Queridos y amados hijos:
En estos tiempos agudos de purificación de la consciencia, sepan que Dios no espera la perfección inmediata de los hombres, sino la simplicidad y la verdad de los corazones.
Dios los invita a que, por medio de la simplicidad, pueda nacer en ustedes el Amor de Dios, una y otra vez; un Amor que los confortará, un Amor que no los abandonará, un Amor digno y fiel.
No detengan su atención en los defectos de la vida humana, porque será a través de la imperfección redimida que nacerá el nuevo ser, el que será portador de la esperanza y de la confianza de Dios.
Por eso, hijos Míos, abracen con humildad y simplicidad cada nueva etapa de purificación.
Siempre tendrán, por medio de la oración, Mi consuelo y guía, y en los momentos culminantes de su purificación contarán con Mi asistencia; porque Yo los amo y, como Madre, conozco la necesidad interior de cada hijo Mío.
Dejen de sentir ese vacío que no los lleva a nada. Dejen de sumergirse en ese árido desierto de la vida.
Yo les traigo, a través de Mis Palabras, la Fuente que saciará su sed.
Hijos, no se desesperen, no se perturben, ya no se castiguen. Ustedes vinieron a participar de una transición que recién ha comenzado.
Tengan fe, la fuerza del Amor de Mi Corazón será su constante fortaleza.
Dios hoy les concede Su Perdón y Su Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz