Martes, 31 de diciembre de 2019

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy vengo por un mundo que está dividido porque una parte quiere seguir a Dios y la otra quiere seguir al dios de la ilusión.

Vengo por aquellos que han perseverado en Cristo. Es Mi Hijo que Me envía a la Tierra, en este día, para despertar a las consciencias y hacer sentir a los corazones el Amor de Dios.

Vengo como la Madre de la Justicia, de una Justicia Celestial y Divina, de una Ley que la humanidad hoy no conoce y que muchas veces ha alterado por diferentes circunstancias. 

Pero, a pesar de esa Ley, hoy llego a los abismos más profundos de la Tierra, en donde las almas se pierden en la ilusión y en el festejo de fin de año.

La razón del cambio de los tiempos y de los ciclos es otra. Por eso, hijos Míos, ustedes que tienen más consciencia y discernimiento, deben orar más y ofrecerse más, para poder compensar lo que hace el resto de la humanidad equivocadamente. 

Después de más de dos mil años del nacimiento de Cristo, la humanidad no ha avanzado absolutamente nada. Solo pequeños grupos espirituales, los que siguen la Ley de la Jerarquía, han conseguido con mucho esfuerzo y de corazón manifestar la Voluntad Divina sobre la superficie de la Tierra.

Pero aún hacen falta muchas más consciencias para que puedan seguir manifestando la Voluntad de Dios. 

Vivir la Voluntad de Dios es vivir en una felicidad plena y divina, es vivir con alegría el don del Temor de Dios y realizar en la vida diaria el cumplimiento de todos Sus pedidos, por más pequeños o grandes que parezcan.

En este momento planetario, en el que comenzará la última y aguda transición de la humanidad, a partir del año 2020, es en el que los corazones percibirán una realidad sorprendente porque ella llegará sin avisar a nadie. 

Y esa realidad, que es una realidad planetaria, colocará a toda la raza humana ante la Ley de Dios, y todo comenzará a suceder, sobre todo cuando ya Mis Palabras no resuenen en este lugar ni en ningún lugar del mundo. 

Será en ese momento y en esa hora, queridos hijos, que Mis mensajes e instrucciones, deberán resonar en lo profundo de sus consciencias, revivir Mis mensajes y aplicarlos en la vida diaria, aunque lo intenten todos los días y no lo consigan.

Tengo piedad por aquellos que abandonan la barca de Cristo, en este momento, y que no han comprendido, absolutamente en ningún punto de sus conciencias, lo que significa representar a Mi Hijo en la Tierra.

Mi Hijo no Me ha permitido interceder por ellos, pero seguiré orando como una buena Madre e intercesora, porque Mi Corazón siempre se colocará ante Mis hijos más perdidos para que se puedan salvar.

Aunque esta salvación no sea inmediata, aunque la salvación sea para el próximo ciclo o para la próxima raza, su Madre Celeste no desistirá y las oraciones de Sus buenos hijos, esos devotos hijos, de todos los fieles que responden a Su llamado divino y maternal, serán los frutos que Yo llevaré al Padre para poder interceder por Mis hijos perdidos y también por las causas imposibles que el ser humano en este momento planetario está comenzando a enfrentar.

Es así, queridos hijos, que hoy les abro el Manto, el Manto de la Madre Celeste, para que no solo ingresen en el nuevo tiempo, el fin del tiempo, sino que acepten vivir la gran necesidad planetaria que tienen millones de almas en este mundo y que no consiguen encontrar la luz ni tampoco verla en el Corazón de Dios.

Es por eso que nuevamente renuevo Mi oferta, no solo por cada uno de Mis hijos, por los que responden y por los que no responden, sino que renuevo Mi oferta, en este servicio eterno de la Esclava Fiel de Dios por esta humanidad y por este planeta, para que Mis hijos que estarán en los acontecimientos del fin de los tiempos y que verán cosas increíbles, tengan la fuerza de la soportación de lo que vendrá y de lo que se mostrará ante sus ojos.

Quisiera traerles en esta noche la realidad divina. Hoy les traigo la realidad interna, la transparencia de este tiempo, la verdad sobre lo que sucede porque las puertas del Universo se están cerrando. 

Mientras comienza a descender la Justicia Divina, los invito a estar en el equilibrio de esa Justicia, por medio de su pensamiento, de su sentimiento, de su acción y de su palabra, para que la Ley no caiga sobre ustedes, sino que sigan siendo merecedores de la Misericordia Divina de Mi Hijo. 

Porque cuando la Ley de la Justicia descienda, ella nada perdonará, porque es parte del fin de los tiempos y de la elección que ha tomado la raza de este planeta.

Pero Mi esperanza, Mi aspiración y Mi fe están en aquellos que siguen adelante y que, aun en la imperfección, en la intolerancia de estos tiempos o en la transformación de sus vidas, no dejan de responder a la Madre de Dios, sabiendo que estos últimos impulsos y apariciones son definitivas; en las que su Madre Celeste no solo extiende Sus manos hacia ustedes, sino también los cubre con Su Manto Divino para que se animen a seguir dando pasos hacia Cristo, en esta transición, en la que algunos se encontrarán muy solos para poder hacer todo lo que será necesario hacer en este tiempo.

Por eso, los invito para que en el ingreso de este nuevo año, asuman con madurez y responsabilidad sus tareas. Que se puedan apartar definitivamente de los conflictos, de los juicios y de la separación que pueda existir entre los rebaños de Cristo, porque Él los necesita unidos, siempre y para siempre; y cuando Él regrese a la Tierra, podrá así encontrar un lugar seguro y verdadero, aunque pobre y simple, para recidir en el corazón de los hombres y de las mujeres de la Tierra, para poder retornar en totalidad sin encontrar impedimentos, ni fronteras para que Él pueda llegar con toda Su Consciencia y no periódicamente. 

Que la Ley de la Justicia pueda permitir, por intervención de la Ley de la Divina Misericordia, la salvación de los seres más perdidos, olvidados y distraídos de esta humanidad.

Por eso seguiré adelante, aprovecharé estos últimos tiempos, estas últimas apariciones, en las que Dios Me ha autorizado hacer lo posible y lo imposible, para que las consciencias no se pierdan y sobre todo aquellos que estaban con Cristo y ahora no lo están, no pierdan sus almas para siempre en el fuego de la ilusión, en el fuego de la perdición y del infierno de esta consciencia planetaria. 

Porque Yo debo justificar, uno a uno, los tesoros de Mi Hijo ante la presencia del Padre Celestial. Esos tesoros no se pueden perder ni desperdiciar porque son grandes reliquias internas que Mi Hijo ha depositado en sus corazones y almas, reliquias que vienen del Universo inmaterial y que les permitirá realizar en este tiempo agudo de la Tierra, lo que Dios necesita en el ciclo que llegará. 

Es momento de tomar consciencia, hijos Míos. Es lo que Me ha pedido Mi Hijo, es lo que Él Me ha implorado, de que sean responsables, de que asuman con mayor amplitud y conocimiento lo que significa trabajar para la Madre de Dios y cumplir las promesas de Cristo en la Tierra. Porque la Ley de la Justicia no se detendrá cuando lloren, cuando se lamenten o pidan, porque el tiempo habrá terminado. 

Esa es la verdad que hoy quiero traerle al mundo. Por eso, para que los corazones puedan generar más méritos en el poco tiempo que queda, no solo deben amarse a sí mismos, perdonarse y reconciliarse con Dios, y liberarse de las amarras y de las cadenas de la vida, sino deben amarse entre ustedes cada vez más con un amor mayor, con este amor que Yo les traigo desde el Cielo, para que sus consciencias crezcan en la caridad y en el bien, para que la soberbia, la indiferencia y la omisión sean disueltas de sus seres para siempre.

Los próximos tiempos que llegarán serán muy importantes. Las próximas peregrinaciones que se realizarán, oficiales o no, serán también importantes, porque en todo estará la Jerarquía trabajando ampliamente como nunca antes lo ha hecho, y usará todo el tiempo posible y toda Su consciencia para alcanzar las metas que faltan y realizar los proyectos que faltan en este ciclo que es muy corto, que hay muy poco tiempo.

Cada vez que vengan a Mí a consagrarse nuevos hijos que quieren ingresar en Mi Corazón, aunque ya lo estén, que tengan presente el compromiso que asumen, que es un compromiso espiritual, álmico e interno con Dios mismo, más allá de su Madre Celeste que los ama, que los cuida y los protege para que siempre aprendan a caminar en Cristo.

Esa debería ser la consciencia de todos los Hijos de María, esa consciencia de responsabilidad, de compromiso y de fidelidad, más allá de su Madre Celeste, con la propia Fuente inmaterial de Dios que emite Sus últimos impulsos de Gracia, de Misericordia y de redención para las almas.

Con esa consciencia, hoy llamo aquí a los que se consagrarán, para que a los pies de su Madre Celeste, de la misma forma que su Madre Celeste está a los Pies de su Padre Celestial, realicen su oferta sincera y verdadera para que ese compromiso se realice y se manifieste en este tiempo crucial.

Escuchando el himno de su consagración, prepararemos este momento de bendición y de gracia, en el que la luz de sus almas podrá emerger y espejar la flor de sus corazones, y así realizar el ofrecimiento tan merecido y tan esperado por Dios.

Que esta entrega que hoy realizarán sea una entrega por la humanidad y el planeta, por aquellos que están perdidos. Ese será el motivo principal de su consagración, de orar por los que están perdidos, por los no creyentes, por los ateos, por los que no viven ni buscan la divina vida espiritual.

Coloquen en sus oraciones a todos esos Mis hijos, para que Dios los pueda contemplar algún día, y para que más y más almas de este planeta por medio de sus oraciones y ofertas, servicios y sacrificios, entregas incondicionales y amorosas, puedan ser salvas y ser consideradas en el próximo proyecto de la nueva humanidad.

Para el nuevo año que llega, será el Cristo interno de cada ser el que deberá gobernar y dirigir sus vidas para que sus almas que han sufrido las consecuencias de otros tiempos, también puedan alcanzar la cura que esperan y la reconciliación con Dios. No le teman a la Justicia, teman no buscar la Divina Misericordia.

Que de sus corazones, almas y espíritus, siempre brote el impulso de la devoción, de la oración y del amor a Dios para que más consciencias, pueblos, culturas y naciones sean curadas por la Misericordia infinita de Dios.

Y que así, con la oferta de todos los Hijos de María, aún se mantenga la puerta abierta de las Gracias, de las Misericordias de la Madre de Dios. Amén.

Los hijos que se consagrarán, coloquen sus manos en señal de recepción y reciban, de su Madre Celeste, la bendición de la Luz Divina para que se puedan curar y sanar internamente y así renovar sus vidas en la infinita Misericordia de Dios.

Ahora, lleven sus manos hacia el corazón y díganme:

"Madre, yo Te acepto, yo Te reconozco, yo Te amo y yo Te vivo,
para que se cumpla a través de Ti y a través de mí,  la Santa Voluntad de Dios.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos gobierne mi alma.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos me impulse a servir.
Que la Luz poderosa del Reino de los Cielos abra los caminos de mi vida
para que pueda reconocer en el próximo tiempo el Retorno de Cristo.
Que así sea.
Amén".

Y hoy les entregaré todas estas rosas bendecidas, como les he entregado a muchos hijos Míos que en la fe, en la simplicidad y en el amor respondieron a Dios.

Que esta flor que hoy les entrego sea el símbolo, para ustedes, del amor y de la belleza de la Madre de Dios, para sus corazones y para que siempre recuerden que Yo siempre estaré allí, aunque deje de venir algún día.

Y ahora, los Hijos de María que se consagraron recibirán la flor de la Madre de Dios.

Y para fundir, concretar y realizar esta oferta de sus almas para con la Madre Celestial escucharemos el Ave María de Gómez, afirmando y confirmando nuestra consagración interior.

Desde el Cielo y desde el esplendor de todo el Universo, bendigo a las almas del mundo, a todos los que están reunidos en familia fortaleciendo la unidad del proyecto de Dios, en sus hogares y en las comunidades, para que se pueda cumplir lo que Dios tanto espera.

Que esta bendición los renueve y los impulse a enfrentar con coraje y con valentía el próximo año, sabiendo que Mi mano siempre estará extendida para tomarlos fuerte y llevarlos hacia Jesús.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por responder a Mi llamado y recuerden orar por las almas perdidas.

Les agradezco.