Viernes, 27 de enero de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Deja que tu consciencia llegue al límite de su prueba. Deja que se abra en su totalidad el abismo de tus miserias internas. Deja que tu ser ingrese plenamente en la escuela de la humillación y de la humildad. Abre bien los ojos para ver aquello que tienes que transformar y no temas.

No des vuelta la cara cuando percibas que, en verdad, todo lo que pensabas sobre ti mismo fue creado por tu mente y por las ilusiones de este mundo. Ve, hijo, con coraje y valentía, el lodo que esconde la perla de tu esencia.

Agradece a Dios por saber que no eres lo que pensabas ser y pídele que te muestre la verdad, para que así recorras con determinación el camino de la transformación.

Cuando la consciencia llega a su límite y ya no soporta lo que ve de sí misma, es entonces que decide transformarse y consolidar, en su propio ser, virtudes espirituales verdaderas. Por eso, que no entristezca tu corazón delante del abismo interior que estos tiempos te revelan, pues –en su momento- todo será revelado.

Válete de cada prueba para buscar lo que es real, para encontrar lo que te hace semejante a Dios: es en eso en lo que Él tiene colocada Su Esperanza; es eso lo que hace que el Creador no desista de Su Proyecto; es eso lo que hace que tantos santos, bienaventurados y seres de luz, que ya no deberían estar en este mundo, permanezcan impulsando a la humanidad desde los Planos internos del planeta.

Deja que todo tu ser se canse de sí mismo. Deja que toda tu consciencia toque fondo en aquellos espacios que nunca quiso ver, porque este es el tiempo de vivirlos. Vívelo mientras la Gracia, la Misericordia y la Piedad Divina te acompañan.

Sé firme y da muestras al Padre de que quieres ser otro. Ya no te engañes, hijo, y no engañes a otros. Solo vive la verdad que hoy emerge frente a tus ojos y sabe que, más allá de ella, más allá de toda la miseria y la imperfección, más allá de toda condición de error y de pecado, existe algo perfecto y cristalino y a eso debes llegar.

Eleva tu rostro y sé valiente. Ora, clama por Misericordia y déjate romper por dentro y por fuera. Deja que la humillación te lleve a la humildad, que la rendición te lleve a la mansedumbre, que tus miserias sean el camino para que encuentres la Divina Misericordia.

Aún estás a tiempo de ser verdadero y simple. Aún estás a tiempo de permitir que Dios te venza y haga de ti, Su Victoria en este mundo y en todo el Universo.

Confía en que toda derrota aparente guarda en sí, una gran victoria, porque Tu Rey venció el mundo en una Cruz, encontrando los abismos no solo de sí mismo, sino de toda la miseria humana. Por eso, hijo, cuando sufras, agradece a Dios y pide al Padre que te muestre la verdad, porque la verdad siempre te llevará al triunfo del Bien.

Aquel que te acompaña siempre, tu Padre y Amigo,

San José Castísimo