Yo Soy la Rosa Mística, la Rosa de la Paz, Aquella que trae en Su Corazón la Pureza Inmaculada, para que las almas reencuentren el propósito de su existencia y vuelvan a encender sus esencias, para que reine la paz en su interior.
Yo Soy la Mujer vestida de Sol, Aquella que carga en Sus Brazos no solo a uno de Sus hijos, sino a cada uno de ellos, para que esté protegido y amparado en su camino de evolución.
Hijos Míos, a pesar de que el desierto espiritual de la humanidad llegó a su fin, eso no significa que también llegó al fin del ciclo de pruebas y definiciones que muchos viven con intensidad. Las pruebas y las definiciones de las almas acompañarán la evolución humana hasta el fin de sus días, hasta la concreción del Proyecto de Amor del Creador.
Sin embargo, hijos Míos, no dejen que sus seres desfallezcan o desistan ante las adversidades. Antes, sigan ofreciendo a Dios la trascendencia de cada desafío, la superación de cada día y, aun cuando no sean capaces de vencerse a sí mismos, entréguenme sus debilidades y miserias, porque Yo, como su Madre Celestial, los ayudaré a recomenzar y a reerguirse una vez más de donde cayeron.
Este sí es un tiempo de grandes pruebas y definiciones, pero la Ley dicta, hijos Míos, que, con la misma intensidad de la oscuridad que los asedia, sea la Luz que los guía y los transforma, que los impulsa y los eleva.
Por eso, no se desesperen ante el caos del mundo, ante la cruz de estos tiempos, sino vuelvan su mirada hacia cielo, como hacia dentro de sí mismos, y podrán encontrar en sí, como en el firmamento, el Agua de Vida que necesitan para seguir adelante.
Sean Luz para el mundo a través de su persistencia. Estén en Dios y busquen a su Creador con fe.
Y, cuando ya no tengan fuerzas, solo miren a su lado y Me encontrarán, así como Mi Hijo Me encontró en cada caída con la Cruz. Mírenme a los Ojos y vean, hijos Míos, que estoy aquí.
Que se levanten los que cayeron y retomen su cruz. Aún deben caminar, pues mucho está por venir.
Yo siempre los acompañaré.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
ilumina los corazones,
para que ellos alcancen
la Transfiguración de Jesús.
Amén.
(nueve veces)
La Voz de la Virgen María:
Así como una vez, reuní a los apóstoles en el Cenáculo del Señor para que recibieran al Santo Espíritu de Dios, hoy vuelvo a reunir a Mis hijos, una vez más, en el Cenáculo de Mis Centros Marianos, Cenáculo que hoy se extiende por el mundo, por todos los hogares y corazones que Me escuchan; para que, reunidos alrededor de Mi Corazón, reciban hoy al Santo Espíritu de Dios.
En este Cenáculo, queridos hijos, el don del Espíritu Santo que hoy les traigo no les permitirá hablar en lenguas, sino que les permitirá silenciarse, aprender a encontrar a Dios en el propio corazón, aprender a tener la palabra correcta; pero, sobre todo, el silencio verdadero que calla los aspectos humanos, que calla las purificaciones internas y les da a conocer la verdad de sus corazones, que se oculta detrás de todos los sentimientos, pensamientos y acciones que la humanidad vive en los días de hoy.
En este Cenáculo, hijos Míos, en el Pentecostés de los últimos tiempos, el Santo Espíritu de Dios viene a enseñarles a estar en el Corazón del Padre ante cualquier circunstancia, a encontrar la sabiduría, el discernimiento y la paz en tiempos de disociación y locura. Por eso, vengan a Mi encuentro, así como al encuentro del Señor, con el corazón dispuesto, para que sea renovado, transformado y curado por la Presencia del Santo Espíritu de Dios.
Hoy, Nuestros Sagrados Corazones están ante ustedes para que Nos contemplen con los ojos del corazón. Nuestra Sagrada Presencia trae el Cielo a la Tierra y abre los portales de los Universos Mayores para que las diferentes Jerarquías de la Creación contemplen la Tierra y sus criaturas y puedan hacer descender entre las dimensiones los impulsos que hoy el Creador envía.
Dejen que los espejos de sus corazones se enciendan para que capten de los Espejos Mayores del Cosmos los impulsos para este nuevo ciclo.
Como Madre de los Espejos y Madre de la Paz, hoy les traigo esta Gracia de recibir y conocer los Rayos Divinos, no solo los Rayos Materiales e Inmateriales, sino aquellos que provienen de Mi Divina Consciencia, de las Fuentes de la decimosegunda dimensión y más allá de ella.
Estos Rayos, hijos Míos, que provienen del Origen, llegan a las criaturas a través de los Espejos para que trasciendan la condición humana, para que trasciendan las aparentes confusiones de estos tiempos y puedan elevar la consciencia para que, real y definitivamente, caminen sobre las aguas del caos del mundo.
Para que sustenten los impulsos que les traemos y permitan que se tornen vida en sus vidas, necesitan sustentar cada impulso a través de la oración.
Ustedes ya saben, hijos, porque les venimos diciendo en los últimos años, constantemente, que la oración es su protección y seguridad, la oración es lo que los mantendrá más allá de las dimensiones del caos. Por eso, no dejen de orar. Den importancia y valor a cada momento, porque ellos serán los que sustentarán, en el mundo, las Gracias que aún pueden descender sobre la Tierra.
Hoy, les traigo uno de los Rayos Primordiales Divinos: el Rayo de la Unidad.
Así como sus corazones claman para que cure sus heridas más profundas, para que transforme su comprensión arraigada, para que libere sus corazones de la ignorancia y de la voluntad de prevalecer sobre los demás, hoy los Universos Celestiales se abren para derramar sobre la humanidad la Divina Unidad.
Que sus corazones estén despiertos, abiertos y dispuestos, para que esta energía no solo trasborde a sus consciencias, como tantas otras Gracias que recibieron, sino que encuentre espacio y lugar para permanecer, para vencer dentro de ustedes todo lo que hoy batalla por la desunión.
Hoy, los Tres Sagrados Corazones están ante ustedes, porque es solo a través de Nuestra Presencia unida que podrán recibir ese Rayo Divino. Ninguno de Nosotros, por Sí solo, puede concederle a la humanidad esta Gracia de cruzar en consciencia los portales celestiales y recibir los Rayos Divinos de las Fuentes Inmateriales. Pero Nuestros Corazones unidos, en clamor e intercesión, junto a cada uno de ustedes, sí pueden, hijos Míos, traerle Gracias incalculables al planeta, mucho más allá de los méritos y de los merecimientos humanos.
Es así como funciona la Divina Misericordia a nivel cósmico y superior: no solo retirando a las almas de los abismos y de la ignorancia, sino concediéndoles Gracias que ni siquiera las criaturas más elevadas del universo pudieron aún conocer y recibir. Es a través de la consciencia humana de este sagrado proyecto de redención que las criaturas del universo podrán tocar las Gracias Divinas.
Por eso, siéntanse responsables y coloquen sus consciencias más allá de la superficialidad humana y de aquello que conocen como dificultades, pruebas, problemas, para que estén, hijos, al servicio de un Plan Mayor. Es para que estén con la consciencia ahí, en ese punto, que Nuestros Sagrados Corazones están aquí.
Permítanse elevarse en nombre de toda la humanidad. Permítanse transmutarse, curarse y liberarse para que estén vacíos delante de Dios. Esta es la Gracia que a través de los Espejos del cosmos viene a traerles Mi Inmaculado Corazón.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos a Nuestro Señor, Cristo Jesús.
La Voz de Cristo Jesús:
Después de Mi Sagrada Pasión y Muerte, cuando el desaliento se apropió de los corazones de Mis compañeros y, a pesar de haber estado Conmigo y escuchado Mis Palabras, se sintieron indignos, sintieron que fallaron, buscaban razones en la consciencia humana, pensaban: ¿quién los iría a guiar? ¿Quién sería digno? ¿Quién tendría razón? ¿Quién podría ser obedecido? ¿Quién podría traer el Poder de Dios a la Tierra?
Se sintieron perdidos, fracasados, como si todo lo que habían vivido Conmigo, de repente, hubiera desparecido de sus consciencias.
La condición humana se apropió de sus consciencias y hasta de los espacios más profundos de sus corazones. Las miserias, los pecados y la oscuridad humana, así como eran transmutados por Mí en los tres días antes de Mi Resurrección, también emergían en Mis compañeros, en Mis apóstoles y discípulos y también en algunas santas mujeres.
Esto era así para que ellos pudieran transmutar y liberar profundamente a la humanidad de todo el lodo humano, de toda la oscuridad que habitaba en lo profundo de la consciencia humana y que hicieran eso junto Conmigo, aunque no pudieran comprenderlo.
Hoy, ustedes viven algo semejante. Están viendo emerger, de adentro de ustedes como de adentro del prójimo, lo que hay más oscuro, los pecados, las miserias y aquello que muchas veces les hace olvidar todo lo que vivieron de gracias y bendiciones hasta llegar aquí.
Muchas veces se olvidan de que son hermanos de camino y dejan que la necesidad de poder y de querer prevalecer sobre el otro venza dentro de ustedes.
No es buscando quién tiene la razón que cumplirán Mi Voluntad. No es buscando certezas de estar o no en el camino correcto que encontrarán ese camino.
Dejen que Yo los lave y los renueve, para que puedan comprender en esta tarde que, a pesar de tanta confusión, esta es Mi Voluntad. No se culpen, no tengan vergüenza por no haber dado los pasos que deberían dar de acuerdo con su propia consciencia; sino que, en humildad, permítanse llegar nuevamente a los Pies del Creador, sabiendo de sus imperfecciones, miserias y pecados, para que Él, en este ciclo, les conceda una nueva oportunidad.
Así como estuve oculto a Mis compañeros y apóstoles, también estuve oculto a sus corazones. Y, ahora, estoy una vez más junto a ustedes.
Así como estuve con Mis compañeros después de la Resurrección, Me encontrarán en diferentes caminos. Caminaré con ustedes hasta Emaús; muchas veces no Me reconocerán, pero si abren sus corazones al amor y al perdón, si se disponen a reconciliarse unos con otros, entonces sabrán, hijos, que Yo estoy con ustedes, que Yo vivo no solo a su lado, en un espacio, en un tiempo o en un lugar, Yo vivo dentro de sus corazones, siempre y cuando Me permitan estar.
Vivan estos tiempos como un servicio, dejando que sea lavado, dentro de ustedes, lo peor que aún existe en la consciencia humana.
Dejen que Mi Amor los limpie, transmute y transforme, a través de un corazón humilde, para que así conozcan lo que más quiero para sus vidas.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos al Casto Corazón de San José.
La Voz de San José:
Que esta lluvia sea el símbolo de la Gracia que, de los Universos Mayores, desciende sobre ustedes.
Pueden aproximarse a este altar, para que den abrigo y acogimiento a sus hermanos.
Un día, hijos, Nuestros Sagrados Corazones también necesitarán abrigo.
Hoy, esta lluvia los une.
Así como se juntan para estar al abrigo de esta Mi Casa, así deben estar en consciencia, rodeados por la Gracia que desciende de los Cielos, juntos y unidos al abrigo de los Sagrados Corazones.
Vean los símbolos de la vida espiritual en cada situación de sus vidas. Aprendan a leer los mensajes de la naturaleza, los que transmiten la Gracia de Dios, pero también los que los llaman a servir.
La naturaleza le habla al corazón de los hombres, aprendan a escucharla.
Para sellar y consumar este Cenáculo Divino, canten juntos “Ruach Ha Koidesh”, para que, de esta forma, el Santo Espíritu de Dios, hoy manifestado en todas las dimensiones, inclusive físicamente a través de la lluvia, pueda tocar lo más profundo de sus espíritus y tornarse vida en sus vidas.
Nosotros los bendecimos, consagramos y curamos, para que reciban el Don Divino de la Unidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Ruach Ha Koidesh”.
Como un nuevo Sol, vengo, hijos Míos, a manifestar y cumplir una Voluntad de Dios, una Ley Superior, de estar al lado de Mis hijos en el fin del fin de los tiempos, hasta la consumación de su entrega en la cruz del mundo, la cruz planetaria.
Yo Soy Aquella que silenciosamente acompaña sus pasos, pero que siempre está pronta para emitir una palabra de aliento, de guía, de fortaleza y de amparo, para que Mis hijos no desistan de caminar cuando encuentren piedras y tantos otros obstáculos en esta ardua trayectoria de la transformación y de la trascendencia de la condición humana.
En este 8 de agosto, hijos Míos, una etapa finaliza en sus vidas, como en toda la humanidad. Es el fin del desierto y de los cuarenta ciclos de pruebas que anteceden a los tiempos finales.
Ahora, y por tres años más, sus corazones estarán a tiempo de fortalecerse, entregarse y crecer en espíritu, en la constancia de una vida superior madura y silenciosa, para que puedan, finalmente, ser columnas que sustenten a la consciencia humana.
Ya no les hablo sobre ciclos de formación, sino de acción consciente, acción interior, oración y conexión con el Divino, silencio y búsqueda verdadera de la maduración de la consciencia en los grados del amor, siendo capaces de vivir por sí mismos el perdón, la reconciliación y la manifestación de la Gracia y de la Unidad que tanto esperan ver plasmadas en la consciencia humana.
Durante este próximo ciclo, acompañaré a sus corazones, como acompañé cada paso de Mi Hijo, porque para eso fue creada Mi Consciencia, para estar al lado de las criaturas de Dios hasta la consumación de su oferta, de la trascendencia de su condición humana, del viejo al nuevo hombre.
Es tiempo de que sean conocedores de las Leyes Universales, pero no de forma superficial, sino atenta y verdadera, siendo capaces de ver esas Leyes manifestadas en sus vidas, para que sepan actuar en consonancia con el Propósito Divino.
Es solo cuando comprendan las Leyes y los Rayos Divinos de forma verdadera y los vivan, que la Jerarquía Espiritual le podrá conceder a la humanidad la autonomía de un nuevo paso y mayores grados de responsabilidad para con el planeta y su evolución.
Hasta entonces, hijos, vivan con mayor madurez su camino interior y estén en el mundo sin ser del mundo. No permitan que las aspiraciones superficiales de la vida humana se apoderen de sus corazones ni de su tiempo terrestre. Den tiempo y valor a lo que tiene valor real en la vida del espíritu, y así percibirán lo que les quiero transmitir y por qué aún estaré aquí, a su lado.
Yo los aguardo en oración.
Los bendice,
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Regocija tu corazón en Mi Fuente de Paz y bebe de Mi Presencia, hija Mía.
Una vez más, vengo a fortalecer tu corazón y a disipar todos los miedos y engaños, con la Fuente Sublime de Mi Luz Inmaculada.
Aleja de tu corazón toda duda que el enemigo siembra día a día en el interior de las almas que aspiran a servir a Dios.
Concentra tu consciencia en el Propósito que el Creador ya le reveló a tu espíritu: serás la última en ingresar a Mi Reino, hija Mía, porque debes acompañar a las almas hasta el fin de tus días, y Yo estaré contigo en esta misión de amor por la consciencia humana.
Atraviesa con firmeza estos tiempos, con la misma firmeza con la que cruzaste el desierto, que a través de este retiro llegó a su fin. Tu espíritu seguirá siendo forjado en el fuego del compromiso con el Divino, pero ahora es el momento de que el crecimiento espiritual vuelva a encenderse en el servicio a las almas y en la oración.
La alianza que el Padre te ofreció siempre fue mayor que tu pequeño dedo; pero ahora, hija, coloca tus manos en donación y entrega, y el Creador suplirá los espacios que faltan para que este compromiso quepa perfectamente en tus posibilidades.
Cada día te mostraré el camino. Tu Señor está a tu lado. Mi Amado Esposo, con Sus servidores incansables de los mundos sutiles, también te espera. El Consejo Crístico del planeta clama por el despertar de los servidores y, más que eso, por la entrega incondicional.
Yo te bendigo.
Tu Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hija Mía:
Siempre que un alma ora de corazón y en contrición interior, Yo estoy allí, recogiendo los frutos de su oferta para llevarlos como intercesión a los Pies del Padre Celestial.
Aunque no Me vean, Mi Mirada está sobre los Míos.
Aunque no Me sientan, Mi Corazón los envuelve con Amor y Compasión.
Aunque no Me escuchen, Mi Dulce Voz siempre pronunciará palabras de Amor, que podrán ser captadas en el silencio del corazón que se abre y podrán ser traducidas en paz, fortaleza interior y fe.
Cuando les indico un día y una hora para estar con ustedes, no significa que en todos los demás momentos estaré ausente. Solo les enseño cómo estar en todos los momentos de la vida, hijos Míos.
Cuando les digo el día y la hora de encontrarme, sus corazones se llenan de fe y de alegría, de esperanza y de fervor, y sus oraciones generan potentes canales de Luz que alivian al mundo de la oscuridad que lo rodea.
Ya llegó el tiempo de que aprendan a estar con esa actitud en todos los momentos de oración, que aprendan a dar importancia y valor a toda oportunidad de orar y clamar, porque las almas están distraídas y el mundo está cada vez más sumergido en la oscuridad que las ciega.
Por eso, hijos Míos, una vez más marco un día y una hora para estar con ustedes, para que retomen en su interior la capacidad de interceder por el mundo.
No vengo por los méritos de las almas. Vengo por la necesidad del planeta y por el potencial de sus corazones. Y eso fue lo que le presenté al Padre para volver a encender Mis Centros Marianos en el fervor de la oración unida a Mi Presencia consciente.
Por eso, cada día eleven más sus voces y sus rosarios en oración. Que Mi Presencia les hable sobre la urgencia de estos tiempos.
Yo los bendigo y los protejo.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hija Mía:
Retoma Mi Ley, vuelve tu confianza hacia Mi Amor Maternal; para que, en este tiempo de caos, Mi Inmaculado Corazón mantenga abierta la Puerta de la Paz al mundo.
Conozco los temores más profundos de tu corazón, conozco tu necesidad de soledad y alivio, pero es tiempo de servicio, de entrega y de sacrificio. Es tiempo de colocar la propia vida a los Pies del Creador y de hacerlo con la sinceridad del alma, por todos aquellos que no fueron capaces de hacerlo.
Lee la tabla de la Ley que hoy Yo te muestro. Estos son los Designios de Dios; porque, así como lo anunció Mi Hijo, aún no es el tiempo ni la hora de dejar a la humanidad sola en el caos del mundo.
El día 8 de agosto, los Tres Sagrados Corazones volverán a aparecer unidos, para apaciguar a las almas y volver a colocar a los corazones en la Fuente de la Misericordia y de la Paz, que muchos perdieron en este tiempo. Así, conocerán la Misericordia Divina y comprenderán, hijos Míos, que, aun en tiempos de justicia, la Misericordia se derrama sobre las almas que la buscan.
El Señor les dirá lo que más quiere de cada uno de ustedes; por eso, perseveren. No es tiempo de bajar los brazos; es tiempo de caminar con pasos firmes y decididos.
Reciban Mi amparo y aguárdenme siempre en oración.
Su Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la Paz de Jesús esté presente en este momento para que, dentro del Espíritu Divino de la Paz, se puedan vivir las experiencias y los aprendizajes de esta vida terrenal.
En la Paz de Cristo encontrarán la calma y el sosiego, ante estos tiempos de desafíos y de experiencias desconocidas.
Queridos hijos, la Paz de Cristo es una ciencia aún no conocida, porque Su Paz proviene de las entrañas más profundas de Su Corazón Misericordioso; y Su Paz, que es solemne y sagrada, los ayudará a reencontrar el camino del Amor Crístico, todas las veces que sea necesario.
En la ciencia de la Paz de Cristo se refleja la generosidad y la bondad del Creador para con todo lo que fue manifestado en este universo y en otros universos.
El centro de la Paz de Cristo es la llama insondable de Su Amor Divino, y es ese Amor Mayor que les otorga a las almas la cura y la paz que necesitan.
Que, en la Paz, todo pueda ser reparado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Entra en el Silencio interno y profundo de Dios; y contempla, así como lo hace el Padre Eterno, toda la Creación, sus diferentes dimensiones y planos de consciencia.
Ingresa lentamente, a través de tu alma, en el Silencio ardiente de Dios y delante de ti observa, así como lo hace el Padre Eterno, la llama sagrada del Propósito Original, para que así estés en interno contacto con la ciencia de la Sabiduría.
Adéntrate en el soberano Silencio de Dios para que, en meditación y armonía, contemples los diferentes estados de los Aspectos del Padre Eterno.
Sumérgete en el océano desconocido del Silencio de Dios para que, tomando contacto interno con el vacío del Padre, encuentres el Todo, la Chispa Divina que una vez originó en el espíritu el comienzo de la Creación.
Únete al Silencio interno de Dios para que, así como el Padre Eterno, observes la dimensión de Su Bondad, Amor y Misericordia.
Recibe, en tu corazón, la revelación del Silencio divino y eterno de Dios, ante el actual escenario planetario, a fin de que toda la esfera terrestre sea impregnada de las sagradas corrientes evolutivas y cósmicas, fuentes inagotables que restablecerán en la consciencia humana los principios y los méritos de la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En la solemnidad de la Vigilia Pascual, Yo los llamo a ingresar en una postura de silencio y de recogimiento, para que acompañen el momento culminante de la Resurrección de Cristo; pero para que ustedes también contemplen, a la vez en sí mismos, la resurrección espiritual que pueden vivir sus seres.
En este día, queridos hijos, en el que esperamos en el Sepulcro que resucite el Redentor, pidamos al Padre Celestial por todos los hermanos y hermanas en el mundo que necesitan despertar o reencontrarse con el Amor Crístico de Mi Hijo, Amor que perdieron.
Queridos hijos, que este momento de vigilia y de reflexión represente la oportunidad de contemplar en sí mismos los valores y las Gracias que Mi Hijo les otorgó con confianza, amor y fe.
Que la Resurrección de Cristo sea el camino de salida para cuantos esperan encontrar una respuesta, porque en la Resurrección está el Amor Vivo de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hoy, vengo aquí para abrazarlos con el Amor puro de Mi Hijo, porque esa es la principal causa que Mi Hijo lleva adelante para poder cumplir con Su Proyecto en cada una de las almas y de los corazones.
Cuando algo parece que está por terminar, es que algo nuevo está por comenzar. Y, como les he dicho en los últimos días, Mi Presencia Maternal no desaparecerá de ustedes, aunque en este tiempo ya deban caminar con sus propios pies.
Pero Yo estaré allí en el silencio, en el silencio de una Madre que contempla y que ama, de una Madre que conforta y que sostiene, de una Madre que solo lleva a Sus hijos al Corazón de Cristo.
Por eso, estoy aquí una y otra vez, y desciendo al mundo para ayudar a las almas de Cristo; porque es muy fácil, hijos Míos, salirse del camino de la Luz y sobre todo en este tiempo de tantas interferencias y confusiones.
Pero hoy también aquí, vengo con el gozo de Mi Espíritu, de aquella alegría que sintió Dios en Su Corazón Eterno, al saber que a través de Su Hijo Primogénito podría encarnar en el mundo para poder redimirlo y salvarlo.
Es esa alegría que siente Mi Corazón de Madre, que vengo a compartir con cada uno de sus corazones, porque lo más importante en este tiempo es que cada uno de Mis hijos pueda estar en paz, viviendo en confianza lo que ustedes deben vivir, experimentando con paciencia lo que ustedes deben experimentar, porque este tiempo ya estaba previsto y estaba escrito.
Esta es la hora, Mis amados, en la que cada uno por sí mismo deberá sumergirse en el océano de la Confianza de Dios para ser colmado por Su Santa Unidad, para ser colmado por Su Eterno Amor que siempre los ayudará a salir adelante, a pesar de la noche oscura del planeta.
Les pido que ya no tengan miedo de enfrentar lo que cada uno debe enfrentar de sí mismo, porque si Mi propio Hijo enfrentó en Su propia persona todos los errores y pecados del mundo y, más aún, Él se entregó en la Cruz por ustedes, de una forma semejante y profunda ustedes también lo pueden vivir.
Yo no quiero que se desanimen, sino que tengan fe, una fe que les traiga la esperanza de no ver toda la realidad oscura, sino ver en el firmamento ese Punto de Luz que es la Consciencia de Dios, Luz que abarca todo este universo y toda esta Creación, para que Él pueda renovar Su Amor en las almas por la propia experiencia del Amor que ustedes pueden vivir en el día a día.
Porque, así como Mi Amado Hijo vivió, en cada paso de Su Pasión, la experiencia del Amor en Su propia carne, esta es la hora tan prometida, hijos Míos, en la que ustedes mismos pueden vivir también los grados de Amor, de un Amor Crístico, capaz de ir más allá de todas las situaciones y condiciones.
Esta es la gran clave que hoy les traigo.
Esta es la Ley que hoy aquí se cumple, la Ley del Amor de Dios, y no hay nada, absolutamente nada, que esté por encima de ese Amor Divino y Cósmico. No hubiera existido otra razón de Cristo haber encarnado en el mundo, sino para entregarles la lección del Amor de Dios que salvó y convirtió a muchas consciencias en el pasado; así como intenta convertir sus corazones y vidas en un modelo del Amor de Dios, el Amor vivo del Padre. Porque quien está en el Amor de Dios, en el Amor del Padre, todo puede transmutar, liberar y perdonar.
Cuando el Amor del Padre no está presente entre ustedes o no está presente en ustedes, no se cumple Su Voluntad, sino se cumple la propia voluntad humana condicionada, que los llevará una y otra vez al sufrimiento y a la falta de paz.
Pero hoy, ante Mi Presencia amorosa y humilde, puedo estar delante de corazones que representan a muchas naciones y pueblos, a muchas experiencias en la historia de esta humanidad que, a través de los tiempos, más allá de los errores o del pecado, fueron experiencias auténticas que marcaron a esta raza.
Por eso, quiero que a partir de este momento y en la víspera de esta próxima Sagrada Semana, puedan contemplar lo positivo de la vida, la esperanza que puede recibir y vivir el corazón humano, la fe que es capaz de colocarlos en el Camino de Dios.
Es ahí donde Mi Hijo los necesita en este momento, porque Cristo necesita de la ayuda de Sus orantes y servidores para que, por Su divina intercesión, Él pueda transmutar al planeta y a la humanidad de tantas puertas inciertas que están abiertas en este momento. La Presencia de los Sagrados Corazones viene a reerguir a los corazones al Cielo del Padre. Nuestras Divinas Presencias también vienen a cerrar esas puertas inciertas, que solo confunden a las almas en el Camino de Dios.
Las Santas Reliquias de Cristo volverán a estar presentes en estos días; para que, a través de esta Sagrada Semana, una vez más, cada uno de sus corazones y sus esencias puedan llevar consigo los códigos crísticos, aquellos que fueron imantados por el propio Cristo, en cada pasaje de Su Pasión, como también en cada momento que Él compartió con Sus apóstoles y con Su pueblo.
Ustedes son ese pueblo de Cristo que vuelve a reunirse en este lugar, como un rebaño llamado a vivir la unidad, la reconsagración al Propósito de Dios que debe cumplirse en este tiempo.
Eso es lo que Jesús espera de los consecuentes de corazón, de los que no le temen decir sí, por todas estas naciones y por los ángeles de las naciones que hoy aquí están representadas; con amor, dulzura y devoción, vengo a otorgar, una vez más, la consagración de nuevos Hijos de María.
Pueden aproximarse, Mis hijos; y así todos tendrán la Gracia, en este momento, de renovar la consagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón para que esta Sagrada Semana pueda tener los frutos espirituales que Cristo espera, los frutos que deben ser entregados y depositados en los corazones; porque en el único lugar donde Dios está presente es en el corazón.
Mis amados hijos, Me alegra tenerlos aquí Conmigo, así como tuve la Gracia muchas veces de estar con los apóstoles y sacerdotes de Cristo en el Santo Cenáculo del Señor; así como tuve la Gracia de acompañar a Mi Hijo hasta Su Muerte en la Cruz, en lo alto del Monte Calvario; así como tuve la Gracia de estar con Su pueblo, con los que sufrían, con los que padecían, con los más humildes entre los humildes y los más pobres entre los pobres; hoy estoy como Madre ante un grupo de almas que vive, en su silencio interior, la experiencia de la pobreza de Dios, que no puede ser comprendida con la mente, sino solamente con el corazón que ama a Nuestro Padre-Madre Creador.
Hoy consagro y bendigo almas que ya fueron bendecidas y consagradas muchas veces, a través de las señales que han recibido, en sus vidas, directamente de Nuestros Sagrados Corazones.
Hoy, dejen a Mis Pies aquello que los acongoje. Dejen a Mis Pies sus sufrimientos, sus incertidumbres, y reciban de Mi Corazón la paz, el consuelo, el mismo consuelo que Dios Me dio cuando vi a Mi Hijo clavado en la Cruz.
Por eso, para las que son madres, entréguenme a sus hijos, para que Yo les pueda entregar a Jesús. Y así intercambiamos Nuestros Corazones, para que sientan en ustedes el Corazón de la Madre de Dios y Su llama de Amor que nunca se apaga, que nunca se extingue, la llama eterna del Amor de Dios, que todo reconstruye y todo repara, a través de esta santa consagración.
Sigan siendo buenos orantes. Nunca se olviden de orar Conmigo. El mundo necesita de muchas oraciones para que se pueda disolver la oscuridad en la propia vida y en la humanidad.
Hijos e hijas, Dios los recibe a través del Templo de Mi Corazón. Que sus vidas sean un precioso oratorio para Dios, un ejemplo vivo de caridad y de servicio, por un solo fin: para aliviar el sufrimiento y para que llegue el tiempo tan esperado de la cura y de la paz, en todas las almas posibles.
Bajo esta Mi aspiración, Yo los consagro como Mis hijos, Hijos de María, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
En el abismo más profundo del planeta, en el espacio más oscuro de la consciencia, en la situación más confusa y poco clara, en el momento más tenso de una situación, es cuando vuelve a surgir el consuelo y la Verdad de Dios que no puede ser opacada ni ocultada por nada ni nadie.
En ese momento, en el que todo parece precipitarse o aun tomar un rumbo desconocido, es cuando vuelve a surgir la Sabiduría y la Luz imperecedera de Dios para hacer retornar a las almas y a los corazones al regazo de los Brazos de Dios.
¿Por qué hoy les digo esto, queridos hijos?
