Viernes, 25 de marzo de 2022

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, el tercer secreto de Fátima, anunciado por Mis propios labios hace más de cien años atrás, ha sido alterado por la consagración de la humanidad, y en especial de Rusia, a Mi Materno e Inmaculado Corazón.

Por eso, hijos Míos, les vuelvo a decir que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre Dolorosa, la Madre Piadosa, la Madre Amorosa, que se comprometió con Su Hijo a los pies de la Cruz.

Hoy, Mi Rosario, Mi Rosario de Luz está lleno de las oraciones y de las plegarias de Mis hijos, que con amor seguiré esperando recibir en los próximos tiempos que vendrán, porque lo que hoy sucede en el mundo es solo el comienzo.

Pero, ¡atención, Mis hijos, en la poderosa llave de la oración! Con ella se abren las puertas de los Cielos, para que Mis ejércitos angélicos y arcangélicos intervengan y transmuten las causas que aprisionan a la humanidad.

Hoy, en especial, Mi Manto se reviste de la bandera de Ucrania, por todos los que han suplicado por esa nación, altamente destruida por el tirano azul. Pero no teman, hijos Míos, porque es en la aparente destrucción en donde vuelve a nacer la vida y resucitan las consciencias que persisten y que resisten a las adversidades de estos tiempos.

Por eso, sigan tomando el rosario entre sus manos, como una poderosa alianza entre el Cielo y la Tierra, para que la Mujer vestida de Sol pueda pisar aún más la cabeza de la astuta serpiente, y el Arcángel Miguel, en Mi sagrada compañía, envíe a los infiernos a todos los espíritus impuros que vagan por el mundo, como así también a aquellos espíritus que ingresan al planeta por las puertas inciertas que están abiertas.

Pero les vuelvo a decir, Mis amados hijos, que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre.

Ahora, llegará el tiempo de la reconstrucción de aquellos lugares del mundo que han sido altamente destruidos. Por eso, Mi Luz, la Luz del Reino de los Cielos, desciende sobre esos lugares para volver a consagrarlos a Dios y al propósito que tuvieron desde el principio de su existencia.

Por eso, les vuelvo a decir que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre.

Sigan colocando a Mis pies las verdaderas necesidades del planeta, todo lo que no encuentra solución ni salida; pero les pido que dejen sobre Mis manos sus corazones y todas sus circunstancias, para que su Madre, la Reina de los Ángeles y del Cielo, todo lo pueda transformar y curar.

Que sus corazones, como los corazones de sus hermanos, sigan trabajando por la paz; porque allí, a través de la paz, está el camino de salida para que las almas se reencuentren con Mi Hijo, para que las almas se preparen para recibir a Mi Hijo, porque Su Llegada está cerca; y aun será en el momento de mayor incertidumbre, de una incertidumbre mundial, cuando Mi Hijo retornará de una forma sorpresiva y desconocida; y muchos de los Míos, de Mis queridos hijos, lo podrán reconocer. Quien esté unido a Su Corazón Misericordioso, a pesar de las circunstancias o de todas las adversidades, podrá sentir la Llegada de Cristo, el esperado Retorno del Redentor.

Sus vidas, si están decididas a consagrarse a Dios por completo, podrán preparar el Retorno de Mi Hijo; primero a través de la transformación de sus vidas y de sus corazones, en los pequeños actos del día a día.

Él se servirá de esos momentos, de esos pequeños actos de amor, actos verdaderos y honestos que todas las almas le puedan proporcionar a Mi Hijo para poder transmutar, liberar y purificar los gravísimos errores que ha cometido la humanidad, especialmente aquella parte de la humanidad que se sirve, a través de las guerras, del hambre, de la persecución, de la esclavitud y hasta de la muerte.

Mi Hijo contará todos los pequeños actos de amor verdaderos, uno a uno, para poder derramar Su Divina Misericordia en los lugares en donde la Luz no puede penetrar; porque Él es la propia Luz de Dios, la Luz que se entregó por ustedes y la Luz que se sigue entregando por ustedes por un solo fin, por su redención.

