MENSAJE SEMANAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO EN LA COMUNIDAD-LUZ FLOR DEL SAGRADO TEPUI DE RORAIMA, BOA VISTA, RORAIMA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Los Ojos de su Señor aún están sobre el mundo, porque alrededor del planeta se posicionan los ángeles de las Leyes de Dios, ángeles que traen consigo las lanzas del fuego de la Justicia, las trompetas del Apocalipsis, la balanza de la Gracia y el cáliz de la Misericordia.

Los ángeles de las Leyes de Dios son los creadores de los Rayos Inmateriales, que se manifiestan más allá de la decimosegunda dimensión, Rayos que corregirán a la Tierra y a su humanidad cuando esta se encuentre en el punto cierto de su purificación.

Mis Ojos de Compasión penetran en lo más profundo de Mis compañeros, y busco el espacio para ingresar en sus consciencias mientras aún hay tiempo, espacio que muchas veces no encuentro, por más que lo busque.

Mis Ojos de Misericordia están sobre Mis compañeros y sobre todo y cada ser de este mundo, buscando incesantemente un clamor sincero, un pedido humilde de auxilio, una señal que le demuestre a Dios que la Divina Misericordia tiene el camino abierto para ser vertida sobre esa consciencia.

Mientras que en el Tiempo de Mi Padre, el Tiempo Eterno, todo ya está consumado, aquí, en el tiempo del mundo, el Señor asiste a la definición de las almas y, muchas veces, les digo que solo puedo aguardar en oración un llamado, una mirada hacia lo alto, una gota de sacrificio sincero, de oración verdadera.

Y sigo aquí, deteniendo a los ángeles de las Leyes de Dios, justificando, con Mis Llagas aún abiertas y con las ofertas de las almas fieles, la ignorancia y la indiferencia de los que ya deberían ser uno Conmigo.

Por eso, que sus corazones no dejen de clamar e interceder. Que sus ojos no pierdan de vista los Ojos del Señor.

Estoy sobre el mundo, deteniendo con Mi Sangre las injusticias y los sufrimientos que son causados día a día, para que no crezcan ni se expandan, para que no hagan que las Leyes Divinas se precipiten sobre la Tierra, acortando el tiempo de la Misericordia y aumentando el tiempo de la justicia y de la purificación del planeta.

Un día, ya les dije que ese tiempo sería acortado, para que los sufrimientos de las almas no se prolongaran más allá de lo que pueden soportar. Pero, para que esa Ley sea una verdad manifestada, necesitan estar Conmigo y en Mí en oración y en sacrificio, despiertos y en renuncia, porque los errores de la humanidad son mayores cada día y la indiferencia de los corazones crece de tal forma que hoy supera el clamor de los pocos que aún Me escuchan.

Por eso, les digo que su oración se torne ley, ley del amor, ley de la Gracia, ley de la Misericordia, que aplaque y justifique el caos del mundo.

Esto es lo más necesario en este tiempo, esta es la Voluntad del Señor para estos días, para que sean cortos y breves, para que pronto se instituya Mi Reino y Mi Paz.

Oro por este propósito.

Su Maestro y Señor,

Cristo Jesús