Domingo, 7 de febrero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ Y MADRE DE LOS REFUGIADOS, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Mis queridos hijos misioneros:

Después de que sus corazones y consciencias conocieron la grave realidad de los refugiados, de los que huyen en barco hacia Grecia en búsqueda de una vida mejor, ahora, su Madre Celeste los conducirá a que encuentren nuevas y profundas necesidades de servicio espiritual e interno.

Quiero decir con esto, queridos hijos, que todos los refugiados, así como los niños que ustedes encontraron en esta misión, reflejan en sus miradas el resultado de un total abandono espiritual, moral y físico en cada una de sus vidas.

Así, hijos misioneros, ustedes están ante una situación espiritual de los refugiados que no solo se resolverá con servicio y con palabras de afecto, ustedes están ante un mar de complicaciones internas y externas; están ante el resultado visible de lo que el hombre de superficie, sin consciencia y sin amor, puede hacer con la vida de los demás.

Es en este punto y en este escalón no evolutivo en el que se encuentra la humanidad actual, muy insensible a los sufrimientos ajenos y olvidándose rápidamente de las necesidades humanitarias; situación que la humanidad solo ve como una noticia mundial.

En este momento la insensibilidad ante la crisis migratoria de millones de refugiados ya no puede seguir siendo ocultada, es una situación que cada día se vuelve más extrema y que por ser tan grave no se conoce el fin de la misma.

Queridos hijos, es por eso que los he traído hasta Turquía, para que con sus ojos y corazones, vieran y sintieran algo humano, algo de sus semejantes que es inexplicable.

En este momento la misión humanitaria en Turquía vivirá una profundización espiritual, y a pesar de que algunos de Mis misioneros enfrentan, con sus dolores, el dolor de millones de refugiados sirios, Mi mano no dejará de estar sobre ustedes para irradiarlos y ayudarlos hasta el final de la misión.

Queridos hijos misioneros, les suplico que pidan perdón a Dios cada vez que encuentren una situación de sufrimiento, que es el resultado de esta guerra civil.

Pidan por Misericordia y no se cansen de pedir, así Yo también podré aliviar los corazones solitarios.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los despierta a la Consciencia Mayor,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados