Viernes, 6 de enero de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE MIAMI, FLORIDA, ESTADOS UNIDOS, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos: para que este sea un ciclo de Gracias, al menos en el interior de los hombres, deben ser consecuentes ahora con todo lo que ya recibieron.

Este nuevo ciclo representará la maduración de los frutos nacidos en todos los servidores y consagrados a Cristo.

Todas las semillas de la Nueva Vida fueron depositadas en la esencia de los que dijeron “sí”. Ahora, cada uno se hará responsable de hacerlas crecer, para después comer de los frutos de su desarrollo.

Muchos se verán delante de un suelo interior árido y seco, y a ellos les cabrá buscar una fuente más profunda y verdadera dentro de sí. Aquellos que viven en la aridez espiritual están así porque deben excavar profundo en su propia consciencia, romper rocas y límites, encontrar y purificar abismos, beber del barro que encontrarán, para después estar delante de una fuente de agua pura.

Todos los hijos de Dios tienen esa pureza en su interior. En algunos, está más escondida y en otros menos. Pero el hecho de que esté más escondida en unos no significa que estos sean peores, sino que tienen fuerza suficiente para romper todo lo que la oculta dentro de sí.

Los compañeros más imperfectos de Cristo también son los más fuertes; sin embargo, su fuerza fue usada para separarlos de Aquello que los creó. Con la misma fuerza con la que se separaron de Algo que está dentro de sí y que los conduce a Su Creación, ellos deben vencerse a sí mismos y regresar.

Los que son humildes por naturaleza no tienen grandes méritos en su humildad, solo deben perseverar en ella. Pero los que se vencen a sí mismos, con la dura batalla y el esfuerzo constante, los que se dejan humillar y romper por el Poder de Dios y que se arrepienten de haberse distanciado del Creador, estos sí, hijos, arrastrarán a los otros con su ejemplo y con los méritos de su conversión, abrirán las puertas del Universo para Dios.

Para aquellos que descubren que la verdadera grandeza está en Cristo y no en sí mismos, la imperfección es el mejor camino para llegar a Él, porque permiten que el Señor los venza y transforme sus miserias con la Fuente de la Divina Misericordia; ellos jamás se apartarán de Él, pues–habiendo conocido el gusto del lodo y del barro de las aguas impuras, no querrán otra cosa, sino el Agua de la Fuente Divina.

Por eso, hijos, ya no lloren por sus miserias e imperfecciones, pero reconozcan, cada día, la posibilidad de ser una victoria de Cristo y encuentren el sentido de la vida en la permanente batalla por rendir su propio ser a Sus Pies.

Rompan las duras y áridas capas de su propio interior y encuentren, dentro de sí, un Principio de pureza. Fortalézcanse y hagan crecer las semillas de las virtudes. Cuiden de las Gracias que recibieron, para que ellas sean fecundas, pues en este ciclo muchos dependerán de la multiplicación de las Gracias que unos pocos recibieron, porque abrieron sus corazones.

Por eso, no basta recibir las Gracias: deben hacerlas crecer y expandir el Reinado de Dios, comenzando por convertirse enteramente en Sus servidores.

Aquel que los guía con su propio ejemplo, el Siervo incansable del Padre,

San José Castísimo