Mientras el mundo y la humanidad definen su camino hacia la eternidad de Dios, el tiempo de la Justicia Divina se aproxima para revertir todas las causas que se han generado en la humanidad.
Por eso, queridos hijos, en estos tiempos de emergencia, los llamo a todos a ser pacificadores y difusores del Propósito de Dios en la Tierra. De esa manera y mediante la oración del corazón, habrá más tiempo para que la Misericordia pueda seguir obrando en el corazón de todos Mis hijos.
Como Madre de la Justicia Divina, Yo les pido, queridos hijos, que no pierdan tiempo y abran vuestros corazones, porque como en Medjugorje, estos son Mis últimos avisos para que la consciencia de todos Mis niños reflexione y despierte a la realidad de este tiempo.
Queridos hijos, no vean a la Justicia como un castigo; la Justicia Divina ordenará lo que los hombres han desviado de la Voluntad de Dios.
Por eso, pequeños hijos, ¡oren!, ¡oren! y ¡solo oren! para que el Amor de Dios pueda tocar a todos Mis niños. Sepan que vuestra honesta y sincera oración del corazón definirá, como lo fue en Fátima, el próximo camino de la humanidad.
Como Mediadora, les pido que vuestras voces orantes socorran a la humanidad colocando cada una de vuestras súplicas a los pies del Creador.
Queridos hijos, un gran mediador es Mi Hijo Jesús; por eso, unan vuestras almas a la voluntad de Mi Hijo para que vuestros corazones encuentren una guía verdadera. En Jesús resucitarán a la vida. En Jesús remediarán el dolor del pasado. En Cristo seguirán por el sendero de la Misericordia y de la Redención.
No sientan miedo porque hoy Yo estoy entre ustedes y con todos los corazones del mundo, llamándolos a orar por la paz y la conversión de toda esta humanidad.
Rediman, a través del perdón, todo el pasado y, en alegría, junto a Mi Hijo, sacien vuestra sed de amor. Sean consecuentes los unos para con los otros, porque para el fin de este ciclo en el mundo, ha llegado la hora de manifestar las sagradas enseñanzas que Mi Hijo les entregó:
- Amar es perdonar
- Donar es entregarse
- Confiar es vivir en la fe.
¡Les agradezco por responder en este día a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
La Virgen María retomó la transmisión diciendo:
Hijos Míos, he visto y he considerado dentro de Mi Plan de Amor que, por los tiempos de emergencia, Mi Voz debe seguir teniendo eco en los corazones que aún no Me escuchan. Por eso, a partir de hoy, todas las apariciones mensuales serán públicas y abiertas a todos para que Mi mensaje reverbere en las consciencias.
Un día como este once de agosto pero del mes de febrero de 1858 en Lourdes, Mi Inmaculado Corazón trajo a este mundo el Manto Universal de la Cura para todos Mis hijos. A Mi hija Bernarda le pedí que cavara la fuente para que todas las generaciones se sirvieran de ella en la unión amorosa que todas las almas deben buscar con Dios.
Hoy, en estos tiempos de grandes definiciones, Yo los acompaño desde hace ya cinco años, los contemplo y solo les pido que sean inagotables fuentes de oración.
Queridos hijos, aún el mundo no se ha postrado a los pies del Creador y, como Madre de la cura del alma, les pido que continúen orando, orando con el poder del amor de cada uno de vuestros corazones. Eso permitirá que el Universo de Dios actúe sobre todas las consciencias, aún más sobre todas aquellas que necesitan de la Luz Redentora de Mi Hijo.
Queridos hijos, Yo los invito de manera especial en este once de agosto, a convertir vuestra vida en un estado de oración, en un nuevo proverbio de Luz que pueda irradiarse hacia la humanidad.
Yo los conduzco por los nuevos caminos de los pastores, pastores a los que ustedes deben amar y respetar, porque Mi Hijo los eligió para que proclamen el Reino de Dios.
Queridos y pequeños hijos, está llegando el tiempo de unir lo que la consciencia de todos Mis hijos ha separado a lo largo del tiempo. La única religación para todas las almas es el Corazón Divino de Mi Hijo, porque es en Mi Hijo que podrán hallar la Paz y el Perdón de Dios que muchos necesitan.
La humanidad prosigue por el camino de las ofensas y eso repercute en la vida del espíritu; por eso, como Intercesora de todas las almas, los llamo a orar con el corazón para que más Luz pueda encenderse en los que caminan por las penumbras.
Mi Hijo es la Luz del mundo y ustedes son posibles chispas del brillo eterno de Su Sagrado Corazón.
Hijos Míos, es momento de que a través de la oración, levanten los brazos y clamen por Misericordia para que el Universo Creador pueda transformar todo lo que aún la humanidad no logra cambiar.
Sepan, todos Mis pequeños, que están en el último tiempo de Misericordia, y tal como fue anunciado por Mi Hijo al mundo: llegará el tiempo de la Justicia Divina. Amen la Ley para poder amar el Universo de Dios. Recuerden los mandamientos, renueven vuestros votos con el Creador.
Yo los guío, los coloco cerca de Mi Hijo.
¿Aceptan la venida de Su Reino?
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Hoy los invito a permanecer en el Reino de los Cielos como única aspiración a despertar en estos tiempos. Sus corazones deben mirar hacia el horizonte de Dios y, así, presenciar la llegada de Su Reino de Paz a la Tierra.
Queridos hijos, con sus miradas hacia los Cielos, los llamo a interceder por todos Mis hijos pidiendo Misericordia a través de la oración fervorosa del corazón. Será un simple acto de amor por la humanidad viniendo de cada uno de sus corazones.
Como Guardiana de la Fe en los corazones vivo en la perpetua esperanza que Mi Inmaculado Corazón tiene por la conversión del mundo. Hijitos, ustedes son partícipes, en este tiempo, del ciclo de la salvación que Mi Hijo promete para todos los hijos de Dios, más aún para aquellos que viven en falta.
Todavía la Fuente de la Misericordia de Jesús se derrama sobre el mundo. Solo basta que más corazones crean en este Ministerio de Mi Hijo para que la Gracia pueda descender sobre la humanidad.
Por eso, vayan y digan a todos que Mi Hijo quiere ayudar y consagrar a todos los hijos del Padre como nuevas fuentes de vida para este mundo en dolor.
Como soldados marianos unidos a Mi Inmaculado Corazón, Yo les pido que correspondan al gran llamado que Mi Corazón pronuncia para todos ustedes; un llamado a aceptar el tiempo que queda de Misericordia para Mis hijos, antes de que llegue el tiempo de la Justicia Divina.
Queridos hijos, ustedes están en Mis brazos como también en el Corazón de Dios. Vivan este tiempo como un tiempo para orar cada vez más con el corazón.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Es así como Yo quiero ver a todos sus corazones: en vigilia y en oración por todas las almas. Así estarán confirmando sus vidas a la vida de oración y de salvación. Sus corazones serán guiados hacia Mi Inmaculado Corazón.
Pequeños niños, la humanidad de hoy sufre por estar distante de los ojos de Dios. Por eso, Mis hijos, es necesario establecer columnas de paz en cada lugar de la Tierra como en cada hora del día. El Señor misericordioso Se sirve del llamado orante de todos Sus hijos para poder aliviar al mundo de la justicia que llegará para toda la humanidad. Es necesario fortalecerse y confirmarse en la oración para poder así consagrarse a Mi Inmaculado Corazón.
Quiero traer desde los Cielos a las huestes de ángeles para con la oración comenzar la hora de la salvación de todos los corazones. Queda mucho por hacer, Mis pequeños, por intermedio de sus manos. Por eso, encendiendo la llama universal de la oración ayudarán a aliviar el dolor de este mundo que cada día se destruye a sí mismo.
Yo llamo a todos los caminantes de corazón para que, junto a Mi Inmaculado Corazón, recorran la senda de la oración. Estamos en la hora del llamado final para la salvación de las almas. Mis ojos misericordiosos quieren derramar la pureza y la bondad del Señor para así llamar a la conversión a los últimos corazones a quienes Mi Corazón y Mi voz se anunciarán.
El día de la Gracia llegará para todas las almas que sepan reconocer la Misericordia que el Señor, desde los Cielos, tiene por cada corazón. El mundo deberá ser restaurado y, para eso, deberemos afirmar, en la vida de cada corazón, una oración que repare los hechos cometidos a lo largo de los siglos.
Mi Corazón Inmaculado triunfará en aquellos corazones que ansíen vivir en Mí y en Mi Templo para no abandonarlo jamás. Pero todas las almas deberán confirmarse delante de Dios en este último tiempo. Por eso, Mis pequeños hijos, Yo vengo desde los Cielos para preparar a los corazones que quieren escuchar Mi llamado. Para ello, Mis pequeños, será importante que los oídos del corazón estén abiertos a Mis palabras para que ellas perforen lo que aún está resistente a Dios.
No teman, Mis hijos, confíen en Mi Luz Eterna y conocerán el Amor Prodigioso de Mi Corazón. Yo los amo a todos, aún más a aquellos que caminan por otros senderos, quienes deberán ser rescatados del mundo. Con sus oraciones, alivien el Corazón Flagelado del Señor para que, en la esperanza celestial, más hijos sean convertidos por Mi Amor Maternal. Yo los sigo a todos desde el Corazón Puro.
Gracias por responder a Mi llamado del día 23 de Diciembre.
Los ama y los bendice perpetuamente,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más