Martes, 30 de marzo de 2021

Sagrada Semana
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL TERCER DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Hagamos nuestra oración interior, a Sus Pies, y adoremos el Corazón del Señor, presente ante toda la humanidad, preparándose una vez más para Su gran sacrificio.

Acompañemos Su solemne silencio y sintamos Su Corazón, que se ofrece una vez más a nosotros por la salvación del mundo.

 

Antes de Mi sacrificio, quiero que estén a Mis Pies como María Magdalena y que sean sus lágrimas las que limpien los Pies de su Señor. Coloquen sobre ellos las dulces lágrimas del amor, para que todo sea reparado delante de la injusticia y de la desigualdad del mundo.

Quiero que sientan el calor de Mis Pies, de los Pies de su Señor que, una vez más, recibe las llagas del mundo, así como Sus Manos y Su Costado; llagas espirituales y más profundas que desconocen, que son parte del sacrificio de Su Señor.

Por eso, preparen Mi sepultura con sus lágrimas, con su verdadero amor, para que el Corazón del Señor sea restaurado y amado por las almas buenas.

Hay sentimientos profundos que aún no le he revelado a nadie, solo a aquellos que se animan a estar a Mis Pies, en el total despojamiento y vacío. Son los que conocen estos sentimientos que hoy Yo le traigo al mundo para que primero los sientan, para después conocerlos.

Estos sentimientos, que nacen del Corazón de su Maestro y Señor, son sentimientos que confirman sus votos a Mí, en la renovación del sacrificio y de la renuncia por la salvación de la humanidad.

Por eso, María Magdalena sabía lo que estaba haciendo, aunque su mente no lo pudiera concebir.

Hoy, ustedes lo pueden hacer ante Mí, colocando sus cabezas en Mis Pies para que sus lágrimas de redención y de amor preparen el momento de la entrega del Señor. Ahora, en este tiempo de una entrega más profunda que quiero ofrecer y compartir con Mis compañeros, para que se animen a seguir Mis pasos, los desconocidos pasos de la Luz que los llevarán, tarde o temprano, a vivir Mi Voluntad.

María Magdalena se rindió a Mis Pies para vivir Mi Voluntad, abandonó el pecado para aprender a vivir en Mi Gloria, en la Gloria de Mi Palabra y de Mi Amor por todas las almas.

Por eso, hoy he venido como hace más de dos mil años con las mismas vestiduras, con la misma mirada que cuando María Magdalena Me encontró para rendirse ante Mí y hacer de su vida una vida nueva, una vida que la llevó a estar en fidelidad hasta los pies de la Cruz.

Pero la sepultura, que Yo les invito a preparar, es para la muerte de sus pecados, de sus aspectos, de todo su pasado; porque Yo necesito vasos nuevos para poder depositar Mis Códigos nuevos en los que serán receptáculos para la preparación del Retorno de Cristo, para que preparen a toda la humanidad y a ustedes mismos para ese momento.

Pero para que eso suceda, debe haber almas víctimas de Mi Amor que no piensen en lo que les pido, que hagan lo que necesito, que lleven adelante lo que tanto espero, siempre diciéndome sí.

Por esa razón, también multipliqué los panes y los peces. ¿Lo recuerdan? Allí, Yo les estaba entregando el símbolo de la vida nueva a los que, en la Comunión, retomaban el camino hacia el Padre.

¿Pueden colocar ahora de nuevo su cabeza en Mis Pies?

Y así, abran sus corazones a lo que necesito, porque aún espero cumplir con lo que necesito. Mi Padre aún Me lo pide, que se cumplan Sus Aspiraciones a través de Sus hijos.

En el vacío de la vida y en la plenitud de Su Propósito, quiero que sepan que este momento es importante para Mí, ya que estos impulsos que Yo les traigo los prepararán para el fin de ciclo.

Eleven sus corazones a Dios y agradezcan por ofrecerse como instrumentos de las Aspiraciones de Mi Padre, a través de la Luz de Mi Sagrado Corazón, Corazón que vive por ustedes, Corazón que clama por ustedes, Corazón que se enciende en Amor por ustedes. 

