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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el final de estos tiempos, estaré con Mi Corazón expuesto y Mi Mano de Luz extendida hacia quien la quiera tomar; así como lo hizo Pedro, cuando por falta de fe casi se ahoga en las aguas e, implorando por Mi Nombre, Yo lo ayudé y ayudé también a los demás apóstoles para que no tuvieran miedo, sino tuvieran fe en Mí.
Yo vengo, en este momento, bajo esta tempestad que están cruzando, en la que la barca parece ir a la deriva, en la que el planeta parece naufragar.
Yo vengo una vez más en la gran confusión de la noche, en la perturbación de las mentes, en la falta de sosiego de los corazones, para traer lo que les he prometido: la Luz de Dios y Su Amor Mayor que sostiene y vuelve a erguir a las almas para elevarlas a Dios, hasta Su Reino, hasta Su más Preciosa Morada.
Este es el momento en el que cada alma y cada corazón están ante su propio mar y océano desconocidos y deben caminar sobre las aguas a través de su propia convicción y fe, sin temerle a lo desconocido o a lo que no pueden controlar, para poder ser guiados por la fuerza de la fe y la luz inextinguible del Amor que Yo les irradio a los Míos, para que se animen a cruzar lo desconocido, lo que no es palpable, lo que no está bajo ningún control o poder.
Es así que Yo los invito, en este último día, a que se decidan a caminar sobre las aguas, con la experiencia de su propio caminar y de sus propios pasos, siguiendo las huellas de Luz que Yo dejo marcadas sobre los caminos y sobre los océanos, para que sus consciencias se fundan en la Presencia de Dios Padre, sabiendo que después de este aprendizaje en la Tierra, llegará el Paraíso que fue prometido desde el comienzo de Adán y Eva.
Así se volverán a unir los tiempos, los planos y las dimensiones, no existirá duda ni confusión, porque la claridad de Dios llegará a través de Su Sabiduría Divina, para dar entendimiento a los corazones que hayan perseverado en la fe.
Y cuando llegue esa hora y ese momento, momentos previos a Mi Retorno, todos los que hayan perseverado hasta el final Conmigo, comprenderán la razón y el motivo de haber vivido lo que vivieron, de haber experimentado lo que experimentaron, aun aquellas situaciones o los aprendizajes que les parecían incomprensibles o inaceptables.
Porque detrás de cada momento está el Amor de Dios, Su más silencioso y eterno Amor que sostiene al alma que se entrega a Él en confianza, que da vida a la consciencia y al espíritu a través de Su Divino Espíritu y que no permite que el alma que confía en Dios, a través de Su Hijo, se pierda en los abismos del planeta.
Pero algunos ya están caminando sobre las aguas y, de forma semejante y anónima, han padecido lo mismo que padeció Pedro, el apóstol: han dudado de su propia fe.
Pero Yo he venido aquí una vez más, de una forma inesperada y sorprendente, a enseñarles y sobre todo a entregarles Mi Amor, que es lo único que tengo y es lo único que quiero legarles y entregarles; porque desde el principio de la Creación de Dios, sus almas y esencias, y las esencias y almas de sus hermanos y hermanas en el mundo, llegaron con un tesoro precioso e interno para ser manifestado, que ustedes conocen como talentos.
Hagan brillar ese talento que existe en cada uno, busquen dentro de ustedes la revelación de ese talento de Dios.
No entren más en los conflictos o en las discusiones, en los juicios de valor o en las críticas; porque en verdad, en verdad les digo que están perdiendo el tiempo, el tiempo precioso, que es para Mí, en este ciclo final del planeta; porque como les dije en el propio Evangelio, Yo regresaré al mundo sin avisar y sin anunciarlo, porque el anuncio y el aviso ya fueron hechos desde los primeros tiempos.
¿Cómo estará su propia actitud ante ese gran acontecimiento?
¿En qué punto se encontrará su propio talento interior, que deberá ser ofrecido al Padre Celestial durante la hora marcada del Retorno de Cristo a la Tierra?
Quiero que vuelvan a mirar hacia adentro de ustedes de verdad; no sus miserias, sino sus tesoros que son los propios tesoros de Dios.
Cada uno tiene el don de Su Luz en su corazón, no dejen que ese don y esa Luz se apaguen, sino que esa Luz del interior de Dios resplandezca en ustedes.
Denle valor a lo que es espiritual, superior y evolutivo, tomando como base primera la Ley del Amor y de la Verdad.
Hoy, no responderé a más preguntas, pero llevo en Mi Corazón sus inquietudes e intenciones.
Sin embargo, vengo a responderles algo a todos, algo que ya saben, pero que necesitan imperiosamente recordar; de esto dependerá la continuación de Mi Obra en la Tierra, principalmente a través de sus corazones y vidas; porque los quiero a todos en la dimensión de Mi Amor Crístico, sin excepción.
Quiero darles la gran respuesta y decirles que se amen los unos a los otros, así como Yo los amo en este momento. Y para que ese amor que da vida y nutre el espíritu se haga presente, cure las heridas y reconcilie a los seres, es necesario vivir el perdón.
Quisiera que, a partir de hoy y por los tiempos que vendrán, cuando se den el saludo de la paz, que sea verdadero; así como Yo siempre les daré Mi Paz, no Me cierren la puerta a esto.
Por eso, Mi Corazón hoy está expuesto a ustedes y al mundo, y Mi Mano de Luz se extiende a cada uno de ustedes para poder tocarlos; para que, en este momento, reciban Mi Unción Espiritual.
Recíbanla.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y así, lleven en ustedes el signo de Mi salvación: la poderosa Cruz del Redentor, a la cual los infiernos le temen y no hay mal que pueda soportarlo o resistirlo; porque el signo de Mi Cruz es la señal del Amor Vivo de Dios por las almas, por todos los pecadores.
Sus pecados hoy sean perdonados para que vuelvan a renacer en Cristo, por Cristo, su Señor, en honor a Su gloria y a Su Reino, por amor a Nuestro Padre-Madre Creador.
Por eso, salgan de esta Sagrada Semana con el corazón lleno del Amor de Dios, pero también con sus corazones vacíos, libres de cualquier incomprensión o de cualquier juicio, aferrándose al Amor de Mi Corazón Misericordioso y confiando en la promesa de Mi esperado Retorno, que no está lejos.
Pero cuando Yo vuelva, golpearé a sus puertas, los llamaré en sus casas, volveré a tocar sus corazones para recordarles que, el Señor, su Dios, que no es de Justicia, sino de Misericordia y de Amor, ha retornado.
Abre las puertas de tu corazón para que el Señor, tu Dios, vuelva a entrar en la esencia de tu ser y seas parte de la filiación eterna, recibiendo en júbilo y alegría el Retorno de Cristo; porque el mal ya no existirá, porque triunfará la Luz de Dios eterna e invencible, la Luz que proviene del Corazón del Padre, de Su centro regente de Amor, bálsamo inagotable para las almas, renovación y júbilo para los corazones, ennoblecimiento de los espíritus que creen y viven la Palabra de Cristo.
Cuando se amen los unos a los otros de verdad, en verdad les digo que finalmente serán libres de ustedes mismos y ya no sentirán el peso del cautiverio, de la dualidad o aun de la duda, porque quién cree en el Señor, su Dios, Rey del Universo, no perecerá, aunque parezca que las aguas lo ahoguen, que la tormenta lo golpee, que los vientos impetuosos lo derriben o que cualquier situación quiera disolver el Amor de Cristo.
Vean el ejemplo de San Pablo que, en su gran conversión y redención, de un miserable hombre fue convertido en un nuevo Cristo, nadie pudo retirarle el Amor de Cristo de su corazón.
¿Será que ustedes serán capaces de impedir que Mi Amor, el Amor de Cristo, su Señor y Redentor, se disuelva de sus corazones?
En estos doce años de Sagradas Semanas, les he entregado todo y un poco más, pero llegará el tiempo en el que ustedes mismos deberán dar cuenta a Dios y al universo, así como toda la humanidad; porque llegará el tiempo de que se decidan a ser Mis testigos, que el amor está primero en todo, primero en ustedes mismos y después en los demás; porque deben vivir en la nobleza de Mi Amor y en la Gracia soberana de Mi Espíritu que vengo a compartir con los Míos y con toda la humanidad.
Ya fue todo dicho, está todo consumado, ahora solo dependerá de ustedes y de cumplir Mi Voluntad.
Les agradezco a los que no le temen al Amor de Mi Corazón, a los que dicen sí, aun en las batallas, a los que están a los pies de la cruz como guerreros de la oración y de la Misericordia.
Que se eleven al Cielo todos los corazones.
Que las almas reciban la grandeza del Amor de Dios.
Que los hijos e hijas del Padre sean ungidos por Su Espíritu, para que la fuerza y el poder de la Gracia les conceda la superación y la concreción de la Voluntad de Cristo de ser Cristos del Nuevo Tiempo.
Que la paz colme los espacios y renueve todas las formas, especialmente los corazones más endurecidos.
Mi Amor siempre estará aquí, si ustedes Me lo permiten. Eso es lo que espero.
Les agradezco a todos los que han llegado aquí desde muy lejos para escuchar la Palabra del Señor, así como la escucharon en el Monte de las Bienaventuranzas, en la multiplicación de los panes y de los peces, así como escucharon en la Cruz a Cristo decir: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Que se cumpla el tiempo esperado de los que renacerán bajo la Gracia de la resurrección, por intercesión de Mi Santísima Madre, la Virgen María, y del Casto y Puro Corazón de San José, hoy presentes como testigos de este momento, del legado de Amor que fue entregado en confianza para cada uno de ustedes.
Adonai,
Te doy gracias por permitirme
estar aquí una vez más,
con Tus hijos de la humanidad;
porque Tú Me has creado para esto,
para que Tu Amor infinito e invencible
viniera en auxilio de Tus hijos
y de Tus hijas de la Tierra,
para que todos, como pueblo de Dios,
reciban la Gracia de la comunión Contigo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
El Maestro quiere deleitar Sus Oídos a través de una canción que todos cantan desde lo más profundo. Él quiere escuchar: “Tú eres el Rey”.
Y vamos, a través de esta canción, a acompañar la consagración de los postulantes a auxiliadores en gratitud a Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
De la Sagrada Menorah nacen los principales Regentes de las tribus de Israel. Son a estos siete sublimes Espíritus de Dios que hoy encomiendo al mundo, para que la humanidad sea preparada para el Retorno de Cristo.
Es así que abro los siete portales del Cielo para que los siete principales Espíritus de Dios, emanaciones de Su Fuente Creadora, regeneren la vida en la faz de la Tierra, les traigan la cura a las almas que la necesitan, les traigan entendimiento a los corazones afligidos y, con la Luz, disipen las tinieblas que envuelven al mundo, así como a varios lugares del planeta.
Hoy, toman contacto con estos siete Espíritus de la Fuente de Dios. Son emanaciones de Su Llama Trina, la alianza perfecta y única que no se puede romper entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
A través de la Sagrada Menorah, hoy les traigo este impulso a los mundos internos y a las almas, para que todos recuerden y sepan que tienen parte en la filiación espiritual con el Santísimo Padre Olam.
Este misterio de las emanaciones de Dios, representado por el Espíritu Creador, es parte de un Legado interno del pueblo de Israel. Es el signo visible que ha formado, en su esencia y en su matriz, a las diferentes tribus para que representaran, sobre la faz de la Tierra, la principal Voluntad de Dios, a través del don que Él otorgó a cada tribu y a cada pueblo, a fin de que se cumpliera Su Plan. Y este Plan fue consumado con la Muerte de Cristo, para que esa Voluntad suprema y eterna se pudiera cumplir.
Hoy, están ante la revelación de un misterio, que solo se podrá sentir con el corazón y la esencia, y guardar en lo más profundo del alma, en donde mora Dios. Porque es allí en donde Sus semillas de Luz son colocadas para que, a través de las virtudes y de los dones en los corazones, manifiesten en la Tierra el Plan de Dios, así como está escrito y como está previsto.
A través de los siete dorados portales que hoy se abren, bajo la Presencia del Redentor en el símbolo sagrado de la Menorah, quisiera que recuerden y estudien los siete principios principales, los Atributos de Dios que Yo ya les he enseñado en otras Sagradas Semanas, para que estos Atributos puedan estar presentes en sus consciencias, porque son parte de un Legado que Yo les entregué para este momento y este tiempo.
Para ayudarlos a memorizar, compañeros, recuerden que, en una Sagrada Semana, durante siete días, la Menorah fue encendida, vela a vela, representando el símbolo de un Atributo de Dios que debería constituir y formar a esta Obra, la Obra de Cristo, principalmente Su Cuerpo Místico en la Tierra para que, principalmente, los secretos fueran revelados, los sellos fueran abiertos, así como está escrito en el Apocalipsis.
Por eso, les pido que se concentren en lo que es real y necesario. Deben ser parte de este Legado, de este Legado Crístico que Yo les he entregado a lo largo de los tiempos, y esto no será en vano ni se repetirá jamás.
Ustedes deben ser parte de ese Legado vivo, a través del discipulado y del servicio por las almas, de las mismas virtudes y dones que Yo les enseñé a Mis apóstoles y a las santas mujeres.
Pero este es el tiempo, aún queda un poco de tiempo, para que acontezca la resurrección espiritual de muchas consciencias. Y cuando hablo de resurrección espiritual, es para que se puedan disolver las opresiones y las dudas, las aflicciones y los martirios que viven muchos corazones.
El Amor de Cristo viene a conceder esta Gracia, como una última Gracia para los corazones.
Véanse, entonces, frente a la Sagrada Menorah y en el centro de sus almas pregúntense: ¿cuántos de estos Atributos Sagrados de Dios, que fueron entregados por Cristo durante las últimas Sagradas Semanas, están en mí? ¿Dónde están en mí? ¿O si están en mí mismo?
¿Qué es lo que yo haré con cada atributo y con cada don?
¿Dónde los colocaré en el servicio, para que se cumpla la Voluntad del Padre y, sobre todo, se cumpla lo que Él ha escrito con Su propia Mano?
Quiero que hoy mediten en la dimensión de la sabiduría, para poder salir de la dimensión humana, de lo que es concreto y mortal. Quiero llevarlos a esa dimensión para que encuentren la inmortalidad, la Ley primera de Dios, que es Su Amor y Su Gracia, que abarca todas las dimensiones y todos los planos, que abraza a todas las consciencias y a todas las esencias.
Porque, como Yo ya les dije una vez, en la Casa de Mi Padre existen muchas moradas y cada uno tiene una morada en el Corazón de Dios. Esto es irrefutable, es innegable, porque es parte del poder del Amor del Padre que cada hijo e hija Suyos tengan un lugar en Su Corazón Eterno, en donde todos siempre se podrán sentir en comunión con Él, así como se pueden sentir en comunión con Cristo a través de la Eucaristía.
Dios se da a las almas de muchas formas y, principalmente, a través de Sus Sagradas Geometrías.
Cada alma guarda en sí misma un arquetipo espiritual de Dios que debe cumplirse y manifestarse; pero nada está separado, cada arquetipo es una pieza fundamental del Padre Eterno. Cada alma es parte de Su instrumento celestial y Él intenta, con mucho esfuerzo y amor, en Su solemne silencio, unir las piezas que hoy están separadas; porque si Él reunió estas piezas, nadie las puede separar si Él no le ha dado la autoridad; así como le dije a Pilatos que él no tenía poder sobre Mí sin que el Padre se lo hubiera dado.
El Poder de Dios es indestructible, es soberano, es solemne e infinito; porque la matriz de Su Poder y de toda la Creación está en Su Amor Divino y no en la inteligencia.
La inteligencia surge por la fuerza del Amor de Dios y por Su Soberana Sabiduría que les da ciencia y entendimiento a todas las formas creadas en este universo.
Su Plan ya está escrito y solo será cumplido por los verdaderos de intención, por los que le dicen sí a Su Voluntad Eterna, y sienten Su Amor en el espíritu, la grandeza de estar en comunión con Dios, con Su Fuente y Su Vida, que nunca les cierra las puertas a los que se arrepienten de corazón.
Esa es la obra de Su Misericordia, concretamente constituida a través de la Muerte de Cristo en la Cruz, cuando Él derramó Agua y Sangre de Su Costado, testimonio concreto del Amor del Dios Vivo por las almas y por las criaturas, por la redención del mal.
Que se disuelvan las amarguras, que se alegren los corazones, el Señor de Israel está aquí y siempre estará, porque a los que Me corresponden, Yo siempre les corresponderé.
Oremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Acompañemos de corazón.
Entre Cristo y nosotros, la Sagrada Menoráh y sus siete principios creadores como llamas incandescentes del Espíritu Divino que abren las puertas al despertar de la consciencia y al contacto con el Amor Eterno de Dios.
Adonai,
bendice este momento porque es Tu Voluntad,
desciende una vez más a través de Tu Espíritu.
Sublime Fuego transfigurador,
enciende la llama de la Vida
en el corazón de Tus hijos,
disipa las apariencias,
purifica los corazones,
sana las heridas,
reenciende Tu Espíritu
en cada hijo Tuyo,
para que se cumpla, Señor,
Tu Gracia y Tu Bondad.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Responderé a sus intenciones:
P: ¿Soy la expresión de mi alma en esta vida?
R: Solo te falta trabajar más la humildad.
P: ¿Cómo saber, Señor Amado, si uno está en el lugar correcto y con la tarea correcta?
R: Solo pensando en la necesidad de cada lugar y hacerla por amor.
P: Con el recogimiento de los Mensajeros Divinos, ¿qué espera Cristo de la Orden Gracia Misericordia?
R: De la Orden, espera que sea un espejo del Legado que le fue entregado, y sobre los Mensajeros Divinos aún estarán presentes, no es momento de partir.
P: Cristo, ¿cómo impulsar y por dónde comenzar el camino del despertar de la juventud?
R: Aprendiendo sobre su lenguaje, sin imponer formas.
P: ¿Qué preciso hacer, Maestro, para que esté suspendida en Su Soplo Divino y Eterno de la vibración de Su Universo Mayor?
R: No querer nada.
P: Amado Cristo, ¿Qué debo hacer para curar todas las faltas que dejan a mi corazón angustiado y triste?
R: La unción completa de los enfermos.
P: Maestro, ¿Judas tuvo una tarea con el acto de la traición? ¿Se debe reconocer esa tarea?
R: Sí, la tuvo.
Dijo Cristo que no se pongan nerviosos.
Esta es una pregunta honesta:
P: Señor, mi hermano y yo dejamos de conversar debido a muchas peleas que tuvimos, ¿usted espera algo de mí que no estoy viendo?
R: Que deje de lamentarse.
P: ¿Cuál es mi tarea en esta próxima etapa?
R: Pregúntalo en los sueños.
P: Cristo, Amado y Señor, ¿mi madre está bien?
R: Sí.
P: Señor, ¿dónde debo estar?
R: Pregúntalo en los sueños.
De nuevo preguntas muy semejantes o iguales:
P: Maestro, Señor del Universo, ¿estoy en el lugar y en el camino correcto?
R: Por tus frutos te conocerás.
P: Maestro, tengo la intención de vivir en San Carlos y de participar del proyecto de la Casa de San Lázaro. ¿Esto es parte de mi propósito de vida?
R: Inténtalo y verás.
Esta es una pregunta de un alma abnegada:
P: ¿Cómo se puede ayudar a los niños de San José del Guaviare?
R: Acogiéndolas.
El Maestro sugiere que se profundice en esa iniciativa de servicio por esos niños.
Está riendo porque la persona puso dos preguntas y es solo una. Y acá la persona dice que Cristo escoja una. Es mucha inocencia, dijo Cristo.
P: ¿Cuándo es Tu cumpleaños?
R: 19 de marzo.
Él dijo que en el mes de diciembre descendió Su Espíritu y en marzo nació Su Ser. Es un misterio.
P: Amado Cristo Jesús, ¿cómo quedarán nuestros niños con todo este movimiento planetario?
R: A los niños, dijo Cristo, que hay que enseñarles a orar en familia y, principalmente, para que ellos sobrevivan al final de los tiempos, depende de sus tutores, de los padres, de lo que les permitan o les enseñen.
El niño, desde su nacimiento y en la etapa de crecimiento, es el reflejo de la consciencia de sus padres. La responsabilidad no está en el niño, sino en sus padres.
Pueden ver el ejemplo, dijo Cristo, de los niños de África. Por eso, Él pidió grabar las Alabanzas.
Aquí le hicieron una declaración de amor y un pedido:
P: Señor, me gustaría saber si debo estar en la comunidad de forma constante. Si fuera sí ¿a partir de cuándo? Pido que me auxilie para seguir el camino que tienes pensado para mí, sustentándome, porque sabes bien de mis limitaciones. (MS le pusieron acá).
R: Dijo Cristo que debes preguntarle a tu corazón qué hacer.
¿Puedo continuar?
Todos responden ¡sí!
Bien.
P: Maestro, en reverencia y gratitud, ¿cómo lograr un equilibrio en la Orden y en la Comunidad, entre sus instrucciones de desarrollar el silencio, la entrega, la oración y el vacío de sí, y el trabajo de los sectores que se está implementando en nuestra vida cotidiana, dentro de la Obra? Gracias por Su Luz.
R: No debe ser, dijo Cristo, con excesos ni frustraciones.
P: Amado Maestro Eterno, desde la infancia aspiro a ver Tu Faz y a servirte. En mi trabajo diario con la educación de jóvenes, busco ver Tu Presencia en cada ser. ¿Hay algo más que pueda hacer para servirte? Gratitud y amor.
R: Lo estás haciendo. No te preocupes.
P: Cristo Amado, Maestro, ¿hasta cuándo conviviremos con la dualidad? Gratitud por tanta Misericordia.
R: Cuando el amor, en ustedes, decida finalmente vencer al mal.
P: ¿Existe algo que yo pueda ofrecer para la cura de mi padre, más allá de mis oraciones diarias?
R: Él dijo que le pidas a un sacerdote santificar la casa de tu padre.
P: Maestro, Tú estás presente en mi vida, pero la dualidad también. Ella absorbe Tu Amor y clava espinas en mi corazón. ¿Debo rendirme a esa cruz? No estoy aguantando más.
R: Es la escuela de un Cristo.
Esta pregunta la va a responder en su momento la Madre Constancia. No es para Cristo.
P: Mi Señor Amado, ahora que comienzo esta nueva etapa, ¿cómo te puedo servir más?
R: Servir con amor.
Vamos con la última, dijo el Maestro:
P: Señor, ¿mis padres desencarnados están en un buen lugar? ¿Mi servicio en esta Obra contribuye para esto?
R: Sí, ya están con Él, en el Paraíso.
Oremos:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
En este encuentro, Te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aquellos que están en las tinieblas volverán a estar en la Luz, porque nadie dejará de ser contado o contemplado por el Padre en toda la superficie de este planeta. Por esa razón, encarné en este mundo, nací en un pesebre, prediqué, curé e hice milagros para rescatar a los corazones. Así también, padecí por ustedes, hasta la Muerte en la Cruz, por esta justa causa que el Padre Eterno Me había encomendado.
Todos tendrán la Gracia, después del arrepentimiento, de retornar a la Luz de Dios y de ser parte de Su Reino; porque no existe otro motivo u otra causa, otra razón u otro propósito, sino que todos los hijos del Padre, las llamadas criaturas de este universo, contemplen en la gloria Su Sagrada Faz para formar parte de Su Reino.
Su causa más justa es el Amor, por eso Él se dejó morir por los hombres y mujeres de la Tierra, porque si Él hubiera querido, a través de Su Hijo, hubiera impedido la Dolorosa Pasión de Jesús.
El Poder de Dios no se mide por Su fuerza, sino por la dimensión indescriptible de Su Amor, que fue capaz de permitir que Su Amado Hijo derramara Su Sangre, gota a gota; para que, en el supremo dolor y agonía, convirtiera los males de este mundo hasta el fin de los tiempos y así se concediera a la humanidad los méritos de Cristo a través de Su Dolorosa Pasión, que le concedió al mundo la puerta de la redención y de la esperanza, puerta divina que aún está abierta para las almas y los corazones que quieran cruzarla para transformar así la vida, para redimir así la consciencia, para poder recibir en el corazón el código crístico transfigurador.
Una vez más, contemplen así Mis cinco principales Llagas de Luz que hoy aquí las manifiesto y se las presento a ustedes y, a través de ustedes, se las presento al mundo entero, necesitado de la imperiosa e infinita Misericordia de Dios, que se derramó de forma abundante en la Cruz del Calvario.
Hoy así, Yo los invito a asumir su propia cruz, no como un acto de condenación o de castigo, sino como un acto de amor y de sacrificio por el mundo, principalmente por los que no entienden Mis Palabras y no acogen en su corazón Mi Mensaje; porque existen corazones muy llenos de sí y así la Gracia no los toca ni los transfigura. Pero todo tiene su tiempo y su hora, así como el Hijo de Dios tuvo Su hora y Su tiempo para vivir la Cruz.
En estos tiempos de tribulación planetaria, en los que las almas por sí mismas atraviesan la noche oscura y desconocida, los llamo a aferrarse a Mi gloriosa y redentora Cruz para que, a través de Mi Cruz, sus caminos sean bendecidos y guiados hacia el Padre Eterno. Porque eso es lo que más importa en este momento, que sus almas algún día lleguen a Dios, a Su Fuente infinita de Gracia y de Misericordia, que en el Retorno de Cristo reparará los graves errores cometidos en el mundo y en la humanidad, les dará vida y esperanza a todos los que las hayan perdido.
Esta Fuente de Gracia y de Misericordia desconocida, también resucitará a los muertos, inclusive a los muertos en vida; porque cuando llegue la hora del Retorno del Señor todo deberá estar preparado, así como sus corazones deberán estar prontos.
Por esto, rezo y oro todos los días para que sus corazones estén prontos y Mi Retorno no los tome de sorpresa, sin estar conscientes de lo que significa ese importante momento del Retorno del Señor.
Así como la mesa de la redención fue preparada a través del pan y del vino y se instituyó, de forma amorosa, el Sacramento de la Redención; así también sus templos internos deberán estar preparados, siguiendo con filiación los preceptos de Dios y no otros, para que sus caminos estén guiados hacia Dios, para que Él cumpla así Su Voluntad, Su última Voluntad, que está escrita en el Cielo como en la Tierra, y que debe mostrarse en sus corazones.
Es así que hoy les traigo el misterio de la Cruz de una forma elevada para que comprendan la amplitud de la tarea que el propio Padre Eterno llevó adelante a través de Su Hijo; contemplando, en la grandeza de Su Amor y de Su Bondad, no solo a las almas más necesitadas de Su Misericordia, sino también a todos los planos de consciencia que también necesitaban de redención y de luz.
Hoy, ustedes y el mundo están en un momento culminante.
¿Cuál será el rumbo que tomará la humanidad en el fin de estos tiempos?
¿Quiénes estarán, de corazón, disponibles para preparar el Retorno de Cristo, bajo los mandatos que están previstos por el propio Padre Eterno para este tiempo final?
Tengan fe y crean porque así estarán Conmigo, eso es lo que espero de Mi Obra de Misericordia y de Redención del mundo en el final de estos tiempos; cuando la última hora del reloj marque el gran acontecimiento del Retorno de Cristo, y cuando las sublimes trompetas de los ángeles y de los arcángeles suenen en este universo local para anunciar la llegada de Cristo, no como una imaginación, sino como una realidad.
Estén atentos a Mis últimas señales. Las señales vendrán del Cielo y no de los hombres, así como muchas señales llegaron del Cielo para el pueblo de Israel, así como las señales llegaron para el propio Moisés, Abraham y los profetas.
Esto se seguirá cumpliendo y no cambiará. Nadie puede alterar la Mano de Dios y, principalmente, lo que Él escribe con tanto celo; porque Su Voluntad, profunda y eterna, solo la podrán conocer cuando lleguen al Cielo y estén cara a cara con el Padre Eterno.
Esa será la hora de que sus almas, estando desnudas ante Dios, con todo lo vivido y lo experimentado en la Tierra, vivan su propia síntesis espiritual, que necesitará ser aportada en los llamados Estanques de la Creación.
Por eso, no me cansaré de decirles que no se puede evolucionar en este mundo sin vivir los grados del Amor, porque esta es la escuela de este planeta y esta es la escuela que Yo instituí y nunca cambiará.
Para que Mis Planes se concreten, en este universo material, debe actuar la Ley del Amor; cuando esa Ley no actúa, nada, absolutamente nada, se concretará.
El Dios de la Vida, de la Verdad, de la Justicia y de la Misericordia, a través de Su Amadísimo Hijo, Cristo Jesús, se dejó clavar en la Cruz hasta morir. Y en esa hora, Él no impartió Justicia, sino Misericordia; Él no impartió condenación, sino salvación; Él no hizo sumergir a Sus hijos aún más en la oscuridad, sino en la Luz, y eso fue por Gracia de la propia Alma de Cristo que, saliendo del Cuerpo del Flagelado, iluminó al mundo entero y lo salvó.
Quiero que esta sea la convicción de cada uno de ustedes, su propia verdad, su propio motivo y hasta su propio propósito espiritual y humano.
Yo no vengo a enseñarles algo diferente de lo que he dicho en otros tiempos, vengo a recordarles lo que les enseñé para que lo cumplan y para que lo vivan por Mí. Eso es lo que espero todos los días y sobre todo en el fin de estos tiempos, en el que todo está en juego.
Mi Mano será capaz de salvar hasta la última oveja perdida.
Bajo la Gracia que ampara a este momento y que fortalece en fe y amor a los que creen en Mí, volveré a responder sus intenciones.
Por último, bendeciré la cruz que han traído para que la puedan hacer parte de sí, cargando con su propia cruz por Mí y sabiendo que el consuelo de Dios es inmutable.
Ábranle sus corazones a este misterio de Amor. Eso es lo que espero y nada más les pido.
P: ¿Cristo, debo vivir cerca del lago de Dornes, en Portugal?
R: Sí.
P: Amado Jesús, ¿cómo silenciar mis aspectos irascibles? Gratitud.
R: Ayuno de palabra.
La persona que escribió esta pregunta, Cristo dice que es un alma inocente:
P: Cristo, Su Retorno está cerca y aún no conseguí resolver todos los problemas de esta vida, ¿qué hago?
R: Entrégaselos a Dios.
P: ¿Cuál es Tu Voluntad para mi vida?
R: Que seas capaz, al menos, de imitar a María, Mi Madre. Y pedirás Luz en la oración.
Esta es una pregunta que Cristo no va a responder porque es una pregunta financiera. Él dijo que no trata de mercado, sino trata de almas.
Siguiente pregunta:
P: ¿El fin de la guerra depende de qué?
R: De que ya no vivamos la guerra entre nosotros y no nos lastimemos. Comenzando, dijo Cristo, por la guerra de la palabra.
No entiendo toda la colocación, pero voy a intentar hacer la pregunta:
P: Señor, ¿cómo revelarte a todos?
R: Él dijo que solamente por el sentir y la presencia de Su Amor.
Esta es una pregunta sabia y preventiva:
P: Para los tres días de oscuridad, ¿cómo debemos prepararnos grupal, individualmente y con los Reinos?
R: Él dijo: sin ansia de miedo, con sabiduría e inteligencia; sin excesos.
Una pregunta semejante a las de los últimos días:
P: Amado mío, Cristo: ¿es Su Voluntad que yo tenga un compañero, una familia?
R: Sí.
P: ¿Qué es lo que me impide dar el paso?
R: El miedo. El miedo, dijo Cristo, a lo que no puede controlar.
P: Señor, bendice mi unión conyugal.
R: Que sea bendecida.
Están apareciendo, dijo Cristo, muchas preguntas que inquietan a algunos corazones, pero Él va a ayudar.
Las preguntas dicen lo siguiente:
P: Señor, ¿debo vivir el matrimonio y la maternidad humana en esta vida, para apaciguar mi corazón?
R: Pregúntaselo, en oración, a María.
Vamos con otras dos:
P: Señor, Madre María Shimani ¿volverá a instruir en la Obra?
R: El don que Yo he concedido, dijo Cristo, no se pierde. Los dones se viven por ciclos y en otros ciclos se recogen.
Es lo que Él puede responder.
P: Cristo, ¿podemos internar a Casiano, sin la voluntad de él?
R: Él dijo que esto es imposible de hacer si no hay amor.
P: Amado Maestro, ¿qué es aquello que me muestras que no logro ver?
R: El camino de la consagración.
¿Puede seguir?
Todos responden: ¡sí!
P: ¿Cuál es mi tarea en el Plan de Dios?
R: Ser un espejo del Amor de Dios en la Tierra.
P: Maestro, dame fe, coraje, discernimiento y sabiduría, donde yo esté. Preciso de fe, Señor, solo Tú me la puedes dar.
R: Recibid.
Esta es una pregunta, dijo Cristo, que interfiere en toda la humanidad, y es la siguiente:
P: ¿Por qué tengo tanta dificultad de parar de ver videos cortos e inútiles en internet?
R: Porque está en primer lugar la tentación y no Dios.
P: Amado Jesús: ¿cómo actuar, aun viendo la maldad predominando en todos los lugares, principalmente en los niños, destruyendo la importancia de la familia y de Dios.
R: Debes buscar, dijo Cristo, el amor y la neutralidad. No hay otra salida.
P: Señor, ¿qué debe manifestar la casa que adquirimos?
R: El servicio. Principalmente, dijo, el servicio a los moribundos.
P: Señor, ¿mis padres desencarnados están en un buen lugar?
R: Uno está en el Cielo y otro está aún en el purgatorio. Debe rezar para que quien está en el purgatorio pueda llegar al Cielo pronto. Ten fe.
Esta es una pregunta espiritual, dijo Cristo, realmente:
P: Maestro, ¿podría explicarnos en forma literal qué significa ser “víctimas de Tu Amor”?
R: Es no ser nada, para que Él lo sea en todo.
P: Delante de tantas tareas prácticas y administrativas que los monjes asumieron, ¿cómo la Orden podrá renovarse espiritual y litúrgicamente?
R: Aquí ya está respondida la pregunta, dijo Cristo: colocando en primer lugar la vida del espíritu y la liturgia, para que el alma no muera.
P: Cristo, ¿cómo obtener absolución de los errores cometidos?
Fray Elías hace la Señal de la Cruz hacia todo el auditorio.
P: ¿Qué va a pasar con la Obra si decidimos conscientemente no vivir la unidad y el amor?
R: Desaparecerá.
P: Cristo, aspiro a postularme como devota en la Orden Gracia Misericordia, ¿está en Tu Voluntad?
R: Habla con los superiores de la Orden.
Última pregunta:
P: Señor, delante de tantas tribulaciones, pruebas y desafíos, ¿cómo podemos vaciarnos y estar enteros Contigo?
R: No queriendo nada para ti.
Oremos:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amen.
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
En este encuentro, Te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Señor de Judá, Quien rige la tribu de la sabiduría eterna, que abre las puertas al conocimiento mayor y a través de la Palabra de Vida transforma a los corazones, unge las vidas y consagra a las almas.
He aquí el León de Judá, el símbolo del Gobierno Espiritual del Padre, que impulsa el cumplimiento de Su Ley y de Su Verdad, encendiendo en cada ser la Llama del Espíritu Trino para que todos caminen en la ascensión, en la búsqueda incesante del infinito, del llamado origen interior, puerta que se abre para el despertar de la consciencia, para la transformación de las formas, de los planos y del éter, a fin de que se establezca la Ley que es nutrida por el Divino Espíritu del Padre y por el Centro Regente de Su Amor Cósmico, Llama Incandescente que todo ilumina y todo transforma, que todo renueva y todo pacifica.
El León de Judá es una de las representaciones del Gobierno del Padre Eterno, una de las más sagradas intenciones que fueron entregadas en las propias manos de los arcángeles, para que Su Proyecto y Su Voluntad se cumpliera, así como lo fue con Mi Encarnación en el mundo para todo este universo y más allá de él.
Quiero que hoy estén dentro de esta consciencia sagrada, para que todo pueda ser sublimado con la fuerza que otorga el Amor de Dios en las almas, con el ímpetu que el espíritu proporciona para vivir la superación, subiendo un escalón de Luz por vez, para que se sientan seguros en los pasos que están dando en estos tiempos.
He aquí el camino de la ascensión de la vida y de la transformación de la condición humana, impulsado por la Ley de la Gracia y de la Misericordia, que unge y consagra a las criaturas de Dios para que puedan vivir en el Padre y se sientan parte de Su Reino, aun viviendo la vida en la Tierra; porque es el alma que puede vivir en el Cielo, aunque esté en la Tierra, es el alma que le puede espejar a sus vidas las Gracias y los Tesoros de Dios, que son incalculables.
Dentro de esta consciencia de Amor y de Sabiduría, llamo a los benditos hijos de Dios para que comulguen de la presencia del León de Judá; así, esta y otras tribus puedan ser renovadas y reparadas, preparando el escenario del planeta y principalmente de los mundos internos para el anunciado Retorno de Cristo.
Y como testimonio de que esto sucederá, les he dejado el legado de la Santa Eucaristía a través de Mi Cuerpo y de Mi Sangre transustanciados, para que todas las veces que sea necesario, todas las veces que lo puedan hacer, retornen al Santo Sacramento del Altar para poder volver a tomar contacto interno y espiritual, por intermedio de la Eucaristía, con los impulsos que he dejado para preparar a las almas y espíritus para el Retorno de Cristo, ya que cada uno deberá cumplir una parte en este camino preparatorio del Señor.
Por eso, vengo aquí a dejar los signos de la Verdad, en la representación simbólica y eterna del León de Judá, del Rey de Reyes.
Es así que, en esta consciencia de Sabiduría y Amor también pueden tomar contacto, de forma directa, con el consuelo de Dios, que fue lo que también preparó el corazón de Mis apóstoles en el pasado, para que ellos pudieran vivir al servicio del Plan.
Quiero que el símbolo del León de Judá sea el símbolo de la reparación y de la restauración de sus consciencias para que, en la vida, tengan claridad en sus decisiones, paz en sus aprendizajes, sosiego en sus conflictos. Porque cuando el Amor del Rey actúa, todo puede ser transformado, solo basta abrirle la puerta para que esto suceda.
Hoy, vengo aquí con este terafín del León de Judá, para que lo puedan contemplar en su corazón y saber que en Cristo está la fortaleza, la verdad y la vida, que ayuda a las consciencias a vivir en paz el camino de la redención; porque Mi Amor solo los elevará hasta poder alcanzar la trascendencia de sus propias miserias y aun de sus propios juicios, porque en el Amor de Cristo no existe la división, solo existe la sagrada expresión de la unidad eterna, que es a la que hoy sus ojos deben estar observando y contemplando, así como Mis Ojos contemplan la Sagrada Unidad de Dios.
Tráiganme aquí la cesta con las preguntas.
P: Amado Señor, ¿cómo puedo lavar Tus Pies y no el Señor lavar los míos?
R: Con ejemplos de caridad y de amor.
P: Amado Señor, ¿qué más te puedo ofrecer para la conversión de la persona por la cual yo oro todos los días?
R: No perder la fe.
Esta es una pregunta elevada, dijo Cristo:
P: ¿Cuál es el significado del verdadero amor incondicional?
R: Es que me superen mucho más en lo que hice por ustedes, a punto de renunciar a sus propias convicciones y creencias.
P: Señor amado, Yo sé lo que aflige a mi personalidad, pero ¿qué es lo que aflige a mi alma?
R: Lo que tu personalidad podría estar haciendo, sin darte cuenta.
P: ¿Quién soy yo y qué quieres de mí, Señor?
R: Que tomes tu cruz y Me sigas, y sirvas a los pobres.
P: ¿Cómo consigo mantenerme firme para no caer en las mismas tentaciones?
R: Que tú no creas en la tentación.
P: Cristo amado, ¿qué debo hacer en relación a mi hermano Luis? Gratitud.
R: Debes ayudarlo hasta donde él lo permita.
P: ¿Cómo nuestras oraciones y las oraciones de otros grupos podrán evitar el caos previsto, que podría exterminar la vida en la Tierra?
R: Creyendo en la oración.
P: Cristo, ¿necesitas decirme algo que no estoy percibiendo internamente?
R: Cuida de tu estado irascible.
P: Amado Jesús, ¿qué puedo hacer para tener un corazón manso y humilde semejante al Tuyo?
R: No reaccionar, sino amar.
P: Maestro, el Señor que conoce profundamente mi ser, mis imperfecciones y mi estado actual, ¿cuál es el próximo paso que esperas de mí?
R: Que no te detengas.
P: Maestro, ¿cómo romper con el ego y vivir el amor que nos pides?
R: Viviendo el amor.
P: Jesús, ¿será que algún día seremos dignos hijos de Dios?
R: Si lo preguntas es porque no lo crees, cuando creas, nunca más lo preguntarás.
P: Jesús, ayúdame a perdonar. No lo estoy consiguiendo, fui calumniada y el Señor conoce mi corazón y sabe la verdad.
R: Cuando atravieses esta puerta ya no sentirás esto. Los justos serán honrados y los injustos serán transformados.
P: Señor, en este final de los tiempos, ¿dónde debo estar y qué debo hacer?
R: Debes estar y debes hacer lo que tu corazón te dicte.
P: Amado Señor, a veces no me amo, a veces quiero morir, desaparecer, a veces es como demasiado. ¿Qué me está queriendo decir todo esto?
R: Que tu energía está en el lugar incorrecto.
P: Señor, ¿por qué hay tanta desunión en mi familia?
R: Porque el mundo está controlado.
Esta es una pregunta sabia:
P: Maestro, ¿cómo unir lo que está separado?, ¿cómo unir a los corazones que se enfrentan los unos contra los otros? En gratitud y reverencia.
R: Donde no está el amor, Yo no estoy.
Una pregunta verdadera, dijo Jesús:
P: Amado Señor, ¿qué tengo que hacer para que Tu Amor habite completamente en mi ser?
R: Entregarme tu corazón.
Complementando a esta pregunta anterior, Cristo le sugiere que pueda leer la vida de Santa Teresita de Jesús, Santa Teresa de Lisieux.
P: Cristo, ¿mi lugar cierto, correcto, es vivir como residente en Figueira o dónde estoy, en la vida social y seguir una vida familiar?
R: Hay almas que tienen el destino de formar familias.
P: Señor, ¿debo consagrarme como auxiliadora?
R: Depende solo de ti.
Última:
P: Cristo Jesús, Maestro y Compañero, el libro que escribí está de alguna forma clareando ciertas mentes que por ignorancia abusan de su preciosa energía vital.
Él no comprendió la pregunta.
Estas almas, dice Cristo, son preciosas porque no piden, sino que agradecen:
P: Jesús amado, perdóname, perdóname y perdónanos, como también a la mayoría de la humanidad, que no sabe de la inmensidad de Tu Amor. Gratitud, Señor, por todas las Gracias que derramas sobre nosotros. Gracias, Señor. ¿Tú lo aceptas, Señor?
R: Claro que sí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Oremos:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer una oración que Cristo nos está dictando en este momento, para acompañarlo en Su tarea de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo nos está enseñando esta oración, la haremos frase a frase:
¡Oh, Santo Cáliz del Señor!,
vertiente insondable del perdón,
aplaca la injusticia en este mundo.
Amén.
(tres veces)
Delante del Santo Cáliz del Señor y de la dolorosa Corona de Espinas, que Él hoy nos presenta a todos como Reliquias Espirituales, vamos a orar juntos esta oración que Cristo nos ha enseñado, implorando ante el Sagrado Corazón de Jesús que, por los méritos vividos en Su Dolorosa Pasión y los códigos guardados en cada una de Sus Reliquias, se alcance el perdón en este mundo y el fin de la injusticia.
Vamos a orar juntos:
¡Oh, Santo Cáliz del Señor!,
vertiente insondable del perdón,
aplaca la injusticia en este mundo.
Amén.
(ocho veces)
Que las Sagradas Reliquias de Mi Pasión justifiquen los errores del mundo, para que todos los males sean disueltos de la consciencia humana y de la consciencia planetaria.
Dichosos y felices serán aquellos que, viviendo en Cristo a través de sus obras y principalmente de sus oraciones, contemplan diariamente las Reliquias del Señor, como un símbolo de redención y de luz para el mundo y también para las causas imposibles.
Hoy el Santo Cáliz del Señor recibe, dentro de sí mismo, el ofrecimiento de todos los seguidores de Cristo, y la dolorosa Corona de Espinas es contemplada por los santos ángeles presentes; para que, a través de ellos, las almas reciban también el ofrecimiento del sacrificio, a fin de que se cumpla la Voluntad de Nuestro Padre Dios, conforme Él lo ha escrito en el principio y especialmente para el final de estos tiempos.
El Sagrado Cáliz del Señor es el testimonio vivo del triunfo del Amor de Cristo a través de cada gota de Sangre que fue derramada en la Dolorosa Pasión del Señor; Sangre Divina y Eterna, Espiritual y Sublime, que ha sido guardada por los ángeles del Cielo, para ser depositada en el final de estos tiempos en aquellos que han sido llamados a preparar el Retorno de Cristo; no solo para que sean purificados por la Preciosa Sangre de Jesús de todas sus imperfecciones y traumas, sino también para que, a través de esta Preciosísima Sangre, un código evolutivo de vida pueda seguir consagrando a las almas al servicio espiritual del Creador mientras estén encarnadas en este mundo y hasta el fin de sus días.
Por eso, hoy traigo este Santo Cáliz del Señor, que cada vez que se presenta y se manifiesta a las almas de Mis compañeros y compañeras, los ángeles se hacen presentes para celar y guardar estas Divinas Reliquias, que fueron testimoniadas por la propia entrega de su Maestro y Señor en cada pasaje por la Tierra, en cada experiencia vivida, en cada momento compartido, como en cada milagro que fue ofrecido y otorgado.
Hoy el Santo Cáliz del Señor se abre para recibir el ofrecimiento de los hijos de Dios, para que ellos depositen sus más puras y verdaderas intenciones y para que, siendo consumado, esto aplaque los errores que se cometen en este mundo y en la humanidad, a fin de que triunfe el poder del Amor de Cristo, y este Amor, que es vivo e invencible, sea una señal interna, un sello grabado en los corazones que viven por Cristo y para Cristo.
Mientras estas Sagradas Reliquias del Cáliz y de la Corona de Espinas están aquí, el mundo está siendo irradiado desde el plano espiritual para que las fuerzas retrógradas se paralicen y se detengan y la Luz Eterna que proviene del Corazón Puro de Dios, a través de la Presencia de Su Amado Hijo, disuelva las tinieblas más profundas del planeta, Gracia que es concedida y otorgada por los que hoy están presentes aquí, por los que confían en Cristo.
De esta forma, los planes del mal se detienen, las puertas del infierno se cierran, porque tiembla dentro de sí, ante la presencia del Amor Crístico de Dios.
En este momento hubo una pausa debido a fallas técnicas con el micrófono y enseguida Cristo volvió a transmitir Sus Palabras.
Quiero que podamos volver al punto anterior, hacia donde Yo los estaba llevando, por la intervención de las Sagradas Reliquias de Cristo y principalmente por el honesto ofrecimiento de los corazones, que una vez más se han hecho presentes aquí, y también a la distancia para escuchar la Palabra del Señor, la Palabra de liberación y redención.
Mientras estas Sagradas Reliquias son traídas del Cielo por la presencia de los ángeles guardianes, las fuerzas del mal tiemblan porque no pueden cumplir sus planes.
Es el Amor Crístico del Señor que vibra en el corazón humano y en el alma, que abre la puerta de sus seres y consciencias para recibir Sus sagrados impulsos de elevación y de trascendencia.
Por eso, les debo volver a decir, compañeros, que no les teman a los tiempos de oscuridad, porque llegarán los tiempos de la Luz y del triunfo del Retorno de Cristo, triunfo que primero deberá vivir en sus corazones como un ejemplo de amor y de servicio por las almas.
Mientras las Sagradas Reliquias están aquí presentes, quiero que puedan meditar e interiorizar lo que significan y representan estos dos símbolos de Cristo en este momento planetario y principalmente para sus almas, porque no es la primera vez que, durante una Sagrada Semana, el Señor a través de Sus ángeles y por una orden celestial presenta las Sagradas Reliquias de Cristo para convertir en los corazones lo que aún no se ha convertido, para redimir en las almas lo que aún no se redimió y para transmutar todo lo que se opone a Mi Plan.
Así, también la humanidad es ayudada y recibe esta Gracia inexplicable, porque es una Gracia desconocida que no pueden medir con su pensamiento, sino con la verdadera intención del corazón y del alma que sí sabe y conoce al Señor, porque la siente cuando el corazón se abre a esto.
Hoy, volveré a responder algunas de sus intenciones.
Que las Sagradas Reliquias les otorguen el entendimiento y la sabiduría que provienen del Amor de Dios y de Su más grande misterio, guardados en Su Esencia Divina.
P: Cristo, ¿qué puedo hacer por la salvación de las almas de mis hijos y de mi esposo?
R: Toma el ejemplo de Santa Mónica.
P: Oh, mi Jesús, me gustaría saber cuál es mi talento.
R: La superación.
P: Dulce Jesús, Señor de mi corazón, ¿estoy haciendo en todo Tu Santa Voluntad?
R: Sí.
P: Amado Señor, ¿cómo romper la cáscara de la dificultad y percibir y sentir cosas sublimes y espirituales?
R: Cuando no dudes de Mí.
P: Estoy terminando la maestría, ¿debo hacer el doctorado? ¿Cuál es mi misión?, ¿es en la educación?
R: Sí, para ayudar a salvar los valores del mundo.
P: Perdón, Jesús, estoy en prueba, ¿puedo continuar, así como está o tengo que renunciar?
R: Renunciar a ser víctima de ti mismo.
Dijo Jesús que esta pregunta es una pregunta superior:
P: ¿Qué es la resurrección?
R: Volver a la vida por la fuerza del amor. Es el amor que otorga la resurrección, no existe otra explicación.
Aquí, dijo Cristo, que colocaron dos preguntas y era solo una, pero las va a responder. Él está riendo.
P: A) ¿Estoy cumpliendo Tus Designios?
R: Si lo preguntas es porque no lo sientes. ¿Para qué preguntas si los estuvieras cumpliendo?
P: B) ¿Qué debo hacer para cumplirlos?
Dijo que parece Pedro preguntándole.
R: Hacer lo que está escrito para tu encarnación.
P: Cristo te entrego mi voz para que la cures y la consagres. ¿Qué debo hacer?
R: Cantar.
Esta es una pregunta seria, dijo Cristo:
P: Maestro, ¿una dolencia física del corazón representa una transgresión de la Ley del Amor? ¿Cómo superarla o cómo curarla?
R: Esto, dijo Cristo, que depende de cada alma. No todos pasan por la misma experiencia, estar enfermo del corazón no significa falta de amor, sino estar soportando la falta de amor en el mundo y la falta de amor, dijo Cristo, entre hermanos. Hay almas, dijo el Señor, que se ofrecen para esto, pero no es fácil soportarlo.
P: Señor, hace muchos años, los Mensajeros Divinos nos dijeron que, así como tenemos una Madre en el Cielo, tenemos una Madre en la Tierra, la Madre María Shimani. Algo fundamental nos falta, ¿la Madre ya puede retornar?
R: Solo cuando ella reconozca lo que hizo.
Cristo no le está dando un castigo a la Madre, sino una lección de Amor a todos.
Es importante desapegarse de esto, dijo el Señor, para comprender la esencia de este aprendizaje.
Todo retorno o toda oportunidad depende de un paso honesto y Él espera esto.
Aquí no entiendo la letra, pero voy a intentar comprender la pregunta:
P: La persona le pregunta al Maestro cómo puede disolver el dolor de su corazón por su familia.
R: Dijo Cristo que no es sufriendo por su familia, sino amando a su familia hasta en lo más pequeño. Eso permite la transformación de la vida y concede una Gracia a las consciencias.
Última pregunta:
P: Señor, Cristo Jesús, ¿yo estaré encarnada para presenciar Su Retorno?
R: Eso es lo menos importante, lo más importante es que estés presente donde tienes que estar presente, sin esconderte de nada, porque eso otorga la confianza de Dios para el servicio que tienen las almas.
Que las Santas Reliquias de la Pasión de Jesús transformen y consagren a los corazones por la gloria de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Cristo, vamos a pedirles a los hermanos del coral entonar la canción: “O poder do Sangue” y vamos a llamar aquí, al escenario, a la hermana Melkame, de Etiopía, que vive en Estados Unidos, para que pueda recibir, como se merece, la consagración como adoradora que el Señor le quiere entregar.
Y vamos a hacer una oración por la consagración de adoradora de esta hermana, ofreciendo esta consagración al Corazón de Cristo por la tarea espiritual que el alma de la hermana asume en este momento.
Oremos juntos al Padre Celestial:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vamos a prepararnos para la Comunión Espiritual.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Oh, Dios de Israel!,
que se cumpla Tu Ley hasta en lo más invisible y oculto,
para que todo el universo y todas Tus criaturas
conozcan el poder de Tu Bondad.
¡Oh, Señor de la Ley correcta, sabia y eterna!,
entrega Tus dones y Tus Gracias
a los que, todos los días de la vida,
se esfuerzan en vivir Tus Mandamientos.
¡Oh, Señor de la Verdad!,
que Tu Santa Mano escriba
a través de la historia de las almas
que, encarnadas en estos tiempos,
deben cumplir Tu Santa Voluntad.
Quiero que a través de Tus hijos, Padre Eterno,
se escriba Tu Verdad y se cumpla Tu Ley,
así como Tú lo has pensado desde el Origen.
De esta forma, Padre Eterno,
a través del servicio y de la donación de Tu Hijo,
por intermedio de la irradiación de Mi Amor,
las criaturas, encarnadas hoy en el mundo,
encontrarán la Luz de la Verdad en sus caminos,
para aprender a discernir
por la Gracia de Tu Sabiduría Infinita.
Esto reerguirá las bases de Tu Plan en la Tierra
y los 144 000 se reagruparán
para cumplir Tu mandato y Tu Voluntad.
Por eso, Señor del Universo,
en este tiempo de transición y de aprendizajes,
que Tu Mano escriba la Ley de Tu Bondad y de Tu Gracia
en los corazones para que,
como en el antiguo pueblo de Israel,
se vuelvan a cumplir Tus más Sagrados Designios,
los Designios del final de estos tiempos,
que provienen de Tu Reino Celestial,
y que, en las almas y en los corazones,
deben preparar el Retorno de Tu Amadísimo Hijo.
Tu Ley de Amor y de Verdad,
de Sabiduría y de Ciencia,
debe consolidarse en los corazones.
Por eso, Te pido, Padre Eterno,
que le otorgues esta Gracia especial a Tu Hijo,
así como Tú otorgaste la libertad y la redención
a través de la aceptación y del ofrecimiento
de la Muerte de Cristo.
Por eso, en este momento,
en el que los tiempos del universo se unen en uno solo
y las vibraciones superiores de todos los resplandecientes
se hacen presentes,
por la omnipresencia y la omnipotencia de Tu Hijo,
por el Poder Divino que Tú le has otorgado,
escribe a través de Tu Mano, Adonai,
lo que tanto esperas que se cumpla
en la vida de las almas en el final de este tiempo,
para que cada alma encarnada,
más allá de su condición o situación,
pueda ser un pilar vivo y firme de Tu Divino Reino,
por intermedio de la fuerza espiritual
del Amor y de la Luz, de la Misericordia y de la Paz,
que Tu Amado Hijo entrega y dona en abundancia
a todos los que se animan a decirle sí
para aprender a atravesar la noche oscura,
el desierto y la aridez de estos tiempos.
He aquí, Padre Amado, Señor del Universo,
el Agua de la Vida que sacia toda sed,
que nutre, a través de Mi Espíritu,
al alma que se ha secado y se ha corrompido,
que resucita a quien está muerto en vida,
que sana a quien está enfermo en sus emociones
y que cura a quien está enfermo en su mente.
Todo esto, Padre Amado,
es para que se cumpla Tu Ley, Tu Bondad
y Tu inmensa Misericordia que no tiene límites,
sino que es una fuente inagotable de abundancia,
a la que todos pueden volver
para poder quitar su sed.
Delante de los ángeles testigos de Tu Ley,
¡oh, Adonai!,
solicita a los Señores de la Ley del Universo,
que registren este ofrecimiento en el éter de este universo,
para que los espíritus y almas que lo necesiten
lo vuelvan a recordar,
todas las veces que sea necesario;
para que vislumbren a través de Ti, Adonai,
la llama sagrada de Tu Propósito,
que no podrá apagarse en ningún corazón ni alma
porque Tu Amor está vivo en Tus hijos, Adonai,
Tu Amor Eterno.
Quiero que así la Ley que proviene de Tu Fuente,
de Tu Divina Mente y de Tu Suprema Consciencia,
reorganice y redimensione
los planos de consciencia de Tus hijos,
para que se cumpla, Señor,
Tu Amor, pero también Tu Justicia,
y todos tengan la dicha de ser partícipes
de Tu Gloria y de Tu Reino Celestial
en el momento culminante del Retorno de Cristo.
He aquí, hijos de Dios, las Leyes Sagradas de la Creación, que fueron dictadas al pueblo de Israel a través de los profetas.
Hoy se vuelve a cumplir ese tiempo, así como se cumplió el tiempo de la Muerte del Señor, de la entrega de Su Cuerpo y de Su Sangre, como fuente salvífica para las almas.
Esta es la Ley, semejante a una flameante llama que reenciende el corazón, la vida y el espíritu; que no quema, sino que purifica; que transmuta y que libera las formas más corruptas de la vida humana, los universos más bajos del planeta, sin batallar; porque la Ley de Dios es neutra y sabia, y emite eternamente Su sabiduría y entendimiento a las almas creadas y a todas las demás criaturas de este y de otros universos.
Así, alinéense a la Fuente Creadora de Dios, en esta hora en la que la Fuente de Su Gracia y de Su Misericordia está abierta para otorgar expiación a través de un verdadero arrepentimiento y penitencia.
Quiero poder reconocer en ustedes los valores del Creador en la esencia más íntima y profunda de la consciencia humana.
Pero lo que es superior nunca puede comulgar y unirse a lo que es inferior, porque recuerden que todo lo que se ha desatado en el Cielo será desatado en la Tierra y todo lo que se ha desatado en la Tierra también será desatado en el Cielo.
Hoy, están ante la Sinagoga Espiritual de Dios, ante una de las doce expresiones de la Consciencia Trina.
Aquí, Yo estoy presente emanando la Ley del Creador, irradiando Sus Principios internos y eternos, entregando el bálsamo de Su Sabiduría espiritual para que todo lo que hagan sea bajo ese estado, bajo esa Gracia y bajo esa Ley, teniendo en primer lugar la Ley del Amor. No lo olviden, así podrán comulgar del Cielo y, aun estando en la Tierra, podrán ser contemplados en el Reino que se expresa en la Creación de Dios.
Por eso, los ángeles, testigos de la Ley, están aquí para que en solemnidad acompañen este momento, que no es concreto, sino espiritual; porque sus consciencias y la de sus hermanos ya deben aprender a elevarse espontáneamente y, aún más, esto será necesario en el Armagedón de estos tiempos, para que sus consciencias tengan la Gracia de la neutralidad, que es uno de los dones y de las virtudes de la Sabiduría Divina, así como lo es el sagrado silencio.
Tráiganme aquí el ofrecimiento de sus preguntas, que serán contempladas por la Sinagoga de Dios, por la Ley que siempre ha regido al pueblo de Israel, la Ley que lo ha guiado a lo largo de los tiempos.
Que se abran sus corazones para escuchar la Palabra del Señor.
A continuación, Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús lee algunas preguntas de los asistentes y Nuestro Señor responde.
P: Señor, ¿cómo puedo confiar en que tendré estabilidad financiera sin apartarme del Propósito para mí?
R: Recuerden la parábola de la viuda.
P: Cristo, ¿qué debo hacer para parar de sufrir tanto? No aguanto más.
R: Cuando te rindas a Mí, esto terminará.
P: Señor, ¿cuál es Tu Voluntad para esta humanidad? Nada somos, ayúdanos a cumplirla.
R: Que amen más que lo que Yo los he amado.
P: ¿Qué don o talentos pusiste en mí, Señor? Me pierdo con facilidad y no sé si los conseguiré manifestar de alguna manera.
R: Sustituye tus convicciones por tus talentos.
P: Amado Cristo, me gustaría descubrir cómo puedo curarme de mi sentimiento de inferioridad, de rechazo y de abandono.
R: Haz una novena para Mí.
P: No es que seamos un grupo de Tomás, pero ¿cuándo seremos bendecidos con Tu Aparición visible?
R: Cuando primero creas sin haber visto.
P: Cristo, ¿quién soy yo?
R: Una señal de que es posible morir para ti mismo.
P: Señor, ¿cuál es mi tarea en esta encarnación?
R: Cumplir lo que aún no has hecho.
P: ¿Cuál es exactamente la misión en África? (en inglés).
R: Que existan Comunidades y puntos de Luz semejantes al que fue gestado en Angola; pero eso solamente sucederá con la ayuda consciente de Mis compañeros y compañeras, no esperen que eso suceda solo con misioneros consagrados. Para que África pueda dejar de sufrir, deben asumirla con una verdadera responsabilidad, sin descanso.
P: ¿Cómo descubrir mi mayor propósito en esta encarnación?
R: Las señales ya fueron claras en tu vida, solo basta dar un paso para vivir ese propósito.
P: En la conducción de niños, mientras somos educadores ¿cómo guiarlos por el camino del Amor Crístico, sin ignorar las instrucciones formales?
R: Que, lo que más simple que hagas, debes hacerlo por amor.
Última pregunta:
P: Señor, esta, Tu Obra, en la que nos llamas Tus compañeros, ¿ahora está correspondiendo a Tu Llamado?
R: Por los frutos se conoce el árbol.
Que Dios Padre, Rey del Universo, los fortalezca y los bendiga, bajo el Amor incesante a la Ley.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Él dijo que va a responder una pregunta más, porque un alma se lo pidió.
P: Tú que conoces esos dos eslabones que aún no llego a conectar, ¿cuál es, que no lo veo?
R: Ser verdadero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora sí, Yo puedo estar presente en los corazones que Me aman y especialmente, en este día, en los corazones que Me adoran en el Santísimo Sacramento del Altar.
¡Cuántos milagros Yo puedo hacer en las almas buenas, en los corazones abnegados, en las vidas que se entregan a Mis Pies todos los días!
Porque el principal milagro en Mi Presencia es el Amor, que nutre la vida y nutre el espíritu, que trae un gozo espiritual para el alma que se consagra a Mí, en el fiel ejercicio de la adoración.
Es esto lo que Yo vengo a buscar en estos tiempos, y cada vez que una nueva alma se consagra como un Adorador al Corazón Eucarístico de Jesús es un triunfo del Reino de los Cielos en la Tierra, es un alma del infierno que es retirada del sufrimiento, así como el buen ladrón en la cruz fue retirado del sufrimiento para entrar en el Paraíso.
Vean cuán simple es el poder del Amor de Dios en aquello que puede representarlo de forma humilde y verdadera.
Hoy, vengo aquí con el gozo y el espíritu de Mi Paz; porque, independientemente de cualquier consagración, son las almas que deben reconocer y adorar al Señor en el Santísimo Altar, en la expresión viva del Sacramento, así como los santos ángeles del Cielo y de la Tierra lo reconocen y lo viven, así como estas consciencias elevadas se postran ante el Trono de Dios.
Es así que hoy coloco a sus almas ante el Trono del Padre, no como un Dios de justicia o de severidad, sino como un Dios de Amor y de Misericordia que hoy, a través de Su Amadísimo Hijo Cristo Jesús, abre Sus Brazos de par en par para acoger a cada uno de Sus hijos, Sus criaturas, a todos los que tienen la Gracia de escuchar la Palabra de Dios en este momento, y para que su propia condición humana sea disuelta por la fuerza del Amor de Mi Corazón.
Yo les prometí que quien reconociera al Cristo Misericordioso, sería reconocido como bendito en Misericordia, que es la Ley que Yo vengo a cumplir en este tiempo de caos.
Yo vengo a buscar en los corazones la conversión de la vida, del alma y del espíritu, sin sufrimiento y sin agonía; con la alegría que cada uno ha tenido de reencontrar en su propia vida la Presencia de Dios, no solo a través de la Voz de los Divinos Mensajeros, sino a través de la experiencia del Amor Vivo que cada uno de ustedes puede vivir en el día a día con el semejante.
He aquí el Sacerdote de Dios, el Eterno Amor del Padre, presente y vivo, resplandeciente e inextinguible, a través del Sagrado y Eucarístico Corazón de Jesús.
He aquí los ángeles que alaban y adoran a los Tronos del Padre, que contemplan la Llama de Su Amor, eterna y divina, sublime y sagrada, que hoy se espeja hacia la Tierra a través del Corazón de Cristo y por intercesión del Espíritu Santo.
¡Oh, amados Míos! Así como fue con los apóstoles y las santas mujeres, una vez más nos volvemos a reencontrar en la paz, con la confianza absoluta de que deben cruzar el portal hacia lo desconocido, hacia lo que es real y proviene de Dios, su Padre Eterno.
Vengo así a imponer sobre ustedes y a través de Mis Manos la Sagrada Llama del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Coloquemos las manos en señal de recepción, para recibir la Llama del Espíritu Santo a través del Corazón de Cristo Vivo.
¡Oh, Amado Espíritu de Dios!,
que inundas y colmas toda la vida,
sacramenta a Tus hijos de la Tierra
con la Llama Sagrada del Espíritu Santo.
Despierta, en cada uno de ellos,
Tus dones y Gracias, Tus virtudes y Tus talentos,
a fin de que se cumpla el tiempo esperado de la paz,
en el que todos, Padre Eterno,
aquí en la Tierra como en el Cielo,
gozarán de la presencia del Reino de los Cielos
a través del Retorno Vivo de Cristo.
Haz a los corazones pacificadores,
pilares del amor y de la verdad,
templos abiertos para recibir en su interior
a todos sus hermanos y hermanas,
a fin de que en la fraternidad y en la hermandad
se disuelvan los sufrimientos y las dudas,
las incertidumbres y la falta de la fe.
¡Oh, Sagrada Llama del Espíritu Santo de Dios!,
desciende en el espíritu de cada hijo Tuyo
y conságralo a Tu bondad y Misericordia,
a fin de que cada corazón humano
cumpla Tu Sagrada Voluntad.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a llevar nuestras manos al corazón y a comulgar de ese Santo Espíritu inmaterial de Dios que nos viene a entregar la fortaleza de Su fe y de Su amor para superar todos los tiempos y todos los acontecimientos, con la confianza absoluta de que, a través de Cristo, Nuestro Señor, se cumple Su Santa Voluntad.
Contemplemos a pedido de Cristo, en este momento, la presencia del Reino de Dios a través de nuestro corazón, permitiendo que nuestra alma nos revele este misterio, el misterio del Amor de Dios, que supera todos los tiempos y todas las formas, que abre las puertas a la Gracia inconmensurable e infinita, a la Gracia de Dios que porta la Paz.
Para que algunos tengan la ayuda espiritual de Mi Corazón de retirar de su propio corazón lo que los aflige, lo que los inquieta o les quita la paz, Me escribirán una pregunta que será colocada en una cesta, a partir de mañana y Me tomaré el tiempo con todo el Amor de Mi Corazón para responder todo lo que pueda.
Pero estén atentos, porque Mi propia Palabra, que es la Palabra del Dios Vivo, también les responderá, como una señal visible de Su amorosa respuesta.
¿Está bien para todos?
Todos responden: ¡sí!
Siempre es necesario tener autorización para poder obrar; así es la Jerarquía, así es en el Cielo como es en la Tierra.
Los invito ahora, en gratitud y en sintonía, a acompañar de alma y de corazón la consagración de nuevos adoradores.
Quiero otorgarles a ellos esta Gracia, porque sé que la esperaban, y se las entregaré esta tarde por intermedio de esta simple consagración.
Y, para terminar, les pediré un momento de adoración al Santísimo para otorgarle al mundo una expiación espiritual ante los ultrajes, indiferencias y omisiones que suceden en el mundo, para que se establezca un tiempo de paz y de armonía interior.
Celebremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Bien concentrados, que Jesús está acompañando.
Vamos a cerrar este momento de consagración por medio de una simple oración, la oración al Padre Celestial, para que Él nos guíe a través de Su Amor y reciba nuestra oferta.
Oremos:
Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.
En este encuentro, Te honramos, Señor.
Y bajo la bendición de Su Amor y de Su Luz, consumamos esta consagración como Adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo, como parte de Su Cuerpo Místico.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lo que hagan con el más pequeño de los Míos es a Mí que Me lo estarán haciendo. Esto es una regla y es una Ley que se cumple en el Cielo y en la Tierra, en toda la vida y en el mundo interior.
Abriendo los Siete Portales del Creador, vengo aquí, con esperanza, para estar con ustedes y sus hermanos; porque la única causa más importante en este momento es que se puedan volver a unir a través de Mi Amor.
Esa unidad se fortalecerá a través del Amor de Cristo, porque es una unidad interna y espiritual que no tiene formas, no tiene proyectos ni planificaciones.
Es esta unidad tan imperiosa la que necesita el mundo y la humanidad, para que el Amor de Mi Corazón y el Amor de Mi Padre Eterno se puedan cumplir en ustedes y así este Amor se pueda manifestar de forma viva en todo lo que fue creado.
Es este Amor de Mi Corazón que una y otra vez los renovará, que no los hará detenerse en un punto para que no puedan avanzar; al contrario, Mi Amor renueva y cura, Mi Amor trasciende y libera todo lo que queda estático y fijo.
Porque el Amor del Creador es inextinguible y concede las Gracias que Sus criaturas necesitan en este tiempo, para poder aprender a atravesar la noche oscura planetaria, principalmente su propia noche oscura interior.
Pero hoy quiero que coloquen su mirada interior y su corazón en estas dimensiones superiores que hoy les traigo, en las que los resplandecientes, los ángeles y los arcángeles recrean estas dimensiones y planos de la consciencia a través de la experiencia del amor que vive cada corazón en este planeta.
Cuando el amor consiga colocarlos más allá de ustedes mismos, los haga superar cualquier situación o condición, tengan muy presente y muy claro que estarán ayudando al Eterno, a Nuestro Creador, a que este universo y esta Creación puedan ser recreadas, a que las puertas al mal puedan ser cerradas a toda la perdición que ellas causan en la humanidad en todos los conflictos que esas puertas inciertas producen y generan.
Por eso, les pido, en esta hora tan crucial de la humanidad, que se decidan de una vez y para siempre a vivir en esta dimensión del Amor que hoy les traigo; porque es un Amor que no tiene fin, es un Amor que no tiene forma, es el Amor resplandeciente de Dios que vivifica y resplandece al alma que lo vive y que en humildad lo adopta en su propio corazón como la Ley Primera para poder redimirse y para poder trascenderse y, sobre todo, para poder perdonar y amar mucho más de lo que uno cree haber amado.
Porque mientras esto no suceda y no se testimonie, las Llagas de Mis Manos, Pies y Costado seguirán sangrando, en un silencio profundo y desconocido que nadie puede imaginar ni pensar.
Quiero que de Mi Corazón pueda emerger la alegría de estar viviendo el Amor Crístico; porque él fue instaurado y establecido en este mundo a través de la Dolorosa Pasión de Cristo para que, en este tiempo y en esta hora del Armagedón planetario, ustedes mismos con sus propias fuerzas internas, con su propia determinación y fe, coloquen en práctica este Amor del Redentor.
Porque lo que parecería ser imperdonable, solo puede ser perdonado y liberado a través del Amor Crístico que puede habitar como un código de Luz en sus células y cuerpos, porque es un Amor inextinguible e irrefutable.
El Amor Crístico siempre los colocará ante un nuevo aprendizaje y una nueva prueba; y sé que, en este tiempo, muchos se sienten en prueba.
Pero, ¿ustedes, compañeros, se sumergirán en la prueba o en el Amor?
¿Dónde está la ciencia ante toda esta experiencia y entendimiento?
En cada encuentro que han tenido Conmigo, durante más de diez años, Yo les he traído un nuevo código de Luz para que lo pudieran vivir y practicar en este momento.
No piensen que el final de los tiempos llegará de aquí a cincuenta años. Ese final de tiempo, ese ciclo de Armagedón es ahora y todos lo están viviendo y viendo en este mundo.
Pero, ¿cuál será su actitud ante este caos planetario?
¿Cuál será su actitud ante su propia noche oscura? ¿El lamento o la superación?
Mis apóstoles, durante Mi agonía en el Huerto Getsemaní, tuvieron que pasar por la misma prueba que hoy están pasando ustedes, solo que este tiempo es muy determinante y definitivo porque no solamente los colocará a ustedes, sino también al mundo, ante la posibilidad de estar o no en el universo de Mi Amor Eterno. Y esto no depende de un milagro o de un fenómeno, solo depende de una verdadera actitud.
Así, no serán arrastrados por lo que sucede, no serán empujados y derribados por la incomprensión de estos tiempos; porque la Llama del Amor de Dios que vive en Cristo y por Cristo, y que puede vivir en sus corazones, es capaz de transmutar y liberar cualquier situación o forma.
Por eso, les pido que hagan el esfuerzo correcto, no se pierdan en lo que es superficial, no se pierdan en lo que es ilusorio.
Esta es la hora tan decisiva y definitiva para sus corazones y sus hermanos, de seguir el camino de la propia cruz que Dios les confió con la madurez que el Cristo Interno necesita vivir en este tiempo, con la posibilidad del aprendizaje que su propio Cristo Interno les puede otorgar. Pero todo dependerá de cada uno de ustedes.
Hay situaciones, compañeros, que no pueden ser comprendidas, aun aquellas que suceden en esta superficie del planeta, porque esta humanidad ha caído muchas veces a lo largo de los tiempos y aún sigue cayendo en su propio abismo; y Nosotros, como Jerarquías de la Luz, venimos en auxilio de todos, para que todo encuentre su camino de paz, de armonía y de amor.
Los quiero unidos más que nunca y aún espero por esto. La unidad, como les dije, nace solamente del amor, de la posibilidad que cada uno tiene de imitarme, así como Yo les he enseñado el camino de la redención y de la paz; porque necesito que los Puntos de Luz, como este, sean un espejo de la Consciencia de Dios, únicamente en el amor que trae sabiduría, entendimiento y verdad, que es capaz de dar una nueva oportunidad, aun al que no la merezca.
Porque si Yo lo hice por ustedes, así como lo hice por Mi pueblo en Israel, ¿ustedes serían capaces de hacerlo por Mí?
¿Dónde está la respuesta a ese misterio del Amor Infinito de Dios?
¿Cómo es que el propio Dios a través de Su Hijo primogénito haya sido capaz de dejarse humillar, flagelar, castigar y morir en una Cruz?
No hay otra causa, es el amor, y no Me cansaré de decirlo hasta que lo vivan.
Porque muchas regiones del mundo, que podrían desaparecer, esperan el auxilio de ese Amor de Dios a través de los últimos apóstoles de Cristo, que no miden con una vara, sino que abren sus brazos para acoger a todos.
Espero que esto se cumpla. Confío y rezo para que Yo pueda seguir teniendo un lugar en donde poder hablar y un lugar a donde poder entrar, así como el Señor entró en el Templo.
Pero el templo que ahora Yo busco, son sus corazones y no sus mentes. Las verdaderas estructuras del Plan de Dios se basan en Su Amor y Unidad. En eso el ángel caído no estuvo de acuerdo y por eso cayó, ¿lo entienden?
Un Plan fue escrito por el Padre para el final de estos tiempos, un Plan basado en Su Amor, Unidad y Luz. Y hoy lo presento para ustedes a Mis Pies.
¿Qué parte ustedes tendrán en ese Plan de Dios que aún desconocen? ¿Qué pieza ustedes serán dentro de ese Plan de Dios?
¿En qué instrumento se convertirán para las Manos del Padre?
Él no se cansará hasta que sean instrumentos de Su Amor, porque el Padre es sabio y mide Sus impulsos y Sus expresiones, pero Él no mide entregar Sus Gracias porque son infinitas, son abundantes cuando el corazón humano desea vivir en el amor. Esa es la única causa.
En este primer día, vengo a otorgarles un acto interno y verdadero de reconsagración a Mi Sagrado Corazón.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Aquellos que puedan, que se arrodillen, para hacer nuestro ofrecimiento a Nuestro Señor, Cristo Jesús, y recibir Su bendición celestial.
Padre del Amor y de la Vida
que has creado todo por una sola causa,
por la causa infinita y verdadera de Tu Amor,
impregna con Tus sagradas partículas
de la Luz Divina y Eterna
a los corazones que claman por Tu Gracia,
Tu perdón y reconciliación.
¡Oh, Amado Padre Eterno!,
abriendo Mis entrañas más profundas a la Misericordia,
misterio infinito del Amor,
recibe el ofrecimiento de Tu Amadísimo Hijo,
escucha la súplica de Mi Corazón
por todos los corazones que esperan Tu Gracia.
Bendícelos ahora, Adonai,
abrázalos con Tu Luz y con Tu Fuego Divino,
sana y cura las heridas más profundas y
libera a las almas que necesitan de Ti.
¡Oh, Adonai, Padre Amado!,
que ya no exista más sed de Tu Luz Espiritual.
Unge a Tus hijos e hijas,
así como ungiste a Tu Amado Hijo en el Sepulcro,
para que todos tengan la Gracia de la resurrección espiritual.
Adonai,
enciende Tu Luz y disipa las tinieblas,
por la gloria y el triunfo de Tu Amor.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Preparémonos para ampliar este ofrecimiento a Cristo, a través del santo oficio de la Comunión, para que los ángeles sean testigos de este momento, así como el Padre es testigo con Su Presencia, por intermedio de Su Amor Consolador.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Señor del Vacío, Quien no retiene nada para Sí, sino que entrega todo lo que tiene y que proviene del Padre Eterno.
Esta es la etapa en la que todos deberán entrar, en el vacío de sí mismos, para que el Todo los pueda colmar a través de Su Sabiduría, Amor y Compasión.
Sin vacío interior no es posible recorrer Mi Camino, esta fue la primera regla que Yo les entregué a Mis apóstoles para que aprendieran a conocer en profundidad el misterio de Dios y, sobre todo, Sus más íntimos Designios.
Cruzando la puerta del vacío interior, solo se encontrarán con la Ley, que es noble y justa, que es liberadora y trasciende en la materia. En el vacío de sí mismos, podrán comprender la Ley, así como es, y podrán vibrar, junto a ella, así como vibra todo el universo y la Creación.
En estos tiempos críticos que enfrenta el planeta y la humanidad, el vacío de sí mismos será la primera clave para Mis apóstoles. Será esa clave espiritual e interna que les permitirá comprender ampliamente la realidad de estos tiempos y, sobre todo, la experiencia de las almas.
No quiero que tomen esto como algo inalcanzable o como algo que está muy lejano de ustedes; porque, a través de estos últimos años que he compartido con cada uno, Yo los he venido preparando para ingresar en la escuela del vacío de sí mismos.
Porque es en ese lugar bendito y sagrado en donde Mi Padre los quiere tener; para que, cuando llegue el tiempo del Retorno del Señor, sus almas y espíritus sean depositarios, una vez más, de los impulsos que Cristo traerá al mundo para poder restablecer la Ley Sagrada del universo en todas las dimensiones del planeta y principalmente en la Nueva Humanidad.
Pero esa puerta del vacío de sí mismos, que deberán cruzar en este ciclo, no podrá ser cruzada de forma forzada, porque si no sufrirán; debe ser cruzada de forma gradual y espontánea porque en el vacío, en el que también vive Dios, Nuestro Padre Eterno, se encuentra la Llama Sagrada de Su Amor.
La Ley es el Amor Vivo de Dios, la Ley no es imposición ni justicia, la Ley es el Amor Vivo que restablece en los corazones la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.
Por eso, no tomen este impulso, que hoy les traigo, como algo lejano. Muchas veces lo coloqué ante ustedes, principalmente ante sus almas y espíritus, sobre todo en cada momento en que los llamé a la humillación y a la resignación.
Pero esto, en este tiempo, no puede ser algo árido, porque árido está el mundo por las guerras, los conflictos y, principalmente, por la batalla espiritual en los corazones.
Yo quiero que sientan en esta noche el bálsamo de Mi Amor Redentor, que es la Ley misma que se expresa para todos los mundos presentes y no presentes, para los que están en sintonía y en comunión con Mi Sagrado Corazón.
Pero, para preparar Mi Retorno al mundo, será necesario que ustedes puedan seguir dando sus pasos en la medida en que puedan mantener su estabilidad interior y espiritual, mental, física y emocional.
Ustedes saben, compañeros, que Yo nunca los colocaré ante una gran prueba que no puedan atravesar o transitar. Sí, los colocaré ante desafíos en sus vidas, en la experiencia inconfundible de los grados de amor que solo los hará crecer en servicio y en entrega.
Sientan esta expresión del vacío de ustedes mismos como el gran tiempo esperado para su liberación interior, como la gran puerta hacia el despojamiento y hacia la entrega total y absoluta de sus vidas y corazones al Gran Corazón del Señor.
Hoy, Conmigo están dos ángeles del Arcángel Metatrón que sostienen entre sus manos el rayo de la Ley de Dios y que infunden, en el mundo, el impulso para que las almas ingresen al vacío de sí mismas, de una forma pacífica y sagrada.
Porque el vacío interior no lo alcanzarán mañana, sino cuando ustedes mismos, al final de sus días y de esta vida en la Tierra, vivan la síntesis y la meditación en sus consciencias de todo lo que han podido aprender en este mundo y principalmente con sus semejantes.
Será entonces, en esa hora y en ese momento, cuando los propios ángeles del Arcángel Metatrón, junto con sus ángeles de la guarda, registrarán ese importante momento para sus vidas y, sobre todo, para sus esencias que tendrán la dicha de poder retornar al Origen, al lugar en donde una vez todo comenzó para ustedes, como pequeñas chispas de Luz de Dios, como pequeñas moléculas de Su Amor Creador en las dimensiones, planos y universos.
Por eso, a veces parece que la materia no quiere transformarse o aun a veces parece resistirse por sus impredecibles miedos, pero Yo les digo que no teman, su propio Maestro lo vivió en carne propia en el Huerto Getsemaní. Recuerden que Mi consciencia humana sudó sangre por lo que Mis propias células irían a enfrentar hasta la muerte en la Cruz.
Y eso es parte de una experiencia crística también para ustedes. No sudarán sangre, pero tal vez se enfriarán sus almas, sentirán que los abraza la noche oscura y que, después de tanto esfuerzo, tal vez nada tendría sentido ni motivo.
Pero es en esa hora, compañeros, esa hora aguda y grave del planeta, en la que Yo vengo a colocarme disponible para cada uno de ustedes. Es inevitable que haya una parte que ustedes deben vivir y experimentar.
¿Cómo creen que podrán ser los Nuevos Cristos del Nuevo Tiempo si no viven su propio Getsemaní?
¿Cómo creen que serán los Cristos del Nuevo Tiempo si no cargan con su propia cruz, sobre todo en aquella estación en donde parece que pierden todas las fuerzas, en donde ya están exhaustos y sus mentes piensan que no conseguirán seguir adelante por Mí?
Es en esa hora en la que el Sagrado Cáliz del Señor está expuesto ante sus espíritus y almas para extraer de cada corazón humano la experiencia del amor y del perdón.
Es en esa hora en la que la Creación se puede renovar y, a través del mérito invisible de Mis compañeros y discípulos, los graves pecados y ultrajes del final de los tiempos pueden ser perdonados, los conflictos que aún suceden en el mundo se pueden detener.
No quiero que se ilusionen, quiero que tengan consciencia y que despierten. Algunos fueron llamados a vivir este sacrificio Conmigo para que otros tuvieran la Gracia y la oportunidad de la redención y de la paz.
La humanidad le debe mucho a Dios por todo lo que Dios le ha entregado a lo largo de los tiempos; por eso, deben existir Nuevos Cristos, Cristos del corazón.
Que, en esta hora, cada uno pueda ser valiente, pueda tener el coraje de poder superarse y de fijar su mirada en el Propósito, aquel Propósito que aún está siendo escrito a través de la experiencia de sus vidas y almas.
Este fin de tiempo ya estaba previsto, la noche oscura del planeta ya estaba prevista, así como también la noche oscura del alma. Pero recuerden que, en esta noche, Yo vengo como la Luz del mundo para una vez más disipar las tinieblas y llevarlos al centro de Mi Paz, al Gobierno Espiritual de Cristo en todo este universo.
La última Sagrada Semana se aproxima; 2025 es un año de grandes cambios y definiciones como nunca antes lo han visto o reconocido.
Es en esta hora en la que Mis Designios y sobre todo Mis Instrucciones deben estar en práctica, en la experiencia de su día a día, en el ejemplo imborrable de aprender a amar la condición más humana y densa, que la mayoría no quiere amar ni perdonar.
El Amor Crístico de Mi Corazón no tiene condiciones ni formas; es un Amor sin dimensiones ni planos, porque es un Amor Infinito y Eterno que impulsa a las almas a la elevación para que se animen a imitarme en cada paso, con la convicción absoluta que no los abandonaré, que no les soltaré la mano si ustedes no se sueltan de Mi Mano.
Aun en la noche más oscura y más confusa del planeta, Yo estaré, para que todos Mis discípulos y servidores Me representen como parte de los 144 000 que fueron revelados y escritos en la Biblia.
Este es el tiempo del apostolado, no lo olviden; del apóstol que no se queda inmóvil; del apóstol que es activo y que está predispuesto, junto al Sagrado Corazón del Señor, a que se cumpla Su Divino Plan.
Cada uno está siendo llamado para esto, aunque crean que ya fueron llamados o aunque hoy ya estén aquí, como tantas veces lo estuvieron.
Hoy, Mi Llamado es diferente, porque es un llamado interno y definitivo; es Mi último Llamado antes de Mi recogimiento, después de la Semana Santa.
Será entonces cuando la historia se comenzará a escribir, la que ustedes mismos representarán, la que ustedes mismos reflejarán con sus ejemplos, con sus transformaciones y con su entrega a Mi Corazón Misericordioso.
Quiero que sepan que, a pesar de un mundo sufrido, hoy siento la alegría de estar aquí con ustedes, por cada oración que Me han ofrecido, por cada canción que Me han cantado, por cada llanto que Me han entregado, por cada incomprensión que han dejado a Mis Pies y, sobre todo, por el amor que Me han ofrecido verdaderamente.
Esto es lo único que Yo vengo a buscar aquí y que vengo a buscar en el resto del mundo, en cada alma y en cada corazón que reconoce a su Maestro como el Maestro entre los Maestros, entre todos los Maestros Ascendidos.
Mi Fuente Espiritual una vez más se abre para que vengan a lavarse y a purificarse, así como su Maestro y Señor purificó a Sus apóstoles en la Última Cena, lavando sus manos y sus pies de todo lo que ellos mismos pretendían.
¿Ahora comprenden que este es el ciclo del vacío interior?
No les digo que no van a sentir resistencias, porque no sería correcto.
En cada día, un nuevo paso, una oportunidad de volver a comenzar, de no bajar los brazos, de ir más allá de uno mismo para que Yo pueda ir más allá de ustedes mismos, sabiendo que todo tiene su momento y su tiempo, así como lo prevé Nuestro Creador.
Esta Comunión Espiritual que hoy celebrarán es importante para Mí, precede a Mi última tarea durante la Sagrada Semana. Porque desde ahora, aun dentro de la Cuaresma, las almas se preparan para Mi gran y último momento, el momento de escribir esa historia que Dios tanto espera, a través de los discípulos y discípulas confirmados al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.
Si Yo Soy su Rey, como lo cantaron en esta noche, ustedes son Mi todo y Mi motivo. No existe otra razón espiritual o interna de estar aquí, sino de que sus vidas, a través de Mi Amor Redentor, sean vida en abundancia.
Así, Yo los santifico y los bendigo, preparándolos a ustedes y a sus hermanos, que acompañan este momento, para ingresar en la Dolorosa Pasión de Jesús, el triunfo de Su entrega y de Su Amor al mundo, a través de la Sagrada Semana.
Les agradezco por estar aquí, en fidelidad Conmigo, en este momento y a lo largo de todos los tiempos que pasaron. Recuerden que eso es imborrable para Dios, más allá de cualquier situación o acontecimiento.
Dios no mide sus acciones a través de las formas, sino a través de su amor. Recuerden esto y tengan fe, Mi Reino está cerca.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Última vez, junto con el Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y después de que el Gobierno del Templo de la Esfera alcance la expresión de su misión y tarea en este mundo, en la reconstrucción de la humanidad, llegarán otros acontecimientos al planeta.
Y para esto también deberán estar preparados, porque serán las señales siguientes a Mi Retorno al mundo. En esa hora, nada más quedará oculto, todo será visible y reconocible para las almas y los corazones encarnados en la humanidad.
La Ley, que es sagrada y bendita, reordenará los principios en la humanidad y en su Proyecto, la razón por la que fue creada en el principio de esta civilización, en el Génesis.
Así ustedes y sus hermanos en el mundo, principalmente los que ya están despiertos, formarán parte de ese momento, encarnados o no encarnados, porque será el aporte de sus espíritus, de la experiencia vivida en este planeta, que renovará los principios de las Leyes en esta Creación para el fin por el cual fue creado este mundo.
Así, las Jerarquías Mayores, que acompañan a su Maestro y Señor en este tiempo, reingresarán al planeta de una forma diferente a la que se han presentado a lo largo de los tiempos. Pero no será algo que no puedan comprender, porque la presencia de la Sagrada Jerarquía todo lo revelará y les dará entendimiento.
Por eso, es importante que sus pasos estén firmes, para que cuando llegue ese momento lo puedan reconocer interiormente. Así, las puertas del cosmos se abrirán y todo acontecerá de la forma que fue preestablecida por el Padre Eterno a través de Su Amado Hijo.
Las señales que se presentarán serán reveladas gradualmente, para que todos tengan la Gracia y la oportunidad de poder comprenderlas, aun las señales que vendrán desde el firmamento del universo, aun las señales que sean abstractas o incomprensibles.
Si sus corazones y vidas estuvieran correctamente unidos y alineados al Propósito Mayor, no habrá situación o acontecimiento que no puedan comprender. Al contrario, será la intuición interna de cada corazón humano que les dará el entendimiento y la sabiduría ante cada acontecimiento.
La reintegración a la superficie del Gobierno del Templo de la Esfera traerá nuevos acontecimientos y estos signos, que serán vistos por la humanidad, son parte de ese movimiento y también de ese momento esperado.
Recuerden que para muchos de ustedes esta encarnación es la más significativa, diría la más importante, porque de ella dependerá lo que deberán vivir después en las esferas del cosmos, en todas las moradas que los esperan después de esta vida material.
Todos los espíritus y almas que hayan caminado en el Amor Crístico tendrán la oportunidad de experimentar otras escuelas y otros aprendizajes en los planos internos, en los que verdaderamente se expresa la vida interior y la riqueza espiritual que el Padre Eterno proporciona a través de Su Fuente Primordial.
No solo el Gobierno del Templo de la Esfera traerá nuevos impulsos que serán revelados por la propia Fuente Primordial, sino también otros espacios del planeta se preparan para ese momento.
Desde Mi encarnación en el mundo, esto ya estaba previsto y contemplado. Así, podrán ver y podrán comprender que también este momento presente, de ustedes Conmigo, también estaba previsto.
La Voluntad de Dios se escribe a través de la expresión del universo y de las consciencias que se animan a vivir la cristificación y la redención en estos tiempos. Es esto lo que, en el Amor Mayor e Infinito, disuelve todo mal y no habrá infierno ni oscuridad que pueda soportarlo.
Este Centro de Amor, una vez más, los llama a la unidad entre las consciencias, a esa unidad interna que manifiesta la Hermandad en la superficie. Cuando esto esté bien construido en sus consciencias y sobre todo en sus relacionamientos, la Jerarquía contará con ese vórtice y ese punto de Luz que cada uno representa en estos tiempos y así podrá seguir llevando adelante el Plan de Rescate en la humanidad.
Cuanto más esa unidad interna sea posible y menos disociada, más la Jerarquía podrá continuar interviniendo en todo lo que sea necesario, hasta en lo más pequeño e invisible, hasta en lo más anónimo y silencioso de cada corazón. Porque la Jerarquía Espiritual siempre está aquí para escuchar a sus discípulos, a los que tienen fe en algo que es inmaterial y desconocido, que no está bajo el control de nadie ni bajo ninguna forma material.
Es esta fe de los discípulos en el amor a lo desconocido que abre las puertas, una y otra vez, para que la Jerarquía prepare el Retorno de Cristo a la humanidad y, principalmente, a cada corazón.
Cada uno de ustedes, en lo más íntimo, profundo y silencioso del universo interior, guarda una llave que abrirá la puerta del universo, no solo por la experiencia de sus orígenes y de su trayectoria espiritual e interna, sino también por todo lo que ustedes se puedan transformar y redimir.
De esta forma, muchas, pero muchas consciencias, que hoy aquí no están presentes, son liberadas de las amarras y de las ataduras del mal; porque cuando un discípulo da un paso seguro y firme, muchos más se benefician y reciben la Gracia.
Esta es la escuela de los grados de la cristificación de la consciencia, pero también de los actos de comunión interna con los pensamientos y sentimientos superiores que, como siempre se dijo en Oriente, iluminan a la consciencia cuando alcanza la trascendencia de sí, aunque siga viviendo sus aprendizajes.
Hoy, estoy aquí entregándoles Mis últimas Instrucciones y les estoy pudiendo hablar desde un nivel y dimensión que nunca antes había conseguido con ustedes. Y esto es posible porque en este grupo de almas significativo de Argentina existe apertura de corazón y de espíritu, porque cada uno sabe dentro de sí que el único camino es hacia el Infinito.
De esta forma, también Mis Signos Internos pueden ser establecidos en ustedes. Sus espíritus se ven colmados por este impulso que los fortalecerá en el final de estos tiempos para que, primero en ustedes mismos, sepan atravesar la noche oscura del planeta, sin perder de vista que siempre el amor triunfará.
Si esto lo contemplan todos los días y en el esfuerzo, no hay nada que los pueda derrotar o perturbar, porque quien está Conmigo no perecerá y ustedes ya lo saben.
No alejen Mi Mano de sus cabezas, para que Yo pueda seguir bendiciéndolos y consagrándolos en espíritu y en esencia.
Es por esto que Mi Padre se maravilla, se alegra y se regocija, cuando Mis discípulos acompañan Mi Mensaje y, sobre todo, abrazan Mi Presencia en su corazón.
Mi promesa es encontrarlos algún día del otro lado del portal, así como lo he hecho con muchas almas que han pasado por esta experiencia.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor ha llamado, en este momento en los planos internos, a nuestra hermana Sara Inés.
Vean aquí, compañeros, una consciencia que se ha iluminado.
¿No era humana como ustedes? ¿Qué es lo que ha permitido este milagro?
El amor que habitaba en su corazón humano, así como el amor que habita en sus corazones.
Ahora está Conmigo, finalmente, sirviéndome en los planos internos por las almas que sufren en el África.
Yo reúno en los planos internos a los grupos de almas para que expresen su misión y propósito, para que sean espejos de Mi Corazón en la Tierra.
Que se alegren los que persisten y no bajan los brazos, sino que elevan sus brazos para que Yo los pueda agarrar con firmeza y llevarlos a Mi Reino, así como fue con Nuestra venerable hermana Sara Inés y tantos otros que pasaron por esta Obra de la Gracia de la Jerarquía.
Sé que morir para sí mismos no es fácil. Si bien para su Señor morir para sí mismo en el Huerto Getsemaní no fue fácil, el Amor de Dios todo lo puede y concede la fuerza de la determinación y de la paz, de la superación de las barreras de la ilusión y del conflicto, para que reine Su Unidad Trina en los corazones y en las almas.
Hoy, quiero agradecer a Mis discípulos de Argentina por su presencia y fidelidad, aun en tiempos de tanta disociación. Sé que enfrentan situaciones desconocidas, pero no se desanimen; así como hoy Yo estoy aquí, así siempre estaré en quien Me llame, en quien Me busque y en quien Me invoque.
Porque estoy aquí como un humilde Siervo para servir a los Míos, para lavar sus pies del pasado, para bautizar sus cabezas a través del Espíritu Santo, que todo lo renueva y todo lo cura para liberar el dolor humano.
Hoy, este Centro de Amor los ha hecho renacer en espíritu. Lleven este tesoro con ustedes a donde vayan, para que sus vidas sean un punto de Luz en la Tierra, en donde Mi Amor se puede espejar en un mundo en sufrimiento, dolor y venganza.
Que sus vidas sean un espejo de paz. No lo olviden. Trabajen por esto y esfuércense, y lo conseguirán. Esta es Mi promesa.
He aquí el Supremo Señor de Argentina.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Oremos, oremos con Cristo, junto a Él, en gratitud y fe:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
(dos veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y después de que el mundo se haya redimido, regresará Conmigo el Gobierno del Templo de la Esfera, preparado desde hace mucho tiempo, desde Mi Ascensión a los Cielos.
Así, la Sagrada Jerarquía, que es la Estrella-Guía de este universo y de este planeta, ha construido con Sus propias manos y con Su propia experiencia la expresión de ese Gobierno Espiritual de Cristo; porque fue el primer pedido que Yo mismo le hice al Padre Eterno después de haber ascendido a los Cielos, al corazón del universo, en donde ahora Me encuentro, para poder después retornar como lo prometí antes de Mi Ascensión.
Quiero que sepan que ese Gobierno del Templo de la Esfera traerá todo lo nuevo y renovador que precisa el planeta y la humanidad; porque cuando haya terminado la dualidad, vendrá, como les dije, la libertad interior, la libertad interior que muchos de ustedes buscan en este tiempo y que han buscado a lo largo de esta vida.
Ese Gobierno del Templo de la Esfera reestablecerá, a Mi pedido, las Leyes en el planeta y el cumplimiento de estas Leyes en la humanidad; para que pueda seguir despertando, después de todo el sufrimiento que ha vivido, a lo largo de los tiempos y hasta el presente; porque no querré nunca más escuchar agonías, llantos, ni tampoco sentir el dolor de Mis hermanos y hermanas en el mundo.
¡Cuántos inocentes, en esta humanidad, esperan esa libertad interior que Yo mismo les he prometido, no solo a Mis apóstoles en aquel tiempo, sino también a todo el mundo!
A medida que los acontecimientos se presentan, se acerca ese momento y no Me cansaré de decirles que no está muy lejos.
Pero primero, Yo debo tener un lugar en el corazón de cada uno de los Míos, un lugar en donde Yo también los pueda inspirar, guiar, a través de Mi Sabiduría y Amor; porque les aseguro que, en el final de estos tiempos y ante la presencia de estos últimos acontecimientos, cada uno estará en el lugar que ya está previsto en su destino por la propia Mano de Dios que lo está indicando.
Por eso, que su transformación siga aconteciendo para que cuando llegue el tiempo del Gobierno del Templo de la Esfera, ustedes no solo lo perciban, sino también lo vivan como la alegría del gran día de su liberación de este cautiverio humano.
Mientras tanto, sigan trabajando en el fortalecimiento de su fe y en la confianza absoluta de que la Divina Jerarquía y la Jerarquía del universo acompañan sus pasos; pero ábranse a vivir lo que nunca vivieron, ábranse a escuchar lo que nunca escucharon y, principalmente, ábranse a acoger lo que hasta ahora nunca acogieron, por prejuicios.
Yo los necesito en Mi Camino, pero en Mi Camino de libertad, de la libertad que Yo les otorgué con Mi Muerte en la Cruz y con Mi Dolorosa Pasión.
Ya les he abierto el camino a través de Mi entrega, para que vivan lo que está previsto, y no para que tal vez vivan lo que piensan o creen; porque Mis apóstoles, los doce, también tuvieron que vivir la transformación de sus propias creencias y de sus propios pensamientos.
Por eso, Yo no los juzgué, no los condené, sino los liberé para que sus propios espíritus crecieran en abundancia, así como estaba previsto en Mi Plan y así como Mi Plan está previsto para ustedes y sus hermanos.
Hoy, el mundo y la humanidad, como alma, están delante de la conclusión de Mi ciclo, un ciclo que fue preparatorio hasta ahora y en el que, a partir del nuevo tiempo, ustedes, a través de sus propias vidas y de sus propias decisiones, escribirán la historia y el destino a seguir. Pero no dejen de contemplar las Gracias que recibieron hasta ahora, abundantes, infinitas y profundas, Gracias Divinas que no tienen precio, sino un valor espiritual incalculable, porque es lo que les permite hoy estar aquí, ante Mi Presencia.
Yo vengo a buscar a los mismos que una vez llamé en el pasado, nada ha cambiado para Mí, solo que ahora tienen otros rostros y otros cuerpos; pero en alma y en espíritu son los mismos que Yo una vez llamé por su nombre, por el nombre espiritual que cada uno tiene guardado y grabado en su interior, en lo más profundo de la esencia y del alma, el nombre por el que en el final de los tiempos serán llamados para estar en las filas de Mis últimos soldados de la Luz.
Así, el Gobierno del Templo de la Esfera se prepara para ingresar a la superficie del planeta con la síntesis espiritual de todas las Consciencias y Jerarquías que participaron en la construcción, desde hace décadas, de este último y gran momento.
¡Cuántos hermanos de otrora Me han ayudado a cumplir este Propósito, que es el Propósito de Mi Padre, y que, a partir de ahora, deberá ser el Propósito de cada uno de ustedes y de sus hermanos! Porque hoy no comprenderán con la mente lo que esto significa, sino que solo deberán guardarlo con fe en sus corazones, así como Mi Santa Madre guardaba los misterios de Dios en Su Inmaculado Corazón.
De esta forma, participen de esta dimensión espiritual que hoy les presento, que es la corriente universal que hoy le traigo al mundo a través de este Centro de Amor, que se ha abierto, como muchas veces se abrió, para recibirme; así como ustedes hoy Me reciben con fe.
Tengan muy claro, compañeros, que sé lo que cada uno necesita en este momento; pero den espacio al Tiempo de Dios y al cumplimiento de Su Voluntad Universal en sus vidas.
Todo tiene su hora y su momento, todo tiene su punto final y su comienzo.
Reciban así las sublimes vibraciones del Gobierno del Templo de la Esfera, que hoy se hace presente a través de la humildad de Mi Corazón y de Mi Vida, Mi Vida Crística que debe ser la vida de cada uno y sobre todo en su interior.
Así y en simplicidad comulguen de las Leyes que se presentan en este momento, y que colocan a Argentina y a su pueblo en el último ciclo de su redención, porque no dejarán de suceder situaciones increíbles, recuerden que este es el tiempo del Armagedón, el tiempo que se está cumpliendo como estaba previsto.
Concentren sus vidas en la esperanza y en la fe de poder ver venir el porvenir, aquel porvenir que es anunciado por Mí como la Buena Nueva, la Buena Nueva del Retorno de Cristo a la humanidad.
Que los signos de Mi Presencia se guarden en sus corazones, en sus almas y espíritus, para que cuando Yo ya no esté aquí, cerca de ustedes, sepan cómo actuar y proceder en el fin de estos tiempos con todo el conocimiento espiritual e interno que por amor les hemos otorgado para la sustentación de todos los Centros de Amor en el mundo y para la unión de sus consciencias con las Jerarquías del cosmos, con cada una de las emanaciones superiores que se guardan en las estrellas, en todo el firmamento sideral.
Que, ante el Sagrado Templo de la Esfera, sus vidas se renueven en este momento y en los tiempos que vendrán, sabiendo que a partir de ahora nada será como en el pasado, sino será como Dios lo determina en la Ciencia Sagrada de Su futuro y de Su porvenir.
Que la alegría por estos últimos impulsos sea vivida por ustedes, así como los apóstoles, las santas mujeres y Mi propia Madre la vivieron en Mi Resurrección y en Mi Reaparecimiento, porque vengo aquí a anunciar el Reaparecimiento de Cristo.
Que las Sagradas Geometrías, que rigen a este universo y a toda la Creación, los irradien y los bendigan como muchas veces bendijeron al Hijo de Dios.
Que se cumpla el tiempo del último despertar. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando la noche más oscura llegue al mundo, será la señal del Retorno de la Luz, porque Yo Soy la Luz del mundo, nací para esto y para esto vivo, infinita y eternamente.
Cuando las penumbras más oscuras dejen en sombra al planeta y parezca que nada tenga sentido, dentro o fuera de los seres, será la señal del Retorno de Mi Luz, será la hora de que Me puedan reconocer y una vez más seguir en todo lo que haré en ese momento.
Mientras tanto, que su fe no se debilite, que su confianza no se perturbe, que su convicción en Mí no se desvanezca; porque Yo los colocaré, si Me lo permiten, en el aprendizaje que necesiten para poder crecer interiormente; para que, a través de ese crecimiento, puedan madurar y ser Mis sólidos y firmes servidores en el final de estos tiempos.
Porque en verdad les digo que no hay otro camino a recorrer, sino el que Yo les ofrezco día a día.
Y aun en esta noche oscura del planeta, en la que millones de almas no saben qué hacer y a dónde ir, en la que no tienen respuesta, en Mí, en Mi Corazón encontrarán esa respuesta; encontrarán esa Paz que es inmutable, que no los hará vacilar ante cualquier situación o experiencia, que no los derrotará, que no les permitirá que se amedrenten y que desconfíen de lo que están viviendo. Porque todo lo que llega a sus caminos es por alguna razón, así como todo lo que llega a la humanidad es por alguna razón, aun sin respuestas ni explicaciones.
Pero, sean valientes ante esta noche oscura que deberán que atravesar, primero en ustedes mismos. No teman descubrir o saber lo que aún deberá ser trascendido y curado, perdonado y reconciliado, porque las almas llegan al mundo sin perfección; porque vienen aquí, a este mundo, a encontrar esa perfección dentro de sí mismas cuando comulgan verdaderamente de la Vida Superior, cuando se dejan guiar y orientar por la Jerarquía.
No hay nada más importante que esto: que el discípulo tenga a su Maestro y que el Maestro tenga a Su discípulo, porque es un constante esfuerzo en el camino de la ascensión y de la transformación.
Pero, sépanlo bien, no se puede vivir un camino de redención con sufrimiento, porque Yo no los quiero ver así, a ustedes ni a sus hermanos. A veces las almas se pierden en esto, se lastiman a sí mismas por no poder ver que en cada momento hay un aprendizaje, pero también hay una síntesis, un momento de reconocer e incluso de perdonar.
Es así que crecerán internamente en los grados de amor y no de autoestima o de poder ilusorio, porque la libertad de cada uno está en vivir la Voluntad de Dios, aun sin comprenderla o entenderla.
Yo vengo aquí, en esta noche, a dar testimonio de que esa Voluntad Superior existe y tiene que cumplirse, aunque la humanidad demore un poco más para poder alcanzarla o comprenderla, para poder aceptarla y vivirla.
Mientras tanto, Mi Corazón paciente está aquí, como lo ha estado siempre, en este camino que cada uno aprende a vivir y a recorrer, en esta senda de desafíos y de aprendizajes diarios.
Pero lo más importante, compañeros, es que puedan recoger los frutos de cada aprendizaje, de cada paso que puedan dar; no hay otra razón de estar aquí sino de que puedan avanzar en la convicción y en la fe que les da el Propósito Divino, en la llama del Amor de Mi Corazón que ilumina sus caminos.
No es tiempo de detenerse ni de cristalizarse, es tiempo de alcanzar esa libertad interior que no es personal, sino que la otorga Dios a las almas que lo sirven y que lo viven plenamente.
Hoy, desde el Valle Sagrado de este Centro de Amor, Yo les hablo y les vuelvo a compartir Mi Fe; aun viendo y contemplando un mundo destruido, no solo en su forma espiritual, sino también humana, en el grado en el que hoy se vive la violencia y la maldad.
Es ahora que los Cristos del Nuevo Tiempo deberán actuar en Mi Nombre para que haya en este tiempo amor en abundancia y no condenación, para que haya misericordia y perdón que les otorgue entendimiento y sabiduría ante el sufrimiento del semejante y del hermano que padece su propia prueba.
Quiero que contemplen este tiempo con ojos de compasión y no de justicia, con un corazón cercano al que sufre y padece, aun a quien no entiende ni comprende a la Jerarquía y también a quien no puede vivir este nuevo ciclo; porque Dios lanza la Luz de Sus semillas en los corazones que las acepten y las quieran hacer fértiles en sí mismos a través de los dones que Él entrega, de las virtudes que Él distribuye, del Amor Eterno que Él comparte como Padre Celestial.
Así lo hizo y lo hace Conmigo todo el tiempo, así como Yo lo hice con Mis apóstoles y lo hago hoy con ustedes, compartiendo el Amor Divino y Cósmico que cura, que sana, que repara y reconcilia el mundo interior, aun en un tiempo difícil y tal vez inexplicable.
Aunque las sombras oscurezcan el planeta, no se desanimen y no pierdan la fe; porque en lo más anónimo y silencioso es donde Yo estoy presente, pero también estoy presente en quien Me busca, en quien Me llama, en quien Me invoca, en quien responde a Mi Llamado.
En este mes de marzo, llegamos al final de un ciclo de la Obra de la Jerarquía Crística, pero no piensen que Me iré y dejaré de acompañarlos, porque Yo estoy aquí preparándolos y preparando a sus hermanos del mundo para Mi Retorno. Es en esto en lo que debemos concentrarnos.
Así como los apóstoles, a pesar del miedo que vivieron durante Mi Pasión Dolorosa y Mi Crucifixión, prepararon la Resurrección de Cristo; hoy, ustedes y sus hermanos deberán preparar el Retorno del Señor, primero en ustedes mismos a través de los votos, de los principios para sus vidas.
Hoy, vengo como una Consciencia que nunca han visto ni experimentaron. Pero el Amor que Yo les imparto sí es el mismo, solo que están conociendo Mis otras Faces, la tarea universal del Redentor.
Acojan en sus corazones este último impulso de conclusión, preparándose así para la próxima Sagrada Semana, porque por más que estén lejos o estén cerca, lo más importante para Mí es que estén Conmigo, más allá de la distancia o de las situaciones.
Recuerden que aún deben rendir sus vidas a Mi Corazón, así como Yo entregué Mi Vida por ustedes en la Cruz.
Que su única aspiración sea cumplir lo que Dios necesita en este tiempo, para que aprendan a renunciar a sus propias aspiraciones; porque si sus propias aspiraciones deben cumplirse algún día, se cumplirán, tengan certeza de esto. Pero Dios siempre nos llama a vivir lo que no aspiramos, a aceptar lo que no queremos, a amar lo que rechazamos. Esto es un Cristo.
Que se cumpla, en esta próxima Maratón de Oración, la aspiración de Dios en sus vidas y que sea una realidad, sin condiciones ni obstáculos, que sea una alegre realidad el cumplir el Plan, el Plan del Señor.
Lo último que les pido es que sean un espejo de esperanza, deben atraer la esperanza al mundo para que pueda llegar la paz en donde más hace falta.
Estoy unido a los valientes y a los portadores de la paz, más allá del tiempo de la purificación.
Que la libertad espiritual les otorgue el entendimiento y la razón de existir en este mundo y en esta encarnación para servir al Único, Nuestro Creador.
Mi bendición a todos, en este ciclo de conclusión y de madurez de Mis discípulos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Sol de Dios que fue creado en el cosmos para iluminar a todas las consciencias y a todas las criaturas. Este es el Sol infinito y cósmico que nunca se apaga, que siempre viene en auxilio de los que lo necesitan y de los que claman por Su presencia interior.
Pero hoy aquí, no estoy solo, sino acompañado por cientos de Soles más, que conocen la trayectoria infinita de este universo y de la Creación. Son las sagradas consciencias de otrora, consciencias que han venido caminando a lo largo de los tiempos, de los acontecimientos del universo y del planeta.
Por eso, hoy los Soles infinitos que responden al Creador están presentes aquí para irradiar sus códigos de Luz, no solo a sus consciencias, sino también a toda la humanidad que como saben atraviesa su noche oscura.
He aquí el Sol del Relicario de Dios, que espiritualmente se presenta para que las almas lo veneren y lo reconozcan dentro de sí mismas.
Esta es la eterna comunión que ustedes y sus hermanos deben alcanzar en este tiempo para poder sobrellevar los últimos acontecimientos, para que sus consciencias se transformen por dentro y por fuera, para que sus vidas sean otras, así como lo espera Dios en Su silencio y en la infinitud de Su Amor.
Reciban hoy la presencia de los Soles Jerárquicos de Dios, aquellas consciencias que responden a Su Proyecto Original, a Su Voluntad y a Su Designio, aquellas consciencias que conocen el origen de cada ser y que acompañan la trayectoria de cada alma y de cada espíritu en el planeta, aun de los que están en los errores y en la perdición.
Pero, a través del Sol de Nuestros Corazones, iluminamos los espacios oscuros de la consciencia y del ser para que se redima, traemos la paz que muchos buscan en este tiempo y que no la encuentran; pero tan solo colocando sus consciencias ante esos Soles del universo, que conocen sus orígenes y sus trayectorias, entrarán en comunión con lo Alto y con la Vida Divina; porque Yo, como su Maestro, y todas las Jerarquías hemos aprendido de la humanidad, de sus errores y de sus aciertos, de sus triunfos, pero también de sus fracasos.
Pero hoy, que sus espíritus se eleven a través de este Centro de Amor, tan silencioso y oculto, tan misterioso y desconocido, que solo se revelará a los puros de corazón, a los puros de intención, a los que no quieran nada más para sí mismos, a los que aspiren a vivir el vacío y la entrega a Dios, Nuestro Creador.
Es allí en donde los Soles de las Jerarquías depositarán sus tesoros en confianza y fe. Es allí, en el corazón de cada ser que se entrega a Dios y a Su Plan, en donde podrá espejarse y reflejarse Su Obra en la Tierra en estos tiempos críticos.
¡Cuán infinita es la riqueza de la vida interior de este universo! ¡Cuán amplios son sus dimensiones y planos, y toda su existencia!
Por eso, hoy vean a sus seres como un espíritu y no tan solo como un ser humano. Es ese espíritu en cada ser, creado por las Consciencias Solares, que les dará la fuerza de la perfección y de la transformación, de la paz y de la convicción de servir a Dios a pesar de todo, en todos los momentos de la vida y en todos los tiempos; porque, de esta forma, una parte de la humanidad está siendo preparada por Nuestras Consciencias Solares para que despierte el nuevo código de Dios, aquel que fue pensado por el Padre Eterno en su origen, antes de que todo existiera, antes de que todo fuera vida en la materia y en el universo.
Ahora, pueden ver y contemplar, compañeros, que la vida no termina aquí.
¿Cuál es la dimensión de su universo interior?
¿Cuánto puede ofrecer su universo interior al Padre Eterno en este tiempo?
No es en lo grande en donde alcanzarán la perfección, sino en lo pequeño, en lo más simple, en todo lo que es hecho por amor. Es esto que hace evolucionar y despertar a la consciencia, sin ambiciones, sin ostentaciones, sin expectativas.
Imaginen que si el Hijo de Dios hubiera querido todo el poder para Sí, no podría haber sido el Cristo. Por eso, desde el primer momento, el poderoso Espíritu de Dios, a través de la encarnación de Su Hijo en la Tierra, nació en un humilde pesebre, predicó, curó y acercó a Su Corazón a todos los que lo necesitaban. Fue uno más entre tantos, aunque Yo supiera que Dios Me había enviado por una misión.
Es así que Dios los envía a la Tierra, después de muchas experiencias, a vivir una misión y a cumplir una Voluntad irrefutable, una Voluntad que no se puede borrar ni desaparecer de la consciencia, aunque lo parezca.
Sus vidas, en este tiempo, deben ser un lápiz en las Manos de Dios. ¿Dejarán que Él escriba? ¿Dejarán que Él decida el destino y el camino?
Muchos son los tesoros que aún se guardan en el universo y en la vida interior. Este Centro de Amor, que hoy los reúne y los congrega, les ofrece esa oportunidad sagrada y bendita, sacrificada y silenciosa.
La vida del espíritu es el bálsamo de la simplicidad, la vida del espíritu es el bálsamo de la humildad, la vida del espíritu es el bálsamo del despojamiento interior; porque quien quiera ser libre de sí mismo para siempre, que renuncie, y Dios allí, con Su Sabiduría, podrá escribir a través de sus vidas el futuro y el porvenir.
Después del último año que estuve aquí con ustedes, recién ahora puedo decirles que estoy cumpliendo con lo que tenía previsto, antes no lo pude hacer por otras circunstancias.
Me alegra y Me regocija el esfuerzo de los valientes, de los que persisten en la fe y de los que no retroceden, a pesar de todo. Porque Dios muestra Su Fortaleza en aquellos que le responden y que le dicen sí en cada momento y en cada etapa de la vida. Dios bendice con Su Luz a los que persisten y a los que se esmeran de verdad, sin nada a cambio, sin condiciones ni formas.
Hoy, en este día, renace una Luz Espiritual a través de este Centro de Amor que los congrega y que los une. Hoy no lo comprenderán, pero sí lo sabrán con el tiempo. Es esta Luz Sagrada que los irradiará a partir de este ciclo, para preparar la Nueva Humanidad y el Nuevo Tiempo, antes de Mi Retorno físico al mundo.
No se olviden de esto y ténganlo presente, porque en el momento más difícil de la humanidad lo necesitarán como una fuerza de fe y de empeño en sus vidas, como apóstoles Míos, como servidores del Plan, como colaboradores de esta Obra de Amor que solo le pertenece a Cristo y, a través de Cristo, a todas las almas.
Hoy, el Sol de Mi Corazón se expande y se ilumina para animarlos a seguir adelante, para alcanzar y concretar los proyectos de la Jerarquía en este lugar y en otros. Porque Yo contaré con los que estén Conmigo de verdad, más allá de la imperfección y del momento de la vida.
Reciban así Mi Unción Espiritual para que, iniciados por Mi Espíritu, comiencen esta nueva etapa con alegría y júbilo, con la certeza absoluta de estar respondiendo a Mi Corazón Misericordioso.
Que el Espíritu, que une a la Santísima Trinidad, los bendiga y los renueve, por dentro y por fuera.
Los pasos de los discípulos ya están marcados y designados, solo basta darlos para poder vivirlos y cumplirlos como Mi Padre Eterno lo determina.
Que se encienda en ustedes el sol del corazón, para que el amor y la paz se irradien al mundo, a sus familias y a sus hermanos, para que ya no haya conflicto ni división, sino unidad y hermandad, espíritu de cooperación y de colaboración entre sus semejantes.
Así como Yo se los he enseñado a Mis primeros apóstoles, en aquel tiempo, lo mismo hoy les enseño a ustedes; porque el Amor es la primera regla, y ella nunca se modificará. Felices serán los que vivan del Amor que Yo le imparto al mundo y en especial a las almas, y hoy a este lugar que tanto anhelo.
Que Argentina pueda cumplir su misión espiritual, para que su pueblo prepare Mi Retorno en el corazón de los simples y de los que son libres de sí mismos.
Así como Pedro y Mis apóstoles vieron venir al Señor, caminando entre las aguas en el mar de Galilea, así espero que ustedes Me puedan reconocer en Mi Retorno; porque no vendré como un Rey, sino como un humilde obrero y servidor del Padre, así como lo fui cuando estuve en este mundo, predicando y curando a las almas.
Que se cumpla el advenimiento del Nuevo Tiempo, ahora y siempre. Amén.
Les agradezco por estar hoy aquí a Mi lado, en la simplicidad del corazón y de la vida. Es así como Yo los siento en cada momento.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y llegará el tiempo del porvenir, en el que las almas no conocerán lo que es el dolor ni la angustia. Llegará el tiempo en el que los Míos conocerán el Reino de los Cielos en la Tierra, porque Yo lo traeré en Mi Retorno.
Así los pies ya no estarán cansados de buscar el camino para encontrar el Propósito; porque los despojados de sí mismos encontrarán el Propósito, ya que habrán cumplido con la Voluntad de Mi Padre, que es también Mi Voluntad y que debe ser también su Voluntad.
Mientras tanto, en este árido escenario planetario, Yo los llamo a la convicción y a la fe, a esa fe tan grande e inamovible que su propio Maestro y Señor vivió durante Su Agonía en el Huerto Getsemaní, en la que, ante todos los errores y horrores del mundo, su Maestro no retrocedió, sino avanzó, aun sintiendo en Su propia Carne el peso de los pecados y de las faltas cometidos desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos.
Y hoy estoy aquí, compañeros, para testimoniarles que es posible, porque en el aparente vacío o en el árido desierto está Dios a través de Su solemne silencio para impulsarlos a la constante transformación de la consciencia, de los hábitos y hasta de los placeres; porque en el Reino de los Cielos no entrará nada que no sea de Dios y de Su Voluntad, y para algunos parece estrecharse el camino o aun no encontrar la salida.
He aquí el Corazón del Maestro que hoy se expone ante ustedes, aquel Corazón que fue traspasado en la Cruz para consumar la liberación de los pecados del mundo, para disipar toda oscuridad.
Así, su corazón humano también puede vivirlo y compartirlo Conmigo, porque Mi vara no los castigará ni los condenará. Mi Ley, que es la Ley de Dios, viene a señalarles el camino que gran parte de la humanidad está perdiendo por suplantar a Dios.
Yo deseo que sean libres, así como Mis apóstoles fueron libres, aun en el momento más culminante de sus miedos, cuando no pudieron acompañar al Señor en el Calvario y hasta la muerte en la Cruz.
Así como a Mis apóstoles, Yo vengo a hacerlos pescadores de almas y de corazones, servidores de la paz y del bien, que todos los días buscan comenzar de nuevo, cueste lo que cueste, porque la victoria de su caminata o el triunfo de su transformación no está en la Tierra, sino en el Cielo, cuando les llegue la hora de partir de este mundo hacia las esferas sublimes, con la certeza de haber vivido una experiencia de amor, perdón y redención más allá de su propia condición humana.
Sean libres de ustedes mismos para que el mundo se libere de la opresión y del mal, para que los que claman reciban Gracia y Misericordia, Piedad y Redención.
¡Cuántos, pero cuántos, esperan por esto día y noche! Porque Mi promesa no es solo para ustedes, sino para el mundo entero, para todas las religiones y los pueblos, para todas las naciones.
Cuando el momento más culminante se aproxime, sepan que será la hora de Mi llegada y de Mi Retorno. Algunos Me reconocerán y otros no. Estén vigilantes y en adoración para poder escuchar los pasos del Retorno del Señor a la humanidad.
Yo ya les he enseñado a ustedes el camino, así como lo hice con Mis apóstoles en el pasado. No vengo a darles o a entregarles algo nuevo. Vengo a enseñarles la Verdad que pueden vivir y practicar en la solemnidad del corazón, de la vida y del espíritu, porque la Verdad los hará libres de ustedes mismos y liberará al mundo de tantos errores y maleficios.
En este tercer día, he venido a orar con ustedes por los que viven la pena de muerte y la decapitación. ¡Cuánta angustia vive Mi Corazón por todo esto!
Por eso, la vida que ustedes Me puedan dar y el ofrecimiento que Me puedan hacer es lo que Me impulsa a retornar al mundo y hoy estar aquí, pisando con Mis Pies este suelo sagrado de Aurora, que es testigo desde siempre del toque de la Mano de Dios sobre ustedes, sus hermanos de toda esta Obra y todos los que escuchan con fe a los Sagrados Corazones.
Es hora de trabajar en el final de estos tiempos, es hora de que cada uno definitivamente ofrezca su don y su virtud a Dios; porque vengo a cumplir con lo que he prometido, vengo a buscar los talentos que no se pueden desperdiciar ni perder.
¿Cuál talento Me ofrecerán? ¿Qué virtud Me entregarán? ¿Qué don ejercerán en sus vidas, de verdad?
Es esto que creará las condiciones para el Retorno de su Maestro y Señor al mundo. Ante las puertas de los Cielos, espero y aguardo la respuesta de cada uno, pero principalmente la respuesta interna.
Quiero que Mi silencio los lleve a la reflexión y al entendimiento para que, ante la superficialidad de este mundo, aprendan a tomar buenas decisiones para sus vidas y para el camino del espíritu, camino que es el primero que debe manifestarse en este tiempo.
¿Ustedes saben cómo es su espíritu, qué dimensión abarca o aun de qué parte de Dios es ese espíritu? Porque, así como Su Hijo es parte del Espíritu del Padre, el Padre es parte del Espíritu de Su Divino Hijo.
Es en el espíritu en donde deben aprender a obrar, para que este mundo realmente sea ayudado y aliviado por los portadores de la paz, por los que dicen ejercitar el bien todos los días.
El espíritu es lo más maravilloso que Dios nos concedió en esta Creación. Dejen que sus espíritus se presenten y obren en este tiempo. Abran espacio para esto, ábranle la puerta a sus almas para que el temperamento humano ya no los gobierne ni los dirija, como a muchos les sucede, porque el espíritu en cada ser solo debe aspirar a elevarse a Dios y estar en comunión con las Leyes Superiores para que, a través de sus espíritus, sean espejos del Padre Creador en la Tierra, así como los santos ángeles son espejos de Dios en este universo y en otros universos.
Abandonen la prisión de sus cuerpos. Hoy, Yo les entrego una llave para que la puerta de esa prisión sea abierta y se liberen, pero es necesario de voluntad y de determinación, de fe y de coraje, para que las amarras sean disueltas, para que se rompan las cadenas de sus pies.
El mundo resucitará espiritualmente con almas y corazones decididos y no tibios, con los que aprendan a soportar Mi Fuego, Mi Fuego de Amor transformador y redentor, aquel Fuego que los mismos apóstoles sintieron en el pasado, en cada momento que compartieron Conmigo; así como ustedes estuvieron muchísimas veces delante de Mi Fuego, ¿lo percibieron?, ¿lo reconocieron?, ¿lo adoptaron?
Allí está el poder para transformarlo todo y para elevarlo todo; aunque parezca imposible no desistan, ni ustedes ni sus hermanos, porque la meta está muy cerca, más de lo que imaginan.
Pero deben enmendar los errores del mundo y todos los ultrajes que la humanidad comete en los tiempos de hoy, para que el poder de Mi Divina Misericordia pueda obrar más que la Justicia.
Mi Mano ya separa la paja del trigo, la hierba buena de la hierba mala. Esto es parte de la Ley y es parte de este tiempo, del tiempo final.
Siembren cosas buenas, semillas de amor y de caridad, acciones de bien y de paz.
Así, Yo vengo a hacer una síntesis final en ustedes en este tercer día.
¿Cuál es la enseñanza que retirarán después de estos tres días compartidos Conmigo?
¿Qué fue lo que les intenté decir en cada momento?
Estén despiertos, en Mis Palabras y en cada encuentro está el impulso para el próximo paso. Aprovéchenlo y sírvanse de él, no pierdan la oportunidad. Abracen con amor Mi Mensaje y, sobre todo, Mi Corazón que es suyo y así espero que sus corazones sean Míos. Eso es lo que espero, pacientemente.
Que se cumpla el advenimiento de los embajadores de la paz.
El mundo está en una emergencia. Los soldados son llamados a las filas de Cristo y con los que quieran estar Conmigo, estaré; así como hoy estoy con ustedes en este amado lugar de su Padre Eterno.
Les agradezco por acompañarme y por estar aquí, así como son, sin esconderse, porque de los pobres de corazón haré el Reino de los Cielos. Y quiero de sus corazones hacer el Reino de los Cielos, no lo olviden.
Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo los bendiga. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y a través de Mi Luz, vengo a tocar lo más profundo de tu ser para que las miserias más desconocidas sean purificadas y para que el centro de tu ser, que es invencible a los ojos del mundo por ser anónimo y silencioso, forme parte de Mi Proyecto en la Tierra.
A cuántos, a través de los tiempos, he tocado con Mi Divina Luz y, cuando les he hecho sentir su momento de liberación y de purificación, han dudado; pero la Luz que Yo les traigo proviene del Amor, de un Amor aún desconocido e infinito. Esto es lo más Sagrado que Yo tengo para ofrecerles a ustedes y a sus hermanos.
Ante un escenario planetario cruel, injusto e impune, quiero que el centro de sus seres, como una llama viva, esté al servicio de Mi Proyecto; y quiero que todos los que una vez fueron tocados por Mi Divina Luz no lo olviden, porque todo lo que Yo les entrego no es en vano, sino por un fin, por un propósito inmaterial. Abran así espacio dentro de sus consciencias para lo que aún deberá liberarse, trascenderse y transmutarse.
Pero hoy no los invito a mirar la imperfección, sino la perfección interna que, a través de sus esencias y almas, Dios les ha colocado desde el origen. Sin esta vida interna presente en el planeta y en este tiempo, grandes serán las dificultades de su Maestro y Señor para intervenir en la humanidad y en el planeta.
Mis pilares y Mis bases sólidas, en la superficie de la Tierra, solo serán a través de las almas de los que Me corresponden y Me viven. Yo no vengo a pedirles lo que es imposible, Yo vengo a pedirles lo que es verdadero y que yace y vive eternamente en su interior.
Es esta Vida Divina la que, en este tiempo de transición planetaria, deberá descender a través de ustedes por medio de su vida espiritual, pero también de sus obras de caridad, de bien y de paz.
Yo necesito construir en este tiempo los puentes entre el Cielo y la Tierra, entre las almas y Dios; y eso se dará únicamente a través de los que Me siguen y viven Mi Mensaje. Porque fueron muchísimas las Gracias entregadas a través de los años y de todos los tiempos, Gracias que aún muchos de ustedes y de sus hermanos no pueden medir con la mente, sino que solo pueden contemplarlas con el corazón, corazón que es capaz de sentir el Amor de Cristo y de Su omnipotente Misericordia.
Arduo será atravesar este desierto, pero Yo vengo como la Fuente que sacia toda sed y que resuelve cualquier situación cuando las almas confían en Mí y en Mi Palabra, porque Mi Palabra se cumple en aquel que cree en Mí y que Me escucha.
Dios ha sido tan generoso a lo largo de los tiempos que, con Su propia Mano y Su propia Luz, la Luz de Su Amor y de Su Gracia, manifestó y les concedió esta Obra, la Obra de la Jerarquía.
Vean cuán grande es la caridad de los Centros de Amor en la Tierra, que reciben y acogen a las almas, pero que también las despiden sin condiciones ni juicios. Esta es la obra silenciosa del Amor de los Centros de Amor de la Jerarquía, que no condiciona, sino que redime, que les abre las puertas a la verdad para que todos puedan ser portadores de la paz.
He aquí los Centros de Amor de Cristo en la Tierra que, en su soledad y anonimato, a través del Corazón de la Jerarquía contemplan los acontecimientos en el final de estos tiempos y sobre todo los acontecimientos de los que una vez fueron tocados por Mi Luz.
Cada gesto Mío como cada Palabra, cada Gracia impartida como cada Misericordia entregada, están escritos en los Cielos, así como están escritos en sus almas. Deben corresponder a esta Gracia, compañeros, porque Dios los observa en Su silencio sideral, en Su cósmico recogimiento y en Su omnipresente Poder.
Valientes son los que han llegado hasta aquí y los que persistirán porque, así como con doce apóstoles transmuté al mundo y lo redimí; así, con tan pocos en este tiempo, haré persistir Mi Propósito en las almas.
La puerta de la cristificación aún sigue abierta y no se ha cerrado. ¿Quiénes tendrán el coraje de atravesarla para ya no ser nada y para que el Todo sea en ustedes como el Todo es en el Divino Hijo, el Primogénito?
Mientras tanto, en este ciclo de reconstrucción de las bases espirituales de esta Obra, las Leyes vuelven a restablecerse y esto deja a las almas ante su propia realidad, pero también ante su propio compromiso, que no se pueden olvidar de que fue firmado en los Cielos.
Den valor a todo esto antes de que Mi Presencia se recoja, porque cuando llegue ese momento, que no está muy lejos, ustedes y sus hermanos deberán dar testimonio de lo que durante muchos años creyeron y recibieron a través de Mí en confianza, fidelidad y voluntad, porque fue por una Voluntad Mayor desconocida e incomprensible para esta raza.
Así Mi Obra se perpetuará en corazones consolidados y firmes, en almas disponibles y decididas que sepan ser instrumentos en la superficie de la Tierra para reflejar, en simplicidad y humildad, los valores crísticos, todo lo que Yo les he compartido a lo largo de los tiempos, así como lo que he compartido en el pasado con Mis apóstoles.
Por eso, no olviden amarse los unos a los otros como Yo los amo. Así, tendrán ciencia y conocimiento de todo, comprenderán y aceptarán la vida de sus semejantes y de sus hermanos, tendrán el corazón abierto para acoger al que sufre e incluso al que se purifica; pues ante Dios todos son iguales, porque son Sus hijos en la Tierra, en el Edén que Él les ha confiado desde el principio.
Y así, Él Me envía para que, a través de la Luz del Amor que hoy los vuelve a tocar y a contemplar, Aurora ofrezca su brillo y su Luz inconmensurable y anónima, como siempre lo ha hecho. Así, sabrán que están delante de un misterio que sentirán en el corazón por su vibración y Gracia, por esa Gracia que los reúne una y otra vez, y que les recuerda la Hermandad.
En este segundo día, vacíen el corazón y la consciencia para que Yo pueda llegar a lo más profundo, hasta donde ustedes no pueden llegar; porque, en este tiempo de purificación y de desafíos, es Mi Espíritu que los reúne y los ayuda, como siempre lo ha hecho desde el principio, desde el primer día que Me dijeron sí.
No le teman a lo que no consiguen soportar, no sufran con lo que no pueden transformar. Porque si en su imperfección Pedro caminó sobre las aguas y casi se ahogó por dudar de su fe, Yo llegaré como en aquel tiempo en la tempestad de la noche, en la que todo parecerá muy difícil, a traer la Luz al mundo, aquella Luz infinita e invencible que generó y creó al Hijo de Dios y que lo hizo nacer en el Pesebre de Belén.
Es esta Luz la que llegará en la hora correcta y en el momento oportuno para salvarlos y salvar a muchos más que sufren en el mundo el horror de la guerra, la maldad del hambre, el sufrimiento de la enfermedad, la soledad y el abandono.
Dejen venir a Mí a los niños, a los más pequeños de todo el mundo, porque de ellos siempre será el Reino de los Cielos, porque a través de ellos recordarán su propia pureza y esencia original.
Que el estigma del odio, de la venganza y de la maldad sea transmutado por el poder interno que reside en Aurora, para que muchos más tengan la Gracia y la oportunidad de la redención.
Que se cumpla el tiempo de la esperanza.
Que se vea reflejado el tiempo de la renovación en Mis apóstoles, en los que están decididos a reconstruir Mi Obra en la superficie; porque el Señor ve hasta lo más pequeño y silencioso, porque Yo estoy allí en lo más pequeño y en lo más silencioso. Allí siempre Me encontrarán cuando ya no hable más con ustedes públicamente, porque en Mi Palabra está el Agua de Vida que sacia toda sed, que disipa toda oscuridad, que reenciende el corazón que está muerto en vida; porque, así como resucité a Lázaro de la muerte condenatoria, así tengo el poder de resucitar sus espíritus si Me lo permiten.
Que las ovejas se reúnan en Mi redil, el Señor las llama a pastar en el Nuevo Tiempo, a dar los nuevos pasos en su servicio al Plan.
Que la esperanza los ayude a soportar estos tiempos, que sostenga a la humanidad herida y ultrajada.
Que las familias puedan ser el recinto del amor y de la paz en los oratorios del corazón.
Que se cumpla el tiempo esperado, ahora y siempre. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aquel que Me vive, nada temerá. Aquel que Me siente, no perecerá; porque la Gracia que Yo les transmito y comparto con los Míos es incalculable, es la Gracia eterna de Dios que siempre desciende y los toca para que en cada paso aprendan a cumplir con Su Voluntad.
En esta noche, las estrellas de Aurora Me reciben, así como sus corazones, abiertos a la Presencia insondable del Señor, que inmutable y recogido está aquí para anunciar la Palabra de los Cielos, para verter sobre las almas entendimiento y sabiduría, compasión y paz.
Es así que, en este primer día, vuelvo a abrir las puertas de Aurora para que ustedes y sus hermanos del mundo estén ante el portal de la Cura Interior, que tanto necesita la humanidad y el planeta en este tiempo de adversidad interior y de conflictos.
Pero hoy, Yo los invito, una vez más, a colocar sus consciencias en lo Alto, en los sentimientos y pensamientos superiores que emanan eternamente de la Fuente y nutren a las almas de luz, fe y esperanza.
Es allí en donde Yo los necesito en este momento y no en otro lugar, para que junto Conmigo reconstruyamos el plano espiritual de esta humanidad y de este planeta que se corroe a sí mismo en su oscuridad y lucha.
Pero Yo vengo aquí como ese Sol de Aurora que nunca se apaga, que nunca se oculta y que está latente ante el corazón que se abre como una flor para recibir los rayos del Amor y del Perdón del Corazón de su Maestro.
¡Oh, noche oscura de este planeta!,
que confundes y perturbas a las almas,
¡apártate de ellas!,
porque el Sol del Universo, el Príncipe de la Paz,
ilumina con Sus Rayos a toda la Creación
y en especial a este mundo,
para que los mundos internos siempre reconozcan
la Gracia que han recibido directamente de Mí,
en el nombre de Adonai, Nuestro Dios.
¡Oh, noche oscura de las almas!,
no le temas al desierto, a la aridez o a la soledad;
he aquí la Fuente inagotable
que se abre una vez más
para que sacien la sed espiritual e interior.
¡Oh, sed tan grande que siente su Maestro!,
por aquellos que son olvidados y descartados,
por los que son últimos y despreciados,
por los más pequeños entre los más pequeños;
allí Yo estoy para que Me sirvan,
para que Me encuentren y para que Me vivan,
y así alivien el sufrimiento del Corazón del Redentor.
Noche oscura del mundo,
no tienes la última palabra,
porque la poderosa y creadora Palabra de Dios
siempre se cumplirá,
así como es la Ley y es la vida,
así como son los Mandamientos que guían
al pueblo de Dios y a las almas
por el camino de la rectitud y del bien.
He aquí el Sol que ilumina la noche de las tinieblas del mundo.
He aquí el Sol de la esperanza que está latente y vivo en el corazón que lo adora y lo reconoce en su interior.
Ahora que ya crecieron, es tiempo de caminar en el apostolado y en el servicio.
Me afirmo en aquellos que Me viven. Me complazco en aquellos que Me buscan. Me alivio en aquellos que están Conmigo y no dudan, porque es Dios que escribe con Su propia Mano el destino y el final.
Felices serán los que persistan. Agraciados serán los que se abran a este momento y a este ciclo. Porque si en este ciclo suceden muchas cosas, aun siendo dolorosas e incomprensibles, ¿será que Dios lo ha permitido? ¡Sí!
En los Míos debe forjarse el espíritu de la verdad y también el espíritu de la fe que inamovible sostiene el estandarte de Cristo en la Tierra para poder iluminar con Mi Código Crístico al mundo y a los que claman por ayuda.
Mis Palabras se escriben en los corazones que las aceptan, Mi Luz se infunde en los corazones que se abren, porque aquí hay un Plan por cumplirse y realizarse. Y eso así será, porque es Voluntad de Mi Padre.
Que, en la noche oscura, las almas se concentren en la Luz que proviene de Dios y de Su Fuente, para aprender a sostenerse en Mí y por Mí hasta el final.
Hoy, Aurora brilla a través de sus nuevos pasos, que son internos y profundos. Quisiera que pudieran abrirse a esto, porque es una Gracia especial que Yo coloco en los que Me dicen sí.
Aurora es un Espejo que no puede dejar de irradiar y de compartir su Gracia. Este fue y siempre será el lugar escogido por el Padre Eterno, porque Aurora en su misterio se revela a los puros de corazón y a los verdaderos de espíritu.
Aurora es para la humanidad y el planeta, es para los que aprenden a soportar su Fuego, su Fuego de Amor. Si tienen esto presente, conocerán aún más de Aurora, mucho más de lo que creen saber hasta ahora, porque en verdad la esencia de Aurora aún no fue revelada por el Arcángel Rafael.
Pero llegará el tiempo de que esto suceda, y así el Sol de Aurora disipará la noche oscura del planeta, para que los autoconvocados vean venir en el horizonte el Retorno de Cristo.
Los que hoy están y los que hoy no están fueron señalados por Mi Mano. Esto es imborrable, más allá de cualquier consecuencia o situación. Recuerden que es Mi Corazón que lo ha aceptado a cada uno y no solo Mis Palabras; porque en Mi Corazón solo vive el Amor y no la Justicia, el Amor que los lleva a la luz de la Verdad y a la esencia de la Paz.
Muchos de ustedes y de sus hermanos, una y otra vez, fueron bautizados por Mi Espíritu y fueron ungidos por Mi Luz. Den valor y honren a todo esto en el final de los tiempos, porque nada es en vano para su Señor. Y aquellos que permanezcan, que no pierdan la esperanza ni aplaquen tampoco su fe.
Ya estaba anunciado que el mundo viviría esto y también la humanidad. Estaba todo escrito en el Libro Sagrado de Dios para que, en este tiempo, ustedes que fueron llamados a vivirlo y a experimentarlo, sean fuertes en el amor y en la hermandad, en el bien y en la caridad. Así, siempre vivirán Mi simplicidad y Mi silencio.
Que, en esta noche, el Sol del Señor, que a todo ilumina y hace resplandecer, pueda hacerles sentir el brillo espiritual de Aurora, como Centro de una Voluntad desconocida.
Que esta Maratón represente un paso a la madurez y a la confianza absoluta en el Creador para que más almas en el mundo sean rescatadas y ayudadas por Mí.
Que en esta Maratón sus oraciones se eleven, no en palabras repetidas, sino que el fuego de sus oraciones se eleve, como el incienso en el Altar, para ofrecerse a Nuestro Creador en expiación por los pecados del mundo y por los conflictos de la guerra, para que los desprotegidos sean amparados, para que los niños y niñas sean protegidos, para que las naciones no pierdan la paz y los ángeles de las naciones puedan obrar, así como está escrito en el Corazón del Padre.
Permitan que, en esta Maratón de oración, sus ángeles de la guarda trabajen como nunca antes. Únanse a ellos en oración, para que la paz los ayude a ustedes y a sus hermanos a enfrentar la desconocida noche oscura que precede al Retorno de Cristo, su Maestro y Señor.
Que se cumpla, Adonai, Tu Voluntad.
Que las almas no teman vivir su propio Getsemaní.
Que las almas aprendan a vivir sus grandes decisiones,
así como lo hizo Tu Hijo en los cuarenta días del desierto,
para que todos, todos los corazones posibles
puedan ser instrumentos de Tu Paz.
Amén.
Bajo la Luz que proviene del Amor eterno de Aurora, que redime, libera y transmuta toda condición humana, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Voz hace eco en el silencio más profundo del universo, en el que los mundos internos Me pueden escuchar y reconocer. Es en ese profundo silencio del universo en el que el Padre busca la respuesta a través de la sabiduría, de la ciencia y del entendimiento.
El silencio permea las capas más profundas de la consciencia, de la vida y de toda vibración, porque en ese silencio más profundo del universo se encuentra la respuesta de Dios, la que muchas veces intentan encontrar o aun poder escuchar.
Para que la sabiduría permee la vida, el silencio es el preámbulo. Esto aparta la consciencia de posibles errores, porque la Sabiduría de Dios es la certeza y la convicción de Su Espíritu, que lo sabe todo, que lo conoce todo y que todo lo impulsa, en esta y en otras dimensiones. Sin esa Sabiduría Divina e Interna, la vida interior no tendría sentido.
¿Qué fue lo primero que el Padre manifestó en esta Creación? Fue la ciencia de Su Vida Interior, que impulsó la Creación y todo lo creado posteriormente. Allí se encuentra esa matriz. Allí se revela ese Propósito para todo lo que existe, para todo lo que vive y vibra en este universo.
Cada elemento como cada partícula, cada átomo como cada célula, dentro de esta ciencia cósmica cumple un propósito y un deber, porque existe para poder reflejar la Voluntad del Padre, así como los santos ángeles lo hacen en el Cielo y en la Tierra.
En este macrouniverso de vida, en este espacio de existencia, de evolución, cada elemento, partícula o vida cumple su Propósito en la manifestación del espíritu, de la mente y de la materia.
Es en esta comunión perfecta, es en este alineamiento con lo superior e interior, en donde la propia consciencia debe estar conectada, unida y hasta fundida con la Creación, para que así el Principio de Dios, que es inmutable, manifieste, revele y construya Su Voluntad en todo lo que fue creado por Él mismo en el principio.
Dentro de esta infinita Creación deben contemplar el Propósito y el Origen para poder trascender los acontecimientos, los hechos o aun las heridas.
Si sus consciencias no viajan en el espacio-tiempo, en donde vibra y existe la Vida Divina, el Gran Propósito que creó a esta existencia, a todos los universos, dimensiones y planos, ¿cómo podrán superar el final de los tiempos?
Es hora de mirar hacia lo que es esencial dentro de sí mismos, porque allí está la respuesta, allí está el próximo paso, apartado de las ideas y de los pensamientos, de todo lo que podrían creer que es mejor.
Dios no se encuentra allí. Él se manifiesta y se presenta a las almas a través de Su Soberano Silencio y de Su infinita Vida Divina e Interna, para ir construyendo a través de ellas Su Voluntad. Hoy es el tiempo de que vivan esto, no solamente que lo reciban o lo escuchen.
Recuerden que Mis Palabras graban un código, registran un impulso en el éter del planeta, para que esta humanidad malherida pueda resucitar espiritualmente y comenzar de nuevo con esperanza, con la llegada del porvenir, el advenimiento de Cristo.
Ustedes deben pensar como los ángeles, ustedes deben sentir como los ángeles, así se darán cuenta cuánto aún es necesario sublimar y trascender.
Pero en el origen de esa existencia, en la que está presente el Todo, y vibra y está presente la vida interior, es en donde se espeja con poder el Amor del Padre, que en este universo coloca todo en su lugar, pero no con Justicia sino con Misericordia, a través de una Sublime Sabiduría para que todo lo creado aprenda a evolucionar y a crecer.
Deben imitar a la naturaleza que Dios les manifestó, sus ciclos de recogimiento, así como sus ciclos de expresión y de expansión; porque, así como brota la semilla para que algún día nazca el fruto, así la vida pierde sus propias hojas y una vez más vuelve a brotar y a resurgir tan fuertemente, a través de la Luz que recibe del Cielo, que fortalece el espíritu y expresa la entrega en los que viven en fidelidad al Señor, Nuestro Dios.
Hoy, quiero dejarlos en ese nivel de consciencia; porque, cuando Yo ya no esté entre ustedes, deberán buscar dentro de ustedes mismos, de forma impersonal y madura, la fuerza del amor y de la fe, ese mismo estado interno que hoy les presento a todos, a pesar de las diferentes escuelas que están viviendo.
Pero no se olviden de lo que Yo les enseñé a Mis apóstoles y al pueblo de Israel: que a los Ojos de Dios todos somos iguales; para Dios no existen mejores ni peores, buenos o malos, despiertos o dormidos. Dios sabe quién es cada ser en su existencia interior.
¿Será que ustedes consiguen valorar esta dádiva, así como Dios la valora con Su amplitud y amor?
Así, aprenderán a ver al otro con los ojos del alma y no de la mente. Así, podrán reconocer entre las miserias al Cristo Interno, esa pequeña chispa de Luz que Dios colocó en cada hijo Suyo para que, en esta vida y en este universo, cada uno pueda dar vida en abundancia.
Creo que ya estamos ante la posibilidad de dar ese paso que hoy les pido, para poder salir de la conflictiva tercera dimensión e ingresar en el tiempo de la Hermandad, en el que todos son considerados, en el que todos son contemplados, en el que todos son escuchados sin ser juzgados; porque si Dios hubiera colocado Su vara sobre ustedes, no estarían aquí.
¿Ahora, comprenden que Su Amor Infinito no se mide por los prejuicios; y que Él, el Todopoderoso, como Padre de Brazos abiertos y de Corazón expandido, quiere tenerlos cerca para que cumplan Su Voluntad?
¡Cuántas, pero cuántas almas necesitan esto y no lo tienen!
Estén atentos para reconocer con gratitud esta Gracia; para que, en ustedes, algún día que no sea muy lejano ni distante, pueda nacer el sabio Cristo Interno, aquel que no mide con una vara, sino que ama a través de sus acciones; el Cristo Interno que acoge a través de su corazón y que es capaz de sentir al miserable como parte de su propia miseria, porque esto fue lo que Yo viví por ustedes.
Abracen con fervor Mi Llamado y recíbanlo también como una bendición, como la oportunidad de abrir una nueva puerta, que con esperanza mire al futuro y con determinación cierre la puerta del pasado para que no se pierdan en las cosas superficiales.
Porque en verdad les digo que sin amor nada es posible. ¿Cómo están los grados de su amor? ¿Dónde el amor actúa en ustedes? No lo olviden.
Que la Sabiduría de Dios los fortalezca. Que el Amor de Dios los levante para que caminen decididos hacia el Propósito, aquel Propósito que está escrito en el Corazón de Dios, porque es a Él al que le debemos honor y gloria.
Les agradezco a los que se empeñan y se esfuerzan en transformarse, a los que todos los días son capaces de mirar la Luz del Rostro de Jesús para ser bendecidos.
Que la paz promueva la paz y que la paz les conceda la unidad y la fortaleza a quienes le dicen sí a Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como la lluvia que cae sobre Mi amada Figueira, así sus corazones han sido lavados y purificados a través del Sacramento de la Confesión.
Así, les doy Mi bendición, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recuerden que siempre podrán ver sus corazones purificados y limpios. No deben temer expresar lo que sienten o lo que padecen.
A través de Mi Sagrada Palabra y de Mi Insondable Presencia, Yo vengo a buscar en ustedes corazones sinceros, aunque imperfectos, corazones que son capaces de decirle sí al camino de la transformación y de la consagración.
Por eso, a través de Mi Gracia, hoy derramo sobre el mundo la Luz más profunda de Mi Corazón, para que esta indulgencia abarque a todo el planeta y a todas las almas posibles, especialmente a Mis más pequeños hermanos de los Reinos de la Naturaleza.
Todo, absolutamente todo, es tocado por esta Gracia de Dios que los vuelve a unir y a reunir en Mi Presencia. Porque, así como les he dicho en estos días, no existe otra razón ni otro motivo en este momento para que su Señor y Maestro se presente aquí, que no sea una causa de Amor y de Paz.
Trabajen a través de este Amor y obren a través del Amor que Yo les entrego.
Ahora que sus caminos se han purificado, no se permitan retroceder, no se permitan volver al pasado; sino decidan, ahora y siempre, cruzar la puerta de la esperanza que es abierta por intermedio de Mi Corazón, para que todos puedan entrar al Reino de los Cielos.
Sé que no saben lo que esto significa.
¿Cuántas veces estuvieron ante el Reino de los Cielos? ¿Cuántas veces sus ángeles de la guarda les permitieron esa oportunidad?
Y esto no significa que no sigan viviendo las aflicciones del mundo. Porque un verdadero Cristo en la Tierra, un discípulo del Maestro, se transforma y se redime a través de sus aflicciones, no para quedar preso en ellas, sino para saber liberarse a sí mismo todos los días. Esto es tan simple, pero a muchos les parece difícil.
Por eso, no se deben olvidar de la Gracia que los congrega y los une, esta Gracia especial que Yo he compartido y he extendido a todos, durante estos días de confesión y de reconciliación.
Ahora es el tiempo de que sus vidas se afirmen a través de Mi Corazón, presente en la Eucaristía, como símbolo y Sacramento que renueva la vida y la consciencia en cada momento y en cada oportunidad que tienen de comulgar.
Con esta actitud de reverencia a lo sagrado, que debe reflejarse en este tiempo en sus vidas, ante la Santa Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, estarán comulgando del mismo código y de la misma esencia que los santos apóstoles vivieron en aquel tiempo; código que los transformó en embajadores de la paz, en anunciadores del Evangelio del Amor, en santos en la Tierra.
Por eso, deben preguntarse, en este tiempo y en esta hora, si verdaderamente están dispuestos a seguir este camino, como muchos en otros tiempos lo siguieron y lo acompañaron, a través del Llamado y de la Voz del Maestro.
Por eso, recuerden cuando Mi Vida y Mi Presencia tocaron sus corazones. Es lo que Mi Corazón quiere sentir de ustedes en este tiempo de tribulación y de oscuridad.
Que su amor transformador, que su vida consagrada, que su reverencia a las Jerarquías pueda tocar una y otra vez Mi Corazón, no solo a través de la vida de los Sacramentos, en el importante momento de la Comunión de ustedes Conmigo, sino también a través de las obras de paz y de caridad.
En esta la hora, esto es lo que Yo espero de cada uno: ver ardiendo sus corazones, sintiendo y viviendo delante de ustedes la llama flameante del Divino Propósito que Yo les traigo y que los renueva.
Porque, ¿cuántas veces he tenido que romper sus propias cadenas?, ¿cuántas veces he tenido que disolver sus propias amarras y también desatar los nudos de la consciencia?
Pero, ¿cuántas veces ustedes y sus hermanos estuvieron delante de lo Mayor, lo Infinito e Inmaterial?
Ese es el camino que deben decidirse a seguir en este tiempo: que su vida material se vuelva una vida inmaterial, en correcta comunión con la Ley y el Propósito. Porque en este tiempo, compañeros, muchas cosas les serán ofrecidas a todos, pero serán cosas huecas y vacías porque no tendrán la esencia del Amor Crístico que Yo les imparto y les entrego.
Por eso, los necesito como embajadores de la paz y no del conflicto. ¿No ven ya bastante conflicto en el mundo para que haya más?
Quiero que sus vidas sean vidas de reconciliación y de paz, de reverencia ante la Sagrada Instrucción recibida, desde los primeros tiempos cuando la pequeña Figueira comenzó a crecer, a madurar y a dar sus primeros frutos.
Yo quiero verlos junto Conmigo ante ese origen de Figueira, ante la solemne energía de la Instrucción y de la Jerarquía. Es tiempo de que cada uno de los setenta y dos atributos(1), que aquí fueron recibidos, sean vividos para que sus vidas vivan ardientemente la consagración de espíritu, mente y corazón.
Así sus consciencias, de una forma simple, pero verdadera, serán merecedoras de los frutos de este Reino de Figueira y permitirán que este legado reverbere y palpite en los corazones, sobre todo en los que son llamados a despertar.
Pero ustedes están despiertos, ustedes están conscientes, ustedes son responsables de este legado espiritual que se ofreció abnegadamente para poder expandirse y ampliarse en el mundo a través de pequeñas Islas de Salvación.
Siempre es bueno, compañeros, volver a la esencia del origen, una y otra vez; porque grandes son las amenazas que hay sobre el mundo y la humanidad, grande es la confusión espiritual, mental y moral.
Dios les ha entregado un instructor, que encarnó en este mundo, al que siempre le deberán agradecer y reconocer como su maestro. Él fue y será siempre un discípulo y amigo especial.
¿Han visto en sus ojos al Reino de Mirna Jad, reflejándose una y otra vez en su faz, en cada palabra e instrucción pronunciada, como también en su corazón que siempre irradiaba paz y solemnidad?
Si Mi amigo José pudo vivirlo y hacerlo, y se ofreció por ustedes para que también lo vivieran, ¿creen verdaderamente que Él les abrió la puerta hacia el mundo de la reverencia y de la paz, hacia el Sagrado Reino de la Jerarquía Mayor? Yo les puedo decir que sí.
Por eso, estoy aquí una vez más para confirmarlo y pronunciarlo; porque mientras hoy los campanarios internos de Mirna Jad resuenan en las almas, puede volver a palpitar, en todos, la llama flameante de lo sagrado y de la reverencia al Divino Propósito.
Reconozcan ahora las Gracias que recibieron desde el principio y la bendición de las insondables e infinitas Jerarquías que hoy están aquí, junto con su Maestro y Señor, para testimoniar y registrar este momento en sus Libros Sagrados.
¿Será que vieron en esos Sagrados Libros sus nombres originales? Esto era lo que hoy Yo estaba contemplando antes de llegar aquí a su encuentro.
Así, como para Nosotros, sus nombres pueden brillar en estos Libros como estrellas en el firmamento, ¿será que ustedes, por Mi Amor, podrán brillar como estrellas en la Tierra y decidirse a vivir las virtudes que Dios les concedió desde el origen?
Todo les fue entregado, todo les fue confiado. Es tiempo de honrar a este legado único, silencioso, anónimo e imperceptible para la mayoría de la humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cristo está diciendo si pueden pedirles a los padres de los niños que los lleven a jugar al bosque, donde los ángeles los entretendrán.
Los más pequeños ya están en Mi Reino. ¿Será que ustedes llegarán a ser pequeños como estos niños para ingresar, en inocencia y pureza, al Reino de Dios?
Hoy, vengo a marcarlos y a señalarlos con la Unción de Mi Espíritu. Como consumación de esta indulgencia espiritual, quiero que Me respondan: ¿aceptan consumar esta Gracia espiritual y desconocida a través del Sacramento de la Unción en este día?
Los presentes dicen ¡sí!
Ahora, reciban primero la Unción de Mi Luz, antes de recibir este Sacramento. Coloquen sus manos en señal de recepción.
Adonai,
Tú que conoces a Tus hijos en el Cielo y en la Tierra,
Tú que habitas en los mundos internos y en cada corazón,
haz revivir y renacer los principios
que fueron sembrados por amor y servicio,
a través del Sagrado Árbol de Figueira,
nutrido con la experiencia, la entrega y la donación
de los pioneros de este lugar.
Que los tesoros de este Reino Sagrado,
hoy puedan emerger para todas las consciencias,
a fin de que la cura y la paz
lleguen a cada corazón que las necesite.
Señor, que, a través de Tu Gracia,
Tus hijos puedan ser ungidos con Mi Luz,
que es la Luz de Tu Reino,
que es la Luz de Tu Gracia y de Tu Misericordia,
que puede regenerar cada célula y cada átomo,
para concederles la paz.
Señor del Universo,
por haber escuchado la Voz de Tu Hijo en la Cruz,
por los méritos alcanzados
con el sacrificio de Tu Amado Hijo,
concede esta Unción Espiritual a quien lo necesite
y que esta Gracia se multiplique
en todos los que la esperan,
para que así se cumpla Tu Voluntad
en cada alma y en cada corazón.
Por los méritos alcanzados por Mi hermano José, reciban el bálsamo de su espíritu en este momento en el que, como un padre e instructor, los anima a seguir adelante para que se cumpla Mi Plan.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En la Presencia de Cristo, Nuestro Señor, mientras nos preparamos para el Sacramento de la Comunión, vamos a entonar "Sopro do Espírito", colocándonos ante el Reino de Figueira, ante todo ese legado, todo ese tesoro espiritual que nació y brotó como fuente de instrucción para los corazones.
Y a pedido de Cristo, vamos a cantar este cántico, irradiando una profunda gratitud y reverencia a José.
(1) Cristo Jesús se refiere a los principales setenta y dos atributos, de un total de ochenta y cuatro que fueron recibidos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bienaventurados los que creen sin haber visto, porque verán el Reino de los Cielos.
Bienaventurados serán los que escuchen la Voz del Maestro, porque verán el fin del cautiverio.
Bienaventurados serán los que encarnan en sí mismos el Verbo de Dios, porque se transformarán.
Bienaventurados serán los que se rindan a Mis Pies sin demora, porque conocerán la paz.
Bienaventurados los que confían sin saberlo, porque siempre verán a Dios.
Bienaventurados serán los que cumplan Mis Mandamientos, porque vivirán la Ley Primera que es el Amor.
Bienaventurados los que sean humillados y ofendidos, porque no habrá nada que los derrotará.
Bienaventurados los verdaderos y simples de corazón, porque todo lo entenderán, más allá de toda ciencia y entendimiento.
Si Yo estoy aquí es para que vivan esto, porque será lo único que podrá reverberar y permanecer, aquí o en cualquier otro lugar, cuando su Maestro y Señor se retire.
Será en ese tiempo y en esa hora, en los que se conocerán los corazones verdaderos y los corazones falsos. Porque en esa hora, sabrán quiénes han comprendido verdaderamente la razón de recibir Mi Presencia y Mi Gracia, aun sin tener consciencia de lo que esto significa.
Por eso, les digo a los que verdaderamente Me sirven y Me acompañan, a los que son celadores de Mi Palabra y de Mi Mensaje, a los que creen sin haber visto, que siempre los sostendré en Mí, así como sostuve en Mí la Cruz.
Porque cielo y tierra pasarán, pero la Palabra de Cristo, su Señor, permanecerá en el corazón que haya creído en Mí hasta el final y no se haya dejado arrebatar por la duda o por la falta de fe en Mí. Porque este tiempo ya estaba escrito y previsto; y así es y así será, lo acepten o no lo acepten.
Yo vendré por los que han sido consecuentes Conmigo, no solo aquí, sino principalmente en el mundo entero. ¡Cuántos corazones sirven al Señor y ustedes no lo saben!
En lo más pequeño es en donde Yo Me escondo y en lo más simple es en donde Yo vivo. No estoy en ningún otro lugar sino en esos, en lo simple y en lo pequeño, en lo verdadero, en lo que puede vivir verdaderamente en ustedes.
No tendría sentido estar aquí si no fuera por esto. Pero Mi Padre decidió que Yo estuviera aquí y, a lo largo de los últimos tiempos, más allá de las circunstancias o de las situaciones, nadie puede impedir que el Señor trabaje y obre.
Porque quien está Conmigo, está de verdad. ¿Y es a la verdad que ustedes le temen?
Benditos son los oídos que escuchan abiertamente y que no cuestionan al Señor ni a todo lo que Yo mismo les he confiado y entregado hasta el presente. Porque lo que aquí sucede está siendo escrito, no lo olviden. Así como ustedes son testigos, los ángeles son testigos de Dios y son los que registran este momento y esta coyuntura.
Antes de retirarme de Mi tarea pública, momento que ya no está lejos, quisiera venir un día para poder ver y reconocer que comprendieron y que están viviendo Mis Palabras. Porque el Mensaje de Dios, el Mensaje de Cristo, es lo que debe permanecer en ustedes y nada más.
Aspiro y espero poder colocar Mis Pies en este lugar, como en otros lugares del mundo que esperan el Retorno victorioso del Señor.
Pero, antes de todo esto, quisiera poder permanecer perpetuamente en sus corazones, sin que Me retiren de sus vidas, aunque no lo perciban, porque el Señor reina donde está el amor, la verdad y la justicia. Esto es lo que hace madurar el corazón de Mis apóstoles, para que sean representantes de Cristo en la Tierra.
Si Yo estoy aquí es para reconstruirlos, para volver a elevar sus corazones a Dios, para que se den cuenta de que el Amor de Mi Padre es infinito, inconmensurable y hasta incomprensible.
Si el amor no estuviera aquí en primer lugar, para que se cumpla la Voluntad de Dios, no habría existido motivo ni razón de que los Mensajeros Divinos se hayan dignado a venir a su encuentro, aun a pesar de las circunstancias.
¿Será que esto puede ser valorado por ustedes y por sus hermanos?
Dios escoge a quien necesita servirlo. Él señala con Su Mano a quien necesita transformarse, humillarse y rendirse para crecer en el amor y la verdad, en Su santa y sabia Justicia.
Pero antes de que todo esto termine entre ustedes y su Señor, como les he dicho, vendré a buscar el resultado de lo que les he entregado por Amor, Misericordia y Gracia; y eso no podrá ser en vano.
Cada uno en su interior es responsable de lo que ha recibido en santa confianza y fidelidad, porque llegará la hora de venir a pedirles los talentos, pero antes deben saber cuál es su talento.
¿Qué más le ofrecerán al Señor en esta hora, en la que la mayoría de las almas del planeta se sumerge en la oscuridad por falta de Luz Divina y de Amor?
¿Será que podré hacer de ustedes instrumentos, recipientes vacíos y donados, para que el Señor pueda obrar y hacerlos partícipes de Mis Designios?
Pero, Me podrían decir: “Señor, yo Te lo he dado todo”.
¿Es firme esa respuesta?
Si el Señor se los pide, es por alguna razón. No vengo a buscar lo imposible, sino lo verdadero, aunque sea imperfecto.
Cuando se decidan definitivamente a sumergirse en Mi Consciencia, sabrán la verdad que tanto buscan. Pero, quiero decirles algo: todo lo que aquí ha sucedido a través del anuncio del Mensaje de la Jerarquía ha sido por una única causa, por la causa del Amor y de la Verdad.
Solo lo entenderá quien este despojado ante Mí, porque no es algo de esta realidad material, es algo de los Cielos, de la Voluntad del Padre, de Su más elevado Pensamiento.
Espero que Me entreguen agradecimientos y no reacciones. Espero que adoren al Señor en reverencia por hablarle a todas estas almas una y otra vez, por una causa justa, para que se cumpla la Voluntad de Mi Padre que está escrita en el universo y en todas las dimensiones.
Les vuelvo a decir que piensen en lo que les digo. Yo estoy aquí para ayudarlos, para hacerlos caminar a Mi lado a través de la senda del corazón, para que vean que Mi Gracia y Mi Amor no terminan aquí y que son inconmensurables.
Hoy, Me dignaré a consagrar nuevos adoradores, confiando que todos los adoradores están cumpliendo los votos de su consagración. Y eso espero, en fidelidad, amor, gratitud y reverencia, cuando tengan que estar solos y el Maestro ya no se encuentre aquí para recordárselos; porque las Gracias que les entregamos son para que den frutos a través de los votos que hacen las almas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los postulantes a adoradores pueden acercarse y colocarse alrededor del Altar, por favor.
Los hermanos pueden hacer su oferta interna ante el Corazón del Maestro, que los escucha y los acompaña en este momento en el que sus almas se elevan junto al Señor para hacer esta oferta honesta, sincera y verdadera, a fin de que se cumpla Su Voluntad en la vida de Sus discípulos.
En el nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Para seguir Mi camino existe una única senda que es la senda del corazón, una senda segura y protegida de toda interpretación e interferencia.
Si el discípulo no camina a través del corazón, estará perdido, porque su propia persona humana lo confundirá.
¿El discípulo se ha dado cuenta cuando ha caminado por la senda del corazón, pero también cuando no lo ha hecho?
Esa es la tónica de este tiempo, seguir la senda del Corazón del Maestro para que, en este tiempo de tribulación, los guíe el Espíritu Santo a través de Mí, por intermedio de Sus Dones y Gracias.
La senda del corazón es un camino siempre abierto, y diría imborrable, porque la senda del corazón es guiada por el espíritu de cada ser, cuando la persona humana permite que su espíritu actúe y obre.
Imaginen que, si su Maestro y Señor no hubiera dado Su vida a través de la senda del corazón, aun en el Calvario, ¿cómo habría podido consumar Su entrega durante Su Muerte en la Cruz?
El camino y la senda del corazón, tarde o temprano, lleva al discípulo a morir para sí mismo; para que Yo, como Maestro y Señor, pueda renacer en él.
Pero esa senda del corazón debe mostrarse a cada uno, deben buscarla incesantemente a través de sus buenas obras y oraciones; porque la senda del corazón es el camino de los que se humillan ante Cristo, de los que ya no quieren nada más para sí, sino el bien común de la humanidad.
Les parecerá simple lo que hoy les digo a Mis discípulos, pero sé quién vive la senda del corazón y quién no.
Pacientemente, espero que muchos más se animen a caminar por la senda del corazón para poder descubrir su verdadero ser y su verdadera esencia; porque no será en las explicaciones que encontrarán la senda del corazón, sino en la convicción absoluta de aspirar a vivir en Dios, de aspirar a encontrar a Mi Corazón, de que sean uno en Mí, así como Yo Soy Uno en todos para que Mi Padre, que está en los Cielos, pueda ser en ustedes.
Los grandes santos y discípulos de Oriente, los buscadores de la verdad, los que realmente buscan la verdad y no la condicionan, vivieron la senda del corazón. En algún momento de sus caminatas encontraron ese camino.
Y muchos de esos santos y discípulos de Oriente tuvieron que renunciar a sus propias realizaciones o también a sus propias aspiraciones. Porque para llegar al final de ese camino, que es Mi propio Corazón, existe una única condición para que sus vidas y la vida de sus hermanos puedan vivir definitivamente en Mi Corazón: la condición del despojamiento.
Parece una simple palabra, pero no lo es, porque la santidad se alcanza a través de la senda del corazón y nunca se alcanzará a través de la senda de la ilusión.
¿Cuáles son las ilusiones que aún rodean a sus consciencias?
¿Cuáles son los sueños que cohabitan en ustedes y que no son sueños de Dios?
Ante todo esto, ¿cuál es la regla de sus vidas?, ¿cuál es el código de su evolución?
¿Cuál es la causa de hoy estar aquí delante de Mí, respondiendo a Mi Llamado?
Lo mismo, ustedes podrían preguntarme:
¿Cuál es el motivo de que aún estés aquí, Señor?
¿Qué es lo que Te mueve para llegar del Cielo a la Tierra, para vivir este gran encuentro con las almas?
¿Qué es lo que Te hace incansable, Señor, paciente, humilde y amoroso?
¿Qué es lo que Te impulsa a llegar aquí; aunque encuentres a Tu alrededor, Señor, casi todo en ruinas?
¿Cuál es la respuesta?
El Amor, que es lo que Me permitió llegar hasta la Cruz para ser crucificado, muerto y sepultado; porque el propio Dios, en Su persona humana, se dejó morir para que ustedes pudieran resucitar. Y sé que esto todavía es parte de un misterio divino, hoy incomprensible.
Pero es un acto de Amor que su Maestro haya muerto en la Cruz; que hoy esté aquí, esperando que muchos más se decidan, de una vez y para siempre, a seguir el camino, la senda del corazón, para que comprendan la razón de Mi Voluntad y de Mi deseo ardiente por las almas.
Como les dije hace algunos meses, ahora es el tiempo y ahora es el momento de que cada uno camine con sus propios pies, pero sin arrastrarse en sus lamentaciones o en sus incomprensiones, que camine decidido y firme en el amor, en la Sagrada Enseñanza que Yo les he entregado durante tanto tiempo.
Porque ha llegado el tiempo de actuar a través de lo que les fue enseñado e impartido por Mi Corazón. Mientras tanto, el mundo que sufre, las almas que padecen, los corazones que agonizan sin ver el amor, la luz y la verdad, esperan por discípulos y servidores decididos.
Yo los quiero Conmigo enteros, porque una Voluntad tan amplia y desconocida no se puede concretar y realizar en corazones tibios, porque sería insostenible.
Siempre estoy aquí para mostrarles el camino y la salida. Las señales ya fueron claras. Los impulsos ya fueron entregados. La Misericordia fue distribuida y compartida entre todos, así como Mi Gracia, a través de la bendición de los Santos Sacramentos.
Que esta amnistía, que les ha otorgado Mi Madre Celestial en estos días de positiva coyuntura espiritual, sea bien aprovechada y respondida por las almas, porque existe una única razón para todo esto, es que, a través de las almas rendidas a Mis Pies, se pueda cumplir Mi Voluntad.
Por eso, vengo aquí, de tiempo en tiempo, a golpear la puerta de sus corazones, aunque ya Me hayan escuchado. ¿Pero, verdaderamente Me escucharon? ¿Se sumergieron verdaderamente en Mi Mensaje? ¿Dónde están los talentos que vengo a buscar?
No puede quedar solamente en los libros, Mi Palabra es un acto de comunión para que viva ardientemente en los corazones. Mi Palabra es agua viva que retira toda sed, porque no habrá santidad en esta vida sin atravesar el desierto.
Si su Maestro y Señor la vivió, ¿por qué ustedes no podrían vivir la noche oscura? Si Yo Soy para ustedes la Luz del mundo, ¿a qué oscuridad le temen?
Así, Yo vengo a disipar las tinieblas, principalmente en los corazones. Mi Palabra se sembrará una y otra vez en los corazones que confían en Mí.
He aquí la senda del corazón para todos. ¿La atravesarán?
Piensen en lo que les digo. Mediten en lo que les entrego. Abracen lo que les otorgo. Porque Yo ya Me estoy yendo para prepararme para el gran momento.
Y en los momentos más culminantes del mundo y de la humanidad, cuando Yo ya no pueda venir aquí, deberán recordar y revivir estos momentos, las innumerables Gracias que fueron impartidas y derramadas, como tantas estrellas en el universo.
Que esto pueda ser honrado y valorado por la consecuencia de sus actitudes y, sobre todo, de su entrega a Mi Corazón.
Vengo a hablarles a los discípulos que ya caminaron mucho tiempo. Vengo a hablarles a personas adultas, conscientes y despiertas.
Esto es lo que hará que Mi Obra sea posible en la Tierra, sobre todo en estos tiempos, en donde el amor y la paz deberán ser la premisa, la regla primera de la vida, para que todos se consigan sostener, porque eso es hermandad.
En este primer día, antes de celebrar la Santa Comunión, dejen sus corazones vacíos para que Mis Palabras puedan entrar y trabajar en ustedes, como pequeños destellos de Luz que provienen de la fuente de Mi Amor, de Mi insondable Misericordia.
Que Mi Paz permee cada esfera de la Tierra.
Que Mi Paz permee y se profundice en cada corazón.
Que cada célula y átomo reciba Mi Paz, para que se alcance la cura y el perdón.
Por esta Paz que hoy reina y nos colma en el Reino de los Cielos, Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí, por buscar a su Señor en la verdad del corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más