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Que la agonía del mundo encuentre la Paz del Corazón de Dios.
En la fidelidad a Su Camino y a Su Voluntad se encuentra la fortaleza para superar los asedios de Getsemaní. Y podrán rugir las fieras y los truenos, podrá temblar el suelo bajo los pies de los elegidos, pero estos no titubearán. Su fortaleza se encuentra en la memoria de la superación vivida por el mismo Dios, por intermedio de Su Hijo.
Ha llegado la hora de la confirmación, así como llegó para Cristo en el Getsemaní y para todos aquellos que se comprometieron con Él a lo largo de la historia de la humanidad.
Dios les ofrece beber del Cáliz del sacrificio y de la entrega, del esfuerzo y de la superación, de la comprensión, del perdón y del amor sin límites. Pero en ese Cáliz, hijos, también se encuentran la fe, la fidelidad y la fortaleza. Se encuentran la paz y la llama de la compasión, que inflama los espíritus y los ayuda a perseverar.
El Cáliz de Dios no está colmado solamente de pruebas, sino también de Dones. Sus instrumentos tienen todo lo que necesitan para cumplir con Su Plan; basta con que cada uno se disponga a hacer su parte y descubrir en sí mismo el potencial de amor y de entrega que aún está oculto en la condición humana.
Ese es el Getsemaní de estos tiempos, en donde las almas se confirman, aceptan el Cáliz que desciende desde los Cielos en las Manos de Dios, y beben de Su ofrenda. Inflamados por el Amor que proviene del propio Creador, toman su cruz y lo siguen.
Siéntanse parte de la Consciencia de Dios, que se renueva. Permitan que emerja de ustedes el potencial que desconocen. Dejen que la monotonía de sus vidas dé lugar a un Misterio Universal y permítanse ser llamados por Dios como Sus elegidos, Sus apóstoles y, verdaderamente, Sus hijos.
Que cada principio vivido por el Unigénito se manifieste y se renueve en sus vidas.
Tienen las puertas abiertas para eso.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
La Imagen del Casto Corazón de San José
La Imagen de Mi Casto Corazón debe ser contemplada por aquellos que buscan la humildad, la simplicidad, la madurez de espíritu y el despertar del espíritu de servicio y de caridad.
Esta Imagen representa el momento en que Mi Casto Corazón pronunció Su "sí" a Dios y aceptó, a pesar de Sus imperfecciones, cumplir con la Misión que Dios le había encomendado.
Esta Imagen es el símbolo de que, para servir a Dios, hijos, no es necesario ser perfecto, porque la Perfección, que proviene del Padre, se va manifestando en el alma y en el corazón en la medida en que el ser se decide a caminar.
Delante de esta Imagen deben pedirle al Padre la Gracia de saber decir "sí" a pesar de la aparente osadía de Sus Planes. Porque hoy les digo: no es Dios el que les pide grandes cosas, son ustedes los que no conocen el propio potencial, no saben de sí mismos y piensan que no pueden dar lo que Dios les pide.
Delante de esta Imagen oren la "Novena para comenzar los Nuevos Ciclos Espirituales" y dejen que Mi Corazón los inspire para que puedan decir "sí" y conocer de ustedes mismos lo que hasta hoy está oculto y les es desconocido.
El Relicario de Mi Corazón representa el Plan de Dios consumado en la imperfección humana. En él colocaré todas las Gracias que el Padre Me concedió para cumplir con Su Voluntad y delante de él, hijos, orarán no sólo por sí mismos, sino por toda la humanidad para que esos Dones de la Entrega y de la Rendición, que hicieron que este Corazón se tornara un triunfo Divino, puedan llegar a cada uno de sus hermanos en todos los rincones del mundo.
Por medio de la Imagen de Mi Casto Corazón y del Relicario de Mi Corazón, el Creador les concede dos nuevas y únicas Gracias para que sepan que todo lo que necesitan para tornarse una victoria celestial está al alcance de ustedes.
Les pido, hoy, una pequeña réplica del Relicario de Mi Casto Corazón para que él peregrine por el mundo y esté en todos los altares de Mis Apariciones. Porque en ese Relicario colocaré los Dones que la humanidad necesita para renovarse, patrones de conducta de una nueva vida que se irradiarán a las naciones y a los continentes como un terafín de la Nueva Humanidad, para que aquellos que lo contemplen y oren delante de él, alcancen la Gracia de saber y de vivir lo que realmente son.
Yo los amo, los bendigo y les agradezco por manifestar esta Obra de Milagros y de Gracias en este mundo.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Hijo Mío:
Encuentra en tu corazón la esencia de estos tiempos y tu fortaleza.
Comprende las pruebas del planeta no con pesar, sino con paz. Finalmente se cumple en la Tierra, así como fue profetizado desde el principio.
Que tu fe esté en los Planes de Dios y en nada más. Que Su Victoria sea una certeza profunda en tu corazón, a pesar de las aparentes derrotas que están por venir.
La Victoria Divina no se manifiesta como la victoria humana y, para saber comprender los Planes de Dios y dejarse conducir por Él, es necesario amarlo por sobre todas las cosas.
Recuerda lo que hoy te digo, para que no te lamentes ante la cruz. Así como el Hijo del Hombre conoció todo lo que padecería antes de que esos hechos se manifestasen en Su Vida, del mismo modo Dios te da a conocer las pruebas de este planeta por medio de las palabras de Sus Mensajeros Divinos.
Coloca estas palabras en tu corazón y deja que ellas forjen en ti aquella fortaleza que necesitarás, no solo para soportar los tiempos que vendrán, sino para que puedas hacer de cada prueba el motivo para multiplicar el amor dentro de tu corazón.
De nada vale solo soportar la cruz, porque muchos fueron los que murieron en la cruz a lo largo de la evolución humana. El sentido de tu entrega debe ser siempre el amor. Allí también radica la razón de tu existencia y el misterio de la Creación humana.
Ama, a pesar de todas las cosas, y en todo ve la oportunidad de servir y de entregarte por amor a Dios. No pierdas ni un solo segundo de la escuela de este mundo. Que todo sea para hacer valer la pena la Gracia que el Creador te concedió de estar sobre la Tierra.
Aunque la vida sea para ti un misterio a ser develado, abraza con gratitud las circunstancias de tu vida y todo se cumplirá.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijo, deja que en tu corazón se muestre el Corazón de Dios, para que sepas que no eres solo esa pequeñez humana en la cual te enredas todos los días sin saber cómo salir.
Deja que se muestre en tu corazón el Corazón Vivo de Dios, no solo para que vivas una experiencia espiritual, sino por una necesidad de emergencia que necesitas suplir para lograr estar sobre la Tierra.
¿Qué temes purificar, si para eso fuiste llamado a este mundo? ¿Por qué temes reconocer la verdad sobre ti mismo, si para este momento viviste toda tu evolución sobre la Tierra?
Viniste al mundo para curar tu espíritu, crecer y ser un milagro de conversión, no solo según los conceptos de la Tierra, sino para todo el Universo.
Ya sabes que el Infinito te aguarda. Ya sabes que debes tornarte algo nuevo y desconocido. ¿Por qué, entonces, no te rindes a lo que Dios tiene para ti?
Pequeño hijo Mío, alma en redención, deja que se cumpla en ti lo que Dios pensó. Ya sea en la humillación o en el engrandecimiento, ya sea en la soledad o entre las multitudes, abraza lo que Él diseñó para tu vida, porque todo es para que Su Voluntad se cumpla.
Ya sea entre los hombres o solo, contigo mismo, deja que emerja de tu corazón el Corazón de Dios que habita en ti. Haz el ejercicio y vive la Gracia de sentir la Presencia de Dios en tu interior, porque Él es quien te dará la fuerza para estar entre las multitudes o en la prueba del Getsemaní. Él es quien te dará la humildad para cuando seas aclamado y honrado, y para cargar la cruz con el mismo amor y el mismo vacío interior.
Es Dios, hijo, en tu corazón, quien vivirá cada prueba, así como cada triunfo. Él es quien se renovará a sí mismo por medio de tu corazón. Pero si tú no crees y no vives eso, estarás solo en este mundo con tu condición humana, sin saber a dónde ir, aunque el camino se revele en tu propio interior.
No quieras estar solo contigo, sino con Dios. No quieras ser tú mismo, sino una expresión del Padre.
Cristo, hijo, alcanzó todo lo que alcanzó porque Él era Uno con el Padre y lo sabía, lo vivía y lo proclamaba. Él experimentó ser parte viva de Dios y te dijo que ese era el Camino, la Verdad y la Vida. No hay Camino, Verdad y Vida fuera de Dios.
Tú no estés muerto, caminando por este mundo sin saber hacia dónde ir. Nace para la Vida; deja que Dios, que es la propia Vida, se exprese en ti. Entrégale al Padre el lugar que le corresponde en tu corazón. Sé un simple siervo, instrumento Suyo en este mundo.
Yo te bendigo y te invito a rendir el corazón a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Clama, alma pequeña, por tus almas hermanas que duermen en la ilusión de este mundo.
Clama para que la noche sea profunda, pero no eterna. Que ella forje en el interior de los seres la fortaleza que los hará superar pruebas mayores que la oscuridad de la Tierra, pero que no sea esta noche tan intensa, al punto de oscurecer los corazones de los hombres.
Clama para que la Misericordia descienda sobre la Tierra en tiempos de Justicia.
Clama para que ningún castigo sea eterno y para que las almas condenadas por su propia ignorancia puedan salir de los abismos de la ilusión y del desamor.
Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que es Eterno y pleno de Amor y de Gracia, no se canse de verter sobre el mundo estos Dones de Su Corazón, para que sean un puente eterno entre Sus criaturas y la Fuente de la Vida.
Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que está en los Cielos, pero que también está en todo, escuche tus oraciones y que siendo sinceras ellas sean atendidas.
Clama por los que duermen el sueño de este mundo y clama por los que se creen despiertos, pero que están perdidos en caminos confusos que no llevan a Dios.
Clama para que la Verdad Única se revele y para que la Unidad emerja como una necesidad en los corazones de los hombres.
Clama, alma pequeña, para que los soldados de Cristo, en los cuatro puntos del mundo, perseveren. Que proclamen el Amor más que una doctrina, que proclamen el Amor más que una religión y que se reconozcan en el Amor que disuelve las diferencias y revela a las almas como hermanas en un mismo propósito.
Clama para que este Plan se cumpla. Siéntete parte viva de la consciencia humana y, siendo parte del corazón que pulsa en la Tierra, eleva tu voz a los Cielos y clama al Padre por el establecimiento de Su Voluntad, por el renacimiento de Su Amor, por la consolidación de Su Verbo, por la institución de Sus Leyes, por el cumplimiento de Sus Promesas y, al final de todo, para que Su Imagen y Semejanza se reflejen en los rostros, en los corazones y en las consciencias de todos Sus hijos. Que tu clamor sea eterno y verdadero.
Aquel que te bendice y clama contigo por este mundo y por la Creación,
San José Castísimo
Entonces, contempla en tus oraciones a este mundo y ven en dirección a los Altares Celestiales para clamar por un mundo herido y sin amor.
Jamás te olvides, hijo, que más que clamar por ti mismo, por tu evolución, estás llamado a clamar por el mundo. Aún más, te diré: deja tus necesidades a los Pies de Dios y sigue elevándote hacia el Corazón del Padre, para colocar allí a aquellos de tus hermanos que más lo necesitan.
Percibe que el tiempo pasa y las pruebas de la humanidad no cesan, sino que crecen cada día, porque así lo dictan las Leyes del Apocalipsis y de la definición humana.
Eres llamado a estar en paz y a ser, con paz en tu corazón, un puente entre el mundo perdido y el Corazón de Dios, para que la humanidad no pierda jamás su conexión con la Fuente.
Más que de tus tareas, incluso cuando obras para el Plan de Dios, más que de tu transformación, incluso cuando ella transforma la consciencia humana, recuerda, hijo, clamar por el mundo y cantar y orar dos veces, por ti y por los que no oran y no conocen a Dios.
Así como el Padre envió a Su Hijo para cargar la Cruz por ti cuando estabas adormecido, así te despertó el Amor de Dios para que hoy seas intercesor por las almas que están perdidas y para que no solo cargues tu cruz, sino la de toda la humanidad. Esa cruz se carga en el silencio del espíritu que vive el sacrificio con gratitud y que, ante el cansancio, le ofrece a Dios un poco más, clamando por misericordia para este mundo.
Tu mayor misión está en lo desconocido, así como la mayor Obra del Hijo de Dios estuvo oculta, porque lo que Él le trajo al mundo hasta hoy es incomprensible para la humanidad.
Si Cristo, parte del Dios Vivo en la Tierra, no fue comprendido por los hombres, no busques tú este camino sin antes imitarlo, y haz triunfar el amor por la intercesión de Su Verbo, que se eleva en el secreto y, en el poder de una oración oculta, trae la misericordia para este mundo.
Yo oraré contigo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla la esencia solar entregada a las criaturas a través de los tesoros espirituales que Dios oculta en lo profundo de los seres.
Contempla la esencia solar entregada a las criaturas a través del "sí" que unos pocos emiten al Universo, olvidándose de sí mismos y entregando al Padre sus propias vidas en pro de la evolución humana y, más que eso, en pro de la evolución de todos los Universos y de la renovación que vive el mismo Dios, cuando Sus hijos dicen "sí".
Entra en el desierto de tu interior y acompaña las ceremonias sublimes que se llevan adelante en el silencio, mientras la humanidad, distraída, busca una salida a los enredos y al caos de sus propias vidas.
Contempla la esencia solar que Dios le entrega a Sus hijos, tan invisible pero tan palpable como el viento.
Esta Luz, que no proviene de este mundo, no solo es como el Sol que ilumina sus días; ella no se revela a los que no la quieren ver. Por eso, ingresa, hijo, en el desierto de tu corazón y recibe allí lo que Dios viene a entregarte.
Como los Patriarcas que se abrían a un nuevo ciclo y despertaban la fe en un Dios Único que les hablaba al corazón y despertaba la consciencia; entra, tú también, en el desierto de tu espíritu, abierto a un nuevo ciclo, dispuesto a una nueva Ley.
Sé que, para ti, muchos misterios no son palpables y mucho menos alcanzables delante de tu imperfección; pero hoy, Yo te llevo al desierto y te muestro un lugar en donde el vacío es real, en donde te tornas un vaso nuevo, dispuesto a un nuevo ciclo y a un nuevo aprendizaje interior.
Solo toma Mis Manos e ingresa Conmigo en este desierto y, como los pueblos de otrora, déjate renovar por Dios.
Yo te guiaré y te bendeciré en este camino.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Todo aquel que llega al Centro Mariano de Figueira debe ser recibido en la Casa del Peregrino, en donde cruzará el primer Portal hacia su redención que es el encuentro con la humildad. A partir de ese momento, reconocerá su pequeñez y la grandeza de Dios que lo condujo hasta este lugar sagrado, en donde los misterios que se ocultaban de la mente, del alma y del corazón humano pueden revelarse.
La Casa del Peregrino debe ser la Puerta de la Redención para las almas, en donde no hay restricciones para la llegada de los corazones; allí todos podrán ser amparados por Mí, en lo profundo de sus espíritus.
En la Casa del Peregrino lavarán sus pies para una nueva vida, un nuevo caminar, en esta senda eterna de la evolución humana.
La Casa del Peregrino es en donde Mi Corazón espera a los corazones del mundo para recibir sus imperfecciones y dificultades, y allí transformarlas.
En la Casa del Peregrino, Yo les concederé una expiación espiritual y una Gracia para recomenzar sus vidas desde un punto que, por sí mismos, jamás podrían alcanzar.
Quiero que la Casa del Peregrino sea grande, lo suficiente, como para acoger a las almas, sus miserias y sus pecados, y también que sea grande, lo suficiente, como para acoger a Dios, a Su Misericordia y a su Expiación.
No imaginan que en este humilde lugar el Creador curará y despertará muchos corazones, convertirá pecadores en instrumentos Suyos y hará tan grandiosos milagros espirituales en las conciencias como lo hizo Conmigo, cuando transformó un humilde y pobre carpintero en Padre y Guardián de su Amado y Eterno Hijo, el Redentor del mundo.
Como portador de este milagro infinito de conversión, Yo permanezco en el mundo para multiplicar este milagro en las almas, porque así Dios Me lo pidió. Y es en la Casa del Peregrino, así como en Mi pequeña Casa en el Centro Mariano del Espíritu Santo y en Mis futuras Casas, en el Centro Mariano de Aurora y en el Centro Mariano del Niño Rey, en donde estos milagros sucederán.
La Casa del Peregrino será la Fuente Madre de todas las Casas que serán levantadas en Mi Nombre en los Centros Marianos que el mundo conocerá, como frutos de esta Obra. Es desde aquí, desde la Casa del Peregrino, desde lo profundo del Relicario de Mi Corazón, que emergerán estas Gracias que cruzarán fronteras, e incluso continentes, y tocarán a las almas.
Por eso, hijos, ahora que levantaron las bases, amplíenlas física y espiritualmente, y todo lo que Yo les digo se cumplirá.
Les dejo Mi Bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Al final de la transmisión del Mensaje Semanal, San José nos dio una indicación para el programa Aniversario de Sus Apariciones que será transmitido el 19 de marzo de 2018. Él dijo:
"Quiero que monjes, residentes consagrados de las Comunidades-Luz, Hijos de María y peregrinos que tuvieron o que tienen una experiencia de unión a Mi Casto Corazón para compartir con el mundo, puedan hacerlo y que, de una manera simple, les cuenten a todos como Mi Instrucción y Mis Bendiciones llegaron a sus vidas. De esa forma podrán percibir que el propósito de este programa se está cumpliendo".
Después pidió que hiciéramos un pequeño video para difundir esta invitación y que preparáramos ese programa especial Aniversario*.
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* Para ver ese video y todas las informaciones necesarias sobre ese pedido de San José, haga click aquí.
Respira, ¡oh alma!, los aires de una nueva vida, de un nuevo mundo, de un nuevo ser. No detengas tus pies en los escalones de las dificultades humanas; no detengas tu corazón en las cosas del mundo.
Respira, ¡oh alma!, los aires de una nueva vida. De vez en cuando, contempla el Infinito y no te olvides de donde verdaderamente proviene tu corazón. No dejes que el Padre, tu Creador, observe al mundo sin encontrar una sola mirada que corresponda a la Suya. Mira hacia el Cielo, mira en los Ojos de Dios y deja que Su Silencio disuelva la pequeñez de tus conflictos y de tus dificultades.
Fuiste llamada para una misión mayor, por menor que seas, alma amada. Eres una parte pequeña de un Corazón Infinito y ese Corazón necesita del tuyo para estar completo y pleno nuevamente.
Respira, alma pequeña, los aires de la nueva vida. No dejes enredada a tu pobre mente apenas en las cosas de la Tierra, sino que ella también encuentre las Verdades del Cielo.
No necesitas mucho para encontrar a Dios. Cierra tus ojos y contémplalo dentro de ti, en lo profundo de esa esencia que te hace semejante a tu Dios y Señor, al Creador de todas las cosas. Busca, más que a las cosas del mundo, el misterio de tu propia esencia y encuentra, allí, la Mirada de Dios.
El mundo ya está distraído lo suficiente. No seas un alma más en las distracciones de la Tierra. Sé, alma amada, un puente hacia Dios, con el simple hecho de tener fe en que Él está en tu interior y que con solo mirar hacia adentro encontrarás la Mirada Divina y Celestial de tu Padre Santísimo.
No quieras recorrer largos e interminables caminos. No imagines aventuras ficticias, llenas de vanas diversiones y de curiosidades humanas. El mayor misterio de toda la Existencia se guarda dentro de ti y basta estar sola, mirar hacia adentro y decir: "Aquí estoy, Señor".
Conversa, entonces, sinceramente con tu Padre y Dios, o solo deja que tu mirada encuentre a Sus Divinos Ojos y quédate allí compartiendo el Silencio Divino por un instante; porque Yo te digo, alma Mía: forjarán espadas, escudos y grandes armaduras, desarrollarán armas y bombas, emprenderán batallas y guerras, incentivarán el miedo y amenazarán la Vida; pero Ella, que habita en tu esencia, jamás se extinguirá.
Únete al Padre en tu interior y nada te derribará, pues aunque tu cuerpo caiga por tierra, tu corazón será eterno como Aquel que te creó, y se elevará a lo más alto de los Cielos anunciándole a la Creación la eternidad y el triunfo del Amor que nació en ti, tan solo por ser verdadera y por unirte al Padre en tu corazón, alma pequeña.
Te dejo Mi bendición y Mi paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los Ojos de Dios contemplen la Tierra y Su Silencio dé lugar a la emanación de Su Verbo diciéndole al mundo: "¡Renace!", ¡que renazcan la vida, las esencias, las almas y los espíritus de los seres!
Que renazcan los Reinos de la Naturaleza, ultrajados. Que renazcan los corazones perdidos. Que renazcan los tesoros, ocultos por la ignorancia de la humanidad.
Este es el tiempo de preparar el corazón para el renacimiento. No pienses solo en la muerte, en el caos y en las guerras, en las purificaciones y en los conflictos. Eleva los ojos al Cielo y únete al Silencio de Dios, en la espera de que Su Verbo se pronuncie al mundo y dé vida nueva a todos los seres.
Sí, déjate purificar, transformar y morir al viejo hombre, ¡pero que tu corazón no esté solo allí! Que tu corazón esté, hijo, en la esperanza de renacer; porque hoy lo que estaba oculto ya comienza a emerger. Así como la Aurora, que renació a la vida en la Tierra por emanación de la Voluntad Divina, también parte del Sol de Dios en el Corazón de Brasil volverá a brillar.
Déjate renacer por medio de los Misterios Divinos. Déjate renovar, aunque no comprendas lo que te digo. Mi Verbo trae misterios, así como la Voluntad de Dios; pero si sigues lo que digo y colocas tu mirada en lo Alto, acompañando los pasos del Creador, tú te renovarás como la vida y renacerás, una y otra vez, aun cuando a tu alrededor el mundo experimente el caos, la muerte y la ausencia de sentido para la vida.
Sé un instrumento de la vida. Renace con la Voluntad Divina y renuévate todos los días, para que Dios pueda renovar el mundo a través de tu corazón.
Ve, hijo, como la cura vuelve a emerger sobre la Tierra. El Corazón de la Nueva Aurora atrajo hacia el mundo la cura para que otros Soles, que se apagaron por la indiferencia humana, pudieran volver a encenderse y, en medio de las tinieblas del final de los tiempos, la luz vuelva a brillar.
Sé parte de esta luz. Sé parte de este misterio de amor.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que tu referencia sea Dios
Que tu referencia sea Dios. Ese que siendo Todo y estando en todas las cosas se esconde, en silencio, en los corazones de los hombres.
Que tu referencia sea Dios. Ese, cuyo Poder guarda el verdadero significado y definición de esa palabra. No hay poder que no provenga del Creador y, sin embargo, Él jamás se impone a Sus criaturas, sino que espera su “sí” y su disposición para dar pasos en el camino de retorno al Origen Celestial.
Que tu referencia sea Dios. Ese que, teniendo todas las cosas, solo vive de la renuncia, constantemente, para revelarle a las criaturas la esencia del vacío, de la pobreza de sí y de la humildad.
Que tu referencia sea Dios. Ese que Ama incondicionalmente, que no busca perfección, pero sí verdad y pureza de intención.
Que tu referencia sea Dios. El Dios que silencia, que se humilla, que se entrega, que se abandona a Sí mismo para multiplicarse en Sus hijos, que da oportunidades de crecimiento para todos. Dios que redime y perdona cuando las almas se arrepienten de sus errores. Dios siempre dispuesto a recomenzar, silencioso delante de la indiferencia, humilde delante de la negación, compasivo delante de la ignorancia, fraterno en las alegrías, compartiendo el Júbilo en el camino de Sus hijos.
Que tu referencia sea siempre Dios y nadie más. Observa al Padre y no a los hombres. No justifiques tus errores con los errores ajenos, sino busca, hijo, renovar siempre tu única referencia de Amor y de Evolución en Dios. Ama como Él ama y camina por Sus Caminos. Allí encontrarás el sentido de tu existencia y la fuerza para tu evolución.
Tu Padre y amigo,
San José Castísimo
Hijo, a las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, clama por misericordia y discernimiento para que tus pasos sean los correctos y el camino por ti escogido te lleve siempre al Corazón de Dios.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, déjate inundar por la Humildad que proviene del Corazón de Dios.
Tu Señor ya comienza a dar los primeros pasos en dirección a la Tierra y no será el oro del mundo el que te hará brillar delante de los Ojos de Dios para que Él te encuentre. La perla revelada en tu corazón, cuando limpies y purifiques el lodo de tus miserias, será para Dios la señal y el sello, para que Él encuentre a los redimidos sobre la Tierra.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, no dejes que la vergüenza y el miedo de verte humillado sean mayores que la Gracia de alcanzar la humildad. Déjate desnudar de las cosas del mundo y que solo a él le pertenezcan sus vanidades.
Llegará el día en que Dios buscará recibir de ti, la multiplicación de los tesoros que te fueron entregados, pero, si no los hubieras conocido, ¿cómo podrás multiplicarlos?
Dios no te entregó las riquezas de la Tierra sino virtudes ocultas en el corazón, a veces encubiertas, incluso, por destrezas y buenas apariencias pero que, en verdad, no son lo que tu Creador espera de ti.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, busca en tu corazón la virtud mayor de la rendición, el tesoro de la fe, la riqueza de la caridad, la alegría de la entrega. Cielo y Tierra pasarán, pero lo que Dios colocó en tu interior se multiplicará.
Ríndete, como Dios se rindió, siendo niño en los brazos de María Santísima.
Ríndete, como el Creador, escapando de la muerte hacia Egipto, en profunda entrega en las manos de Sus Santos Hijos, convertidos allí en Sus Padres.
Ríndete, en el silencio de Dios, siendo negado en la tierra que eligió para santificar, caminando hacia pueblos distantes que supieran escucharlo.
Ríndete, como el Dios que sabe perdonar, que arroja al suelo la piedra de los pecados de los hombres y no les lanza a ellos sino Perdón y Misericordia.
Ríndete, como Cristo, que siendo perfecto se sentó a la mesa de los pecadores e invitándolos, así como eran, los perdonó y redimió sus pecados.
Ríndete y transforma la soledad, el sacrificio y el dolor de la cruz en un real y perfecto amor, que cruza y transforma los universos.
Ríndete, como el Dios rendido a la muerte, pero también rendido al misterio de la fe, que devuelve la vida y resucita con Aquel que murió por ti, que hoy vive para enseñarte a volver a la vida.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, hijo, ríndete y ya no juzgues, no critiques, no difames, no finjas y no peques más.
Tu Padre y Amigo
San José Castísimo
Cuando Dios te llama para cumplir con su Plan, te entrega un desafío y al mismo tiempo te conduce al cumplimiento de una Ley.
Si fuiste creado para manifestar un Pensamiento Divino, ¿qué otra cosa has de querer sino vivir este Propósito que el Creador tiene para tí?
Misterio entre los misterios es la creación humana entre todas las creaciones materiales de Dios.
Misterio insondable, incluso para los ángeles que acompañan a los hombres sin comprender sus pasos, que otra criatura, reconociendo que fue pensada con perfección para un Propósito único, quiera vivir otra cosa, un camino propio, lejos de lo que Dios pensó para ella.
Hijo, la Voluntad de Dios aún te espera, porque para vivirla es necesario renunciar a tus caminos, rendir tu voluntad y entregarte a algo que desconoces y que, al mismo tiempo, es el único propósito de tu existencia.
Rendirse al amor es una meta difícil, porque el Amor que proviene de Dios, aquel que Él te enseñó al multiplicarse para dar vida a Sus hijos, es donación, entrega, renuncia, vacío.
Dios abandonó Su Soberanía para dar la Vida.
Él se multiplicó y escondió Su Perfección en las miserias de los hombres para que un día Su misterio fuera revelado.
Pero el amor también es plenitud, es soberanía que se encuentra en la unidad, porque Dios vuelve a ser Único cuando Sus hijos se unen a Él.
El amor también es Gracia infinita y desbordante que se oculta en el vacío, es libertad que se oculta en la obediencia, es reposo que se oculta en el servicio, es el acto de recibir que se oculta en la entrega.
Cuando lo des todo de ti es que recibirás de Dios la riqueza que se oculta en el vacío, lo macro que se oculta en lo micro, el Todo que se oculta en la Nada.
Cuando Jesús nació, hijo, Yo estuve delante de este misterio hecho vida y, a partir de aquel momento, toda Mi comprensión de la evolución se convirtió en una única aspiración de ser tan pequeño como aquel Niño que ocultaba, en Sí, al Padre de toda la Vida.
Dios está dentro de los hombres, está escondido en ti. Este gran misterio solo dejará de ser para ti una historia bíblica y una teoría cuando experimentes ser pequeño, cuando te rindas a la nada.
Eleva, entonces, tus ojos al Cielo como Yo los elevé cuando salí de la gruta de Belén para ver que el Universo mismo que estaba entre las estrellas se encontraba en aquel pequeño Niño, y di, como Yo dije:
”Señor, Tu Misterio es insondable, Tu Pensamiento incomprensible, mas Tu Voluntad es inmutable e invencible, pues, al no soportar la ignorancia e indiferencia de los hombres, Te hiciste pequeño, el más pequeño de ellos y, carne de su carne, viniste a la Tierra. Tu Nada revela el infinito Amor de Tu Corazón. Hazme nada Contigo para que un día alcance la Gracia de tener parte en Tu absoluta grandeza. Amén.”
Revela así los misterios de estos tiempos y ya no te engañes buscando en grandezas la Perfección de Dios, porque allí solo encontrarás miserias y confusiones.
Mira antes dentro de ti mismo y dejate ser nada. Allí algo misterioso se revelará.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
El Arte de ser humilde para llegar a Dios y a Sus Misterios
Ser humilde, hijos, a pesar de ser simple, no es algo fácil para la condición humana.
La humanidad aprendió, a lo largo de su evolución en la Tierra, a ambicionar siempre algo: conocimientos, bienes materiales y dones que engrandecieran la propia consciencia y la autoafirmaran.
El hombre, hasta hoy, a pesar de los ejemplos que recibió, aún no aprendió a amar la esencia de la vida en la Tierra.
No les digo que él no la conozca, porque sí, la conoce y sabe que la Voluntad de Dios se expresó en Su Hijo y que Su ejemplo fue como una barca que remó contra la corriente de la condición humana y le demostró que los esfuerzos de la humanidad estaban yendo por el camino contrario a su verdadera evolución.
A pesar de saber la esencia del propósito de su existencia, la humanidad no ama a este propósito más que a sí misma, y allí radican todas las raíces de las resistencias y dificultades para manifestar verdaderamente ese propósito.
Amar la Voluntad de Dios más que a sí mismo es lanzarse en un abismo en donde el control propio no existe, en donde las propias ideas y voluntades son siempre una opción mas no una verdad.
No les digo que ser humilde es ser indiferente, no pensar, no opinar, no participar de la vida con discernimiento propio.
La humildad está en saber que siempre hay una verdad que trasciende las capacidades humanas de pensar, saber y discernir.
Siempre hay una verdad que está más allá de lo que los seres pueden saber y el camino es la búsqueda constante, el eterno intento de encontrar el camino correcto, pero siempre dispuestos a ser corregidos e iluminados para salir de la ignorancia y de la equivocación.
La humildad es la consciencia de que por más que actúen, piensen y sientan lo mejor que pueden, siempre habrá algo más, una realidad que trasciende sus posibilidades, y que, por sí mismos, siempre tendrán grados de ignorancia que serán colmados en la medida en que se permitan ser corregidos, se abran para aprender y reconozcan que cada ser recibe una parte del Conocimiento Divino y que pueden aprender y dejarse complementar con todos.
No hay nadie sobre la Tierra que sea portador de una sabiduría absoluta.
El gran misterio de Dios es que Su Legado se repartió entre todos Sus hijos y, desde los más miserables a los más santos, todos tienen una pieza para completar el cuadro de la plenitud.
Reconozcan, entonces, la propia ignorancia y dejen que sus seres ingresen en un nuevo ciclo de mayor humildad, porque dispuestos a aprender podrán enseñarle al mundo, en silencio, y valdrá más el propio ejemplo que mil sermones y palabras dichas sin vida.
La vanidad no se oculta y no se silencia por más que sus bocas estén cerradas y las mentiras circulen por sus pensamientos.
Todo está visible.
Solo sean puros en lo que hacen, piensan y sienten.
Busquen la consciencia de que no saben nada y podrán estar verdaderamente aptos, no solo para escuchar las Palabras que provienen de Dios, sino también para vivirlas. Y ya no las guardarán en sus libros o en sus mentes, sino que las escribirán con sus propias vidas en la historia de la redención humana.
Yo los amo y los llamo a un nuevo y verdadero ciclo de vacío de sí y de entrega absoluta.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Si los tiempos finales tocan a las puertas del mundo, ábrete a lo Nuevo y deja que se desvanezca tu viejo y anticuado ser. Ábrete para despertar a una fe inquebrantable. Ábrete para amar sin límites, incluso cuando eres negado, humillado y ofendido por aquellos que intentas amar.
No dejes que las miserias de este mundo sean más fuertes e intensas que tu capacidad de ser misericordioso. ¿Cuántos motivos tuvo tu Maestro y Rey para odiar a los hombres? ¿Para no soportarlos? ¿Para decretar delante de Su Padre el fin de la humanidad? Sin embargo, hijo, Dios te reveló un misterio: el misterio de vivir en paz en los tiempos de guerra y de caos; el misterio de triunfar con la humildad y la renuncia, en un mundo de egoísmos, soberbia y vanidad; el misterio de servir sin nada a cambio, amar sin expectativas y morir para dar la Vida.
Tu Señor y Rey, tu Padre y Creador, no vino al mundo a través de Su Hijo solo para Amarte, porque Su Amor es infinito, inexplicablemente. Él vino, como una señal universal y divina, para revelar un misterio insondable para toda la Creación. Vino para retirar los velos de la consciencia humana y descubrir el profundo Amor que se oculta detrás de las miserias de los hombres.
La Cruz fue el agua que lavó el lodo de la humanidad y que reveló las perlas ocultas por la ignorancia, por la falta de autoconocimiento, por no saber quiénes son, de dónde vienen y qué vinieron a hacer en este mundo.
La Vida de Cristo y Su Cruz revelaron el propósito de la existencia humana y dieron a conocer, a toda la Creación, la potencia de este Proyecto Divino y la razón por la cual el Padre aún persiste, con Su Esperanza puesta sobre los hombres.
Entonces, toma tu cruz y deja que ella sea, para ti, la revelación de un gran misterio interior. Encuentra el propósito de tu existencia en la imitación de Cristo y prepárate para pasos mayores, pues aún te espera la cruz de este mundo, de este final de ciclo, la cruz que abre las puertas a un nuevo tiempo.
Medita en lo que te digo y encuentra, todos los días, la forma de trascender los desafíos, las flagelaciones de la consciencia, verdugos de las energías capitales de este mundo, y vive el amor, vive la paz y prepara tu espíritu para el nuevo tiempo, en el que tu ejemplo anunciará a la humanidad el nuevo propósito de la vida humana.
Hasta aquí, la vida en la Tierra se sostuvo con el Amor alcanzado por Cristo en la Cruz, pero, ahora, Dios te llama a un paso mayor porque es necesario un cambio definitivo. Él te llama a ser un multiplicador, un renovador de la vida, una punta de lanza para el nuevo tiempo. Y basta con amar sin condiciones.
Tu Padre y Amigo
San José Castísimo
Que la pureza que irradia la Sagrada Familia se extienda más allá de Nuestros Sagrados Corazones y llegue a cada hogar de este mundo, transformando y curando la condición humana, trayendo la paz y rescatando la unidad entre los corazones.
Que las familias sean el símbolo de la restauración de la vida humana, la posibilidad de que la humanidad vuelva a reconocer la fraternidad y la reconciliación.
Que el Amor sea la base de las familias; que el respeto sea su protección y la unidad sea su fortaleza. Que los hijos aprendan lo mejor de sus padres. Que los padres también aprendan de sus hijos lo nuevo y se dejen renovar por los impulsos que llegan a la Tierra a través de los niños que nacen en este tiempo.
Si hubiera heridas en sus familias, busquen el perdón y la reconciliación para curar y cicatrizar lo que está herido en los corazones. Oren por sus familias, por sus hijos y por sus padres; por sus hermanos, abuelos y amigos.
Oren por las familias espirituales, por las congregaciones religiosas, por las iglesias, por los templos y por las reuniones de bien y de unión con Dios, en las que muchas veces el Propósito del Padre se pierde, por la condición retrógrada de la humanidad.
Es tiempo de curar, perdonar y unir. Es tiempo de respetar, comprender y aprender con el prójimo.
Mientras que para muchos es costoso pedir perdón, para el enemigo de Dios es muy fácil sembrar la discordia, el dolor y el miedo. Solo el Amor puede curar una consciencia enferma, un corazón cerrado. Solo el ejemplo puede transformar las vidas de los que están a su alrededor. Solo la vivencia de la Verdad puede hacer que las familias recobren su arquetipo. Porque es allí en donde primero se debe vivir el Amor y la Unidad, para expandirlos después a sus naciones, a los continentes, al planeta, al Universo, devolviendo al Corazón de Dios lo que Él les dio para desarrollar y multiplicar, desde el principio.
Oren por las familias y traigan la Paz para el mundo.
Hoy os bendigo y les dejo el Amor y la Paz de la Sagrada Familia de Nazaret.
San José Castísimo
Aunque exista agonía en el mundo, mantén tu fe en Dios y no te dejes desanimar en la oración y en la esperanza.
Aunque parezca no haber solución, mantén tu fe en Dios y no te dejes confundir por las influencias de este mundo.
Aunque el caos y la confusión interior parezcan grandes, en lo profundo de tu ser mantén tu fe en Dios y no desistas, no bajes los brazos.
Hijo, mucho más grande que el caos en tu interior es lo que vive el mundo, el planeta sobre el cual tienes tus pies todos los días.
Fuiste llamado para traer una nueva vida, una oportunidad de renovación para esta Tierra, que desde el principio decidió apartarse de Dios y de Su Plan.
Puedes preguntar: ¿Y por qué el Padre perseveró en este Proyecto? ¿Por qué no lo detuvo al principio de todas las cosas, cuando el pecado se hizo carne en la consciencia humana?
Porque el mal no pertenece a la Verdad; él es parte de una ilusión milenaria, en la que la consciencia humana se colocó desde el principio. Pero la Verdad aún habita en el interior de los seres y puede emerger en aquellos que se dispongan a dejar que un Dios Vivo se exprese en sus corazones.
Si tú escuchas estas palabras, es porque te corresponde responder a este llamado.
Sé que a veces, por tu propio peso, no consigues caminar y que, por ti mismo, calzas zapatos de hierro que te hacen hundir en el punto en que te encuentras. Pero hoy, hijo, como todos los días en los que vendré a la Tierra, te digo que retires de tus pies los pesados zapatos de hierro de tu pasado, de tus voluntades, de tus aspiraciones para el futuro, y que camines con Aquel que, descalzo, recorrió la Tierra y ahora cruza los Universos, convocando a nuevos compañeros para que renueven constantemente el Amor alcanzado por Él, al cargar con la Cruz los pecados del mundo.
Sé que lo que te digo parece repetitivo y que las palabras solo se renuevan para los que las ven nuevas, porque están en un nuevo peldaño de esta escalada evolutiva.
Deja que Dios te renueve y te muestre cuánto tienes aún para servir y cómo este mundo y este Plan de Amor necesitan de tu entrega. Aún no llegaste al punto de tu donación, y eso se ve por el Amor que aún no dejaste nacer dentro de ti. Déjate amar y aprende, siendo amado, a donar amor a este mundo con tantas enfermedades espirituales.
A la puertas de un nuevo ciclo planetario, renuévate y déjate ser nuevo, como el Cristo, que ya renacerá en Espíritu en todos los pesebres hechos con fe, en las casas de esta Tierra.
Ya no te diré muchas cosas, porque todo ya fue dicho. Toma el nuevo Evangelio Universal, que resuena en el Verbo que Cristo emite hoy para el mundo y vive Sus Palabras. Él todavía te está esperando.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Calma tu corazón en la Fuente de Paz del Universo. No hay peso que esté sobre la cruz del mundo, que él y su humanidad no puedan cargar.
Contempla con paz el calvario de estos tiempos, pues, para eso naciste, para eso viniste al mundo en este momento de la humanidad.
Deja que el ejemplo pacificador de Cristo te inspire y transforme tus miserias y angustias en una certeza del triunfo absoluto de Dios, a través de tu sacrificio.
Fuiste llamado a la humildad, a la renuncia, al sacrificio y, a veces, hijo, también a la negación, para que así seas probado en la fe y en el verdadero Amor que Dios te llama a vivir.
El Amor Crístico se forja en la entrega, y la entrega se forja en el vacío y en la transparencia. Por eso, verás caer las capas de la ilusión ante tus ojos y quedarás vacío delante de Dios y de los hombres. Todos se reconocerán tal como son, y no habrá mentira oculta, así como tampoco habrá verdad o virtudes que se puedan ocultar.
Eso será así porque la Presencia de Cristo revela la realidad y la transparencia en la consciencia de los hombres, esta es una de las señales de Su Retorno al mundo.
Entonces, hijo Mío, afírmate en esta Verdad y no te angusties por no encontrar referencia en la Tierra, ya que todo en el mundo se construyó en base a la vanidad y la ilusión humana.
Nuevas bases deben ser construidas debajo de tus pies y para eso debes reconocer que estas pisando un suelo falso. Deja que él desaparezca y permanece suspendido en el Misterio de Dios, hasta que Él te purifique y te revele la Verdad sobre la cual deberás caminar.
Este será un tiempo difícil, pero sin embargo de mucho alivio y esperanza para los que siempre buscaron la verdad y ya no encontraban sentido en las ilusiones que se viven en este mundo.
Alégrate, percibiendo que las señales del final de los tiempos anuncian el Retorno de Cristo y, sin dejar de padecer, de renunciar, y de entregar tu espíritu a Dios, encuentra el sentido oculto de todas tus pruebas. Deja que tu espíritu crezca y que la fe, que aún no conoces, emerja de tu pequeño corazón.
El Sacrificio de Cristo forjó un Amor desconocido para toda la Creación y para el propio Dios, que Se renovó por la Cruz de Su hijo. Date la oportunidad de ser y vivir algo nuevo, deja que Tu Padre y Dios se renueve a través de tu pequeño corazón.
Este es un gran misterio universal: que el Creador de todas las cosas se renueve a través de Sus pequeñas criaturas.
Mas, hoy te digo que hay algo oculto en ti que desconoces, y Eso es el propio Dios, que se renueva en ti, tomando como vehículo a tu sacrificio y a tu entrega. Confía en esa Presencia oculta y deja que sea Él, que puede todas las cosas, quien viva este tiempo final a través de ti.
Sé un verdadero instrumento del Padre. Despierta esa Presencia Divina por medio del Amor y desaparece de ti, para que emerja el Único, que es digno de vivir en tu corazón.
Aquel que te impulsa a la unión con el Padre,
San José Castísimo
En el principio de la Creación, cuando Dios pensó a la humanidad, Él vio todo lo que éstas, Sus criaturas vivirían a lo largo de su evolución y, aún así, le dijo "sí" a Sus Arcángeles, dándoles el permiso de hacer emerger, de los Estanques Creadores del Universo, el Proyecto humano y las dimensiones materiales.
Cuando Jesús estaba en el huerto Getsemaní, en el ápice de Su Agonía, el Creador le dio a conocer los misterios de la humanidad. La misma visión que el Padre tuvo, en el principio, le fue concedida al Hijo y Él también dijo "sí" y colocó en Su espalda la Cruz que renovaba la existencia de la humanidad y le concedía la Gracia y la Misericordia para seguir evolucionando.
En el Universo, a los Bienaventurados y Santos, que incansablemente oran por la humanidad, les fue concedida parte de la visión que tuvieron el Padre y el Hijo, para que conocieran más profundamente a la humanidad y se renovaran delante de este Plan, y ellos también le dijeron "sí" a Dios y renovaron sus compromisos con la existencia humana.
Hoy, hijos, no es necesario que tengan visiones sobre el destino de la humanidad porque el presente les revela lo que antes solo se manifestaba a los Ojos internos de Dios. Ya nada se oculta sobre la Tierra y aquellos que saben salir de sí, pueden percibir los tiempos que viven y el destino al cual llegarán si la humanidad no despierta.
EL Amor de Dios hizo nacer el Amor en el Corazón del Hijo. El "sí" de Dios fue el preanuncio del "sí" del Redentor; y fue por el ejemplo del Padre y del Hijo que, en todo el Universo, hubo aquellos que también dijeron "sí" a este Plan de Redención.
Ahora, inspirados por la Esperanza del Padre, por la Entrega del Hijo y por la Renuncia de los Santos que habitan en la Eternidad, es hora de que la humanidad se de una oportunidad a sí misma y le diga "sí" a Dios.
Decir "sí" a Dios significa abrirse a Su Voluntad, a la unión con Su Corazón, a remar contra las corrientes del caos y del mal que arrastran a la consciencia humana en este tiempo, para que, por medio de una vida orante, de obras que manifiestan la Paz y de una consciencia dispuesta a expandirse al Infinito, puedan abrir las puertas a un nuevo y último ciclo de Redención.
De esta forma, les digo, hijos, que es así como prepararán el Retorno de Cristo y, como un ejército que lucha de las rodillas en el suelo, lo esperarán llegar para hacer triunfar, con Él, el Amor en este mundo.
Verán el caos, la ilusión y la ignorancia mostrar sus faces, así como Cristo vio la flagelación, la coronación de espinas y la Cruz desde lo alto del Calvario. Mas, así como Él les enseñó, perseveren y dejen que cuanto mayor sea el desamor que surja delante de sus ojos, mayor sea el Amor que surja de sus corazones y los equilibre.
Sean como un farol en estos tiempos de oscuridad y señalen el camino por donde ir para ver el Sol que volverá a nacer.
Cristo vio la Cruz, la muerte y la soledad, pero también vio la Vida Eterna y el Amor que superó el Amor en el Corazón de Su Padre. Es hora de crecer y de abrazar la cruz de estos tiempos porque para eso fueron llamados.
Que las pruebas de hoy los fortalezcan y los animen a amar, cada día, con una mayor intensidad. Dejen nacer el Amor, la Gracia y el Poder de Dios en sus corazones.
Su padre y Compañero,
San José Castísimo
La sabiduría del fin de los tiempos se guarda en la unidad y en la humildad del corazón, para confiar en el Corazón de Dios, en el Corazón de la Jerarquía.
La sabiduría del fin de los tiempos se guarda en el silencio y en la oración, en la búsqueda de la Verdad superior y en un discernimiento que no proviene de este mundo y que trasciende sus leyes, sobre todo la Ley del Fin de los Tiempos.
Buscad, entonces, lo Infinito y lo Insondable y encontrad allí vuestro fortalecimiento. Buscad, más allá de la comprensión humana y más allá de la mente humana, vuestra fortaleza. Deberéis aprender hoy, a ser hijos de los últimos tiempos.
Para soportad estos tiempos, habréis de estar más allá de la Ley del caos y del Armagedón, en donde todo estará permitido. Vuestras mentes ya no podrán juzgar los acontecimientos y las acciones humanas en base a lo que aprendisteis en esta Tierra, porque no habrá coherencia y pocos conocerán el autocontrol.
Buscad, en lo profundo de vuestros corazones, lo que fue construido por Dios: la unión con el Infinito y con Su Perpetua Misericordia. Sed parte de una Ley Divina que actúa en la Tierra a través de vuestros corazones.
Hoy os llamo a un nuevo paso, a un nuevo tiempo, a un nuevo camino y a un nuevo aprendizaje.
Solo permanecerán en esta senda los que sepan profundizar en sí, y madurar los frutos que les fueron entregados para que los multiplicasen.
Por eso, hijos, si hoy no comprendéis Mis Palabras, guardad en los corazones, en las esencias, lo que os digo y, cuando sea el momento, sabréis cruzar los portales de la consciencia, para buscad en la Vida que habita en vuestro interior como en el Infinito, la propia fortaleza.
¡No temáis! ¡No detengáis vuestros pasos! Solo sabed hoy, que no será en las leyes conocidas en donde deberéis habitar.
Buscad lo desconocido. Buscad la Verdad Superior, estando en oración permanente, porque solo allí podréis soportar estos tiempos y las pruebas que vendrán.
Uníos al Corazón de Dios y llevad consigo a vuestros hermanos, porque la sabiduría de estos tiempos se guarda en la Unidad.
Renunciad a las comprensiones de la Tierra. Renunciad a los conceptos del mundo y dejaos elevar a un nuevo tiempo.
En oración y en vigilia, comprenderéis Mis Palabras.
Quiero conduciros a un nuevo paso, pero para eso debéis permitir que vuestros corazones crucen nuevos portales e inicien nuevos ciclos. Las Leyes están cambiando y los tiempos están en constante movimiento. Dejaos transformar y elevar.
Yo os espero para un nuevo y mayor paso, en el cual vuestros seres se permitirán vivir en una mayor sabiduría y unión con Dios.
Vuestro Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más