Sábado, 4 de junio de 2016

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO PARA LA 35.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Finalmente llegué aquí para estar con ustedes y nunca más separarme, si así Me permiten.

Finalmente llegué aquí a liberar a cuantos lo necesitaban desde hace mucho tiempo, y eso es por su intervención junto a Mi Obra redentora eneste tiempo final.

Yo Soy ese Santísimo Corazón que se presenta a ustedes para mostrarles el Universo de Dios y para que nunca pierdan la filiación con Mi Padre, que está en los Cielos.

Esperaba ardientemente estar hoy con ustedes para que no solo proclamen Mi Divina Misericordia, sino también para que Me sientan en lo profundo de sus corazones y vidas, en cada espacio de sus seres, en cada aspecto de sus consciencias.

Finalmente estoy aquí, compañeros, para orar por Mi Argentina junto a Mi Madre, a San José y a todos los ángeles del Cielo que han llegado aquí extraordinariamente para elevar al Universo las plegarias de los hijos de Dios, de los autoconvocados.

Necesito que en estos tres días en los que estarán Conmigo para adorarme y amarme, veneren Mi Santísimo Corazón, que es su Eucaristía, la unión perfecta con Dios que disipa todo mal, que libera las amarras y que trae cura a los corazones.

Finalmente estoy con ustedes, compañeros, para que puedan renovar los votos Conmigo una y otra vez, sin dejar atrás Mis Proyectos, que son los proyectos de sus vidas, de sus familias, de toda esta nación que está también en su transición y en su prueba como todas las naciones del mundo. Si ustedes, compañeros, fortalecen ese voto Conmigo no perecerán, y la nación tampoco perecerá porque habrá corazones consecuentes que seguirán Mi Camino a pesar de lo que suceda y enfrentarán los desafíos, aquellos que llegarán al encuentro de todos para confirmarlos al gran Proyecto de Dios, que es Su Amor y Su Unidad con todo el Universo.

Hoy vengo especialmente, compañeros, con los ángeles que adoran Mi santísimo Cuerpo en la Eucaristía, y hoy estoy aquí con ustedes con una compañía muy especial, que dio el impulso a la revelación de Mi Sagrado Corazón: Santa María Margarita Alacoque, quien trajo para el mundo, anticipadamente, la revelación de Mi Divina Misericordia, primero a través de Mi Sagrado Corazón, y después a través de la unión Conmigo. ¿Qué mayor tesoro les dejé en aquel tiempo, al igual que con Santa Faustina, quien les mostró el camino del apostolado y la devoción a Mis Rayos de misericordia que hoy están presentes entre ustedes para purificarlos, consagrarlos a Mi Señor?

Con cada ángel de la guarda sientan el Universo de Dios que se aproxima a esta realidad material e ilusoria y que abre los ojos en todos los mundos internos de las almas que aún están buscando una salida. Si ustedes perseveran, compañeros, el pueblo perseverará y, a pesar del tiempo que se aproxima, los corazones estarán Conmigo para honrar a Dios y hacer descender Su Proyecto divino en cada corazón y en cada consciencia.

Hoy vengo aquí, compañeros, finalmente, para que estén entre Mis Brazos y sientan Mi Amor que les da el calor para el frío que sienten, que les da la fortaleza para los miedos que puedan sentir, que les da la alegría en cada prueba, en cada desafío, que les da la vida a los que mueren espiritualmente.

Yo necesito vivir en sus corazones todo el tiempo y un poco más. Necesito que Me lleven en sus vidas como el mayor testimonio que les dio la redención y la paz.

Abro las puertas del Universo a los que no lo merecen; entrego oportunidades a todos los corazones que Me escuchan y que Me viven en la plenitud del amor.

Estoy aquí, compañeros, finalmente, para que a través de la oración restauremos a muchas consciencias que aún esperan salvación y liberación.

En la santísima presencia de Mi Corazón Yo los adoro, los contemplo y los amo y disuelvo de sus memorias toda imperfección en quien lo cree verdaderamente.

Estoy aquí, compañeros, para convocarlos a que sean misioneros Míos no solo en la Argentina sino en el mundo; pues necesito misioneros en cada país para que las puertas del mal se cierren y la Obra de Dios triunfe en los corazones simples.

Vean Mi Sagrado Corazón que se descubre a ustedes para que lo adoren y lo sientan en sus corazones. Este es el Amor que se entregó a ustedes y por cada uno de sus hermanos. Este Corazón Sagrado es la fuente que les sacia la sed y que los renueva de tiempo en tiempo. Este es el Corazón que proviene de Dios y que pulsa por cada consciencia de este Universo; es el Corazón que les trae la paz y la esperanza en los tiempos de oscuridad; es el Corazón que se dona como luz para sus caminos internos y externos. Este fue el Corazón humano que cargó con la Cruz y con todos los pecados del mundo hasta los días de hoy. Es el corazón que no es muy honrado, el que está lleno de Gracias, de misericordias y de cura.

¡Cuánto duele Mi Corazón por estar tan lleno de amor y no poder derramarlo en los que no lo invocan! No Me duelen tanto las espinas de las indiferencias y de los pecados, Me duele el rechazo que sienten los corazones hacia Mí, porque no Soy Yo quien está con ustedes, sino es Mi Padre a través de Mí, es el Universo de Dios en vida y esperanza. Beban de este Corazón que derrama una fuente de Sangre y de vida crística para todos. Reciban los rayos de Mi Corazón en sus corazones y digan: "Señor, Yo confío en Ti". Con esa confianza no temerán y a través de esa confianza todo lo podrán.

Hoy no vengo a ver de Argentina lo que no ha hecho bien porque eso no es de importancia para Dios ni para Su Plan. Hoy vengo a ver dónde he dejado los talentos y cómo ellos han florecido a través de cada uno de Mis compañeros. Hoy vengo a tocar sus talentos en lo profundo de sus corazones para que puedan despertar y servirme en hermandad.

Aleluya, Aleluya, Aleluya. Muchos de los que son indiferentes en esta nación hoy reciben Mi Divina Misericordia porque ustedes abrieron la puerta para que eso sucediera y perseveraron en la fe y en la confianza a Mi Sagrado Corazón, eso es incalculable para Mí, aunque Yo veo todas las cosas y sus mundos internos. Las almas son impredecibles porque sin ellas saberlo, guardan llaves invisibles que abren las puertas del Corazón de Dios.

Les agradezco y honremos a Nuestro Padre, que está atento a la voz de todos Sus hijos de Argentina para que clamen por más misericordia, por más redención y especialmente por la paz.

Glorificaré este altar que Me han preparado en la simplicidad del espíritu y de la donación. La belleza de los altares está en los gestos que emiten a Mi Corazón, en las manos que colocan cada flor, en los brazos que se donan para levantar Mi Imagen al mundo.

El Señor escucha las plegarias de todos Sus hijos y abre las puertas de Su Corazón para recibir el llamado de todas las criaturas de la Tierra. Establece así Su Amor en todas las consciencias que se unifican a través de Su Presencia y de Su infinito Amor. Él destierra todo lo que separa a las almas de Su Reino Divino y de Su Gloria. Junto a Sus Ángeles del Cielo establece la misión para cada uno de Sus hijos, y quien Lo acepta con todo su corazón, nunca dejará de servirlo y de tener la oportunidad de hacerlo así como Él lo pensó.

Hoy bendigo a aquellos que siempre fueron leales Conmigo en la alegría como en la tristeza, en la confirmación como en el desánimo, porque nunca dejo atrás a quien está Conmigo y Me vive.

Bendigo estos elementos que serán vida divina en sus células y cuerpos y que llegarán a lo más profundo de sus seres para que estén en constante renovación y en Mi Paz.

Yo los renuevo y también los redimo y los abrazo con Mi Luz cuando tan solo Me lo piden.

Demos gracias a Dios y a toda Su Gloria.

Les agradezco, compañeros, por estar Conmigo en verdad y en simplicidad.

Celebren con alegría Mi Ser y que el Espíritu Santo los guíe hasta que Yo retorne a su encuentro. Amén.

Cristo Jesús Glorificado