Martes, 17 de noviembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE SÃO LEOPOLDO, RIO GRANDE DO SUL, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÙS

Clamen por la misericordia y vivan la paz. No dejen que el terror que se expande por el mundo tome sus corazones y los lleve a la desesperanza. Los soldados de Dios deben estar con la antorcha de la fe siempre elevada hacia lo alto, dando a conocer la luz para los que caminan en la oscuridad. 

Mientras el Corazón de Dios padece por las acciones de la mayoría de la humanidad, que se está distanciando de Su Amor y de Su Paz, los Mensajeros Divinos solo les piden que sean un aliento y una esperanza para el Reino de los Cielos, que aguarda la concreción de los Planes del Altísimo.

No se dejen llevar por las corrientes del mundo. Recuerden que son una barca de salvación para los incrédulos y los desesperanzados, para los solitarios y abandonados, tanto en la vida como en el espíritu. Nutran sus consciencias con el bálsamo de luz que traemos del Cielo y remen contra esa corriente de oscuridad con actos de paz, con la oración, con el perdón y con el amor.

No alimenten los juicios que el mundo realiza sobre una realidad que desconoce, ni tampoco permitan que sus consciencias ayuden a la humanidad a sumergirse en lamentaciones. Sean un motivo de elevación para el mundo.

Sepan que todo debe ser equilibrado, todo debe ser corregido y elevado por el corazón humano. Si existen muchos seres que caminan en contra de la Voluntad de Dios, aquellos pocos que escuchan Su Llamado deben multiplicar los esfuerzos y no ceder frente a los estímulos involutivos.

Mis amados, sean fuertes y valientes, perseverantes en Dios, porque esta prueba recién está comenzando, y la humanidad aún deberá escoger el amor frente a muchas atrocidades que el enemigo generará.

Sepan que jamás deben desistir del Plan de Dios y, aun delante de los peores acontecimientos del mundo, perciban que Dios no los desamparó. Él está dentro de ustedes, llamándolos a perseverar en el amor y, así como Su Hijo, a vencer el sufrimiento de la cruz y resurgir en espíritu, mediante el poder de la Misericordia.

Escuchen con atención Nuestras palabras, porque son pronunciadas para ayudarlos a superar las pruebas de estos tiempos y a perseverar en Dios para siempre. De la misma forma hicieron los patriarcas, los ángeles y los arcángeles que guiaban a Jesús y lo alentaban para que permaneciese en Su Propósito de Amor a pesar de la negación de los hombres.

Yo los amo y los invito a orar sin cesar, porque la prueba definitiva ya está comenzando para la humanidad. Dejen de lado las mezquindades de sus vidas y dedíquense sin límites a Dios. Así lo indica la necesidad del mundo.

Su amado padre y compañero,

San José Castísimo, que ora por la humanidad y por el planeta, permanentemente.