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Mis queridísimos y amados hijos:
Mientras la violencia, el maltrato y la guerra en el mundo se siguen agravando; por otro lado, Mi enemigo intenta influenciar o tentar a muchos sacerdotes para que la unión que el sacerdote establece entre el Cielo y la Tierra sea interrumpida.
Este es uno de Mis más grandes dolores, porque les trae consecuencias a cientos de almas que esperan esta oportunidad a través de la experiencia de amor de los Sacramentos.
Queridos hijos, necesito que las almas, que se ofrecieron a rezar por los sacerdotes y por el sacerdocio en el mundo, Me sigan acompañando en esta batalla espiritual.
Que los fieles corazones, que confían en la Presencia de Mi Hijo en la Eucaristía, ayuden a los sacerdotes para que cumplan su deber y su misión espiritual.
Si esto no sucediera, no solo más almas perderán la fe que ya está ultrajada en muchos corazones; sino que, sin la presencia de comprometidos y verdaderos sacerdotes de Cristo, no se podrá establecer la paz.
Necesito que Mis fieles ejércitos orantes en la Tierra, unidos al ministerio sacerdotal, sepan atravesar esta feroz batalla del final del tiempo.
Queridos hijos, Mi Corazón de Madre intenta proteger a Mis hijos predilectos, los sacerdotes del Señor, porque sin sacerdotes no hay Sacramentos y sin Sacramentos no hay Gracias para ser derramadas en las almas.
Esta es la hora de que todos recuerden el sacrificio de Mi Hijo por ustedes. Sin tener esto presente, grande será el pesar de los que no hayan escuchado la Voz del Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En este día, queridos hijos, vengo como Madre Celadora y Guardiana de los Sacramentos, en nombre de Mi Hijo, a agradecerles a los sacerdotes de la Orden fundada por Cristo por los sagrados oficios prestados en los Núcleos-Luz, en los grupos de la Red-Luz y en sus familias.
Pudimos presenciar, desde los planos internos, los frutos que fueron traídos a todos desde Tierra Santa.
Mi Hijo pudo llegar a la esencia de muchas almas, a través de los Sacramentos, y ahora es el momento más especial, en el que Cristo obrará y buscará tener un lugar en el corazón de Sus compañeros.
La Ciencia de los Sacramentos es una fuente inagotable de Gracias y también de milagros.
El alma que, por ejemplo, es ungida, incluso sin vivir el Camino de Cristo, es considerada un alma rescatable, y el mérito y la Gracia que recibe es concedido por el oficio del sacerdote.
Por eso, Mi adversario intenta socavar la vocación de los sacerdotes; porque sabe que cada vez que un sacerdote oficia, con todo su corazón y vida cualquiera de los Santos Sacramentos, él pierde de sus garras al alma que fue sacramentada, porque esa alma pasa a ser contemplada como un digno hijo o una digna hija de Dios.
Este es el motivo por el que los fieles y devotos al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús deben orar diariamente por los hijos predilectos de Cristo, los sacerdotes, para que ellos siempre sean instrumentos puros de donación y de servicio para los más necesitados de espíritu.
Mi Hijo, hoy, a través de Mi Materno e Inmaculado Corazón, los bendice y bendice en especial a los sacerdotes de la Orden y del mundo por ser mediadores de todas las Gracias de los Sagrados Corazones.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Celadora de los Santos Sacramentos
Mis queridos hijos predilectos sacerdotes:
En este día, en el que una vez más tienen la dicha de encontrarse, cara a cara, con su Madre Celeste; en el nombre de Mi Hijo, vengo a pedirles que en esta Cuaresma continúen preparando su ser interior para la llegada de la Pascua.
Les pido que ayuden a las almas, a todas las almas que puedan, a que comprendan el verdadero significado espiritual de esta Cuaresma preparatoria; porque, en este tiempo final, los corazones necesitan estar bajo el Manto Protector de Mi Amadísimo Hijo, a fin de que los mundos internos sean protegidos de las sofisticadas interferencias de estos tiempos.
Mi Hijo vendrá antes de la Pascua como el Sagrado y Último Cordero; a entregarse, una vez más, en sacrificio por los sacerdotes, Sus predilectos seguidores y apóstoles. Y, a través de ustedes, Mis hijos, Cristo se volverá a entregar a la humanidad.
Como Madre del Sagrado Cenáculo, quisiera que sus rostros reflejen la alegría de esta Comunión con Cristo, el júbilo del Pan consagrado y transustanciado que se parte una vez más y se comparte plenamente por amor a todas las criaturas.
Que, a través de las almas orantes, que secretamente oran por los sacerdotes y profesan la luz de su ministerio sacerdotal, ustedes, Mis hijos predilectos, representen a Cristo en la Tierra, un Cristo en ustedes, con los Brazos abiertos para acoger a los que sufren y padecen los males de estos tiempos.
Como Madre de la Sagrada Cuaresma, los acompañaré en cada paso para que, al igual que Mi Hijo, la oferta de Mis sacerdotes en el mundo sea profunda, amplia y madura; madura en el Amor del Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Hoy, vengo al mundo como el Gran Espejo Mayor de Dios.
Vengo como Instrumento simple del Padre Eterno para que en Brasil y en el mundo, a través del Espejo Interior de Mi Corazón, se reflejen y se depositen, una vez más, los méritos victoriosos alcanzados por Mi Hijo Jesús, méritos guardados preciosamente en el Arca de la Santa Alianza.
Será de esta forma, hijos Míos, que Brasil y el mundo serán aliviados de las invasivas informaciones y estímulos que el ser humano recibe en estos tiempos, volviendo su vida insensible, autónoma de Dios e indiferente ante las graves situaciones dolorosas que atraviesa la actual humanidad.
Como ese Gran Espejo Mayor de Dios, hoy, llega su Madre Celeste para que el mayor número de almas tome contacto, en los planos internos, con los Atributos de la Fuente Suprema. Esto es urgente, porque a medida que el tiempo corre, en esta caótica superficie, muchas almas son desconectadas de lo que es verdadero y de lo que es esencial.