Déjense convertir al igual que María Magdalena, que solo por haber colocado su cabeza en Mis Pies ya cumplió la Voluntad de Mi Padre y consagró su vida por toda la eternidad.

¿Están prontos para eso?

Consagrar la vida es un misterio y ese misterio se devela en los pasos de su transformación, en la renuncia de sus vidas y en la entrega permanente de su ser.

Yo necesito que, en Mí, en este tiempo difícil de la humanidad, hagan nuevas todas las cosas, porque así le estarán diciendo al universo que ustedes y sus hermanos aceptan Mi Retorno.

El Sagrado Corazón de Jesús se ofrece como intercesor de las almas, para que ellas conozcan la alegría de vivir en Dios y no el sufrimiento de vivir en el pecado.

Quiero que, en esta Semana Santa, sus vidas se conviertan de una forma más profunda, así como se convirtió María Magdalena entregando sus lágrimas a Mis Pies y lavando Mi Ser como nunca antes nadie lo había lavado. Esto también ha justificado, ante el Padre Celestial, la razón de Mi encarnación en el mundo, por tan solo colocarse a Mis Pies.

A Mis Pies, escucho sus oraciones, escucho su dolor, siento su amor, comprendo sus perturbaciones; pero Yo los renuevo con la bendición celestial para que se levanten de donde han caído y sigan caminando hasta encontrar Mi Voluntad.

De sus imperfecciones transformadas, haré todas las cosas perfectas. De sus miserias resistidas, haré tesoros para el Cielo. Porque quien se coloca a Mis Pies no le teme a lo desconocido, a lo que es inmaterial y eterno; porque está en el vacío, en el despojamiento, en la entrega total.

Dejen, una vez más, que Yo los pueda ungir con Mi Espíritu, así como ungí a María Magdalena, redimiendo todo su ser para gloria de Dios.

Después de esta renovación e iniciación vividas, ya están preparados para cumplir lo que necesito, si verdaderamente sus corazones se colocan a Mis Pies. Y así, acompañarán a su Señor en esta larga trayectoria que resta, de ayuda a la humanidad y de servicio a los que sufren, a fin de que triunfe Mi Amor en ustedes y a través de ustedes.

Es así que los invito a prepararse para una nueva sagrada Comunión Espiritual que será el preámbulo para el día de Mi Pasión y también para el gran día de la Pascua, en los que Mis ovejas, hoy siendo señaladas, seguirán al Pastor por los caminos de la emergencia planetaria sin decirle no, solo diciéndole sí, mientras Yo lo necesite.

Piensen en lo que les he dicho.

Mis Palabras son la manifestación de la Verdad, de la Verdad del Propósito y de la Voluntad de Mi Padre. No pierdan más la oportunidad. Recuperen sus vidas. Restauren sus consciencias. Purifiquen sus corazones y serán merecedores de Mi Paz, de la misma Paz que Yo le entregué a María Magdalena.

Quiero que, en esta Pasión en la cual ingresaremos en los próximos días, sus almas sean como María Magdalena que, en fidelidad y fe, no abandonó al Mesías y que junto a María, Mi Madre, fueron las manos que sustentaron la Cruz, que después se convirtió, durante la Resurrección, en el Árbol de la Vida.

Por eso, los invito a ser parte de Mí, para que dejen de ser parte de ustedes, para eso les he dado los Sacramentos. Y después de tantos Sacramentos vividos a lo largo de todo este tiempo, es momento, compañeros, de que tengan fe y confianza en el Sacramento Espiritual, ofrecido por el poder de la Eucaristía.

Los dejaré con una Comunión renovada en la fe, en la fe de las almas. Eso hace más viva Mi Presencia en los corazones que comulgan de Mí, tan solamente por ofrecerse a estar a Mis Pies. Y como puente de luz para ese momento, los dejaré con una canción que he escogido para este encuentro, llamada “Santa Comunión”.

Es así que Me despido, pero sepan que por más que Yo retorne al Cielo y a la Casa de Mi Padre, en espíritu de omnipresencia y de omnipotencia, durante esta Semana Santa, Yo estoy aquí, como también estoy con sus hermanos en todos los hogares de la Tierra que Me abran la puerta para recibirme.

Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Prepárense a través de la canción.