Martes, 14 de junio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE SANTA FE, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La gran batalla que se desarrollará en los niveles del espíritu ya comenzó. La definición de cada ser humano está en curso, y no será solo por la acción de la Justicia que definirán sus pasos; será por la entrega y por la adhesión de cada espíritu al Plan de Dios.

Hijos:

El proyecto humano es amado y esperado por muchos, pero también existen los que, con todas sus fuerzas, lucharán para que ese proyecto no se concrete.

Los vínculos con el pasado surgirán de los seres, y Me refiero no solo al pasado vivido en este mundo sino a toda la historia de cada consciencia, desde su origen hasta ahora. Ese pasado emergerá exigiendo que todos corten definitivamente los lazos con la oscuridad y que retomen los vínculos con la Luz.

Aquellas consciencias que representan las experiencias negativas que vivieron en algún momento, retornarán y tratarán de lograr de todos la adhesión a sus planes de degradación.

Hijos, el enemigo está reclutando sus soldados y llegó la hora de decir no a sus estímulos, porque el mínimo permiso para corresponder a los estímulos de la oscuridad podrá conseguir que se pierdan completamente del camino.

La gran batalla ya está en curso y los que perseveren en Dios pueden sentir cuánto les cuesta afirmar la luz y con qué facilidad se engañan y se confunden todos los días.

Ahora es el momento de una valentía aún mayor, es el momento de una real consciencia de lo que ocurre en el planeta y fuera de él. No podremos ocultar más a los corazones ni a las mentes humanas una verdad que se precipita sobre el mundo.

Los soldados necesitan estar preparados para lo que vendrá y necesitan comprender las pruebas que vivirán, como una forma de mantenerse firmes y fortalecidos.

Fijen hondo las raíces del espíritu en el interior y consoliden la unión con Dios. No se dejen llevar por los recuerdos de un pasado que surge para ser borrado de sus consciencias. No se dejen abatir por el recuerdo de errores que ya les fueron perdonados.

Reconozcan la renovación de sus almas y el propósito de estos tiempos, dejando que se les arranquen del interior los vínculos con el mal. Abracen la redención sin temor de retornar a Dios y, por encima de todo, no teman proclamarse Sus hijos, Sus soldados y Sus compañeros.

Todos los días confirmen la Luz y háganlo, sobre todo, para ustedes mismos y, frente a cualquier estímulo interno para desistir y bajar los brazos, pidan auxilio al Padre y reconfírmense. Esos estímulos provienen de algo más profundo que la propia consciencia y tienen sus orígenes en la gran batalla del cosmos.

Pidan la Gracia de la fidelidad a Dios y sean firmes de corazón. Vénzanse a si mismos en la pacificación interior y únanse para que sus aspectos más humanos encuentren en la unidad con el prójimo el refugio que necesitan. Ayúdense unos a otros en el espíritu de la fraternidad, porque aún están en la Tierra y no solo vivirán de estímulos e impulsos cósmicos: necesitan sentir el apoyo unos de otros.

Lo que les digo, hijos, es más que una instrucción; es un clamor para el despertar, porque pocos comprenden verdaderamente la urgencia de los tiempos.

Su padre y amigo,

San José Castísimo