APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El mundo vive constantes amenazas. Esta es la causa de la necesidad de tanta oración. Este es el propósito que ustedes deben alcanzar: convertir sus vidas en un espejo constante de oración para que las Leyes Superiores no se alejen del planeta y para que las fuerzas contrarias no hagan sucumbir a Mi Proyecto.

Por eso, Yo Me escondo en lo que es anónimo y silencioso, Mi Presencia no es protagónica en esta humanidad, porque recuerden que Yo encarné entre ustedes para sufrir por ustedes y morir en la Cruz.

Siendo humillado y negado por los más cercanos, Mi Divina Misericordia aplacó la injusticia y detuvo en aquel tiempo el gran castigo del mundo. Por eso, Yo vine a vivir entre ustedes y aún deseo vivir en ustedes, es la única forma de que Mi Ley Superior sea reconstruida en el planeta.

Porque a pesar de todos los testimonios y experiencias vividas a través de Mí, aun en el gran milagro de la Eucaristía, todavía la humanidad no ha entendido el significado de Mi Presencia en el mundo.

Por eso, desde el comienzo de Mi vida pública, les enseñé parábolas para que, en los ejemplos simples y más cotidianos, cada uno de los miembros de esta humanidad aprendiera a vivir en la Ley.

¿Qué significa para ustedes vivir en la Ley? ¿Alguna vez se lo preguntaron?

No vean las Leyes como algo lejano de ustedes, sino vean las Leyes como una oportunidad de estar en comunión con Dios.

La causa del sufrimiento actual en el mundo es haberse alejado de la Ley por la ambición ciega de algunos corazones que quieren e intentan conquistar el mundo. Pero nadie puede ir más allá de Dios, ni siquiera Su Amadísimo y Servicial Hijo; aunque Él Me haya dado toda Su autoridad para gobernar el universo.

Eso es desconocer a Dios, estar lejos de Su Ley; porque, desde el principio, el Padre Eterno le enseñó a Su sagrado pueblo los Mandamientos para que todos evitaran sufrir y padecer.

Aunque el sufrimiento en el mundo es opcional y mucho de ese sufrimiento es ocasionado, no pueden perder la esperanza ni tampoco la fe de reencontrar el camino hacia el Plan Divino.

Porque vivir el Sagrado Plan de Dios, en estos tiempos, significa intentar vivirlo todos los días, aun cientos de veces. Pero el Universo les ha otorgado la escuela de los aprendizajes para que evitaran caer nuevamente en los errores.

Por eso hoy, les vuelvo a ampliar la importancia de esta Cuaresma. Considero esta Cuaresma como culminante y única, aunque después vivan más Cuaresmas.

¿Por qué?

Porque estamos en un tiempo definitivo. Aún la humanidad, en su esencia, no ha decidido cuál será su próximo futuro, aunque muchos en esta superficie crean diariamente que han evolucionado a través de las llamadas “inteligencias”, que están lejos de Dios, no solo de Su Voluntad, sino también de Su Corazón.

No se involucren con lo que es irreal, busquen la realidad que existe dentro de ustedes y que es intocable. Esa realidad interior, llamada esencia por todos, es la que deben cuidar primero de ustedes mismos, y cultivar día a día en esa esencia los Atributos del Creador que Yo les enseñé a través de las parábolas, con ejemplos de Piedad, de Misericordia y Compasión.

Sé que el mundo aún no comprenderá lo que es la Justicia Divina, pero parece que la busca día a día y de forma desenfrenada.

¿Ahora entienden la importancia de que Yo tenga en el mundo corazones misericordiosos?

Si estos corazones no abundan en el mundo, ¿qué será de este planeta en el próximo tiempo?

Por eso, sigo contando, minuto a minuto, Mi Retorno al mundo; aunque en el verdadero tiempo espiritual ya viene aconteciendo Mi aproximación a toda la humanidad y a todo el planeta; porque Yo descenderé desde lo superior a lo inferior; así como Cristo, su Maestro y Señor, descendió en alma a los infiernos durante tres días.

¿Ustedes creen que Yo no sería capaz de volver a hacerlo por el mundo entero?

Necesito que tengan esto muy presente, como una reflexión crística y preparatoria, para que ingresen a la próxima Sagrada Semana más conscientes y más receptivos; infinitamente más donados, después de todos los tesoros espirituales que ya recibieron.

Por eso hoy, les vuelvo a recordar, porque lo olvidaron, la gran puerta que estoy abriendo a nivel espiritual para los Nuevos Cristos, llamada umbral de la verdad y de la fidelidad, de la lealtad sagrada al Propósito de Dios.

Porque a través de sus corazones y almas, compañeros, aún Mis Gracias esperan poder multiplicarse para las almas que sufren, especialmente aquellas que están condenadas al fuego del infierno, aquellas almas que día a día están bajo la impunidad.

Pero así como su Maestro y Señor, subiendo a Jerusalén y antes de ingresar en el Templo del Padre, expulsó a los comerciantes; así, el Hijo del Altísimo, en la Gloria del Padre, expulsará las energías que hicieron sucumbir al mundo entero. Por eso, crean en este poder de renovación que Yo le traeré al mundo.

Por eso, sus corazones día a día deben estar limpios y purificados para que Mis principios y tesoros espirituales tengan un lugar predilecto en ustedes para siempre.

Porque, así como está escrito y así como fue escrito, vendré a pedirles todo lo que Yo les entregué espiritualmente. Y Dios, el día del juicio final, no medirá con Su vara a la humanidad porque no la tiene, sino que Él juzgará a los corazones a través de sus obras, de sus acciones y de todas sus actitudes.

Por eso, deben cuidar de su boca, de lo que emanan y de lo que dicen. No pueden ser parte de la negativa vibración del mundo, ya están prontos para vivir otro aprendizaje y otra escuela. Muchos de ustedes ya deberían ser los Cristos del Nuevo Tiempo. ¿Qué esperan?

Mientras tanto, el Señor del Universo, a través de Su Gobierno Espiritual, trabaja en este mundo de forma casi imperceptible. Porque es en el silencio y no en la exposición, es en el anonimato del corazón y no en el protagonismo, en los que Cristo realiza Su Obra redentora para las almas. Y más aún, Yo puedo estar presente en comunión eterna y perpetua en aquellos que tienen en primer lugar a Dios.

Por eso, no se dejen amedrentar ni perseguir. No se dejen influenciar, en estos tiempos críticos. Muchas son las informaciones de las que se hablan y muy poca es la verdad que se expone al mundo.

Aprendan a mirar estos acontecimientos finales a través de los Ojos de Dios; de un Dios que no condena, sino que atrae y acoge; de un Dios que no juzga, sino que ama y cura; de un Corazón que recibe y escucha el sufrimiento del prójimo.

Así debe ser el corazón de cada uno. Así, aprenderán amar cada día más y aquello que aparentemente es difícil en ustedes ya no lo será, porque su alma, mente y corazón estará en los semejantes, en los que verdaderamente necesitan sentirse comprendidos y aceptados. Y eso comienza primero en todas las comunidades cristianas, como esta, en el día a día, en el gesto de cercanía y no de indiferencia, en el acto de misericordia y no de humillación.

Es tiempo de que sean otros y esto no será de un día para otro, sino que acontecerá a través de la verdadera convicción de vivir por Mí y para Mí, de que en los pequeños pasos, en las pequeñas trascendencias y en las profundas renuncias está su liberación, aunque esto  ahora les parezca imposible.

Yo los necesito en la próxima Sagrada Semana con un espíritu de cooperación y de colaboración, aun en todo lo que es cotidiano; porque saben que no se pueden esconder de Mí, Yo les coloco todo aquello que deben asumir día a día, Yo les muestro en sus caminos todo en lo que deben servir por un fin mayor, por el triunfo de Mi Amor en el mundo y en la humanidad.

Todos estos últimos años de encuentros Conmigo fueron preparatorios; ahora es el tiempo de vivir lo que Yo les pido, es el tiempo de imitarme, y ustedes ya son grandes para darse cuenta cuando no Me imitan.

Por eso, cuiden el corazón de los que a veces ustedes hieren, porque les aseguro que no saben quién es su semejante. ¿Entienden ahora qué es el misterio?

El poder y la grandeza de Dios está en lo más pequeño, en lo simple, humilde y sencillo; nunca Dios podría haber venido al mundo rodeado de riquezas, de protagonismo ni de autoridad.

Yo los invito a trabajar, durante esta Cuaresma, en la autoridad que ejercen sobre los demás, en los juicios de valor. Eso, Yo no lo quiero ver más en ustedes. Pero, a pesar de todo, no los dejaré de amar ni de apreciar porque Dios es infinitamente Misericordioso.

Pero no pierdan tiempo, no pierdan las oportunidades de esta sagrada condición espiritual que diariamente estoy creando en esta Cuaresma, durante los próximos cuarenta días.

¿Se han preguntado cuál es la razón por la que estoy viniendo ahora?

No se duerman. Despierten a las señales que les estoy dando, porque todo se consumará, así como fue en la Cruz; y cuando todo sea consumado, ya será demasiado tarde.

Vivan esta consumación interior que les presento a través de Mis pequeños Mensajes y, sobre todo, a través de la revelación del Sacramento de la Eucaristía. Las Gracias en los Cielos son abundantes.

Que en esta Cuaresma sus corazones se puedan abrir. Eso es lo que espero de ustedes y del mundo. Porque, así como obré y trabajé a través de Mis apóstoles, deseo obrar y trabajar a través de sus corazones; y sé que muchos ya lo hacen. No lo estoy negando, solo preciso que entiendan lo que les estoy diciendo más allá de la mente, y aun más allá de Mis Palabras, porque en Mis Palabras están las claves de su conversión, está el camino de la unión eterna con Dios.

Les agradezco a todos los que se están animando a vivir esta Cuaresma y que todos los días, cuando despiertan en la mañana, saben que Yo estoy retornando diariamente, en algún lugar de sus casas, en alguna área de esta Comunidad.

En Divinidad y en Espíritu, el Señor de Israel, el Maestro de ustedes, recorre con Su Espíritu, con el Soplo de Dios, todos los espacios que se ofrecen por amor a servirlo.

Así, el Señor visita a los corazones que se abren en esta Cuaresma para ser transformados, a fin de que este mundo cruel sea transformado y las almas, en el mundo entero, ya no sufran; porque Mi Corazón sufre cuando las almas sufren.

Así, en el silencio y en lo invisible, Yo sufro en muchos corazones que muchas veces han pasado frente a ustedes. Y, también muchas veces, sufrí en los corazones que están a su lado. ¿Lo sabían?

Celebren esta Santa Eucaristía para que las almas más sufridas, inocentes y perdidas, reciban la Gracia del Amor y de la Luz del Redentor a través de esta Cuaresma preparatoria, el camino de los valientes que se animan a atravesar su propio desierto, sin sentirse víctimas ni tampoco pesimistas, sino sintiéndose, a través de la fuerza de Cristo, un apóstol que enfrenta su propia tribulación, aprendiendo a trascenderse a sí mismo todos los días y recordando Mi gran aspiración.

Les entrego Mi Paz, para que Mi Paz sea en el mundo, y los bendigo para que esta Cuaresma los haga crecer en el amor y en la caridad.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando cometas un pecado, hijo, no le escondas tu rostro a Dios, evitando Su Presencia y Su Faz por la vergüenza que eso te trae.

Cuando peques, sabe que mayor que el pecado debe ser el arrepentimiento del alma; y que, en la balanza de la Justicia Divina, la vergüenza pesa menos que el arrepentimiento y este le abre la puerta a la Divina Misericordia, que equilibra todos los pecados del mundo.

Cuando cometas un pecado, que tu alma sea como un niño que se rinde a los pies de sus padres para confesarles sus errores, y en diálogo con Dios, confiésale tus miserias más profundas.

Dios es un Dios de Justicia, pero ante una alma arrepentida, le revela Su Corazón Misericordioso y Compasivo, capaz de traer nuevamente hacia Sí mismo al más pecador de Sus Hijos, si este llama a Su puerta.

Por eso, mantén una confesión constante, un diálogo sincero con Dios y el corazón dispuesto a recibir la Misericordia Divina. Así, estarás en el camino correcto y, mucho más allá de la dualidad humana o de la batalla interna que los seres viven en sus definiciones de cada día, siempre encontrarás paz porque tu alma reencontrará el vínculo y la alianza con su Creador, recordará Su Promesa Divina y renovará su esperanza en seguir Sus Pasos.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi silencio hace eco en el corazón del universo.

A través de este silencio, les quiero hablar de cosas profundas, mientras que en el mundo aún está abierto el abismo de la división y de la indiferencia.

A través de la Mensajera de la Paz, el Cielo desciende a la Tierra y aquellos que aún no tienen condiciones para ser rescatados, son rescatados por Mí.

Esto supera a la Ley, al entendimiento y a la mente; porque el Amor de la Madre de Dios es la gran llave de estos tiempos.

