Martes, 8 de agosto de 2017

Mensajes diarios
MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL DESIERTO DE CHILCA, PERÚ, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Yo soy la Madre del Mundo, la Madre Universal. Soy aquella cuya autoridad no proviene de esta Tierra, sino solo del Corazón de Dios.

Yo soy la Señora de todos los tiempos, Aquella que conduce a las criaturas desde el principio hasta el fin; no solo de sus vidas en este mundo, sino de toda su evolución, del origen hasta el origen.

Yo soy la Señora del Universo y también la Madre Celestial, parte viva de la Consciencia Divina, que viene a la Tierra en estos tiempos para hacerlos despertar.

Hoy los traje al desierto para que ingresen en el desierto de sus corazones y allí encuentren la esencia de la Hermandad.

Este nuevo ciclo, hijos Míos, marcará una etapa definitiva en el que los corazones deberán unirse al Cosmos y descubrir los misterios universales, como aquellos misterios que se guardan en el interior del planeta.

Hoy los traje al desierto porque este es el refugio a donde llevo a Mis hijos cuando ellos más lo necesitan.

Es en el desierto interior en donde las consciencias pueden vivir la síntesis para estos tiempos, en donde pueden asimilar los aprendizajes del pasado y construir las nuevas bases para el futuro.

Es en el desierto, en la aparente soledad, en donde parece que no existe nada, en donde sus corazones se unen con la Hermandad, con el Cielo y con la Tierra, con el verdadero tiempo que existe más allá de las ilusiones de este mundo.

Es encontrando la “nada” en su interior que volverán a Dios, si se abren para eso.

Hoy, el Universo se detiene y pone sus ojos sobre la Tierra, en los cuatro rincones de este mundo, en lo invisible del planeta.

Aquellos que vinieron a servir desde el principio, a este Proyecto humano, hoy se encuentran en oración, porque ha llegado el tiempo, hijos Míos, de que la humanidad crezca y encuentre su verdadero origen en el Universo, como en el Corazón de Dios.

Hoy, los Portales del Cosmos se abren hacia la Tierra y los mundos invisibles se muestran al corazón humano.

El Cielo se viste de fiesta, de júbilo, de regocijo espiritual, para impulsar a las criaturas a encontrar el propósito de su evolución en el cumplimiento de este Plan.

Hoy, su Madre Celestial, en el desierto, enciende todos los Espejos del Cielo como de la Tierra, enciende los Espejos de los corazones de Sus hijos, para así, construir el camino, el puente, que une todas las expresiones de la Vida.

Mi Corazón llega al mundo para abrir un nuevo ciclo en el que quiero ver a Mis hijos viviendo en fraternidad entre sí y con el Universo.

Quiero ver los Espejos de sus corazones irradiando la nueva vida que emerge desde su interior y que se refleja en la consciencia humana.

Los traigo al desierto para que encuentren la verdad sobre sí mismos, y vivan con base en esa verdad y no en las ilusiones del mundo.

Dejen que Mi Espejo Mayor se refleje en sus corazones.

Permitan, hijos, que lo más puro que existe en ustedes pueda emerger y que en este reencuentro con el Universo, no contemplen sus errores, no piensen en los desvíos que vivieron hace tanto tiempo; sino que reencuentren aquel Estanque universal, aquella vibración más pura que, como un dulce sonido, oí resonar en Mi Inmaculado Corazón, en el momento en el que sus esencias fueron creadas.

Ingresen en el desierto de su mundo interior, en donde pueden desmitificar la condición humana para llegar al vacío y allí reencontrar el Todo, del cual aparentemente salieron hace tanto tiempo.

Hoy Yo los llamo a la madurez interior, al despertar y a la unión con Mi Inmaculado Corazón, para que encuentren en Mí, la esencia de la Vida.

Hoy, en este desierto, se revela un misterio, la verdadera vida que existe en la Tierra y que se esconde en los lugares más simples, más puros, más humildes.

Es en el interior de este planeta, invisible a los ojos humanos, en donde la Voluntad de Dios se expresa. Allí, donde la Naturaleza es silenciosa y la comunión existe entre todos los Reinos, es donde la Voluntad de Dios se expresa.

Es en la humildad de aquellos que ya no buscan ser conocidos por la humanidad, que sirven en silencio a este planeta, en donde la Voluntad de Dios se expresa.

Es en la entrega incondicional de consciencias que podrían estar evolucionando a lo largo de las dimensiones y que, sin embargo, continúan en la Tierra para guiar y conducir a la humanidad, aunque muchos no lo sepan; es allí en donde la Voluntad de Dios se expresa.

Es en la perseverancia de aquellos que no contemplan las miserias humanas, sino el potencial de amor que existe en sus esencias, en donde la Voluntad de Dios se expresa.

Hoy, hijos, contemplen en su interior a todos los Seres de Luz que vinieron a la Tierra, desde el principio, a todos los Centros de Amor que se esconden en el interior del planeta, con la esperanza de que los ojos humanos un día los puedan ver.

Encuentren en el sacrificio de estos Centros de Amor, en su humildad y en su silencio, el verdadero sentido de sus vidas y cuando todo les parezca difícil, recuerden que existen aquellos que sirven incansablemente y que entregan su evolución para que la humanidad pueda dar un pequeño paso en este mundo.

Hoy, el Espejo de Mi Corazón refleja en ustedes el sacrificio del Cosmos, de aquellos que responden al Llamado de Dios, más allá de las dimensiones para que, en este nuevo ciclo, se sientan inspirados a vivir este mismo sacrificio por amor a otros, a olvidarse de sí mismos y a vivir en humildad la renuncia, la entrega, en lo más profundo de su interior.

Siéntanse inspirados por el desierto para que, en ese estado, vivan los tiempos que llegarán.

La fortaleza de los Centros de Amor se guarda en el silencio y es allí también en donde Mis hijos deben encontrarla.

Sean como ese desierto, silencioso, pero pleno del Poder de Dios, humilde y vacío, pero llevando dentro de sí, el mayor tesoro de este planeta.

Que en estos diez años, hijos Míos, en los que Yo he estado a su lado, sus consciencias caminen.

Que en este aniversario se definan a seguir Conmigo, reflejando Mi humildad en su interior, amando a este planeta como Yo lo amo y sirviendo a la humanidad como Yo la sirvo.

Yo soy la Sierva incansable de Dios y los llamo a ser incansables junto Conmigo.

En este día de júbilo, en este día de Gloria, los invito a construir, para el nuevo tiempo, un camino de esperanza en el que las almas vean reflejadas en ustedes, hijos Míos, Mi sagrada Presencia.

Que el Corazón de Dios encuentre, a través de sus pasos, una esperanza en la evolución humana.

Que todo el Universo sienta que valió la pena el sacrificio vivido desde el Origen por el triunfo del Proyecto humano y, en consecuencia, el triunfo de la Vida universal, de la unidad de cada criatura con el Corazón de Dios.

Con estas palabras los impulso y los bendigo.

Infinitamente les agradezco por responder a Mi llamado y espero, hijos, que no solo se pasen diez años más, sino que Yo pueda venir por toda la eternidad, y que ustedes estén a Mi lado.

Yo los bendigo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz