Martes, 5 de agosto de 2014

Mensajes semanales
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO CON MOTIVO DEL ANIVERSARIO DE LA MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

En esta fecha deseo que se Me acuñe la Medalla del Glorificado Redentor, para que ella sea el símbolo de unidad espiritual entre las almas y Cristo; así se establecerá la unión entre las esencias y Dios, y llevarán, por encima de todo, Mi Espíritu de Protección y de Paz.

La Glorificada Medalla de Cristo Jesús promete generar una acción espiritual de redención y de liberación sobre los espíritus que han caído y que perdieron el vínculo de unión con el Padre Celestial.

Esta sagrada Medalla, de la cual hoy les hablo, representa para todos, la expansión infinita de los Dones del Espíritu Santo, a través del Hijo de Dios, para toda la humanidad que la lleve consigo con honra, devoción y simplicidad.

La Glorificada Medalla, una vez elaborada por las manos de Mis servidores, representará la unión interna de los corazones con la Esencia Glorificada de Cristo. Esto permitirá crear un espacio de protección y de amparo en las consciencias que más necesiten reforzar su camino de entrega a Dios Todopoderoso.

Cristo, se entrega hoy, a través de la Glorificada Medalla, como un emblema de Misericordia, que todas las almas pueden buscar por intermedio de este símbolo, que en Gloria y Amor es donado al mundo actual.

Quiero, a través de este símbolo, cumplir Mis Promesas antes de Mi Retorno al planeta:

  • Para los que la lleven en adoración, Mi Promesa será no dejar que se pierdan en lo superficial e impuro.
  • Para los que la lleven en devoción, Mi Promesa será socorrerlos ante cualquier circunstancia o motivo de peligro inmediato.
  • Para los que la lleven en humildad y en Gloria, Mi Promesa será confortarlos de la sed desconocida que viven muchos corazones, y así podré revertir los estados de vacío, convirtiéndolos en océanos de Misericordia y Piedad.
  • Para los que la lleven en la última hora de la vida, Mi Promesa será entregarles, por medio de Mi Espíritu, la tabla de la salvación para poder salir del Purgatorio e ir al Supremo Cielo Universal.
  • Para los que la lleven en entrega y servicio, Mi Promesa será construir en las esencias, como un paciente Obrero, las bases del Amor Universal, el Templo de la Contemplación para Dios, por medio de la oferta que harán sus corazones consagrados al Cristo Universal.
  • Para los que la lleven consigo y la donen sin esperar nada a cambio, Mi Promesa será grande ante las almas que, despojadas de todo resultado o expectativa, se convertirán en Mis Instrumentos y en puertas de salvación para los corazones que, antes del tiempo de la tribulación, deberán retornar a Mi Corazón Glorificado.
  • Para los que la lleven en espíritu de donación absoluta e inmediata, Mis Promesas para esas almas serán infinitas y pacíficas porque, en la hora del gran desprendimiento de este mundo terrenal, serán elevadas a Mis brazos y serán llevadas a las Moradas del Padre Celestial, en donde reposarán del agotamiento y del sufrimiento que han vivido en este mundo.
  • Para los que la contemplen con amor y fidelidad, Mi Promesa será que no perecerán mientras Me entreguen todo aquello que, como seres, no les pertenece; y así, Yo Me encontraré sobre todos los corazones de este mundo, reflejando Mi Presencia a través de las almas buenas y redimidas.

Aquellos que difundan este Instrumento y Legado de paz, serán, entre Mis Manos, chispas de luz esparcidas sobre los cuatro puntos de la Tierra y, de esta forma, confirmarán el momento de los nuevos apóstoles, de los 144.000 que serán convocados por el Cielo en misión de salvación espiritual de los que caerán a Mi derecha y a Mi izquierda, cuando Yo ya esté aquí entre ustedes.

En las pequeñas cosas se encuentran los grandes misterios que se revelan a los corazones simples y llenos del Espíritu de Dios, que los congrega y los reúne en Mi Iglesia Celestial.

Glorificados serán después de esta vida aquellos que lleven la Medalla de Jesucristo, el Rey de Reyes y Pastor de los moribundos de espíritu. Pues, después de un año de Gracias, les entrego, a través de este Instrumento espiritual, la señal de Mi Amor por ustedes, a pesar de los errores y las infidelidades que muchos cometen por no confiar en el Dios del Amor.

Abro las puertas para los que quieran entrar al Reino de la Redención y de la Misericordia.

Dichosos serán los que no se vanaglorien con lo que hoy les entrego, pues Yo les enseño a vivir en la búsqueda constante de la humildad y del desapego, para poder encarnar el Espíritu de la Verdad.

Los señalados por Mi Amor, mediante la Gloria de esta Medalla, serán Espejos vivos que irradiarán Mi Misericordia y Mi Luz para el tiempo de caos que hoy enfrenta el mundo ciego.

Ahora dejen que, por medio de esta señal de Amor, Yo les haga entender muchas cosas.

El tiempo universal exige un cambio maduro en la consciencia para vivir el tiempo de la redención y del perdón.

Bajo la Misericordia de Dios, que los congrega y los une a través de Mí, ya es hora de que sean bienaventurados en la Tierra, como lo son los Santos Ángeles en el Cielo.

Cristo Jesús Glorificado