Sábado, 23 de abril de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BRASILIA, DF, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

No existe transformación espiritual que no provenga de la adhesión de la consciencia al Plan de Dios. Por eso, antes de cualquier cambio, de cualquier resultado visible de la acción de la Luz, primero está el despertar de cada ser, la adhesión de cada uno al misterio que es, para la mente humana, el Propósito Divino.

Por el momento, deben adherir sin conocer, actuar sin saber cómo, comprender sin entender, porque les hablo de la comprensión del corazón, que no necesita de conceptos ni de ideas.

Es por este motivo que primero los despertamos, colocamos en su interior el potencial del amor al Plan de Dios y, después, poco a poco, podrán actuar en él más conscientes o menos.

Para ser más conscientes del Plan de Dios, más deben amarlo.El grado de comprensión camina junto a los grados de amor y
de entrega de las consciencias.

Les digo estas cosas porque el Creador necesita de seres despiertos y conscientes de las sus acciones y de la manifestación de la Obra que realizan, pero para eso necesitan amar el Plan de Dios por sobre todas las cosas y dar muestras de eso.

Mientras las incomprensiones, las dudas, el amor a las aspiraciones y a los planes materiales personales sean mayores que su adhesión al Plan de Dios, mucho de lo que el Creador tiene para esta humanidad quedará suspendido en los planes sublimes de la consciencia a la espera de una puerta para ingresar en el planeta.

Hijos, el Señor Altísimo tiene, en Su Plan, el equilibrio correcto para todos los males que la humanidad generó a lo largo de su existencia y, con Su Poder, puede convertir la oscuridad en luz.

Pero es necesario que hagan un esfuerzo mayor del que hacen hoy y que se consideren verdaderos soldados y misioneros de Dios, cuya misión es la manifestación de Su Voluntad en este mundo.

Yo los guiaré y los instruiré siempre, pero si quieren ser más conscientes y verdaderos instrumentos de Dios, deben profundizar la propia entrega.

Les dejo esta reflexión como su padre e instructor.

San José Castísimo