MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En oración, encuentra la paz, pero también el Propósito del Creador para tu pequeña vida.

En oración, encuentra la luz, pero también crea el puente que une la consciencia humana con el Corazón de Dios.

En oración, encuentra las respuestas que estás buscando, pero también intercede por las almas que son incapaces de escuchar a Dios.

En oración, reconoce tu camino, tu vocación y el don que Dios depositó en tu corazón; pero también clama para que las naciones, los pueblos y las religiones reencuentren su sentido de existir, los arquetipos de su manifestación, el principio de su existencia, en donde habita la Voluntad primera de Dios para la vida.

En oración, busca comprender la Palabra y deja que te toque y te transforme; pero también permite, hijo, que una nueva verdad te sea revelada. Deja que el Creador te muestre lo que está más allá de tu pequeña comprensión y abre tu corazón, tu mente y tu espíritu para que Dios manifieste delante de los ojos de tu alma la grandeza de Su Ciencia Espiritual, que es la perfección de la manifestación de Su Amor entre las dimensiones.

En oración, encuentra la fortaleza para servir e ir más allá de tus limitaciones; pero también pide al Padre la comprensión para estar ante los procesos de tus hermanos, para que tu servicio no hable solo sobre ti, sino también sobre la actuación de Dios en las relaciones humanas y espirituales.

Que tu vida de oración sea amplia, profunda e ilimitada.

Que tus plegarias no tengan fronteras e incluso no se limiten a un único propósito.

Ora, permitiendo que el diálogo con Dios te lleve más allá de lo que puedes percibir y deja, hijo, que el Creador actúe en toda la vida a través de tus oraciones. Así, descubrirás Sus Misterios y participarás en Su Sagrado Plan Divino.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura encuentren la paz.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura encuentren el perdón.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura alcancen la Misericordia.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura aprendan a amar.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura venzan las barreras que les impiden ingresar en el Universo Superior.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura venzan el miedo.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura reconozcan el silencio.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones, para que a través de la cura retornen al origen, no solo al origen universal, sino también al origen interior; que retornen al origen del Pensamiento Divino, que un día puedan manifestar esa Voluntad Perfecta de Dios.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones y los lleve más allá de lo que pueden ver, sentir, tocar, expresar.

Que el Don de la Cura toque sus corazones y les revele la Vida Superior que habita dentro y fuera de cada uno de ustedes.

Que el Don de la Cura toque sus corazones y les enseñe a perdonar el pasado, no olvidando el pasado, sino transformando esa experiencia en la consciencia en un aprendizaje, que hoy les permitió estar aquí. Ya no se culpen por las imperfecciones; cada equivocación en el camino les permitió crecer y cada prueba que vendrá los aproximará más al Corazón de Dios.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones y les muestre el valor de la verdad y de la transparencia, de la simplicidad, de la humildad y del vacío.

Que el Don de la Cura impregne sus corazones y los libere de todo falso poder, de toda ambición que les impide ser instrumentos de la Consciencia Divina.

El  mundo necesita cura, pero ella no acontece de afuera hacia adentro. Antes de que la cura acontezca de afuera hacia adentro, ella necesita ser vivida de adentro hacia afuera; y esto ustedes ya lo saben.

La cura, hijos, es fruto del Amor y del Perdón de Dios, y ya existía desde el origen. Eso significa que, antes de cualquier error, ya existía el perdón; antes de cualquier enfermedad, ya existía la cura; antes de cualquier desvío, ya existía la redención; antes de que se manifestara la vida, existió el amor, y es a través de este amor que deben comenzar a retornar, retornar a lo que es verdadero, puro, sagrado.

Misterio entre misterios es la creación humana, porque dentro de esta creación se guarda una Voluntad de Dios aún desconocida, un movimiento creador que solo Él conoce y que le permite permanecer inmutable ante todo lo que sucede en el planeta.

El Amor de Dios no cambia, solo se multiplica, se expande. Y, a través de este Amor, el Creador sigue conduciendo a cada corazón, el Creador sigue acompañando a cada alma. Sus Ojos de águila contemplan a Sus Hijos en una profunda vigilancia, en un profundo silencio y en un profundo amor.

Sin embargo, hijos, parte de este misterio de la Consciencia Divina se guarda también en la Ley de la Dualidad, en la trascendencia de esta Ley hacia una Ley Superior, que es un Amor desconocido.

No podrán comprender todo lo que me gustaría decirles hoy, pero no tengan prisa. Solo caminen con la transparencia del corazón y permitan que la cura ingrese primero dentro de cada uno de ustedes.

Permítanse transitar por los espacios oscuros de la consciencia para depositar allí la Luz.

Permítanse ser imperfectos, sin que esto sea un gran sufrimiento, porque es en el reconocimiento de esta imperfección que nacerá la posibilidad  de que la cura ingrese dentro de ustedes.

Mientras esconden sus errores de sí mismos, no permiten que la Gracia los colme. Por eso, no tengan miedo de ver, crean en el amor que será capaz de transformar todos los espacios, curar todas las heridas, transformar todas las miserias.

Crean en la Misericordia. Crean en el Perdón. Crean, hijos, que antes, mucho antes de cualquier error, el Perdón ya existía.

¿Será que Dios espera verlos perfectos?

¿Por qué el Creador manifestó el Perdón, la Cura, la Gracia?

Y cuando ellos ya no fueron suficientes para interceder por la humanidad, Él se manifestó a Sí mismo en el seno de la vida e hizo surgir la Misericordia; porque existe una Voluntad en el centro del Corazón de Dios que solo Él conoce, y existe un potencial en el centro del corazón humano que solo Dios conoce.

Y ese potencial no existe solo para ser conocido por los hombres, sino también para ser vivido; y en eso yace su misterio: en vivir aún sin saber, en ser en la simplicidad de la entrega, del servicio, de la donación de sí mismos.

Esas son las llaves para encontrar ese potencial y dejar que él crezca.

Por eso hoy, les traigo el Don de la Cura, para que aprendan a ser y no busquen saber, sino vivir.

No busquen vivir lo que otros viven, busquen vivir el potencial que habita dentro de ustedes y que se expande, crece, se expresa a través de la donación de sí, de la entrega y de la revelación del Amor de Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo            

 

Al final del Mensaje semanal, San José realizó la consagración de la Eucaristía, transmitiendo las siguientes Palabras:

Y cuando el Creador se manifestó en la materia, en el seno de Su Creación, para renovar a cada uno de Sus Hijos, para transformar la condición humana y concederles una nueva oportunidad, Dios se hizo no solo carne, sino también pan y vino.

Y así como se manifestó como Hombre entre los hombres, se manifestó como pan dentro de los hombres, como Cuerpo en su cuerpo y Sangre en su sangre, porque Su Amor extremo lo llevaba no solo a habitar en la Tierra, sino también en Sus Criaturas.

Por eso, manifestando esta Voluntad, que no era solo Suya, sino también de Su Padre, Jesús tomó el pan, lo elevó y se unió profundamente a Dios como un solo Amor, una sola Voluntad, un solo Cuerpo, una sola Alma; y el Padre, a través de Cristo, transustanció el pan y lo transformó en una parte viva de Su Sagrado Cuerpo.

Así, Cristo lo partió, así como Dios se partió a Sí mismo en el inicio de la Creación. Y el Creador se ofrecía a Sí mismo en el pan que Cristo le daba a Sus compañeros, diciéndoles: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes".


Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.


Luego, Cristo tomó el Cáliz y lo elevó, y como símbolo de la vida que fluye entre las dimensiones, la vida que anima a la Conciencia Divina, el Creador, el Padre unido al Hijo en un solo Amor, una sola Voluntad, un solo Propósito, transustanció el vino en la Sangre de Cristo, y la vida que fluía por la Sangre del Hijo se unió a la vida que surgía del Corazón del Padre; transustanció el vino en la Sangre de Cristo para que las criaturas volvieran a vivir a través del Amor Divino y no perdieran la oportunidad de renovar ese Amor.

Allí nació la Fuente de la Divina Misericordia, en la Sangre de Cristo unida a la Sangre de Dios, que se derramaba y se repartía a todas las criaturas en aquel tiempo y en todos los tiempos, en todos los siglos hasta hoy.

Y así, el Señor ofreció el Cáliz a Sus discípulos, diciéndoles: "Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por ustedes para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria, hasta Mi Retorno al mundo".


Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.


He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la primera manifestación de la cura, del perdón, de la redención, que tocaba no solo la consciencia humana, sino también el cuerpo, la sangre, las células y los átomos, la vida en todas sus dimensiones.

He aquí el Amor de Dios manifestado en todo lo que vive y respira. Esto, hijos, es el Cuerpo y la Sangre de Cristo.


Oración: Padre Nuestro.


Anunciamos la paz.


Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.


Les dejo Mi Paz.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Antes de buscar que tu vida sea una expresión de santidad, busca primero, hijo, que tu corazón, tu mente y tus intenciones sean santas. Es allí donde se traban las mayores batallas, allí donde nadie ve, donde solo tu Creador contempla. Es allí donde debe consolidarse tu transformación.

Cuando la santidad habite en tu corazón, será él que, poco a poco, transformará tu mente y la hará rendirse ante un Amor Superior.

Cuando la santidad habite en tu mente, ella transformará tus intenciones y ya no habrá segundas intenciones en lo que haces o expresas, porque la transparencia de la mente se reflejará en las intenciones de tu consciencia.

Y cuando la santidad habite en tus intenciones, es entonces cuando tu vida será santa, cuando tus acciones serán santas, cuando tus expresiones serán santas. No busques el camino contrario, no quieras ser afuera lo que aún se está consolidando dentro de ti.

El camino hacia la santidad es eterno, y lo más importante en él no es su resultado o como se demuestra al mundo a través de aquellos que lo viven. Lo más importante del camino de la santidad es el proceso que realiza en la consciencia humana; lo más importante del camino de la santidad es la integridad con la que es vivido, de adentro hacia afuera.

Y, cuando esa transformación interior es real y verdadera, ahí entonces ella sucede no solo de forma individual, sino en todos los seres, reflejándose en toda la vida. En eso radica la grandeza y la potencia de la aspiración a ser santo; eso que es, en verdad, el cumplimiento del Propósito de Dios en todos los seres.

Ser santo es encontrar la unidad con Dios dentro de ustedes mismos y dejar que esa unidad se expanda a todos los espacios de la consciencia; pasando del corazón a la mente, de la mente a las intenciones, de las intenciones a todas las expresiones del ser. Así, comprenderás que Dios es Santo a través de Sus Criaturas y que ellas serán santas porque Él es Santo.

La unidad con el Creador es lo que transforma la consciencia. Por eso, siempre les pedimos que oren y que lo hagan con el corazón, porque es allí donde Dios comienza a reinar en el centro de sus seres.

No te canses, hijo, de recorrer este camino. No te canses de orar y de descubrir en la oración la fuente de la paz y de la transformación de la consciencia.    

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo, que tu corazón encuentre paz en el diálogo profundo y sincero con Dios, en la transparencia de tu alma al permitir que el Señor ingrese en los espacios más profundos de tu consciencia.

El acto de confesarte ante tu Creador es como abrir las puertas de tu consciencia y de tu corazón para que Él habite en ti.

El Señor ya conoce tus miserias y pecados, tus virtudes y destrezas, aquello que eres en esencia y que ni siquiera conoces, y aquello que piensas ser. Por eso, hijo, la confesión no existe para que Dios te conozca, sino para que tú le concedas el permiso de ingresar en tu vida y de mostrarte quién verdaderamente eres.

El acto de la confesión no existe para que Dios te conozca, sino para que tú conozcas a Dios, a Su Amor y a Su Misericordia.

Es en la confesión que comprendes que el Amor de Dios no se limita por tus miserias, no se condiciona por tus pecados ni se mide por tus virtudes. El Amor de Dios es, desde el principio de la vida, y no es Él que se aleja o se oculta de los seres, sino que son las criaturas las que se mantienen en una vida de ilusiones que les impide percibir, sentir y vivir el Amor de Dios.

Y la confesión es esa puerta que se abre en el corazón como en la consciencia, para que los seres vuelvan a percibir el Amor de Dios, desenmascarando a las ilusiones de su propia vida para permitir que lo que es real venga a su encuentro.

Por eso, el acto de confesarse es un Sacramento primordial, que hoy llamo a las almas a vivir. Por eso ve, hijo, y permite que Dios te recuerde quién eres y qué es lo que viniste a hacer en este mundo.

Permite que Dios te dé a conocer Quién es Él y Su gran Amor por ti.   
 
Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo    

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La devoción de las almas abre las puertas del Cielo y crea puentes entre el Universo Celestial y la Tierra. La devoción es un Rayo Universal, que surgió del Corazón de Dios en el principio de la vida para que Sus Hijos aprendieran a estar unidos a Él.

Cuando el Creador pensó en el Rayo de la Devoción, colocó en él Su más profundo Amor para que Sus Criaturas fueran capaces de sentirlo, pero no solo sentirlo, sino que pudieran actuar a través de esa devoción, por medio de la oración sincera, por medio de la alabanza verdadera, por medio del diálogo profundo con Dios.

Así es como el Rayo de la Devoción se expresa y da a conocer a las almas el Amor profundo de Dios, para que sean capaces de tocar ese Amor, aunque sea por un instante.

Así como el Rayo de la Devoción, otros Rayos surgieron del Corazón del Padre: el Rayo de la Voluntad y del Poder, que no habla sobre el poder humano, sino sobre el Poder de Dios, el verdadero Poder, que es celestial y que no somete a las criaturas, sino que las eleva para que cumplan una Voluntad Superior y manifiesten el Reino de Dios en la Tierra, mucho más allá del caos que existe en el mundo.

El Rayo de la Voluntad y del Poder fue manifestado por Dios para atravesar la dualidad humana e impregnar las tinieblas de este mundo con la Luz Divina. Este Rayo rompe barreras y quiebra las cadenas que prenden a las almas a estados de consciencia que ya no deben existir en el mundo.

Con este Rayo, hijos, son capaces de unir sus corazones al Corazón de Dios, y la Voluntad del Padre y su voluntad será una sola. Es así como manifestarán la nueva vida y reconstruirán esta Tierra a través del Rayo de la Voluntad y del Poder de Dios, que os llevará a superar cualquier obstáculo.

El Creador también manifestó el Rayo del Amor y de la Sabiduría, para que no solo supieran amar con un amor humano, sino que amaran con el Amor de Dios, ese Amor que es sabio y que no proviene de las emociones, sino del Corazón del Padre.

La Justicia, hijos, es fruto de ese Amor, que viene de la Sabiduría Divina, que entrega a cada una de Sus Criaturas aquello que necesita. Con ese Amor, vivirán los tiempos finales y sabrán dónde estar y qué hacer, sabrán cómo acoger a las almas que se aproximarán y cómo ser portadores de la Misericordia, como de la Justicia, para que los seres reciban exactamente lo que necesitan, ni más ni menos, para que no haya desequilibrios, para que las consciencias encuentren la paz.

El Creador manifestó también el Rayo de la Inteligencia, que no es la inteligencia de este mundo, sino la Inteligencia que surge y se expresa a través de la naturaleza. Y ustedes deben encontrar en la naturaleza el Espejo de la Inteligencia Divina, observando cómo la naturaleza actúa, la perfección de las flores y de las plantas, la perfección de la vida y de los organismos. Así se manifiesta la Inteligencia de Dios.

El Rayo de la Inteligencia solo se completa con la Unidad Divina. Cuando viven a través de la unidad, pueden actuar con Inteligencia, porque no serán inteligentes solos. La Inteligencia de Dios se completa a través de la unidad, cuando se unen unos a otros para cumplir su misión espiritual. Es así que harán descender a la Tierra la forma de cómo deben manifestar el Plan Divino: con Inteligencia Divina, así como vive la naturaleza.

Si quieren saber cómo ser inteligentes, divinamente inteligentes, contemplen la vida, los Reinos de la Naturaleza, los elementos y la vida inmaterial, lo que se llama antimateria, la vida que se manifiesta en el Pensamiento de Dios y que de allí comienza a descender hasta la Tierra para manifestar la perfección en la materia.

El Creador también manifestó el Rayo de la Armonía, para que aprendieran a través de la belleza y que, a través de la expresión de la belleza, fueran capaces de elevar la consciencia más allá del universo material.  A través del Rayo de la Armonía, unen las dimensiones y la Tierra ya no permanece en la tercera dimensión, en un tiempo separado del Tiempo del Universo, donde la realidad espiritual no puede tocar la consciencia humana. El Rayo de la Armonía une tiempos y espacios, une las realidades.

Es por eso, hijos, que cuando crean altares armoniosos, ambientes de paz, están uniendo el Cielo y la Tierra, aunque no lo perciban.

Cuando se expresan a través de las artes, aquello que llaman arte, cuando manifiestan el espíritu a través de una música, están uniendo las dimensiones por el Rayo de la Armonía.

Cuando manifiestan en una pintura aquello que surge de sus corazones, y la belleza se plasma en la materia, allí, hijos, los ojos que contemplan esa pintura encuentran paz, porque encuentran la verdad de las dimensiones que se unen, aunque no lo perciban.

El Creador también manifestó el Rayo de la Ciencia, que no es la ciencia del mundo, sino la Ciencia Espiritual, que se debe transformar en el Rayo Inmaterial de la Omnisciencia, para que puedan ser conocedores del Pensamiento perfecto de Dios, cómo, por qué y para qué Él pensó cada cosa.

Esta es la Ciencia Divina que se oculta en el Propósito evolutivo de la vida en la Tierra. Cuando contemplan este Propósito, meditando en su propio mundo interior, allí van a encontrar la Ciencia Divina y van a comprender para qué están en este mundo. Y un día, más que eso, comprenderán para qué fueron creados en los universos materiales.

¿Por qué la vida se manifestó en las dimensiones? ¿Para qué existe cada criatura en esta Tierra? Estas son respuestas que el Rayo de la Ciencia les trae.

El Señor también manifestó el Rayo del Orden y del Ceremonial que, desde los pueblos del desierto, el pueblo de Israel, comenzaron a aprender lentamente el sentido del ceremonial de la vida, que es mucho más que lo que les fue enseñado. No es solo una ceremonia que comienza y termina, sino es la ceremonia de la vida, de la consagración del espíritu, del alma, de la consciencia, de la materia, de todo lo que son.

El Señor les enseñó a consagrar el pan y el vino para que, a través de la entrega de Cristo, aprendieran a entregar la propia vida. Un día, hijos, la Ceremonia Eucarística de comunión con Cristo deberá expandirse a cada criatura de esta Tierra. Todos deberán aprender de la entrega, de la reverencia, de la ceremonia de la vida, y así se manifestará ese Sagrado Rayo que proviene de la Consciencia de Dios.

Cuando la vida se desarrolló en el universo material, el Creador manifestó Rayos Inmateriales para que las consciencias aprendieran a trascender la materia y comenzaran a recorrer el camino de retorno al Corazón de Dios.

Por eso, Dios les entregó el Rayo de la Liberación, para que aprendieran a liberarse de todos los atavismos humanos e inclusive de la Ley de la Dualidad, para que pudieran liberarse de sus mentes concretas para sumergirse en el Universo Divino, en aquello que siempre fue un misterio para las consciencias.

El Creador manifestó el Rayo de la Trascendencia para que salieran del tiempo del mundo e ingresaran en el Tiempo del Universo, donde habita la unidad. Y no hablo solo de ustedes, de los seres que habitan en esta Tierra, sino de toda la Creación, mucho más allá de este mundo; porque todo lo que fue creado por Dios deberá retornar a la Fuente con todos los aprendizajes que vivió al recibir el Don de la Vida. Y, al retornar a la Consciencia Divina, allí nuevamente, hijos, Dios comenzará a recrear la Creación, en una vuelta más profunda de los grados de Amor.

El Creador manifestó la Omnisciencia para que sean capaces de estar presentes en todo lo que es vida, y así experimenten cómo es retornar a la Consciencia Divina.

El Creador manifestó la Omnipresencia, que es la manifestación perfecta de la unidad. No es solo estar en varios espacios al mismo tiempo, sino estar unido a todas las criaturas y perfectamente unido a Dios, donde pueden comprender el interior de cada ser, así como pueden comprender la Consciencia de Dios.

Y, como esos Rayos, Dios manifestó muchos otros, que poco a poco comenzarán a conocer, siempre y cuando se interesen por la vida espiritual, cuando dejen, hijos, de colocar la consciencia solo en lo que es material, cuando sus vidas ya no giren alrededor de los problemas humanos y despierten a lo que existe en el Universo Superior.

Así, comprenderán que llegaron a la Tierra por un Propósito Mayor: aprender, amar y comenzar a retornar a la Consciencia Divina. Hoy, les digo esto porque la Tierra se purifica y agoniza, pero sus consciencias no debe estar solo allí; deben ser capaces de ir más allá para soportar los tiempos que vendrán.

Esta será la única forma, hijos, de saber que la vida no comienza ni termina en los sufrimientos de este mundo. Existe más de lo que sus ojos pueden ver, de lo que sus corazones pueden hoy sentir; y siempre y cuando comiencen a aspirar a esta realidad divina, comenzarán a atraer esa realidad hacia sus vidas.

Es así como las transformarán: saliendo de las dimensiones de caos y de conflicto, elevando la consciencia para que puedan ver el mar conturbado de la Tierra desde arriba, y así, hijos, puedan ayudar a otros.

Este es el Propósito de que estemos aquí; este es el Propósito de que vengamos a su encuentro, de que consagremos sus vida y consciencias, para que puedan ser diferentes en este mundo de ilusión, para que no estén presos de los atavismos de la Tierra y aprendan a ir más allá.

Que las Palabras que les entregamos no sean olvidadas. Que puedan comenzar a estudiar lentamente, paso a paso, para que puedan comprender hoy lo que les dijimos hace quince años, y mucho más que eso, porque ya hablábamos con la humanidad aun antes de que el mundo supiera.

Si comenzaran a estudiar lo que les dijimos a lo largo de los años, hoy serán capaces de comprender lo que en otros tiempos no comprendían, porque Nuestras Palabras fueron dichas para construir un camino: el camino de la elevación de la consciencia, el camino de la transformación del corazón humano.

Y este camino fue siendo construido dentro de ustedes, a través de cada oración, de cada canto, de cada palabra pronunciada, de cada momento de paz experimentado. Y hoy, hijos, llegó la hora de que puedan sumergirse aún más para que sean capaces de no solo escuchar lo que les decimos, sino de vivirlo.

El Creador les entregó todas las Gracias para que sean capaces de vivir Su Voluntad. Desde el principio de la creación de la vida, el Padre Celestial manifestó todo lo que necesitarían para vivir Su Propósito y retornar a Su Corazón. Sin embargo, hoy el Creador observa el mundo, percibiendo, hijos, que Sus Criaturas están ciegas para Sus Gracias, que la oportunidad de vivir Su Voluntad está delante de sus ojos, que los Dones Divinos para la transformación de la vida están delante de sus corazones, pero ellos están distraídos con el sufrimiento, con el caos, con la purificación interior, con las distracciones del mundo.

Eleven sus manos a lo alto y pidan al Padre la Gracia de salir de ese estado de consciencia, para que puedan ingresar verdaderamente en un nuevo ciclo, en el que las Gracias y los Dones Divinos ya no estarán delante de ustedes, sino en ustedes y actuando en el mundo a través de ustedes.

Oren con sinceridad para que este Propósito se manifieste. Es así, hijos, que transformarán sus vidas; es así que la actuación de la Ley de la Justicia no será motivo de sufrimiento o dolor para ustedes, sino que descubrirán en ella la expresión del Amor y la Sabiduría Divina.

Comprenderán que la Justicia forma parte del Amor de Dios tanto como la Misericordia, pero para que puedan vivirla de esta forma, para que puedan experimentar la actuación de las Leyes Universales como ellas son en verdad, deben cambiar la actitud de sus consciencias, deben orar de corazón y servir.

Y así, con la sinceridad de sus almas, comenzarán a atraer estos Rayos que provienen de la Consciencia Divina y reconocerán las oportunidades que el Creador les enviará para que actúen diferente, para que reparen sus vidas, para que reparen sus acciones.

Este es un momento de reparación. Reparación es lo que este mes de agosto les trae, es lo que el Universo les presenta, para que ya no miren los errores del pasado, no estén presos en lo que ya vivieron, en la oscuridad, en los traumas, en el dolor, sino vivan en el momento presente, reparando con lo que son hoy lo que vivieron antes.

Esto, hijos, se llama redención, y nadie puede vivir esto por ustedes, ni aun Aquel que los creó.

A partir del momento en que la vida se manifestó en la materia, recibió también la independencia para que pudieran aprender y experimentar, para que pudieran pasar por las pruebas que la dualidad les entregaría y, a través de esas pruebas, pudieran renovar sus vidas, y así también la Consciencia Divina.

Sin embargo, cuando se disponen a ser instrumentos de Dios y cuando le dan permiso para que actúe a través de ustedes, ahí sí, hijos, Dios vivirá a través de sus vidas, se manifestará a través de sus corazones y con Su Santo Espíritu, el Espíritu Consolador, les mostrará cómo vivir este ciclo de reparación.

Hoy, les traigo una Gracia. ¿Será que ella permanecerá delante de ustedes o ingresará en sus espíritus y se tornará vida dentro de cada uno?

Hoy, les traigo la Gracia de la Consagración, y solo les pido una cosa: que esta consagración no sea superficial, sino que puedan renovarla a lo largo de cada día, en cada momento de sus vidas; que esta consagración venga a recordarles que son Hijos de Dios, así como son hijos y amigos de Mi Casto Corazón.

¿Ustedes saben por qué los llamo hijos y amigos?

Porque un hijo es aquel que amamos con profundidad, es aquel con el que establecemos un vínculo eterno que no se disolverá a causa de sus acciones o de los caminos que decida recorrer. Un hijo siempre lleva en su interior una parte de sus padres.

¿Y saben por qué los llamo amigos? 

Porque un hijo, a veces, se va por este mundo, pero un amigo nunca pierde el contacto, siempre está allí, caminando junto, aprendiendo junto, un compañero de la transformación de la consciencia. Eso es lo que Yo espero que ustedes sean, hijos y amigos. Y Yo seré para ustedes un padre y un amigo.

Que se aproximen a este altar aquellos que se postularan a consagrarse como Hijos y Amigos de San José.
 

Hermana Lucía de Jesús:

Los residentes de la Comunidad Figueira pueden subir al escenario, aquellos que aún no se consagraron. Los residentes de las Comunidades-Luz.

 

Mi Corazón se alegra de que tantas almas se dispongan a vivir la consagración, a renovar su consagración y a profundizar en este camino.

Hoy, hijos, vengo a concederles una Gracia que el Creador Me concedió cuando Yo aún estaba en este mundo, en cuerpo y alma, y necesitaba aprender de la transformación de la consciencia. Esa Gracia Divina ingresó en Mi Espíritu cuando Yo dormía, para que Yo pudiera acoger a la Virgen María como Mi Esposa y a Jesús como Mi Hijo.

¿Comprenden la grandeza de esta Gracia que les traigo?

Era la primera puerta que se abría para que Yo pudiera comenzar a retornar al Corazón de Dios. Esta Gracia permaneció dentro de Mí, en Mi Casto Corazón, más allá de los siglos y de los tiempos, y aun en el Real Tiempo del Universo esta Gracia siguió expandiéndose en Mi Corazón, se multiplicó y creció para que, en un día como hoy, Yo pudiera concederla a la humanidad.

Y es eso lo que les entrego, como un lirio de Mi Corazón, para que sus seres florezcan, se transformen, aprendan y crezcan, no con el crecimiento del mundo, sino con el crecimiento divino, en el que Dios es el que crece dentro de ustedes. Reciban la Gracia que les traigo y deposítenla en sus corazones.

Atrayendo los Rayos que provienen del Corazón de Dios, a través del incienso y del agua, a través del ceremonial de la vida, que vengan hasta aquí los sacerdotes, estos hijos Míos que los bendecirán y los consagrarán en Mi Nombre, y permitirán que toquen Mi Gracia a través del agua que bendeciré y del incienso que esparciré sobre ustedes.

Que Mi Paz se manifieste en estos elementos.

Que los Rayos Divinos se manifiesten en esta agua, los Rayos Materiales e Inmateriales que unen la consciencia al Corazón del Padre, que les permiten retornar a Su Pensamiento Divino.

Que así sea.

Reciban Mis Gracias.

Que así ingresen en la escuela de los consecuentes y den testimonio de la Presencia Divina entre los seres, a través del amor de sus corazones.

Tienen Mi bendición para esto.  

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.                                                    


Hermana Lucía de Jesús:

A pedido de San José, nos vamos a preparar para la Comunión cantando "Padre de las almas".


Canción: "Padre de las almas".

 

Hermana Lucía de Jesús:

Cuando San José nos pidió esa canción, yo no recordaba muy bien que canción era, y Él nos pidió que fuera el himno de los Hijos y Amigos de San José.  Y ahora, cuando la fuimos cantando, tenía sentido. Ahí están guardados todos los principios que aspiramos a vivir: el servicio con las familias, con los niños, con los refugiados, y ese caer y levantarse todos los días.

A esa persistencia estamos siendo llamados. Cuando algo esté difícil, canten este himno, pidan a San José que imprima a fuego en sus almas esos Dones de Dios. Aquellos que son valientes, pidan también: “¡Ve más allá de todo, ve más allá de mis resistencias, ve más allá de cualquier cosa e imprime a fuego ese don en mi alma!”.

Vamos a quedarnos con ese impulso en el corazón.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cruzar la puerta de la última oportunidad, hijos, es comenzar a recorrer un camino de reparación en el que ya no fijarán sus ojos en todos los errores del pasado o en todas las expectativas del futuro, sino que vivirán en el momento presente la oportunidad de reparar y de hacer diferente, no haciendo aquellas cosas que ya saben que no deben ser hechas.

Cruzar la puerta de la última oportunidad es un ciclo para cosechar todos los frutos que plantaron. De los frutos de los errores, cosecharán los aprendizajes, y de los frutos de los aciertos, cosecharán los méritos para despertar más profundamente la consciencia y aproximarse más a Dios.

Tener delante de sus ojos la puerta de la última oportunidad no debe significar para ustedes un castigo ni tampoco una advertencia, a pesar de ser una advertencia celestial. Esa puerta debe simbolizar para ustedes el Amor de Dios y Su Infinita Gracia; pues, en tiempos en los que la humanidad ya debería estar sumergida en las Leyes de la Corrección y de la Justicia Divina, aun así, reciben Gracia y Misericordia.

Esa puerta se abrió delante de todos los Hijos de Dios, y la decisión de cruzarla es de cada criatura, que decide dejar atrás sus errores más profundos para entonces experimentar un profundo amor, capaz de equilibrar las indiferencias, los equívocos y los desvíos recorridos por los seres para conducirlos nuevamente al Corazón del Padre.

Nada, hijos, les impedirá cruzar esa puerta, más allá de ustedes mismos; porque Dios los llama, pero no camina con sus pies cuando aún no se dispusieron a ser Sus instrumentos.

La Misericordia aún fluye sobre la Tierra, el caudal del Corazón de Cristo aún está abierto para las almas. ¿Quién hará de su corazón un cáliz para recibirlo?   

Tienen Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El ciclo espiritual de los consecuentes

Este es el tiempo y la hora de los consecuentes, de aquellos que verán los frutos de su sacrificio y de su dedicación interior, frutos que se manifestarán en el servicio incondicional, en la fortaleza interior, en la presencia cada vez más próxima de la Jerarquía, en el silencio profundo de su corazón.

Los frutos de las acciones de los consecuentes no son reconocimientos ni descansos, son momentos de profundización espiritual verdadera, son experiencias de vida interior en las que los seres ya no viven solamente de estudiar el conocimiento y la instrucción, sino que pueden tocarlos, vivirlos y experimentarlos en sus vidas.

Los frutos de las vidas de los consecuentes se manifiestan en su interior, en la fortaleza que emerge de su corazón, en la multiplicación de los Dones que el Espíritu de Dios depositó en sus espíritus, en la entrega incondicional, en la humildad verdadera, en la transparencia de sus intenciones, en la sinceridad de sus actos.

Este es el tiempo y la hora de los consecuentes, de los que se mantuvieron firmes, año tras año, sustentando los impulsos de la Jerarquía, aunque muchas veces no los comprendieran; de aquellos que se sumergieron en la instrucción y la difundieron, aunque ella fuera un impulso para tiempos venideros, en los que las consciencias podrían finalmente vivir lo que recibieron.

Este no es solo el tiempo del despertar, sino también el tiempo de la entrega, el tiempo de sumergirse en la Gracia del Corazón de Dios y permitir que esa Gracia los transforme y los coloque en el punto exacto de su transformación.

Muchos serán llamados a despertar y a dar pasos que parecen mayores de lo que su consciencia es capaz de vivir y asimilar, pero esto sucede porque los compromisos de las almas ya no pueden esperar otro ciclo más para que se cumplan.

Y a aquellos que ya despertaron una nueva puerta les será abierta, la puerta de la última oportunidad, para que ya no vean los impulsos pasando delante de sí sin que sean capaces de tomarlos y de vivirlos con plenitud.

Es momento de ingresar por esta puerta y dejar atrás las miserias y las resistencias de siempre, las dificultades que siempre sujetaron sus pies en cada ciclo en el que deberían dar un paso y caminar.

Es momento de romper las viejas cadenas, hijos, porque la Gracia ya tocó sus corazones y los fortaleció, ya les dio las herramientas que necesitan para romper los vínculos con el viejo hombre y entrar por la puerta de la unión con Dios, de la oportunidad de curar lo incurable y de transformar lo que parece intransformable.

Este es el tiempo y la hora de ser consecuentes y no dejarlo para después, porque el Real Tiempo del universo toca al planeta y una realidad, que ha estado oculta a los ojos de hombres y mujeres del mundo, ahora vendrá a la luz.

Para estar en el lugar correcto y cumplir con su misión, deben permitir que sus almas se colmen de la Voluntad Divina y sean verdaderas hijas de la Gracia, consecuentes con lo que recibieron durante tanto tiempo.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo
 

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que la paz colme los corazones de los que buscan vivir en el Amor de Cristo y que encuentran en el sacrificio y en la soledad el puente para realizar una oferta mayor de la propia vida al Universo, y que así reparan el Corazón herido y ultrajado de Dios.

Las almas consagradas son un tesoro para el Padre Celestial, un tesoro que Él carga con Amor, que contempla en los momentos en que el mundo hiere Su Sagrado Corazón por la indiferencia y el desamor.

Mucho más allá de ser imperfectas, las almas consagradas reparan con su esfuerzo el Corazón del Padre; y es en ese esfuerzo, hijos, que se oculta un profundo amor que día a día despunta en el corazón humano.

Les digo esto para que aprendan a contemplar, como Dios, el valor de sus vidas; para que comprendan la esencia de esa vida y sepan que no se trata de perfección, sino de transparencia; no se trata de amar perfectamente, sino de intentarlo constantemente; no se trata de soportar todo con paciencia perfecta, sino de intentar vivir cada prueba con sabiduría y entrega, hasta aun cuando les falta amor y paciencia.

Que el sentido de sus vidas no se pierda, que el motivo por el que consagraron sus vidas siempre esté vivo, como una base que los sustenta a pesar de la condición humana. Sepan, todos los días, que son tesoros en las Manos del Padre Celestial; son como una planta delicada y preciosa que Él cultiva con Amor, riega con delicadeza y contempla siempre para encontrar alegría.

Y eso es así, hijos, porque el Creador ve lo que son en esencia y en verdad, ve sus intenciones más sinceras, ve lo que se guarda en lo oculto de su silencioso y solitario corazón, y que muchas veces ni ustedes mismos saben expresar.

Cuando sientan que la vida está perdiendo su sentido y su valor, recuerden lo que son para Dios, recuerden cuán amados son y recuerden siempre que en sus vidas Dios encuentra aliento. Aunque sus vidas sean imperfectas y sean una verdadera batalla silenciosa con la condición humana, aun así, hijos, algo mayor se gesta a través de sus vidas, y en eso deben fijar sus ojos.

Muchas veces, una semilla no sabe que se convertirá en un árbol frondoso y que  amparará a otros con su sombra; mas Aquel que la cultiva con Amor, que la riega y la cuida en su fragilidad, sí sabe la grandeza que se oculta en la pequeñez de Su semilla.

Por eso, caminen y solo confíen; sientan no solo los Ojos del Padre sobre ustedes, sino también la emanación profunda de Su Amor y, en confianza, vean cómo Su milagro se realiza paso a paso, lentamente, en el transcurso de sus vidas, en este mundo y más allá de él.

Por eso, persistan.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Al mismo tiempo que el caos se expande en el mundo, la Luz también se expande en el interior de las almas. Todo estará permitido en los tiempos finales para que los seres vivan su definición interior.

Así como muchas almas se lanzan a sí mismas en los abismos por sus elecciones y acciones de cada día; así también, hijos, aquellos que eleven sus manos en un pedido sincero de auxilio recibirán la oportunidad de alcanzar la redención.

La Luz se expandirá en el interior de los seres con la misma intensidad con la que el caos se expande en el mundo. Todo encontrará su equilibrio, y dentro de aquellos, que oran y despiertan la fe en su interior, habitará la respuesta para cada momento de confusión y oscuridad que vivirán sobre la Tierra.

En estos tiempos, las almas que están buscando la Luz llegarán al encuentro con Cristo, porque saben que se aproxima su última oportunidad. Por eso, no teman ni creen expectativas, sino solo oren para que el discernimiento y la sabiduría los hagan percibir cuando están delante de un corazón sincero que busca la redención y la oportunidad de ver la Luz.

A todos les será dada esa oportunidad, porque el tiempo de la Misericordia aún está vigente en el mundo. A aquellos que claman, las puertas les serán abiertas para que conozcan la Gracia de la redención, mientras están a tiempo.

Por eso, las almas se aproximan. Por eso, las situaciones más complejas llegan en este tiempo, porque todos sienten en su interior el Llamado de la última oportunidad, y aquellos que están atentos caminan en su dirección para pasar de la oscuridad a la Luz.

Los Sacramentos serán la llave de la redención de los seres, como también la oración constante y el corazón sincero en busca de redención. La humildad dictará el grado de Gracia que las consciencias podrán recibir y la fe dictará la amplitud de la acción de la Gracia en los corazones.

Por eso, oren y no se cansen de orar.

Dejen que la Luz de Cristo impregne su interior, para que sean Sus espejos en el mundo. Ya es tiempo y hora de reflejar al Señor, para que no importe la oscuridad de estos tiempos. Allí donde haya un discípulo de Cristo, habrá Luz    

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo   

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ha llegado el tiempo, hijos, de que la vida espiritual madure en sus corazones para que puedan dar testimonio de la paz a un mundo que sufre por el dolor; que puedan dar testimonio de superación a un mundo que no aprendió a amar el sacrificio, sino que se entrega cada día más a la falsa ley del menor esfuerzo.

Ha llegado la hora de repensar sus pasos todos los días, para que ya no estén circundando los mismos defectos y miserias, sino que suelten lo que les impide vivir una transformación más amplia.

Ha llegado la hora de servir; de colocar la consciencia en la necesidad que surge cada día, no para aumentar la tensión y estar al límite del cansancio y de la fatiga, sino para que aprendan a vivir haciendo todo por amor y no por obligación; que aprendan a reverenciar el don de la vida a cada instante de ella, para que no haya arrepentimientos en sus corazones y que, sí, aprovechen con plenitud cada instante en el que el amor puede encontrar espacio en sus corazones.

Ha llegado el tiempo de mirar al prójimo con ojos de compasión y no de superioridad; de reverenciar la vida de los demás, sabiendo que Dios se oculta en su interior.

Ha llegado el momento de no solo recitar las teorías espirituales, sino de ser espirituales, de manifestar el espíritu que habita silencioso en el interior de cada ser, desde el principio.

Y, ¿cómo hacer esto?

Comiencen, hijos, por ser agradecidos; por meditar todos los días sobre dónde están, quiénes son y qué vinieron a hacer en este mundo. No dejen que la inconsciencia los abrace, sino abracen ustedes mismos el despertar que debe acontecer diariamente.

Los estímulos del mundo llevan a las consciencias al adormecimiento constante, a estar cada día más distraídas y con su potencial creador adormecido. Por eso, el despertar espiritual debe acontecer todos los días.

Que siempre haya un espacio en sus vidas para detenerse y agradecer, para tomar consciencia de la Presencia Divina y preguntarse internamente cuál es la Voluntad de Dios para sus vidas. No permitan que el tiempo del mundo pase sin que sus consciencias profundicen en la entrega, en el servicio, en el despertar del amor, en la consagración de la vida.

Hablo de tornar sagradas sus acciones, pensamientos y sentimientos. Y eso no significa ser perfectos, sino solo conscientes de lo que son y de lo que le expresan al mundo.

Hoy, las almas están silenciadas y sepultadas en el interior de muchos seres que desconocen la verdad sobre sí mismos, y que viven y se expresan sin jamás percibir las consecuencias de sus acciones.

Por eso, los llamo a despertar todos los días, a agradecer todos los días, a consagrarse todos los días, a servir todos los días, a meditar en el Propósito Divino todos los días, a percibir que la vida es sagrada y en todo lo que sucede en ella habita una oportunidad de transformación, de cura, de redención y de misericordia.

Les digo esto, en un día como hoy, en el que los llamé a la consagración como Comunidad-Luz, para que comprendan que la consagración no es una ceremonia, sino un estado de consciencia.