Para que ya no teman por nada. La Gracia, aún inexplicable, que abrazó la Obra de los Sagrados Corazones no podrá ser disuelta por nada; porque la Obra no es un ciclo, es una Gracia que tocó y seguirá tocando el corazón de las almas encarnadas en este mundo.
Por eso, tengan fe, Mi Corazón no los abandonará. Estoy aquí y Soy la Madre de todos, Soy la Madre que los llevará siempre a estar ante la Faz Misericordiosa de Mi Hijo.
Encuentren en Mis Palabras el sosiego de Dios, la grandeza infinita de Su Eterno Reino, la Paz inmutable que nunca se acaba.
Les deseo a todos el bien y la paz.
Les deseo que nunca se olviden de que, antes de tomar una decisión, deberá estar presente el Amor de Cristo, para que todo, absolutamente todo, esté en el Camino de Dios y no en el camino de los hombres; porque Mi Hijo, el Cristo, ya les enseñó cuál es el único y verdadero Camino.
La sanación de ustedes llegará a través del amor auténtico que perdona, del amor que reconcilia y que solo es capaz de dar una nueva oportunidad.
Este es el tiempo del rescate, que Cristo mismo está realizando. No es tiempo de condenaciones, es tiempo de esperanza, que solo podrá surgir cuando verdaderamente ya no tengan miedo y tengan solo un corazón abierto a los Designios de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Que en esta Cuaresma y en este desierto que están atravesando, dentro de la tempestad que están viendo, que sus corazones recuerden Nuestro Mensaje de Paz, porque:
Donde exista odio, que reine el amor.
Donde exista oscuridad, que reine la Luz de Cristo.
Donde exista desesperación, que reine la esperanza; porque Dios solo desea que todos sean buenos y santos instrumentos de Su Paz.
Si alguien te ofende, humíllate así como Cristo lo hizo.
Si alguien es injusto, ríndete como Cristo lo hizo.
Si alguien defrauda para siempre tu corazón, dale tu perdón; porque no existe salvación sin reconciliación, no existe paz interior sin vivir la compasión, no existe Justicia sin antes vivir la Divina Misericordia.
Este es el tiempo en el que todo se mostrará, en el que no quedará piedra sobre piedra. Pero estén atentos, Mis hijos, porque esta será la hora en la que serán probados en los grados de amor. Porque Jesús, sufriendo en la Cruz, no condenó al ladrón; porque Jesús no apartó de Él a María Magdalena por haber pecado ni dejó de resucitar a Lázaro, Su amigo, porque tal vez no lo merecía.
Jesús, Mi Hijo, como en aquel tiempo, viene en este último ciclo para que no se olviden de que Él es el Camino, la Verdad y la Vida; y quien no actúe como Cristo, no podrá ser llamado Su compañero.
Recuerden ser piadosos y misericordiosos con los demás, porque en este tiempo necesitarán también de Piedad y de Misericordia.
Hijos, una sola cosa les pido, no se olviden del Amor que Jesús les enseñó; porque, si no actuaran con un verdadero y puro amor reconciliador, les aseguro que no habrá Obra o Proyecto que se sostenga en este tiempo sobre la superficie de la Tierra.
Amen más de lo que creen amar.
Les agradezco por la ofrenda del Inmaculado Corazón en el centro espiritual de la casa de la Orden, símbolo de la Pureza y de la Paz de Mi humilde Corazón, que protege y ampara a todos los consagrados de Cristo. Un símbolo que no podrá ser removido.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la oración siempre los ayude a tener claridad y discernimiento ante los propios acontecimientos de sus vidas y del planeta.
La luz de la oración y su poder inextinguible pueden abarcar situaciones o aun realidades que a la vista parecerían no tener solución, y esto es proporcionado por la ciencia de la fe que es un don especial para Dios, para los ángeles y para todas las criaturas.
La fe hace de la oración un estado de comunión interna y verdadera con el Propósito Divino.
Así como la oración es la forma más perfecta y simple de comunicarse con Dios, la fe sostiene a través de su ciencia esa oferta del alma que sirve a través de la escuela de la oración.
En este momento planetario, la oración y la fe son las dos principales herramientas internas para saber atravesar el final de los tiempos y sobre todo para que, ante cada nueva decisión de vida, la oración y la fe, como dos potentes Rayos de Dios, impregnen las formas y todas las decisiones.
Recuerden que Mi Amado Hijo vivió en sí mismo, todo el tiempo, el contacto con el poder de la oración y de la fe y, sobre todo, Él ejercitó la unión con estos principios en los momentos más culminantes de Su vida, como lo fueron la agonía del Huerto Getsemaní, cuando cayó por tercera vez y Su profunda muerte y entrega en la Cruz.
Que el don, que otorga la oración y la fe, sea bien aplicado por los discípulos de Cristo a fin de que todo pueda ser renovado en esperanza y amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos y benditos hijos e hijas del amado Núcleo-Luz de Dios:
Me alegra, en lo más profundo de la esencia de la vida, poder reencontrarlos y que, en este día, ustedes hayan preparado con tanto celo y simplicidad Mi llegada.
Hoy es un día significativo para la Voluntad del Padre Eterno, porque se cumple la primera etapa de Su Divina Voluntad a través de la concreción de Mi esperado proyecto de caridad de la Casa de San Lázaro que, en este momento, está sostenido por las bases sólidas del proyecto Fraterno Servir.
Hoy, su Madre Celeste puede decirles que Jesús, Mi Amado Hijo, se siente aliviado y en regocijo, porque al menos existe un lugar en el mundo que representa y sostiene los principios de la Obra fundada piadosamente por Mi hijo Trigueirinho.
Así, esto repercute en el plano material y mental del planeta, porque al vivirse y practicarse estos principios fundacionales de esta Obra de Amor, esto no solo atrae el afluente de la divina y sagrada providencia, sino también justifica y aplaca los graves errores de la corrupción planetaria y de la pérdida de la inocencia humana, porque aquí se vive la lealtad y la transparencia. Esto se amplía a través de los servidores y servidoras que se esfuerzan por vivir todos los días estos principios.
Por eso, Mi Hijo, hoy Me envía, no solo como la Madre Amada y Honrada que alivia el sufrimiento de estos tiempos, sino también Cristo Me envía para agradecerles por el coraje de superar la condición humana a través de la entrega sensata y honesta de sus corazones.
