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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, elevo sus consciencias hasta el corazón del universo para que, al igual que las Jerarquías, puedan contemplar la existencia de Mi Gobierno Espiritual. Esto es lo que la humanidad necesita para poder recuperar la paz y la unidad interna entre las criaturas.
El Gobierno Espiritual de Cristo es la expresión auténtica de la Ley. La Ley conduce la manifestación. Así como fue en el principio, la Ley del universo sigue actuando, aunque en este momento el planeta y la humanidad no estén cumpliendo la Ley.
Restablecer la Ley del universo en este mundo será una de las grandes tareas del Maestro; porque será a partir de esa operación y de ese movimiento que, desde el plano espiritual hasta el plano material, la Ley restablecerá la unidad de la consciencia humana con la Fuente y en consecuencia restablecerá la unidad y la comunión con todas las Leyes del universo.
Sé, compañeros, que, mientras este mundo viva la dualidad, alcanzar la unión con la Ley del universo será un gran esfuerzo, porque deberán subir varios escalones en la evolución hasta que, en sus consciencias internas, estén unidos a la Ley Mayor.
Si el mundo desde el principio hubiera comprendido las Leyes de los Mandamientos, revelados a Moisés en el Monte Sinaí, les aseguro que hoy la purificación no sería necesaria, ninguna purificación interna o externa, porque las Leyes del universo ayudan a la consciencia humana a trascenderse, las Leyes del universo ayudan al ser humano a vivir la fidelidad para con Dios y, al mismo tiempo, las Leyes del universo ayudan en la transparencia de la propia consciencia humana.
Pero estos atributos en este tiempo final, los atributos que son proporcionados por las Leyes del universo y en este caso a través de los propios Mandamientos, han sido atributos descartados por gran parte de la consciencia humana.
En esta reflexión y meditación profunda que les traigo, vean en este tiempo presente el resultado de las decisiones que fueron tomadas por la humanidad y, más aún, vean el resultado de las decisiones individuales que ha tomado cada ser en este tiempo. Y así, comprenderán y sabrán quién está o no en la Ley; pero Yo no vengo, en este momento, a traerles algo severo o rígido, porque las propias Leyes que rigieron al pueblo de Israel, en aquellos tiempos, fueron vividas de una forma rígida y muy severa.
Esto, compañeros, no es de Dios. Él quiere que, a través de Sus Leyes, puedan vivir Su Misericordia. Dios quiere que, a través de Sus Leyes, puedan vivir la comunión con el Plan Divino y que, a través de cada ciclo y de cada tiempo que se les presenta, a través de los diferentes momentos de la vida, ustedes puedan contemplar y observar cómo pueden ir concretando ese Plan Divino en la Tierra.
Porque esa Voluntad Divina que Dios les presenta no es algo personal ni tampoco grupal, es una Voluntad Divina expresada por la unidad de los seres y de las consciencias. Es una Voluntad que otorga, a través de las Leyes, la posibilidad de que las almas vivan su compromiso espiritual sin tener grandes demoras para poder dar los pasos que el universo necesita que den; para que, en cada etapa, a través de las almas ofrecidas como Instrumentos de Dios, se puedan cumplir los ciclos de la manifestación del Plan.
Esta Obra, concebida para Cristo durante tantos años, ha vivido una guía especial para concretar el Plan de la manifestación. Ustedes lo pueden ver con sus propios ojos; ya que, hasta en el plano material, esto ha sucedido.
Pero, si desde el principio, a través del fundador de esta Obra, no hubiera existido esa fidelidad y transparencia con la Ley, de una forma simple pero profunda, de una forma donada y entregada, así como su fundador entregó su vida al Plan, Yo les aseguro, compañeros, que aquí no existiría ni un ladrillo manifestado.
¿Comprenden lo que significa vivir la comunión con las Leyes Mayores?
Esto es fundamental y primordial para este tiempo. Aunque ustedes no comprendan la profundidad que las Leyes tienen, aunque muchos en este tiempo desconozcan las Leyes básicas del universo, Nuestras Palabras y Nuestros Mensajes, el Mensaje de la propia Jerarquía Espiritual, les muestran el camino para vivir en la Ley.
Y no es a través de acciones complejas o difíciles, no es a través de actitudes muy trascendidas o inalcanzables, no es a través de una vida absolutamente transformada, aunque imperfecta; porque podrán vivir la Ley a través de la simplicidad del corazón, de que no se permitan dejar de ser verdaderos todos los días, primero con ustedes mismos y después con sus hermanos y hermanas.
Esto les permitirá vivir en la Ley, día a día, y siendo verdaderos y auténticos con ustedes mismos, podrán vivir los primeros pasos de la transparencia para que enseguida puedan vivir los pasos de la consagración, que es gradual e infinita.
Porque quiero que sepan, amigos Míos, que la consagración es otorgada por la vivencia y la experiencia de la Ley y que después de esta vida, en la superficie de la Tierra, aún seguirán viviendo el camino infinito de la consagración hasta que sus almas y, sobre todo, sus esencias se fundan en la Fuente, siendo nada para poder ser en el Todo. Y de esa absoluta nada, en donde sus experiencias se fundirán en la Fuente, surgirá una nueva experiencia y un nuevo aprendizaje que se dará en otros planos de consciencia, en otras dimensiones y en otras esferas.
Y así, sus esencias seguirán evolucionando con todo lo que hayan aprendido en el Tierra, después de que, ante los Señores de la Ley que rigen a este universo material, hayan vivido su propio juicio espiritual, algo que no se trata de una condenación o de un castigo, sino de una profunda síntesis en la consciencia, en el alma y en el espíritu.
Y en esa hora, cuando hayan evolucionado a través de la Ley, después de que hayan pasado al próximo mundo, tomarán consciencia de todo lo que recibieron y vivieron aquí, aun lo que es aparentemente difícil o doloroso, aun todo aquello que les pesa en sus espaldas como una pesada cruz; porque, si el Hijo del Padre lo vivió en carne propia, ¿cuál es la razón de que ustedes no lo puedan vivir?
La evolución no se compara con un camino doloroso e inalcanzable. La evolución es sostenida a través de los grados de Amor. Y es en esos grados de Amor, en el día a día de sus vidas y de todas sus experiencias, que podrán comprender la manifestación de la Ley y su concreción en los tres planos de consciencia: espiritual, mental y material.
Es así que Yo necesito preparar lo más profundo de ustedes, lo que ustedes conocen como esencia de la vida, para todo lo que vendrá en el próximo tiempo, en el tiempo preparatorio del Retorno de Cristo.
Este es el motivo de Mi Presencia aquí, no solamente para volver a bendecir a Mi pequeña Tierra Santa, sino para que también, dentro de ustedes y a través de ustedes, puedan dar los frutos que Dios necesita en Sus Altares, para poder alcanzar el tiempo de la redención.
Guarden cada tesoro que les entrego en lo más íntimo del corazón. Guarden cada impulso que les entrego en lo más profundo de la esencia y permitan que estas semillas de Luz, que hoy les entrego, puedan germinar en los próximos tiempos y algún día convertirse en frutos espirituales que sirvan de ayuda y de colaboración para el rescate del planeta y de la humanidad, para preparar el Retorno de Cristo.
No dejen de estar atentos a todo lo que les he dicho. Ustedes ya saben que este es Mi último tiempo con ustedes, porque llegará el tiempo de la decisión final para cada uno de ustedes.
Quiero que sepan, compañeros, que cada paso en la vida debe ser una decisión final que los colocará cerca o lejos de Dios; porque la decisión depende de cada uno de ustedes, la decisión de que sean transformados, la decisión de que sean redimidos, la decisión de que puedan ser transfigurados, la decisión de que puedan ser convertidos, la decisión de que puedan ser consagrados, la decisión de que sus vidas sean otras para siempre.
Así, Yo podré depositar Mi Legado en los corazones valientes y derramaré Mis Gracias en los corazones que suplican, porque la abundancia de Mi Espíritu es inagotable, y quiero y deseo que sus espíritus se fundan en Mi Espíritu para estar unidos a Mi Amor Crístico.
Que el Señor, Dios del Universo, renueve las bases espirituales de esta Obra y de todas las obras de caridad en el mundo, para que se refleje en la Tierra el Espíritu de la Paz y para que, a través de todos los servidores donados y entregados en el mundo entero, se restablezca la fraternidad humana y el bien común.
Les dejo Mi Paz, para que sean Mi Paz en estos tiempos de grandes desafíos.
Recuerden que estoy presente en todos los Sagrarios de la Tierra; y siempre que puedan estar delante de un Sagrario, adoren a Jesús Eucarístico para que las almas ya no sufran y para que el mundo entero recupere la justicia y la esperanza.
Yo les agradezco por estar Conmigo una vez más.
Sigamos adelante en Santa Comunión.
Que Dios los guarde y los bendiga.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Consciencias de Luz impregnan la Tierra. Eternos y cíclicos Consejos se presentan en nombre de toda la Jerarquía para ayudar a la humanidad, para enmendar los errores que fueron cometidos en el mundo, para que en la ardiente aspiración de Dios el Sagrado Proyecto del Padre en esta humanidad sea corregido.
Por eso, estas Consciencias de Luz impregnan la Tierra de formas y de matrices universales para que el espíritu de cada ser que habita en este planeta, en un día y en una hora marcada, reciba el Mensaje del Cielo, el último y gran Mensaje de la Jerarquía, momentos antes de que se defina la última etapa de la purificación de la Tierra.
Antes de que eso suceda, la mayoría de las consciencias ya deberán estar despiertas y deberán recordar su compromiso, aquel compromiso que fue firmado en el Universo momentos antes de su encarnación.
Esto significa y representa que los círculos más íntimos de la Hermandad ya se están cerrando. Las puertas del llamado ya se están cerrando y, por Gracia y Misericordia, este llamado con día y hora marcados, este Mensaje del Universo que descenderá a los mundos internos, golpeará a la puerta del corazón de cada ser para que, por un instante, recuerde lo que dejó de vivir evolutiva y espiritualmente como premisa del cumplimiento del Plan de Dios.
Hoy, doy continuidad al Mensaje de ayer. Recuerden que les dije que este último impulso sería gradual, porque sus espíritus deben aprender a soportarlo; para que, en esta última etapa de la humanidad y del planeta, los últimos ejércitos de Cristo materialicen la Tierra Prometida, libre de propias voluntades, libre de propias decisiones, llena del Espíritu de Dios, colmada de Sus Divinos Impulsos Cósmicos.
Esa será la Nueva Tierra. Ese será el momento del surgimiento de la Nueva Humanidad, que volverá a comulgar de las Leyes Superiores y finalmente las conseguirá aplicar en la vida material, porque ya no estará la dualidad que los condena, solo estará la Divina Unidad que les abrirá las puertas a los Dones del Espíritu Santo para que así puedan repoblar la Tierra, después de purificada, de los Valores y de los Códigos de Dios, de aquellos valores que una vez recibió el pueblo de Israel.
