Jueves, 18 de febrero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora, sirve y vive para curar las llagas de este planeta, llagas que son muy antiguas y que crecen día a día, no solo como una herida en la consciencia de la Tierra, sino como una gran herida en el Corazón Purísimo de Dios.

Ofrece tu vida en consagración a Dios, en nombre de Su Plan, y convierte cada uno de tus actos en reparación constante de males que la humanidad le ocasiona, también permanentemente,al mundo.

Al despertar, todas las mañanas, ofrece tu día a Dios; pide que Él guíe tus pasos, que trabaje a través de tus manos, que vea con tus ojos las necesidades y que sienta con tu corazón, para que no te falten sabiduría ni amor.

Todo el mal que hoy circunda el mundo es reparable, pero no antes de que la humanidad aprenda a amar y a perdonarse a sí misma y al prójimo.

Cada acción tuya puede cambiar el destino del mundo, puede aliviar el peso del yugo que la consciencia planetaria carga por las constantes atrocidades causadas por la humanidad.

Eres parte del corazón humano y debes ser consciente de eso todo el tiempo.

Si vives para ofrecer una victoria a Dios, aunque parezca poco, un alma que cumple verdaderamente con su parte cambia el destino del universo. 

Para confirmar lo que te digo, tienes delante del corazón el ejemplo de Cristo que, a lo largo de toda Su trayectoria, cambió el destino y la existencia de toda la Creación Divina, pues no realizó ni una sola acción que no equilibrara algún mal que oprimía al mundo.

Es por eso que las misiones humanitarias son tan importantes para estos tiempos; pero no solo ellas pueden equilibrar el destino de esta raza, sino que la vida humana, cuando se consagra verdaderamente al Plan de Dios, puede equilibrar muchas cosas.

Cuando la consciencia humana está delante de situaciones extremas, es llevada naturalmente a desarrollar el amor, y de lo profundo emergen aquellos sentimientos más puros que, cuando el ser está solo envuelto consigo mismo, por ley, no pueden emerger.  Si la humanidad aprendiera a pensar en el prójimo y a vivir el amor sin necesidad de estar delante de situaciones extremas, podría cambiar el estado decadente en que se encuentra.

Las diferentes especies de los Reinos de la Naturaleza, así como los diferentes elementos, tienen una consciencia espiritual única; si cada ser humano tratara al animal que tiene delante de sí como una ofrenda para toda la consciencia de esa especie, podría equilibrar las atrocidades que suceden en lugares remotos del planeta.

Te digo estas cosas, hijo, para que aprendas a vivir más ampliamente tu vida, desde el punto de vista espiritual. No permanezcas  circunscrito a tus necesidades, a tus quehaceres, a tu pequeña vida.

La vida en las Comunidades-Luz  podría equilibrar toda la falta de unidad y de fraternidad de la consciencia humana. La vida sana y amorosa en familia podría equilibrar los males que el adversario causa, dividiendo y destruyendo las familias del mundo.

La educación correcta de un niño y el amor que se imprime en su consciencia podrían equilibrar las malas influencias psíquicas, emocionales y espirituales que los niños de hoy reciben.

No pierdas tu tiempo pensando en cómo servir a Dios y cómo transformarte. Transforma tu vida en un acto de reparación y de servicio. Aproxímate a los más perdidos solo con tus intenciones más puras y verdaderas. Sirve a los más ultrajados entre los Reinos de la Naturaleza, amando y ayudando a evolucionar a los Reinos que están a tu alrededor.

Reconstruye la paz en el planeta, viviendo la paz.

Deja que el potencial humano se desarrolle a partir de ti y no te entregues a la degradación que crece día a día en la vida de la mayoría de los seres de esta Tierra, por el crecimiento del caos.

Haz de ti un instrumento de equilibrio.

Cree en lo que te digo y ten fe.

Experimenta por ti mismo el poder de la unión con Dios y verás cómo Él hará en ti cosas tan grandes como las que hizo en Su Hijo, porque esa es la Voluntad del Señor: que, después del ejemplo de Cristo, la humanidad multiplique Sus dones y viva en el Creador, permanentemente.

Aquel que te guía y te guiará siempre,

San José Castísimo