Martes, 3 de abril de 2018

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 57.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Con Mi Rayo Celeste de Gracia irradio al mundo y espero de él una respuesta.

Aún en la paciencia de Mi Espíritu, espero una respuesta.

Y quisiera de Mis compañeros que, después de todo lo recibido durante los últimos días, no existan discordias, dudas o contradicciones entre los Míos ni entre los semejantes.

Porque lo que Yo les he dado durante los últimos días no se podrá perder; será su responsabilidad preservarlo y que esto tenga frutos en el futuro.

No es tiempo de pensar en sí, sino en lo que necesita el mundo y su humanidad, porque siempre ustedes fueron premiados con los tesoros del Cielo, más que muchas almas en el mundo.

Necesito lazos y alianzas profundas entre las consciencias que puedan soportar lo que vendrá y no teman a Mi Fuego, que todo lo purifica y todo lo trasciende.

Pero no podré penetrar en aquellos espacios de la consciencia en donde no Me lo permitan. No podré tener más tiempo para esperarlos, como en otros tiempos lo he hecho muchas veces.

Es hora de asumir lo que se ha recibido y de no desperdiciarlo.

La Instrucción que Yo vengo a dejar para el mundo es una Instrucción para la futura humanidad y eso comienza a partir de ahora, dentro de ustedes, con la certeza de estar haciendo el bien y de no destruirlo por nada.

Debe nacer de ustedes la convicción de cumplir Mis Leyes y de llevarlas adelante en este tiempo final. Así, Mi Rayo Celeste de Gracia podrá seguir descendiendo al mundo, porque tendré almas depositarias de Mi Luz en esta humanidad.

Aunque todo suceda y todo se desencadene, Yo seguiré trabajando por el mundo y por su humanidad.

Le pediré a los Rayos del Universo que sigan descendiendo en las almas para que se puedan desbloquear todos los tiempos y todas las formas, las estructuras y las resistencias.

Aún hay mucho por hacer y no hay tiempo. Eso es algo que muchos aún no comprendieron, y que la mayoría no lo ha aceptado, a pesar de haber sido dicho muchas veces.

No vengo al mundo para hablarles por medio de teorías o de filosofías, sino de palabras concretas que anuncian lo que sucederá. Por eso están en una preparación que no pueden dejar de vivir todos los días, a cada momento, a cada instante.

Mis Palabras no pueden ser guardadas en el inconsciente de este mundo, y menos de su humanidad.

Mis Palabras deben ser reflejo de una Obra que puede realizarse de época en época y a través de los instrumentos que Yo estoy llamando por su nombre.

Tal vez parezca difícil hacer todo lo que Yo les pido, pero si en verdad aprenden a estar en Mí, todo será posible, aunque no lo parezca.

Por eso su relación con sus hermanos debe ser impecable, libre de conflictos, libre de juicios de valor.

Debe ser una relación sana en el espíritu, para que esto se refleje en la consciencia y, así, sus consciencias puedan abarcar muchas más cosas que aún no abarcan.

Deben llegar al nivel que Yo les pido, y eso se alcanza con constancia y determinación, con una fe arrebatadora; así no dejarán atrás todas las necesidades que el Universo les presenta de tiempo en tiempo.

El legado que Yo vine a entregarles en esta última Sagrada Semana es un legado que no se volverá a repetir. Por más que les haya parecido el mismo, he entregado cosas diferentes, impulsos nuevos, corrientes del Universo desconocidas.

Para que puedan comprender la Ciencia en la cual Yo trabajo, que no es de esta Tierra, deben amar Mis Palabras una a una, por más que no las comprendan o no las puedan hacer parte de sí en este tiempo.
El amor es lo que permite irradiar el Propósito y cumplirlo al pie de la letra.

En el amor las cosas no se vuelven lejanas ni tampoco inalcanzables.

En el amor todo se entiende y todo se acepta.

No hay nada que el amor no pueda soportar; al contrario, el amor, por ser vivo y elevado, todo lo abarca.

Si hay discordias y conflictos entre Mis compañeros es porque Mi Amor no ha trabajado en ustedes, ni en lo más mínimo.

Deben aprender a soportar el fuego de la transformación que les traigo, porque es por un bien mayor que aún están por conocer.

La unidad entre ustedes permitirá que Mis opositores no se aproximen, ni siquiera para saber qué es lo que están haciendo o qué es lo que están cumpliendo en Mi Nombre.

No estoy diciendo que estarán libres de batallas o de desafíos, porque están aprendiendo a superar la dualidad de estos tiempos, como humanidad y como planeta.

Por eso no pueden perder las Enseñanzas que Yo les doy, no pueden dejar de buscarlas ni por un instante, porque allí existe el camino para estar en el verdadero bien y en la verdadera paz.

Los necesito asumiendo el Plan para el fin de los tiempos, el Plan de Dios, que es esta parte del Propósito que aún debe cumplirse en este planeta y con esta humanidad.

Estar ocho días Conmigo no es una casualidad ni tampoco un misterio, es una realidad que deben aprender a aceptar.

El Padre, que es Omniabarcante, Omnipresente y Omnipotente, aún respeta la libertad de Sus hijos, porque Él sabe que ellos deben aprender en esta escuela que el planeta les ofrece día a día.

