Martes, 22 de marzo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Los mundos internos del planeta contemplan también la Pasión de Cristo. Los ángeles y arcángeles hacen revivir y emerger, del interior de la Tierra, los códigos impresos por Jesús en los planos espirituales del planeta, al vivir el martirio y la muerte en la Cruz, por amor al Plan de Dios y a Su Creación.

En el Cielo, los santos y bienaventurados se arrodillan frente al Altar Celestial, contemplando las llagas aún marcadas en el cuerpo espiritual del Cristo Solar, como símbolo de Su perpetua donación, en nombre de toda la vida manifestada.

El Amor de Cristo perdura a lo largo de los siglos, multiplicándose y profundizándose a diario. Su sacrificio no terminó en la Cruz, aunque en el Reino de los Cielos, a la derecha de Dios, el Señor abandone todos los días Su Trono para acompañar a la humanidad y al universo entero, repartiendo Su Instrucción, Su Sabiduría y Su profundo Amor, desconocido para muchos.

Aun siendo Uno con el Padre, Cristo se manifiesta entre los hombres y Él mismo prepara los corazones en los que desea habitar en el próximo tiempo.

Sientan en sus corazones la reverencia de toda la Creación por el Hijo de Dios, que no es solo el arquetipo perfecto para la creación humana; es el ejemplo y guía de toda la Vida, porque Su Amor trasciende cualquier expresión de amor ya vivida, pues es el Amor puro de Dios en Su Sagrado Corazón.

Únanse a la reverencia de toda la Vida por el eterno sacrificio de Cristo. Sean parte de la Creación de Dios que es consciente de Su Majestad y rindan honra y gloria a Aquel que es digno de recibirla.

Delante de Cristo, en esta Sagrada Semana, ríndanse a la oportunidad única de vivir la humildad, comprenderla y experimentarla, aunque sea por algunos instantes. Háganlo contemplando la grandeza de Cristo delante de ustedes y reconociéndose como la pura nada, frente a Su Amor.

Que sus consciencias, por fin, descubran la Verdad sobre lo que viven y que puedan ser consecuentes con las Gracias que reciben.

Una simple reverencia verdadera puede cambiar sus vidas para siempre; porque, cuando el alma actúa de acuerdo con lo que sabe, toda la consciencia comprende sus señales y vive de acuerdo con los principios emanados por el alma.

Hoy, les dejo Mi profundo Amor por el Hijo de Dios, que demostró Su Humildad, haciéndose hijo del menor de todos los hombres: Este que les habla.

Con amor y paz, Su Padre y Amigo,

San José Castísimo