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Querido hijo, querida hija:
Vengo hasta ustedes para consagrar la tarea de difusión del mensaje mariano que Mis hijos, Mis soldados, están realizando y realizarán aún más intensamente en el próximo tiempo.
Tienen que saber, amados hijos, que protegeré siempre vuestros seres y acompañaré muy de cerca todos los movimientos destinados a que todos Mis hijos del mundo puedan conocer Mi mensaje de paz, redención y conversión, el que traigo para este tiempo.
Estaré protegiendo y bendiciendo esta tarea que les he encomendado y no deberán temer por nada, porque como ustedes mismos dicen, “María va al frente”.
Han comprendido que la tarea planetaria que Mi Consciencia está realizando necesita del apoyo serio y equilibrado de los medios de comunicación que disponen en la Tierra. Estos, al ofrecerse para transmitir sin deformar el mensaje de la Bienaventurada Virgen María, están equilibrando el mal uso que esta humanidad realiza de estos mismos medios de comunicación.
A todos los peregrinos que siguen a la Reina del Cielo y de la Tierra les anuncio que deberán formar grupos de oración que permitan, a través de la oración sincera del corazón, que Mi presencia pueda llegar a más lugares, a más ciudades, donde más almas ingresen a Mi Inmaculado Corazón y encuentren la salvación.
Recuerden que juntos estamos preparando el retorno de Mi Hijo, Cristo Jesús, que vendrá en Gloria a rescatar de la ilusión a todos lo que lo quieran escuchar y también a los que no quieran.
No descansaremos Él y Yo, hasta que la última esencia de esta humanidad haya entrado en el Reino de Dios y para eso contamos con la tarea abnegada de los soldados marianos, aquellos que se preparan para formar el Ejército de la Bienaventurada Madre de Dios en la Tierra.
Adelante, hijos Míos, que pronto comprenderán cuál es el alcance de la tarea que emprenden en este tiempo.
Los amo y los bendigo; los protejo siempre bajo Mi manto de luz.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre y Reina de la Paz
Alabado sea Jesucristo, su Redentor.
Hijos Míos:
Sobre aquellos que se disponen a responder a Mi llamado, erguiré las columnas de Mi Templo de oración.
Sobre los que trascienden el cansancio, en reverencia a Mi Presencia y Me sienten en sus corazones, depositaré la Gracia infinita del Espíritu de Dios.
Sobre los que están Conmigo y viven para cumplir los Planes de Dios, colocaré siempre el Poder que Dios Me envía, porque a estos el Señor los convocó con Su propia Voz. A estos, el Señor les entregará Su Reino, cuando sea el tiempo. También en estos, el Señor puede colocar Su Cruz, que redimió al mundo y hoy lo purifica.
A los que se entregaron a Mí y confían en Mis Palabras, los llamo Mis soldados marianos. Los que me sirven no abarcan la amplitud de Mi Plan y, aun así, se dejan guiar con simplicidad por Mi Corazón.
Los que están a Mi lado caminan Conmigo, desconociendo el trayecto por el cual están siendo conducidos y, como niños guiados por la madre, solo siguen en confianza los pasos de su Madre.
A esto, hoy invito al mundo, a dejarse conducir por la Madre Redentora que el Señor Supremo les envía.
Yo los invito a seguir el ejemplo vivo de aquellos que son imperfectos; pero que, con sinceridad y simplicidad, responden a Mi llamado por sobre todas las cosas.
Hoy, hijos Míos, invito a cada uno de sus corazones a que tome con seguridad la mano que les ofrezco, la mano de la Madre del Mundo y, como niños, se dejen guiar por Mi Corazón.
Yo los conduzco hacia un camino de sacrificio, sin embargo de alegría. Los conduzco hacia un camino de sufrimiento, sin embargo de salvación de las almas. Yo los conduzco hacia un camino de eterno servicio para concretar la Gran Obra del Señor.
Los que acepten caminar Conmigo son invitados a ver la vida bajo otro punto de vista. Sus dolencias ya no serán dolencias, serán la forma de liberar el dolor que existe en las almas. El cansancio de sus cuerpos no será cansancio, será la fuente de salvación de todos aquellos que no encuentran fuerza ni inspiración para trascenderse a sí mismos y para responder a la Voluntad de Dios. El hambre que podrán pasar, el frío y el calor que podrán vivir, serán oportunidades dadas por el Señor para el equilibrio del mundo y el rescate de las almas.
Hoy, hijos Míos, Mi Corazón aspira a reclutar nuevos soldados, corazones que estén disponibles para acompañar a la Bienaventurada Virgen María en el rescate de las almas y de los Reinos con la oferta de la propia vida.
Mis soldados no realizan grandes obras, pero aprenden que en las pequeñas cosas de la vida está la oportunidad de hacer una oferta al Señor y de generar mérito para la salvación de las almas.
Bajo la Gracia y el impulso que el Señor les envía, a partir de los Cielos, Yo los bendigo a todos ustedes y les digo, hijos amados, que por el amor al Sagrado Corazón de Jesús, jamás pierdan el incentivo de servir y orar, sobre todo en unión con los Reinos.
A Mis hijos orantes, de esta ciudad de Lavras, los invito a persistir en el servicio a los Reinos. Aquellos que, hasta el día de hoy no impulsaron a sus corazones a hacerlo, que lo hagan; porque esa fue la forma que el Señor encontró para reparar el mal que el mundo le causa a los Reinos y para dar un sentido a la vida de esta ciudad.
A Mi grupo mariano, lo invito a que, este domingo, esté en oración y en servicio en el corazón de esta ciudad, en donde el Señor depositó una fuente de redención y amor para los Reinos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Yo los bendigo, siempre,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos Míos:
Hoy Mi Corazón materno retorna a sus vidas para animarlos a caminar en la consagración de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón. Hoy el Sagrado Corazón de Jesús los reúne en torno a Su Sierva fiel, la Virgen María, para que muchos hijos se confirmen como soldados de la Luz.
Hijos Míos, hoy el Cielo congrega almas y corazones que deberán estar dispuestos a caminar en Dios por las almas que no caminan en Dios, a sacrificarse por las almas que no se donan al Padre y a amar por las almas que no aman a Dios.
Como lo hizo una vez el Ángel de la Paz, antes de Mi llegada a Fátima durante el siglo pasado, los Ángeles del Señor hoy preparan, junto con los Ángeles de la Guarda, el esperado regreso de la Señora del Cielo, mes a mes.
Mi Voz maternal se anunció por primera vez en Fátima el 13 de mayo del año 1917. Ahora, Mi Mensaje, en este tiempo, retorna más fuerte y preciso, porque Mis hijos deberán despertar al llamado de la conversión.
En este día, descenderán Conmigo los ángeles del Reino de Fátima, las mismas resplandecientes consciencias de Luz, que junto con el Inmaculado Corazón, redimieron a toda la humanidad a través de la pureza y de la oración.
Hoy los invito a ingresar al Reino de Fátima, al Reino Angelical que fue manifestado cuando Mi Corazón se anunció en Fátima al mundo, con el fin de alcanzar la paz en toda la Tierra.
Queridos hijos, por esto les pido que en sus oraciones protejan con el amor a todos los Centros Marianos que fueron fundados por la Virgen María, la Reina del Cielo. Como en cada Centro Mariano, en el Centro Mariano de Fátima, el Reino Angelical de Fátima cumplirá con una tarea importante en la salvación de las esencias de la humanidad.
El Centro Mariano de Fátima socorrerá espiritualmente a las almas para que, en los momentos culminantes, sean conducidas hacia la Luz. Los Centros Marianos no solo son Santuarios de devoción, también son puntos celestiales en donde Dios, a través de la Madre del Cielo, sembró la Luz para el mundo.
Vean que, a través del Reino de Fátima, podrán despertar a la pureza del alma y del corazón. Vean que, en el Reino de Fátima, sus caminos se podrán enderezar y la sabiduría de los ángeles podrá guiar sus pasos.
En el Reino de Fátima, Mi Inmaculado Corazón alcanzó a reunir, por medio de la oración, a todas las almas del mundo y así, una vez más, la paz se expandió por todos los confines de la Tierra.
Queridos hijos, recordando este día 13 de abril, Mi llegada a Fátima el 13 de mayo de 1917, Yo los invito a gestar en sus corazones un amor profundo por el Reino de Fátima, permitiendo así que los Ángeles de la Guarda los conduzcan por los senderos seguros del camino espiritual.
Vean la grandeza de Mi Obra Mariana a través de los Centros Marianos y sean partícipes, junto a Mí, del Reino de la Paz.
Quiero que más hijos Míos puedan reencontrar el camino hacia Dios, a través de cada Centro Mariano y ustedes, los peregrinos, deberán ser los guardianes de los Portales de Luz que Mi Corazón abrió en cada Centro de devoción, a través de la oración.
Que el Reino de Fátima pueda despertar Mi Pureza Virginal en sus esencias y que descubran a su lado la presencia angelical.
¡Les agradezco a todos Mis hijos por responder a Mi llamado!
Los ama y los bendice,
Vuestra Madre María, Reina de la Paz y Señora del Santo Rosario
Amados hijos:
Alabado sea siempre Nuestro Señor Jesús Cristo.
Con júbilo infinito, Mi Corazón desciende hoy a esta Tierra para bendecir y consagrar a esta ciudad.
Traigo, en Mis manos, los méritos infinitos para la conversión del corazón y del espíritu. Vengo como la Señora de todas las Gracias, para que las Gracias que el Señor envía de los Cielos estén presentes en sus vidas.
Hijos Míos, como Madre y Reina de la Paz, espero que Mi Paz reine y viva en sus corazones, porque a través de ella encontrarán la pureza y la fuerza para seguir Mi camino rumbo al Paraíso.
Amados hijos, para tener el mérito para ingresar en Mi Reino, deben convertir sus corazones y sus vidas. Eso lo alcanzarán a través de la mansedumbre, de la pureza, de la sinceridad y de la simplicidad.
Al Señor no le importan los pecados que cometieron en vida si hoy colocan todos ellos a Mis pies, porque Yo soy la portadora del Perdón de Dios y le oferto ese Perdón al mundo.
Como Mensajera del Señor, de la misma forma que les habló Juan el Bautista, hoy Yo les digo: "Arrepiéntanse, arrepiéntanse de los errores de la vida, de los engaños y de las omisiones. Arrepiéntanse por el bien que no hicieron y permitan que Mi Corazón renueve sus vidas".
Como Reina del Cielo y de la Tierra, el Señor Me concedió el poder de liberar a sus corazones de todas las faltas, de limpiarlos de toda mancha creada por las experiencias que vivieron en el mundo. Es solo necesario que confíen en el poder de Mi intervención y que acepten la conversión de sus vidas para que, de esa forma, sean Mis fieles soldados marianos.
Como Madre de sus pequeños corazones, abro Mis brazos para recibir a sus espíritus, para perdonarlos y amarlos siempre.
Quiero preparar sus vidas para recibir a Nuestro Señor, el Redentor del mundo, que vendrá en Cuerpo y Alma para despertar a las criaturas.
Es por eso, hijos Míos, que el Señor Me dio el Poder y la Misericordia para limpiar sus almas, para perdonar sus deudas para con el Señor, siempre que estén dispuestos a vivir una nueva vida.
Esta nueva vida, para la cual los estoy preparando, es una vida de pacificación, de conversión y de comunión con Mi Hijo Jesús. No les prometo que estarán libres del sufrimiento dentro de este camino, pero sí les digo que, a través del sufrimiento de sus vidas, muchas almas serán liberadas de la oscuridad en la que viven.
A esta ciudad de Lavras, la invito hoy a consagrarse al Corazón de la Bienaventurada Virgen María, a través de una vida de oración y de oferta permanente a Dios, dejando a cargo del Señor la dirección de sus vidas.
Les agradezco, desde ya, porque veo que muchos responden a Mi llamado y muchos otros corazones se están abriendo para conocer a Mi Corazón de Madre.
Vengan a Mí, los que buscan paz. Yo les doy la Paz del Señor.
Les agradezco a todos Mis hijos de Lavras por abrirme la puerta del corazón.
María, Reina de la Paz
La Aparición de la Virgen María fue silenciosa y, al terminar, los videntes hicieron un relato sobre lo que aconteció y lo que Nuestra Señora les transmitió.
Madre María Shimani de Montserrat:
Hoy, sucedieron muchas cosas. En silencio, escribimos lo que nos dijo Nuestra Señora. Y ahora, Fray Elías nos va a transmitir un breve relato de lo que sucedió.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hoy, la Aparición de la Madre fue bien preparada, silenciosamente y con tiempo.
Después de un largo tiempo, Ella llegó. Vino acompañada por algunos santos como Juan Pablo II, Juan XXIII, San José y la beata Emmerich, que escribió sobre la Pasión de Jesús.
Y ante esas Presencias, le preguntamos a la Madre cuál era la razón de que Ellos estuvieran aquí. Ella nos dijo: “Ellos fueron escogidos para interceder por la humanidad en este fin de los tiempos. A Ellos les deben dedicar también su oración y su devoción”.
Ante esa Presencia del Cielo y con esos Santos, apareció a los Pies de Nuestra Señora una parte del infierno. Al principio pensamos que era algo malo que estaba sucediendo, pero Ella nos dijo: “no teman, no teman, queridos hijos”, y de ese fuego del infierno Ella liberaba a muchos. Niños que según nos decía Nuestra Señora, habían sido mal encaminados cuando estuvieron encarnados.
Ese fue el motivo de la oración del Ave María, del Padre Nuestro y del Gloria, para ayudar a Nuestra Señora en esa liberación. Después, esa imagen del infierno se cerró.
Hoy, Nuestra Señora apareció como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad. Nos dijo que traía la cura especialmente para Lavras, la cura espiritual que muchos de Sus hijos necesitan en este lugar.
En un momento de la Aparición, Nuestra Señora posaba Sus Pies sobre una gran roca, y le preguntamos: “Señora, ¿dónde están las flores, las flores que Usted siempre trae?”.
Una parte de Su Manto cubría esa roca y cuando le hicimos esa pregunta, Ella apartó un poco Su Manto de esa roca y debajo de Su Pie derecho había una serpiente, que Ella pisaba fuertemente.
Nos dijo: “hoy, estoy en el infierno, queridos hijos. Así como vengo al mundo también vengo a los infiernos del mundo".
Después esa imagen desapareció y nos pidió que acompañáramos Su tarea silenciosamente.
Ella nos prometió que mañana nos diría más Palabras y que hoy el Padre le había pedido hacer una tarea especial, que nosotros deberíamos acompañar con el corazón.
Madre María Shimani de Montserrat:
Hoy, cuando comenzó la oración, sentimos una energía especial, había una especie de densidad que no podíamos superar, sentimos que algo estaba sucediendo en los infiernos. Cuando suceden esas cosas, que a veces muchos de nosotros sentimos, necesitamos concentrarnos en la oración y saber que junto a Nuestra Señora todo está bien porque estamos aprendiendo a hacer tareas extraordinarias con Ella.
Sentimos, cada vez más, que Ella está involucrando a más hijos Suyos en tareas que antes solo podían hacer los monjes o las Comunidades-Luz. Ella está extendiendo esa tarea a todos aquellos que están dentro de Su Corazón, porque cuantos más seamos, más almas se podrán liberar.
Ahora, vamos a leer el pequeño Mensaje que Nuestra Señora nos dictó a cada uno. Ella nos dijo que serían cortos porque hoy la tarea iba a ser más silenciosa.
Para leer los Mensajes acceda a los siguientes links:
Mensaje de la Virgen María a Fray Elías
Mensaje de la Virgen María a Hermana Lucía
Mensaje de la Virgen María a Madre Shimani
A través de la historia Mi Corazón Inmaculado ha encontrado, entre las almas, aquellas que han tenido la tarea de transmitir al resto de la humanidad la historia completa de vida de la Virgen María, Madre de Jesús.
En este tiempo, en que la humanidad ha ido encontrándose con la vida de María de Nazareth en una tarea más amplia, quiero reflexionar junto a ustedes que la Misión, que Mi Hijo Jesús me entregó en la Cruz, es mucho mas profunda que aquello que la humanidad ha comprendido.
Ser la Madre de toda la humanidad no solo abarca los aspectos maternales que se comprenden y conocen en la Tierra, sino que abarca otras realidades que se manifiestan en todos los aspectos de la consciencia humana.
Vale decir que Mi Consciencia, como Madre espiritual de toda la raza, abarca aspectos que el ser humano no conoce de sí mismo, del mundo como planeta ni del universo.
Hoy, Cristo Jesús, nos está anunciando Su Retorno con Su nuevo rol de Rey del Universo, un aspecto que abarca una tarea universal que la humanidad comenzará a conocer a partir de ese regreso.
Al igual que el Redentor, María de Nazareth, luego de Su Asunción a los Cielos en cuerpo y alma, vivió nuevas escuelas de instrucción celestiales que la prepararon para la tarea que realizaría como Madre Universal, Madre de todas las criaturas.
Las diferentes faces, a través de las cuales Mi Consciencia ha guiado a este mundo a lo largo de la historia, son diferentes manifestaciones para las diferentes necesidades de la humanidad en los diferentes tiempos; esas faces guardaban, cada una de ellas, una serie de símbolos y mensajes para que cada uno de Mis hijos encontrará en ellos lo que estaba necesitando.
En este fin de ciclo en donde la humanidad está realizando su síntesis y se está definiendo frente a Dios, deben comprender, amados hijos, que Yo Soy la misma de Nazareth y la misma de cada una de las manifestaciones; la que hoy llega para acompañarlos en esa síntesis como la Mujer vestida de Sol, la que unirá a través de Su Amor todos los pueblos, todas las razas y todas las religiones.
Mucho he aprendido en el Reino Celeste en todo este tiempo, sobre el aspecto femenino del Amor de Dios y sobre la Maternidad Celestial; algo que los invito a aprender junto Conmigo, con el corazón abierto y la mente limpia, así como aprendí Yo cuando subí a los Cielos.
Es hora de crecer en el Amor de Dios y abrirse a la Sabiduría Divina, aquella que será la base de la nueva humanidad.
Esperen Mis instrucciones, que pronto comenzaremos el ciclo de traer ese conocimiento celestial al corazón de cada uno de Mis hijos.
Dejo en vuestras consciencias sembrada la semilla del conocimiento eterno, ese que se aprende en el universo.
Gracias, queridos hijos, por confiar en Mis palabras.
Los ama y los bendice,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad y Madre Universal
¡Salve Cristo!
Queridos hijos de Lavras y Minas Gerais:
Con alegría infinita, Mi Corazón materno abre nuevamente las puertas del Cielo para derramarles las Gracias en sus corazones.
Mi Corazón Inmaculado recorre el mundo para despertar a tiempo a todos los hijos de Dios que deberán corresponder al llamado mayor del Cielo.
Hijos Míos, hoy estoy presente en Lavras, como lo he estado durante estos días en Recife, Olinda, Teresópolis y Rio de Janeiro para pedirles, una vez más, que ingresen al universo del Amor de Dios, porque sin amor el mundo no se podrá curar.
El Amor del Padre les hará encontrar el camino perfecto y armonioso que sus almas tanto buscan.
Vivan en el Amor de Cristo, porque en el Amor de Mi Hijo alcanzarán la redención de sus faltas y recibirán la Misericordia y el perdón que sus corazones necesitan.
Queridos hijos, busquen permanecer en la Fuente del Amor, en el Reino de Amor del Padre y de esa manera eleven, a través de la oración, a los que necesitan de ese Amor curador de Dios.
Que, en Cristo Jesús, caminen por el sendero del Amor, Amor Crístico que muchos en este tiempo están perdiendo por la acción del falso amor, que engaña y confunde a los corazones con el verdadero camino del Amor de Dios.
El Amor del Padre debe ser su única elección y el arte que despierta la oración permitirá hacerlos encontrar con la Fuente del Amor.
Si intentan vivir en el camino del Amor, podrán amorosamente vivir en el Reino de la Paz y el Padre será adorado con amor por todos Sus hijos en el universo.
Queridos Míos, ingresen a tiempo a la escuela del Amor que les despierta el acto verdadero de la oración del corazón, porque la oración los llevará a encontrar siempre el Amor único por todo lo que fue creado por Dios y así sus almas estarán en el regocijo perpetuo del Amor universal.
Si se deciden, a partir de ahora, a aprender a amar a Dios, ustedes iniciarán el camino de la vivencia del Amor de Dios a través de todas las experiencias de la vida.
Como Madre del Amor de Dios, quiero que este Amor se geste de manera verdadera en el corazón de las familias, en las tareas que Dios les encomienda día a día y, principalmente, en cada una de sus consciencias.
La falta de amor es lo que ha borrado del corazón de los hombres la caridad y la paz. El amor los llevará a encontrar la paz, más aún si ustedes viven en el Amor que el Sagrado Corazón de Jesús les derrama para cada momento de sus vidas.
La ausencia de amor ha dejado ciego a muchos corazones, porque ellos se han olvidado de amar en el Amor de Dios y han pasado a actuar en el amor personal.
Que la semilla del Amor de Cristo, que deberá gestarse en sus corazones, les permita reconocer el gran Amor infinito que el Padre tiene por cada hijo Mío.
Caminen juntos hacia el encuentro del Amor que cura y que sana las heridas profundas, porque será el Amor de Jesús que los llevará a Dios y Dios les revelará, en el silencio, los dones preciosos de Su santa Voluntad.
Por eso, queridos hijos, ¿qué esperan para renovarse en el Amor de Dios?
Vayan con alegría y difundan el poder del Amor de Dios en ustedes y demuestren a todos qué grande es la Misericordia de Dios, que todo lo puede hacer en cada pequeña alma de este mundo.
Queridos hijos, si ejercitan el Amor de Cristo día a día, como Mi Hijo les ha dicho, ustedes verán la verdad y el camino que el Padre con tanto amor ha diseñado para cada uno de Sus hijos.
Pequeños hijos, sean partícipes del Amor que el Espíritu Santo les provee a las almas que se disponen a vivir el amor del espíritu. La oración es el sendero para vivir el amor del espíritu, amor fraterno que une lo que está separado y construye lo nuevo a través del amor y la unidad en cada ser.
La mayor dolencia de la humanidad es la falta del Amor de Dios, porque se olvida fácilmente que el Amor del Padre está en todas las cosas. Vean el poder y la manifestación del Amor de Dios en los Reinos, ¡qué verdadero encuentro de amor pueden vivir, queridos hijos, con una planta, un perro o también con una gran floresta!
¿Han percibido que en cada Reino existe el Amor de Dios? Abran los ojos y vean como los Reinos sufren, porque ellos no reciben el amor de sus semejantes hermanos. El mundo sufre por la falta del amor fraterno entre los Reinos y los hombres.
¿Qué han hecho Mis hijos, que se olvidaron de amar a un Reino hermano?
¿Dónde está el amor infinito por lo que Dios les ha entregado a través de cada uno de los Reinos?
Por eso, queridos hijos, muchos de Mis soldados marianos se están dedicando con amor a la reparación y a la cura espiritual de cada uno de los Reinos, porque si los Reinos son ultrajados, también Dios está siendo herido por Sus propios hijos.
Yo los llamo a despertar el amor en la consciencia. Es tiempo de ordenar, a través del amor, todo lo que debe ser ordenado.
Bendigo con el amor universal a toda la obra magnífica que tan pocos hijos Míos donan por la salvación de los Reinos aquí, en Lavras.
Recuerden que Mi Hijo nació en un pesebre y que, desde ese pesebre en Belén, los Reinos con Mi Hijo intercedieron por la salvación del mundo.
Recuerden que el burro que llevó a María, la que guardaba en Su Vientre al Hijo de Dios, la sirvió con amor por el Plan del Padre.
Recuerden que las aguas del río Jordán intercedieron como Reino por la purificación de las consciencias y por la redención de las almas, porque en el agua se derramó el Espíritu de Dios.
Queridos hijos, vean qué magnífico es el Amor del Padre, el que ustedes desconocen, pero ahora están a tiempo de retornar a la Fuente del Amor.
Vayan en Paz. Vayan en Cristo y a partir de ahora sean transmisores del Amor de Dios en sus corazones.
Que el Amor del Padre, el Amor del Hijo y el Amor del Espíritu Santo vivan eternamente en ustedes.
¡Les agradezco a Mis hijos de Lavras por haberme recibido con tanto amor!
Los bendice en el santo Amor de Jesús,
María, Madre y Reina de la Paz
¿Es a Mí a quien buscan?
¿Es a la Bienaventurada Virgen María?
¿Dónde la buscan?
Porque solo me encontrarán en vuestros corazones si oran como les enseñé cuando niños, con el corazón, con devoción y confianza.
Hijos amados:
Quiero transmitirles Mi amor y la promesa celestial de que, en vuestro corazón, siempre me encontrarán, aún cuando en el futuro no llegue mes a mes para instruirlos y llenarlos de Gracias.
Para el tiempo venidero ya tendrán que haber realizado la conexión real y verdadera con Mi Inmaculado Corazón, aquella que siempre estará en vuestro interior, que los guiará eternamente hacia el Corazón de Mi Hijo.
Estoy entre ustedes, trabajando para que en este tiempo me coloquen en el lugar de vuestro interior que deberé estar hoy y en el futuro; para que cuando ya no escuchen Mis palabras, a través de Mis videntes, las puedan escuchar en vuestro templo interior, allí, dentro de vuestro corazón.
Quiero que me escuchen como escuchan y sienten a la consciencia de vuestras madres de la Tierra, a las que pueden percibir con claridad cuando necesitan de ellas.
Es así de simple; solo tienen que abrirme la puerta de vuestras vidas para que yo pueda entrar.
No teman por nada, así Yo, vuestra Madre del Cielo, podré actuar profundamente en ustedes. Vean cómo es de simple para Mí estar en vuestros corazones.
Los amo y los protejo siempre. Gracias, queridos hijos, por escuchar Mis palabras con el corazón.
María, Madre de Dios y de todas las almas
¡Alabado sea Jesús, queridos hijos de Rio de Janeiro!
Por primera vez en la historia de Mis Apariciones, Mi Inmaculado Corazón recibe el permiso celestial de descender en Gloria y Misericordia sobre su necesitada ciudad de Rio de Janeiro.
En honra al Sagrado Corazón de Jesús, los llamo en este día a abrir verdaderamente sus corazones a Mi Corazón, para que así Yo tenga el permiso de llevarlos a Jesús Cristo.
Queridos hijos, después de tantos meses y años en que Mi Obra se viene cumpliendo en esta parte de América junto con el Centro de Medjugorje, Mi Mensaje fundamental para todos ustedes es: ¡Paz!, ¡Paz!, ¡Paz! Si ustedes no intentan vivir en paz, ¿cómo llegará el Reino de los Cielos hacia sus pequeñísimas vidas?
Por eso, queridos hijos, que la paz reine entre ustedes, para que después pueda reinar en las ciudades y en los pueblos; principalmente la paz debe reinar en las familias, para que así Mi Hijo Jesús reciba el permiso de reinar con Su Luz redentora en sus corazones.
Hijos Míos, que la paz sea la tónica de esta época. El mundo deberá estar en paz para poder estar así en los Brazos de Dios, y eso será posible, hijos amados, cuando tan solo oren el Rosario con el corazón.
Queridos hijos, en cada Misterio del Rosario tienen las llaves para alcanzar su conversión y encontrar los estados de paz: paz en el corazón, paz en la consciencia, paz en el interior, paz en sus almas, paz en su trabajo para Dios, paz en cada espacio.
En la Paz del Cielo hallarán el alivio para sus recurrentes problemas. Si aún no tienen paz, Mis queridos, es porque primero deberán amar a Dios. Si aman al Padre nunca les faltará el regocijo y así, la Paz será la principal causa que les generará alegría, esperanza y victoria día a día, una victoria divina que puede residir en el corazón de cada ser.
Busquen en ustedes en dónde se encuentra la paz, porque la paz se fortalece con el poder sublime de la oración. La oración trae como repercusión muchas Gracias; entonces, Mis queridos, que la oración sea el motivo verdadero para que puedan vivir en paz.
Si falta la paz, es porque falta la oración. La oración verdadera y sincera es su impulso para el corazón. Sean buenos orantes, porque con el rosario en mano, tienen el camino a su redención, porque el Rosario es la puerta de salvación y el camino directo hacia el Corazón bendito de Mi Hijo, Jesús.
Entonces, Mis queridos, si el mundo en verdad orara a Dios y viviera los Mandamientos, podría estar bajo la Gracia de Dios, se evitarían las guerras y las divisiones entre los pueblos y tendrían un tiempo más de paz.
Cuando los llamo a la oración, los llamo al despertar de sus consciencias dormidas. Hijos, despierten a este importante pedido. Por eso, vengo aquí en esta noche a su encuentro, porque como Madre amo a cada uno de ustedes y daré todo hasta que den el definitivo paso hacia la consagración de sus corazones a Dios.
Sin Dios no pueden vivir, porque sería como un hijo sin su madre. Nada puede sustituir su encuentro interno con el Padre del Cielo. Él espera de ustedes una profunda unión. Dios es el Señor de la Compasión y de la Misericordia, no teman por sus pecados, ábranle paso para que Dios pueda ser el nuevo camino y así sus almas serán difusoras de la Luz amorosa del Padre.
Queridos hijos de Rio de Janeiro, como Madre vengo hasta su ciudad para que las almas dormidas despierten a tiempo, ahora llegó el momento de responder al Llamado de Dios a través de la obra del corazón.
Hijos Míos, para eso tienen a Su Madre, dispuesta a conducirlos por el camino de su pronta redención. Primero, busquen el camino de la paz, porque como Madre y Reina de la Paz, los reúno en torno a Mi Presencia para que recuperen las fuerzas y la voluntad de dar un amoroso sí al Señor del Universo.
Queridos hijos, recuerden que aún están a tiempo de encontrarse con Mi Hijo Jesús. Vengo, como Madre de todos, a buscar a los que fueron llamados por Mi Hijo para una tarea mayor.
Queridos hijos, comiencen hoy donando todo su amor a Mi Corazón a través de la oración.
Que la bendición, que hoy les traigo desde el Cielo a todos los presentes, pueda irradiarse también a los que más la necesitan.
Reciban hoy de Mi Corazón la Misericordia de Jesús, su único Pastor.
¡Les agradezco a todos Mis hijos de Rio de Janeiro por responder a Mi extraordinario llamado!
Los bendice, con amor y compasión,
Vuestra Madre María, Reina de la Paz
Hijos Míos:
Alabado sea siempre Nuestro Señor Jesucristo.
Mis amados, les agradezco por responder con prontitud a Mi llamado. La confianza de Mis hijos permite que Mi Corazón pueda llegar a las almas más distantes.
Cada vez que sus pequeños seres dan un paso más en el compromiso que tienen Conmigo, permiten que el Señor abra el camino para que Mi Corazón esté, más tiempo, entre ustedes.
Es por eso, hijos Míos, que les pido, día y noche, que confíen en Mis Palabras, en Mi guía; que sigan sin temor por el camino señalado por Mi Corazón, porque prontamente comprenderán hacia adonde los estoy llevando con Mis pasos de Peregrina.
La confianza en Mi Corazón los llevará a la transformación total del corazón, de la mente y del espíritu. Yo los conduzco a la redención de la vida y les enseño a ser intercesores ante Dios, como Yo lo soy por las almas.
En sus corazones, estoy formando una fortaleza de fe, para cuando Mis pies ya no puedan posarse sobre la Tierra y Mi Verbo ya no esté tan próximo a sus seres.
A través de la fe, Me encontrarán siempre en sus corazones; y esa misma fe los llevará a pedir por sus hermanos para que, hasta el último momento de sus vidas, estén luchando por la salvación de las almas más pérdidas.
Para que Mi Corazón pueda traer a los Cielos hasta la última de las almas que se encuentran en este mundo, precisaré de muchos intercesores con la llama de la devoción encendida en el corazón. Eso se construye ahora, cuando Mis pies aún se posan en la Tierra; cuando Mi Verbo, a través de Mis videntes, puede llegar directamente a sus corazones y a sus seres.
Construyan, en este tiempo, en el que viven tan próximos a Mí, la confianza plena en Mi Corazón de Madre. Confíen en Mi Presencia y en Mis Palabras, y no teman responder a Mi llamado, a donde quiera que él los lleve.
El Señor los observa y, a través de la respuesta de sus consciencias, podré intervenir, más o menos, por el mundo y por las almas. Su amor, sus oraciones y sus acciones dictan Mis pasos. Si comprendieran la importancia de estas Palabras, cambiarían el curso de sus vidas y tendrían el foco de sus corazones en Mi Corazón Inmaculado.
Les dejo esta simple reflexión para que sus seres puedan meditar sobre las acciones de la propia vida, sobre el amor que son capaces de vivir y sobre el verbo que emiten. Observen, a partir del corazón, siempre del corazón, si son capaces de dar los pasos en la transformación del ser, por la salvación de las almas, de los Reinos y del mundo.
Mi Corazón los acompaña con Amor y estará siempre al lado de sus seres.
Agradecida por escuchar Mi llamado a la confianza del corazón.
María, su Madre y Reina de la Paz.
¿Recuerdas, alma querida, cuando te hablé de que en el Reino de los Cielos un gran grupo de ángeles estaba preparando el recinto para que tú moraras?
¿Recuerdas, alma amada, cuando eras pequeña y subías a Mi regazo a jugar con las cuentas de Mi rosario?
¿Recuerdas, alma bendita, cuando te perdías sin temor en el mar de Mis ojos y me contabas tus sueños y tus anhelos?
¿Recuerdas, alma hija de Dios, cuando llorabas sobre Mi pecho para calmar tu consciencia y Yo te acariciaba y consolaba tu dolor, devolviéndote la paz?
¿Dónde estás, alma amada, que ya no vienes a Mí?
¿Dónde está tu anhelo de niño que me buscaba por las noches, para que junto a tu ángel de la guarda cuidara tu descanso?
¿Es que ahora que has crecido ya no Me necesitas más?
¿No será que ahora me necesitas más que nunca, para que te guarde de toda la inquietud que vives día a día?
¿Has olvidado ya la paz y seguridad que sentías en Mis brazos? ¿Ya no recuerdas el calor maternal que te envolvía cuando estabas junto a Mí?
Yo Soy la misma de siempre, Soy tu Madre del Cielo, la Virgen María, la que dio vida al Redentor, Aquel que murió por ti para que tuvieras una oportunidad de salvación.
Yo Soy ese regazo que aún te espera, para abrazarte y llenarte con Mi Amor Maternal.
Yo Soy ese pecho de Madre que puede consolarte y devolverte la paz.
Yo soy la que puede comprender todas tus angustias y sentimientos y con Mi Amor transformarlos en esperanza.
Yo Soy la que te liberará de tus miedos y llenará tu corazón de coraje para seguir adelante.
Yo Soy el camino de regreso al Corazón de Luz del Cristo, el que te espera desde hace tiempo para que te conviertas en Su Compañero en el sendero de la Misericordia.
Yo Soy aquella vestida de Sol, que vuelve en este tiempo para cumplir con la promesa de Amor y Unidad que Dios le ha hecho a la humanidad.
Yo Soy la que enfrentará por ti a lo que intenta apartarte del Creador y que no descansará hasta que deje de ahogar a Mis hijos.
Confía en Mí, alma querida, que Yo estoy siempre aquí, disponible para ti.
Ven y descansa dentro de Mi Inmaculado Corazón, que allí encontrarás la verdad que buscas, la valentía que necesitas, la luz que alumbrará el camino que te llevará de vuelta al Corazón Sagrado del Redentor.
Ven, alma Mía, amada de Mi Corazón, tu Madre Celestial te reclama.
Ven, para que te cubra con Mi manto de Luz y de Amor.
Ven, querido hijo, querida hija, Yo estoy aquí y te espero.
Todo Mi amor para ti.
María, la Madre de Dios y la tuya
Guarda tus dolores en Mi Corazón Materno y confía que Dios todo lo sabe.
Sacia la sed de tu espíritu en la Fuente que todo lo renueva, en la Fuente Suprema de Dios.
Vive siempre en Mi Hijo y por Mi Hijo entrega todo lo que eres.
Querido hijo, querida hija, ábreme la puerta para que Yo pueda preparar tu morada para Mi adorable y sagrado Hijo Jesús. Conozco tus quehaceres, conozco hacia dónde vas y por dónde vienes; permite que te nutra la Ley Mayor y conoce Mi verdadero Amor Divino, Amor Supremo que guardo día a día para ti.
Soy tu Madre, Soy tu Guardiana de la Fe, Soy tu Intercesora; recuerda hijo e hija Mía que sobre todo Soy tu Madre, Soy tu Madrecita que acompaña los pasos y que te conducen por un lugar seguro.
Qué más puedo querer para ti, sino que solo te entregues a la plenitud de Dios.
Abre tus brazos y deja que la verdadera llama de amor te conquiste, para que Mi Hijo Jesús pueda ser todo para ti. Vive en Mi Corazón, en Mi Sagrado refugio. Conozco tus lamentos, pero también conozco tus alegrías, sé cuando me donas una sonrisa y sé también cuando recuestas tu rostro sobre Mi Glorificado Cuerpo Maternal, para que puedas así sentir Mi Amor y Mi resguardo.
Entra en Mi Reino de Paz para este tiempo de cambios. La Paz comienza en tu interior, la paz trae claridad y sabiduría para tu vida, la Paz es la eterna contemplación de un alma que confía en Dios. Si a veces nada surge como lo fue planeado por ti, pregúntate dónde actúa tu voluntad.
Consigue en tu vida los méritos a través de la caridad, la humildad y la fraternidad. Despierta a la santidad, a la que Yo como Madre te llamo.
Sé fuerte en la oración y construye con tus plegarias la eternidad de tu alma para vivir en el Cielo. No te desanimes por nada, mas camina, camina hacia Mis brazos, estoy aquí para aconsejarte, para sentir tu corazón, para caminar en silencio a tu lado.
Busca ser un buen hijo de Dios; profesa todos los días tu fe en el Señor, porque así nunca estarás desamparado. Nutre tu alma con la oración, oración que enciende tu verdadero espíritu. Vive los mandamientos que Mi Hijo simplemente te ha pedido. Guarda tus aspiraciones en el Gran Corazón de Dios y aprende que antes de todo está tu prójimo, tu hermano.
Conoce Mi Reino de Paz, llama por él, porque Mi Espíritu Angélico abrirá la puerta para elevarte. No pierdas tus esperanzas, confía en la Misericordia del Redentor. Siente en tu corazón las palabras que nutren la vida y el espíritu.
Sé simple, manso, verdadero, amoroso y pacífico. Ama a todos sobre todas las cosas y espera en la verdad por el Don del Amor de Dios.
¡Ven!, ¡ven!, ¡ven a Mi encuentro!; antes de tu existencia Mi Hijo me entregó la luz de tu verdadera esencia.
Esencia de vivir en Dios.
Esencia de amar la vida manifestada.
Esencia de ser un amado discípulo de la Reina de la Paz.
Déjame todo, entrega en Mis manos lo que eres y lo que sientes, escucha la Voz de Mi Corazón Materno.
Abre tus ojos para el nuevo amanecer, porque las estrellas del universo anuncian para tu vida un nuevo tiempo.
Vigila en la víspera de la venida de Cristo.
Acepta lo que Dios exprese para tu consciencia.
Vislumbra el camino de la consagración de tu ser y eleva en oración a los que te rodean.
Sé el principio de lo nuevo mediante la caridad, sé lo que Dios quiere que seas.
Sé santo en vida y manifiesta tu amor al Padre Creador.
Guarda Mis palabras en el corazón. Guarda tu fe en Mi absoluta Fe.
Te agradezco por estar Conmigo, Dios te bendiga.
Queridos hijos del Nordeste, perpetuamente Mi Amor Inmaculado esté entre ustedes y entre vuestras familias.
¡Gracias por contestar a Mi llamado por la Paz en el mundo!
Los bendice en Cristo Salvador,
María, Reina de la Paz
Queridos hijos:
He escuchado vuestras súplicas y he sentido que vuestros corazones necesitan estar más unidos a Mí, para que puedan comprender, queridos hijos, que todo el dolor y sufrimiento de vuestros corazones pueden dejarlo a Mis pies.
Para que vuestras almas encuentren alivio y consuelo deben estar más cerca de Mí, que soy vuestra Madre, vuestra Redentora, Aquella que los comprende, no los juzga, que los acoge en Su Corazón Inmaculado sean como sean y aunque hayan faltado a Dios.
Para que Yo pueda aliviar el corazón de la humanidad ustedes, queridos Míos, deben confiar en Mi Amor, que pretende realizar prodigios de paz y consuelo en vuestras vidas.
Abran el corazón, Mis hijos, para que Yo pueda depositar en ellos las Gracias que traigo desde el Cielo. No piensen que no las merecen, porque vuestro Amado Padre, del Amor y del Perdón, espera que vuestras consciencias en humildad se dejen amar.
Yo seré quien les lavará las heridas con Mi Amor, curaré vuestros sufrimientos con Mis Manos de Madre, acariciaré vuestra amorosa presencia con Mi canto de amor y, si estuvieran atentos, Me escucharán en vuestro interior orando por vuestras almas.
Mis pequeños y amados hijos:
En este tiempo tan difícil para toda la humanidad, Mi presencia abre el camino que deberán recorrer, para ingresar en el Corazón de Luz de Mi Hijo Cristo Jesús.
Él llega nuevamente a este mundo para traer la definitiva libertad para la raza, la que romperá las cadenas que la unen con el mal, la oscuridad y el dolor, para que nunca más nada pueda separarlos de Dios.
Déjenme entrar en vuestro corazón, para curar eso que los separa de la Paz, del Amor de Dios y vuelvan a vivir en vuestro mundo interior la dicha celestial que hay guardada en el Reino de los Cielos para cada uno.
Mis amados hijos:
Yo Soy vuestra Madre del Cielo, la que todo lo perdona, todo lo ama, todo lo comprende. Vengan a Mí, descansen en Mis brazos y sientan como todo puede ser, a través del amor sincero del corazón
No teman por nada; llámenme y allí estaré. Búsquenme a través de la oración sincera hecha con el corazón y me encontrarán.
Les dejo Mis maternales bendiciones para todos los que han venido en este día a estar Conmigo.
Gracias por escuchar Mi llamado y Gracias por todo lo que Me dan.
María, Reina de la Paz y de sus vidas
Queridos hijos:
Bendecidos sean siempre aquellos que responden a Mi Llamado, aquellos que acompañan a Mi Corazón, aunque no comprendan Mi presencia.
El Señor aguarda en el Cielo a aquellos que en la Tierra son capaces de cumplir con Su Voluntad; que son capaces de buscar, por medio del corazón, Su camino para la Redención de la vida.
Guardo siempre en Mi Corazón a aquellos de Mis hijos que reúnen sus fuerzas para caminar a Mi lado. Oigo con atención a los que Me llaman con verdad y con sinceridad, a los que aspiran conocerme y por Mi intermedio llegar a Mi Hijo, el Redentor.
Agradezco profundamente a aquellos que Me escuchan por primera vez y que no temieron profundizar en lo desconocido que tenían delante de los ojos y del corazón.
A todos Mis hijos del mundo los invito a seguir peregrinando Conmigo, a seguir Mis pasos de Peregrina y a aprender sobre un Amor verdadero y una entrega profunda de la vida.
Hoy también los invito a conocer la simplicidad del corazón, aquella que los ayudará a encontrarme en cualquier circunstancia, porque, hijos Míos, un corazón simple traspasa los obstáculos con levedad y nada puede detenerlo en esta trayectoria de crecimiento del alma y del espíritu.
Los invito hoy a penetrar en el misterio que es vivir la simplicidad para que, impregnados por un alma simple, sus corazones encuentren prontamente las puertas de Mi Reino, las puertas de Mi Corazón.
Mi Llamado viene a activar la devoción que estaba perdida en el corazón de muchos de Mis hijos. Mi Amor llega a sus vidas para que, a través de la oración, sean verdaderos intercesores de la Misericordia de Cristo, para que la Fuente de la Misericordia pueda fluir en la Tierra.
Como Madre, quiero acercar a Mis hijos hacia Mi Corazón, quiero envolverlos con Mi manto y enseñarles a vivir la Voluntad de Dios. Quiero, por medio de aquellos que hoy despiertan, difundir Mi mensaje al mundo. Quiero que vuestros corazones sean ejemplos vivos de la conversión de la vida.
Quiero, a través de ustedes, demostrar la Gracia de Dios al Mundo, para que cada criatura de esta Tierra al encontrarse con su corazón pierda el temor humano de conocer a Dios y que además sepa que dentro del Corazón del Señor existe solo infinita Gracia, infinito Amor e infinito Perdón para que el corazón de los seres humanos siga evolucionando y creciendo bajo la Misericordia y la Plenitud de Dios.
Vayan, hijos Míos, vayan y den testimonio de Mi presencia a través del amor de vuestros corazones, este Amor que Yo deposité en los últimos días.
Sigan sin miedo, como los Apóstoles de Mi Hijo. Vivan bajo las Leyes del Evangelio, del servicio, de la caridad y de la oración. Ese ejemplo, que podrán dar vuestras vidas, valdrá más que cualquier palabra. La conversión de vuestros corazones transformará al mundo más que cualquier milagro.
Sean Mis brazos, Mis pies, Mi verbo y Mi Corazón.
Lleven Mi Paz al mundo.
Les agradezco por responder a Mi Llamado.
Los amo y los bendigo siempre.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos Míos:
Erguiré a las esencias de Mi Padre una a una y las liberaré del fuego del abismo, cortaré con las espadas de los ángeles todo el mal y se establecerá el Reino de Dios sobre la Tierra.
Bajo la Luz del Hijo Predilecto, Cristo Jesús, las almas serán tocadas por la fuerza y el poder de la Misericordia. Nadie quedará fuera del manantial de la Gracia, porque todos Mis hijos serán partícipes de la redención.
Que los servidores de Cristo abran los ojos, porque la barca del Cielo estará pasando para rescatar a todos aquellos que duermen sin consuelo y que dejan atrás la vida del espíritu.
Por eso, Mi Manto protege a los que me han correspondido y ninguna tristeza Yo encontraré en aquellos que sirven al Creador de todas las cosas.
En Mi Hijo, Cristo Jesús, volverán a resurgir los que han caído. Para que Cristo pueda llegar a ellos, se servirá de Sus soldados y apóstoles del Nuevo Tiempo, todo será cumplido y la Nueva Humanidad surgirá, pero deberá orar mucho para que el Reino del Altísimo la escuche.
Abran ahora sus oídos y escuchen la melodía que despierta la verdadera oración, que todos comulguen de esta Gracia sublime y que nadie se pierda en la oscuridad, porque Yo soy el Sol que brilla en las penumbras, soy la Estrella del nuevo amanecer. La Aurora canta y se alegra, porque la victoria del Reino conquistó a cada corazón.
Los hijos del Padre están despertando y colaborarán en la redención de la vida y de toda la existencia.
Los peregrinos juntos unen las fronteras y surge la Nueva Humanidad regida y guiada por el Emblema de Cristo, el Hijo del Hombre, que regresa en Su nueva Faz.
Los corazones más simples, puros y humildes serán los más abiertos, porque recibirán, en gloria, la honra de servir al único Dios.
El Juicio, que parece ser extenso para el mundo, es permeado por la Misericordia del Redentor y la Madre del Consuelo recoge los frutos donados por los servidores de Dios.
Esa sagrada ofrenda es elevada al Cielo infinito y colocada a los pies del supremo Dios del Amor.
La Madre del Mundo intercede por Su raza y un destello de Amor surge del Corazón de Dios.
Los ángeles descienden en gloria hacia la Tierra y cultivan en las criaturas el Amor prodigioso y piadoso de Dios.
Así, todos ven venir desde las nubes al Hijo de Dios, algunos reconocen Su origen, otros miran con indiferencia. ¡Ay de aquellos que no aman a sus hermanos!, porque no podrán ver frente a sus ojos el Paraíso.
El tiempo universal llama a la humanidad hacia un profundo cambio, porque pocos son los que entregan la vida y el espíritu por la redención del mundo.
Cristo ya no cargará con el peso generado por la humanidad, pero Él vendrá a liberar del pecado a los que en la ilusión han caído de los brazos de Dios.
Que el corazón de las almas sea el verdadero refugio, morada de los inocentes.
Que la oración sea el escudo que los proteja.
Que el Espíritu Santo sea el emblema de la Santa Justicia, porque en este tiempo Mi Corazón nutrirá a los corazones áridos y quitará la sed de los que están ciegos.
A todos los llevo hacia la Fuente inagotable de Cristo, porque el tiempo de la Misericordia es reconocido por muy pocos.
Los nuevos santos brotarán como las flores del campo y en el silencio darán vida a lo que parece estar muerto.
Que cada alma encuentre pronto su camino. Es tiempo de reparación, fe y confianza en Dios.
La Estrella del Sol resplandece ante sus rostros. En cada nuevo encuentro ustedes ven venir a la Madre del Sol, la Reina del Universo.
En gratitud, guarden los Rayos misericordiosos que reciben sus espíritus y corazones.
Reconozcan a quien les habla y desde dónde proviene la Luz Mayor que los guía en el amor y en el silencio. Solo podrán despertar, a un impulso universal tan grande, cuando oren con la luz imperecedera del corazón.
Que sus consciencias se transfiguren en este ciclo, por estar solo en la Presencia del Rey del Amor. Permitan que los velos caigan de sus rostros para que despierten a la luz de la Obra Mayor.
Aún no conocen Mi verdadera Faz gloriosa. Yo soy después de Mi Hijo, pero soy la Reina Madre de los hijos de Dios, por ellos di al mundo el Hijo del Hombre, con el fin de salvarlos de la perdición.
Pero ahora, Él envía a Su Madre del Cielo, para preparar el camino de regreso del Redentor. Arrepiéntanse y confiésense, Dios escuchará con atención el llamado de Sus hijos de la Tierra. Si así lo hicieran, sus vidas no perecerán, sino que recibirán la Gracia que sus corazones necesitan.
Vigilen todo el tiempo y sepan leer las señales y los signos que vienen desde el universo. Reúno a los rebaños de Mi Hijo con un único fin, la redención de sus consciencias, la conversión del mundo y la paz en toda la humanidad.
Yo soy el Ave que sobrevuela próxima a sus pequeños espíritus. Sean fuertes en el amor y oren por amor a Dios. Ustedes permitirán, en la verdad y en la entrega a Dios, que el Padre cumpla Su suprema Voluntad.
Les agradezco a todos los hijos de Recife y de Olinda por escuchar Mi urgente llamado a la conversión.
María, Madre y Reina de la Paz
Amados hijos:
Hoy abro Mis brazos para recibir sus corazones, los que creen en Mí y los que no creen. Es así como el Señor Me envía, como Madre y Mensajera, para acoger y despertar a las almas.
En la simplicidad de Mis Palabras, encontrarán las llaves para alcanzar la transformación de la vida y del espíritu.
Mi Corazón los aguarda en este día, con profunda alegría y paz, porque el Santo Espíritu de Dios reúne en lo invisible a cada una de sus almas.
Hijos Míos, hoy les agradezco por haber respondido al Llamado del Señor, por haber aceptado la intervención de Su Sierva, la Virgen María. Porque aunque muchos no lo sepan, sus almas están siendo conducidas por el Espíritu de Dios en dirección a Mi Corazón y, cuando todos se entreguen en Mis brazos de Madre, Yo los conduciré al Corazón de Mi Hijo.
Por eso, en este día, hijos amados, no teman abrazar lo desconocido ni superar los límites de la propia mente para llegar a la infinitud del corazón, porque es a través del corazón que Me podrán encontrar.
Yo soy la Sierva del Señor, enviada por Él para despertar del sueño a Sus criaturas. Yo soy la Madre del Mundo, la Madre Universal, porque todo lo que fue creado proviene de Mi vientre materno. Yo soy la Estrella de la Mañana, la que anuncia la llegada de Aquel que será el Sol de sus vidas, el nuevo amanecer para sus almas, el Redentor del mundo. Yo estoy en todo, Yo soy parte de Dios. Yo estoy aquí para manifestar Su Obra y Él, a través de Mí, desciende a la Tierra.
No teman descubrirme en todo. No teman encontrarme en sus corazones. Mi Voz hace eco hasta en el interior de las almas más perdidas, porque los que fueron llamados desde el principio Me reconocen.
Yo soy María, la misma de Nazaret, la que dio a Luz a Cristo y alcanzó la eternidad, y ahora retorno, hijos queridos, para ser la Luz en sus vidas, para ser la Estrella-Guía que los llevará al encuentro con Nuestro Señor.
Solo les pido que Me abran la puerta del corazón, aunque muchos no comprendan Mi Presencia. Les pido que confíen en Mis Palabras y en Mi Instrucción, porque la Voz de Dios se manifiesta en Mí, y Yo vengo para cumplir con Su Voluntad, Voluntad que incluye a cada una de sus almas.
A los que no Me ven, que Me busquen en sus corazones; a los que no Me sienten, solo permítanme llegar; y a los que no creen en Mí y que seguirán sin creer, que preparen sus corazones y sus espíritus, pues ha llegado el momento del Retorno del Redentor y delante de Él, ningún corazón podrá negarlo.
Yo los amo y soy Su Madre y Pastora de almas, la que reúne a los rebaños para entregarlos al Señor.
Bajo la Gracia que Dios Me concede, Yo los bendigo a todos.
Alabado sea siempre Nuestro Señor Jesús Cristo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
María, su Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos del Noreste:
¡Alabado sea Jesús en sus corazones!
Gracias, queridos hijos, por abrir las puertas a Mi Corazón Inmaculado, porque así muchas almas serán tocadas por la Presencia de Dios en sus vidas.
Agradezco el recibimiento interno de ustedes a Mis videntes, porque en toda obra cuentan mucho los esfuerzos abnegados que hacen Mis peregrinos para seguir Mis planes de Paz por el mundo.
Hoy los reúno como Yo lo anuncie en el mes de marzo de este año, para bendecir compasivamente a todos Mis hijos de esta Región del Noreste.
Hoy vengo especialmente aquí para reunirlos en nombre de Cristo y renovarlos en el compromiso con el Plan de Dios.
Por la devoción a Mi Inmaculado Corazón, podrán aproximarse al Corazón de Mi Hijo.
Queridos hijos, que la alegría de Mi Corazón, por estar con ustedes, pueda irradiarse durante este día a sus almas, con el fin de animarlos a cumplir con los Planes del Padre, como servidores de la Tierra.
Queridos hijos, oremos para que en este día la Gracia del Padre, que proviene del Cielo, pueda llegar a los corazones de todos Mis hijos del estado de Pernambuco.
Oremos para que también el Santo Espíritu de Dios los reúna en el nombre de Mi Hijo y se cumplan las obras de caridad y de oración necesarias para la conversión de la humanidad.
Oremos juntos, Mis queridos hijos, para que la Misericordia de Jesús alcance a los que se han separado y distanciado del Amor de Dios.
Oremos hoy para que los jóvenes, niños y adolescentes de Pernambuco puedan ser guiados por el Pastor del Amor, por la Misericordia de Cristo.
Oremos unidos para que la Obra de Mi Inmaculado Corazón pueda llevarse adelante aquí, en Pernambuco, a través del espíritu solidario y fraterno de la Red-Luz.
Que ustedes, como instrumentos de Mi Hijo, puedan difundir la importancia de caminar en la oración y de vivir en fraternidad, porque muchos de Mis hijos deberán aproximarse al Padre Creador.
Hijos Míos, que este día de encuentro Conmigo sea el inicio del fortalecimiento para ayudar con la oración, con el servicio y con la instrucción de aquellos hijos Míos que necesitan orar, que necesitan ser asistidos y que necesitan ser instruidos, como Mi Hijo les ha enseñado en Sus parábolas.
Queridos hijos, que la Gracia de Mi visita, que hoy recibirán sus corazones, sea el motivo de unirse cada día más en oración y en servicio a los más necesitados, porque Mi Hijo ya Me está haciendo reunir a Sus nuevos apóstoles del corazón.
¡Les agradezco a todos Mis hijos del Noreste de Brasil por responder a Mi llamado materno!
Los bendice, en nombre del Amor de Cristo,
María, Madre y Reina de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
No teman a la lluvia de Mis bendiciones, pues Dios les está entregando una Gracia, una Gracia especial que guardarán en sus corazones, queridos hijos. Recíbanla con mucha alegría, pues esto es lo que necesita el mundo, mucha Gracia y mucha Misericordia para poder liberar a los corazones del pecado y entregarlos definitivamente al Paraíso, donde vivirán la eternidad y la paz con el Señor.
Que esta agua, que también brota del Corazón Espiritual de Mi Hijo, los purifique y despierte la pureza en ustedes; tan necesaria para que la paz sea alcanzada en ustedes, en sus familias y en los pueblos.
Si un corazón no se lava en la Fuente de Vida, ¿cómo alcanzará la eternidad, queridos hijos?
Que esta agua represente la liberación de sus corazones para poder hallar el camino correcto hacia Mi Hijo. El agua de la Fuente, de la Fuente que brota de Mi Hijo, aquella que una vez brotó en la Cruz, hoy, los viene a bendecir con el Amor, con el Amor Espiritual de Mi Hijo, para que encuentren los caminos correctos, caminos tan necesarios hacia el Paraíso, que ustedes deben comenzar a recorrer en esta hora tan definitiva.
Queridos hijos, después de dos mil trece años vuelvo a esta región de Brasil, para bendecirlos y adorarlos, y para entregarles una tarea importante en el final de este tiempo: orar y orar, por todos los pueblos indígenas para que reconozcan en ellos la hermandad, pues como Madre también los contemplo con Mi Corazón. Pero, serán necesarias sus oraciones para que también ellos alcancen la Luz y la liberación del dolor que está guardado en sus corazones por lo que se hicieron entre hermanos en otros tiempos.
Por eso, queridos hijos, como la Señora de la Liberación y de la Paz, los llamo nuevamente a la oración; pero ahora con otra consciencia porque hoy, en este día y durante esta noche, Mi Corazón los está despertando para que puedan seguir el nuevo camino, el camino que los lleva a Cristo, la Buena Nueva que deben recibir antes del regreso de Mi Hijo.
Para eso, es importante actuar a través de la oración. Están en el momento de reunirse en familia, como lo hizo la Sagrada Familia de Nazaret, para pedirle a Dios una oportunidad, una oportunidad importante para el mundo, pues ahora su tarea es orar por todos estos pueblos hermanos.
Hoy, Yo intercedo por ustedes. Ahora, sus corazones deben interceder por esos hermanos, para que ellos alcancen también la paz que necesitan y puedan guardar en sus corazones los principios que han alcanzado en el amor a los Reinos y a la vida.
De todas Sus criaturas, queridos hijos, ustedes pueden aprender. Dios les da para aprender lo que Él guarda en Sus criaturas, cada enseñanza gestada con el corazón les trae frutos a sus vidas.
Por eso, vean en esos pueblos hermanos, todo lo que han construido a lo largo de las generaciones, pues Brasil tiene la tarea de recuperar esos principios de amor a la vida, a los Reinos, a la Creación del Padre; porque así, eso podrá ser irradiado a aquellos que no lo viven, principalmente a aquellos que destruyen la Creación de Dios. Por ellos, también Mi Corazón Misericordioso intercede, día a día.
Oro por el mundo para que alcance la paz, principalmente para que todos puedan estar unidos y en cada nuevo despertar ver la Voluntad de Dios, para que ustedes la puedan cumplir sin juicios, pero con amor y verdad.
Queridos hijos, la humanidad es una sola. Ella es una única raza que fue diseñada por el Amor de Dios. Entonces, ustedes, queridos hijos, forman parte de un gran universo de Amor donde viven otros hermanos que aún no conocen, pero que forman parte de esa gran Fraternidad, Fraternidad que ora por ustedes, que trabaja por ustedes desde hace mucho tiempo.
Ahora, ha llegado el momento de despertar a través de Mi llamado materno. Por eso, queridos hijos, no pierdan tiempo y pónganse a orar, Dios los quiere escuchar mediante la oración del corazón. Así, sus familias podrán estar unidas, también ustedes podrán estar unidos a las otras familias en el mundo y se cumplirá Mi aspiración de que toda la humanidad sea la única Sagrada Familia que represente a las Enseñanzas de Dios, que les dejó a ustedes a través del Amor de Su Hijo y de la Presencia de Mi Corazón Materno.
Vean que en todos los acontecimientos, como este que están viviendo ahora, se encuentran los signos guardados, signos de su conversión, de su liberación, de su única unión con Dios. Porque en los Elementos del Padre se guardan los preciosos principios, aquellos que aún no son liberados por falta de oración; principios que han sido perdidos y que la humanidad debe recuperar con el amor a los Reinos y a los elementos, ese precioso Proyecto de Amor que fue construido por Dios y donado con tanto Amor al mundo.
Por eso, queridos hijos, tengo muchos pedidos para hacerles. Este es el principal: orar por su conversión, para que se puedan liberar, reencontrar el amor, vivir en la reconciliación con el Padre y caminar hacia el futuro con los brazos abiertos para recibir la Buena Nueva y encontrar el camino de la redención que les dará Mi Hijo en Su Retorno.
Mi Corazón está abierto para acogerlos. También en esta noche, escucho cada una de sus súplicas. Para que esas súplicas puedan ser escuchadas y aliviadas, les pido que oren; que algunos oren durante algunos meses y otros durante un año para que puedan recibir esa bendición, sus corazones se puedan consagrar y, cada día, ver la Sabiduría de Dios en los aprendizajes que reciban.
Queridos hijos, hoy, estoy con ustedes compartiendo el Amor de Cristo. No dejen de escuchar Mi Corazón, pues los momentos definitivos se acercan y, al fin y al cabo, todo estará cumplido.
Ustedes tienen la chance de poder cambiar. Están a tiempo, queridos hijos, abran sus ojos y sus corazones para escuchar lo que Yo les digo. Únanse al Universo del Creador y comulguen de las Palabras de Cristo.
Perdónense y ámense para que el Nuevo Mundo se pueda reconstruir y el Plan de Dios se cumpla por la amorosa intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de Su Hijo Glorificado, Cristo Jesús.
Como hoy les dije, queridos hijos, el Señor que está en los Cielos está reuniendo a Sus rebaños y ustedes, que hoy están aquí, están dentro de ese gran rebaño del Señor.
Gracias, queridos hijos, por escucharme. Hoy, no solo los bendigo con el Agua de Vida, sino también con el Amor de Jesús.
Les agradezco por escuchar Mis Palabras. Vayan en paz y oren con el corazón, allí está la llave de todo, en la oración del corazón.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
A todos Mis hijos que Me escuchan por primera vez, en cuanto elevo Mi Corazón a los Cielos, quiero invitarlos a acompañarme en Mi tarea maternal, mañana, en la ciudad de Olinda.
¡Les agradezco!
Queridos hijos:
Alabado sea siempre Nuestro Señor Jesús Cristo
Con gran alegría en Mi Corazón, hoy poso Mis pies sobre esta tierra para despertar y bendecir a muchos más hijos Míos del mundo.
Hijos amados, vengo a pedirles que, con el corazón abierto y profunda devoción en sus seres, oren hoy no solo por esta ciudad, sino también por toda la nación del Brasil.
Mi Corazón recibió del Señor el permiso de recorrer este país para reencender, en el corazón de Mis hijos, la devoción a Mi Corazón Inmaculado y prepararlos, en amor y verdad, para la llegada venidera de Mi Hijo Jesús.
Si aceptan acompañarme en esta sagrada tarea maternal, les pido que oren, renovándose entre cada cuenta, sin perder ni siquiera por un instante la devoción del corazón. Porque de esta forma, hijos Míos, podrán auxiliarme no solo en Mi tarea de liberación, sino también y principalmente en la salvación de las almas.
Quiero encontrar, en cada espacio de esta amada nación, soldados marianos que estén dispuestos a caminar Conmigo por medio de la oración, del servicio y de la peregrinación.
De esta forma, estaré despertando a los nuevos apóstoles de Mi Hijo, los que estarán prontos para caminar a Su lado cuando sea la hora de hacerlo.
Amados hijos de Mi Corazón, les agradezco profundamente por abrirme la puerta de esta ciudad y de esta nación. Mediante la fe y la confianza en Mi Corazón podrán tener, cada día, más méritos para llegar al Paraíso.
Les pido que estos días, en los que Mi Corazón estará acompañándolos más de cerca, sean un momento de fortalecimiento de la fe, de la devoción y de la fidelidad en sus corazones. Porque cuando Mi grupo mariano de peregrinos ya no esté aquí, quiero que prosigan en fervorosa oración diaria y en eterna confianza en Mi Corazón de Madre.
Este es el verdadero motivo espiritual de Mi Presencia: que las consciencias de Mis hijos no solo se activen, sino que se mantengan activas y orantes a lo largo de la vida.
Esta es la forma de que den al mundo el testimonio de Mi Presencia. Porque ya no es de milagros que el mundo necesita, pero sí de una verdadera conversión del corazón, de verdadero amor y de verdaderas acciones de caridad.
La verdad en todo lo que realizan en la vida es la llave para que encuentren la inspiración que Mi Corazón les entrega. Sean siempre verdaderos y amorosos con todos los que se aproximen a ustedes. Esta es la señal de un corazón unido al Mío: fe, amor y verdad, siempre.
Los acompaño, a partir de Mi Corazón.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados hijos de Recife:
He llegado hasta aquí para que vuestras almas retornen al camino de la devoción hacia Mi Inmaculado Corazón y hacia el Sacratísimo Corazón de Cristo Jesús.
He recorrido otros espacios de este bendito país y he encontrado corazones sedientos de paz y de la posibilidad de reconciliarse con Dios Creador.
Vengo desde los Cielos, desde el Reino Celeste, para entregarles Mi amor maternal, Mi auxilio, para que puedan retornar al camino que los salvará.
Soy vuestra Madre, vuestra Protectora, vuestra Intercesora ante Mi Hijo y ante Dios Supremo y, a través de Mi Amor, quiero que confíen en lo que quiero entregarles.
He venido para decirles que ya es la hora de la conversión para que, antes del retorno de Mi Hijo, todos tengan sus almas preparadas para recibirlo.
Este mundo camina por senderos donde la humanidad pierde, día a día, el contacto con el espíritu, sumergida en el vértigo de la modernidad.
Hijos queridos: ¿Cuánto hace que no están en verdadera paz? ¿Cuánto hace que vuestras consciencias no se sienten parte del universo que el Creador diseñó para Sus Criaturas?
¡Cuánta transgresión! ¡Cuántas faltas para con el planeta!
Querido hijos: ¿Qué será de esta humanidad si ustedes no reparan el Corazón de Mi Hijo y el Corazón de Dios?
Oremos, queridos hijos, por todos aquellos que día a día se olvidan de los que sufren, de los que claman por amor, de los que se pierden.
Oremos por todos los que niegan al Creador de todas las cosas.
Oremos y no dejemos nunca de orar, para poder equilibrar en este tiempo, las faltas de este mundo.
Cuento con todos Mis amados soldados marianos.
Los amo y los conduzco al Corazón del Redentor.
Gracias por estar hoy Conmigo.
María, Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más