Viernes, 22 de abril de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BRASILIA, DF, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Los convoqué hasta aquí para que oraran Conmigo por esta nación y para que la oscuridad que hoy ciega los ojos de muchos pudiera dar cabida a la Luz de Dios.

No vengo para imponer un cambio, vengo para ofrecer una oportunidad de conversión del destino de esta nación, ofrecer un despertar para las almas por la potestad que Dios Me entregó.

Así como Mi Casto Corazón representó para la humanidad el despertar de la fe y de la fidelidad absoluta a Dios, así también quiero ofrecerle a cada corazón humano la posibilidad de representar, como orante, el despertar de un don que convierta y equilibre algún mal de este mundo.

Hijos, estoy aquí porque la confusión está cegando los corazones de los hombres y, en este momento, nadie tiene plena certeza del propósito de su vida.

Incluso aquellos que originaron el caos, por las influencias de la oscuridad, hoy están confusos, porque quien sirve a las fuerzas del caos vive en el caos y es engañado por el propio veneno que bebe cada día.

Vengo a retirar la neblina que ciega el corazón de los seres con la indignación. Vengo porque el enemigo los distrae con la confusión de la lucha por el poder y los absorbe en la búsqueda de una solución para un asunto cuyas raíces están perdidas y escondidas para el corazón humano, porque no se encuentran en la materia, sino en el espíritu.

El enemigo los confunde de tal forma que ustedes se enredan en sus engaños y ya no saben cómo pensar ni discernir y, poco a poco, le dan más importancia a la razón que a la fe, intentando encontrar una respuesta.

En verdad, hijos, ahora deben buscar más que nunca el camino espiritual, porque es solo allí que las raíces del caos serán arrancadas. La luz es la que debe equilibrar la oscuridad en su origen.

Por eso estoy aquí, para despertarlos y decirles que ya no intenten comprender en la materia una situación que está siendo degradada en el espíritu.

No se dejen confundir y no pierdan tiempo buscando soluciones materiales. Antes, sumérjanse en los planos espirituales sin intención de conducir nada y dejen que la luz, por si sola, atraída por sus oraciones, disuelva los nudos que confunden a los hombres.

Oren Conmigo en los próximos días para que la Luz de Dios descienda y les traiga la claridad que equilibrará la oscuridad.

Su padre y compañero,

San José Castísimo