Por ese motivo, una vez más, el Padre Celestial Me envía al mundo, al mundo sufrido; para recordarles, a los creyentes y a los no creyentes, que muchos se están dejando arrastrar hacia el abismo de la bestia; y ella, por medio de su astucia, de su soberbia y de su arrogancia, engaña y retiene con sus garras a muchos sacerdotes de la Iglesia, a muchos pueblos y naciones que ya se están convirtiendo en el territorio de la extensa oscuridad espiritual.
Con ruegos y más consciencia, vengo una vez más para pedirles que sigan orando por Brasil y por Sudamérica, porque está en sus manos el destino del Brasil y del mundo entero.
Mientras tanto, la Madre de los Espejos de Dios reúne, en este tiempo, a todo Su ejército sobre la superficie de la Tierra, para despertarlos y para llamarlos a la realidad, de la cual muchos se quieren esconder, por temer enfrentar esa realidad.
Pero Mi Hijo les dio Su Palabra, les entregó Su Mensaje a través de los últimos años y les otorgó el camino de su conversión y de su perdón a través de la ciencia espiritual de los Sacramentos.
Recuerden, entonces, todas las Gracias recibidas y actúen conforme a la Voluntad de Dios, porque llegarán momentos de mayor vigilancia y de discernimiento.
Confíen en el Espíritu Santo y no dejen de dar los pasos hacia el Corazón de Dios.
No se olviden de los actos de Misericordia. No se cristalicen en el camino espiritual y orante.
Sean guerreros disponibles en el amor, en la tolerancia y en la paz.
Cultiven el diálogo, manifiesten coherencia en sus elecciones, pero sigan fielmente los Atributos de Dios. Así, harán un planeta más libre de la oscuridad, de la violencia y de la impunidad.
Amen la vida y respétenla. No permitan que la Creación siga siendo ultrajada.
Rezo por Brasil, por su destino, por todo su querido pueblo de Dios.
Sean pacificadores de Mi Hijo. Les pedimos, una vez más, que no se involucren con las mentiras y con los comentarios, que amen el Silencio de Dios.
Les agradezco por responder, en consciencia, a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
La fuerza espiritual sacerdotal es como un espejo que concentra y atrae la Energía Divina.
Mi enemigo siempre quiere destruir esa fuerza espiritual desconocida que proviene de la Fuente de Dios.
Por eso, Mis hijos sacerdotes son colocados bajo una presión interior, también desconocida, por la que Mi enemigo proyecta y espeja realidades inciertas que, en muchos casos, son capaces de confundir y de desviar las aspiraciones de los sacerdotes de Cristo.
En este tiempo, Mis hijos predilectos, los sacerdotes, no pueden dejarse arrastrar ni influenciar por los asedios que no les pertenecen, porque son solo piedras en el camino que intentan hacerlos caer una y otra vez.
Pero, Mi Hijo, que los ama profundamente, les ha dado la fuerza de la resurrección espiritual, la posibilidad de reerguirse cuantas veces sea necesario.
La misión espiritual e interna que tienen los sacerdotes del mundo no puede ser valorada o apreciada con los ojos físicos, solo puede ser contemplada por aquellas almas que son capaces de orar con fervor por Mis hijos predilectos; para que, en cada nueva caída, ellos se levanten del suelo por un único fin, por el pueblo de Dios, que los aguarda y que aspira, a través de los sacerdotes, a ver a los apóstoles de Cristo.
Les pido a todos los sacerdotes que no se dejen engañar por aquello que no les pertenece, que sean valientes y que siempre recuerden que, a través del poder de los Sacramentos, ustedes encontrarán el servicio tan necesario y fundamental para redimirse.
Recemos todos los días por los sacerdotes. Les estaré inmensamente agradecida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Compañeros, hoy traigo para ustedes el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Sagrado Cáliz del Redentor para que, en este mes de mayo, ofrezcan la Comunión Reparadora todos los días, a fin de que Dios escuche el corazón de Sus hijos y las súplicas de los que oran de verdad, pidiendo por esta humanidad y por este planeta para que, en este tiempo final, las almas se fortalezcan y aprendan a transitar el fin de estos tiempos, tiempos reveladores y definitivos, tiempos en los que la humanidad conocerá la Verdad en este ciclo del Apocalipsis.
Derramo los Rayos de Mi Corazón sobre la Sagrada Eucaristía que hoy llevo en Mi Mano y sobre el Sagrado Cáliz del Redentor, para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean esa unidad divina, perpetua y eterna, que las almas necesitan en este tiempo final.
Es allí, en esa fuerza divina, en esa unión esencial con el Sacramento del Altar en donde encontrarán la fuerza, el coraje y la valentía para sobrellevar estos tiempos y no en otro lugar.
Por eso, la Luz de Mi Espíritu hoy no solo se derrama sobre el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Santo Cáliz, sino también sobre el mundo y, en especial sobre la humanidad, sobre aquellas regiones de la Tierra en donde el conflicto, la pandemia y el terror azota a los corazones inocentes.
En esa unión divina que cada uno de ustedes puede alcanzar, por medio de este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, estarán unidos verdaderamente a Mí y, en consecuencia, estarán unidos a la Vida Superior y Cósmica.
De esa forma, a pesar de lo que suceda, la ayuda vendrá del universo por medio de sus corrientes poderosas, por medio de sus energías sublimes, a través de los sagrados rayos materiales e inmateriales que deben colmar a las almas para que puedan concretar, finalmente, la realización de su misión y de su compromiso Conmigo, para que toda la raza humana aprenda a superar estos tiempos y, sobre todo, aprenda a transitarlos.
Es fundamental que, para este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, la vida sacerdotal sea la que infunda, con la fuerza y el ímpetu del corazón y del amor, la ayuda que necesitan las almas por medio de los Sacramentos que Yo les he entregado.
Ahora, que para millones de almas es imposible comulgar con la sagrada forma del Cuerpo de Cristo y con la preciosa Sangre, es el tiempo de vivir la Comunión espiritual, tan verdadera como la Comunión habitual que siempre vivían.
Es en esa unión espiritual en donde su compromiso se fortalecerá, y aquellas adversidades, tinieblas e incertidumbres no prevalecerán, porque cada día que trabajen y vivan esa unión Conmigo permitirá que Yo también pueda actuar y obrar a través de ustedes.
Dedico mi Mensaje, especialmente, a todas las almas, a los buenos corazones silenciosos y anónimos que rezan por los sacerdotes, todos los días, porque el espíritu de la oración, el poder de la oración les hará comprender, más allá de las apariencias, la esencia espiritual de los sacerdotes en este tiempo final, en donde la cura, la redención, la reconciliación y la Misericordia para el mundo entero se alcanzarán a través de la vida sacerdotal.
De ese compromiso y de esa unión que cada uno pueda vivir Conmigo, verdaderamente, a través de Mi Corazón espiritual y de la Luz que emana de los Rayos de la Misericordia Divina, es que Yo podré derramar y depositar en los corazones de los sacerdotes los atributos y, sobre todo, los designios que Yo tengo pensados desde el principio para cada uno de ellos.
Mientras la humanidad está preocupada y agitada por no saber cómo continuará el próximo tiempo, Yo los invito cada día a profundizar más en esa unión Conmigo por medio del Sacramento espiritual con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
También estoy considerando en este tiempo las adoraciones que son ofrecidas a la Santa Eucaristía, porque mientras más adoraciones se realicen, más ejercicios se llevan adelante espiritualmente, y las almas también son beneficiadas por medio de ese ejercicio espiritual que permitirá mantener a los corazones en equilibrio, en ese equilibrio fundamental que la humanidad hoy no tiene por todo lo que se preocupa y por la incertidumbre que siente en este tiempo.
Todo lo que le dejé, hace más de dos mil años al mundo entero, son importantes llaves para hoy. Esa es la razón de la vivencia espiritual de los Sacramentos y de la fuerza inmutable y permanente que ellos tienen a través de los tiempos.
De esa forma, por medio de los Sacramentos, de manera espiritual encontrarán la fuerza de la renovación y de la fe, y las almas, a pesar de todo lo que suceda en el mundo, se sentirán seguras porque no se enfermarán; sus almas se regocijarán y celebrarán Conmigo la victoria de Mi Corazón en cada una de ellas.
Necesito que comprendan, en una visión más amplia, lo que esto significa para Mí: que la vivencia del Sacramento espiritual en cada uno de ustedes le podrá demostrar al Padre Eterno que los tesoros que Yo les entregué están en lugares seguros y que esos mismos tesoros que Yo les entregué dan frutos en la redención y en la conversión.
Este es el tiempo en el que por medio de la Comunión espiritual Conmigo, que a través de la Maratón de la Divina Misericordia todos podrán vivir, se fortalecerán y podrán comprender, más allá de todo, la esencia de lo que Yo he realizado a través de los últimos años.
Porque todo lo que he hecho, hasta ahora y desde el principio, solo ha sido una preparación en sus vidas y espíritus para que sus consciencias no tuvieran miedo ni tampoco dudas de poder enfrentar estos tiempos y de llevar a la humanidad constantemente a la elevación de la consciencia, porque por más que tan pocos hagan ese esfuerzo y esa entrega; todo eso siempre beneficiará al resto de la humanidad y aquellos que tal vez no merecerían nada ni siquiera una Gracia, la recibirán.
Es así que el Amor de Mi Corazón se multiplica en todos los corazones que se ofrecen no solo para rezar por el ministerio sacerdotal y la vida sacerdotal, sino también para que la Obra de Mi Misericordia y Redención sea llevada adelante por los compañeros que Yo he convocado para vivir esta vida y este principio espiritual, entre tantos otros.
Quiero que estén atentos y tengan una clara visión de que este es el tiempo y el momento de vivir lo que Yo tanto he esperado a través de los tiempos y de las generaciones.
He obrado y Me he presentado con el mismo fin y propósito, y eso no cambiará hasta que Yo retorne al mundo, en donde su Sacerdote Mayor y Señor de señores llevará adelante la institución y el advenimiento del nuevo tiempo, de la nueva vida, de la nueva humanidad.
Si sus espíritus y almas están fuertes en la Comunión Conmigo en este tiempo crucial, nada les sucederá, al contrario, ayudarán a los que más lo necesitan, a los que son débiles de espíritu, a los que son tibios de corazón, a los que no son pobres en sus vidas, a los que han perdido la fe, a los que no son humildes, a los que no Me aceptan.
Todos sus ofrecimientos se multiplicarán y Yo los aceptaré, porque los devolveré en Gracia y en Misericordia para los que no merecen nada.
Es así que, poco a poco, los invito a vivir la misma escuela de superación, de entrega y de fe que Yo viví por ustedes hasta la Cruz, para que su última espiración, en el último minuto de su vida, también sea un ofrecimiento.
Piensen y mediten en lo que les digo. No les pediré cosas imposibles, sino les pediré lo que verdaderamente Me pueden dar, porque necesito estar en los corazones, necesito ser consolado por las almas, debo tener un espacio y un lugar en el templo de cada corazón para que puedan sufrir Conmigo, en silencio, por la liberación y la trasmutación de la humanidad por no haber correspondido a la Ley y ni siquiera a Mi Padre Eterno.
Deben comprender lo que les estoy diciendo, porque estas ya son Mis últimas Palabras, en este tiempo final. Y no podrán olvidar todo lo que les he dicho, porque necesito estar vivo en los corazones y en las almas que se ofrecen para vivir esa gran entrega por Mi Corazón y Mi Consciencia.
Es así que, a través de ese camino, alcanzarán la Vida Mayor y la Vida Cósmica. Pero primero tienen que rendirse para que Yo pueda triunfar en el mundo a través de ustedes.
Por eso, hoy les traigo el Santísimo Cuerpo y el Sagrado Cáliz, frutos de la entrega y de los méritos de la Pasión de Jesús, para que el mundo no se olvide que, antes de todo esto, existió un Hombre de Nazaret, Hijo de carpintero y de una humilde Madre, que cumplió y llevó adelante una importante tarea por la humanidad, derramando Su Sangre por los pecadores, derramando Su Agua por los que estaban perdidos, liberando a todo el planeta hasta las entrañas más profundas de este mundo.
Que el poder de Mi Sangre los justifique ante Dios. Que el poder de Mi Agua los purifique ante Dios, porque esperaré su gran y definitivo paso, todo lo que sea necesario, hasta que cada uno de ustedes comprenda que si Yo he venido aquí, para encontrarlos, hablarles e instruirlos durante tanto tiempo, hay una razón y un propósito, porque nada es por acaso.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia despierte en ustedes la llama de la cura que necesita la humanidad y, sobre todo, el planeta que agoniza no solo por esta pandemia.
La humanidad tuvo que enfermarse para comprender cómo está el planeta desde hace tanto tiempo y, aun así, cómo todo el planeta y su naturaleza ha respondido y se ha expresado ante la quietud de la humanidad.
Vean, a través de los Reinos de la Naturaleza, el mensaje que les deja el universo, y ya no se resistan más. Anímense a vivir el gran cambio de consciencia para que todo se pueda revertir y curar.
Mientras eso no suceda, el mundo seguirá sufriendo y su Maestro también sufrirá en los corazones que se abran para recibir la Cruz que su Maestro vive en este tiempo actual. Cruz que quiere ser compartida con los perseverantes, con los abnegados, con los que son incondicionales, con los que trabajan, día y noche, en humildad y por la paz, por un único fin y una única meta de que se cumpla la Divina Voluntad.
Por medio del Sacramento de la Comunión y de la Sangre de Cristo, Yo los bendigo para que esta tarea de la Maratón de la Divina Misericordia sea profunda y verdadera, para que no sea un pasar del tiempo, sino una necesidad imperiosa y definitiva de responder a Dios hasta que duela.
Les agradezco por la unión, la perseverancia y la fuerza de determinación en estos tiempos.
Recuerden el ofrecimiento espiritual durante todo este mes de mayo para que, junto a la consagración de sus vidas al Inmaculado Corazón de María, sus amados Mensajeros Celestiales lleven a Dios, una vez más, los frutos de la redención.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La vida sacerdotal y los sacerdotes representan, en sí, ese único y seguro puente espiritual por donde las almas devotas pueden acceder a los Universos superiores de consciencia.
Por esa razón, el linaje sacerdotal es algo planetario y cósmico, porque proviene de tiempos muy antiguos, anteriores a la creación del planeta, en los que los primeros sacerdotes del espacio sideral eran los que colaboraban con el Padre Creador para que ciertas leyes y dones se hicieran presentes en los espacios latentes de la Vida Universal.
De esa forma, hijos Míos, pueden comprender que el sacerdocio no se remite a una persona. El alma del sacerdote es la que participa de los Misterios de Amor de Cristo cada vez que, con seriedad, ritmo, amor y responsabilidad, viste las sagradas túnicas sacerdotales para poder oficiar una ceremonia, que no es solo física ni tampoco es una rutina, es la oportunidad de traer el Cielo a la Tierra para que las almas encuentren el Amor ardiente de Dios.
Es por esa razón, que siempre se quiso derrotar, espiritual y físicamente, a la vida sacerdotal. Esa es la razón de los riesgos que la vida sacerdotal corre en estos tiempos actuales, llevando a los sacerdotes a la falta de contacto con el Universo Mayor.
Por ese motivo, orar por los sacerdotes permite crearles barreras espirituales de protección ante el asedio de estos tiempos. Pero todo esto, depende del mismo sacerdote que, a través de su alma entregada a Cristo, pueda o no cumplir su misión.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Las almas sedientas de Dios buscan el amor consolador del Padre. El puente para esas almas es la vida religiosa y sacerdotal, la que se ofrece en comunión Conmigo para ser testigo del Amor del Redentor.
Las almas sedientas no buscan la perfección del consagrado o del sacerdote, porque su propia sed espiritual les hace reconocer que la vida consagrada es esa casa mística que las almas necesitan para poder encontrar a Dios.
En este caso, el sacerdote es capaz de cuidar y de proteger su propio templo, para que en él habite la Consciencia de Cristo, lugar desde donde su Señor realizará todos los prodigios y las bendiciones necesarias.
Las almas más sedientas siempre necesitarán de ese puente ofrecido por la vida sacerdotal, para que despierten a los dones necesarios para poder caminar en la vida espiritual.
Sin la presencia de sacerdotes consagrados el Plan de Rescate no tendría sentido.
Esa misma existencia que proviene de cada sacerdote, y que es divina, le permite llevar adelante sus oficios y cumplir así con la Divina Voluntad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el Corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
La luz interior de los sacerdotes redimidos permitirá atraer, hacia la Tierra, el Espíritu Consolador y Renovador, porque en la entrega y en el servicio de los verdaderos y humildes sacerdotes reinará la fortaleza de la paz y de la confianza que las almas devotas necesitan para poder renovarse en Mí.
La luz interior de los sacerdotes solo podrá ser apagada si el propio sacerdote lo permite.
A cada uno, Yo le he dado la autoridad para bendecir, sacramentar y servir a los que necesitan del amor y del consuelo por los sufrimientos de la vida.
En los verdaderos sacerdotes de Cristo no existe la inercia ni la impotencia de espíritu. Ellos, por su propia entrega, renuevan todas las cosas porque Yo se los he concedido.
La luz interior de los sacerdotes expulsa la oscuridad, la adversidad y el asedio de ellos mismos y de los que padecen ese cautiverio, porque la Gracia espiritual que Yo les entregué les permite representarme y reconocerme como su único Sacerdote Mayor.
El espíritu de los sacerdotes humildes es la persistencia, y por esa persistencia pueden atravesar su propia purificación y redención, entregando a su Maestro todas las cosas del mundo para vivir en las realidades sublimes.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Cuando los sacerdotes, en el mundo entero, sirven a las almas por medio de los Sacramentos, los corazones son bendecidos por una Gracia especial que proviene de lo Alto, a través del oficio del sacerdote.
Además, cuanto más los sacerdotes lleven adelante su vida sacramental, más Mi adversario pierde campo de acción y de perdición.
Cada vez que un sacerdote ofrece alguno de los Sacramentos, el infierno se cierra aún más y las tinieblas tiemblan de espanto y de terror, porque un alma alcanza la luz de la redención a través de los Sacramentos.
Es de esa forma que todo lo que hace Mi adversario es expulsado y disuelto en los lagos de azufre del infierno, y vive una gran derrota a través del poder del descenso de la Luz de Cristo por medio del oficio sacerdotal.
Este acontecimiento tiene mayor repercusión y efecto en los días como hoy, en el que muchas almas se reúnen para afirmar su fe en Cristo y en el legado redentor que Mi Hijo les dejó.
El abismo queda paralizado por el gran momento de los Sacramentos y el Amor vuelve a triunfar por encima de todo mal.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
A pocos días de conmemorarse Mis apariciones en Lourdes, Yo los invito a revivir, desde el 11 de febrero, dicha celebración, adornando sus casas y, especialmente, consagrando sus corazones a la Virgencita de Lourdes.
Deseo que el 11 de febrero de este año, los Centros Marianos ofrezcan un Misterio del Rosario por la consagración de las almas del mundo a la Virgen de Lourdes.
En ese día, todos los que visiten las iglesias, los santuarios o los Centros Marianos recibirán una Gracia que los ayudará en los próximos tiempos. Y más aún, si Mis hijos orantes, a partir del 11 de febrero ofrecieran una novena del Santo Rosario trasmitida por el canal de oraciones para todos los hermanos y esta novena fuera ofrecida a la Inmaculada Concepción, Yo podré interceder por las almas que ya están condenadas en la perdición y el caos. Yo misma retiraré a cada una de ellas del fuego del infierno y las llevaré hacia el Reino Celestial.
Si esta novena también fuera ofrecida por todos los sacerdotes del mundo entero, la Virgencita de Lourdes aplacará la angustia que Dios tiene por Sus hijos sacerdotes infieles y Yo misma seré la justificación de cada uno de ellos. Pero también seré el consuelo de los que luchen por el triunfo del ministerio sacerdotal de Cristo.
En esos días, Yo disolveré con el poder de Mis Rayos a las criaturas del mal que desvían y perturban la atención de Mis sacerdotes, y a las almas les daré la ciencia de comprender el sentido espiritual y divino de ese sagrado oficio. Así, ustedes los apoyarán hasta la muerte.
Quiero que a partir del 11 de febrero, todos conmemoren a la Virgen de Lourdes, para que la pureza sea recuperada en los corazones y el mundo perciba que se alejó de la verdad.
En esos días del mes de febrero, a partir del 11, su Madre Celeste estará, de manera especial, recogiendo las intenciones y las oraciones de los que visiten los santuarios, las iglesias y los Centros Marianos. Así, Yo podré ayudar más a la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La vida planetaria no sería posible si no existiera la vida sacerdotal.
La vida sacerdotal es el único puente que permite la comunicación con los mundos sublimes. Sin sacerdotes verdaderos esa comunicación no existe, porque estaría vacía, hueca y no tendría solidez.
El planeta no puede quedarse sin verdaderos y honestos sacerdotes; ya que ha sido mucha la perversión que los sacerdotes vivieron a lo largo de los tiempos.
Por eso, la importancia y el deber de que todos los fieles recen por ellos, para que tengan ímpetu de determinación y voluntad para seguir construyendo los puentes de contacto entre el Cielo y la Tierra.
Si no hay sacerdotes, no hay Misericordia ni tampoco Gracia; no hay verdadera vida sacramental en Cristo.
Sus manos deben estar limpias para seguir elevando el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Sus bocas deben estar protegidas y abstenerse de bajísimas palabras.
Sus ojos deben estar en el Cielo para poder ver y encontrar a Dios.
Para que todo eso sea una realidad y no una fantasía, deben rezar por los sacerdotes, porque ellos, antes del tiempo previsto, rindieron su condición infrahumana para poder transformarse en el mismo Cristo sobre la superficie de la Tierra.
Por eso, les pido que de corazón recen por los sacerdotes, para que sus corazones y almas permanezcan inmunes a los asedios de estos tiempos, y que el Espíritu Santo pueda obrar a través de ellos con una fuerza renovadora que traiga y que conceda el perdón y la reconciliación a todos los que están caídos y perdieron la fe.
Recen por Mis sacerdotes, porque solo a través de ellos, siendo dignos en Cristo, Yo podré ampliar la Obra y el poder de Mi Misericordia.
Apóyenlos, así como Mi Madre apoyó a los apóstoles hasta el final.
¡Les agradezco por guardar Mis súplicas en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Se acerca, a partir del próximo año, el recogimiento de las Apariciones diarias de su Maestro y Señor, y con pesar en Mi Corazón por esta partida, respondo a la Voluntad Infinita de la Creación.
Cuando llegue ese momento, sus corazones ya no podrán tener dudas sobre lo que vinieron a hacer y a cumplir a este herido mundo.
A pesar de los desiertos que aún faltan atravesar, a pesar de las tribulaciones que aún faltan vivir, aunque les falte aprender algo, Mi Palabra será su sustento y su fuerza para cruzar el fin de estos tiempos.
Por eso, no pierdan Mis impulsos porque son los últimos, pero tampoco se acostumbren a escuchar Mis Palabras, porque si no Mis Palabras estarían cayendo al vacío.
Sírvanse del Amor que les proporcionan los Sacramentos y, así, asuman su camino de redención y de apostolado; porque, aunque estén dentro de Mi Barca, aún vendrán vientos fuertes y tormentas que intentarán hacerlos desistir del camino que escogieron.
En ese crucial momento, fijen su mirada en Mi Sagrado Corazón y afirmen en sus células el Poder Divino de Mi Sangre, así triunfarán y vencerán muchas veces en Mi Nombre; llevarán Mi Divina Misericordia al mundo y Mis sacerdotes perdonarán en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
No habrá mayor tiniebla u oscuridad que no puedan atravesar a través de la Luz que les da Mi Corazón. Sean valientes y sigan adelante, aún la humanidad sufre el precio de sus propias acciones.
Yo estaré, en el Universo de Mi Padre, esperando recibir, en la hora más dolorosa del planeta, la orden celestial de regresar a la Tierra y, en ese momento, los llamaré por su verdadero nombre para que Me sigan.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Para que las órdenes religiosas en el mundo y, especialmente, los consagrados en este tiempo puedan superar y trascender los tiempos definitivos en sí mismos, Yo vengo a pedirle a la Orden Gracia Misericordia la reparación del Corazón Eucarístico de Jesús, los días sábados; para que Mi adversario no siga empujando con su cola a Mis discípulos para hacerlos caer en los abismos y para que el Corazón de su Dulcísimo Redentor sea consolado por todos los que, en la vida religiosa y sacerdotal, perdieron los Dones de Dios por las influencias de las pruebas de estos tiempos.
Al menos, espero que en el mundo la vida consagrada siga siendo un puente que lleve a las almas hacia Dios y no un chiquero de bajezas y de adversidades.
Deseo que, por los divinos méritos de Mi Dolorosa y Extrema Pasión, su Orden religiosa ofrezca el día sábado, a las tres de la tarde, la oración grupal a la Divina Misericordia, no importando en qué lugar o momento se encuentren.
Si responden a este pedido de su Señor por tiempo indeterminado, la Gracia Salvadora del Padre descenderá sobre cientos de religiosos en el mundo, y las grandes tentaciones y desobediencias de estos tiempos se disolverán, porque Yo colocaré Mis Manos sobre aquel que implore en Mi Nombre y ya no será un instrumento de distorsión espiritual, sino un bálsamo de amor para Mi Corazón.
Vengo a pedirles, en los sábados de reparación, una adoración colectiva con todos los miembros de su Orden; que también calmará la indignación de Dios por tantos desvíos que muchos religiosos viven en este ciclo.
Si ese pedido se realizara y nadie faltara en cumplirlo, les prometo, por los frutos insondables de Mi Misericordia, rescatar a los religiosos y religiosas que cayeron en tentación y están perdidos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Queridos hijos:
Mi Corazón de Madre retorna a Italia, como en tiempos anteriores, para traerle a todo su pueblo el Amor y la Luz de Dios. Amor y Luz infinita que ustedes necesitan como sociedad y religión para poder vivir una transparente y verdadera redención.
Por este motivo, hijos Míos, he pedido al grupo peregrino que llegara hasta Italia para traer este mensaje del Cielo. No solo porque su pueblo debe enmendar las faltas cometidas con cientos de inmigrantes, sino también porque ustedes, habiendo sido un pueblo inmigrante, deben trabajar conscientemente el perdón para que en esta nación no desaparezca la paz.
Yo Soy su Madre intercesora y mediadora. Soy la Luz que los quiere llevar hacia Mi Hijo para que, arrepentidos de corazón, profesen su amor a Cristo y alcancen la reconciliación.
Pero primero, hijos Míos, ese acto de verdadero arrepentimiento deberá comenzar en el interior de la Iglesia de Mi Hijo. Ella ya no puede seguir ocultando más sus actos y malos tratos porque de lo contrario perderá también la Paz y la Misericordia de Dios.
Ningún religioso tiene inmortalidad espiritual. Este es el tiempo de la enfermedad espiritual en masa, en el que Mi adversario se infiltra para destruir y tentar a muchos sacerdotes.
En Akita, La Salette y en Fátima Yo anuncié sobre la necesidad de que todos se volvieran hacia Dios lo antes posible, para que pudieran ver Su Faz de inmensa Misericordia y Perdón. Pero muchos no Me escucharon.
Regresé una vez más al mundo, a través de Medjugorje, para anunciarles que, por medio de la donación de Mi Corazón, alcanzarían la paz y menos de la cuarta parte de la humanidad puso en ejercicio lo que Yo había dicho.
Para no perder a Mis hijos, regresé una vez más al mundo, pero esta vez en una fecha clave, el 8 de agosto de 2007, día en el que Yo traje para la humanidad la revelación del Universo y de sus misterios y pedí, ardientemente, que Mi Voz, Alma y Corazón fueran llevados al mundo entero por medio de la Peregrinación por la Paz.
Muchos Me acogieron y lo siguen haciendo, y la consciencia de cientos de almas en el mundo sigue despertando. Pero la Iglesia Me sacrificó por completo, juzgando Mi presencia y cerrando las puertas a Mi mensaje universal de paz.
Esta era la prueba para dicha religión, la de reconocer a la siempre Virgen María, Madre del Altísimo, o negarla con difamaciones y mentiras.
Pero la Luz perpetua y materna de Mi Corazón impidió que Mi aspiración fuese interferida. Porque por detrás de los caóticos y graves escenarios en la Iglesia y en el mundo, Su Madre Celeste creó una poderosa red de oración planetaria formada por todos los seres orantes de la Tierra. Una red de oración que, hasta los días de hoy, sostiene y mantiene por medio del corazón de cada hijo Mío, la misión espiritual y divina de la Madre de Dios en la humanidad.
Este movimiento ecuménico de oración que Yo misma fundé en la superficie de la Tierra, a través de los grupos de oración, es el que permite el peregrinar por las naciones del mundo y que la Voz de los Mensajeros Celestiales sea difundida en todas las lenguas y pueblos, para que ningún hijo Mío se quede sin escuchar.
Por esa razón, hijos Míos, estoy regresando una vez más a Italia para concederle la Gracia de la reconciliación y del perdón inminente que necesita.
Todo lo que sucederá en el encuentro de oración de hoy, será el resultado de un amor inmenso por Dios y por su Divina Señora.
Aún hay tiempo para recapacitar y enmendarse. ¡Háganlo, hijos Míos!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
No se dejen engañar, muchos dentro de Mi Iglesia usarán Mi Nombre para poder defenderse, pero el peso de sus faltas los dejará en el vacío del abismo, porque quedarán desnudos ante los ojos de todos.