En un mundo sin amor no podrá haber luz. En un mundo sin amor no podrá haber esperanza.

Por eso, escuchen el eco del silencio de la Madre de Dios; para que, aplacando las injusticias y las indiferencias del mundo, a pesar de las guerras de estos tiempos, que se viven dentro y fuera de los seres, las almas puedan ser conducidas hacia el refugio de Mi Paz.

Por eso, ámense mucho más de lo que se aman. Acéptense mucho más de lo que se aceptan. Acojan al otro mucho más de lo que creen hacerlo; y la grieta de la indiferencia y de la oscuridad, que fue abierta por Mi adversario, se cerrará. Así, el Universo Espiritual y sus ángeles estarán más cerca de todos.

No se olviden de la poderosa Señal de la Cruz de Mi Hijo, día a día. Los espejismos de este mundo engañan a las almas, las confunden y las hacen interpretar situaciones equivocadas.

Que la lectura de todos los acontecimientos, hijos Míos, esté basada en el amor. Sin amor no habrá pasado, presente o futuro que pueda ser liberado.

A través del Mensaje de Fátima, Yo vine a enseñarles que todas las almas, volviéndose a Dios, recuperarán la paz.

La Mirada Amorosa del Padre está siendo aplacada por los dioses que se escogen en este mundo; pero Su Poder es invisible, inmutable e invencible; Su Amor les abre las puertas a todas Sus Criaturas sin excepción.

El mayor pecador y el mayor error son perdonados por el Padre. La condenación no es Su Ley, el Amor es Su Ley y es Su Sabiduría.

Aprendan a vivir en estos tiempos bajo estos principios, para que no se confundan. Y cuando estén delante de alguien miserable, al igual que ustedes, sepan colocar el Amor de Dios en el centro de cada situación y de la vida; porque el Amor de Dios está faltando en este mundo, está siendo disipado por la indiferencia, por la arrogancia y por el uso del falso poder.

Pero no se olviden, hijos Míos, de que todos son iguales ante los Ojos de Dios.

Así como su Madre Celeste es la Esclava del Señor, ¿sus almas se han decidido a ser esclavas de Dios? Porque la esclavitud espiritual no es una condena, es el camino para amar y comprender la cruz, la cruz propia de cada alma, que es aliviada por el Amor de Nuestros Sagrados Corazones.

Por eso, Mis amados hijos, decídanse y sean embajadores del Amor del Padre Celestial en este mundo. En verdad, les digo, Mis amados, no crean que ya saben amar.

Hasta el último minuto de la Dolorosa Pasión de Mi Hijo, Cristo no perdió ni un segundo en aprender a amar y amar. Y Él, que era el propio Dios Vivo entre todos, se humilló y se resignó por todos ustedes hasta el fin de los tiempos, para aprender en la sagrada escuela del Amor Mayor.

Hoy, vengo a hablarles del amor porque no lo estoy viendo en ustedes. Vivan a través de los ejemplos del amor y de la hermandad, de la aceptación y de la renuncia.

Que la llama incandescente de sus vidas se encuentre en el Amor Mayor.

Que sus corazones, almas y vidas recojan las ofrendas del Amor que hoy les traigo desde el Cielo, para que este Amor Celestial regenere al mundo, lo cure, lo redima y lo libere.

Como Madre del Amor Divino, vengo a recordarles el reingreso a este camino y a esta escuela. No dejen que sus corazones se enfríen.

Que el Amor de Dios siempre los guíe y los conduzca hacia el Propósito, hacia la oportunidad de aceptar al otro como es, sin intentar cambiarlo; de ser capaces, a través del Amor Mayor, de comprenderlo todo, de no condenar y de no ejercer la impunidad espiritual.

Porque en verdad, les digo, Mis queridos hijos, que solo Dios sabe quién es cada alma en este mundo y en esta encarnación.

Porque cuando amen de verdad, así como los ama Mi Hijo, reconocerán en cada alma y en cada ser al Cristo interno; y los espejismos y las apariencias que les impone Mi enemigo entre los servidores se disiparán, ya no se generarán más heridas ni divisiones, protagonismos ni falsos poderes que creen tener en este mundo.

Que hoy, la Rosa del Amor, que les traigo del Cielo, se funda en lo más profundo de la esencia de cada ser. Reciban esta Rosa de Luz como un impulso de renovación en el Amor de Dios, para que sus vidas se conviertan como rosas a los Pies de la Santa Señora del Cielo, y esta ofrenda amorosa de las almas justifique todos los errores del mundo, a fin de que más almas se puedan salvar y no ser condenadas más.

Cuando los invito a vivir en la escuela del Amor es para que dejen de vivir en la escuela de la condenación; para que puedan percibir, desde otro plano, lo que percibe espiritualmente la Jerarquía y, así, puedan aprender como Nosotros aprendemos aún en este tiempo.

No teman adentrarse en la sagrada escuela de la esclavitud espiritual de Dios; porque Él se entregó al mundo sin condiciones, dejándose colgar en una Cruz. Y aun esa entrega fue mayor, a través de la muerte espiritual que vivió Mi Corazón Inmaculado en ese momento.

Vengo como Mediadora de los que creen en la Justicia Mayor, porque Dios no usa la Justicia como un castigo, la Justicia de Dios está basada en Su Amor Eterno.

En ese Amor es en donde deben vivir y obrar, en ese Amor es en donde deben acoger, aceptar y reconocer; porque, mientras esto no suceda, el mundo seguirá sufriendo y las almas se seguirán perdiendo porque el amor se volverá indiferente; será un amor mezquino y frío, un amor egocentrista y personal.

Mi alivio está en todo lo que Nosotros les hemos entregado en estos últimos años, en estos últimos tiempos.

Lleven Mi Mensaje de Amor hacia su mundo interior para que Mis Palabras no se disipen; para que Mis Palabras, que son la Palabra de Dios, permanezcan y den vida en abundancia.

Eso es todo lo que hoy quería decirles, Mis queridos hijos. Y para que todo lo que les he dicho por Amor, pueda tener sus frutos en el próximo tiempo, Yo los vuelvo a bendecir a pedido de Mi Hijo, el Soberano Rey del Amor y de la Verdad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y les pedimos a nuestros hermanos del Coral de Figueira, respondiendo al pedido de la Madre de Dios para cerrar este encuentro y profundizar en las Palabras de Nuestra Señora, que cantemos, en español: “Tierra de María”.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar, en este momento, a pedido de Nuestra Señora, el “Ave María” de Gounod.

Preparémonos para recibir Sus Gracias.

Aquellos que puedan, arrodíllense. 

Abramos nuestro corazón para recibir a Nuestra Madre, la Santísima Virgen María.


Nunca dejaré de entregarles lo más profundo que guarda Mi Corazón.

Por ese motivo, hoy Yo estoy aquí y siempre lo estaré, no solo como la Madre de Brasil, sino también como la Madre del mundo, Aquella que extiende sobre el universo Su Manto Cósmico para que todas las estrellas caídas, en este universo y en otros, puedan reencenderse a través de Mi Amor Redentor, de aquella autoridad que Me ha entregado Mi Hijo desde el comienzo, cuando Él Me dijo: “Madre, he ahí a Tu hijo” y Él le dijo a Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre”.

Yo vengo como la Madre de todos, la Madre incansable y perseverante que peregrina junto a ustedes en estos tiempos de grandes desafíos y pruebas para Brasil y el mundo entero. Pero hoy, quiero dejarles un Mensaje especial: si siguen orando por Brasil y el mundo entero, no deberán temer por nada, hijos Míos.

Mi Hijo ya les anunció Su Retorno y Su Retorno se cumplirá como está escrito. Ese Retorno se cumplirá principalmente en el corazón de aquellos que creen en Su Palabra y en Su Presencia.

Por eso, Él Me envía como la Madre de todos, como su Abogada e Intercesora Celestial. Él Me envía para aplacar los errores del mundo y los pecados, la incoherencia de muchas naciones, la ambición de unos pocos corazones que creen tener el poder y la impunidad en sus manos.

Pero Yo los invito una vez más, hijos Míos, a colocar sus consciencias en lo que es celestial y divino; así como en los últimos días, a través de la Maratón de Oración, Mi Hijo colocó sus esencias en lo más alto de este universo sideral.

Hoy también Mis ejércitos de Luz se amplían en la superficie de la Tierra, a través de nuevos consagrados como Hijos de María. Este ejército se puede fortalecer y renovar a través de sus votos internos Conmigo, porque más allá de donde se encuentren o bajo la condición que puedan vivir en el fin de estos tiempos, si sus corazones están unidos a Mí en la oración, Yo siempre les prometeré la sagrada protección. Confíen en esto que Yo les digo. Sigan Mi Mensaje, el último Mensaje que les entregué en el día de ayer.

Aún son muy necesarias en el mundo las obras de Misericordia, para que el castigo que está previsto para el mundo sea aplacado y gran parte de la humanidad ya no ostente ni provoque a la Justicia de Dios; no es necesario, hijos Míos. Mi Hijo derramó Su Sangre a un precio incalculable para todos; Él sufrió el gran madero de la Cruz; Él agonizó por cada uno de ustedes, en cada paso, en cada momento.

Permitan que, en esta noche, espiritualmente, la Sangre de Jesús los lave y los purifique, para que el mundo también sea purificado y lavado completamente de la ambición de la guerra, del aborto, de los conflictos y aun de la enfermedad; porque para Dios nada es inexplicable, pero para la humanidad sí lo es en este tiempo. Por eso, coloquen su mirada en Dios, en Su Universo Supremo. Nunca se olviden que son dignos Hijos de Dios y Él espera que siempre lo sean, a pesar de las consecuencias y de las pruebas.

Eleven con su pensamiento; pero, sobre todo, con su oración constante del corazón, a este país, a este pueblo y a toda Sudamérica.

Hemos venido aquí, en estos tres últimos meses, a responder a una emergencia, y siempre que sea necesario aquí estaremos. Pero Mi Mensaje y, sobre todo, Mi Amor debe llegar al mundo entero. En ustedes ya está vivo el Amor de Mi Corazón, pero hay hermanos y hermanas en este mundo que no tienen Mi Amor, que no conocen la esperanza, que desconocen la fe que ustedes hoy viven conscientemente a los pies de esta sagrada Comunidad-Luz.

Por eso, los invito a levantar a las Comunidades sobre la superficie de la Tierra y a todos los puntos de Luz que deben despertar a lo largo y ancho del mundo. Recuerden, hijos Míos, que habrá una mínima parte de ustedes que hará la gran tarea, pero todos pueden estar unidos en espíritu y en omnipresencia.

Mi Hijo les confió el Santo Espíritu en Pentecostés. Este Espíritu que siempre viene a ungirlos, a renovarlos y a curarlos. Por eso, hoy liberen sus corazones de amarguras y tristezas. Renuévense a través de Mi Presencia humilde pero celestial y sean Uno con Mi Hijo, el Cristo, a través de los actos de Misericordia, de servicio, de oración, de adoración y, sobre todo, de Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo. 

Él viene a renovarse, en estos tiempos, a través de ustedes por medio de la vida infinita de los Sacramentos; porque el Sacramento no es un simple acto, es más que una Gracia y una oportunidad, es la gran chance que todos tienen de estar unidos a Dios conscientemente, para recibir Su Gracia, Su Amor y Su Misericordia. 

Por eso, hoy vengo a colocarlos a todos los presentes y no presentes en otra dimensión; en la dimensión de la Gran Consciencia Divina y Única, de donde sus almas surgieron en el Origen, en donde el Propósito fue conocido por sus esencias desde el principio. Propósito que, en este tiempo, Yo los invito a abrazar y a conocer internamente. Propósito que se revelará ante ustedes, a cada uno de sus corazones, cuando se entreguen en confianza a lo que es desconocido. Entonces, la gran puerta de la Gracia de Dios se abrirá y Su Misericordia descenderá como siempre lo ha hecho; hará de sus corazones, corazones pacíficos, así tendrán un corazón pronto para el fin de los tiempos, aunque sigan sintiendo lo que ustedes llaman miedo.

Pero crean en esa Luz que viene a través de Mi Corazón para todos. Esa Luz que representa al Cristo Cósmico, Aquel que se dejó clavar en la Cruz por cada uno de ustedes, y que de Su Costado derramó Agua y Sangre por la liberación de toda la humanidad hasta el fin de los tiempos, hasta Su Retorno.

Por eso, ahora, colóquense debajo de los Rayos de la Misericordia de Mi Hijo, a través de la intercesión de su Abogada Celestial; confíen sus aspiraciones al Padre Eterno, a Cristo; beban de la Fuente de la Gracia que se les ofrece en este momento, para que sus almas se puedan sanar y sus corazones se regocijen por Mi Presencia Maternal.

Hoy, traigo una renovación especial para todos los Hijos de María; especialmente para Mis Hijos de Brasil, que tienen el Sagrado Propósito de sostener la Llama de la Paz, esa Sagrada Llama que brota de Mi Inmaculado Corazón, y también de sostener el estandarte de la Paz de Cristo en estos tiempos definitivos.

Si se colocan siempre a disposición de Dios, como lo dice la canción en el llamado de María, la fortaleza no temblará.

¿De qué tienen miedo en este tiempo?, si Yo estoy aquí y Soy su Madre Celestial que les trae el Mensaje del Cielo, del Universo; que, a través de la Palabra de Vida del Sagrado Verbo, viene a sanar sus heridas, traumas y todo su pasado, viene a renovarlos en Cristo y por Cristo, para que el triunfo de Su Divina Misericordia se dé en muchos más corazones en este mundo y así, todos los que están despiertos les digan nunca más al mal y a la oscuridad, para que triunfe la Luz y el Amor de Mi Hijo.

Muchas son la Gracias que el mundo necesita en este tiempo, pero muchas son las oraciones que se seguirán elevando a través de la respuesta de cada hijo Mío. Por eso, seguiremos orando fielmente, permitiendo que el Cielo toque la Tierra, que la Vida de Dios y Su Infinito Universo haga más milagros en las almas, principalmente en las necesitadas de amor y de mucha redención.

Por eso, los invito a aceptar en este tiempo su camino de conversión, con perseverancia y con mucha fe. No se dejen amedrentar o perturbar, crean de una vez y para siempre que ya tienen un lugar en Mi Corazón de Madre, un Recinto Sagrado en donde siempre encontrarán la paz, el alivio y la cura de toda esta humanidad.

Sean perseverantes en el camino de la gran transformación y permitan que sus esencias, en este tiempo, sean estrellas guías para muchas almas y corazones, en la oración, en el anonimato y en el sagrado servicio por Nuestro Señor, el Redentor.

Permitan, en este tiempo, que Su Misericordia descienda al mundo. Aún es muy urgente para toda esta humanidad el descenso de la Misericordia Divina. 

Es tiempo de actuar de corazón y con discernimiento, sin dejar que la fe oscile, renovados en Cristo en cada momento y en cada paso.

Yo vengo, aquí y en esta noche, a agradecerles por el triunfo de los Sagrados Corazones en Sudamérica. Aunque sigan sucediendo situaciones difíciles y hasta inexplicables, no dejen de seguir adelante. Vean cómo el Corazón de Cristo triunfa, una vez más, en las moradas silenciosas y anónimas, en aquellos que en simplicidad le dicen sí.

Mientras estoy aquí presente, recojo sus intenciones y las intenciones de todos los que escuchan a través de esta transmisión, para poder llevarlas en Mi Corazón a Dios y convertirlas en Gracias, oportunidades, esperanza y Misericordia para todas las almas, especialmente para aquellas que más necesitan de Dios en este momento.

Ahora, escuchando el instrumental del himno de la consagración, invito a los pies de este escenario, a los que hoy darán el paso de consagrarse como Hijos de María.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús: 

Pueden aproximarse.

 

Y, a través de esta consagración, les abriré la puerta a la gran oportunidad de la renovación de los votos a todos aquellos que ya se consideran Mis Hijos; y para que, a través de este grupo de Hijos Míos que hoy consagraré, surja un nuevo Rosario de Luz por Brasil, almas que sustentarán a través de la oración el fin de estos tiempos, los desafíos y experiencias que vivirá este país.

Su voz, la voz de cada Hijo que hoy se consagrará, será escuchada a través de cada nuevo Rosario de Luz. Yo invito a propagar ese bendito ejercicio del Rosario de Luz en las familias, en las naciones, por donde vayan, en el mundo entero.

Todos deben conocer la Gracia de ser parte de un Rosario de Luz, porque en cada nueva consagración de Hijos de María, cada corazón, cada alma y cada espíritu se convierte en una cuenta de Luz de Mi gran Rosario Universal, a través del cual Yo puedo orar en plenitud, gozo y alegría, para presentarle a Dios la gran redención de todos Sus Hijos.

Por eso, hoy bendigo a los que forman parte de Mi ejército de Luz en la superficie de la Tierra, bendigo a aquellos, Mis amados hijos, que sostendrán en estos tiempos definitivos la bandera de la Paz por Brasil, clamando a través de la oración por Paz y por Misericordia para esta Tierra bendita de Dios, escogida como la cuna de la Nueva Humanidad.

Como la Señora Aparecida, como la Reina de la Paz, como la Señora de la Sagrada Figueira, Yo los bendigo y los consagro como Mis Hijos; bajo la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Ahora, Yo quiero escucharlos cantar. 

Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 108.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Oh, mi Jesús,
perdónanos y líbranos del fuego del infierno,
lleva a las almas todas para el Cielo,
y socorre, principalmente,
a las que más necesitan de Tu Misericordia.

Amén.
(tres veces)

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y verán venir la Luz en la peor noche del mundo, cuando todo parezca perdido. 

La Luz llegará al mundo para poder salvarlo, para poder redimirlo y así, poder rescatarlo.

Esa Luz traerá entendimiento y sabiduría, restablecerá las Leyes en el planeta, guiará a los corazones perdidos, para que todos, absolutamente todos, tengan la Gracia de reencontrar la Tierra Prometida.

Pero esto aún está por suceder, porque las naciones del mundo, es decir los pueblos, ya tomaron las decisiones de los próximos pasos a seguir, decisiones que no está unidas a Dios en muchos de los casos.

Por eso, Yo vendré como esa Luz, en la noche más oscura del mundo, para traerles a las consciencias el restablecimiento del Amor y de la Paz, del Poder que Dios Me ha dado desde el principio, por medio de Su Misericordia y de Su Compasión.

Yo vengo, con este Mensaje y en esta hora, a prepararlos. Hoy, no puedo decirles más que esto, compañeros; porque, en este tiempo definitivo, las naciones y los pueblos toman sus decisiones, y esto no le corresponde a Dios, sino a la elección de las almas, elecciones que son conscientes ante el universo y que, tarde o temprano, repercuten en toda la humanidad.

Por eso, en esta Maratón de la Divina Misericordia, Yo los llamo más que nunca al recogimiento, a silenciar sus mentes y sus ideas, a silenciar sus palabras y a ingresar conscientemente en el universo de la oración, para que la Ley de Mi Divina e Insondable Misericordia pueda trabajar en este mundo y, más aún, pueda disolver los acontecimientos que se aproximan en el próximo ciclo.

Por eso, deberán estar muy fortalecidos y a través de este recogimiento espiritual, que Yo les ofrezco, sus almas tendrán la chance de prepararse conscientemente para lo que llegará.

Deben fortalecerse conscientemente, buscar más que nunca la alianza con Dios, colocarse todos los días ante la Llama del Divino Propósito y preguntarse a ustedes mismos: 

¿Qué estoy haciendo?

¿Coopero con el Plan?

¿Trabajo por la paz y por el bien?

¿Soy consciente de todo lo que recibo del Universo?

¿Respondo conscientemente por todo lo que he recibido como Gracia?

En esta Maratón de la Divina Misericordia, Mis queridos compañeros, deberían replantearse la actitud de sus vidas, a través de estas preguntas; porque, tarde o temprano, a cada uno de ustedes les llegará el momento de dar el gran y último paso, para que la indiferencia, la mezquindad y hasta la ignorancia de esta humanidad se disuelva de una vez y para siempre, a través de seres conscientes y despiertos que comprenden internamente, y más allá de la vida material, lo que significa participar y corresponder al Plan de Dios.

Por eso, Yo les pido que oren por aquellos que no darán el paso. No esperen que la humanidad sea consecuente con el Plan Divino, no se ilusionen ni tengan expectativas. No busquen realizaciones en la vida material, busquen realizarse en el camino espiritual, para que sus almas estén dentro de la senda crística, despertando los dones y las virtudes, los Sagrados Impulsos que Cristo les enviará a todos Sus apóstoles de los últimos tiempos.

Por eso, tomen una postura inmediata, una postura consecuente y responsable que dé señales de entendimiento y no de incoherencias, de una madurez espiritual que la Jerarquía necesita de cada uno, sabiendo que el mundo está sufriendo completamente y que son pocas las Islas de Salvación en la superficie de la Tierra.

Por eso, decídanse, de una vez y para siempre, a ya no darle trabajo a la Jerarquía Espiritual, sino que sus vidas sean una solución viva para lo que el Plan necesita concretar y llevar adelante.

Por eso, planifiquen sus vidas conforme al Plan de la Jerarquía. Mientras mantengan el Plan de la Jerarquía en un estado secundario, no lo comprenderán y tendrán grandes dificultades para poder vivirlo y llevarlo adelante.

Por eso, redimensionen sus prioridades, y comiencen así a redimensionar sus actitudes y todas sus preferencias, porque la gran noche oscura llegará al mundo y no pasarán muchos años para que esto suceda.

Hoy, con Mi Mirada hacia el suelo, con Mi Rostro hacia Dios, con Mi Espíritu en recogimiento, les hago comprender y sentir la gravedad de estos tiempos; porque hoy Mi Corazón no se puede encender, muchos son los pecados y las faltas del mundo. Grande es Mi Misericordia por las almas y pocos son los que se deciden a poder vivirla.

Mi Vida, en este planeta, tuvo un gran significado. Den valor, en estos tiempos, a la dolorosa Pasión de Jesús, para que las almas que ya se condenaron tengan una oportunidad de redención.

¿Ahora, comprenden, compañeros Míos, el momento y el paso que están siendo llamados a vivir? La escuela cambió, ¿lo percibieron?, ¿lo comprendieron?, ¿ya lo están viviendo?

La Jerarquía no se detendrá. Muchos son los desafíos en el fin de estos tiempos, grandes son los sufrimientos que existen en esta humanidad.

¿Quién aplacará, junto con Cristo Jesús, todos los dolores del mundo, a través de una vida de entrega y de amor?

Yo los vengo a hacer madurar como Mis apóstoles, y esto ya no son solo palabras, necesito que sea una realidad en ustedes. Necesito instrumentos de paz y de bien, porque son pocos los buenos instrumentos que Yo tengo en la superficie de la Tierra.

No permitan que la Fuente de Mi Divina Misericordia se cierre. No permitan que el mundo ostente la Justicia Divina, porque no la conoce; grande es la ignorancia de la humanidad y grande es el sufrimiento de muchos corazones. Aún hay mucho que hacer por este mundo y por esta humanidad.

¿Quién tomará de Mis Manos la Sagrada Corona, la Corona de Espinas de Jesús, y la hará parte de su consciencia, para madurar Conmigo en estos tiempos y vivir la verdadera tarea planetaria que el Padre los llama a vivir?

Piensen, por un momento, en todo lo que les digo.

El mundo busca vivir en las puertas inciertas, sumergirse en el océano de la ilusión y hasta olvidarse de Dios. Por eso, más que nunca, comenzando por ustedes, deben replantear sus vidas, deben definir el camino a seguir.

Mi Corazón siempre está abierto a todos, a los que buscan la paz.

Que este encuentro sea un momento de reflexión y no un Mensaje más; que sea la base espiritual que todos necesitan para poder dar el paso, porque una vez más Yo Me ofrezco al Padre por ustedes, para que sean instrumentos de Mi Misericordia, pacificadores del Cristo Redentor.

Por último, quiero decirles que ya no hay tiempo. Deben fortalecerse en Mí, a pesar de lo que suceda o a pesar de lo que vean. Su esperanza no puede estar conmovida, debe estar fortalecida en Mí a través del Fuego del Amor que Yo les ofrezco para hacerlos libres, algún día, de ustedes mismos y de las maldades del mundo.

Yo les agradezco por escucharme y por ser conscientes de todo esto. Reciban en sus manos y, sobre todo, en sus corazones las llaves que Yo les entrego para esta transición planetaria, para que cada día estén más maduros en Cristo, porque es necesario y urgente.

No permitan que los pilares de la Obra de Dios desaparezcan de la superficie de la Tierra. 

Yo les prometí retornar al mundo y así lo haré. Por eso, los preparo para ese gran momento, para que atraviesen la noche oscura y encuentren Mi Luz en el abismo, la Luz Eterna del Amor de Dios que no cambia, que no se transfiere, sino que se multiplica en Gracia, Unidad y Sabiduría para todas las almas.

No se olviden de que tengo sed. Sacien Mi sed en esta Maratón. 

Ahora, llegó el momento de que en verdad los vea reunidos y unidos en el Propósito, a pesar de las distancias y de los acontecimientos.

Esta es la hora de su gran prueba, de que estén Conmigo o de que no estén Conmigo. Hoy, esta es Mi Verdad para aquellos que aspiran a vivir la escuela crística, aunque no la comprendan, pero sí la acepten.

Les doy Mi Paz y, a través de Mi oración. Los bendigo en esta próxima jornada orante de la Misericordia. No se olviden de Mis Palabras, a través de ellas les dejé el próximo paso, el próximo camino a seguir.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Mensaje extraordinario
MENSAJE DEL PADRE ETERNO, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE CZESTOCHOWA, POLONIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Cuando tu corazón está afligido por todo lo que ves y por todo lo que vives, es señal de que estás perdiendo la confianza en Mí. 

Pero escucha: nunca te condenaría por tus errores o por tus faltas, solo te mostraría, cuántas veces fuera necesario, que Me estás perdiendo de vista y que, por diferentes situaciones, te alejas de Mi Mano.

Dile al mundo que Soy Misericordioso y que no tengo una vara para medir la Justicia.

Dile a todos que tengo un Corazón de Padre que siente y que vive con pesar lo que Sus Hijos de la Tierra eligen y hacen. 

Eternamente, tengo Mis Brazos extendidos hacia el mundo y hoy, muy, pero muy pocos, lo pueden percibir.

Mi Amor sigue siendo un misterio, porque las almas escogen amores ajenos. Pero, en verdad, les digo a todos que Soy simple, que Mi Amor es profundo porque sin Amor no podría Ser su Creador, Aquel que contempla la vida desde el Infinito.

Por eso, dile a todos que los espero, que los comprendo, que sé cuán difícil es la batalla espiritual de estos tiempos. Pero también, dile a Mis Hijos que tengo cientos de ejércitos angélicos para cada uno. 

Tengo tanto para darles, que nunca lo podrían medir o comprender. Mi Amor y Mi Providencia no son una cuota, no son una condición. Mi Amor por ustedes es una donación inconmensurable.

Dile a todos que los siento cerca; y aún más, los siento a todos cuando pierden Mi Mirada, una Mirada de Padre que los conoce por dentro, una Mirada que no juzga ni tampoco castiga.

El castigo que está viviendo el planeta es generado por ustedes mismos, Mis Hijos de toda la humanidad.

En Mi Reino están los tesoros y la felicidad que les prometí desde el principio; pero las almas, muchas veces, no Me reconocen a través de todas las señales que les doy.

Hoy, están ante una civilización espiritual y físicamente enferma, esclava de los vicios, de los placeres y de la ambición de querer poseer y extraer los recursos de la Creación.

Yo no les di el planeta para que lo contaminaran, y fueran indiferentes al contaminar y agredir a los propios Reinos que están al servicio del equilibrio espiritual. Ni siquiera la propia agua que beben, de las entrañas de la Tierra, es pura.

Sé que la mente de la mayoría de Mis Hijos está en la sobrevivencia. Pero les aseguro que está la solución, están los recursos del Cielo y del universo para que se puedan regenerar, por dentro y por fuera.

¿Qué esperan? 

¿Ustedes piensan que llegará del Cielo? 

No, no llegará, Mis Hijos; la solución está dentro de ustedes. Tienen todas las herramientas y los medios para poder hacerlo. 

Ustedes aprendieron a conquistarse, aprendieron a destruirse, aprendieron por el asedio de Mi hijo, el ángel enojado, a quitarse la vida.

A través de los tiempos, muchos se preguntaron si el inconveniente o la inflexión de la Creación estuvo en la rebelión del ángel caído, y Yo les respondo: “Sí, lo estuvo”; porque fue allí cuando verdaderamente comenzó el llamado aprendizaje de toda la Creación.

Fue el gran momento y lo sigue siendo hasta los días de hoy, en el que es probada la compasión y la paciencia infinita, más allá de todos los errores cometidos desde ese momento hasta los días de hoy.

Pero, Me podrían preguntar: ¿Padre, hubo una falla en Tu Divino Proyecto? 

No, no lo hubo. Lo que hubo fue una temida desobediencia a las Leyes Superiores, y esto ha sido así desde aquellos tiempos.

Cuando tu vida está desorientada, aun en el aparente camino de la espiritualidad, debes detenerte, confesar que ya no puedes más solo. A partir de ese acto sincero, todo se revierte, se encuentra la Luz en el fondo del abismo.

Ahora, cuando una consciencia se equivoca, o tropieza en la misma falla, no es saludable vivir de la culpa porque no se llegará a ningún resultado. Culparse es no reconocerse como Hijo o Hija de Dios.

La cura de esta situación está en la confianza y en la fe, que son impulsos que todo lo transforman y todo lo redimen.

En esa culpa y en ese autocastigo se encuentra el mundo. 

Por eso, les pido que hagan el esfuerzo correcto para que muchos más abandonen ese círculo vicioso de la culpa y del victimismo.

Sean inteligentes y abracen la cruz con gratitud. Porque cuando no hay gratitud, la cruz personal se vuelve muy pesada; cuando hay reclamo no hay liberación espiritual. 

Salgan de ese estado y ayudarán a que la arraigada indiferencia mundial ya no sea la causa de tantos males y situaciones inciertas.

Este es el esperado fin de los tiempos. No hay otro tiempo en el que puedan vivir. Acéptenlo.

Mi Hijo, el Redentor del mundo, les prometió el Gran Espíritu Consolador. Aquí está, Yo Soy el que Soy.

Soy ese Infinito e Inconmensurable Espíritu que los ama y que los ilumina en la actual noche oscura planetaria.

No se dejen empujar por lo que viven de incierto. Nada prevalecerá por encima de Mi Amor, porque Mi Amor viene a sanarlos, viene a hacerlos retornar a la Casa de su Padre Eterno.

Que hoy sientan disolverse sus pesadas cadenas del pecado, para que el pecado original sea liberado de la humanidad.

Que hoy sientan disolverse sus pesadas amarras, para que el mundo sea finalmente liberado de la dualidad.

Porque Mi Amado Hijo les prometió Su Retorno y, ese Retorno tan esperado, está cerca. Crean en ello.

Estén en vigilia y oración para poder reconocerlo.

Que la Eterna Luz de la Fuente los bendiga, los proteja y los ampare.

Que la cura espiritual sea una realidad, sea el camino para la definitiva reconciliación de toda la humanidad con el Reino de los Cielos.

Hoy, hago un testamento de Mis Palabras.

Los amo, infinitamente, más de lo que lo pueden concebir.

Vuestro Padre Eterno, 

Adonai

 

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Delante de lo que sucede en el mundo, Dios está en silencio y, una vez más, Él envía a Su Hijo para ayudar a los que más necesitan y, especialmente, a los que atraviesan las guerras, la esclavitud y el tráfico de personas.

Hoy, su Maestro y Señor se encuentra en los planos internos en esos lugares y se sirve de este potente canal de Luz del Centro Mariano de Figueira para poder llevarles a las almas que más necesitan el consuelo y la paz, el amor y la esperanza, que, entre hermanos de una misma humanidad y planeta, son disueltos a través de las guerras y conflictos.

Vean ahora Mi Corazón Espinado, horriblemente ultrajado por los que son impunes y no aceptan vivir la Ley de Dios, por aquellos que someten a sus hermanos de las naciones y de los pueblos. Yo vengo por todos ellos. Vengo por el último y por el más perdido, porque todos son rescatables para Mi Corazón, aunque en las apariencias parezca imposible.

En este tercer impulso que hoy les traigo, no solo los preparo para la próxima Sagrada Semana, sino también los preparo para asumir con responsabilidad el Plan de Dios, para que sepan que ahora lo más importante es que cada una de sus vidas esté confirmada a Mí, porque ya no tengo recursos para justificar los errores del mundo.

Por eso, necesito de almas decididas y definidas. Necesito de almas que se ofrezcan a ser víctimas de Mi Amor y que no solo se dejen traspasar por Mi Amor, sino también por Mi Voluntad, porque será a través de los pequeños grupos de almas que Su Maestro y Señor llevará adelante Su Retorno al mundo.

Por eso, en este momento, Yo necesito que sean valientes, que asuman Conmigo lo que hay que asumir y soportar. No hablo de algo externo, sino de algo profundo, en donde Su Maestro y Señor trabaja por las almas y por las esencias, por todos aquellos que necesitan de una oportunidad.

Esa debería ser su regla: que trabajen para  Mí, que Me sirvan y que se entreguen a Mi Corazón, para que en este momento agudo del planeta en donde todo está permitido, las almas tengan una oportunidad, así como ustedes la tuvieron Conmigo desde el principio que los convoqué a estar a Mi lado.

Para eso, los invito a ofrecer cada una de sus pruebas, cada uno de sus desiertos, hasta cada una de sus incomodidades, por una sola razón: para que Su Maestro y Señor, ante el Padre Eterno, tenga cómo justificar los graves pecados de la humanidad, para que esta situación del fin de los tiempos no se vuelva incontrolable e insostenible, sino que a través de pequeños grupos de almas, de almas que se postulen a ser víctimas de Mi Amor, una vez más, Yo pueda interceder por el mundo de la misma forma que intercedí hace dos mil años atrás.

Tomen como ejemplo lo que pasó hace dos mil años atrás con la humanidad y en el punto en el que la humanidad se encontraba, no solo desde el punto de vista material, sino también espiritual.

Ahora, la humanidad está en una situación más grave y compleja, y el Espinado Corazón de Su Maestro y Señor necesita de almas valientes y dispuestas a soportar la cruz de este mundo, una cruz invisible, imperceptible y silenciosa, que solo se sostiene por amor, para que los que están condenados y perdidos tengan una última oportunidad.

Por eso, les pedí hasta hace poco tiempo que tuvieran el corazón pronto. Esto no es una poesía, es una afirmación de una consciencia que es responsable en Cristo y por Cristo, de una consciencia que tiene la sabiduría y el discernimiento para darse cuenta de que la humanidad se está precipitando rápidamente y que muchas de las situaciones, que hoy suceden en el mundo y en las naciones, son creadas por la propia humanidad, por aquellos que son impunes y que creen tener el poder por encima de Dios.

Sé que muchos se han preguntado en estos tiempos, ante una guerra como la de Ucrania, ante una guerra como la de Yemen, la guerra de Etiopía o la de la ultrajada Siria, ¿dónde está el Poder de Dios para derrotar a esos hombres impíos?

Aquí, Dios no desafía a nadie, Dios no ostenta nada ante nadie, sino no sería Dios. Es un Padre de Amor y de Misericordia, que a través de estos dos atributos Él traza la Justicia para el mundo en la hora cierta y en el momento oportuno.

Por eso, todo lo que hoy sucede en el mundo algún día terminará. Ustedes, como Mis apóstoles y compañeros confirmados, deben seguir orando con fervor y no permitir que su oración se enfríe o hasta se desvanezca; porque, en este momento, la unión de las almas a través del verbo orante es imprescindible para todo lo que sucederá.

Tengan confianza y fe en todo lo que les estoy diciendo, comprendan que no les puedo decir más que esto, porque la Voluntad de Dios solo es conocida por el propio Dios, por Su propio Hijo y por el Espíritu Santo. Pero si ustedes siguen amando lo desconocido, lo que es inmaterial, desde esos niveles de consciencia llegarán los auxilios que ustedes y sus hermanos necesiten, y les aseguro que ustedes sabrán en dónde estar y qué hacer en el momento cierto.

Este es un tiempo de un dolor crecido y agudizado, de un sufrimiento causado a la humanidad y a los pueblos a través de la impunidad y de la corrupción, que el Padre nunca había visto. Es que el propio Padre Eterno se ha dado cuenta hasta dónde pueden llegar Sus hijos cuando están viciados por el poder y la impunidad.

Pero tengan presente que todas esas situaciones o acciones no pueden ir más allá de lo material, que por encima de todas estas cosas está la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de todas Sus Jerarquías Angélicas y Arcangélicas que, en este momento de la humanidad, trabajan de forma incansable en los planos internos para proteger las esencias del mundo entero, a todas las esencias posibles.

¿Ahora comprenden la importancia de su oración en estos tiempos?

La verdadera victoria que alcanzó Cristo en la Cruz no se dio de forma externa, sino interna, y esa victoria se construyó a través del silencio, irradiando la Paz y el Amor para los que lo crucificaron y lo condenaron.

Los invito a amar ese misterio, pero no esperen que ese misterio se revele; vivan ese misterio en sus vidas y ustedes por sí mismos lo develarán, porque aprenderán a amar como Yo amé, aprenderán a perdonar como Yo los he perdonado, y así sabrán curar las heridas más profundas en sí mismos y en sus hermanos.

Hoy, les vengo a decir todo esto porque Mi Padre ha visto que hay almas que habiendo recibido todo de su Maestro y Señor no lo han valorado, le han dado la espalda a su Redentor por sus propias resistencias y miedos y, a pesar de estar a Mi lado hace tanto tiempo, Mi Amor no tocó sus corazones.

¿Quién pagará esta deuda?

Todo lo que viene del Universo no se desperdicia. Aprendan a vivir en la economía espiritual que los lleva a administrar, con sabiduría y entendimiento, los impulsos que vienen de la Jerarquía, impulsos preciosos y determinantes que solo intentan elevar sus conciencias cada día más, para que algún día comprendan y sepan sobre la Voluntad de Dios.

Hoy, Me alegro por estar aquí con los Míos y con los consecuentes, con aquellos que a pesar de sus propias imperfecciones intentan, todos los días, seguir Mis huellas, las huellas de Luz del Redentor, animándose a profundizar en los grados de amor y de entrega, animándose a ser los Cristos del Nuevo Tiempo.

Por eso, más allá de todo lo que sucede en el mundo y que es muy doloroso para Mí como para ustedes, siempre vean la Luz, la Luz de Cristo, más allá de las tinieblas. Sigan esa Luz, tengan como propósito la Luz de Mi Corazón; y, a través de esa concentración en la Luz de Cristo, cierren Conmigo las puertas al mal y lleven a las almas más oscurecidas de este mundo a que vuelvan a encontrar el océano de Mi Misericordia, porque solo a través de la Misericordia el mundo se redimirá.

Este Corazón Espinado de Cristo, que hoy les expongo, ahora es un Corazón Luminoso, un Corazón lleno del Amor de Dios por las almas, un Corazón que cura y que sana, un Corazón que redime, que les trae la paz y el consuelo que cada uno necesita.

Así, anímense a seguir cargando con la cruz por el mundo, anímense a ser valientes y a seguir los pasos que Yo les estoy indicando, porque como les dije, hace un tiempo atrás, harán más cosas que las que Yo hice, cosas más grandes que las que hizo su Maestro y Señor. Por eso, también les digo que deben tener sus corazones prontos para hacer cosas más grandes que las que Yo hice; y cuando las estén viviendo una a una, recordarán lo que hoy les dije.

Es así, que Yo los invito a amar la simplicidad para que este mundo pueda recuperar su inocencia. Yo los invito a amar la pureza para que este mundo pueda recuperar el amor. Yo los invito a adorarme, a reconocerme en los Sacramentos y en el corazón de cada hermano, para que este mundo recupere la esperanza que ha sido condicionada y sepultada por los impunes.

Pero cuando Yo retorne, así como retornaré durante la próxima Sagrada Semana, cada una de sus almas, cada uno de sus espíritus, tendrá la oportunidad y la Gracia de vivir la síntesis Conmigo. Una síntesis espiritual que les recuerde todos los impulsos recibidos de Mi Corazón a través de los tiempos.

Eso los preparará para lo que llegará, y así los podré tener donde los necesito, en diferentes lugares del mundo para transmutar Conmigo, para que las almas se liberen de su esclavitud material y espiritual, y así cuando Yo retorne en Gloria, mostrando Mi verdadera Faz, la Faz del Cristo Solar y Cósmico, todas las almas Me puedan reconocer. 

Porque, en esa hora, les prometo que ya no existirá angustia, pena o desesperación, sino existirá una alegría que brotará de los corazones simples y humildes, de los corazones que perseveraron en Mí y a través de Mí; y Yo los reuniré para darles de comer de Mi Glorificado Cuerpo y para darles de beber de Mi Preciosa Sangre, del Cáliz que señalará la gran hora de la redención planetaria, en la que el mal será retirado y el Reino de Dios volverá a descender a través de Mi Madre Celeste y de todas las Huestes de Luz que celebrarán con la Nueva Raza el surgimiento de una Nueva Humanidad.

Para que puedan comprender físicamente este tercer impulso que hoy les traigo, los invito a celebrar Conmigo la Eucaristía. Y hoy, de manera especial, invitaré a este altar a todas las Madres de la Orden que están aquí presentes, para que se ofrezcan por las madres de la guerra, para que esas madres que sufren los conflictos y las persecuciones tengan la fuerza y la esperanza de seguir adelante.

Celebremos en paz.

A los pies de la destrucción de este mundo, nos ofrecemos como víctimas del Amor de Dios para que Mi Sagrado Corazón triunfe en este planeta y en todas las almas que más necesitan, en esta hora, del consuelo y del perdón. Que así sea.

Así como fue en la noche que reuní a Mis apóstoles para revelarles el Misterio de Mi Amor, hoy reúno a todos los apóstoles del fin de los tiempos ante el preámbulo de esta próxima Sagrada Semana; para que, a través de la institución de la Eucaristía y de la celebración del Misterio del Amor de Dios, todas las almas posibles se preparen para ese importante encuentro Conmigo.

Bendice, Señor, este vino que se convertirá en Mi Sangre. 

Bendice, Señor, esta agua que, en unidad perfecta, bendecirá a las almas.

 

Adonai, Tú que eres Santo,
Amoroso, Poderoso e Invencible,
no mires los horrores de este mundo,
sino la fidelidad de las almas,
de aquellos que a pesar de sus pruebas
e incertidumbres siguen firmes Mi Camino,
el Camino que los lleva hacia Mi Paz,
y que esta celebración Eucarística
sirva de comunión con todas las almas
que siempre Me dicen sí. 

Que esto, Padre, consuele Tu Corazón.
 

Delante de los Universos Celestiales, así como fue en la Última Cena, Padre Amado, vuelvo a tomar el pan para ofrecértelo, a fin de que sea transubstanciado en Mi Cuerpo por los ángeles del Cielo; y así, lo vuelvo a partir, para ofrecerlo a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres, para el perdón de los pecados”.

 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.

Amén.

 

De la misma forma, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos para ofrecerlo al Padre Eterno, a fin de que el vino sea transubstanciado en Mi Sangre; y así, lo vuelvo a ofrecer a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.

 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.

 

He aquí Mi Cuerpo y Mi Sangre, felices los que se sirven de este Sacramento y lo ofrecen por aquellos que no lo viven, que no lo adoran y que no lo reconocen, a fin de que Mi Divina Misericordia, insondable e inextinguible, llegue a todas las almas posibles.

Ofrezcamos este Sacramento por las madres de la guerra, para que el espíritu sagrado de la maternidad, concebido por la Sagrada Energía Femenina, se reconstruya y se restablezca, a fin de que todos los hijos de Dios se sientan amados y protegidos por sus madres de la Tierra.

Oremos:

Padre Nuestro, en arameo.

Así como Mi Paz está en este lugar, que esta Paz se expanda y se multiplique en toda la Tierra, para que los mundos internos reconozcan al Cristo Vivo. Que la Paz descienda a la Tierra.

Y los invito a fortalecer su fe así como la fortaleció el centurión romano, porque su propia fe curó a su siervo. Los invito a pensar en esto.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.

Amén.

Con la alegría de este encuentro y de este reencuentro de las almas postulantes a ser víctimas de Mi Amor, les anunciamos a todos los hermanos del planeta, a todos los devotos del Sagrado Corazón de Jesús, la Comunión Espiritual.

Oremos, así como oró el Ángel de la Paz:

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra, 
 en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido;
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María, 
 os pido la conversión de los pobres pecadores. 

Amén.

He cumplido Mi promesa, sus corazones están prontos a través de los tres impulsos recibidos para vivir una síntesis espiritual Conmigo en la próxima Sagrada Semana. Solo les pido una cosa, nunca dejen de ser valientes por Mí, así aprenderán a superarse y a trascenderse todos los días.

Les agradezco por este recibimiento y este amor interior. Hoy, la Sagrada Figueira vuelve a iluminar al mundo.

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Cerramos este trabajo con Cristo, en silencio y recogimiento. Y nos preparamos para recibir mañana, con mucha alegría, a nuestro amado Instructor San José.

Podemos ir en paz.

Mensaje extraordinario
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 98.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Muchos de Mis apóstoles están llegando a un momento que Yo ya viví por ustedes, hace mucho tiempo.

Para que Me puedan comprender, para que Me puedan sentir, para que puedan interiorizar cada una de Mis Palabras, les contaré una parte de Mi historia, una historia que no fue escrita en la Biblia, en ningún libro sagrado.

Esa historia es semejante a lo que ustedes están viviendo en este momento, no solo por la transición planetaria, no solo por lo que está atravesando la humanidad, sino también por lo que cada uno de ustedes debe entregarme, porque este es el tiempo de la madurez de Mis apóstoles.

Cuando Yo cumplí 21 años, 13 años antes de la gran entrega de su Maestro y Señor, realicé un viaje muy importante al Lejano Oriente.

Esos acontecimientos fueron registrados en algunos de los Evangelios, que fueron retirados para que la humanidad no los conociera.

Pero hoy, Yo vengo a contarles qué fue lo que su Maestro y Señor vivió a Sus 21 años, cuando siendo aún muy joven comenzó a prepararse para beber del Cáliz que, tiempo después, un día el Padre Eterno le ofreció en el Huerto Getsemaní.

En ese viaje, tuve que aprender como hombre, pero también como Consciencia, a asumir la superación de la condición humana, una condición que arrastraba a la raza humana hacia la perdición. Les hablo de hace mucho, pero mucho tiempo.

Ese viaje, tan importante, fue una retribución que Mi Corazón realizó a los llamados “Reyes del Desierto”, que llegaron de tierras muy lejanas para reconocer en la ciudad de Belén, el Nacimiento del Mesías.

Así, comprenderán cómo la trayectoria de sus vidas está trazada por la Voluntad de Dios y cuando las almas no viven la Voluntad de Mi Padre solo sufren y sufren.

En aquel tiempo, a Mis 21 años, bajo la compañía espiritual de Mi Madre Celestial y la ayuda interna de los primeros esenios que Me acompañaron en los planos internos para esa Misión, su Maestro y Señor primero llegó a los países árabes y, ante los grandes imanes de la época, el Hijo de Dios no fue reconocido externamente, Él fue reconocido internamente, solo al haber pasado por ese lugar.

En esa ocasión, visitando los pueblos árabes, Mi Padre Me dio a conocer la importantísima tarea que Él mismo realizó a través de los tiempos, en los orígenes de esos pueblos y de esas religiones; no solo revelando Sus Nombres Sagrados que eran pronunciados e invocados, sino también Él Me dio a conocer la Sagrada Geometría de Su Proyecto Divino para los primeros pueblos que habitaron este planeta.

Allí pude conocer el misterio de la Sabiduría de Dios, que Él sembró y colocó en los pueblos más antiguos del planeta.

Habiendo recibido esa instrucción, que era preparatoria para el momento de Mi gran entrega, su Maestro y Señor, a los 21 años de vida, siguió viaje hacia la India; y en esa ocasión fue para recordar y para recoger los frutos de esa experiencia que el Padre una vez realizó en Mi Consciencia, con otra faz y con otros trajes.

Fue en ese momento, en el que su Maestro y Señor recibió la revelación del misterio de la Compasión de Dios y, ante los reyes antiguos de la India, pude comprender, a los 21 años de vida, por qué en este mundo, y hasta los días de hoy, existe el sufrimiento, y cómo la esencia de la Divina Compasión es capaz de no solo liberar a las almas del sufrimiento, sino que también es capaz de absorberlas, transformando todas las condiciones y limitaciones humanas por el simple hecho de amar.

Si en la India no hubiera tenido esa experiencia, creo que no hubiera tenido la fuerza para beber del Cáliz en el Huerto Getsemaní.

Esa experiencia y esa misión concluyó en Egipto, en las tierras del gran patriarca Moisés, uno de los sucesores del Arca de la Santa Alianza. Allí se completó Mi experiencia preparatoria para que, retornando a Tierra Santa en los años siguientes, ya Mi Corazón estuviera pronto para vivir lo que vine a vivir por ustedes.

En las tierras de Moisés, en la región del Monte Sinaí, el Padre Me dio a conocer aún más la inmensidad de Su Misericordia, la infinitud de Su Piedad por este proyecto del planeta, por la redención humana, por todas las generaciones que llegarían después de Mí hasta los tiempos de hoy.

En ese sagrado lugar del Monte Sinaí, su Maestro y Señor pudo conocer la vida eremítica, porque en el absoluto desierto es donde encontramos solo a Dios para que nos quite la sed, para que nos consuele, para que nos fortalezca y para que nos renueve.

En ese sagrado lugar del Monte Sinaí pude presenciar, con Mi visión interna, los sagrados tesoros de las Jerarquías Espirituales del universo y todo lo que sucedería en los tiempos venideros con las generaciones futuras que tendrían la Gracia de despertar a la Conciencia Cósmica y de saber que la vida, en este planeta, es más amplia e infinita de lo que parece, que las generaciones futuras podrían saber que la vida no termina aquí y que la verdadera vida se encuentra en las estrellas, en los soles y en las constelaciones.

Cuando regresé a Tierra Santa, después de tres meses de viaje, Mi Madre Me esperaba en Nazaret. Allí, Ella también había vivido la misma experiencia, en Su estado de contemplación y devoción, acompañando cada paso del Hijo de Dios, porque sabía que esa misión que viví a los 21 años no era solo una iniciación, sino también una preparación para lo que vendría después.

¿Por qué creen que hoy les cuento todo esto? 

Mi finalidad no es que tengan más conocimiento, sino que crezcan en el amor, en el amor maduro que se entrega, el amor que los renueva, que los lleva a arriesgarse cada día más, a vivir mayores experiencias de amor por Mí, sin importar lo que signifique o lo que represente.

Muchos de ustedes, desde el punto de vista espiritual, se encuentran en los 21 años de su evolución; y aquí, compañeros, no tiene nada que ver la edad evolutiva ni tampoco la edad material.

Muchos se encuentran viviendo los 21 años de su evolución y están ante el umbral, ante la oportunidad de dar un gran paso, un paso más firme y más seguro, un paso hacia la madurez y hacia la responsabilidad. 

Esa madurez y esa responsabilidad les permitirá comprender, en este tiempo crítico, que ustedes ya no pueden estar primero en todo, sino que todo lo demás, que es más necesario y urgente que ustedes mismos, debe estar primero en sus vidas para que asuman la madurez espiritual y material, para que el Padre Celestial les entregue mayores responsabilidades y mayores tareas.

Muchos de ustedes podrían creer que no están prontos para esto. Pero recuerden lo que hace poco tiempo les dije, que el eje del planeta es sostenido por un finísimo hilo de Luz, ese hilo de Luz se debe fortalecer para que nunca se rompa, para que no se desarrollen más acontecimientos en la humanidad y en el planeta.

En este momento, la humanidad no tiene justificación ante Dios. Es el amor y la responsabilidad de mis apóstoles, es la madurez y la consciencia de Mis compañeros, lo que generará una verdadera justificación ante Dios, para que la Misericordia descienda y la Justicia Divina se detenga.

Sé que, a través de estas Palabras y de este Mensaje, coloco a sus mundos internos en una presión ardiente. Pero sepan que Mi deber es decirles la verdad y abrirles sus ojos, los ojos de la consciencia, pero también abrirles sus corazones para que no se cristalicen, para que no se endurezcan, para que nunca pierdan la sensibilidad ante la realidad de estos tiempos.

Como hace 2 000 años atrás, nuevamente esta historia se vuelve a repetir en el presente, con pocos haré todo lo que debo hacer. Pero este es el tiempo de Mis apóstoles, de los apóstoles maduros y disponibles, capaces de ir más allá de sí mismos, capaces de renunciar más allá de sí mismos, capaces de entregarse aún más por Mí.

En este último mes del año, y antes de que ingresen en un nuevo año, deben pensar y reflexionar sobre estas cosas, porque están en el momento de no solo poder recordar quiénes fueron, sino también están en el momento de saber para qué vinieron aquí y qué es lo que aún deben cumplir bajo la guía de la Voluntad de Mi Padre.

No vengo a pedirles que sean perfectos, les vengo a pedir que alcancen la perfección a través de la entrega y del servicio; porque quien confía en Mí no tiene por qué preocuparse, ni siquiera de sus propias miserias.

Porque a quien verdaderamente está Conmigo, Yo lo liberaré de sus cadenas y opresiones. Yo lo sanaré con Mi Mano Curadora y se liberará para siempre de sí mismo; y su alma no vivirá más en una prisión espiritual, sino que como un águila de luz volará hasta las altas cumbres de la Casa del Padre, para ser parte de Sus Divinas Moradas.

Este es el Mensaje que quiero dejarles a todos los que son fieles a la oración del corazón y en especial a los Encuentros de la Maratón de la Divina Misericordia.

A partir del próximo ciclo, serán ustedes, Mis compañeros y Mis amigos, los que deberán sostener a través de la oración misericordiosa todo lo que sucederá en el planeta; porque a los 21 años de su evolución, están en el momento cierto de dar el gran paso, sin que Yo esté presente. Pero tengan fe, porque desde lejos, desde Mi Gobierno Espiritual, estaré rezando por ustedes para que, algún día, sean Cristos.

Y ahora, en este silencio, que los invito a vivir internamente Conmigo, comulguen de Mis Palabras para que sus corazones estén prontos para lo que llegará.

Recuerden que Mi Madre es su Madre, y si el Hijo de la Madre de Dios entregó lo más valioso que tenía a los pies de la Cruz, entregó a Su Madre para cada uno de ustedes, ¿son capaces de creer que lo conseguirán?, ¿que conseguirán entregarse como Yo Me entregué?

Eso es todo lo que hoy quiero decirles, y les agradezco por tener la valentía de animarse a sentir cada una de Mis Palabras.

Recemos, frase a frase.

 

Oración: Cristo de la Luz.

 

Que esta Maratón sea el gran paso de los apóstoles para los tiempos que llegarán.

Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mis hijos:

Sigan orando el Rosario fervorosamente, a fin de que la Justicia Divina sea aplacada, a fin de que la humanidad equivocada no siga pagando el castigo que está recibiendo. 

Yo, como Madre que los sostiene desde Fátima, vuelvo a pedirles que no solo oren por la paz y por el fin de los conflictos; también les pido que recen por las causas imposibles, para que la mayor cantidad de hijos Míos despierte de este sueño, en el cual muchos se encuentran.

Mi corazón sufre al ver que tantos hijos creyentes y religiosos dudan si el camino que recorren los llevará a encontrarse con Mi Hijo; pero Mi enemigo teje una red oscura que se alimenta a través de las almas ambiciosas, insensibles y hasta aparentemente pacíficas.

Por esa razón, Mis amados hijos, les pido que sus oraciones no sean solo repeticiones, sino que sean oraciones que les permitan hablar con Dios y consolar Su Corazón lastimado por las ofensas del mundo.

Por ese motivo, nuevamente estoy en Fátima, para llevar a todos Mis Hijos, que lo acepten, hacia el centro esencial de su pureza interior; porque la humanidad ya perdió no solo su pureza, sino también su inocencia.

Como Madre del Santísimo Rosario, vengo una vez más a rezar junto a Mis hijos, a fin de que existan mejores condiciones y oportunidades para interceder por esta sufrida humanidad.

Agradezco a todos los que, en fidelidad, rezan Conmigo, respondiendo a Mis súplicas, lo que los lleva hacia la Paz de Fátima, la Luz que los lleva a la Paz.

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

Ahora, desde el Santuario de Fátima, el Padre Celestial envía a Su Sierva fiel a propagar en el mundo la renovación de la devoción al Inmaculado Corazón de María.

En esa renovación del compromiso de consagración de todos los Hijos de María, que será un simple ejercicio interior, ustedes permitirán que su Madre Celeste interceda por situaciones de Europa y del mundo con mayor amplitud.

Ahora, más que nunca, sus corazones, hijos Míos, deben estar unidos al Mío diariamente, para que ciertas situaciones en la humanidad sean evitadas y otras situaciones puedan ser disueltas, porque Mi aspiración y deseo de Madre Celestial es que ya no sufran más.

Por eso, queridos hijos, reviviendo la renovación de su devoción al Inmaculado Corazón de María, concederán la Gracia extraordinaria de que sus almas sean partícipes de los ejércitos orantes de la Luz, de estos tiempos.

Quiero que esa devoción de sus vidas por Mí sea capaz de aplacar cualquier situación en este momento y que las puertas de la Justicia Divina no se abran, sino que la gran puerta del Corazón misericordioso de Mi amado Hijo sea capaz de neutralizar o de transmutar todo aquello que está en contra del bien común y de la paz.

En esta escuela, que el Reino de Fátima les ofrece, Yo los llamo para que el espejo del corazón de cada hijo Mío sea ese lucero interior que ilumine al mundo y atraiga el sagrado Espíritu de la Paz.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

La guerra espiritual continúa su batalla en los planos internos.

Su compromiso con el Santo Rosario los fortalecerá y les dará discernimiento en el momento que más lo necesiten.

Dejar de rezar el Santo Rosario, en este momento, es como andar en lo oscuro de este mundo, sin poder ver la luz interior.

Hijos Míos, desde los primeros tiempos le dijimos a la humanidad que en la oración, hecha con el corazón y no solo con palabras, está la victoria de su redención, porque en la oración encontrarán a Mi Hijo.

La oración los conducirá al puerto seguro en este momento de adversidad mundial.

Queridos hijos, Yo les enseño que en las experiencias simples está su despertar, y en la oración están todos los atributos y las virtudes que hoy ustedes necesitan para aprender a atravesar este momento crítico.

Hijos Míos, los vuelvo a llamar a la renovación de su compromiso espiritual con el Santo Rosario, porque algunos de Mis hijos se olvidan y no le dan la importancia que el Santo Rosario tiene.

Yo les pido que no se distraigan. Juntos, tenemos que triunfar en esta última batalla para que la ceguera o la ignorancia no continúen confundiendo a los corazones que deciden alejarse de Mi Hijo.

Debemos proteger con la oración a las almas frágiles porque, en este tiempo, las personas tomarán decisiones precipitadas y, de la noche a la mañana, se olvidarán completamente que ellas estaban al lado de Mi Hijo, siendo acogidas por Su Gracia.

Oremos, hijos, para que la Justicia de Dios no siga siendo provocada por la ignorancia de las almas.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado con consciencia!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hoy oro para que el Inmaculado Corazón de María ampare en Su interior a las almas perdidas, las que no encuentran el sentido de la propia vida, las que están confusas y no saben el motivo de existir, a las que no conocen el Amor y la Gracia de Dios. 

Hoy oro para que el Inmaculado Corazón de María acoja en Su interior a las almas frágiles, a las que luchan por ser fieles, pero que sucumben a las tentaciones del mundo, a las que se pierden en los vicios, a las que ceden al caos y al mal. 

Oro para que las almas que claman por auxilio vean los brazos de la siempre Virgen Madre de Dios extendidos al mundo. Que tomen esas manos, firmes y delicadas, que cruzan los universos y los Cielos, ante la Ley de la Justicia, y derraman Misericordia sobre el mundo.

Oro para que el Inmaculado Corazón de María sea conocido, para que las almas sepan reverenciar el Amor de una Madre que detiene las Leyes y la Ira de Dios y clama por Sus hijos más perdidos. 

En tiempos de transición y de definiciones, hijos, oro para que las almas comprendan que el Amor de la Virgen María va más allá de toda comprensión humana. Ella toma de las manos hasta a las almas más perdidas y las conduce al Hijo, que las conduce a Dios.

Sepan orar con María Santísima, no solo por la paz, sino también por el perdón, por la esperanza, por la salvación de las almas más pecadoras, porque Ella es, hijos, la que clama al Primogénito para que Él coloque Su atención sobre el agua que debe ser transformada en vino. Ella es quien sustenta la cruz de Sus hijos, quien persevera más allá del dolor, quien se mantiene de pie. Ella es quien les enseña a servir en silencio, a manifestar y a perpetuar el Plan de Dios, aun cuando Dios parezca estar ausente. Ella les enseña a estar en el Padre, en todas las circunstancias, haciendo de la propia vida la puerta hacia el Reino de Dios.

Por eso, oro para que hoy no solo sea honrada, sino, sobre todo, sea vivida la unión con el Inmaculado Corazón de María.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Existen tantos diálogos con Dios como milésimas de segundo en el tiempo del mundo. A cada instante, un alma entra en diálogo con su Creador, se confiesa, le expone sus necesidades y deseos, sus pesares y alegrías, sus quejas y agradecimientos, su silencio y su canto, sus angustias y su paz. Y aun los que dicen no creer en Dios entran en diálogo con el Señor, sus almas van más allá de cualquier incredulidad, porque el diálogo con el Creador es algo natural como respirar y vivir.

Cada diálogo que les conté trae un impulso para que sepan que Dios no solo escucha los cuestionamientos más profundos de sus almas, sino que también que responde con Sabiduría, Compasión y Amor a cada uno de ellos. Por eso, hijos, tendrán no solo que hablar y hablar delante de Dios, sino también silenciarse para escucharlo.

Orar es entrar en diálogo con el Creador, y un diálogo es hecho de verbo, pero también de silencio. Entonces, dispongan sus corazones para que Dios también encuentre espacio en sus almas para hablarles, para que sea Él quien inicie el diálogo, para que corrija sus vidas, los inspire y los guíe, les indique el camino y les enseñe a retornar cuando estuvieran recorriendo el camino errado.

Hay en su interior un puente hacia el Corazón del Padre, puente que debe estar siempre pronto, siempre uniendo las dimensiones, siempre creando vínculos entre el Creador y Sus criaturas.

Así, hijos, podrán escuchar a Dios y no dudarán de que es Él quien les habla al corazón. Dios transmite Paz, Humildad y Misericordia, pero habla también con Rectitud, con Justicia y con la Ley. En todo, sientan Su Profundo Amor por la vida.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Poemas al Inmaculado Corazón de María 
Vigesimoseptimo poema

Acto final de consagración 
al Corazón Inmaculado de María, 
con motivo del mes mariano

 

Venerable Reina de los Ángeles,
Escudo protector e invencible de las almas perdidas,
Auxilio inmediato de todos los cristianos,
Intercesora y Mediadora Celestial,
Templo Inmaculado de la Sabiduría de Dios,
Espejo de la Justicia Divina,
Patrona de todas las naciones y de todos los pueblos,
Señora del Santísimo Rosario,
Te agradecemos por estar presente en nuestras vidas
y Te ofrecemos todo nuestro ser,
para que se cumpla en nosotros la Voluntad Divina.

Unidos a Tu eterno Rosario de Luz,
nos consagramos como Tus hijos orantes 
y legionarios de Tu amoroso Corazón consolador.

Ayúdanos a levantarnos de nuestras caídas,
para que, caminando firmes 
hacia el encuentro con Cristo,
seamos la victoria viva de la redención 
y de la paz en este mundo.

Te coronamos, Virgen Santísima,
Te agradecemos, Madre del Amor,
Te reverenciamos, Rosa de la Paz.

Que Tu Manto de Luz nos envuelva,
en esta caminata de la vida,
para que podamos servir a Dios de todo corazón.

Acepta nuestra consagración.

Amén.

 

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Un alma, que temía la Justicia de Dios, oraba y clamaba constantemente por Misericordia y un día, sintiendo que el ciclo de esa Justicia había llegado al mundo, le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, Tú que eres el Dios del Amor, de la Gracia y de la Misericordia, capaz de entregarte en la Cruz por la salvación del mundo, explícame entonces lo que es la Justicia y cómo un Dios de Amor puede actuar con Justicia sobre Sus hijos”.

Y, mirando a esa alma con paz, el Señor le respondió: “Alma amada, que ignoras el verdadero sentido de Mi Justicia Divina, la Justicia de Mi Corazón es una Ley, impregnada de un amor tan grande como la Divina Misericordia. Mientras la Misericordia eleva a los que están ciegos y les concede lo mejor de Mi Reino, aun a los ignorantes, Mi Justicia primero les lava sus ojos, se los abre y hace que las almas sean conscientes de todo cuanto Yo ya les entregué.

Después de derramar Misericordia sobre los corazones y verlos aún sumergidos en la indiferencia, en la ingratitud y en la inconsciencia, Mi Espíritu vierte sobre ellos la Justicia. Y la Justicia es un rayo de Amor de Mi Corazón que estremece a las almas y derriba sus ilusiones más arraigadas, para que así puedan percibir la verdad y se arrepientan.

Lo que causa sufrimiento en las almas no es Mi Justicia, sino su propia ignorancia, porque perciben que estaban afirmadas en bases de arena, mientras que Yo les ofrecí tantas veces la roca de Mi Corazón. La Justicia, alma pequeña, es parte de Mi Amor, para que ninguno de Mis hijos permanezca en el mundo sin despertar y sin percibir lo que realmente es y cuál es el camino que debe recorrer.

Por eso, ante la Justicia, no sufras, sino solo ora para que esta nueva oportunidad, que llega a través de la Ley de la Justicia, no pase también en vano por las almas ignorantes, y que ellas puedan hacer de esta corrección divina el primer paso para enderezar sus caminos”.

Que este diálogo les enseñe, hijos, a amar a Dios, a Su Misericordia y a Su Justicia, y a comprender que la acción de las Leyes es justa y colmada de un celestial amor por las almas.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo 

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy vengo con el pequeño Niño Jesús en Mis brazos para llevarlos a un nuevo estado de consciencia, un estado en el que pueden ver el mundo, no con las limitaciones de los hombres, sino con la perfección de Dios, contemplando la verdadera necesidad de estos tiempos, contemplando las Leyes que se mueven, que ingresan en la Tierra, Leyes que nunca antes actuaron en el planeta.

Muchos creen que ya conocieron la Justicia Divina, cuando en la era de los patriarcas Dios les hablaba con Justicia.

A lo largo de los siglos, esa Justicia se fue desarrollando, profundizándose y, a medida que la consciencia humana se transformaba, toda la Creación se transformaba.

Las Leyes y los Rayos ya no son los mismos de los primeros tiempos de la Tierra o de los primeros tiempos de esta Creación. Cada ciclo es nuevo y, por más que traiga semejanzas con tiempos anteriores, todo se renueva.

Llegó el tiempo de la Misericordia, la Nueva Alianza entre Dios y los hombres, sellada por Cristo en Su Cruz, confirmada por Él en Su Ascensión a los Cielos. Y a pesar de que esa Alianza sea eterna, para vivirla se deben corresponder con ella.

Para que puedan estar bajo una ley, deben atraer esa ley a sus vidas. Cuando no lo hacen, hijos, no justifican la Sangre derramada en la Cruz y por más que esa Sangre esté disponible, eternamente entregada a todas las criaturas, si sus corazones no están abiertos, ella fluye del Corazón de Cristo y no transforma sus vidas.

Los ciclos continúan pasando, y llegó la Ley de la Justicia, una Justicia que no es la misma de los primeros tiempos. Ella no viene con la ira de Dios, porque Dios solo se silencia. Las Leyes trabajan por sí solas, porque llegó el tiempo en el que la propia humanidad, como potencial cocreadora ante Dios, puede ser también responsable por su propia evolución.

En eras pasadas, Dios les hablaba a los hombres, les hablaba con Justicia y con lo que conocen como ira, que en verdad es el Rayo profundo de la Voluntad Divina que la humanidad no podía comprender. Ese Rayo descendía a la Tierra con toda su potencia, para romper las estructuras más duras y arcaicas de la humanidad. Pero cuando los seres humanos comenzaron a abrirse al amor, las Leyes comenzaron a actuar de una forma diferente, y el Creador encontró un espacio para transformar el mundo de otra forma, a través de un Amor mayor que trascendía todas las leyes, todas las formas, toda la vida.

Ese fue el Amor de Dios en Su Hijo.

Ese Amor aún permanece resonando en los cuatro puntos de este mundo y en toda la vida. Muchas veces se derrama sobre la Tierra sin que sean conscientes de él.

Dios constantemente le entrega oportunidades a cada ser. Les entrega lo mejor, lo que de más perfecto hay en el universo, las mejores oportunidades de evolución para aquellos que menos lo merecerían, porque Su Amor no actúa de acuerdo con la justicia de los hombres, sino con la Misericordia que nace de Su Corazón.

Hoy vengo con el Niño Jesús en Mis brazos para que, ante Su Presencia, comprendan este nuevo ciclo.

Su Misericordia continúa resonando, Su Sangre continúa derramándose sobre el mundo, Dios continúa entregando oportunidades a la humanidad, pero cada ser debe escoger en estos tiempos el camino que seguirá.

Siendo así, hijos, esta es una nueva era de Justicia. La Misericordia no dejará de existir, pero el Creador ya no intercederá por Sus hijos como antes. Él se mantendrá en silencio, un silencio que hablará profundamente a toda la Creación, porque el silencio de Dios significa una oración profunda, desconocida para todos los seres, inclusive para aquellos que, en las dimensiones de los ángeles y de los arcángeles, están constantemente a los Pies del Creador.

En el silencio de Dios, Su Amor por las criaturas se expande, y aquellos que se abren para escucharlo, para dejar que Su silencio resuene en el propio interior, que se abren a ese Amor infinito, ingresan en las dimensiones de ese Amor y viven una experiencia de transformación única, reconociendo el verdadero potencial de los seres humanos, reconociendo la unidad que sucede entre el Creador y Sus criaturas, comprendiendo lo que significa abrir las puertas entre las dimensiones y vivir la semejanza con Dios.

Todo eso ocurre cuando simplemente los seres corresponden al Amor del Creador, dejan de lado su pequeñez, sus aparentes imperfecciones y, con esfuerzo, buscan trascenderse cada día para abandonar la condición humana y conocer la condición de hijos de Dios.

De esa forma, atraen hacia sus vidas las Leyes sublimes y, dando un único paso, esas Leyes los conducen y los elevan a pasos cada vez mayores, más amplios y más profundos.

Pero, cuando los seres saben que Dios está en silencio, cuando ya conocen Su Misericordia e ignoran todas las oportunidades que Él les da, otras son las leyes que atraen hacia sus vidas: la ley de la justicia, la ley del sufrimiento, la ley de la soledad, del abandono, de la angustia y de la desesperanza.

Quiero que así comprendan, hijos, que no es Dios quien está diseñando sus vidas, sino ustedes mismos.

Este es el ciclo de la definición de la humanidad. Ya no pueden vivir como criaturas comunes, cuando fueron diseñados para ser hijos de Dios, semejantes a Él, cocreadores que traen en su interior, en su esencia más profunda, una posibilidad de transformar la Creación, como ni siquiera los Arcángeles lo pueden hacer.

Comprendan, así, la responsabilidad que tienen ante toda la vida y, de esa forma, ya no permanezcan en las cosas pequeñas, aquellas que los atan y los prenden a este mundo. Mediten sobre lo que les digo y en lo que Dios les habla a través de cada Mensajero Divino.

Nosotros llegamos al mundo como eco de la Voz del Creador, que se está pronunciando por última vez en este ciclo de la humanidad. No porque Él no ame a Sus criaturas y no desee hablarles eternamente, pero, si no fuera de esa forma, jamás descubrirán quiénes son y esta Tierra se autodestruiría por la ignorancia de los hombres.

Es posible reparar el sufrimiento, es posible despertar a los seres a través del amor, del servicio y de la oración constante; pero no es posible ingresar en la consciencia del otro para definir sus pasos según la Voluntad Divina. Cada ser debe vivir su propia definición.

El mayor servicio que pueden prestar hoy, en nombre de toda la humanidad y por la elevación de las almas que viven en la ignorancia, es dar sus propios pasos en dirección al Padre, es vivir ese Amor infinito, descubrir ese misterio que se esconde en su interior, dejar que ese Amor se expanda y transforme todo aquello que está a su alrededor. Y así, entregar un ejemplo al mundo a través de la propia vida, porque de esa forma estarán generando una oportunidad de redención, no solo para las propias almas, sino para toda la Creación, para mundos y universos que desconocen.

Ustedes son una gota de agua en el océano infinito, pero no cualquier agua. Un agua viva que cuando ingresa en ese océano es capaz de transformarlo, de transformar a todas las otras gotas, mares y a toda la vida que habita en él.

Sé que muchos no creen en lo que les digo y ni siquiera creen que Yo estoy aquí; pero Yo no vengo para que crean en Mí, vengo a entregarles una instrucción para que ustedes mismos vivan la experiencia de atraer hacia las propias vidas las Leyes divinas o las leyes humanas.

Hagan la experiencia, hijos, de dejarse transformar por el Amor de Dios que desciende sobre ustedes cuando oran, cuando sirven, cuando se silencian ante algo que les causa angustia, que hiere sus egos humanos y contraría a sus personalidades.

Cuando permiten que el otro se exprese, que el otro crezca, ustedes crecen desde adentro hacia afuera, porque cuando renuncian a los protagonismos del mundo es Dios quien encuentra un espacio para ser protagonista dentro de ustedes, y nadie los verá, pero es allí en donde el verdadero sentido de la vida se cumple.

Den gracias por todo lo que recibieron. Agradezcan al Creador permanentemente y eleven sus consciencias más allá de las necesidades humanas, más allá de sus aspiraciones y de sus voluntades, más allá de sus planes y metas para la vida en este planeta. Elévense a través de la gratitud.

Hoy el Niño Jesús, en Mis brazos, señala el infinito, y en él pulsa el Corazón de Dios que los llama a retornar, a retornar en esencia, a retornar a Él sin dejar de existir, a retornar a Dios, estando en el mundo y haciendo de este planeta una parte de Su Corazón.

Eso es lo que son llamados a vivir.

Hoy, sobre este altar, un misterio más de Dios les es revelado. Un misterio poco comprendido, porque muchos no saben lo que significa un objeto sagrado. Muchos cuestionan e ignoran las diferentes Gracias que Dios les concede a los hombres.

Un objeto sagrado, imantado por el Creador, es algo que les recuerda constantemente cuál es su verdadera misión, la que son llamados a vivir y cuál es el camino para hacerlo.

Un objeto sagrado es como un sello que los torna reconocibles ante los ángeles y arcángeles. 

Es como una señal, una señal de luz que en la oscuridad del mundo hará que las almas los reconozcan y sepan el camino.

Es un símbolo de protección y de Gracia, un símbolo de adhesión y de fe. Él fortalece su fe cada vez que se lo colocan y creen en todas las promesas que les entregamos.

Un objeto sagrado es un símbolo de cura, de reconciliación con Dios, cuando un alma perdida, enferma, lo recibe y cree que recibió un presente divino de las Manos de su Creador, para recordarle cuanto Él la ama.

Un objeto sagrado es un misterioso símbolo de la aproximación de Dios a los corazones de Sus hijos. Él está allí, silenciosamente, en cada pequeña medalla, en cada pequeño escapulario, hablándoles a sus corazones, recordándoles a sus esencias de dónde ellas partieron y para dónde ellas deben retornar. Eso, hijos, es un objeto sagrado.

Por eso hoy, aquí en Mi altar, se encuentran las medallas de Mi Castísimo Corazón, estas que, junto a Mi pequeño Hijo, Yo vengo a bendecir. 