Hoy, también Me uno en Espíritu a todas las almas y corazones, a todos los lugares y espacios que han abierto un canal de oración para que, en este día, el triunfo de Mi Corazón Inmaculado sea cada vez más real y verdadero.

Todo esto ha permitido, así como les dije al principio, que el tercer secreto de Fátima haya sido alterado. Por eso, debemos seguir rezando con fervor y con compromiso. Esto es lo que necesita el Padre Celestial de cada uno de Sus hijos, necesita que estén en espíritu de oración y de unidad para que las temibles fuerzas del mal, regidas por Mi enemigo y adversario, no tengan la mínima autoridad para hacer sucumbir a los pueblos y a las naciones, ni tampoco tengan autoridad para utilizar a muchas almas como instrumentos del mal.

Sigan haciendo crecer, sigan haciendo extender en todo el mundo los frutos de los Rosarios de Luz, porque su Madre Celeste, al igual que Su Hijo, se sirve de los corazones simples y humildes, de las familias pobres y austeras que tienen como principal alimento la oración del corazón.

Mi Hijo, cuando retorne, vendrá por cada uno de ellos; vendrá por aquellos que han sido anónimos en la oración, que han estado a los pies del Santísimo Sacramento del Altar durante horas y horas de sus vidas, por un solo objetivo y por una sola misión: que el Cielo descienda a la Tierra.

Mi Corazón también se servirá de la fidelidad de todos los sacramentados, de aquellos que tienen presente en sus conciencias que no pueden pasar ni un día sin comulgar del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, que no pueden pasar ni un momento sin poder dirigir una oración a los Altares de Nuestro Creador.

A través de estos tiempos, de todas las Apariciones públicas, Yo los preparé para este momento, Mis amados hijos. Yo los preparé para que fueran un sólido y fortalecido ejército de Luz que, presente y extendido en todo el planeta, estuviera unido en espíritu y en omnipresencia bajo el impulso poderoso de la oración.

Sé que estos tiempos los llevan, a cada uno de ustedes, a correr detrás de las necesidades prácticas y materiales, ante las demandas de estos tiempos, del trabajo, de la familia, de los problemas que puedan tener en el día a día. Pero les aseguro que si en sus vidas, en cada día, está presente la oración del corazón, encontrarán la solución para todas las cosas.

Dios necesita que la humanidad esté unida más fraternalmente, para que se pueda erradicar la indiferencia que Mi enemigo ha sembrado en muchas consciencias, una indiferencia que hace enfriar el corazón ante tanta impunidad y destrucción planetaria.

Pero ustedes, ante Mi Presencia, tienen el deber de responder a Mi llamado, porque sé que son más conscientes y despiertos, y estos últimos trece años de Apariciones no fueron en vano.

Ahora, en esta próxima Semana Santa que se aproxima, son invitados a dar nuevos pasos; así, de la misma forma, son invitados a asumir con responsabilidad y con amor las tareas espirituales, internas y materiales que Dios les está encomendando para este próximo ciclo de la humanidad.

Por eso, Mi Amado Hijo, en la Sagrada Semana, vendrá a pedirles definitivamente los talentos que Él les entregó; y, aunque no lo sepan en profundidad, por el simple hecho de estar coligados con Él, reconocerán en ustedes los talentos que Él les entregó, talentos que Él necesita para llevar adelante Su Retorno, el tiempo preparatorio de Su Llegada.

En el silencio de Mi Corazón, escucho la voz de los que claman, y de los que crecen junto a Mi Hijo en este camino de apostolado y de redención.

Si ustedes, Mis hijos, llegaron hasta este momento, significa que pueden completar y realizar su misión personal, y conocer más ampliamente su compromiso con lo Alto. Un compromiso que muchos de los que hoy no están aquí no comprendieron, no valoraron, no amaron y no apreciaron, porque no se dieron cuenta de que el compromiso con Nuestros Sagrados Corazones es inmutable.

Ahora, que ya escucharon esto, como vuestra Madre espero que correspondan a Mi Hijo. Él no les rogará nada, Él nada les pedirá. Cuando puedan sentir Su silencio se darán cuenta, a través de la oración, de que Él tiene algo pensado para ustedes desde hace mucho tiempo.

Permitan que sus vidas puedan ser escritas por las Manos de Dios, y ya nunca más por sus propias voluntades; porque Mi enemigo habita en la voluntad propia, se sirve de la voluntad propia, confunde a través de la voluntad propia y distorsiona a los rebaños de Cristo a través de la voluntad propia.

¿Qué es lo que erradica esa voluntad propia?
Es la Ley de la Obediencia fundamentada en el sagrado espíritu de la humildad.

Mi Hijo Me ha pedido decirles todo esto, no solo para celebrar el triunfo de Mi Inmaculado Corazón a través de todos los que hoy se ofrecieron a consagrarse, en alma y de corazón, sino también, les he dicho todas estas cosas, como una buena Madre, para que estén prontos para lo que llegará después de la Sagrada Semana, en los meses que vendrán, en los que sus vidas deberán estar firmes, entregadas y fortalecidas en el compromiso de amor con Cristo.  

Hoy, Mi Corazón Inmaculado se alegra por tener la oportunidad de estar en esta Casa, que tiene sus brazos abiertos para recibirme, cada vez que Yo les hago un llamado. Pero, hijos, por más que volveré a peregrinar por otros lugares del mundo, en donde los infiernos habitan y las almas necesitan de una urgente liberación y expiación, no faltarán oportunidades benditas para que la Señora de Figueira pueda estar aquí nuevamente.

Antes de retirarme en el profundo recogimiento de Mi Corazón, en donde guardo a cada uno de ustedes, Mis hijos, a cada una de sus aspiraciones, problemas, desiertos y pruebas, quiero anunciarle a la Comunidad Figueira que, mañana sábado, los esperaré en la Colina, para que Me reciban, porque será la última oportunidad en este ciclo de que, antes de que su Madre vuelva a Europa, pueda dejarles en sus corazones una pequeñísima llave que podrá abrir la puerta correcta, en el momento más importante, siempre y cuando estén en sintonía con Mi Corazón.

Quiero que peregrinen a la Colina, por todos los que se han visto en la imposibilidad de peregrinar a los Centros Marianos; porque mañana, esta Sagrada Comunidad, debe volver a reconsagrarse a Mi Corazón.

Los espero, con alegría y maternidad. ¿Me van a decir sí?

Los presentes dicen: “¡Sí!”.  

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Está sonriendo, pero también está llorando.

 

Porque es el amor de los que Me viven, al igual que de los que viven a Mi Hijo, que Nos permite ante Dios volver aquí para traer el Mensaje de Paz al mundo.

Hoy, bendigo de forma especial, esas sagradas imágenes que han sido ofrecidas por Mis hijos peregrino; en especial, por un hijo peregrino que ha tenido absoluta fe en los milagros de Mi Amor, a los que Yo también los invito a vivir; tener absoluta fe en las Gracias y en los milagros de la Madre de Dios.

Mi Hijo Me ha pedido una última cosa para que ustedes se preparen conscientemente para esta próxima Sagrada Semana, y puedan comprender la importancia del compromiso en estos tiempos, que ya no es pasajero, sino eterno. Por este fin, quiero que Me regalen sus canciones, una canción en especial que los hace ser nada: “Haz de mí nada”. 

Eso es lo que deben pedir fervorosamente en esta Cuaresma y en la víspera de los encuentros con Mi Hijo en la próxima Sagrada Semana, así sus corazones estarán vacíos en la plenitud de Dios y, como odres nuevos, serán llenados por el Espíritu Consolador de Nuestro amadísimo Señor Jesucristo.

Que esta Luz, que hoy Me ofrecen, sea el símbolo del establecimiento de la paz en todo el mundo y, en especial, en Rusia y en Ucrania.

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado y a Mi convocatoria.

Los bendigo, bajo el espíritu de la Paz de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vuelvo al Cielo con la melodía: “Haz de mí nada”.