Ustedes no deberán defenderse, porque ya lo dije una vez, por sus frutos los conocerán.
Quien siembre en Mi Tierra cosechará maravillosos frutos, pero quien siembre en su propia tierra tendrá frutos podridos.
Que nada los sorprenda, la Iglesia que una vez fundé en la Tierra está cayendo, porque sus cimientos están putrefactos por no haber buscado la fortaleza en Mi Corazón verdadero.
Pero no todo estará perdido, llegará la hora en que la humanidad conocerá a los últimos testigos y ellos no surgirán de la Iglesia aparentemente constituida.
Esos testigos serán los humildes de corazón, los que no tienen poder, autonomía ni prestigio.
Con Mi propia vara limpiaré la impura Iglesia de sus más graves pecados y cuando Yo retorne triunfará la Iglesia Celestial, la única que he enseñado.
Mientras tanto, los que siguen a Mi Iglesia que se arrepientan y no miren la paja en el ojo del prójimo; primero que se saquen la propia, porque ya lastimaron y ofendieron al Señor con cientos de niños inocentes que confiaron en Mis débiles sacerdotes.
Que Mi Iglesia no juzgue Mis otras Obras, porque el fuego de la purificación está llegando y a todo penetrará.
Mientras tanto, la nueva Iglesia, que no tiene nombre, ya navega en su barca, mar adentro, y nadie podrá detenerla.
¡Les agradezco por considerar Mis Palabras de corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Oren para que el Reino de Dios descienda a la Tierra y Su Iglesia Celestial se plasme y se manifieste sobre todas las iglesias del mundo, revelando la espiritualidad divina y renovando a los espíritus que perseveran en busca de una fe verdadera.
Oren para elevar sus consciencias y sus corazones hacia el Corazón de Dios y encontrar allí las maravillas de Su Reino, para que no pierdan el amor en sus corazones.
Oren por los sacerdotes de este mundo, por aquellos que perdieron la Gracia de Dios y que ya no atraían Su Presencia, sino que se tornaron instrumentos de la oscuridad y de la perdición, destruyendo los tesoros celestiales que el Padre les concedió para su redención y salvación.
Oren por los sacerdotes que se esfuerzan para alcanzar la gracia de mantenerse firmes en su vocación y que día y noche son probados para no servirle a Dios, sino para caer en las tentaciones del mundo.
Oren por los religiosos y las religiosas de esta Tierra, consagrados al Plan del Creador en las diferentes congregaciones y líneas espirituales verdaderas, con la esperanza de ser una luz en la oscuridad del mundo, para que él no se pierda y un día pueda ser digno de la presencia del Reino Celestial.
Oren, hijos Míos, porque hoy ha llegado el tiempo de que salgan a la luz los pecados más arraigados en la consciencia humana, y muchos sucumbirán a la oscuridad dejando de lado las gracias que un día recibieron para manifestar el Reino de Dios.
Ha llegado el momento de lavarse en las aguas puras del final de los tiempos, las que los dejan transparentes delante de Dios y delante del mundo, para que reconociendo sus debilidades y pecados se arrepientan y retomen sus caminos.
Ha llegado el momento de la definición del planeta, porque pronto solo habrá dos leyes actuando en la Tierra: la Justicia y la Misericordia. Recibirán Justicia los que en ella se definan y Misericordia los que a ella se abran, rendidos en la verdad de su corazón.
Oren para que las almas no tengan miedo o vergüenza del arrepentimiento, para que no tengan miedo o vergüenza de pedir o de conceder el perdón.
Oren para que todos tengan el valor de verse transparentes y, aun así, rendirse ante Dios, para que Él los torne nuevos y los renueve en Su Gracia para que sean testimonios de Su Piedad para el mundo y portando en sus corazones la Misericordia Divina, la multipliquen en el servicio abnegado hacia otros.
Oren por las misiones humanitarias y por todos los que se abrirán de corazón al espíritu misionero, para que reciban la oportunidad de despertar y de redimir sus faltas a través del servicio. Y oren por todos los que serán servidos y recibirán el auxilio de Dios a través de sus semejantes, para que vean encenderse nuevamente en sus corazones las llamas del amor, de la esperanza y de la fe que el sufrimiento y la oscuridad hacían desaparecer de sus espíritus.
Oren, hijos Míos, por este planeta, para que a pesar de toda purificación y de toda prueba estos tiempos sean la preparación de un nuevo tiempo.
Así como los hombres se purificarán y se limpiarán para ser otros, rendidos a Dios en Su Gracia, que este planeta también se purifique y se limpie, y cuente siempre con espíritus firmes que en oración lo sustentarán, para que un día se torne digno de ser la cuna de una nueva vida, vida que expresará la verdad y la semejanza con el Reino de Dios.
Después de que todo se cumpla la Tierra será digna de recibir un nuevo nombre, renacida en Cristo y bajo la Gracia del Espíritu de Dios. Todo el planeta ingresará en el tiempo de la eternidad, en el que las horas no serán contadas.
Cuando todo haya pasado, hijos Míos, y el amor triunfe en el corazón de los que perseveraron siendo portadores de la paz, esta paz se expandirá más allá de sus corazones y alcanzará el horizonte de las estrellas, el firmamento en el Universo, restableciéndose en donde ustedes ni siquiera sabían que estaba perdida.
Oren, entonces, para que las almas tengan en sus corazones esta meta y delante de todas las pruebas no la olviden y no la pierdan de vista.
Verán en el mundo hechos y acontecimientos increíbles, pero hoy les digo, hijos Míos, que mayor que todo eso será el triunfo del Plan de Dios que sucederá a estos acontecimientos. Por eso tengan fe, oren y perseveren.
Mientras Mi Voz se pronuncie en el mundo Yo los ayudaré y los acompañaré siempre y, revelándoles los misterios celestiales, les enseñaré a atraer la Verdad hacia la Tierra y a vivirla.
Yo los bendigo y les agradezco por llevar adelante este Plan de Amor y de Paz.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón.
Mi Iglesia en la Tierra atraviesa su primera y gran tempestad. Los sepulcros escondidos durante décadas están siendo abiertos para revelar la Verdad.
Te he dicho, una vez, que no quedará piedra sobre piedra y muchos de los Míos piensan que es solo una alegoría.
Mis sacerdotes en el mundo están siendo juzgados y algunos son llevados a prisión. La vida consagrada es el preámbulo de la antesala de los grandes ataques de Mi adversario.
Por eso debes correr y deprisa entrar en el Templo Sagrado de Mi Corazón.
Mis Ojos ya no consiguen ver tantos desencuentros en el mundo.
Mi Corazón ya no aguanta tanta vergüenza ajena.
Y aunque desde el Huerto Getsemaní Yo ya sabía que esto sucedería, Mis rebaños están dispersos y aún no saben consolidar la unidad para que el Pastor los pueda guiar.
Todavía cuento con los dedos de Mis Manos a los que en verdad quieren estar en Mí.
Este es el tiempo, hijo Mío, de ver situaciones y realidades increíbles; pero también es el tiempo de la Gracia para quien sepa golpear y llamar a la puerta correcta.
Aún debo mirar con neutralidad los hechos que suceden día a día en la humanidad y especialmente en la vida consagrada.
Mi Madre Me pidió que, por Su Amor, no aplicara la Ley de la Justicia.
La copa antes estaba llena, pero ahora está desbordando y el tiempo de la paz se está acabando.
Por eso, corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón, porque mentiras, engaños y manipulaciones seguirán saliendo a la luz y, una vez más, no quedará piedra sobre piedra.
Me avergüenza ver la vida religiosa tan desordenada en el mundo entero. En algunos casos, Yo dejé de ser el modelo espiritual para que lo fueran las modernidades.
El adversario, con toda su furia, se está vengando sobre Mis siervos y aún estoy esperando el momento exacto de levantar Mi Espada para desencadenar el gran y último tiempo final.
Mi Altar está lleno de Gracias y Mi Cáliz está lleno de Mi Sangre, pero pocos son los que se aproximan a Mí para suplicarme.
¿Dónde está la atención de Mis discípulos?
Por eso, corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón para que estés protegido de ti mismo, de tus propios aspectos que pondrán en juego tu sentimiento de amor por Mí.
Aférrate a Mi Túnica, porque si tú Me dejas Yo te ayudaré.
Ya no podré llorar lágrimas de sangre por más ingratos.
En verdad te digo, y con todo Mi Amor te declaro, que la Justicia lloverá de forma sorprendente, como el granizo.
Por eso, corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón para que cuando todo suceda estés bajo Mi Divina Protección.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras con atención!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mis queridos hijos, servidores y colaboradores de la Casa de su Madre Celeste, Señora de los Pobres:
Hoy los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y por medio de esta bendición, les abro las puertas para que las bases espirituales y morales de esta Casa sean renovadas, después del ciclo vivido durante los últimos meses hasta el presente.
Vengo con la aspiración de que la Casa de María, Señora de los Pobres, se amplíe y se expanda, con el fin de que el Manto luminoso de su Madre Universal se extienda hacia más hogares de la región.
Para eso, hijos, con la colaboración de todos los Hijos de María que he consagrado en el mundo, los estoy llamando, uno a uno, para que a partir de este nuevo ciclo de renovación la Casa de María, Señora de los Pobres, se amplíe respondiendo a las necesidades presentes; eso ayudará a ordenar, acorde al crecimiento gradual y proporcional de los Hijos de María.
Por eso, necesito de la colaboración de todos los Hijos de María, sea mucha o poca, para que esta bendecida Casa se amplíe y responda a las necesidades de las almas.
Otra finalidad que hoy su Madre les entrega es la manifestación de dos nuevas salas de oración para los peregrinos y las familias de esta ciudad que necesitarán mantener vivo el impulso de la oración del corazón, así como la imprescindible unión eucarística con Mi Amado Hijo, porque Él es la gran Luz para el mundo.
Mi deseo es tener una gran sala de oración en donde estén presentes todas las manifestaciones, Fases y Apariciones de María en el mundo, con el fin de que sea la Casa que una los corazones de los cinco continentes en el mundo.
La segunda sala de oración será un oratorio para una oración silenciosa y tendrá la misión espiritual de exponer el Santísimo Cuerpo de Mi Hijo a los peregrinos, durante los días sábado y domingo, esto ayudará a que las familias humildes y la propia ciudad reciban una ayuda espiritual mayor.
Para eso necesito, hijos, que al menos los días domingo a la 11:00, aquí, en esta Casa, se celebre la Sagrada Comunión, permitiendo que el aspecto sacerdotal y religioso de la Orden sea conocido.
Aún hay muchos proyectos que concretar y, además, la Casa de los Hijos de María deberá tener su espacio de contacto con todos los Hijos de María en el mundo dentro del portal de Divina Madre; allí, la Casa de María, Señora de los Pobres, deberá ser conocida mundialmente.
A los guardianes de la Casa les corresponderá ir al encuentro de todos los peregrinos de la ciudad para que cada día más peregrinos se aproximen aquí, a Mi Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Confesión es uno de los principales Sacramentos de fe y de esperanza para las almas, porque trae la reconciliación como un acto de volver a comulgar con el Padre Eterno.
La Confesión es algo que enseñó Mi Hijo a Sus apóstoles para que las almas, a lo largo de los tiempos, tuvieran un medio para liberar sus corazones y vidas.
La Confesión, hecha con el corazón, lleva a reconocer y a conscientizar los los hechos pasados, buscando el camino para no volver a repetirlos y fortalecer en las consciencias la madurez interior y la fe.
La Confesión es la forma y el medio por los cuales el alma habla a través del corazón con Cristo y así, confiesa sus faltas al universo.
La Confesión no es un acto para amedrentarse, sino para la liberación interior, que es ejercida por la intercesión de un sacerdote, ministerio concedido por el propio Cristo.
La Confesión está basada en la guía del Espíritu Santo, que trae la renovación de todos los Sacramentos vividos por la consciencia en su vida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más