Pero no podrán irse a Mi Reino con asignaturas pendientes en la escuela de la espiritualidad y del servicio, de la hermandad y del bien, de la misericordia.

Deben vivir esa experiencia de redención hasta en los mayores límites o hasta en las mayores pruebas.

Ustedes y muchos más en el mundo, en nombre de toda la humanidad, deben testimoniar, con su propia experiencia de redención y de perdón, que es posible concretar este Proyecto, aún después de la Resurrección de Cristo.

Deben afirmar que la genética de esta humanidad puede ser cambiada, transformada, transmutada y sublimada, que es posible que el Amor Crístico venza y, así, triunfe el Plan sobre las fuerzas del caos.

Pero mientras la dualidad exista en este mundo, que es algo que se definirá en el próximo tiempo, aún existirán las grandes batallas internas y externas, y deberán buscar auxilio en Mi Corazón y en Mis Palabras, recordando y reviviendo el legado que les entregué con un inconmensurable Amor que aún muchos no han entendido.

Debo ser claro, preciso, justo y verdadero. Les vuelvo a decir que no hay tiempo.

Mientras todo ocurre rápido en el mundo y dentro de las consciencias, es necesario aprender a crecer con velocidad, a una velocidad desconocida que todavía la materia no consigue acompañar, pero sí el espíritu y, más aún, la disposición del alma.

Leyes nuevas están comenzando a actuar en el planeta en este tiempo final, a fin de definir todas las cosas que es necesario resolver.

Pero si eso no comienza primero dentro de ustedes, no podrá suceder en el mundo.

Por eso los apóstoles de los últimos tiempos son apóstoles distintos a los del pasado, porque estamos ante una realidad que ya no se puede esconder, ni siquiera por los medios de comunicación y por las noticias.

Lo que está escrito se está cumpliendo paso a paso.

Es necesario definirse con cautela y entregarse en una mayor disposición, sabiendo que sus imperfecciones irán con ustedes hasta el fin de sus días, hasta que finalmente la cárcel interior sea abierta para que el espíritu alcance su libertad y se una a la Fuente con toda la experiencia vivida en este planeta.

Estamos trabajando por una redención que es gradual, que se da paso a paso y no con grandes adelantos.

Es necesario comprender que la genética de la humanidad se ha vuelto imperfecta por sus errores y por sus desvíos.

Después de 2018 años, Yo vengo, a pedido del Padre, para corregir a la humanidad, para que aprenda a ser libre de sí misma y de sus propios engaños, así como de sus propias fantasías.

Y ese cambio será doloroso, nada será liviano. Arrancar las raíces de la potestad, del poder y de la inercia será doloroso; pero Yo traigo un bálsamo interior en Mi Corazón que nadie tiene, para derramarlo en aquellos que lo acepten de verdad. Es el bálsamo de Mi Misericordia, que libera todas las faltas y todos los sufrimientos cuando tan solo confían en Mí.

No es tiempo de perderse en las cosas superficiales, es tiempo de mirar hacia adentro y encontrarse consigo mismo, no con soberbia ni con egoísmo, sino con espíritu de humildad, de simplicidad y de amor, preguntándose todos los días a ustedes mismos: “Señor, ¿qué más debo hacer para servirte?”.

Y así sus miserias o perturbaciones serán pequeñas, porque estarán ocupados en el servicio universal, en el amor constante de donarse todos los días un poco más para hacer triunfar Mi Reino sobre este planeta.

Todas las almas vivirán sus pruebas, nadie estará libre de ellas.

Pero tengan esperanza en lo que Yo les prometo, porque después de este tiempo difícil vendrá un mejor tiempo, en el que ya no será necesario experimentar el dolor ni el sufrimiento, ni tampoco existirá el sentimiento de la culpa de no poder alcanzarlo todo.

Al contrario, ya habrán aprendido a vencer la dualidad, la cual ya no prevalecerá en el mundo ni en las consciencias. Aprenderán, a través de Mí, a ser libres.

Que esta Maratón represente una reflexión profunda de todo lo recibido, una confirmación constante de sus espíritus para con Mis Obras de la paz en el mundo.

Quisiera que esta Maratón fuera el momento para que cada ser encuentre su propósito, el cual desciende del Cielo y del Universo para despertar a las almas en su misión.

Yo no quiero que tomen Mis Palabras como un castigo, sino como una oportunidad de trascendencia, de avanzar en la Luz y de derrotar el mal.

Que se puedan cumplir en ustedes Mis más grandes aspiraciones de ver, en poco tiempo, a Nuevos Cristos cumpliendo su misión en la humanidad.

Ofrezcan esta Maratón por los que están dormidos, por los que están distraídos, por los que aún no han tenido la Gracia de estar ante Mi Presencia, como muchos la tuvieron en estos últimos días.
Ofrezcan cada momento a su Maestro y Señor como un regalo de amor al Rey del Universo, sea en la acción del día a día, en la oración, en la Comunión, así como en la unidad con el prójimo, a fin de que siempre prevalezca Mi Espíritu de Paz en ustedes.

Que el Señor los bendiga en este nuevo ciclo de despertar y de asumir con responsabilidad Mis Designios, para que ellos se materialicen sobre la superficie de este planeta.

Bajo la Luz de este Centro Mayor,

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.