Miércoles, 24 de febrero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIÁRIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Oren sin cesar para que la paz se establezca. Pídanle a Dios que toda la humanidad pueda sentirlo nuevamente en su interior.

Hijos:

Oren para que la esperanza no desaparezca de los corazones de sus hermanos de Siria, como también de los de África, porque, aunque el adversario no desista de cumplir con sus planes, sus oraciones pueden despertar en el interior de sus hermanos la unión con el Altísimo, y vuelvan a encenderse sus esencias. Así, las luces de su interior iluminarán los abismos en los que se encuentran, para disolver el reinado de las tinieblas.

Clamen por la paz todos los días, no solo para sus vidas, sino principalmente para los que más la necesitan, pues, hoy, ustedes despertaron para la guerra que acontece en Siria, pero hay otros lugares del planeta que necesitan de sus oraciones, como por ejemplo, Nigeria y otras partes de África. Las guerras no están cesando, no solo en el plano físico, sino también en los niveles espirituales.

La apertura de sus hermanos de Turquía para recibir y auxiliar a los refugiados sirios creó una condición espiritual para que esta guerra, que ocurre hace años, pudiera salir a la luz y muchos seres orantes, en todos los rincones del planeta, activaran el espejo del corazón para llevar la paz a esa situación. Pero existen otros conflictos físicos y espirituales que la humanidad aún ignora casi por completo, y que están escondidos por intereses económicos y políticos de este mundo.

Por eso les pido que sigan orando, que oren mucho y que no solo repitan palabras, sino que clamen verdaderamente a Dios por misericordia, sobre todo por las situaciones que ustedes desconocen.

En todos los pueblos y naciones, a diario, muchas almas están perdiéndose y no hay otra forma de auxiliar a este mundo, hijos, sino con oraciones y servicios.

Tengan fe en el poder del espíritu y, aunque no encuentren resultados materiales de sus oraciones, solo oren y sean verdaderos.

El Señor se valdrá de ese clamor para el rescate de muchas almas y, en los lugares más remotos del planeta, en el interior de sus hermanos más perdidos, volverá a reinar la paz.

Les agradezco por profundizar en la propia fe.

Su padre y amigo,

San José Castísimo