Viernes, 17 de marzo de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ RECIBIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE DESDE EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, HACIA EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando estés ante el calvario no temas, sino busca elevar tu consciencia más allá de las apariencias y de los sentidos humanos, más allá de los miedos, de las humillaciones, de las tristezas y de las posibles decepciones que un tiempo de calvario puede traerle a una consciencia.

No juzgues con tus ojos humanos a aquellos que no conseguirán transitar por el camino de la cruz. No pienses en la flaqueza de los que huyen, en la debilidad de los que se esconden del dolor en el camino, porque el calvario es vivido en todos los niveles de la consciencia, y todos los seres lo vivirán; aunque parezca que huyen o que se esconden, no dejarán de experimentar lo que les corresponde vivir en este tiempo.  

Por eso, no juzgues ni cuestiones los caminos de los demás según tu entendimiento, sino concentra tu corazón en ir más allá y amar más allá de la cruz, como Cristo lo hizo.

Cuando el Señor caminaba por el Calvario, sin aquellos que prometieron seguirlo, Su Corazón no los juzgaba, sino que sabía que dentro de los Suyos habitaban dolores mayores y miedos profundos que nacían de las entrañas de la condición humana y que este mismo hecho, de no haber sido capaces de acompañar al Señor en Su Cruz, les daría fuerza para tomar ellos mismos sus cruces y renovar el Amor de Dios.

Por eso, hijo Mío, haz como Cristo que, aún en el ápice de Su oferta del Calvario, sustentaba no solo la Cruz, sino también la prueba que cada uno de Sus compañeros estaba viviendo al negar su compañía ante el sufrimiento de Cristo.

Imita el ejemplo del Señor y, aun en tus dolores más profundos, no te olvides de los que quedaron atrás, para que el paso que dejaron de dar se transforme un día en fortaleza, para que ellos sean capaces de ofrecer lo que jamás entregarían si fueran compañeros aparentemente perfectos de Cristo.

Que en tu corazón habite siempre la esperanza de la redención de todas las almas.

Que tu alma esté siempre elevada al Corazón de Dios y, habitando Su Divina Consciencia, puedas comprender la magnitud de Sus Caminos y de las oportunidades, y la Gracia que Dios siempre les concede a Sus hijos a través de la Misericordia de Cristo.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo