MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando lloro por el mundo es para lavar con Mis lágrimas la indiferencia, y el desamor que ciegan a Mis hijos y que no les permiten ver la Verdad y el Reino de Dios.

Cuando lloro por el mundo es para que, con el dolor que siento en Mi Corazón, pueda aliviar el dolor que siente el Corazón de Cristo por ver al planeta, y al mal que se apodera de los corazones que Él tanto ama, desde el principio de la vida.

Mis lágrimas se vierten sobre el mundo como un río de piedad y de compasión. Las lágrimas de una madre por sus hijos curan, reparan y generan méritos para la salvación de las almas, por más pecadoras y perdidas que sean.

Por eso, hijos Míos, hoy, con Mis manos en oración, lavo Mi Rosario con lágrimas; lágrimas que buscan el despertar de la humanidad; lágrimas de ojos que ven una realidad que solo el Corazón de Dios puede alcanzar.

A través de la oración, hijos Míos, del despertar de la consciencia y de los sacrificios vividos por amor es que podrán curar a este mundo y secar las lágrimas que hoy vierte Mi Inmaculado Corazón en reparación de la Tierra.

Una vida infinita los aguarda. El Pensamiento y la Esencia de Dios aún aguardan manifestarse en el interior de los hombres.

Que la agonía que hoy viven tantas naciones los lleve a mirar hacia adentro y hacia arriba, a buscar la Verdad que se oculta en ustedes y a saber que, solo con ella, podrán superar estos tiempos, haciendo triunfar el amor y no fortaleciendo el odio y la indiferencia.

Luchen, hijos Míos, luchen por la paz, con el rosario entre sus manos y con el amor de sus corazones. Luchen, superando su condición humana e instituyendo la paz, como el mayor servicio que pueden prestar hoy a este herido planeta.

Mientras las consciencias de las naciones viven su pasión en este tiempo, ustedes sean imitadores de Mi Inmaculado Corazón.

Sustenten esta cruz en silencio, con la verdad de sus corazones. Sustenten esta cruz con la oración y venzan cada prueba a través de la fe y de la certeza de la Presencia Divina. Recuerden que, detrás de toda cruz, está la posibilidad de hacer triunfar un amor nuevo, de ver nacer el manantial de la Divina Misericordia.

Mi Corazón los observa, Mi Amor los ampara y constantemente los inspiro a que vivan el Propósito de Dios.

¡Oh, cuántas verdades y misterios aspiro a revelarles! Sin embargo el mayor de ellos, hijos amados, se encuentra dentro de ustedes mismos, y la revelación de este misterio nace en la superación y en la santidad de sus vidas.

Crean que el amor que nace en ustedes puede dar una nueva oportunidad al mundo, así como aconteció hace más de dos mil años.

Solo no sean indiferentes. Que no les falte la fe y la disposición para superarse y para vivir los misterios de la oración y del amor cada día.

Yo los amo y los inspiro a que sean verdaderos imitadores de Cristo y de María en estos tiempos.

Mi Inmaculado Corazón los ampara y con amor los bendigo.

Su Madre María, Rosa de la Paz

MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La Gracia y la Alegría de ser Fiel

Queridos hijos:

Hoy quiero contarles una historia para que, inspirados por Mi ejemplo, puedan dar nuevos pasos en los tiempos que se aproximan. De esta forma, vengo a despertar en sus corazones la Gracia y la alegría de la Fidelidad.

Dios Me llamó para cumplir Su Voluntad, mucho antes del Nacimiento de Jesús, antes, incluso, de que Yo llegara a este mundo; así como Él los llamó a cada uno de ustedes.

Aún siendo pequeña reconocí el Llamado y la Voluntad de Dios, y a lo largo de Mi Vida en la Tierra una y otra vez tuve que confirmar Mi Fidelidad para con el Creador. Mi Corazón pertenecía al Señor desde el principio, pero eso no lo dejaba libre de dificultades y de padecimientos.

Su Madre Celeste tuvo que superar muchas pruebas espirituales, materiales, mentales y emocionales, como parte de la humanidad. Lo mismo tuvieron que vivir Mi Hijo y San José Castísimo.

La humanidad de aquella época, hijos, era precaria y escaso era el amor en sus corazones. Por eso Dios enviaba al mundo un impulso tan grande de Amor y de Verdad a través de la Sagrada Familia. Pero, para que este impulso se hiciera vida, Nosotros, como parte de la consciencia humana, tuvimos que trascender esa condición de limitación y romper las capas del desamor y de la ignorancia para cumplir lo que nos fue pedido.

Por cada prueba que el Creador Me concedía vivir, Él también dejaba emerger un Don en Mi Inmaculado Corazón. Cada vez que Me confirmaba delante de Dios, veía emerger la Fortaleza del Padre y Su Gracia, y era en Él, que encontraba la fuerza para proseguir.

Así fue cuando el Espíritu Santo gestó en Mi Vientre al Mesías. Así fue cuando llegamos a Belén y no había lugar en los hospedajes. Así fue cuando mandaron a matar al Niño y, a pesar de huir con Él, sentí en Mi Pecho el dolor de cada madre que perdía a su hijo injustamente. Así fue cuando lo perdimos en Jerusalén. Así fue cuando Él fue negado en Galilea y cuando escuchaba los insultos proferidos al Hijo de Dios, por la ignorancia y la ceguera humana. Mis Ojos, que veían la Verdad más allá de cualquier comprensión, tuvieron que superar las injusticias causadas por la ceguera de los hombres, y todo lo viví en silencio.

La Gracia y el Don de Dios también emergieron en Mi Interior, cuando Jesús fue condenado, flagelado y subió al Calvario, únicamente con el Poder de Su Amor. Yo sentí cada Llaga Suya en Mi Pecho, y cada "sí" que Él le decía al Padre, Yo lo repetía en Mi Interior.

De la misma forma, perseveré Fiel a Dios, cuando lo vi expirar. Y en la misma certeza Me mantuve cuando Él resucitó y ascendió a los Cielos, dejándome la misión de seguir con Sus Apóstoles y compañeros, fortaleciéndolos hasta el final.

En la misma Fidelidad Me mantuve cuando el Señor Me elevó a Su Reino y allí Me entregó, no solo el Cetro de la Paz, sino también la Maternidad de toda la Creación, para que, de la misma forma como fui Fiel en la Tierra, Yo lo fuera en el Cielo; y así como acompañé la Pasión de Mi Hijo, acompañara hoy la Pasión de este planeta y de cada uno de Mis hijos.

Yo los veo sufrir y siento su dolor en Mi Corazón. Así como sentí cada Llaga de Jesús, hoy siento cada llaga de cada uno de Mis hijos de la humanidad y, en ningún momento, hijos Míos, deseé que fuera diferente.

Solo quiero ayudarlos a crecer, como vi crecer al pequeño Jesús. Vengo a enseñarles a ser fieles y a no dejarse desanimar por las pequeñas o grandes dificultades de esta vida.

El Calvario de este mundo está en el principio, y les falta mucho aún para vivir plenamente el Amor que se esconde en sus corazones.

Dios los probará en la fidelidad y en la perseverancia, como probó a cada uno de los que Él más ama. Y Yo estaré a su lado, ayudándoles a renovarse, siempre y cuando abracen la cruz y den los primeros pasos.

Descubran, hijos amados, que la fidelidad a Dios trasciende la vida en la Tierra, trasciende su pequeña comprensión. Aprendan a amar Su Plan por encima de todas las cosas, y fortalezcan su vínculo con Él, para que los Cielos y la Tierra pasen, y ustedes se mantengan fieles y firmes en el Propósito que Él les entregó.

Yo los amo y hoy les dejo la Gracia y la alegría de la Fidelidad, para que, a pesar de todo, la hagan florecer y la multipliquen con ejemplos y con amor, en los corazones de sus hermanos de este mundo.

Yo los bendigo hoy y siempre,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

Mensajes diarios
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ Y REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO, TRANSMITIDA EN LA CIUDAD DE GONDOMAR, OPORTO, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS, CON MOTIVO DEL ANIVERSARIO DE MADRE MARÍA SHIMANI DE MONTSERRAT

He aquì que vendrá del Cielo, tan brillante como un nuevo Sol, una Estrella de esperanza. Brillará en el interior de aquellos que se abran para recibir  Su Luz e iluminará los ojos de los que estaban ciegos, para que sean retirados de sus propias tinieblas y contemplen la Verdad que nunca pudieron ver.

He aquí que vendrá del Cielo, una Mujer Vestida de Sol, Aquella que un día, amparada por el silencio divino, vivió ocultamente los misterios de la Pasión de Su Hijo, el Hijo de Dios. Vendrá porque la pasión del planeta ya comenzó y la Mujer Vestida de Sol sustentará a Sus hijos en Sus brazos, los protegerá y los amparará, así como lo hizo con Su Hijo, desde el Calvario hasta la Cruz.

He aquí la Mujer que con ojos de compasión renueva a Sus pequeñitos después de cada caída. He aquí Aquella que no podrá evitar el sufrimiento de Sus hijos si la humanidad no se abre a Su Paz, pero que hará leve y meritoria la cruz de los que le dicen sí.

He aquí la que, a pesar de no ser comprendida por los hombres, sigue viniendo al mundo para orientarlos. He aquí, hijos, la Madre de la Verdad, proclamada por Dios y no por los hombres, parte viva e indivisible del Corazón del Padre.

He aquí que hoy, estoy abriendo las puertas de Mi Reino, que es el Reino de la Paz y de la Pureza para el planeta, donde  Mi reinado se extiende más allá del Cielo; donde los ángeles encuentran morada y refugio más allá del Paraíso; donde las almas reciben nuevas oportunidades de redención.

Hijos, he aquí su Madre Celestial, para consagrarlos y bendecirlos, para lavarlos en las aguas del Conocimiento divino, y de esa manera, despertarlos a la Verdad que emergerá ante sus ojos, para que puedan recibirla con alegría y gratitud y se dejen transformar por ella.

Esta Verdad, hijos Míos, no será transmitida solo por el verbo, con el sentimiento o con el corazón. La Verdad emergerá del Cielo y de la Tierra, y todo lo que estaba oculto a los ojos de los hombres se revelará. Los que sabían y eran indiferentes se arrepentirán; los que la sentían y la esperaban se exaltarán; los que la conocían y con esmero preparaban su llegada, agradecerán y reposarán en la revelación de su luz; los que no creían y negaban la Verdad, temerán e intentarán huir, sin saber hacia dónde.

He aquí que hoy estoy ante los ojos de sus corazones proclamando la Verdad Universal. He aquí que les anuncié y les advertí que prepararan sus corazones. Solo reciban Mi Gracia y sean consecuentes Conmigo. Dejen que la devoción se torne fidelidad y fortaleza; conviértanse en fe inquebrantable que transciende la fuerza y la voluntad humana, y se adentra en el Poder y en los Designios Celestiales.

He aquí que hoy, estoy renovando a la humanidad, como renuevo a una de Mis almas predilectas en la Tierra. Mis manos se tienden hacia ella, como hacia todos los que dicen sí a Mi Plan de Amor, que es el Plan de Dios. Hoy me sirvo de esta oportunidad de venir al mundo para comenzar a abrir las puertas del nuevo tiempo y de la liberación para las almas; y así lo hago, hijos, porque un alma rendida y resignada a la Voluntad Divina, Me dijo sí.

Si todos ustedes Me dijeran lo mismo o un sí mayor, Mi Corazón vendría al mundo para renovarlos todos los días y la Verdad no surgiría ante los ojos de los hombres solo cuando la Justicia y la Ley de Dios ya no le permitieran estar oculta. La Verdad podría ser una realidad permanente en la vida de los hombres y no solo los ángeles vivirían en Mi Reino, sino también todos ustedes, todos  Mis hijos.

Hoy abro las puertas de Lys, Mi Reino de Amor y de Paz en la Tierra, para que la Pureza que tanto le falta al mundo, pueda traerles la Gracia de vivir en la Paz y en la Voluntad de Dios.

Hoy los llevo de la mano, hijos amados, hacia Mi Reino en la Tierra, que equilibra y repara cuanto le es permitido, la indiferencia y la ignorancia de las almas, que tanto lastiman al Corazón de Dios.

He aquí que hoy estoy como un Sol Radiante, Espejo del Corazón de Cristo, para reflejarles Su Misericordia y bendecir y renovar, no solo a esta hija Mía que Me abrió las puertas para transmitirles la Verdad, sino a todos los que Me escuchan en los cuatro puntos  del mundo y que Me abren las puertas de sus corazones y de sus hogares para que Yo pueda reinar.

Yo soy la Reina de sus vidas y con el Amor de Mi Corazón les agradezco por hoy estar ante Mí.

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Reina del Santísimo Rosario

MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¡No teman! ¡No teman! la verdad se anuncia a los corazones valientes, capaces de conocer los tiempos finales y, aun así, aceptar vivirlos con la paz del corazón y en profunda entrega a Dios.

Hijos, ¿por qué les revelo los acontecimientos finales? Porque es parte de su redención y de su camino de transformación en Cristo que sean conscientes de estos tiempos, así como Mi Hijo conocía la cruz que cargaría, no solo en el Calvario, sino hasta los días actuales.

La Pasión de estos tiempos será larga para muchos y forjará la fortaleza interior de los que aún no se fortalecieron para cumplir la voluntad de Dios.

Nada se asemejará a la batalla que vivirán después de los mil años de Paz; sin embargo, la transición de los tiempos y la ruptura de las ataduras les permitirán traspasar los obstáculos que vendrán más allá de esta vida y más allá de este mundo.

Mis soldados ya están preparados para vencer las tentaciones del adversario, pero lo que más les costará, hijos Míos, es vencer dentro de ustedes mismos aquello que todavía aspira a vivir esas tentaciones. No será la tentación en sí su prueba, sino la batalla con sus núcleos más humanos, que tienden a responder a esa tentación.

En el ciclo anterior, se encontraban en las primeras horas del Getsemaní, aprendiendo a vencer las tentaciones, a renunciar, a entregar la propia vida. Ahora, están en las últimas horas de agonía en el huerto, en el momento en que Mi adversario les presenta las tentaciones del mundo y el Creador les presenta la cruz.

La gran prueba de estos tiempos será renunciar a los placeres mundanos para encontrar en la cruz un regocijo escondido, una victoria que se encuentra oculta en la trascendencia de sí mismo, del sufrimiento, del dolor, del aparente fracaso; la victoria que se encuentra en la vivencia del perdón, de la humildad, de la compasión, de la piedad, del abandono de sí mismos; una victoria que comienza cuando dicen sí a la voluntad superior y abrazan la cruz de estos tiempos, que es la propia purificación y transformación, para que,  a través de la persistencia, venzan la obscuridad de los propios cuerpos y de la consciencia humana como un todo, para que emerja la luz y triunfe en cada espacio de sus seres.

Hijos Míos, el Pan ya se repartió en la Mesa del Señor; ya reconocen la necesidad de entregar la propia vida, por amor a sus hermanos que viven en la ignorancia, y por el triunfo del Creador en cada esencia humana. Las primeras tentaciones ya fueron vencidas. Muchos ya pueden soportar la soledad de este Getsemaní de los tiempos de hoy y otros están aprendiendo a encontrar la verdadera fortaleza en Dios y no en los hombres, tampoco en la propia humanidad.

Ahora, les llegó la hora de decir "sí", el último "sí", el "sí" definitivo.

En seguida llegarán a sus vidas, a la consciencia planetaria, los fariseos, representados por las corrientes que descenderán a través de la batalla entre el caos y la Luz Divina, y que colocarán a la consciencia humana definitivamente en su Pasión, en la transición planetaria, en el momento de cargar la cruz y trascender toda apariencia, para vencer, por medio de la fe, las pruebas que se presenten.

Mis amados soldados e hijos tan queridos, fortalézcanse siempre en Mi mirada, en Mi presencia, porque Yo acompañaré el Calvario de estos tiempos.

Será Mi Piedad que, unida al perdón de sus corazones, abrirá nuevas puertas para la evolución humana; renovará el principio de la Misericordia en un nuevo atributo divino, que convertirá no solo los errores de consciencias e individuos, sino de civilizaciones enteras.

Ese atributo divino generará meritos no solo para la redención de la raza humana, sino también de todas las consciencias que, en todo el Cosmos, se abran para esa suprema transformación y reconciliación con Dios.

El triunfo del Creador en el corazón humano, en toda una raza, será el anuncio del mayor milagro de amor de toda la Creación. Ese triunfo generará la redención universal.

Sonarán por fin las trompetas de los mil años de Paz, para que un nuevo ejército se forme y, con mayores grados de amor, se preparen para la última batalla, antes del supremo triunfo de Dios.

Sientan en Mis palabras la importancia de la vida en la Tierra, la importancia de la vida de cada uno de ustedes, y sigan adelante proclamando la voluntad y el Plan de Dios, aceptando ese Plan con amor, más allá de las apariencias y los desafíos delante de los cuales él los colocará.

Digan siempre sí y no miren para atrás. Encuentren la fuerza para seguir adelante, en la Paz de Mi Inmaculado Corazón

Yo siempre los acompañaré del Calvario a la Resurrección y en los mil años de Paz.

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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