Es así que todo se renovará, aunque les parezca en este momento imposible o aun irreal. Todo se renovará porque Yo ya estaré presente. Ya no Me deberán esperar, solo deberán recibirme de brazos abiertos y de corazón abierto para vivir Conmigo la última y gran Comunión que los consagrará como los Nuevos y Últimos Cristos.
Esa debería ser la aspiración de todos los que Me siguen y de todos los que Me escuchan.
Esa debería ser la llama que brilla en la oscuridad de esta noche planetaria.
Ese debería ser el deseo ardiente de Mis compañeros de los últimos tiempos, y por esto deberían trabajar incansablemente hasta el fin, haciendo todo lo posible y un poco más para que esa Nueva Tierra sea posible.
Pero esa Nueva Tierra, que ya es impregnada por las Consciencias de Luz del Universo, primero deberá nacer en ustedes mismos para que después sea una realidad en la superficie, algo concreto y verídico.
Yo vengo trabajando por esto desde Mi encarnación en la Tierra hasta el presente y la consciencia del planeta lo sabe en su más profundo silencio.
¿Será que la consciencia de esta raza única y de esta humanidad única ya lo sabe?
No tendría motivo de estar aquí, si no fuera por esta gran causa espiritual que debe cumplirse ampliamente en todos los discípulos que siguen los pasos de la Jerarquía.
Por eso, les vuelvo a recordar que Yo Soy el único Camino, Soy la única Verdad. Yo Soy la Vida para quien busque vivir en Mí y a través de Mí, y estando en Mí nada más necesitará; porque Yo tengo guardadas cosas maravillosas para todos, solo que muy pocos las aceptan.
De Mis Manos y, sobre todo, de Mi Corazón desbordan las Gracias para las almas. ¿Quién se consagrará como ese instrumento? ¿Quién se consagrará como ese sagrado tabernáculo capaz de recibir los Dones de Cristo para vivirlos, expresarlos e irradiarlos?
¿Ahora, comprenden Mi emergencia? Si los círculos de la Jerarquía ya se están cerrando y las puertas del llamado también ya se están cerrando, ¿cómo es que Yo puedo quedarme con todas las Gracias del Padre en Mi Corazón? Porque quien se rinde a Mí es bendecido abundantemente por Mis Gracias.
No hay otro motivo ni razón en su vida que no sea estar con su Maestro y seguir al Maestro, así como lo siguieron los apóstoles para llevar a los confines de la Tierra la Palabra de Vida, el Agua Viva que brota de la Fuente de la Creación y que curará a las almas, principalmente a las que más sufren en este tiempo.
Así, Yo les traigo una vez más la revelación de Mi Gracia, para que las almas más perdidas también sean guiadas y conducidas hacia los caminos infinitos de Dios.
Todos ustedes se han comprometido Conmigo, en algún momento, a ser celadores de todas las almas, de los diferentes grupos de almas, que en este tiempo final también deberán alcanzar la redención.
Porque es en lo más simple y anónimo en donde Yo trabajo, en donde nadie Me puede ver, pero en donde todos Me pueden sentir y reconocer como su Maestro, el Maestro entre todos los Maestros. Así, concluyo con este impulso espiritual que les traje desde ayer.
Los invito, en el nombre del Amor y de la consecuencia, a revivir estos impulsos que les estoy trayendo en estos días, porque deberán salir de aquí bien conscientes y despiertos de cada una de Mis Palabras, ya que son las últimas, pero las más preciosas instrucciones para Mis discípulos.
Por eso, Me estoy presentando aquí cuatro veces, para que comprendan y para que entiendan que ya es Mi último tiempo, así como fue el último tiempo de Jesús en el Huerto Getsemaní.
En la simplicidad y en la veracidad de Mi Amor redentor y consolador, antes de que puedan revivir Mi Pasión una vez más a través de la Sagrada Celebración Eucarística, llamaré aquí a un alma que acompañé desde el principio y que Aurora curó físicamente, aunque en aquel momento parecía que todo estaba perdido, porque todas las almas que están encarnadas en la Tierra y que tienen un Propósito Divino ante Dios, tienen su hora y su momento para recibir la gran revelación del Maestro, la razón por la cual estar a Mi lado, siguiendo Mis pasos, contemplando Mis huellas, abrazando Conmigo la cruz planetaria, a la que muchos le temen porque no la conocen.
¿Qué sería de ustedes y del mundo si Yo no hubiera bebido del Cáliz en el Huerto Getsemaní?
¿Qué sería de la Nueva Tierra y de la Nueva Humanidad si los Cristos del último tiempo no se colocaran en las filas y en los comandos del Rey Universal, más allá de toda condición humana, más allá de todo sufrimiento o agonía?
Yo no les exijo una respuesta, Yo solo les recuerdo el compromiso que tienen ante Dios; así como se lo recordé a Mis apóstoles y a tantos seguidores Míos, durante Mi vida pública.
Por eso, esta consagración, que ahora viviremos, de un alma que Me auxiliará de cerca en estos últimos tiempos, también será una consagración por muchas más almas que lo necesitan en los planos internos para que sus caminos se alineen con los Caminos del Padre y esas almas, que no están aquí presentes, reencuentren el sentido de vivir en la Tierra.
Hoy, les hablo de las almas víctimas del suicidio. Que la Luz de esta consagración, que impartiré personalmente, llegue a cada una de esas almas sedientas de luz, de amor y de alivio, para que esas almas en el mundo entero puedan renacer.
Y también incluyo a todos los que están enfermos mentalmente y que se ofrecen a transmutar la enfermedad mental de todo el planeta, algo que no se pude comparar por el grado de sufrimiento que se vive.
Pero Mi Amor siempre fortalecerá a todas esas almas y corazones. Por eso, le dedicaré este espacio de consagración a cada una de ellas, para que no se quiten la vida en esta noche, sino para que renazcan y se renueven día a día bajo la Luz de Mi Corazón Solar.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a prepararnos para esta consagración junto con Cristo y acompañamos en el silencio de nuestra oración la tarea del Señor.
Aquellos que puedan, se colocan de pie para acompañar esta consagración.
Hija Mía, tu hora ha llegado, la hora de liberarte de esa cruz y de abrazar Mi Cruz; porque, por tu servicio y donación, a partir de este día Yo Me ocuparé de todo lo demás.
Aunque parezca imposible, tú has vivido el milagro de renacer, tú eres Mi testigo fiel desde hace mucho tiempo; por eso, esta consagración, en el nombre de todas las almas que hoy la necesitan, te traerá la renovación de Mi Espíritu y te podrás encontrar cara a cara con la fortaleza de Mi Alma, para que todo lo que hagas, hasta el fin de tus días, lo hagas por Mí, como lo hiciste en Tierra Santa, junto a Mi Santa Madre, María Magdalena y María Cleofás.
Ofréceme en tu silencio este momento para que, abriéndose las puertas de los Cielos, Yo pueda elevar a las almas a Dios a través de tu oferta; así como Yo elevé a Dios, en espíritu, a Lázaro, resucitándolo cuando estaba muerto a través del poder transmutador del Arcángel Miguel, que Él Me concedió en aquel tiempo.
Que los ángeles, testigos de Cristo en este momento, escriban en sus Libros esta consagración que esperé preciosamente que hoy se cumpliera.
Elevemos a Dios nuestras sinceras oraciones, a través del Padre Nuestro.
Oración: “Padre Nuestro”.
Como en los sagrados pozos de Betsajé, que esta agua sea transubstanciada, transmutada y magnetizada por las partículas divinas de los ángeles, a fin de que se derrame en el mundo la Misericordia de Dios.
Así como en el Sepulcro se elevó el incienso en honor al Hijo de Dios, para transformar las formas corruptas de la humanidad en formas incorruptas, que Nuestro Padre del Cielo reciba en Su honor y gloria este incienso, que santificará la materia y el espíritu de todos los que están en contacto con él. Amén.
Que este aceite pueda ungir a los que han perdido la esperanza, pueda curar a las almas y santificar a las consciencias que son ungidas con él, así como su Señor fue ungido en cada parte de Su Cuerpo por las santas mujeres. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Yo te consagro en nombre de Nuestro Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así como la Santa Sábana, que envolvió Mi Cuerpo herido y flagelado, fue testigo de Mi Resurrección, así que este manto, que es bendecido por Mi Santísima Madre desde los planos internos, proteja los caminos de esta alma que hoy se consagra a Mí.
Bendigo esta alianza que te desposará Conmigo, en compromiso de fidelidad con Cristo, en la unión espiritual de las almas con Mi Corazón.
Este es el pequeño símbolo del corazón que se sacrifica por Mí. Recuerden que este Corazón, que los ama profundamente, siempre debe ser adorado y reconocido como el único Amor, el Amor de la salvación.
Hoy, Yo te consagro con el nombre de Kyrie Eleison, para que hagas reverberar Mi Nombre por todos los lugares que tú andes, la Presencia del Cristo Salvador y Redentor de los hombres y mujeres de la Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Oh, santos ángeles de Dios!, respondan a los apelos y llamados de la Madre Divina, para que las naciones se conviertan a Dios.
¡Santos ángeles del universo!, ayuden a las almas perdidas, especialmente a las que más necesitan.
Escuchen el ruego de la Madre de Dios, que viene al encuentro de sus santas consciencias, así como la Madre de Dios viene al encuentro de Sus hijos en la Tierra, para hacerles recordar, a Mis más pequeños hijos, que queda poco tiempo para la conversión. Pero, su Madre Celeste ya está encinta, para anunciar el nacimiento de la Nueva Humanidad.
Por eso, este es el tiempo de la preparación interior. Esta es la hora en la que las almas deberán estar prontas para vivir lo que nunca antes vivieron, para aprender lo que nunca antes aprendieron, para crecer internamente en lo que nunca antes crecieron.
Esto no significa que Mis hijos vivirán situaciones inimaginables; sino que, Mis amados hijos, vivirán experiencias que son necesarias en estos tiempos, porque es necesario madurar el compromiso con Dios para que ese sagrado compromiso, que cada uno deberá cumplir, sea un compromiso profundo y no más superficial.
Por eso, les pido a los ángeles del universo que participen de todo este acontecimiento, porque sé que muchas almas hoy están desorientadas al no ver en sus caminos la Luz del Propósito de Dios, pues la atención de Mis hijos está colocada en cosas superficiales, efímeras e ilusorias.
Por eso, vengo a recordar que el compromiso de cada hijo Mío es gradual, pero que en muchos casos este compromiso será inmediato, porque las almas necesitan hacer lo que vinieron a hacer aquí, a la Tierra. Y esto significará que Mis hijos serán retirados de su propia voluntad, para vivir la grandiosa Voluntad de Dios, así como su Madre Celeste la vivió en plenitud, en felicidad infinita, por estar respondiéndole al Señor.
