Viernes, 2 de diciembre de 2016

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE SALAMANCA, ESTADO DE GUANAJUATO, MÉXICO, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo, revive ahora la Pasión de tu Señor y de tu Dios, con una mirada de sabiduría.

En otros tiempos, el corazón humano padeció con Cristo por Su flagelación y Su muerte en la Cruz, porque no comprendió el sacrificio del Señor ni porqué Él debió padecer todas esas cosas.

Hoy, tu Señor y tu Dios retorna al mundo, buscando el amor de otros tiempos, renovando la unión que tenías con Él. Sin embargo, ahora, después de Su muerte, de Su Resurrección y de Su Ascensión al Reino de los Cielos; tú ya aprendiste muchas cosas y puedes comprender que Su sacrificio no fue solo dolor, sino también un Amor absoluto que trascendió el cuerpo, la mente, el alma, el corazón y se expandió más allá de los Universos.

Recupera en este viernes, que también es santo si así lo vives, el compromiso con Cristo, entregándole un amor tan grande como el que Él te entregó en la Cruz.

La Cruz de tu Señor no acabó en el calvario cuando lo bajaron muerto a los brazos de María. La cruz es un estado de consciencia, de entrega absoluta, a la que tú estás siendo llamado a vivir, para devolver al Señor el amor que un día te entregó.

Multiplica el Amor de Cristo, abrazando la cruz de estos tiempos, que es mayor que la Cruz que un día llevó al calvario. En aquel momento, la cruz era de ignorancia y de negación; ahora es de indiferencia, de rechazo, de falta de amor y de ausencia de Dios en el corazón humano.

Los corazones de los hombres, hijo, aún no comprendieron la cruz y no se abrieron para abrazarla, como lo hizo el Señor, en la culminación de Su entrega.

Cristo retorna para que tú compartas con Él la cruz de estos tiempos y así lo harás, amando a tus hermanos cada día con un amor que rebose de tu espíritu y transforme la condición humana, la que hasta hoy te impidió amar e imitar los pasos de Aquel que vino al mundo para señalarte el camino.

Cristo retorna al mundo para atravesar con la humanidad el último calvario de la Tierra y espera que Sus compañeros carguen con Él la cruz que no solo abrirá las puertas para la Divina Misericordia, sino que también abrirá las puertas para una Nueva Era, un nuevo ciclo, un nuevo tiempo, en el cual la cruz será transmutada por el poder del amor y la entrega; ya no significará un sacrificio ni un sufrimiento para el corazón humano, sino que será un acto natural de amor en los corazones de los hombres.

Ábrete en espíritu y en verdad para abrazar con Cristo la última cruz del mundo. Y que tu amor, unido al de Él, abra las puertas del Universo y del Cosmos para el establecimiento de la Voluntad Divina.

Te bendigo y te agradezco por abrir tu corazón a este misterio celestial.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo