Deseo todo el tiempo, de corazón y de alma, que todos Mis hijos algún día conozcan el gran Amor de Dios, porque fue ese Amor y esa Misericordia que trajo al mundo a cada uno de ustedes en el grado perfecto de la necesidad.
Por eso, hijos, mientras enfrentan los primeros pasos de una purificación tardía, Yo los invito nuevamente a que se aferren al gran Amor de Adonai, Amor que reconstruye los universos y los corazones heridos. Sin ese Amor de Dios nada sería posible en estos tiempos.
Es ese amor, hijos Míos, que los ha hecho madurar y crecer y así asumir su redención en este planeta.
Aprendan a vivir y a buscar el perdón, porque es el perdón que los llevará al amor, y el amor les hará encontrar la Misericordia tan necesaria y urgente en este tiempo de caos.
Hijos Míos, su Madre Celeste los ayuda a tomar consciencia de que sin el Amor de Dios no se podrán superar las pruebas ni los ciclos de una purificación intensa y acelerada.
El amor de Dios los lleva a la paz, por eso entrego Mi Corazón de Madre para que lo puedan sentir y vivir como parte de sus vidas.
Para eso, hijos, destierren su amor propio, amor humano que controla y deteriora todo lo que toca.
Yo vengo en este tiempo para convertir el amor terrestre en un amor sublime, cada día más puro y sano.
Para eso, Mis queridos hijos, su verdadero permiso permitirá que nuevas Leyes Divinas reformen sus vidas, para que así comiencen a vivir en el océano del Amor de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce hacia el universo del Amor de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz