oren por el mundo, oren por la paz.
Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Sientan, hijos Míos, Mi Amor y Mi Paz, porque contemplo sus esfuerzos, sus dificultades y sus abismos más profundos, en los cuales hoy ingresa Mi Luz para que sus corazones encuentren la paz, el perdón y la redención de Dios.
Sientan, hijos Míos, Mi Gracia, porque contemplando su misión y la valentía de sus espíritus que, día a día, se levantan de las caídas e intentan no sucumbir a las tentaciones del mundo, derramo sobre ustedes una expiación divina. Que así, a través de Mi Gracia, reencuentren el camino para unirse a Dios y recobren la esperanza de trascender las propias miserias y de llegar al Corazón del Padre.
Mi corazón llega hoy al Centro Mariano del Niño Rey para enviar un mensaje al mundo, de que el auxilio llegará a aquellos que se esfuercen por transformarse y trascenderse, y mucho más allá de la oscuridad que habita en sus abismos internos, brillará la luz de sus esencias, porque Dios, con Sus propias Manos, abrirá los caminos, retirará los obstáculos y liberará a las tinieblas para que reconozcan que dentro de ustedes hay una verdad que está más allá de las apariencias y de las ilusiones.
Todos son puros a los Ojos de Dios y las manchas impresas en sus almas por el mundo y por las experiencias humanas podrán ser lavadas, curadas y limpiadas por la potencia de Mi Amor maternal.
Dejen que Mi Luz los toque, que Mi Paz los cure todas las veces que sea necesario, que Mi Amor los libere y les revele quiénes verdaderamente son.
Ustedes son Mis hijos, Mis pequeños y puros hijos, esencias que surgieron de Mi Vientre Creador, de la Fuente de Mi Pureza. Una parte de Mi Inmaculado Corazón habita en su interior. Por eso, hoy dejen que Yo Me revele en ustedes como una luz que ilumina a sus almas, como una alegría divina que brota de sus espíritus, como una nueva y divina esperanza.
Mi Corazón los abraza, Mi Amor los ampara, porque a través de ustedes auxilio al mundo. A través de sus esfuerzos puedo estar ante Dios con los méritos generados por sus vidas para interceder por las almas más perdidas, por aquellos que no conocen a Dios y que, día a día, se alejan de la pureza de sus esencias y de sus corazones. A través de sus vidas intercedo por la vida de este mundo, sobre todo de los niños y de los jóvenes que perdieron la esperanza de amar y de ser amados.
El futuro de la vida sobre la tierra se construye a través del esfuerzo de unos pocos. Por eso, hijos Míos, nunca se olviden de que, con cada esfuerzo que viven todos los días, Mi Corazón recupera a una esencia perdida, a un alma desamparada.
Su mayor servicio en estos tiempos es vivir en el Amor de Dios, es creer en el potencial de sus corazones de trascender todo el pasado vivido por ustedes y por sus familias para que, en nombre de la humanidad, anuncien la posibilidad del perdón y la Gracia de la redención.
Sus corazones son predilectos ante Dios. Sus esencias son puras a los Ojos del Padre. Encuentren hoy esa pureza en su interior.
Yo los amo, los acojo bajo Mi Manto y los amparo con la infinita gratitud de Mi Corazón.
¡Les agradezco!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En el principio, el Creador creó las esencias, manifestó las almas, las agrupó de acuerdo con su misión y las envió a cumplirla, más allá de las dimensiones, en la vida manifestada. Y las almas de Dios fueron por este vasto cosmos, experimentaron y aprendieron, muchas veces, perdiéndose del Propósito Divino, y otras, consiguiendo cumplir con la Voluntad de su Creador.
El tiempo pasó y la evolución se dio. Las almas de Dios aún siguen por este camino, como ovejas que pastan en los Jardines de la Creación. Ahora, hijos, su Padre Celestial llama a todas las almas por Él creadas. Su Voz resuena en los valles y en los montes del espíritu, en donde las almas pueden escucharlo y, con amor, reconocen Su llamado.
Una a una, las ovejas del Gran Pastor comienzan a congregarse y con sus pasos retornan a la Casa del Padre e inspiran a otras para que también retornen a Su Corazón.
Este es el tiempo de retornar a Dios; de reencontrarse espiritualmente con la misión que Él les encomendó; de entregarle todos los frutos recogidos en el camino para que, con ellos, el Padre les haga un Alimento nuevo.
Llegó el ciclo de una nueva vida y de un nuevo tiempo, en el que las ovejas son congregadas para fortalecerse, unas a otras, para la gran transición; pues les digo, hijos Míos, que es con el amor de cada uno de ustedes que se sustentarán y se fortalecerán para pasar por las pruebas que el planeta debe vivir en este tiempo.
A los Pies de Dios se congregarán sus almas, sin distinción, descubriendo la semejanza que se ocultaba en su interior. Se descubrirán hermanas en el espíritu y en el corazón. Descubrirán, sentirán y vivirán la única filiación divina que las vuelve frutos de un mismo Árbol Sagrado de la Creación.
Es a través del amor que se sumará en su interior, que recibirán el impulso para vivir el Amor de Dios y superarlo, renovando así la Creación Divina y dando inicio a una nueva vida, a un nuevo tiempo y a un nuevo Plan.
Les digo esto para reconozcan que el Amor Crístico nacerá y despertará por la unión de sus corazones, almas y espíritus en Dios. Llegó el ciclo de vivir más profundamente la unidad porque la Creación así lo necesita.
Que los velos que separaban a los hijos de Dios entre sí comiencen a caer y que los hombres perciban que las diferencias son solo expresiones de los caminos que cada alma recorrió, así como lo comprendió, para cumplir con su misión y vivir la Voluntad del Padre, aunque tantas veces se hayan perdido y hayan sido confundidos por los estímulos del mundo.
Ahora, que todos ya aprendieron lo suficiente para saber que solo el amor los hará retornar al Padre, es tiempo de vivir ese amor.
El planeta agoniza, hijos Míos, por la falta de amor y de paz en el corazón humano. Y es simplemente reconociéndose como hermanos y amándose unos a otros con la verdad de sus corazones que podrán transformar esto, curar esta agonía y reparar el corazón herido de esta Tierra.
La unidad los hará libres y liberará a este mundo. Los llevará a expandir el amor a través de la oración y del servicio que nacerá de sus espíritus.
Déjense inspirar por Mis palabras y por Mi Presencia. Poco a poco, silenciosamente, los auxilio en este camino de retorno al Corazón de Dios.
¡Los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando, en la multiplicación de la Consciencia Divina, el Creador manifestó Su Santo Espíritu y de Él el Vientre Purísimo de la Creación, la Fuente de la Energía Femenina, Fuente de Vida y de Paz, Él hizo emanar de esa Fuente Sus principios de amor más puros.
El Pensamiento de Dios planeaba y emanaba la Creación y el destino de las diferentes criaturas. Los ángeles y los arcángeles conducían Sus impulsos de amor entre las dimensiones y manifestaban a las criaturas pensadas y amadas por Dios, aun antes de que pudieran existir
Toda la vida, hijos, en cada uno de sus detalles, es fruto de un Amor perfecto, de un Pensamiento y de un Plan único que es el diseño de la evolución, del crecimiento de los seres y de su retorno al Corazón de Dios, para que el propio Creador se pueda renovar y, así, un nuevo ciclo de vida se inicie para todo lo que existe.
Este mundo, sagrado y amado por Dios, es una semilla de amor en la Creación. En él, su Padre Celestial ve fecundar los principios más sagrados que un día emanaron de Sus Fuentes Celestiales.
Cada ser, como cada Reino de la Naturaleza, tiene un propósito que no es solo planetario, sino universal.
Cada criatura de la Tierra trae en sí no solo su experiencia en este mundo, sino que trae consigo la esencia de la vida manifestada en otras partes de la Creación, en otras estrellas, planetas y galaxias; para que, de esa forma, a partir de la evolución de cada criatura de la Tierra, toda la vida tenga la oportunidad de vivir el amor.
Desde la semilla más pequeña hasta la mayor de las montañas trae consigo su experiencia en la Tierra, como también representa a otros puntos de la Creación. Porque la vida surgió de las Fuentes Creadoras que están más allá de la Tierra, en realidades que los hombres aún desconocen; y cada elemento presente en el planeta tiene una función espiritual propia para auxiliar en la evolución de la Tierra, pero también, hijos Míos, para la evolución de todos los Universos.
Con esto les digo que cuando hacen perecer a los Reinos de la Naturaleza, así como a sus hermanos de diferentes culturas, pueblos y naciones, no solo están destruyendo la vida en la Tierra y están retirando la oportunidad de que un hijo de Dios evolucione; sino también, hijos Míos, están destruyendo con sus propias manos el Plan de Rescate y de evolución de toda la vida en la Tierra y más allá de ella.
Ha llegado el momento de que los seres comprendan que el equilibrio de la vida en la Tierra no debe existir solo para que el planeta siga vivo en este vasto Infinito, sino sobre todo, hijos Míos, porque este mundo es el semillero de una nueva vida de amor, es el semillero del Amor puro de Dios que debe llegar a todos los rincones de Su Divina Creación.
La experiencia de la vida en la Tierra fue diseñada por Dios en cada detalle para que, a través del triunfo de Su Creación en este mundo, toda la vida alcanzara un nuevo nivel evolutivo y pudiera aproximarse más a Dios.
Los hombres y mujeres de este mundo son el centro de este Plan de Amor. En su interior guardan la llama viva que anima a todas las cosas, el motor que puede impulsar a cada Reino de la Naturaleza, como a cada elemento, a encontrar su propósito y su misión.
Pero no solo de los hombres es la misión de vivir el amor. Todo lo que vive y respira en esta Tierra tiene una función dentro del Plan Divino.
Comprendan lo sagrado que habita en todas las cosas, comprendan el propósito de sus vidas de elevar y transformar a toda la vida, a toda la Creación. Y así, hijos Míos, no sean más ignorantes y ciegos de espíritu, sino orantes, pacificadores y motores vivos de la expresión del amor en este mundo y más allá de él.
Yo los amo y por eso les revelo todas estas cosas.
Todo suelo de esta Tierra es sagrado. Todas las criaturas son sagradas ante Dios, pero muchos perdieron su pureza y desconocen su esencia divina.
Que el amor, en el interior de los que despiertan, revele esa pureza en el corazón de cada ser.
Sean espejos de luz para el mundo, sean antorchas que anuncian el camino.
Estoy con ustedes y los bendigo para que este Propósito Divino y Universal se cumpla en sus vidas y en toda la vida.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más