Este debería ser el espíritu de cada hijo Mío: la felicidad de responderle a Dios y no la obligación de obedecerle, porque Dios, en Su Esencia, es tan Simple; pero, al mismo tiempo, tan Poderoso y Glorioso, que Él se esconde en Su Humildad y se muestra en Su Belleza Creadora.
Él está a la vista de todos. Él no está a la vista de los opulentos, de los ambiciosos o de los egoístas. Su Amor Infinito y Divino es para todos. Él se engrandece en los más pequeños. Él se revela en los más simples. Él se esconde de los que se dicen poderosos.
Si así no fuera la Esencia de Dios, ¿cómo podría ser el Dios Vivo?
Su Amor es tan grande y misericordioso que creó a los ángeles del Cielo para que lo pudieran alabar y adorar; no en Su Trono, sino adorar Su sacrificio y Su entrega, la entrega infinita de Dios por Sus Criaturas.
No hay ser en esta Creación, no hay ángel en el Cielo, no hay consciencia en la Tierra, no hay Reino de la Naturaleza que no se sienta capaz de imitarlo, de imitar al Padre-Madre Creador. Vean como esto se cumple, en armonía, en paz y en equilibrio, a través de la belleza de la Creación.
Así, Yo les dije, hace pocos días, que la humanidad había aprendido a destruir su propia esencia creadora.
Cuán grande será la Misericordia y la Gracia de Dios que Él supera con Su Amor todos los errores, que Él concede el Perdón a todas las ofensas y omisiones, que Él se vuelve a entregar al mundo a través de Nuestros Sagrados Corazones.
Su Amor Cósmico e Infinito nunca podrá ser destruido o disipado; de las ruinas se vuelve a erguir la vida, de las caídas se puede volver a levantar el espíritu, de la perdición puede volver a surgir la Luz, así como la Luz de Dios y la de todos Sus ángeles del Cielo hoy iluminan a Estonia y al mundo entero.
¿Qué será lo que impulsa al universo para hacer este movimiento?
¿Cuál es la causa que permite esta Obra de Amor y de Misericordia?
Yo se los resumo en una sola respuesta: es el Amor de Dios. Y vuelvo a decirles que es el Amor de Dios que todo lo permite y lo concede; porque muchos de Mis hijos, especialmente los que están apartados de Dios, aún no se animaron a comulgar del Amor Misericordioso del Padre porque piensan que Dios no los perdonará.
Yo les digo, hijos Míos, que ya no piensen en el Dios de la Justicia, piensen en el Grandioso Dios del Amor y de la Misericordia Infinita. Hoy, Su Corazón es ofendido por las atrocidades de la guerra, por la omisión de los refugiados y exiliados, por la muerte inconmensurable de los necesitados en el mar Mediterráneo y por tantas otras situaciones que muchos no conocen ni saben y que suceden a lo largo y ancho del mundo.
Aun así, el Corazón de Dios siempre está abierto para Sus Hijos y Su Luz Eterna siempre está allí para irradiarlos y bendecirlos, aunque se equivoquen y vuelvan a comenzar de nuevo.
Lo que alivia a Nuestros Sagrados Corazones es que se vuelvan a levantar, una y otra vez, así como lo hizo Mi Hijo después de caer tres veces durante Su Dolorosa Pasión. Así, con esa actitud, podrán renacer cuantas veces sea necesario.
Pero, ¡cuidado, Mis hijos! Las únicas víctimas en este mundo son los desprotegidos y desamparados, los niños, jóvenes y ancianos que no tienen la oportunidad de levantar su cabeza para ver todos los días la luz del sol, así como ustedes la tienen.
¿Comprenden, ahora, la diferencia entre el verdadero y falso victimismo?
Yo vengo a hacerlos crecer de verdad, este es el pedido de Cristo, Nuestro Señor. Esta es la obra, la tarea incansable de los ángeles que, en este tiempo final, trabajan sin tiempo y sin demora para que la gran esfera de la Tierra no salga de su equilibrio y de su paz.
Pero, mientras la sangre inocente se siga derramando, mientras las experiencias en los laboratorios sigan aconteciendo, mientras siga la propaganda del aborto sin tener un mínimo grado de piedad y de sensibilidad, mientras las armas se sigan activando y las fuerzas militares disfruten del sufrimiento de los otros, ¿cómo creen que la Justicia no llegará?
Por eso, la oración del corazón siempre será esencial.
Hoy, está aquí la Señora de la Paz, descalza en la entrega, revestida de la Luz de Dios, donada a través de Sus Manos, piadosa a través de Su Corazón, la Señora del Cielo está toda aquí, presente, porque no quiero ver a Mis hijos sufrir sin sentido, quiero ver a Mis hijos alegrarse, así como los elementos de la naturaleza se alegran, respondiéndole a la Madre de Dios.
Este es el Mensaje que hoy quería dejarles. Mañana seguiré instruyéndolos. Deseo estar aquí, con ustedes, en este mismo lugar, para seguir construyendo la Obra de Dios en los planos internos.
Agradezco a todos los que oraron en los diferentes idiomas, para que así Mi Amor se expanda al mundo entero.
Les estoy agradecida infinitamente a todos los que confían en esta Obra de la Divina e Insondable Jerarquía y especialmente a todos los que hacen posible que esto sea una realidad en lo material y sea un Milagro de Dios en la Tierra, en un tiempo de sufrimiento y dolor.
La Luz de Mi Materno e Inmaculado Corazón todo lo colma, la Luz de Mi Corazón todo disipa y renueva para que se alcance la paz.
Abriendo Mis Manos, donando Mi Luz, entregando Mi Espíritu, amando a todos Mis hijos, imploro una vez más al Creador:
Eterno Amor de Dios,
escucha la Voz de Tu Sierva y Esclava.
Derrama Tu Paz en el mundo.
Cura a las almas heridas.
Otorga el Perdón a los que más lo necesitan.
¡Oh, Santo Dios Creador!,
alivia las heridas de los Reinos Menores,
a través del servicio de Tus santos ángeles.
Que todo sea renovado, ahora y siempre,
en Tu Nombre, Señor.
Amén.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Mi Paz con ustedes, Mis hijos, y el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hace quince años, los llamé para estar a Mi lado y, aunque no supieran lo que eso significaba, fueron obedientes y siguieron Mi llamado. Y, a través de su respuesta, les enseñaron a muchos más, que hoy están aquí Conmigo en esta Obra, a que también fueran obedientes a Mi llamado. Y esa obediencia es lo que construye el Propósito de Dios en el planeta, porque es el primer paso del discípulo de Mi Hijo que se anima a amar lo desconocido.
Ustedes sin saber mucho de lo que se trataba, en ese agosto del año 2007, reflejaban una inocencia que permitió que el Padre Eterno autorizara a la Madre de Dios para llevar adelante un Propósito y un Plan, más allá de Aurora.
Como bien dijeron en este día, recuerden todo lo que vivieron Conmigo durante quince años, porque Yo Soy la Madre de la Paz, Soy la Virgen Santa, que surgió y que emanó a través de la Divina Concepción de la Trinidad.
Ha sido un pedido de Mi Hijo, desde antes del año 2007, que esto sucediera por mandato del Padre Celestial, para que pudieran acompañar a la Madre Redentora en esta Obra, que ha crecido mucho internamente y que ha podido abrazar a todo el planeta, a través de la fidelidad de los que dijeron sí.
Quiero decirles con esto, hijos Míos, que su paso hacia la consagración total de sus vidas, también fue un principal motivo para Dios, porque después de los primeros encuentros Conmigo en Aurora, no solo la Luz y el Poder de ese Centro de Amor emergieron hacia la humanidad definitivamente, sino que también la gran tarea espiritual de Aurora de cura, rescate y redención de las almas comenzó a suceder, conforme a lo indicado por la intervención del Arcángel Rafael.
Deténganse un momento en esto que les digo y piensen que nunca estuvieron solos y que nada les faltó y nunca les faltará, porque Dios así lo ha determinado.
Por eso, deberán seguir aprendiendo a cuidar la manifestación del Plan, en obediencia y en adhesión, como lo hicieron Conmigo hasta este momento, cumpliendo quince años de experiencia interior, que los llevó a cada uno de ustedes a dar lo mejor por Mi Hijo y los llevará a dar lo mejor por Dios en los tiempos que vendrán.
Ahora, ya no son más niños; ahora, ya son adultos en el camino espiritual. Y esto es lo que debo entregarle a Dios, para que Él vea, con Sus propios Ojos, las ofrendas de la transformación de la vida que muchos han vivido, aunque les costara transformarse, aunque su transformación fuera hasta dolorosa.
Y aún seguirán transformándose para que Yo pueda entregarle a Dios, a través de Mi Hijo, ese cristal precioso que Él quiere pulir y pulir, que es la esencia interior de cada uno de ustedes y de cada uno de sus hermanos del planeta.
Por eso, también para Mi Corazón, como lo fue para el Corazón de Mi Hijo, África ha marcado un antes y un después en la historia espiritual de Su Obra. Y todo lo que sucederá en el planeta, a través de la Obra de los Sagrados Corazones, también transformará todas sus vidas, los llevará a vivir nuevos acontecimientos y experiencias para que sigan madurando en la humildad del corazón y en el servicio abnegado.
El segundo paso que dieron, que fue muy significativo para Mi Hijo Jesús, ha sido la concreción de Su Orden Monástica, que ha crecido a través de los tiempos en sus virtudes y dones y, principalmente, bajo las enseñanzas de Mi Hijo Jesús.
Hasta el presente no solo Su Obra, sino también el planeta; no solo sus vidas, sino también la vida de sus hermanos, siguen aprendiendo sobre los grados de Amor-Sabiduría, de la misma forma como Nosotros lo aprendimos cuando estuvimos aquí en la Tierra, como una humilde y simple Familia de Nazaret.
Y vean cuán importante es este 8 de agosto de 2022, que la sagrada tarea en África, que ha sido también muy significativa para todos, ha abierto la puerta definitiva para Medio Oriente, en donde Mi Corazón ya no soporta ver el dolor de los inocentes, sometidos por la guerra y por los conflictos, por el hambre y por el llanto.
Todo esto ha sido previsto por Mi Hijo, y Yo, como Su Madre y como la Madre de cada uno de ustedes, Me he comprometido ante Mi Señor para que Su Plan se cumpla, sí o sí.
La preciosura de Sus tesoros y dádivas no se esconde en lo que es externo o visible a los ojos humanos. Las riquezas del Reino de los Cielos se esconden en los corazones simples, en los corazones que son capaces de amar el Plan más allá de sí mismos, que son capaces de colocar al otro primero, sabiendo que con esa actitud cruzan el umbral y el portal hacia el Eterno Amor, que es lo que cada una de Nuestras Palabras y Mensajes les han enseñado hasta el presente.
¿Quieren saber una cosa, hijos Míos?
A partir de este 8 de agosto de 2022, le pido a Dios, al Padre Eterno, que más allá de la Justicia que se merece el planeta y la humanidad, que Su Divina e Insondable Misericordia sea capaz de dar una nueva oportunidad a todos Mis hijos del mundo. Porque cuando retorne Mi Hijo, el Cristo, así como Él lo ha enseñado a cada uno de ustedes, a través de los tiempos, Él llamará uno a uno por su nombre y Él seguirá siendo capaz de dejar por un momento a Sus noventa y nueve ovejas para rescatar a la oveja perdida, como alguno de ustedes lo ha experimentado en estos últimos tiempos.
¿Será que el Amor en ustedes será capaz de superar la Justicia?
¿Será que el Amor en ustedes será capaz de superar la indiferencia?
¿Será que el Amor será capaz de superar el poder y el amor que creen tener?
El Amor sí será capaz de todo y mucho más. Es este Amor que Yo les enseñé desde el año 2007 en Aurora, y nadie más como Su Madre Celeste ha visto cómo muchos de Sus hijos partieron injustamente, perdiendo la oportunidad de conocer el Amor y la Verdad.
Pero no descansaré, porque nunca he descansado. Aún Mi deber y Mi compromiso es cumplir las promesas de Dios en Mis hijos, las promesas de Su Reino Celestial en los corazones, las promesas de Su Esperanza, de Su Amor y de Su Fe en cada una de Sus Criaturas y, especialmente, en aquellas que perdieron el Amor y la Unidad Divinas.
Por eso, seguiré trabajando, hijos Míos, y por eso, también los invito y los llamo a seguir trabajando por esa causa, porque nada más importa en este momento que el Amor de Dios en los corazones. Porque, verdaderamente, Mis amados hijos, es el Amor lo que se quiere extirpar de esta humanidad, a través de la venganza y de la impunidad; es el Amor lo que se quiere extirpar de esta humanidad, a través de la desigualdad y de la injusticia.
Por eso, este es el gran tiempo del atributo de la fraternidad, porque mientras, cada uno de ustedes y de sus hermanos coloquen cada vez más al otro primero, les aseguro que estarán dando un paso en el Amor de Cristo, así como Él colocó sobre Su Espalda a toda la humanidad a través del madero de la Cruz. Él les enseñó cómo hacerlo y cuál es el camino para que puedan ser los Nuevos Cristos.
Por eso, tengan fe y nunca duden que no fracasarán, porque el corazón que confía en Mi Hijo nunca perecerá. El corazón que es capaz de entregarse a Mi Hijo completamente, nunca perecerá. Por esa razón, estoy aquí, para recordárselo a todos, para decirles que aún hay un camino muy largo que recorrer y muchas experiencias que vivir, en esta dualidad del planeta.
Pero si su propósito está en el Amor y en el cumplimiento de la Voluntad del Padre, y si ustedes se sienten dentro de ese Amor Eterno y de esa Voluntad Divina, ¿a qué deben temer? En el Amor y en la Voluntad de Dios no hay injusticia ni oscuridad, por eso sean valientes y arriésguense.
Porque no solo ustedes como Obra, sino también el mundo entero, son llamados a dar un paso en la madurez de la consciencia, a través del amor al prójimo y del respeto a la vida que Dios les entregó.
Que, a partir de este 8 de agosto de 2022, la llama que hoy Me ofrecen siempre los guíe y los sostenga, que la llama de la fe y de la esperanza nunca se apague, y que esta llama sea capaz no solo en ustedes, sino también en sus hermanos del mundo entero, de guiarlos hacia el gran propósito del Amor, hacia el Corazón de Mi Amado Hijo, en donde Él siempre los quiere tener y guardar.
Hoy, Aurora brilla más que en otros tiempos, porque Su Luz poderosa, curadora y redentora atrae hacia sí misma a las esencias del mundo, para que las esencias más sufridas y traumatizadas se puedan curar en esta amnistía del 8 de agosto, esta Gracia espiritual que hoy les traigo una vez más a cada uno de ustedes y de sus hermanos.
Por eso, ante Mí y por un momento, vacíense y despójense, caminando descalzos para estar ante Dios; así como su Madre Divina, Santa María de Aurora, hoy está ante Dios y ante ustedes para transmitirles y compartirles Su Amor Eterno.
Por eso, hoy les ofrezco y les pido que vuelvan a firmar su compromiso en el Libro Sagrado de Dios, que hoy tengo en Mis Manos; para que puedan sellar este compromiso con el Padre y con Cristo, sabiendo que el mundo necesita no solo de amor, sino también de paz, de fe, de compasión, de cura y de perdón.
Firmen su compromiso de eterna transformación. Hoy los Ancianos del Universo también son testigos de esto, porque Ellos quieren llevarlos a que puedan amar cada vez más el Plan de Dios, hasta que duela; para que muchos más se puedan liberar de la ilusión, del cautiverio espiritual y de la esclavitud que esta superficie construye en las almas buenas.
Hoy, vengo a desamarrar los nudos de la consciencia, vengo a romper con Mis Pies los grilletes de la perdición, a través de la Luz esencial de Aurora que surge de Mi Corazón.
Hoy, el poder de la cura y de la voluntad se unen como uno solo, para que todas las almas perdidas recuerden el propósito que las trajo aquí, a la Tierra, para que puedan recuperar su filiación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Muchos más que ustedes, firmaron en los planos internos este Libro que hoy les presenté. Y agradezco que las almas se hayan animado a realizar ese gesto, porque significa mucho para el Padre Eterno. Esto significa que se podrá hacer mucho más de lo previsto y que cuando cada uno de ustedes sepa lo que deberá realizarse y cumplirse, concretarse y manifestarse, deberán cumplirlo porque han firmado el Libro y esto es indisoluble.
Me despido, llevando en Mi Corazón la gratitud por cada uno de ustedes y de sus hermanos que, en estos últimos quince años, desde Mi primera Aparición en Aurora hasta el presente, aprendieron a seguir y a comprender a la Jerarquía. Recuerden que esto es un tesoro incalculable y es una Gracia incomprensible para los corazones que lo pueden vivir y para ustedes que lo pueden sentir, en este momento, junto a Mí.
Recuerden que aquellos que formaron parte de la Peregrinación de los Mensajeros Divinos en estos últimos años, siempre tienen guardadas sus familias y seres queridos en Mi Corazón, porque Yo los cuido.
Por eso, les agradezco a aquellos que dejaron en la confianza de Dios a sus hijos y a sus seres queridos, para seguir a la Madre Celeste en esta desafiadora tarea del fin de los tiempos. Porque así, como a Mi Hijo Jesús, he tenido bajo Mi protección a sus hijos, madres, padres, hermanos y hermanas, a sus familias. Así como ustedes se comprometieron Conmigo, Yo también Me comprometí con ustedes.
Siempre debemos agradecer para que el mundo no pierda la gratitud; porque la gratitud abre las puertas del Reino de los Cielos y concede Gracias incalculables para todos.
A través de la Luz de la esencia de Aurora, que hoy brota de Mi Corazón, en este sagrado aniversario de Mis Apariciones, Yo los bendigo y los reconsagro a Mi Materno e Inmaculado Corazón, para que se cumplan los Mil Años de Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Bueno, hermanos, ¡qué momento!
Como hace 15 años, en las primeras Apariciones de Aurora y de Figueira, no sé si algunos recordarán que la Madre Divina nos pedía hacer relatos de las Apariciones.
Hoy, nos pidió hacer lo mismo y comunicarles algo muy especial, que yo sentí que realmente es una Gracia más de María.
Digo esto, que es una Gracia, porque nos demuestra una vez más que María está en todos los lugares, en todas las situaciones y que cuida a todo el planeta.
Hemos aprendido con la Jerarquía que cuando Ellos nos comunican algo, los hermanos del Consejo de nuestra Obra son los primeros que tienen que saber, porque todo cumple un orden interior y universal. Y después de que eso sucede, todos saben sobre los pedidos de los Mensajeros Divinos.
Pero hoy, la Madre Divina fue muy explícita, y les digo que le pregunté tres veces si tenía que hablar, y Ella Me dijo: sí, sí, sí.
Entonces, antes de contarles el pedido especial de la Madre Divina, antes de que me olvide, Ella dijo que este pedido es un regalo de Dios para todos, un regalo interno de Dios, una dádiva de Dios para todos.
Pero antes de transmitirles este pedido, voy a intentar hacer una síntesis del momento de la Aparición, que fue fuertísimo. Digo fuertísimo, primero por la forma como se presentó la Madre Divina, que vino vestida como la Esposa de Dios.
¿Por qué digo esto? Porque no solo Su belleza era tan nítida e indescriptible, sino que Su mirada era una mirada penetrante, que me costaba mirar todo el tiempo, porque era ver a través de Ella a Dios. Y, a través de la vestimenta de la Madre Divina, que era como de una seda de otras dimensiones, por decirlo así, Ella venía con un ceremonial que nunca vi en quince años.
¿Por qué hago énfasis en los detalles de Su vestimenta, de Su Manto?
Porque todo Su Manto era de estrellas e irradiaba y colmaba a todos los corazones, al planeta. También, a través de la vestimenta de Nuestra Señora, en el día de hoy, Ella estaba representando a todos los Atributos de Dios en uno solo; esos Atributos que oramos en la oración de la Madre Universal y muchos más que desconocemos; y el eje central que unía a todos esos Atributos, que Ella hoy expresaba a través de Su Presencia, era el Amor de Dios.
Entonces, a través de toda esa Energía y Presencia Divina, en un momento de la Aparición percibí que María quería estar todo el tiempo que fuera posible con Sus hijos; porque los Ángeles, que obedecen a Nuestra Señora, estaban haciendo un trabajo planetario muy importante.
Eso era posible por algo que Ella nos reveló, que ustedes van a recordar ahora, cuando Ella habló de la esencia de Aurora en Su Corazón.
Es decir, no salía solo Luz de las Manos de María, del Manto de María, del Rostro de María, sino a través de Su Corazón. Era una imagen en tres dimensiones, como si estuviera viendo acá a los hermanos que están filmando o a ustedes.
Entonces, esa Luz era una Luz que no tenía fin, era la Luz de la esencia de Aurora que Ella traía a través de Su Corazón, y parecía que el Corazón de María iba a explotar en Luz.
Ella colocó a cada una de nuestras consciencias, de nuestras almas, dentro de ese estado de la esencia de Aurora, y con ese trabajo interno, que Ella hizo durante el transcurso de la Aparición, la Madre Divina fue resolviendo muchas situaciones a nivel planetario y a nivel individual de cada una de las almas.
Ella fue colocando a nuestras consciencias en estados cada vez más sublimes, lo que permitía que nosotros, como consciencias, ingresáramos a través del Corazón de María en esos estados de la esencia de Aurora. Lo que conducía ese trabajo interior que María estaba haciendo era Su Amor, el Amor Eterno de Dios.
Entonces, en ese momento en que Ella iba elevando a nuestras consciencias y a la consciencia del planeta hacia un estado más elevado y superior, lo que sería llamado de pecado o de deuda espiritual era equilibrado por la donación del Amor de María a nosotros.
Entonces, durante la Aparición, aquello que conocemos como dualidad, no existía. Lo que había, a través de María, era un principio de una profunda neutralidad entre el Cielo y la Tierra. Y los diferentes Coros Angélicos que rodeaban a Nuestra Señora, sostenían espiritualmente ese vórtice que también era compartido y asumido por otras Jerarquías Espirituales.
Inclusive, también durante un momento de la Aparición vimos a Cristo, Cristo se apareció en otra dimensión, en otro plano más distante, en aquel espacio del Universo que Él ya nos nombró, donde Él gobierna a la Creación.
Entonces, pensemos por un momento cuántas cosas sucedieron en un solo tiempo.
Y esto fue un poco más allá, hasta que Ella, en el momento que nos habló de la cura y de la redención que nos proporciona la esencia de Aurora, a través de Su Corazón, nos llevó a esos planos superiores y fuimos conducidos como esencias ante Dios. En ese momento, todos vivimos un juicio, pero no un juicio como conocemos aquí en la Tierra.
Por eso, en ese momento, ustedes recuerdan que la Madre Divina nombró a los Veinticuatro Ancianos del Universo y que, un momento antes, Ella nos ofreció un Libro, un Libro en blanco, que apareció en tres dimensiones.
El vórtice de la Luz de Su Corazón era lo que sustentaba ese momento, también. Ella dijo, en ese momento, a pedido de Dios, que Él estaba interviniendo a través de la Madre Divina, y el Padre dijo: vuelvan a firmar y a reafirmar su compromiso Conmigo.
Entonces, en ese momento, en ese lapso de tiempo, Nuestra Señora tenía una amnistía en Sus Manos delante del pecado y de los errores de la humanidad. Estoy hablando de lo que está pasando en este momento en el planeta; cuando eso sucede Ella comienza a intervenir por medio de Su Gracia.
Y saben ¿qué es lo que Ella hace para poder intervenir con Su Gracia?, ¿a qué accede para poder intervenir con Su Gracia? Accede a un hecho en la historia de la humanidad que fue la Anunciación del Arcángel Gabriel a María.
Ese momento, que está registrado en el Corazón de Dios y en nuestra humanidad, el que oramos en uno de los Misterios del Rosario; Nuestra Señora, en este 8 de agosto, trajo ese evento hacia aquí para poder tener esa intervención.
En ese momento, Dios como un Juez y también como un Padre de Misericordia estaba ante nuestros errores y también ante los logros que alcanzaron los Sagrados Corazones cuando estuvieron en el planeta. Entonces, Dios le concedió a la Madre Divina esa autoridad del perdón de las almas.
Y cuando nuestras esencias estaban delante del Padre, a través de María, nuestras almas, como dijo bien Nuestra Señora en el momento de la Aparición, firmaron ese Libro que Ella mostró. Ella nos dijo: ahora que ustedes firmaron, se comprometieron. Es un compromiso que tienen que asumir desde lo profundo de sus corazones. Y que le permitirá a la Madre Divina, como Reina y Señora del Cielo y de la Tierra, interceder para que aquellos acontecimientos que dentro de la Justicia Universal están previstos para el planeta no sucedan.
¿Por qué?
Porque firmamos ese Libro, y quien lo firmó no fue nuestra persona humana, fue nuestra alma. Nuestro mundo interno firmó ese Libro, y también muchas personas más que en ese momento se presentaron en la Aparición, esas consciencias que Cristo nos dijo que van a despertar.
En ese momento, María nos recordó el último Mensaje de Cristo para esta Maratón, cuando Cristo nos dijo que realizaría Su Obra de preparación de Su Retorno a través de los que están despiertos y de los que despertarán. Y al nosotros haber firmado ese Libro, a través de la oferta que nos hizo la Madre Divina, Ella tendrá más tiempo, de nuestro tiempo cronológico, para interceder.
Y sé que ninguno de nosotros va a poder comprender lo que eso significa en este momento, porque la Divinidad y las Jerarquías Espirituales saben qué es lo que verdaderamente tiene que suceder en este momento planetario. Y, a través de estas revelaciones, la Jerarquía despierta nuestra consciencia, nos recuerda nuestro compromiso con la Voluntad del Padre y, sobre todo, esta Aparición de hoy nos recuerda qué fue lo que vinimos a hacer aquí, a este planeta.
¿Por qué hoy María nos dice esto?
Porque los aprendizajes y las pruebas seguirán aconteciendo en el fin de estos tiempos. Y cuando nosotros estemos atravesando, en este momento o en los tiempos que vendrán, alguna prueba o experiencia difícil, no podemos olvidarnos, hermanos, qué fue lo que María también nos explicó durante la Aparición, que nosotros somos Hijos de Dios y que surgimos de un lugar que es la Fuente, donde Él nos creó a Su Imagen y Semejanza, y que nos ama por encima de todas las cosas.
Entonces, cuando pasemos por esas experiencias difíciles, recordemos, dijo Ella, que estamos bajo un estado de Gracia, y no perderlo es el compromiso de cada uno de nosotros. No podemos salir de ese estado de Gracia que nos trae María.
En síntesis, fue eso, y sé que pasaron muchas cosas más que en este momento no consigo recordar porque las estoy procesando.
Y, ahora sí, voy al pedido de la Madre Divina, y por eso conversamos un poquito con Ella durante la Aparición.
Como sabemos, el mes de agosto es un mes importante para la Divinidad y, cuando estamos reunidos y unidos, pueden pasar muchas cosas para la Jerarquía.
Por eso, así como Nuestra Señora y Cristo nos pidieron ir a África y nos han pedido ir a Medio Oriente y al norte de África, a donde vamos a ir; la Madre Divina nos pidió también ir a Aurora.
Así que los hermanos de Aurora son invitados a hacernos un lugarcito en la Comunidad, porque vamos a estar en la segunda quincena de agosto con ellos, ya que la Jerarquía necesita tener reunido al grupo y a todos los que quieran ir a estos encuentros en Aurora, que sabemos que tenemos durante el mes de agosto y la razón por la cual Nuestra Señora nos contó que hizo este pedido, es que era un regalo que Ella nos hacía a nosotros.
¿Saben por qué?
Porque nos dijo que nosotros obedecimos lo que Ella nos dijo hace 15 años, aunque a veces nos haya parecido que era un desafío muy grande y difícil.
Y, también, la razón de ese pedido es porque Nuestra Señora, antes de que viajemos a Medio Oriente, necesita hacer una tarea a través de Sus Apariciones del 24 y 25 de agosto. Ella abrió las puertas de Aurora, del Centro Mariano de Aurora, para que todos podamos llevar adelante esa tarea con la Madre Divina.
La Madre Divina nos dijo que, en este momento, Sudamérica necesita de una ayuda especial, dado lo que la Jerarquía está observando y acompañando en Sudamérica y Centroamérica. Esto preparará nuestra tarea en Medio Oriente y, bueno, allá vamos, en obediencia e infinita gratitud.
Eso es todo lo que quería compartir, a pedido de la Madre Divina. Como Ella nos dijo, vamos a agradecer.
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En este encuentro, Te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, el tercer secreto de Fátima, anunciado por Mis propios labios hace más de cien años atrás, ha sido alterado por la consagración de la humanidad, y en especial de Rusia, a Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Por eso, hijos Míos, les vuelvo a decir que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre Dolorosa, la Madre Piadosa, la Madre Amorosa, que se comprometió con Su Hijo a los pies de la Cruz.
Hoy, Mi Rosario, Mi Rosario de Luz está lleno de las oraciones y de las plegarias de Mis hijos, que con amor seguiré esperando recibir en los próximos tiempos que vendrán, porque lo que hoy sucede en el mundo es solo el comienzo.
Pero, ¡atención, Mis hijos, en la poderosa llave de la oración! Con ella se abren las puertas de los Cielos, para que Mis ejércitos angélicos y arcangélicos intervengan y transmuten las causas que aprisionan a la humanidad.
Hoy, en especial, Mi Manto se reviste de la bandera de Ucrania, por todos los que han suplicado por esa nación, altamente destruida por el tirano azul. Pero no teman, hijos Míos, porque es en la aparente destrucción en donde vuelve a nacer la vida y resucitan las consciencias que persisten y que resisten a las adversidades de estos tiempos.
Por eso, sigan tomando el rosario entre sus manos, como una poderosa alianza entre el Cielo y la Tierra, para que la Mujer vestida de Sol pueda pisar aún más la cabeza de la astuta serpiente, y el Arcángel Miguel, en Mi sagrada compañía, envíe a los infiernos a todos los espíritus impuros que vagan por el mundo, como así también a aquellos espíritus que ingresan al planeta por las puertas inciertas que están abiertas.
Pero les vuelvo a decir, Mis amados hijos, que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre.
Ahora, llegará el tiempo de la reconstrucción de aquellos lugares del mundo que han sido altamente destruidos. Por eso, Mi Luz, la Luz del Reino de los Cielos, desciende sobre esos lugares para volver a consagrarlos a Dios y al propósito que tuvieron desde el principio de su existencia.
Por eso, les vuelvo a decir que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre.
Sigan colocando a Mis pies las verdaderas necesidades del planeta, todo lo que no encuentra solución ni salida; pero les pido que dejen sobre Mis manos sus corazones y todas sus circunstancias, para que su Madre, la Reina de los Ángeles y del Cielo, todo lo pueda transformar y curar.
Que sus corazones, como los corazones de sus hermanos, sigan trabajando por la paz; porque allí, a través de la paz, está el camino de salida para que las almas se reencuentren con Mi Hijo, para que las almas se preparen para recibir a Mi Hijo, porque Su Llegada está cerca; y aun será en el momento de mayor incertidumbre, de una incertidumbre mundial, cuando Mi Hijo retornará de una forma sorpresiva y desconocida; y muchos de los Míos, de Mis queridos hijos, lo podrán reconocer. Quien esté unido a Su Corazón Misericordioso, a pesar de las circunstancias o de todas las adversidades, podrá sentir la Llegada de Cristo, el esperado Retorno del Redentor.
Sus vidas, si están decididas a consagrarse a Dios por completo, podrán preparar el Retorno de Mi Hijo; primero a través de la transformación de sus vidas y de sus corazones, en los pequeños actos del día a día.
Él se servirá de esos momentos, de esos pequeños actos de amor, actos verdaderos y honestos que todas las almas le puedan proporcionar a Mi Hijo para poder transmutar, liberar y purificar los gravísimos errores que ha cometido la humanidad, especialmente aquella parte de la humanidad que se sirve, a través de las guerras, del hambre, de la persecución, de la esclavitud y hasta de la muerte.
