Viernes, 13 de octubre de 2017

Mensajes diarios
MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA LOCALIDAD DE LOS COCOS, CÓRDOBA, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

He aquí que vendrá, más brillante que el Sol, la Sierva de Dios a preparar el retorno de Su Hijo, así como un día preparó Su sagrado Nacimiento en la Tierra.

He aquí que la silenciosa y humilde Sierva se tornó Reina y Madre Celestial, porque Su silencio reveló Su Majestad y Unidad con Dios Padre y con Su Amado Hijo.

Así como los Cielos se abrieron para recibirla en Cuerpo, Alma y Divinidad en el Misterio de Su Asunción, nuevamente los Cielos se abren para el descenso de Su Divinidad y para el anuncio de Su Sagrado Verbo; porque la Bienaventurada Madre del Señor ya no puede permanecer en silencio ante todo lo que acontece en el mundo. Su silencio de otros tiempos sustentó el eco de la Voz de Su Hijo, en los valles y en los pueblos de Oriente, y ahora, Su Verbo viene para preparar el Triunfo Universal de Cristo, porque Él ya no vendrá a predicar y a enseñar entre los hombres: la potencia de Su Presencia será la propia conversión; el poder de Sus Pies puestos sobre la Tierra será la propia redención para el planeta. De Su Boca saldrán solo oraciones y decretos que unirán el Cielo y la Tierra, cerrarán los infiernos y los abismos, calmarán los desesperos e instituirán la paz.

Por eso, antes del Hijo, nuevamente se aproximan Su Madre Celeste y Su Padre adoptivo, humilde y fiel, para que sean Ellos los que preparen el corazón humano.

Hijos, hoy les digo que escuchen con atención los Designios de Dios, traídos por Sus Mensajeros. Ellos son como las verdades dichas por los Profetas en el pasado para preparar la llegada del Mesías al mundo.

Nuestro Verbo no solo los instruye, también los transforma y los une a la Enseñanza Universal que vendrá con el Hijo de Dios como una expresión viva de la Realidad que habita en los Universos.

Con simplicidad les abrimos las puertas del corazón y los ojos del espíritu, para que reconozcan las Leyes que dictan la evolución universal e ingresen en ellas, en obediencia y amor, mientras hay tiempo.

Todos los Misterios se revelan en la Ley del Amor y de la Obediencia, Principios que rigen toda la vida evolutiva, así en el Cielo como en la Tierra. La vida espiritual se revela a los que saben amar, y todo misterio revelado se torna simple y comprensible para aquellos que conocen el Amor, porque sus mentes se vuelven puras y sus corazones son simples.

Con esto, hijos amados, quiero decirles que la Sierva Fiel e Incansable de Dios viene al mundo con palabras simples para revelar verdades sublimes. Vengo para despertar el amor en sus corazones, para que Me puedan comprender y, sin dificultades, vivir lo que les digo.

Lo que les impide vivir Mis Instrucciones no es la condición humana, no es el karma material y no es la ignorancia; es la falta de verdadero Amor y de verdadera Humildad.

En un mundo de misticismos llenos de vanidad y de falsas bases sobre el conocimiento verdadero, Yo vengo a conducirlos a la Verdad. Pero antes, debo destituir de sus corazones el orgullo y la ambición por el poder y por el conocimiento.

Por eso, les enseño a amar y a obedecer, por sobre todas las cosas, los simples Designios de Dios. Y es así como los preparo, los transformo y les revelo la Nueva Vida, que surgirá en los corazones sin que ellos lo perciban.

Es así como los uno a la verdadera Hermandad Celestial y Cósmica; y torno sus corazones aptos para ser verdaderos compañeros de su Rey y Maestro Universal y Divino: Cristo.

He aquí que estoy como Reina y Madre Celestial y en la simplicidad de Mis palabras se oculta el Poder de Dios y la Verdad que Yo Soy. En Mi Presencia se oculta la Unidad con el Infinito. Y así les digo que, si se unen a Mí, se unirán al Todo, al Cosmos, a la Vida, a la Creación de Dios.

Preparen junto Conmigo el Retorno de Mi Hijo, y anuncien, hijos, que es tiempo de arrepentirse de estar en caminos vanos que tan solo llevan a perderse, no solo de Dios, sino también de sí mismos.

He aquí que vengo para encontrarlos y para conducirlos al encuentro de sí mismos, para que sepan quiénes son y qué vinieron a hacer a este mundo. Ya no estén perdidos. Sigan Mis pasos y Yo los guiaré siempre.

Yo los bendigo y los amo.

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz