Viernes, 25 de julio de 2025

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO EN EL NÚCLEO-LUZ SAGRADA CASA DE MARÍA, MADRE PAULISTA, SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hasta que la última alma perdida venga a Mi Corazón, Yo les diré: "¡Tengo sed!".

Hasta que el último Reino de la Naturaleza venga a Mi Corazón, Yo les diré: "¡Tengo sed!".

Hasta que la última especie y elemento de la vida sean redimidos, Yo les diré: "¡Tengo sed!".

Hasta que la redención alcance los espacios más profundos de los seres, de los Reinos y de toda la consciencia planetaria, Yo les diré: "¡Tengo sed!".

Hasta que las guerras terminen y el sufrimiento cese en el corazón humano, así como también silencien las armas, Yo les diré: "¡Tengo sed!".

Porque siento en Mi Corazón el sufrimiento de los hijos de Mi Padre. Siento en Mi Corazón el sufrimiento de la naturaleza y el grito silencioso de la Tierra. 

Mi Corazón se estremece con los temblores del planeta. 

Mi Corazón padece los desequilíbrios del mundo. 

Y, aunque Mis Ojos contemplen todos los universos y toda la Creación, la Tierra palpita dentro de Mí, como parte viva de Mi Consciencia. Por eso, permanezco aquí. Porque hasta que Mis Ojos no contemplen la concretización de los Planes de Mi Padre, estaré en el planeta, hoy en Espíritu, pero entonces cara a cara, en Cuerpo, Alma y Divinidad.

Ya no vendré al mundo solo por la humanidad, sino por toda la Creación. 

Ya no estaré con los Brazos abiertos en cruz, sino con los Brazos abiertos en redención, junto a los que quieran acompañarme. 

No estaré más solo. No habrá soledad en Mi Espíritu, porque despertaré a los que seguirán Conmigo y saciarán Mi sed a través de su entrega.

El Plan de Mi Padre aún no está consumado; por eso, los invito a no bajar los brazos, a no cerrar las puertas del Reino de los Cielos dentro de ustedes o en los espacios sagrados del planeta.

No es tiempo de sumergirse en las tendencias del mundo. No es tiempo de cerrar los ojos al sufrimiento de la humanidad, de la Tierra, de los Reinos.

Es tiempo de oración, de elevar los ojos y el corazón a Dios, de elevar el verbo y el silencio, la entrega, la renuncia, la paz y las angustias; de ofertar todo, todo lo que son, lo que viven, lo que experimentan. Que todo sea fruto y mérito para la redención de las almas, porque hasta que la última alma no venga a Mí, oirán el eco de Mi Voz, que les dice: "¡Tengo sed!".

Su Maestro y Señor, 

Cristo Jesús