La consagración es más que un momento de renovación de votos, de estar por un instante en la paz de la presencia de la Jerarquía.

La consagración, hijos, es un compromiso de ser nuevos todos los días, de ser capaces de comenzar de cero y de vivir siempre en la aspiración de tornar sagrada la existencia y de darle espacio al Creador para que se exprese a través de ustedes.

Que la consagración no sea para ustedes un instante, sino una aspiración constante, una experiencia constante. Para eso, Yo los llamo hoy.

Con estas Palabras los bendigo, los consagro, los renuevo y dejo sobre cada uno de ustedes la Gracia de recomenzar, de curar, de reflexionar y de espejar la Vida Sagrada.

Tengan Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

APARICIÓN DE SAN JOSÉ, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Abran sus corazones por un instante, hijos, para que ellos reciban el amor y la cura que proviene de este lugar sagrado, de este lugar humilde, desconocido por el mundo.

De sus profundidades, emana una cura profunda, antigua como el Pensamiento Perfecto del Creador, el Pensamiento de Amor por Sus Criaturas. Dejen que sus corazones sientan el pulsar del Corazón de Aurora. Dejen que sus espíritus encuentren paz en el silencio de Aurora.

Cuando el Creador permitió la existencia del sufrimiento, Él también creó la cura para que Sus Criaturas no solo aprendieran del dolor, sino también de Su Infinito Amor.

Cuando el Creador permitió la existencia de la dualidad, Él no quería castigar a Sus Hijos, solo aspiraba a que, a través de los desafíos, Sus Criaturas pudieran crecer, pudieran aprender a discernir y a manifestar sabiduría, pudieran desarrollar en sus corazones la compasión, la piedad y la misericordia, atributos que hasta entonces eran desconocidos en toda la vida.

Por eso, hijos, ante el caos del mundo, ante el profundo sufrimiento de las almas, no coloquen sus ojos en el castigo de Dios, porque antes de permitir el sufrimiento, el Creador manifestó la cura.
Antes de permitir la dualidad, el Creador manifestó la liberación.
Antes de permitir que Sus Criaturas aprendieran errando, el Creador manifestó el perdón.

Antes de ver a Sus Hijos perdiéndose en el camino, el Creador manifestó la redención que les da la posibilidad de retornar y de reencontrar el punto de pureza que habita en su interior.

Y para que esto no estuviera distante de los seres, para que esto estuviera próximo de cada corazón, el Creador manifestó Aurora. Sin embargo, Aurora se oculta, se oculta en un espacio humilde. Y, para encontrar lo que habita en ella, deberán al menos aspirar a esta humildad y, con la simplicidad de sus corazones, ingresar en la simplicidad de Aurora y, allí, reconocer su grandeza.

Aurora no es un lugar, es un don del Corazón del Creador que guarda en sí el propósito de permitir que las criaturas retomen su pureza; se liberen de las amarras, de las cadenas que el mundo les impone; puedan curar sus heridas más profundas; puedan transformar sus aspectos más arraigados y encontrar la paz.

Aurora es un estado de consciencia que existe y se manifiesta a través del sacrificio. Y, para ser parte de Aurora, deben ser parte no solo de su cura, de su redención y de su perdón; sino también de su sacrificio, de su servicio a la humanidad y al planeta.

Aspiré a estar aquí para cumplir una Voluntad Divina, porque ha llegado el tiempo de Aurora, y eso significa, hijos, que ha llegado el tiempo de la liberación del corazón humano.

Cuanto mayor es la oscuridad que se manifiesta en el mundo, mayor es la Luz que emana de las profundidades de los Centros de Amor.

Y, así como Aurora, ellos necesitan corazones espejos que puedan reflejar al mundo los dones que se ocultan en su interior; necesitan consciencias que puedan decir sí a la transcendencia de sus aspectos humanos y a la manifestación de una vida superior, que no solo sucede con el esfuerzo humano, sino también con la apertura de la consciencia para recibir la Gracia que existe dentro de los Centros de Amor desde el principio de la vida, desde el principio de la vida sobre la Tierra.

Así como Aurora, otros espacios sagrados se ocultan en el planeta, y pulsan, hijos, como un gran corazón que espera expresarse en la Tierra y demostrarles a las criaturas que en este mundo no solo habita el caos, sino que, en una proporción mayor que la oscuridad, habita la Luz.

Llegará el día en el que el silencio de los Centros de Amor dará lugar a una gran voz, que es la voz del Propósito Divino. Y es para ese día que Yo los estoy preparando, para que sus almas sepan reconocer lo que proviene del Corazón de Dios para manifestar Su Propósito y lo que no proviene de Su Corazón, sino de la astucia de Su enemigo que, hasta el final, buscará confundir a los seres.

Por eso, guarden en sus corazones lo que hoy les entrego, que es la posibilidad de reconocer los Centros de Amor, la posibilidad de estar ante la Jerarquía de la Luz y reconocer la Presencia de Dios, sin permitir que sus corazones se confundan.

Y así, hijos, podrán guiar a otros, podrán ser la Luz sobre la mesa del mundo, la Luz que se enciende en la casa oscura para iluminar el camino y mostrar la verdad. Aunque sean pocos, una vela dentro de la casa marca una gran diferencia.

Cuando la oscuridad domine el mundo, la Luz del corazón de los que están despiertos les mostrará el camino a las almas. Y aspiro, hijos, a que sus corazones estén dispuestos a servir hasta el final, hasta que la última alma sea rescatada y retorne al Corazón de Dios.

Despierten en su interior el amor profundo por las almas. Permitan que el Amor de Dios crezca dentro de ustedes, para que aprendan a amar como Él ama, y así sus vidas tengan otro sentido a través del servicio, de la compasión, de la misericordia, a través del amor que crece, se expande y se renueva en su interior.

Porque es ese amor, hijos, que será el motor del servicio incansable que prestarán las almas hasta el final.

A través de la oración, abrirán una puerta para que Dios ame a través de ustedes. Y, a través del servicio, dejarán que ese Amor llegue a todos los corazones. El Propósito de Dios es simple, la forma de llegar a Su Corazón es simple; una oración verdadera transforma la condición humana. Por eso, no dejen de orar.

Si quieren conocer los misterios del Cielo, oren de corazón.

Si quieren ser Espejos de los Centros de Amor, oren de corazón.

Si quieren descubrir el Propósito Divino para sus vidas, oren de corazón.

Si quieren encontrar las respuestas a sus cuestiones más profundas, oren de corazón.

Si quieren desatar los nudos que existen en sus familias, oren de corazón. Y, a través de la oración, encontrarán la verdad; a través del diálogo con Dios, encontrarán las respuestas.

No teman por los tiempos que vendrán, solo coloquen en sus corazones la certeza de que antes de que Dios permitiera que todo esto sucediera, Él manifestó los Centros de Amor, Él manifestó la cura en Aurora para que llegara al mundo en el momento en que las almas más la necesitaran.

Oren por el despertar de la humanidad. Oren para que en cada punto sagrado de este mundo existan almas capaces de manifestar el Pensamiento de Dios, y que lo hagan de corazón.

Para esto, hoy Yo estoy aquí; para esto, vengo como Intercesor de las almas y, sobre todo, de las familias; para que a través de su consagración encuentren el principio de la Familia Universal, reciban el principio de la Familia de Nazaret, de una Familia Sagrada que crece en unidad, compasión, amor.

Que vengan hasta aquí las familias que se consagrarán en este día.

Que la paz que proviene del Corazón de Aurora impregne sus corazones, libere las angustias, los temores, los dolores más profundos. Que ellos den lugar a la alegría de una misión cumplida, porque la Gracia de Dios tocó sus corazones.

Antes de que Dios permitiera la muerte, Él creó la vida eterna, la vida divina. Por eso, hijos, vivan con alegría el don de la vida en la Tierra, que les da la posibilidad de crecer y amar. Pero sepan que una vida superior los aguarda, y es en ella donde ese amor que aprendieron en la Tierra se multiplica.

Por eso, cuando aprendieran a amar más en este mundo, multiplicarán este amor en el otro. El único propósito de esta vida es aprender a amar, aprender a amar de corazón, renovar el Amor de Dios.

Y cuando esto se cumple, el Creador les abre nuevos ciclos para que ingresen en otras etapas, en las que el amor que aprendieron en el planeta se multiplica y llega a toda la Creación. Allí comprenderán el sentido de la vida e incluso el sentido de la muerte, el sentido de renunciar a la vida material y soltarla para ingresar en la vida superior.

Para cada ser existe un tiempo y una hora diseñada por el Propósito Divino. Y, cuando ella se cumple, sean agradecidos, porque un nuevo ciclo les ha llegado a las almas que dicen sí.

Hoy, Mi Corazón se alegra ante sus familias, cada una con sus dificultades y desafíos, con sus virtudes y dones, con un Propósito a manifestar. Que, a pesar de la condición humana, siempre pulse en su interior la voluntad de conocer un Amor Mayor y de juntos crecer en ese Amor.

Oren los unos por los otros, oren unos con otros, y dejen que ese amor crezca.

Tienen Mi bendición para esto.

Que esta agua represente para sus vidas la pureza de la Sagrada Familia de Nazaret, que lave sus pecados, que los libere de los dolores, que revele su pureza y les traiga paz.

Que este incienso represente su aspiración de vivir lo sagrado, que libere a sus almas de lo que les impide llegar a lo sagrado.

Aquí estoy, hijos, como un Padre para los padres, como un Padre para los hijos, como un Amigo al cual pueden recurrir siempre que lo necesiten.

Yo los escucharé y les traeré respuestas, aunque no sean las que ustedes pueden pensar.

Hoy, Yo los consagro como Hijos y Amigos de San José. Que sus vidas le hablen al mundo sobre el Amor de Dios, que su servicio y su oración sean sinceros. Así, encontrarán la paz.

Yo les agradezco por estar hoy aquí, a los pies de este altar. Acojo en Mi Corazón sus oraciones y sus peticiones, intercederé por ellas ante Dios.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE IRMÃ LUCÍA DE JESÚS

Encuentren la paz en la gracia de una oración sincera, en la que sus corazones son capaces de salir de sí mismos, por un instante, para encontrar el sentido de la propia vida en el rescate de las almas que más lo necesitan.

Encuentren la paz en la gracia de la unidad, en la posibilidad de tener hermanos en el camino evolutivo que, a pesar de sus imperfecciones, están intentando día a día ser mejores discípulos y servidores de Cristo, compañeros de Su Sagrado Corazón.

