Domingo, 26 de junio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Hoy les pediré nuevamente que oren por los pueblos originarios, por la consciencia indígena de hoy y de ayer.

Que por medio de sus oraciones pidan perdón por los errores cometidos en el pasado y que día a día revisen si aún existen, en sus consciencias, las raíces de un mal milenario que impide la unión entre los seres a pesar de sus diferencias.

Un servicio es verdadero cuando es realizado con el corazón. Sin embargo, tiene una repercusión planetaria cuando son conscientes de ese servicio en la vida invisible del planeta y cuando observan en sí mismos lo que debe ser transformado y trascendido para que la situación en la que están sirviendo reciba un auxilio más profundo.

Por ejemplo: si al servir a los pueblos originarios buscan dentro de ustedes lo que los llevó a esa situación de pobreza, de abandono y de indiferencia por parte de la mayoría de los seres humanos; si buscan en sí mismos cortar las raíces del poder y de la necesidad de transformar todo y a todos adaptando situaciones y consciencias a las propias necesidades, darán profundidad a ese servicio.

Hijos, el hombre que colonizaba tenía una idea propia sobre lo que debía ser la civilización humana y creía que todo debía adaptarse a esa idea y aquello que no encajaba en su pensamiento debía ser extirpado.

A pesar de transcurrir tantos siglos, esta forma de pensar y de sentir aún está presente en el corazón humano y la mayoría, por más que crea que sí, aún no aprendió a descubrir lo que el otro tiene para aportar, no aprendió a transformar la propia idea y a abrirse para compartir un pensamiento diferente que viene del prójimo.

Las raíces de un poder humano e ignorante aún están vivas en las consciencias de todos y se alimentan de pequeñas y grandes acciones, de pensamientos y de sentimientos que se manifiestan muchas veces impulsivamente.

Para transformar la actual condición humana, deben observarse a sí mismos e intentar arrancar de raíz, los viejos patrones de una raza degenerada, para que den lugar a lo nuevo.

Que la coyuntura de esa misión en hermandad con los pueblos originarios, los lleve a revisar en el propio interior lo que les dije. De esta forma, harán de este servicio un acto profundo y verdadero que trasciende una acción social e incluso la caridad de este mundo.

Si la oración y el servicio siempre fuesen acompañados por la transformación, pronto verían asomar un nuevo sol en el horizonte, anunciando un ciclo de más claridad para la consciencia humana.

Los amo y por eso, los conduzco día a día.

San José Castísimo