Sábado, 14 de octubre de 2017

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA LOCALIDAD DE LOS COCOS, CÓRDOBA, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Hoy, queridos hijos, los llevo a todos hasta el Monte de las Bienaventuranzas, en donde Mi Amado Hijo, entre las multitudes que lo seguían, enseñó la más importante oración de todos los tiempos: El Padre Nuestro en arameo.

Desde ese momento la humanidad tuvo conciencia de que podía tener una filiación perfecta y plena con el Creador y Su Creación y que, a partir de la revelación celestial del Padre Nuestro, ella nunca más estaría inmersa en sí misma o en su realidad, sino que podría mirar a su alrededor y comprender que existen necesidades mayores y verdaderas que deben ser suplidas por medio de la misericordia y del servicio al prójimo.

La segunda enseñanza que Mi Hijo dejó a las multitudes en el Monte de las Bienaventuranzas es que la humanidad es parte de un macrocosmos, que el Universo es dinámico, constante y cambiante, y que las conciencias humanas forman parte de un sistema de evolución capaz de generar el proceso de la redención y de la rehabilitación.

Las Revelaciones celestiales y universales traídas por Él mismo en aquel tiempo, permitieron despertar a la humanidad a su verdadero espíritu y consciencia mayor.

A partir de aquel momento, las Bienaventuranzas mostraron las reglas más básicas para que cualquier ser humano en la superficie de este planeta supiera cómo estar en contacto interno con las Leyes cósmicas y divinas, las que actúan en regiones del Universo Material, Mental y Espiritual.

Las Bienaventuranzas reveladas por Cristo dejaron uno de los legados más importantes para aprender a ingresar en el verdadero y único sistema de evolución, en el cual todo ser humano de este planeta, bajo cualquier condición, podría ser merecedor de tesoros celestiales cumpliendo, viviendo y practicando los Principios ocultos que guardan cada una de ellas.

Esta será una de las formas de poder revertir, en este tiempo, situaciones planetarias y así dar continuidad a la historia universal de esta humanidad.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz