Sábado, 22 de octubre de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN SAN CARLOS, SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

A Mi amada y dolida Venezuela

Mis amados y sufridos hijos de Venezuela:

Con la Voz de Mi Inmaculado Corazón, en lo más alto y elevado del Cielo, su Madre Celeste implora por Misericordia y Piedad para todos los dirigentes de esa nación.

El universo implora por Misericordia y consuelo al ver tanto sufrimiento, hambre y dolor en todos Mis hijos de Venezuela.

La puerta de la Gracia y de la alegría fue cerrada en Venezuela y los ángeles rezan en todas las fronteras de ese amado país, para sustentar la crisis generada por el hombre de superficie.

No se olviden que Yo aparecí en Betania y que, allí una vez, todos los venezolanos Me encontraron y Yo le pedí a todo su pueblo un verdadero orden y una verdadera justicia social.

Venezuela es una de las primeras naciones de América que está atravesando el ciclo más agudo de la tribulación, en el que todo está en juego.

Solicito a las naciones hermanas que acojan en sus ciudades, pueblos, hogares y haciendas, a todos Mis hijos de Venezuela que escapan del infierno nacional instalado allí por Mi eterno rival.

Sepan, Mis hijos de Venezuela, que Yo estoy rezando a Mi Hijo por los que todavía están allí presentes, que son miles de almas, para que Él no imponga Su Soberana Justicia en ese amado país que siempre Me acogió.

Es hora, hijos Míos, de que todos los servidores del Plan de Dios sobre la Tierra den asilo, vivienda, alimento y sobre todo amor, para calmar ese continuo y durísimo sufrimiento.

No dejo de ver con Mis Ojos, llenos de lágrimas, el llanto de los que claman por Misericordia y Piedad.

Venezuela es la representación del caos humano, instalado por falta de amor y de igualdad.

Queridos hijos, abracen con profundo amor a todos los que están refugiados en la frontera con Brasil. Ayúdenlos y no les reclamen nada. Esas almas solo conocen, todo el tiempo, la desesperación y el horror.

Les pido a los venezolanos, que aún sobreviven en su país, que se unan más seguido para orar por todo lo que les sucede y más allá de ustedes mismos. Les pido que consagren un altar a Mi Corazón en sus hogares y que, a los pies del mismo, imploren sin cesar junto con su Madre Celeste.

Si hubiera una gran corriente de caridad entre Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Colombia y Paraguay, muchas cosas serían evitadas.

Los estoy invitando, desde ahora, a ser una familia espiritual que se une para trascender el fin de los tiempos.

Oren, oren por todos los que padecen el caos. Que la Gracia que muchos de ustedes hoy reciben sea multiplicada y derramada sobre todos.

A Mis hijos de Venezuela les digo que comparto el dolor y el sufrimiento que cada uno vive por las malas acciones humanas.

Que la Misericordia de Dios los ilumine y que finalmente se establezca la Santa Paz.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Ora sin cesar,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz