Domingo, 7 de febrero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Por más que ustedes ya no puedan detener las influencias del mundo actual en la consciencia de los pueblos originarios, fijen su atención y el propósito de estos últimos momentos de la misión, con la intención de reencender espiritualmente los códigos originales de esos hermanos, aquel principio primero emanado por Dios al manifestar estos pueblos en la Tierra.

Que el hecho de haber ido a servir con la pura intención de compartir en fraternidad, de auxiliar, de amar, sin imponer una cultura, una religión ni una línea de pensamiento, coloque en la consciencia de la humanidad un impulso de respeto y de paz para con las diferentes expresiones humanas en la Tierra.

Mucho aún deberá hacerse por sus hermanos originarios, siempre en el espíritu del simple compartir, respetando su forma de expresarse y de vivir y siendo conscientes de la necesidad que tiene la vida planetaria de que estos pueblos se mantengan en su pureza y en su simplicidad, para que ayuden así en la elevación de la Tierra.

Que el ejemplo de este servicio abnegado deje impresa en la consciencia de la Argentina la forma de servir y de unirse a la consciencia indígena.

Quisiera que este impulso no se detuviera aquí y que otros pueblos pudieran ser ayudados por los grupos de servicio y de oración, sobre todo de la Argentina, a mantenerse fieles a lo que representan como parte de la Creación de Dios.

Que la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional pueda ampliar sus brazos serviciales a las diferentes culturas del planeta y que, así, crezca en el atributo que lleva su nombre.

Todos deben sentirse parte de esa fraternidad humanitaria y, así, hacer de cada acto de sus vidas un acto de fraternidad. Que cada día consigo la oportunidad de una acción humanitaria de auxilio al prójimo y también a los Reinos de la Naturaleza.

Con el espíritu misionero impreso en sus consciencias, sean misioneros en cada segundo de sus vidas y reconozcan que al mundo para cumplir una misión superior: aprender a amar y a multiplicar el amor en la faz de la Tierra y en todo lo que existe.

Yo los amo y los acompañaré en sus próximos pasos.

San José Castísimo