Viernes, 24 de marzo de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando tu mente piense en desistir, recuerda, hijo, al Universo. Contempla cada estrella que tus ojos pueden ver en una noche de cielo abierto y sabe que, en cada una de ellas, existen almas hermanas que aguardan tu evolución, que aguardan que tu renuncia se convierta en triunfo y que tu sacrificio se convierta en victoria.

Cuando pienses que tu renuncia es muy grande y te sientas incapaz de vivir la entrega que Dios te pide, recuerda, hijo, el Calvario y cómo se entregó por ti, Aquel que era dueño de todas las cosas, porque era Uno con el Creador de todas las cosas. Contempla a tu Rey despojado de todo, despojado inclusive de Su Potestad Celestial, abrazando los pecados del mundo, para que hoy tuvieras un ejemplo para imitar.

Cuando tu camino parezca largo e interminable, recuerda a aquellos que ya recorren el calvario de estos tiempos, aquellos que tienen sobre sí mismos, el peso de sus propios pecados y también de la injusticia humana. Contempla a los huérfanos, a los Reinos abandonados y maltratados, a las guerras que mutilan cuerpos y también almas y corazones. Hijo, tienes todo: tienes todas las riquezas del mundo, porque tienes a Dios en tu corazón y en tu consciencia. Aunque te falte el alimento y perezca tu cuerpo, tu alma no perecerá.

Confía en que toda renuncia guarda en sí, un gran tesoro. Todo fracaso humano guarda en sí, una victoria divina. Toda humillación guarda en sí, un paso hacia la humildad. Toda caída trae una futura fortaleza. Un corazón que se levanta del piso luego de haber caído, será una mano que se extenderá a otros, en su caída.

Confía en que Dios tiene un plan para ti y que toda purificación precede al surgimiento de la pureza interior. El develar de las ilusiones sobre sí mismo precede al conocimiento de la Verdad. El vaciarse de sí, precede al encuentro con el Todo.

Alégrate y agradece en la tribulación. Piensa en los que no sufren interiormente porque no perciben la ilusión en la que se encuentran, y ya no sienten el clamor de sus almas, porque las silenciaron.

Vive cada prueba con la certeza del triunfo de Dios.

Solo ruega todos los días:

Vénceme, Señor.
       Derrota mi falsa fortaleza.
       Hazme rendido ante Ti.
       Hazme siervo de Tu Corazón.
       Hazme obrero de Tu Plan.
       Hazme un triunfo de Tu Creación.

       Amén.

Sé sincero de corazón.

Yo estaré contigo.

Tu Padre y Compañero,

San José Castísimo