Encuentren la paz, hijos, en la posibilidad de mirar a su alrededor y ser agradecidos, pues la gratitud coloca al corazón y a la consciencia por encima de las dimensiones del caos y de los conflictos, y les permite ver el Propósito de la existencia oculto en el interior de los seres, en su capacidad de amar y de servir.

Encuentren la paz en la posibilidad que Dios les concede de siempre comenzar de cero otra vez, de encontrar el punto que dejaron atrás para que retomen el compromiso con Él, todos los días.

Encuentren la paz aún en tiempos de caos; porque, si son capaces de sentir paz en sus corazones, estarán generando paz para el mundo y para los corazones que sufren.

Vivir un atributo divino, hijos, es la mejor forma de irradiar este atributo al mundo. Ser lo que esperan que la humanidad alcance algún día es la mejor forma de servir a este Propósito, a este Proyecto pensado y amado por Dios. Dentro de ustedes se encuentran las llaves y, a través de ustedes, este Proyecto se realiza.

Por eso, cuando les pedí que se consagren como Hijos y Amigos de San José, les pedí también que le demuestren al mundo su consagración a través de las acciones de la vida, para que penetren en este misterio y descubran que la consciencia humana es una sola y que, dentro de cada uno, se encuentra la llave para la consagración de todos.

Muchas veces, ya les dije esto, y hoy les vuelvo a decir que sean aquello que esperan del prójimo y del mundo. Sean el ser humano pensado por Dios, para que así, un día, puedan ver a este ser humano manifestándose en todas las criaturas.

Tienen Mi bendición para esto. 

Su padre y amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando la vida aparentemente llega a su fin, sepan, hijos, que no es el fin, sino el comienzo de una nueva y misteriosa etapa, una nueva escuela, en donde viven la síntesis de su experiencia en la Tierra, asimilando lo aprendido, transmutando lo que ya no les corresponde, encaminando los registros de sus experiencias hacia la Fuente que corresponda, encaminando cada cuerpo según su destino, para preparar entonces algo nuevo.

La vida no llega a su fin. La vida en la Tierra es un don precioso, un tesoro del Corazón de Dios, que Él cuida con predilección porque es un Proyecto que guarda en sí la esencia de todo lo que fue creado y cuya plenitud transformará toda la Creación Divina.

Pero el hecho de que la vida material concluya un ciclo solo indica que la consciencia necesita aprender de otras formas, que su experiencia ha generado los méritos y los frutos que debía y que por las leyes de la materia y del espíritu le fue concedida vivir.

Después de la vida material, continúan pasos profundos, síntesis internas, momentos de reflexión y de comprensión, momentos de mirar la vida con los Ojos de Dios y, finalmente, ser capaz de ver lo que antes no era posible. Y así como un adulto es capaz de comprender lo que es incomprensible para un niño, así el alma que sale de su cuerpo es capaz de ver la vida como realmente es.

Y aquellos que caminaron por un sendero sagrado, vivirán aún muchos arrepentimientos, pero estos darán lugar a la luz de la consciencia, que se abrirá para seguir caminando con los códigos de amor recibidos en el planeta.

Para las almas que caminaron en la oscuridad, ver la verdad es su mayor e insondable sufrimiento. Incalculable es el arrepentimiento del alma que percibe que desperdició su encarnación por ignorancia, por indiferencia, por las ilusiones; y por esas almas deben orar mucho.

Les digo esto, primero, para que comprendan que la vida no solo no termina en este mundo, sino que su continuación es consecuencia de todo lo que viven en la Tierra. Y, segundo, para que reverencien el momento de los que pasan por esta etapa entre la vida material y la vida espiritual, para que acompañen con el corazón el paso de las almas entre las dimensiones y no teman, sino que construyan puentes de amor con la oración sincera.

El sufrimiento vivido en el mundo dará lugar al despertar profundo de los seres y los grados de amor podrán ser expandidos y multiplicados en ese momento cuando, a la luz de la verdad, el alma pueda comprender la Voluntad Divina.

Que sus corazones, tanto ante la vida como ante la muerte, siempre caminen en dirección a Dios. Allí estarán seguros y verán Su Propósito cumpliéndose y revelándose en su mundo interior.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Coloquen en el Corazón de Dios todas sus aspiraciones y proyectos, todos sus anhelos y deseos de manifestación, todas sus tareas y responsabilidades; y sepan, hijos, que, antes que todo esto, sus obras reflejan lo que ustedes son.

Antes de demostrarle al mundo sus obras y acciones, demuéstrenle al mundo la verdad de sus corazones, porque es el amor verdadero en el corazón de los discípulos de Cristo lo que manifiesta el rescate de las almas y el propósito de la consciencia humana. Es la transparencia, dentro y fuera de sus seres, lo que hará que las almas reconozcan la Presencia Divina en todo lo que hacen.

Y para que sus obras hablen de Dios y no de los hombres, precisan estar imbuidas de un propósito transparente de transmitirle Dios al mundo, y no las destrezas humanas.

Este es un tiempo de grandes competiciones, en el que las energías planetarias incitan a las consciencias a producir y a demostrar sus destrezas a todos a través de sus acciones. Pero cuando Cristo le habló a la humanidad de que "por sus frutos los reconocerán", hablaba de los frutos del espíritu y del corazón, de los frutos de la transformación de las almas, de los frutos de la capacidad de Sus discípulos de transformar la condición retrógrada de la humanidad a través del Amor Crístico e impregnar todo lo que hacen de ese Amor.

Por eso, los reconocerán: por el amor que emanan, por el Espíritu Santo presente en todo lo que manifiestan. Ahí está el secreto de la conversión y de la transformación de los seres.

Para atraer a las almas hacia Dios, no bastan solo acciones concretas, sino acciones impregnadas por el Espíritu. Es así, hijos, que verán llegar a las almas que están aguardando no solo el tiempo y la hora de despertar, sino también que sus corazones estén prontos para ser lo que Dios necesita de cada uno de ustedes, y que así ya no sean solo ovejas en el rebaño del Pastor, sino también sean Sus compañeros, los que aprendieron a ser pastores con Él, para llevar adelante Su Obra verdadera, que habla mucho más de lo que está adentro de ustedes que de lo que está afuera.

Entiendan con esto que no estoy desmereciendo el poder de las acciones; pero, en un tiempo en el que el mundo los llama solo hacia afuera y hacia lo que es superficial, Yo les advierto que no se olviden de mirar hacia su propio corazón; y sepan que las acciones vacías no construyen el Plan de Dios; pero que las acciones plenas del Espíritu Santo multiplican la acción del Creador en las almas.

Por eso, antes que nada, oren y den valor a la vida espiritual, den valor a la transformación de la consciencia, den valor al silencio, a la humildad, a los dones y virtudes del Espíritu más que a las destrezas de la mente, y así comprenderán lo que les digo.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,
 
San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Consagrarse a Mi Casto Corazón, hijos, es aspirar con el corazón a seguir los ejemplos que les dejé, no solo a lo largo de Mi vida sobre la Tierra, sino también después, cuando seguí el camino de servicio y de unión con Dios hasta retornar a Su Corazón.

Consagrarse a Mi Casto Corazón es darle la señal al universo y al Creador de todas las cosas de que, a pesar de las imperfecciones, limitaciones y resistencias, sus almas aspiran a ir más allá de todo eso y a encontrar el principio perfecto que se oculta en su interior.

Consagrarse a Mi Casto Corazón es ingresar a la escuela de la transformación de la condición humana de una forma consciente, atentos cada día a lo que ya no debe formar parte de sus vidas.

Consagrarse a Mi Casto Corazón es cansarse de lo que el mundo les ofrece, cansarse de vivir bajo las influencias de estos tiempos y de vivir lo mismo, vida tras vida: los mismos conflictos, encontrarse con las mismas barreras, caer en los mismos abismos, dejarse llevar por las mismas aguas.

Finalmente, cuando se cansen de todo eso, serán capaces de mirar al Cielo, como también al propio mundo interior, y percibir que existe una opción diferente, que existe una posibilidad de vivir de forma sagrada, de hablarle al mundo con el silencio de su boca y con el grito de sus acciones.

Existe una forma de transformar la condición humana de adentro hacia afuera, transformándose a sí mismos, sin señalar los errores de los demás.

Existe una posibilidad de ir más allá de lo que ya fueron hasta hoy como humanidad, y eso es lo que Yo vengo a mostrarles con la consagración a Mi Casto Corazón. Eso es lo que ustedes percibirán estudiando los Mensajes que les entregué. Eso es lo que descubrirán viviendo el servicio que les pedí. Eso es lo que vivirán plenamente cuando vean los milagros manifestados en sus familias por el poder de la oración y de la transformación de la vida.

Consagrarse a Mi Casto Corazón les mostrará que, a pesar del caos del mundo, del caos interno de los seres, del caos en la mente y en las emociones de los hombres y mujeres del mundo, aún habita en su interior un potencial de perfección, una esencia inmaculada y silenciosa que no se expresa, sino delante de los que la miran y le dicen: "Vive plenamente a través de mí, sé tú la expresión de mi ser".

Y es eso, hijos, lo que el Creador Me pide hoy que les enseñe: a mirar hacia adentro y encontrar la propia esencia; mirar a la vida y saber vivirla de una forma diferente.

En la escuela del fin de los tiempos, sabrán tornar el sufrimiento en sagrado; sabrán hacer del sacrificio una vida de plenitud y de servicio; sabrán hacer de lo que para algunos es humillarse la liberación de sus almas; porque no necesitarán ser lo que el mundo espera, sino lo que Dios esperó tanto tiempo para vivir dentro de ustedes, dentro de cada una de Sus Criaturas.

Por eso, hoy vengo a consagrar a las familias, porque son el arquetipo perfecto de la unidad y de la manifestación de la Voluntad de Dios, pero que se está perdiendo en el mundo. En las familias es donde se construye la consciencia humana; una familia plena de amor construye seres humanos que saben amar.

Por eso, les pido que siempre busquen en sus corazones la forma de encontrar y de comunicarse con Dios en el corazón de sus familias.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

 

Al final del Mensaje, San José realizó la consagración de algunas familias como Hijos y Amigos de San José y transmitió las siguientes Palabras:


A Mi Corazón le alegra recibirlos en Mi altar.

Me alegra la simplicidad de los niños, la pureza de su presencia.

Y por el don que Dios Me concedió de dar la vida a Su Hijo, de construir esa vida a través de la Sagrada Familia, de traer a la Tierra principios sagrados; por esta Gracia, hijos, Yo los bendigo y los consagro como Hijos y Amigos de San José, como compañeros de Mi Casto Corazón, los que darán a conocer al mundo cansado un arquetipo de vida diferente; los que se esforzarán todos los días, con paciencia, con humildad, para vivir lo que el mundo no ofrece, para ir contra las tendencias de estos tiempos y, en un tiempo de caos, manifestar la paz, el respeto, el servicio, el amor y la comprensión.

Yo los bendigo y les agradezco por estar hoy aquí.

Que sus vidas le den al mundo el ejemplo de una humanidad diferente. Tienen Mi bendición para esto.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mientras la humanidad se distancia de Dios, Yo los llamo a la consagración.

Mientras reina la indiferencia en el mundo, Yo los llamo a servir.

Mientras reina la ignorancia en el corazón de los hombres, que continúan ultrajando y asesinando a los animales, Yo los llamo a orar por los Reinos de la Naturaleza, Yo los llamo a transformar su relación con la vida, para comprender que no solo habita dentro de ustedes, sino en todos los seres que viven y respiran.

Toda la Creación fue pensada por Dios, cada pequeño detalle de la vida fue emanado del Corazón del Creador. Todo tiene un motivo de existir, una razón y un valor; todo guarda en sí un misterio que es revelado a los corazones que se abren para contemplar la Presencia Divina a través del don de la vida.

Cada pequeña flor tiene un propósito, guarda en sí una geometría sagrada que comunica a la Creación una información, una instrucción que ayuda a que las conciencias retornen a Dios.

Cada especie de la naturaleza tiene una misión y, para que se cumpla, primero la humanidad debe manifestar su Propósito. Es a través de la evolución humana que la naturaleza también camina.

Cada vez que dan un nuevo paso y viven una nueva experiencia de amor que trasciende el amor individual, el amor humano, el amor que busca algo del otro, y viven el Amor Crístico, aquel que se entrega sin restricciones, sin buscar nada a cambio, cada vez que son capaces de vivir esto, la naturaleza, hijos, también es llevada a vivir su propósito.

Es así que la mirada de un animal puede transformar un corazón; es así que el amor del animal también se torna desinteresado. Y, aunque la humanidad no lo reconozca, el Amor Crístico comienza a impregnar toda la vida.

A partir del momento en que este Amor despertó en el Corazón de Jesús, abrió una puerta para que toda la Creación pudiera vivirlo, para que este Amor impregnara a todos los Reinos y, sobre todo en este planeta, para que todas las criaturas pudieran expresarlo.

Pero este Amor aún es un potencial dentro de muchos seres, un potencial oculto, silenciado por los estímulos del mundo, silenciado por un amor que busca el reconocimiento y el retorno de los demás. La humanidad hoy está distraída con esta expresión de amor humano, que tiene su valor, pero no debe acabar allí.

Amar, hijos, no debe ser solamente emitir un sentimiento sobre alguien o alguna cosa; el amor nace de la expresión del Propósito Divino en el corazón de los seres, cuando son capaces de amar el Propósito que Dios tiene para el otro y sirven desinteresadamente para que ese Propósito se manifieste.

En el camino del amor, en la trayectoria de su desarrollo, nace la fraternidad en los corazones. Todo lo que les digo les parece obvio, pero es muy difícil de practicar cuando son llamados a colocar al otro primero, cuando son llamados a ir más allá de sus imperfecciones y a amar la esencia divina que pulsa en su interior, a amar el pensamiento perfecto que una vez emanó del Corazón del Creador y que se manifestó a través de la vida.

El tiempo del Retorno del Señor se aproxima, y el amor será la señal viva en sus consciencias de que son Sus compañeros; el amor será la luz que, en tiempos de oscuridad, le señalará al mundo dónde están los compañeros de Cristo. Y esto va más allá de las religiones, de las culturas, de las naciones, de las razas. Se trata de amar así como Cristo amó, donando todo de sí para que se cumpla el Propósito de Dios.

Las almas gritan en el interior de los seres en busca de esta experiencia de amor. Por eso, los llamo a la consagración; por eso, les pido que sus acciones y su propia vida sean el símbolo de su consagración, porque la humanidad necesita ejemplos. Las almas están buscando y necesitan encontrar dónde está el Amor de Dios.

Profundicen cada día en los grados de amor, en la posibilidad de servir a todos los Reinos de la Naturaleza, de servir también a los hombres y mujeres de este mundo, aquellos que están olvidados, que están enfermos, que están sumergidos en la oscuridad de su propio interior, en los abismos del sufrimiento interno que el vacío de Dios causa en las almas.

Yo los llamo a ser luz en el mundo a través del amor. No será a través de las destrezas o de las virtudes; no será a través de lo que son capaces de hacer o realizar, sino de lo que son capaces de ser.

No afirmen, hijos, que es difícil amar. Para aprender a amar, Yo les doy dos llaves: la oración y el servicio.

Si son capaces de orar por los demás, y de orar todos los días, sus consciencias se aproximarán más a Dios, y el Propósito que habita en su interior comenzará a crecer.

Si unen la oración al servicio y son capaces de salir de sí mismos para prestar atención a los que sufren, a la necesidad que se presenta, a los Reinos de la Naturaleza; entonces, hijos, la oración tomará vida y se convertirá en acciones y, en todos los niveles de la consciencia, desde los universos espirituales hasta la vida material, sus consciencias comenzarán a ingresar en el Propósito Divino.

Cuanto más sean capaces de orar y de servir, más transformarán la condición humana. Cuando sean capaces de escuchar más que de hablar, cuando sean capaces de silenciarse para buscar la Voz de Dios, podrán seguir profundizando en este Propósito Divino.

Hoy, Me alegra ver corazones que aspiran a profundizar en su consagración, Me alegra ver corazones dispuestos a transformarse para ser dignos y consecuentes con la Voluntad Divina.

Y quiero que se preparen para esta consagración, que reflexionen en sus vidas lo que es ser Hijos y Amigos de San José.

¿Cómo fue San José en Su vida? ¿Cómo vivió? ¿Qué hacía? ¿Cómo pensaba? ¿Cómo atravesaba cada dificultad de la vida? Porque Yo también pasé por dificultades.

También fui tentado a pensar que cumplir la Voluntad de Dios sería imposible, pero el Amor del Padre triunfó más allá de Mi condición humana. Y es por eso que el Señor Me pidió que viniera a consagrar el mundo a través de esta nueva consagración de Hijos y Amigos, aquellos que seguirán Mi ejemplo de unión con la Sagrada Familia, de sumisión a la Voluntad Divina, de humildad y de servicio, para que al final de todo, hijos, el Amor de Dios pueda triunfar más allá de la condición humana.

A través de esta meditación sobre lo que verdaderamente es consagrarse, sus corazones estarán prontos para dar un nuevo paso.

Por eso, les pediré que, el próximo fin de semana, se reúnan aquí, como en cada Centro Mariano, para profundizar en esta consagración; para que, a través de los instructores de esta Obra, que son llamados a profundizar junto con ustedes en su camino de entrega y servicio, cada uno pueda meditar más profundamente, comprender más ampliamente lo que significa la consagración, para que así puedan dar un nuevo paso, y que este no sea por emociones, sino por la consciencia, por la verdadera Voluntad que proviene del Corazón del Padre, y que se manifiesta en el corazón de cada uno de Sus Hijos, de retornar a Él, de vivir lo que Él pensó aun en un tiempo de caos, de confusión, un tiempo en el que las almas están enfermas y manifiestan sus enfermedades en la mente y en el corazón de los hombres.

La cura, hijos, la encontrarán en la consagración de sus vidas.

Hoy, consagraré a los primeros Hijos y Amigos de San José, que sin saberlo ya han estado preparando sus corazones para este momento.

Y, paso a paso, a medida que vayan preparando sus corazones para vivir esta consagración, también los consagraré a través de Mis sacerdotes o en Mis Apariciones. Mientras Yo venga al mundo, los consagraré.

Hoy, que vengan aquí aquellos que participan en el Linaje de los Reinistas.

Hoy, Yo los llamo en representación de la humanidad, por aquellos que deben despertar, por las familias del mundo, por los que necesitan conocer y reconocer el Amor de Dios, por los que necesitan aprender a servir a los Reinos de la Naturaleza.

En oración, en sus corazones, pidan por las familias del mundo y por los que no tienen una familia; pidan por las familias refugiadas, por las que viven en las calles, por las que viven en guerras, por las que viven en guerras dentro de sí, por las que están divididas, por las que están distantes de Dios.

Oren por sus padres; agradezcan el don de la vida.

Oren por los enfermos, sobre todo por los enfermos de corazón.

Oren por los Reinos, por los Reinos ultrajados y olvidados, por las grandes florestas y los pequeños jardines. Oren por el don de la vida.


En este momento, San José pide que le traigan agua bendita.


Que esta agua los renueve, renueve su aspiración de amar, de servir y de cumplir el Propósito Divino.

Por la Gracia que Dios Me concedió de interceder por el mundo y por las almas que más necesitan, Yo los consagro como Hijos y Amigos de San José para que caminen Conmigo en la transformación de sus vidas, para que reencuentren el Pensamiento de Dios que habita en sus corazones, para que manifiesten Su Propósito, trascendiendo la condición humana, para que aprendan a amar y a servir más allá de sus limitaciones, para que vivan con plenitud el don de la vida, y así, hijos, en humildad y poco a poco, tornen sagrado a este planeta con su presencia.

Sean luz para el mundo, aun en tiempos de oscuridad.

Sean cura para las almas enfermas, a través del amor de sus corazones.

Oren Conmigo por un mundo que cumpla el Propósito de Dios; por religiones que se unan en un único propósito de hacer sagrada a la Tierra; por familias que se unan para manifestar el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Oren Conmigo por un corazón humano preparado para el Retorno de Cristo, para estar ante el Redentor y no temblar por sus pecados, sino regocijarse por Su Presencia.

Oren Conmigo para que la Voluntad de Dios para este planeta no permanezca latente dentro de los hombres, sino que sea una realidad, que todos puedan ver, sentir y experimentar. Que esta sea la renovación del propósito de sus vidas.

Tienen Mi bendición para esto.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Hermana Lucía de Jesús:

Gracias, San José, por cuánto nos das.

Vamos a cantar "Sagrada Familia" para despedirnos de San José y prepararnos para la Comunión Espiritual.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LAS TIERRAS DE LA UNIDAD, SÃO BENTO ABADE, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En este día, vengo en compañía de San Francisco de Asís y de San Martín de Porres a traerles a las almas el fiel ejemplo de la ascensión y de la transformación de la consciencia; para que, a través de estos dos ejemplos de seres que vivieron en plenitud el Amor Crístico, las almas comprendan que el amor solo se plenifica cuando abarca en sí a todos los Reinos de la Naturaleza.

En San Francisco y en San Martín de Porres encontrarán el ejemplo vivo de la ascensión de la consciencia y de la unión con Dios.

Y, ante estos compañeros y siervos del Altísimo, vengo a instituir la consagración a San José de todas las almas que aspiran a vivir la transformación de la condición humana a través de la humildad, de la caridad, de la unidad con las familias, de la compasión con los más pobres y del servicio abnegado a los Reinos de la Naturaleza.

Los Hijos y Amigos de San José llevarán adelante su consagración mediante una preparación consciente a través del estudio de los Mensajes que Yo les entregué, de la oración consciente por los más olvidados, de la oración con y por las familias del mundo, del servicio humanitario y del servicio abnegado a los Reinos de la Naturaleza.

Estos serán los pilares de los Hijos y Amigos de San José, que llevarán como símbolo de su consagración solo la Medalla que les entregué, y a través de las acciones de la vida le demostrarán al mundo que son hijos y amigos de Mi Casto Corazón.

Y la primera acción que vengo a entregarles es "Con San José, por Amor a los Reinos", para los que se dedicarán en su consagración al servicio de los Reinos de la Naturaleza. En esta acción, deberán llevar una camiseta y un delantal, para que el servicio que realicen sea identificado y lo den a conocer al mundo a través del programa "Por Amor a los Reinos".

Los Hijos y Amigos de San José deberán celebrar, en el último sábado de cada mes, el Día del Servicio Abnegado al Reino Animal, con acciones de servicio en lugares consagrados a los Reinos de la Naturaleza, como las Tierras de la Unidad, donde la unidad con la vida transmuta y libera el sufrimiento del mundo; el Parque San Francisco de Asís, donde el servicio a los canes transmuta y libera la indiferencia humana; y  el Sitio de la Estrella, donde la luz que se enciende en las almas libera la oscuridad de los que están en lo oscuro.

Estos son lugares en donde Mi Corazón habita de forma especial, pero quiero decirles que el Día del Servicio Abnegado al Reino Animal puede se realizado por los Hijos y Amigos de San José dondequiera que estén; y así, poco a poco, despertarán el Amor Crístico en sus seres y, a través de ustedes, en toda la consciencia humana.

Les pido, con la humildad de Mi Corazón, que sean guardianes del servicio a los Reinos de la Naturaleza; porque, mientras la humanidad no aprenda a servir y a amar a los Reinos, este mundo no alcanzará la paz y el proyecto humano no se manifestará plenamente.

La consagración de los Hijos y Amigos de San José tendrá lugar el próximo 19 de junio y en los días que vendrán, cuando sus almas se preparen en oración para transformar sus vidas y que, por medio de la consagración y la bendición sacerdotal que Yo instituiré a través de Mis hijos sacerdotes, ustedes puedan dar testimonio de la transformación de la condición humana y del despertar del potencial oculto de las almas cuando simplemente se dispongan a amar y a servir.

Les dejo Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDA EN LA CASA LUZ DA COLINA, CARMO DA CACHOEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando las almas se reúnen en oración, con la esperanza de volver a encontrar a Dios, y en Él las respuestas a sus cuestionamientos más profundos, entonces, hijos, Dios se manifiesta entre ellos. A través del aire silencioso, del Soplo de Su Santo Espíritu, toca los corazones y los libera de sus pecados más arraigados, de sus errores más antiguos.

Hoy, estoy aquí, respondiendo a una Voluntad Mayor, para recoger en Mi Corazón la oferta de las almas servidoras.

Estoy aquí para recibir los frutos de las vidas de entrega de aquellos que en toda su existencia aspiraron a servir al Plan de Dios y a su Voluntad Superior; y que hoy, aún con sus limitaciones, siguen viviendo esa entrega y la vivirán hasta su último suspiro.

El planeta aún vive en la ley de la dualidad, así como este universo. Y esta ley requiere equilibrio para que las almas sigan teniendo la oportunidad de evolucionar.

Por eso, hijos, el servicio, el sacrificio, la donación de sí y hasta aun el sufrimiento cuando es vivido con consciencia, también son instrumentos que equilibran las Leyes, que colocan en la balanza de las Leyes Divinas los méritos para transformar la indiferencia, la ignorancia, la falta de amor y el egoísmo, que son grandes males que apartan a la humanidad del Corazón de Dios.

Les digo esto para que comprendan que la vida siempre tendrá su valor. Sus ofertas siempre tendrán un valor incalculable ante Dios y aun postrados en una cama o con diferentes limitaciones físicas, internas y espirituales, siempre y cuando hagan de sus vidas una oferta a Dios, ellas siempre serán para el Padre motivo de esperanza, de equilibrio; ellas siempre generarán méritos para el rescate de almas, aunque nadie los vea y su entrega sea profundamente silenciosa.

Por eso, estoy aquí, para que ustedes recuerden que la vida jamás pierde su valor. Ella es sagrada hasta su último suspiro y seguirá siendo aún más sagrada cuando conozcan los universos que existen más allá de la dimensión material.

Hoy, Yo vengo a agradecer la oferta silenciosa de las almas servidoras, de los que dedican y dedicarán siempre sus vidas a Dios y al prójimo; porque, a través de sus almas, el Padre encuentra la oportunidad de seguir renovando Su Amor y Su Creación.

Reciban Mi bendición y Mi paz.

Reciban la gratitud que emana de Mi Casto Corazón y que los toca para que reencuentren el Propósito de vivir y servir silenciosamente.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Por qué y para qué consagrar la propia vida?

¿Qué significa para Dios que un alma consagre su vida y viva conforme a su consagración?

Un alma consagrada, hijos, es aquella que abandona el mundo en su corazón, no para ignorar la vida sobre la Tierra, sino para que la unión con Dios sea su prioridad; y, siendo así, un alma consagrada es aquella que se dispone a ser un instrumento del Creador y a llevar Su Presencia en sus acciones, palabras, sentimientos y pensamientos.

La consagración de un alma no acontece de forma inmediata cuando ella asume sus votos, sino de forma gradual cuando, día tras día, esa alma se confirma en el propósito de llevar a Dios consigo en todas las cosas de la vida.

Un alma consagrada es aquella que equilibra la indiferencia del mundo con la situación planetaria porque, en oración, esa alma es capaz de sentir cada espacio del planeta y todos los seres tienen importancia para ella, toda la vida encuentra espacio en su verbo orante.

Un alma consagrada es aquella que es consciente de que sus acciones transforman el planeta y de que su corazón transforma el corazón humano. Por eso, sirve incansablemente en el anonimato de su consagración. Ella no necesita estar en el mundo para servir al mundo, porque sabe de la amplitud de la vida espiritual y de sus misterios; y, así, sirve penetrando en esos misterios y develando en sí misma las profundidades de la vida interna.

Un alma consagrada es para Dios como el bálsamo en Sus heridas; es para Cristo como el aceite perfumado curador sobre Sus Llagas; es para María Santísima como las rosas que están en Sus Pies y tornan bella la existencia.

Un alma consagrada vive para equilibrar los desequilibrios de este mundo, para detener la Ira de Dios que tantas veces estuvo de forma inminente sobre la Tierra.

Un alma consagrada concede, con su vida, el equilibrio que la humanidad necesita para seguir recibiendo Misericordia, aunque solo merece la Justicia Divina.

Un alma consagrada le recuerda constantemente al Creador Su Propósito de Amor por la humanidad, para que no se pierda Su esperanza de ver ese Propósito manifestado.

Un alma consagrada no le teme al servicio, al sacrificio o a la entrega, porque esos fueron los pasos que Cristo dio en dirección a la renovación del Amor Divino y esos mismos pasos son a los que esa alma aspira constantemente. Ella anhela imitar a su Señor como un hijo que admira a su padre, como una esposa que acompaña a su esposo, como un amigo que está siempre al lado de su amigo, como un discípulo que se esfuerza por corresponder a su Maestro.

Así vive el alma que se consagra, en el desafío diario y constante de aprender a amar, de transformar en sí la condición humana y tornarse un instrumento en las Manos del Creador.

Ahora, les pregunto, hijos, ¿están consagrando sus vidas a Dios?

No desistan de sus caminos. No se dejen derribar por las dificultades; sino que en cada caída, con la cruz, encuentren en el Creador la fuerza y la valentía para renovar sus espíritus y seguir caminando.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Haz del silencio el instrumento para aliviar tu mente y tu corazón.

Haz del silencio el camino para que tu consciencia se retire de las tensiones del mundo y se sumerja en los misterios celestiales.

Haz del silencio la puerta al conocimiento superior, el vehículo que te mostrará cómo encontrar las respuestas que tanto buscas dentro de tu propio corazón.

Haz del silencio el vehículo de la paz en los tiempos de conflictos, en el que puedas observar los acontecimientos y comprender más ampliamente como cortar las raíces del mal y establecer el equilibrio.

Haz del silencio el camino para despertar la humildad en tu corazón; aprendiendo a escuchar, a observar y a reverenciar al prójimo y a la propia vida manifestada en todas las cosas.

En tiempos de tanto caos, hijo, en los que los ruidos del mundo confunden cada vez más a los corazones, busca en el silencio la forma de estar en equilibrio.

Permite que haya en tu vida, en cada uno de tus días, momentos de silencio en los que solo te concentres en lo que es verdadero y que habita en ti; en los que solo te dispongas a escuchar a Dios, aunque Dios también se silencie en tu interior.

Es de esa forma, aprendiendo a cultivar el silencio, que encontrarás las respuestas que tanto necesitas, que descubrirás la fuente de sabiduría en tu universo interior, que estarás unido a Dios y pronto para escuchar lo que Su Santo Espíritu dicta en tu corazón.

El silencio es la gran llave que el Creador le concede a la humanidad para que aprenda a encontrar la paz.

Es en el silencio que percibirás la unión de los tiempos y la llegada de la vida universal y sus realidades a la Tierra.

Es en el silencio que aprenderás a vigilar y a percibir lo que esta fuera de la Ley, en ti y a tu alrededor.

Es en el silencio que podrás reconocer los cambios de los ciclos.

Es en el silencio que sentirás el descenso de los Rayos Inmateriales

Es en el silencio que estarás más allá de los estímulos del mundo y los transmutarás constantemente para que no te retiren de tu camino.

Es en el silencio que aprenderás el sentido de la entrega.

Es en el silencio que sabrás lo que te falta para superar el Amor de Dios en tu corazón.

Entonces, silénciate y descubre los misterios simples y profundos de la acción de silenciarte.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

Páginas

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto