Viernes, 14 de julio de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE IRMÃ LUCÍA DE JESÚS

Encuentren la paz en la gracia de una oración sincera, en la que sus corazones son capaces de salir de sí mismos, por un instante, para encontrar el sentido de la propia vida en el rescate de las almas que más lo necesitan.

Encuentren la paz en la gracia de la unidad, en la posibilidad de tener hermanos en el camino evolutivo que, a pesar de sus imperfecciones, están intentando día a día ser mejores discípulos y servidores de Cristo, compañeros de Su Sagrado Corazón.

Encuentren la paz, hijos, en la posibilidad de mirar a su alrededor y ser agradecidos, pues la gratitud coloca al corazón y a la consciencia por encima de las dimensiones del caos y de los conflictos, y les permite ver el Propósito de la existencia oculto en el interior de los seres, en su capacidad de amar y de servir.

Encuentren la paz en la posibilidad que Dios les concede de siempre comenzar de cero otra vez, de encontrar el punto que dejaron atrás para que retomen el compromiso con Él, todos los días.

Encuentren la paz aún en tiempos de caos; porque, si son capaces de sentir paz en sus corazones, estarán generando paz para el mundo y para los corazones que sufren.

Vivir un atributo divino, hijos, es la mejor forma de irradiar este atributo al mundo. Ser lo que esperan que la humanidad alcance algún día es la mejor forma de servir a este Propósito, a este Proyecto pensado y amado por Dios. Dentro de ustedes se encuentran las llaves y, a través de ustedes, este Proyecto se realiza.

Por eso, cuando les pedí que se consagren como Hijos y Amigos de San José, les pedí también que le demuestren al mundo su consagración a través de las acciones de la vida, para que penetren en este misterio y descubran que la consciencia humana es una sola y que, dentro de cada uno, se encuentra la llave para la consagración de todos.

Muchas veces, ya les dije esto, y hoy les vuelvo a decir que sean aquello que esperan del prójimo y del mundo. Sean el ser humano pensado por Dios, para que así, un día, puedan ver a este ser humano manifestándose en todas las criaturas.

Tienen Mi bendición para esto. 

Su padre y amigo,

San José Castísimo