Mi Hijo contará todos los pequeños actos de amor verdaderos, uno a uno, para poder derramar Su Divina Misericordia en los lugares en donde la Luz no puede penetrar; porque Él es la propia Luz de Dios, la Luz que se entregó por ustedes y la Luz que se sigue entregando por ustedes por un solo fin, por su redención.
Hoy, también Me uno en Espíritu a todas las almas y corazones, a todos los lugares y espacios que han abierto un canal de oración para que, en este día, el triunfo de Mi Corazón Inmaculado sea cada vez más real y verdadero.
Todo esto ha permitido, así como les dije al principio, que el tercer secreto de Fátima haya sido alterado. Por eso, debemos seguir rezando con fervor y con compromiso. Esto es lo que necesita el Padre Celestial de cada uno de Sus hijos, necesita que estén en espíritu de oración y de unidad para que las temibles fuerzas del mal, regidas por Mi enemigo y adversario, no tengan la mínima autoridad para hacer sucumbir a los pueblos y a las naciones, ni tampoco tengan autoridad para utilizar a muchas almas como instrumentos del mal.
Sigan haciendo crecer, sigan haciendo extender en todo el mundo los frutos de los Rosarios de Luz, porque su Madre Celeste, al igual que Su Hijo, se sirve de los corazones simples y humildes, de las familias pobres y austeras que tienen como principal alimento la oración del corazón.
Mi Hijo, cuando retorne, vendrá por cada uno de ellos; vendrá por aquellos que han sido anónimos en la oración, que han estado a los pies del Santísimo Sacramento del Altar durante horas y horas de sus vidas, por un solo objetivo y por una sola misión: que el Cielo descienda a la Tierra.
Mi Corazón también se servirá de la fidelidad de todos los sacramentados, de aquellos que tienen presente en sus conciencias que no pueden pasar ni un día sin comulgar del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, que no pueden pasar ni un momento sin poder dirigir una oración a los Altares de Nuestro Creador.
A través de estos tiempos, de todas las Apariciones públicas, Yo los preparé para este momento, Mis amados hijos. Yo los preparé para que fueran un sólido y fortalecido ejército de Luz que, presente y extendido en todo el planeta, estuviera unido en espíritu y en omnipresencia bajo el impulso poderoso de la oración.
Sé que estos tiempos los llevan, a cada uno de ustedes, a correr detrás de las necesidades prácticas y materiales, ante las demandas de estos tiempos, del trabajo, de la familia, de los problemas que puedan tener en el día a día. Pero les aseguro que si en sus vidas, en cada día, está presente la oración del corazón, encontrarán la solución para todas las cosas.
Dios necesita que la humanidad esté unida más fraternalmente, para que se pueda erradicar la indiferencia que Mi enemigo ha sembrado en muchas consciencias, una indiferencia que hace enfriar el corazón ante tanta impunidad y destrucción planetaria.
Pero ustedes, ante Mi Presencia, tienen el deber de responder a Mi llamado, porque sé que son más conscientes y despiertos, y estos últimos trece años de Apariciones no fueron en vano.
Ahora, en esta próxima Semana Santa que se aproxima, son invitados a dar nuevos pasos; así, de la misma forma, son invitados a asumir con responsabilidad y con amor las tareas espirituales, internas y materiales que Dios les está encomendando para este próximo ciclo de la humanidad.
Por eso, Mi Amado Hijo, en la Sagrada Semana, vendrá a pedirles definitivamente los talentos que Él les entregó; y, aunque no lo sepan en profundidad, por el simple hecho de estar coligados con Él, reconocerán en ustedes los talentos que Él les entregó, talentos que Él necesita para llevar adelante Su Retorno, el tiempo preparatorio de Su Llegada.
En el silencio de Mi Corazón, escucho la voz de los que claman, y de los que crecen junto a Mi Hijo en este camino de apostolado y de redención.
Si ustedes, Mis hijos, llegaron hasta este momento, significa que pueden completar y realizar su misión personal, y conocer más ampliamente su compromiso con lo Alto. Un compromiso que muchos de los que hoy no están aquí no comprendieron, no valoraron, no amaron y no apreciaron, porque no se dieron cuenta de que el compromiso con Nuestros Sagrados Corazones es inmutable.
Ahora, que ya escucharon esto, como vuestra Madre espero que correspondan a Mi Hijo. Él no les rogará nada, Él nada les pedirá. Cuando puedan sentir Su silencio se darán cuenta, a través de la oración, de que Él tiene algo pensado para ustedes desde hace mucho tiempo.
Permitan que sus vidas puedan ser escritas por las Manos de Dios, y ya nunca más por sus propias voluntades; porque Mi enemigo habita en la voluntad propia, se sirve de la voluntad propia, confunde a través de la voluntad propia y distorsiona a los rebaños de Cristo a través de la voluntad propia.
¿Qué es lo que erradica esa voluntad propia?
Es la Ley de la Obediencia fundamentada en el sagrado espíritu de la humildad.
Mi Hijo Me ha pedido decirles todo esto, no solo para celebrar el triunfo de Mi Inmaculado Corazón a través de todos los que hoy se ofrecieron a consagrarse, en alma y de corazón, sino también, les he dicho todas estas cosas, como una buena Madre, para que estén prontos para lo que llegará después de la Sagrada Semana, en los meses que vendrán, en los que sus vidas deberán estar firmes, entregadas y fortalecidas en el compromiso de amor con Cristo.
Hoy, Mi Corazón Inmaculado se alegra por tener la oportunidad de estar en esta Casa, que tiene sus brazos abiertos para recibirme, cada vez que Yo les hago un llamado. Pero, hijos, por más que volveré a peregrinar por otros lugares del mundo, en donde los infiernos habitan y las almas necesitan de una urgente liberación y expiación, no faltarán oportunidades benditas para que la Señora de Figueira pueda estar aquí nuevamente.
Antes de retirarme en el profundo recogimiento de Mi Corazón, en donde guardo a cada uno de ustedes, Mis hijos, a cada una de sus aspiraciones, problemas, desiertos y pruebas, quiero anunciarle a la Comunidad Figueira que, mañana sábado, los esperaré en la Colina, para que Me reciban, porque será la última oportunidad en este ciclo de que, antes de que su Madre vuelva a Europa, pueda dejarles en sus corazones una pequeñísima llave que podrá abrir la puerta correcta, en el momento más importante, siempre y cuando estén en sintonía con Mi Corazón.
Quiero que peregrinen a la Colina, por todos los que se han visto en la imposibilidad de peregrinar a los Centros Marianos; porque mañana, esta Sagrada Comunidad, debe volver a reconsagrarse a Mi Corazón.
Los espero, con alegría y maternidad. ¿Me van a decir sí?
Los presentes dicen: “¡Sí!”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Está sonriendo, pero también está llorando.
Porque es el amor de los que Me viven, al igual que de los que viven a Mi Hijo, que Nos permite ante Dios volver aquí para traer el Mensaje de Paz al mundo.
Hoy, bendigo de forma especial, esas sagradas imágenes que han sido ofrecidas por Mis hijos peregrino; en especial, por un hijo peregrino que ha tenido absoluta fe en los milagros de Mi Amor, a los que Yo también los invito a vivir; tener absoluta fe en las Gracias y en los milagros de la Madre de Dios.
Mi Hijo Me ha pedido una última cosa para que ustedes se preparen conscientemente para esta próxima Sagrada Semana, y puedan comprender la importancia del compromiso en estos tiempos, que ya no es pasajero, sino eterno. Por este fin, quiero que Me regalen sus canciones, una canción en especial que los hace ser nada: “Haz de mí nada”.
Eso es lo que deben pedir fervorosamente en esta Cuaresma y en la víspera de los encuentros con Mi Hijo en la próxima Sagrada Semana, así sus corazones estarán vacíos en la plenitud de Dios y, como odres nuevos, serán llenados por el Espíritu Consolador de Nuestro amadísimo Señor Jesucristo.
Que esta Luz, que hoy Me ofrecen, sea el símbolo del establecimiento de la paz en todo el mundo y, en especial, en Rusia y en Ucrania.
Les agradezco por haber respondido a Mi llamado y a Mi convocatoria.
Los bendigo, bajo el espíritu de la Paz de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuelvo al Cielo con la melodía: “Haz de mí nada”.
Queridos hijos:
Este es el tiempo de los apóstoles de Mi Hijo, es el tiempo de su madurez, es el tiempo de su acción para el cumplimiento de la Voluntad de Cristo.
Los apóstoles de Mi Hijo son los que prepararán Su llegada en el momento más culminante de la humanidad.
Sean apóstoles decididos, abiertos a enfrentar los desafíos de estos tiempos.
Yo, como Madre de los apóstoles, los llamo a subir un escalón más en esta escalera que los llevará a asumir las responsabilidades que Mi Hijo espera que cada uno pueda asumir.
Hijos, no les hablo de una responsabilidad material, sino de un compromiso espiritual con Mi Hijo de ayudarlo a cargar la pesada cruz de este tiempo, porque es mayor el peso de la cruz que los que, de corazón, están disponibles para cargarla junto a Cristo, su Maestro y Señor.
Que, en este tiempo, los apóstoles de Mi Hijo se confirmen pero que también se definan.
Muchas son las necesidades, pero una de ellas, la más importante, es la necesidad que tienen las almas de recibir amor y perdón.
Que los apóstoles del fin de los tiempos se abran para asumir lo que no les corresponde. Que lo hagan como un acto de Amor y de Misericordia, a fin de que cada apóstol de Cristo descubra dentro de sí el universo del Amor de Dios para que el misterio de la entrega absoluta de Mi Hijo sea develado al mundo entero.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hay momentos en la vida en los que parecería no tener sentido o motivo de por qué es que suceden algunas experiencias. Pero en esas situaciones que se presentan, el alma vive una escuela que necesita para poder crecer y madurar en su compromiso con Cristo.
El motivo o la razón de que algo doloroso se presente en la vida, es para que el amor pueda regresar a la consciencia con más expresión, porque el amor enseña sobre la importancia de considerar a los demás y de colocarse en el lugar del semejante, para que algún día pueda sentir lo que él siente.
Esa escuela es la más exigente para el ser humano, porque la humanidad siempre hizo lo contrario, luchó por su propio beneficio y resultado, olvidándose del semejante.
Cuando esa escuela, de fuertes o dolorosas experiencias, comienza a cursarse, es porque llegó el momento de vivir una experiencia mayor que colocará al alma en un escalón de la consciencia que le permitirá ver y comprender la vida desde otra perspectiva.
Por eso, hay que abrirse para ser impulsado por esa escuela, la que por momentos podría parecer demasiado dura o difícil, pero la esencia de ese aprendizaje será ya no tener que vivir algunas experiencias, sino estar con el corazón bien abierto para colaborar y cooperar con la fraternidad y el bienestar de todos. Así se podrá salir de sí mismo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Un alma que recorría su camino de entrega a Dios, un día, viviendo un profundo momento de definición interior, tentada por las fuerzas del mundo, pensaba en abandonar todo y lanzarse a los placeres e ilusiones de la vida. Esa alma era tentada a pensar y a sentir que su entrega no tenía sentido, que era irrelevante para la evolución de la vida y que, a pesar de tantos esfuerzos, ella no salía del lugar; entonces, sería mejor dejar este camino y lanzarse al mundo.
Al planificar interiormente el abandono de su camino espiritual, sentía que no podía hacerlo y que algo la prendía a Dios. Con una mezcla de temor e indignación, comenzó entonces a cuestionarle al Señor, diciéndole: “Dime, Señor, ¿por qué me prendes a Tu Corazón? ¿En qué soy diferente para Ti, si siempre soy la misma alma invisible e imperfecta, en la infinidad de Tu Creación? ¿Por qué no me permites, Dios, que yo abandone este camino y que, entregada al mundo, aprenda a encontrarte por otras vías que no sean esta?”.
Y con una sonrisa en el Rostro, demostrando Su Celestial Compasión, el Señor le respondió: “¿Acaso un órgano puede decidir, por sí mismo, salir y vivir fuera del cuerpo? Por más que quiera ser independiente dentro de ese cuerpo y cree enfermedades y desequilibrios, ese órgano no puede salir por sí mismo. Y si un día, después de tantas enfermedades, él fuera retirado de ese cuerpo, ¿crees, alma pequeña, que él sobreviviría solo?
Así son las almas que se comprometieron Conmigo. Todas las almas que Yo creé son células de Mi Cuerpo Místico e Infinito, pero aquellas que se comprometieron Conmigo son órganos dentro de Mí, que tienen un papel fundamental en la evolución de la vida y, aunque no lo perciban, son parte de una Obra infinita que no comienza ni termina en este mundo. Siendo así, alma amada, no Soy Yo quien te prende a Mi Corazón y no te permite seguir otros caminos, es tu propia vida y tu condición de unión Conmigo que te hacen sentir que, a pesar de todas las tentaciones, no puedes hacerlo.
Pero este momento no es para ti la expresión de tu más puro pensamiento. Estás transitando un momento de ceguera y de ignorancia, en el que las nubes cubren tu rostro y tu corazón, y no puedes ver ni sentir la verdad. Para que esa verdad te sea revelada, no te apartes de Mi Amor y no dejes de clamar por Mi Misericordia. Aunque estés en el desierto, Yo te daré fuerzas para persistir. Y aun en la sequedad interior, sentirás Mi Fuente que, en lo profundo de lo profundo, vuelve a brotar en ti. En un tiempo de confusión, no dejes de buscarme y Yo te daré la paz”.
Que, en este diálogo con Dios, hijos, las almas que hoy están ciegas encuentren fuerzas para buscar la Luz y clamar por Misericordia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un nuevo ciclo llega a tu vida, contempla, alma amada, en la coyuntura de las estrellas, el mensaje celestial que tu Creador te envía.
Recibe los impulsos que Él generó en la manifestación de tu esencia y, a través de una comunicación profunda con Dios, comprende Sus Sagradas Geometrías y, a través de ellas, los designios del Padre para los ciclos que llegarán.
Cuando cumples un año más en esta Tierra, sabe que tu evolución se renueva y tu compromiso con Dios se amplia. La profundidad de la madurez de tu ser humano y espiritual te conduce a responsabilidades cada vez mayores ante Dios y Su Plan.
Renueva, entonces, tu espíritu en este nuevo ciclo, dejando que Su Amor cierre las heridas más profundas y ocultas aún abiertas por las experiencias de la vida.
Entrega a tu Creador tus pesares más internos, tu silencioso sentimiento de impotencia ante aquello que no puedes ofrecer a Dios.
Deja que, por un instante, el dolor que compartes con el Creador, por aquello que Él ve en el mundo, se calme y se restaure, porque para comenzar un nuevo ciclo es necesario restaurar y calmar el corazón.
Retoma los impulsos perdidos en las batallas de esta vida, reconstruye la esperanza herida por la acción de la astucia del enemigo sobre las almas y confía, alma pequeña, en que cada oración pronunciada por los que se perdieron en el camino será el mérito que les abrirá las Puertas de un nuevo Cielo en el último instante de sus vidas.
Respira por un momento y recibe el Soplo de Dios. Su Amor Divino renueva tu consciencia y, en un diálogo profundo y silencioso, todo se hace nuevo. Este es tu aniversario con Dios.
Recibe Mi bendición para el ciclo que vendrá.
San José Castísimo
Cuando un alma tiene un compromiso con Dios, Él pacientemente la conduce por el camino de la entrega.
Primero la inspira a transformar la vida, a direccionar su camino hacia la senda que conduce a Su Corazón, y no al mundo. De a poco, coloca en su trayecto oportunidades, señales, encuentros que la inspiran a dar por sí sola nuevos pasos rumbo al Corazón de Dios.
A medida que esa alma conoce el Amor de Dios y confía, el Creador comienza a pedirle nuevas cosas, nuevas entregas, nuevas renuncias, hasta que llega un punto definitivo para esa alma, en el que el Señor le pide una renuncia mayor, una transformación completa de la vida.
Cuando el alma se lanza en el abismo desconocido de la entrega, descubre que estaba cayendo en las Manos de Dios, en una Fuente de Amor inagotable, que se escondía en lo profundo del alma que aprende a renunciar y a arriesgarse a vivir la entrega.
Aún en ese camino, el alma inspirada por el Amor de Dios le hace muchas ofertas, coloca todo en Sus Manos, pero ofrece aquello que le es conocido, aquello que en verdad ella ya entregó al saltar al abismo. Entonces, el Señor abre una puerta en lo profundo de su consciencia y le apunta dónde está aquello que debe ser transformado.
Un nuevo abismo desconocido se presenta. El alma se ve ante aspectos de su consciencia que eran como tesoros escondidos: sus destrezas, su magnetismo, su autoconfianza, sus vanidades más ocultas.
Y, por más que le siga ofreciendo su vida a Dios, su Creador siempre busca, más profundo en su ser, el foco de la entrega, lo que debe ser vaciado de su corazón. Y a veces duele, y el alma sufre, pero ella sabe que cada espacio que se vacía de su corazón, de su consciencia, espacio oculto de su ser, es aquel que se dona al Corazón de Dios, a Su Amor, a Su Espíritu, para que allí Él tenga una dulce morada, limpia y pronta para habitar.
El camino de la entrega, hijos, es eterno, profundo, una senda hacia el vacío y al mismo tiempo hacia una unidad con el Todo.
Por eso, nunca piensen que ya entregaron todo, sino siempre dejen que Dios llegue más profundo. Y, por más que a veces cause dolor, sepan que el dolor es humano y que será reparado por la Presencia Divina en el propio interior.
Hasta hoy y en cada instante, le ofrezco al Padre todo lo que soy, todo lo que hay en Mí y todo lo que hago, vivo, experimento, pienso y le hablo al mundo, porque la entrega es eterna.
Yo los invito a seguir estos pasos y a profundizar cada día en su unión con Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando llega el segundo domingo después de la Pascua y las almas ya fueron lavadas por la Sangre derramada por Cristo en Su Pasión, ha llegado el momento de reconfirmar su compromiso con Él, de confesar delante de Su Corazón los pecados más ocultos, aquellos que avergüenzan a los seres y que, a veces, ni siquiera pueden pronunciarlos delante de Dios.
Es el momento de rendirse ante el Amor absoluto del Creador que, con Ojos de compasión, se vuelve hacia cada ser de esta Tierra y, con Piedad y Misericordia, los perdona por sus pecados más antiguos y desconocidos.
Es el momento de vivir bajo el espíritu de la humildad y de reconocer las propias imperfecciones y debilidades, las fragilidades e ignorancias que llevan a las almas a caer todos los días.
Es el momento de mirar hacia la Cruz de Cristo y también mirar el Sepulcro vacío y saber que Aquel que fue alzado por los pecados humanos, por Su Amor y Perdón resucitó, demostrando a cada ser el camino hacia la vida eterna, hacia la trascendencia de toda condición humana, inclusive de la muerte que es aquella que lo separa del Tiempo de Dios.
La Fiesta de la Divina Misericordia es el momento en el que las almas se regocijan en Cristo. Ningún pecado fue mayor que el poder de Su Amor, y ni aun la autocondenación de las almas puede vencer a la Misericordia del Redentor cuando los corazones se rinden delante de la Cruz.
Hoy, hijos, es un día para recordar el absoluto e insondable Amor de Dios y de hacer esto también por los que no lo hacen, porque Aquel que murió en la Cruz y resucitó lo hizo por amor a todas las almas y por cada una de ellas.
Por esto, oren por los que están perdidos, oren por los que no miran a Cristo y son indiferentes delante de las Gracias y Misericordias del Redentor, porque así podrán interceder para que, al menos en el último instante de sus vidas o después de ellas, esas almas tengan una oportunidad de arrepentirse.
La Fiesta de la Divina Misericordia es el momento en el que las almas comprenden un don que Dios les dona gratuitamente a aquellos que solo se abren de corazón y se arrepienten. Sean humildes delante del Creador, resignados frente a Su Voluntad y dispuestos a ser amados con un Amor inmenso e insondable. Y, más allá de cualquier error, conocerán el poder de la Divina Misericordia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Regreso, en este día, llevando la bandera de Colombia como Manto de Luz, haciendo brillar sus estrellas para que los atributos de Dios despierten en las almas que buscan la paz y la Misericordia.
Hoy vengo con el Manto de la bandera de Colombia para decir que confío en este querido pueblo que expresa su devoción por la santa Madre de Dios y que, en estos tiempos, siempre tendrá que recordar que deberá vivir la reconciliación para que todo esté en armonía.
Vengo con el Manto de la bandera de Colombia porque quiero hacerle recordar al pueblo colombiano su compromiso con el Plan de Dios y para que, a través de la vivencia interna de ese compromiso, la nación cumpla la misión espiritual que le corresponde, que es preparar las bases para la expresión de comunidades andinas que vuelvan a ser el contacto entre el Cielo y la Tierra.
El pueblo colombiano tiene el deber de proteger esa tarea y misión espiritual porque así mantendrá las puertas abiertas para que los valores divinos de la Fuente inspiren y motiven a todos para alcanzar la manifestación de ese Plan que espera concretarse en la superficie de Colombia.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Definirse, hijo, es reafirmar todos los días la Voluntad de Dios para ti, es caminar rumbo a esa Voluntad y ya no alimentar los desvíos humanos que, a pesar de ser pequeños, te alejan de Dios.
Definirse es comprender tu misión y cumplirla, la misión de amar y de preparar el Retorno de tu Señor al mundo, la misión de servir y de ser precursor de una nueva vida, comenzando por transformarte constantemente a ti mismo.
Definirse es abandonar lo que te separa de Dios y de Su Verdad, dejar atrás las conductas del viejo hombre, su voluntad propia, su autoafirmación, para recorrer decidido el camino de la evolución en Cristo.
Definirse es ya no alimentar las dudas e imaginaciones que te llevan a soñar con una vida de ilusiones, en la que tus voluntades más humanas se cumplen, y permitir que tu corazón sea fiel al Plan Divino, incluso con el pensamiento.
Definirse es rendirse a Dios con todo lo que eres, venciendo el miedo de ser otro, diferente de aquello que pensaste para ti mismo.
Definirse es entrar en la barca que te lleva al Infinito, al Corazón del Padre y no mirar hacia atrás, con la certeza de que tus pasos abren camino para todos los seres, para toda la vida.
La definición acontece todos los días y se reafirma a cada instante.
Para ti, hijo, no hay otra definición sino estar en Dios y permitir que Él se exprese en ti. Esta es tu misión, tu camino, tu plenitud, tu compromiso. Deja que todo lo que te impide vivir la Voluntad de Dios se desvanezca.
Es tiempo de definir tu corazón en Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Así como acogí en Mi Corazón a cada apóstol y discípulo de Mi Hijo, a cada nueva alma que despertaba a la Alianza Eterna entre Dios y los hombres; así, hijos, los invito a recibir a los que despiertan en estos tiempos.
Mi Corazón de Madre y Protectora, no solo del mensaje y de la misión de Mi Hijo, sino también de todos aquellos que lo escuchaban y que, a través de él despertaron, viene a acoger, en estos tiempos, a todos los corazones que se rinden ante Dios.
Independientemente de su pasado en este mundo y más allá de él, Mi Corazón contempla su verdad, la esencia que son, parte del Dios Vivo, y el Origen al que deberán retornar.
En este tiempo, en el que las almas no encontrarán sentido ni aliento en las cosas del mundo, los invito a contemplar cada corazón como Yo contemplaba a los que despertaban a través de la Presencia viva de Cristo en la Tierra.
Todos, paganos y santos de espíritu, devotos y mundanos, fueron tocados y lavados por el Amor de Dios, a través de Cristo, para retornar a Su Corazón. El tiempo pasó, hijos Míos, y muchas de esas almas, que sellaron un compromiso con Cristo, se perdieron. Pero llegó el tiempo de que retornen a Su Corazón, llegó el tiempo de que tomen con sus manos la antorcha que ilumina al mundo y que anuncia el retorno del Redentor a la Tierra.
Por eso, al recibir a las almas que llegan y que, poco a poco, despiertan, no miren su pasado y sus pecados, sino sean ustedes mismos los ejemplos de amor que ellas necesitarán para consolidar su despertar y soportar la transformación de sus vidas.
Es tiempo de acoger y de unir lo que está separado. Es tiempo de que las células de Dios retornen a Su Corazón. Y esto se dará, hijos Míos, no solo en ustedes, sino en todas las almas que partieron de las Fuentes Divinas con la misión de renovar y recrear la Creación de Dios Altísimo.
Abracen, con amor, la parte que les cabe y aprendan a acoger al prójimo con el corazón. Esto también los hará crecer y los aproximará más a Dios, como debe ser.
Juntos retornarán al Origen de la vida.
Yo los bendigo y les agradezco por imitar Mi ejemplo de Madre y Guardiana de las almas.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cada uno de los orantes del mundo conoce y sabe sobre la realidad planetaria y sobre la importancia de sostener, en el mundo, una columna de luz de oración que haga despertar, cada día más, el Amor de Dios en los corazones y que disuelva los conflictos en las naciones y en los pueblos.
Por eso, hijos Míos, en la Vigilia de Oración de hoy, los invito a renovar sus esfuerzos y especialmente el compromiso de seguir orando por las naciones para que más milagros espirituales continúen sucediendo en la humanidad y en la vida de las personas.
Deseo, como Madre, que todos los días ustedes puedan penetrar en el misterio que guarda el poder de la oración y en los cambios físicos que el verbo orante genera en la vida planetaria como también en los Reinos de la Naturaleza.
Al día de hoy, el compromiso vivido mediante la Oración por las Naciones ha permitido, milagrosamente, que nuevos puntos de luz sean establecidos en Sudamérica, Norteamérica, África y Europa; y en breve en Centroamérica y Oceanía.
Es así, hijos Míos, que cuando un compromiso orante es vivido y asumido verdaderamente por una consciencia, no solo ella se beneficia espiritualmente al cabo de un tiempo, sino también el planeta que, como un estado vivo de consciencia, recibe una oportunidad, especialmente las naciones que fueron testigos de la depredación del hombre, del conflicto y del caos.
Por ejemplo, con la Oración por la Paz en Medio Oriente, su Madre Celeste alcanzó la aspiración, a través de los misioneros de la Fraternidad, de poder ingresar en el Líbano y así llevar el alivio interno y humano a las almas, porque el próximo Plan de su Santísima Madre es establecer una tarea humanitaria y religiosa en esa región para que África, Medio Oriente y Europa sean contemplados aún más por la Misericordia de Dios.
Todo eso es posible, así como otros acontecimientos, porque el poder de la oración trabaja y actúa diariamente en las almas que participan y acompañan la importante tarea de orar por las naciones.
Cuando una o más almas asumen ese compromiso con la Madre Celeste, lo asumen con el Padre Celestial, y el Universo puede sentir la respuesta amorosa de quien ora y se esfuerza por hacerlo todos los días.
Por eso, los llamo al tiempo de la renovación del compromiso para que aún más, en el mundo, la poderosa e invencible Misericordia de Mi Hijo salve a la humanidad.
¡Les agradezco, ahora y siempre, por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Las almas que Yo he escogido para que Me acompañen, en Mi tarea planetaria, viven sus pruebas a fin de fortalecer su compromiso con Dios.
Por eso, las almas viven muchas transiciones y desafíos para que de ellas pueda nacer la fortaleza y el ímpetu del Cristo interno, una Luz interior que siempre los conducirá hacia la meta para que, algún día, Me puedan encontrar.
Este es el tiempo en el que toda consciencia, sobre la superficie de la Tierra, es probada para que defina, interiormente, de qué lado estará antes de que su Maestro y Señor regrese a la humanidad.
En esa confirmación puede estar presente Mi Misericordia para que el alma, que se esté definiendo, cuente con el apoyo interior de la Luz Divina.
Yo animo a Mis seguidores a que, a pesar de sus historias o de su pasado, se aferren al Poder y a la Luz del Corazón de Cristo porque allí está Dios y en Dios ustedes siempre alcanzarán la paz, aunque todo esté en transición y en definición.
Yo estoy con todos los que Me dicen “sí”.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor Cristo Jesús
Cuando, de verdad y de corazón, tú Me pides algo que beneficie a la redención y a la elevación del planeta, Yo te lo daré tal como es tu intención y tu motivación. Así Me permites que Yo pueda obrar a través de ti como un instrumento que se ofrece al Padre para cumplir Su Voluntad.
Por eso debes saber que todo lo que Me pidas te llegará en la hora precisa y no cuando lo necesites.
Por eso, una y otra vez, debes confiar en todo lo que hago aunque te parezca incomprensible.
Cuando Me pides algo que ayudará a la humanidad debes saber que se manifestará y que el cumplimiento de ese pedido, por parte del Universo Divino, significará para ti el momento de asumir el compromiso.
Ahora, si tu pedido es sincero tocará Mi Corazón y enseguida Yo responderé de la forma que el Padre lo considere y el Universo lo manifieste.
Aún estamos en el tiempo de los milagros, pero también estamos en el tiempo de las renuncias para que las renuncias puedan compensar el desvío de las almas del camino del amor y mantener el equilibrio del planeta.
Concederé Mis Gracias y Mi Misericordia cuando los pedidos nazcan de un corazón sincero.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A través del pasaje y de la visita de los Mensajeros Divinos por las naciones del mundo, ciertos ideales y proyectos creados en función de la mente humana son desactivados para que el resto de la humanidad no se vea afectada ni interferida.
Por esa razón y también por otras, los Sagrados Corazones peregrinan para llevar a las almas al despertar de la consciencia y al encuentro de su compromiso mayor con lo Alto.
En este tiempo, la Jerarquía Celestial está presente en la humanidad porque la humanidad, como pueblos y también como naciones, se desvía fácilmente del camino de lo sagrado y de la redención.
Es así que las importantes corrientes de Mi Divina Misericordia se aproximan a la humanidad para llevarla al acto de su arrepentimiento y para que en el mundo existan instrumentos de Cristo capaces de representarlo dentro de la fase del rescate planetario.
El Hijo de Dios llega al mundo para brindarles a las almas una oportunidad capaz de redimir y de curar la vida humana y de concederle a la humanidad, por medio de la Gracia, una ayuda extraordinaria para que el cambio se realice en ella.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mientras más almas ingresan en Mi Universo de Luz, más hechos del pasado son disueltos por el Amor Crístico, y así vuelvo a triunfar ante la oscuridad, y las almas recuperan el sentido espiritual de estar aquí para dejar de estar desorientadas.
Las almas caminan rumbo a los planos internos para tener un encuentro con su Maestro y Señor. Aunque no lo parezca esto fue lo que sucedió con las almas de Croacia y será lo que también podrá suceder con las almas de Hungría, estratégicamente presas de un sistema de autodestrucción humana.
Pero Mi Misericordia llegará a todos los que la quieran recibir, y aun más.
Mi Misericordia colmará todos los espacios cuando Mi llegada sea anunciada así como fue anunciada la llegada a Croacia de su Madre Celeste a través de la difusión del corazón, que fue compartir el Amor Crístico.
Este es el último tiempo en el que las almas recibirán inesperadamente el impulso del despertar directamente de la Fuente, para que cada una asuma su compromiso con el Padre Celestial y sea parte de los soldados de Cristo del fin de los tiempos.
Pero ese impulso solo será por única vez y no se repetirá.
Por eso, cuanto más la difusión sea consciente del trabajo que ella realiza en los planos internos, mayores serán los efectos en el mundo entero de la Obra de la Jerarquía.
Por todos los esfuerzos realizados, Yo les agradezco por guardar Mis palabras e impulsos en el corazón.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Busca la pureza de tu corazón, a través del silencio y de la oración, para reparar este mundo de tantos pecados e ilusiones.
Ofrece una reparación sincera a Dios, a través de las pequeñas renuncias de la vida para que, por estas ofertas, el Señor pueda interceder por los que son ignorantes e indiferentes en este mundo, a pesar de tener un compromiso con Dios y con Su Amor.
Vive, cada día, una religiosidad verdadera y ama estar unido a Dios por aquellos que se engañan a sí mismos, en falsas vidas espirituales.
Repara el Corazón del Padre por esos ultrajes, orando y adorándolo con el corazón. Sé un instrumento para el milagro de Dios, dejándote transformar. Sé una fuente para Su Gracia, dejando que Él esté en ti.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más