Esto beneficia espiritualmente a otros grupos de almas y servidores en Brasil y en el mundo, que también intentan todos los días ejercitar el bien y la caridad para que este mundo sea un poco mejor.
Ahora, con la próxima etapa de la construcción de Mi amada Casa de San Lázaro, antes de tiempo, comenzarán a llegar las almas, desde adentro y afuera de la Obra, que necesitarán “resucitar” como Lázaro y recuperar el amor y la paz que perdieron.
Los ángeles, que cuidarán de la Santa Casa, se preparan también para que en los planos internos se construya el arquetipo espiritual que inspirará y manifestará el don y el carisma de este importante servicio de amor.
Les agradezco a los abnegados y fieles hijos Míos que están al frente de este proyecto, para que se cumpla el amor a la Ley, en una humanidad enferma y corrompida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras la silenciosa e imperceptible Luz de Aurora se prepara para acompañar espiritual e internamente los impulsos que Cristo dará en la próxima Sagrada Semana, Yo los invito también a que ustedes se preparen internamente a fin de que, en el cierre de la tarea de los Sagrados Corazones, sus consciencias puedan realizar una síntesis de los impulsos que recibieron durante los últimos tiempos.
Como Madre, que los acompaña y que los escucha, quisiera que Mis hijos ya se muestren maduros y responsables después de todas las Instrucciones que fueron recibidas para que, en el próximo ciclo, el Plan de Rescate de Cristo se cumpla conforme está previsto por el Creador.
Los discípulos de Cristo deberán colocarse y predisponerse, a través de todo lo aprendido, para que la Jerarquía continúe delineando y construyendo lo que está en el Plan Divino, conforme fue contemplado.
Mientras tanto, queridos hijos, que la luz de la oración los guíe y les indique el camino a seguir.
Yo estoy con ustedes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
A través de la Luz sublime de Mis Espejos, en este día, ilumino la faz de la Tierra para poder disipar las tinieblas que se ciernen sobre ella.
A través de la Luz sublime de Mis Espejos, puedo retirar del peligro espiritual y material a cuantos están ante esa amenaza de vida.
A través de la Luz sublime de Mis Espejos, su Madre Celeste puede interceder por los ángeles de las naciones, que hoy están bajo opresión espiritual.
Deseo, Mis amados, que algún día sus corazones, actos y obras irradien tanto como lo hace la Luz de Mis Espejos Sublimes; porque, cuando esto suceda, podré presentarle al Padre Celestial el testimonio de su transformación, que justificará, ante el mundo en sufrimiento, todos los errores que son cometidos y que ofenden al Corazón de Dios.
Para que sus corazones, actos y obras sean semejantes a la Luz sublime de Mis Espejos Celestiales deben ser puros y honestos en sus intenciones, transparentes en sus actos y humildes en sus obras, sin esperar nada a cambio, ni recompensa alguna ni mérito, solo ser un instrumento en las Manos de Dios para que, a través de la pureza de ustedes, el mundo se transforme y recupere la inocencia que perdió.
Este es un trabajo diario, colmado de la paciencia y de la perseverancia, del don de la paz y de la neutralidad. Porque solo así, queridos hijos, sus vidas serán todo lo que Dios espera, vidas que deben ser el espejo perfecto del Amor de Dios en estos tiempos críticos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos, hoy no podré dictar un Mensaje, sino solo pronunciarles Mis Sagradas Palabras a ustedes.
Mis queridos hijos de Argentina, de Mi amada Argentina, a pesar de los tiempos turbulentos y oscuros, hoy quiero que puedan sentir e ingresar en Mi Paz.
El mundo sufre y agoniza, las almas padecen y se pierden, pero no se olviden de que Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre de cada uno de ustedes y de la humanidad. Me regocija poder estar hoy con ustedes y Me uno a lo que ha dicho Mi Amado Hijo, Cristo Jesús.
Anímense a fortalecerse en el camino de la consagración al Plan de Dios, aun durante el tiempo de la purificación y de la transformación de la consciencia.
Pero, Yo les pido, hijos Míos, que ya no se pierdan en el sufrimiento, sino que se sumerjan en Cristo, Mi Hijo, que es el Universo de la Esperanza. Yo los llevaré a Él todas las veces que lo necesiten; pero Yo también los escucho, los contemplo y los acompaño.
Crean que Yo escucho sus verdaderas y más íntimas oraciones, sus más profundas súplicas, sus apelos al Corazón de Dios. Pero ahora es tiempo de que ustedes y sus hermanos vivan Mi Mensaje, siendo Mi Mensaje, no a través de sus palabras, sino a través de sus acciones, de sus actos de amor, de caridad y de misericordia. Es esto lo que ayudará a curar al mundo y a la humanidad.
Mientras la humanidad se divide en lo que es superficial y mezquino, Yo los invito a profundizar en la oración.
El universo de la oración es muy desconocido y solo cuando se unen a Él es que comienzan a comprender y a sentir su significado. Porque las puertas de los Cielos deben estar abiertas hacia la Tierra y son ustedes, Mis amados hijos, que las mantendrán abiertas a través de sus actos de amor y de sus oraciones.
Hoy, vengo aquí, con alegría y júbilo, a reconsagrar a este Centro Mariano y a todos sus representantes, a todos los que se han comprometido Conmigo desde los primeros tiempos a sostener este punto de Luz en Argentina.
Es tiempo de que ya sean una hermandad auténtica y verdadera, tienen las herramientas para esto, tienen el conocimiento y sobre todo tienen Mi bendición.
Es así que las almas, que aún esperan cruzar el portal de la esperanza, podrán llegar, y también ustedes mismos se renovarán y así se renovará la Obra; porque este es el tiempo, como saben, del Plan de Rescate. Todo necesita ser rescatado, todo necesita estar a salvo en el Sagrado Templo del Corazón del Padre Eterno y de Sus Mensajeros.
Quiero dejarles aquí a ustedes Mi testimonio de Amor, con la valentía de seguir adelante, superando estos tiempos desconocidos e inexplicables, atravesando las barreras y los límites de la consciencia y del propio ser; porque allá, en el Infinito, después de todo esto, se encuentra Dios y Su Creación, lugar del cual ustedes provienen, recuérdenlo.
Es hacia ese lugar y hacia ese espacio sagrado de la Creación de Dios a donde su experiencia de esta encarnación deberá ser llevada como una síntesis profunda de todo lo vivido y compartido, en ustedes mismos y con sus hermanos.
Es esto lo que renovará la Creación, el universo y la humanidad. Vean así, ante ustedes, los tesoros espirituales que les hemos confiado y todas las Gracias que fueron derramadas desde el principio hasta el presente.
He aquí, hijos, Mi Corazón Materno, Manantial inagotable de las Gracias de Dios para las almas y los corazones. Dejen que esta Luz, que brota de Mi Corazón, sane sus heridas para siempre y así se puedan liberar, curar y renovar. Ya no guarden en ustedes sentimientos de frustración y de desánimo, sino un sentimiento superior de amor, de fe y de confianza en Dios.
Porque, aunque Mi Corazón se recoja en los próximos tiempos, Yo estaré a su lado, si así Me lo permiten; y descalzos, seguiremos la senda de la humildad y del despojamiento interior para que el vacío colme sus seres y en el vacío reciban al Todo, al Único, al Infinito, al Eterno Dios.
Que sus gestos de amor sean una extensión de Mi Amor en el mundo.
Que la donación de sus manos sea un gesto de Mi Caridad en el mundo.
Que sus pies descalzos, que caminan firmes, sean un acto de entrega de la Madre de Dios por las almas.
Y hoy, he venido a celebrar la Eucaristía con ustedes, como testigo del sacrificio de Mi Amado Hijo por la humanidad en el Santo Cenáculo y en la Cruz, para que la cruz de ustedes sea aliviada.
Confíen, confíen en Dios, porque todo tiene su hora y su momento. No se precipiten, no se amedrenten. Tengan fe, una fe renovada y auténtica, para que sean el preámbulo de los Mil Años de Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado, de corazón!
La bendición de Mi Hijo esté sobre ustedes y el mundo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos y amados hijos:
Que, en esta tarde, colmados por la Misericordia insondable de Mi Amado Hijo, ustedes reciban una vez más la Fuente invisible de cura, de paz y de amor que se refleja en este bendito lugar.
Hoy, en representación de muchos hijos más, ustedes se acercaron a la Aurora Interior para pedir cura y redención para el planeta.
Queridos hijos, sepan que cuando dos o más corazones se unen en oración suplicante y abnegada por alguna justa causa, el Padre los escuchará y les enviará Sus más preciosas bendiciones.
Hoy, desde el corazón de este humilde lugar de paz para Uruguay y el mundo, su Madre Celeste los llama como en Lourdes a lavar y purificar sus consciencias en la Fuente Curadora de Aurora, Fuente que encontrarán dentro de ustedes mismos cada vez que entren en oración y en comunión interna con Aurora.
Que, en esta tarde, todos los que dentro de sí mismos, por alguna razón, buscan una respuesta o una luz interna en sus caminos, puedan recibirla a través de la oferta de los que dijeron sí y se autoconvocaron para estar presentes en el corazón de la Aurora Interior.
Por todo esto y con Amor Materno, Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de la Nueva Aurora
Querido hijo:
Coloca tu confianza interna en Nuestro Creador porque, desde el origen y desde el principio, el Padre Celestial conoce y sabe sobre la existencia interna de cada esencia y espíritu. Él sabe, en la inmensidad de Su Amor eterno, sobre el destino, la meta y el propósito de cada hijo e hija Suyos.
Por eso, ten paciencia, ten sosiego, ten fe para que esta noche oscura, anunciada por Cristo, pueda ser vivida por ti sin miedo a perderte o a distanciarte de Dios; porque si en esmero, esfuerzo y entrega, sigues la Ley de Dios y Sus Mandamientos, estarás en un buen camino.
Este es el tiempo de que cada corazón humano aprenda a cristificarse en lo más pequeño y anónimo, pero también en lo más verdadero y honesto que pueda reflejar la consciencia.
La perfección ya no puede ser algo inalcanzable, como si estuviera del otro lado de la puerta. La perfección, que es sostenida por una vida humilde y simple, siempre te socorrerá; porque la vida humilde y simple, de quien no quiere nada para sí y no aspira a nada para sí, es como una estrella que te guiará en esta desafiante y desconocida noche oscura del espíritu.
Que Mi Corazón sea esa Luz interna y eterna en tu vida, que sea la Luz de Dios que impulsa al discípulo en el camino constante de la ascensión, de la paz y del servicio por los que sufren injustamente en este mundo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En esta noche oscura del planeta, no teman atravesar su propia purificación, pero estén atentos y pacientes para saber que cada momento es para trascenderlo y superarlo a través de la fuerza del Amor que Jesús, Mi Hijo, les da.
Entréguense definitivamente a los Pies del Señor y ya no se resistan. Permitan que Él, finalmente, los convierta en Sus instrumentos de paz y de bien para el mundo.
Nadie podrá llegar al Padre sino a través del Bondadoso Corazón de Cristo, en Él está la respuesta, en Él está el alivio. En Cristo, Mi Hijo, volverán a encontrar la paz.
En este día, tengo la dicha de retornar a Mi querida y eterna Aurora, pero puedo retornar a través de los que hoy, en simplicidad, Me abren la puerta de su corazón para que también la Madre de Aurora tenga un lugar adonde siempre poder retornar.
Hoy, en especial, quisiera que todos los que alguna vez pisaron el suelo sagrado de Aurora sepan sobre la etapa especial que está atravesando, a través de todos sus servidores y miembros en la superficie.
Por eso, les recuerdo a todos Mis hijos que, desde Aurora y a través de Aurora, muchos de ustedes recibieron la Gracia de la redención y de la paz. Quisiera que esto no lo olviden.
Aurora se prepara para una nueva etapa, pensada y meditada por el Corazón de Dios. Quisiera que Mis hijos estén atentos y receptivos para que no pierdan las señales que Aurora, como Centro de Amor, les entregará.
Aurora es la donación silenciosa. Aurora es el Reino que se recoge para después expandirse a través de su interna Luz.
Aurora es el sostén de los que siempre le dicen sí y no la olvidan, porque Aurora nunca reclamará lo que ha dado. Aurora es el sacrificio del corazón que la ama.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más