Viernes, 4 de mayo de 2018

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Crece de corazón, alma y espíritu, porque el mundo agoniza y necesita del potencial que Dios hace nacer en ti.

Crece de corazón, alma y espíritu, y ya no seas un niño en este camino, buscando tu beneficio y suplir tus necesidades.

Crece de corazón, alma y espíritu, porque de ti, que escuchas la Voz de Dios, dependen muchas definiciones en este tiempo.

Tu "no" cierra las puertas de la Gracia y no permite que las almas reciban una nueva oportunidad; mientras que tu "sí" abre las puertas de la Divina Misericordia y en un tiempo de Justicia permite el rescate de los que no merecerían nada.

Crece de corazón, alma y espíritu, y supérate todos los días, no solo por amor a esta Obra, a este camino y a tu misión espiritual.

Supérate y entrega más de ti por el mundo que agoniza, por los que están perdidos, por los Reinos ultrajados y cansados que, en el ápice de su dolor, realizan su último esfuerzo para sustentar al planeta y permitir que la humanidad viva su aprendizaje hasta el final.

Hijo, crece de corazón, alma y espíritu, y de una vez deja de tornar grandes tus pequeños problemas, tus pequeños dolores, deja de tornar inmutable tu pequeña vida.

Ve el mundo con los ojos de tu corazón y de tu consciencia, y sabe que, después de todo lo que recibiste, dentro de ti se encuentra el potencial para superarte todos los días y, más que eso, todos los instantes de tu vida.

Crece de corazón, alma y espíritu. Cree que este es el último ciclo del planeta y reflexiona en qué más debes hacer por los Planes de Dios.

No te estanques, no te detengas, no te canses. Descubre en tu corazón el poder de la renovación que Dios te concedió y crece de corazón, alma y espíritu. Crece y sé una luz para el mundo, no lleves a tus hermanos hacia el abismo de tu estancamiento.

Crece y eleva al mundo hacia el Corazón de Dios. Dentro de ti se encuentra la semejanza con el Padre; deja que ella se exprese, se manifieste y te absorba para que tú seas una verdad viva, parte del Corazón de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo.

Crece, hijo, crece de corazón, alma y espíritu, porque este planeta aún necesita de ti.

Tu Padre y Compañero,

San José Castísimo