Esta bendición resonará y permanecerá, por los siglos de los siglos, en cada medalla acuñada en honor a Mi Castísimo Corazón, y el misterio que hoy les traigo permanecerá en ellas y en todas las que vendrán, fortaleciendo la fe de los que creen que el Amor de Dios está allí.

Con Mi pequeño Hijo Jesús, impongo Mis manos sobre estas medallas y decreto, en nombre de Cristo y por la potestad que Dios Me entregó, que los Dones de Su Santo Espíritu permanezcan en ellas.

Que todas las bendiciones y promesas que Yo les entregué se cumplan. Que todas aquellas almas que las reciban se fortalezcan, despierten y se reconcilien con el Padre, que encuentren el camino en la oscuridad y ya no estén más perdidas. Que su sufrimiento se convierta en esperanza, que su dolor se convierta en reparación del dolor mayor y profundo que siente el Corazón de Dios al contemplar al mundo en estos tiempos.

Que las almas que las reciban escuchen el silencio del Creador, sientan su profundo amor y elijan vivir bajo la Ley de la Misericordia y no de la Justicia.

Que las almas que las reciban atraigan hacia sus vidas los rayos de la Gracia, de la cura y de la compasión, y sean consecuentes con ellos en todas sus acciones y pensamientos.

Por la Gracia de Mi Hijo, hoy en Mis brazos, entrego la paz a todos aquellos que lleven consigo esta pequeña medalla.

Escuchando Mis palabras, sé que algunas almas se preguntarán cómo hacer para atraer lo que Yo les dije hacia sus vidas para no vivir bajo la ley de la justicia, del sufrimiento o del dolor, pero sí de la Misericordia, de la Gracia y del Amor Divino.

Y Yo solo les respondo que sirvan, que sean agradecidos, que vivan cada palabra que ya les entregamos, que estudien lo que les dijimos, porque con una simple lectura cada día, la vibración de nuestras palabras por sí solas los transforma. Adoren el Corazón Eucarístico de Cristo y abran las puertas para que Él se exprese dentro de ustedes.

No busquen cosas para sí, no quieran acumular los tesoros del mundo, pero, en el silencio de sus almas, en lo profundo de sus corazones, en un diálogo y en un contacto con Dios, dejen que sus tesoros celestiales se manifiesten.

Nosotros ya les enseñamos qué hacer, ya derramamos bendiciones, Gracias como lluvias sobre sus vidas.

Solo deben crear las condiciones, cada día, para que ellas se manifiesten, y no les digo que sean perfectos, pero que se observen y siempre que estuvieran saliéndose del camino de la fraternidad y del amor, deténganse, pidan perdón e intenten hacerlo de nuevo de forma correcta, y no importa que caigan muchas veces, porque el calvario de estos tiempos también tiene muchas caídas, ustedes necesitan levantarse de ellas y continuar caminando hacia esta meta de superarse en el amor cada día.

Eso es lo que Yo tengo para decirles hoy, pero también debo cumplir un pedido del Creador, que Sus hijos comulguen espiritualmente para que reciban Sus Gracias y se fortalezcan, que sientan Su Presencia y que comulguen con el Cuerpo y con la Sangre de Cristo que se manifiestan en todas sus células en ese momento.

Pueden traer hasta aquí el altar y que venga Fray Yesua.

Cien de estas medallas quiero que lleguen a una hija Mía que, confiando en Mi llamado, día a día, atrae la Ley de la Gracia, no solo para el país en donde vive hoy, sino también para toda África.

Doscientas de estas medallas quiero que lleguen a la Casa Santa Isabel, llevando no solo Mi protección, sino el Amor de Dios para aquellos que generan méritos para la salvación de tantos niños en este mundo, a través de sus oraciones y de su pureza.

Quiero que los miembros de la Comunidad-Luz Fraternidad también reciban Mis medallas, porque, en su silencio y esfuerzo, a pesar de su imperfección, también generan méritos para la transformación de la humanidad. Y, poco a poco, que cada uno de los devotos que aspira a responder a este llamado y a recibir este terafín de Mi Casto Corazón también pueda recibirlo. Esto es lo que Yo más quiero para estas medallas y para todas las que vendrán.

Así como Dios Me concedió la potestad de derramar Gracias sobre el mundo, también se la concedió a cada sacerdote consagrado por Él. Es así que en Mi presencia y por la consagración de esta Eucaristía, orarán por todos los sacerdotes del mundo, por todos aquellos que se sienten desesperanzados por no poder repartir las Gracias de Dios y por todos aquellos que ignoran la Presencia del Creador en su vocación y la posibilidad que tienen de atraer las Gracias de Dios al mundo.

Comulgando espiritualmente con el Cuerpo y con la Sangre de Cristo, permitan que la Misericordia de Cristo llegue no solo a los que comulgan, sino también a los que reparten el pan y el vino transformados en el altar, para que esta vida abundante que se revela en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo pueda impregnar primero a sus corazones sacerdotales. Amén.

Fray Yesua:

En unión al Corazón de San José y al Corazón de Nuestro Señor, nos unimos a la Iglesia Celestial de Cristo y ofrecemos humildemente esta Comunión por todas las almas del mundo, por todos nuestros hermanos que en este momento necesitan el Amor y la Presencia de Nuestro Señor.

Recordamos aquel momento en el que Nuestro Señor tomó el pan, lo elevó al Padre dando gracias, lo partió y lo entregó a Sus discípulos diciéndoles: "Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por cada uno de ustedes, por el perdón de todos los pecados".

Escuchamos las tres campanadas, consumando la consagración del pan en el Cuerpo de Nuestro Señor.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos. 
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Y, del mismo modo, Nuestro Señor tomó el Cáliz y elevándolo al Padre, se lo pasó a Sus apóstoles, diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y eterna Alianza, que será derramada por el perdón de todos los pecados y por la salvación de todos los mortales. Hagan esto en Mi memoria hasta el final de los tiempos, hasta que Yo retorne".

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos. 
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Y reverenciamos juntos la Presencia del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Señor y, en profunda unión con Su Corazón, oramos juntos el Padre Nuestro en arameo.

Padre Nuestro (en arameo).

Que la Paz y la Misericordia de Nuestro Señor desciendan a la Tierra en este momento.

Y Te pedimos, Señor, que a través de esta Comunión nuestros hermanos en el mundo puedan también comulgar con Tu Cuerpo y con Tu Sangre. Amén.

Hermana Lucía de Jesús:

Y vamos a visualizar, en este momento, a todos aquellos que están en sus casas, a San José con el pequeño Niño en Sus brazos y, de las pequeñas Manos del Niño Jesús, vamos a recibir la Eucaristía, con la cual nuestras almas comulgan en nombre de toda la humanidad.

Que la Paz de Mi Casto Corazón, todas las Gracias y el Amor que nace del Corazón de Mi pequeño Hijo, el Hijo de Dios, puedan llegar a todas las almas, transformando y curando los corazones, los espíritus, y los cuerpos enfermos, para que encuentren la paz.

Con Mis palabras los bendigo y les agradezco por reflexionar de corazón todo lo que Yo les dije.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y con la intención de que la Cura de Dios llegue a los cuatro puntos de este mundo, vamos a finalizar esta oración con un cántico que atrae las Leyes divinas, la Gracia y las bendiciones de Dios al planeta.

Vamos a cantar, a pedido de San José, “Lluvias de Amor”. Muy agradecida a todos.

MENSAJE DIARIO DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Poemas al Inmaculado Corazón de María 
Decimotercer poema

Santísima Madre de la Verdad,
retira de nuestros ojos los velos que nos ciegan,
para que, siendo liberados por Ti de la ilusión,
de la ignorancia y de la indiferencia,
podamos reconocer la Obra majestuosa
de Cristo en la Tierra.

Señora de la Divina Justicia,
llévanos todos los días a comprometernos
con los Sagrados Mandamientos.

Nadie más que Tú
fue el obediente ejemplo de Dios
sobre la superficie de la Tierra.

Por eso, te suplicamos, dulce Señora,
haznos amar cada Ley Divina,
para que nuestras vidas sean espejos
de transparencia, de fidelidad y de compromiso.

Que nuestras emociones no nos confundan.

Haznos ver la realidad
en cada momento de la vida,
para que podamos aprender
y así, descienda sobre nosotros
el don divino de Tu Sabiduría maternal,
porque necesitamos, querida Madre,
madurar y responder como apóstoles de Cristo.

Impúlsanos a buscar la conscientización en todo.

Que nuestra respuesta al Plan Divino
no sea personal ni impulsiva,
sino que sea una respuesta acorde
a la sabiduría y al discernimiento.

Que seamos, ahora y siempre,
guiados por el Espíritu Santo.

Amén.


¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para comprender y amar la Justicia de Dios, primero, hijo, debes abrir tu corazón para conocer al propio Dios, puro Amor, Misericordia y Compasión, que, con ternura, aguarda el retorno de Sus hijos a la Fuente Celestial.

Con tu oración, con tu diálogo con el Creador, con la meditación sobre todas las santas palabras que Él ha enviado a lo largo de los siglos, con la adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo, con la contemplación de Su Sagrada Faz, con el silencio, con la propia vida, conoce a Dios y profundiza tu contacto con Él.

Busca saber quién es Él para que, entonces, sepas que Su Amor excede todos los límites y se oculta hasta aun en la justicia y en las correcciones que expresan Sus Leyes en la vida universal y planetaria.

Conoce a Dios y sabrás, hijo Mío, que Su amor, siempre presente, está sobre ti a través de los Ojos de Dios fijos en tu corazón. Deja que esa mirada te ampare. Encuentra tú también la Faz Sagrada de tu Creador y únete a Él, por medio de una mirada que encuentre la Suya y que se transforme, se funda, se disuelva en esa Presencia Divina. 

Todo eso se alcanza no solo con la fe, sino también con el esfuerzo permanente, con la rendición cada vez más interna, más profunda, de los espacios más ocultos de tu consciencia.

Cada día, entrégate más a Dios y sabrás cuánto Él también aguarda para entregarse a Sí mismo a tu corazón.

El Amor de Dios es un espejo que se refleja en tu interior para que lo profundices, para que aprendas a amar. Y cuanto más te abres para recibir el Amor del Padre, más ese Amor se expande y te transforma.

Pide la Gracia de conocerlo más, de dar más espacio a Su expresión, a Su Voz, a Su Vida, a Su Amor en tu interior.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando un corazón ama la Ley y la Gracia de Dios, vive bajo Su Amor y Su Misericordia. Vive escondido en la sombra de Su Presencia y, aunque caiga infinitamente, sabe que las Manos de su Padre estarán extendidas para levantarlo del suelo.

Cuando un corazón ama la Voluntad de Dios y cree en Su Plan, vive conforme a esa Voluntad y teme salir de Su camino. Ese corazón, ante las tentaciones, pide auxilio y Misericordia al Señor para mantener puro su espíritu y recto su camino de retorno a Dios.

Un corazón que escoge salir de la Ley y de la Gracia Divina es aquel que se rinde a sus voluntades, a sus pensamientos y a sus deseos más humanos, olvidándose del propósito de su vida y escogiendo dejarlo atrás, para vivir sus aspiraciones más humanas.

Ese corazón, hijos, no es frágil ante Dios, es frágil ante el mundo y se condena a sí mismo por creer que su alma es imbatible delante de las tentaciones, de la Ley y de la Gracia.

Ese corazón, que no reconoce los propios desvíos, en el momento correcto de corregir sus pasos se distancia tanto de la Ley y de la Gracia de Dios que se pierde y se cierra a sentir la Presencia de su Padre; cierra los ojos para no recibir Su Amor, y no lo percibe otra vez, hasta que Su Justicia comienza a descender del Cielo, como rayos que rompen su ceguera y su ilusión.

Pero, en ese momento, esa alma perdida necesitará encontrar, en su arrepentimiento y en su humillación, un nuevo camino que la haga reencontrar la Voluntad y la Gracia del Padre.

Nada está perdido, ni siquiera para el alma más pecadora, cuando ella se rinde, se humilla y se abre de corazón delante del Padre. En algún momento de sus pasos perdidos, el Creador la encontrará y la colocará en un nuevo lugar, en donde podrá vivir Su Gracia. Pero para eso, hijos, es necesario rendirse al Amor de Dios.

No les digo estas cosas para que teman, pero sí para que comprendan que aquella alma que escoge el mundo, cuando Dios la llama a vivir Su Voluntad, deja espiritualmente la Gracia y la sombra de Su Señor para vivir bajo Su Justicia y las ilusiones del mundo.

A pesar de eso, todos los caminos pueden ser corregidos. Muchas son las sendas que llevan al Amor de Dios y al despertar de la consciencia. Algunos escogen vivirlo a través de la Misericordia; otros, a pesar de ser hijos de la Misericordia, escogen la Justicia.

Las leyes se cumplen según las elecciones humanas. Por eso, sepan percibir que sus pequeñas y grandes acciones, sus sentimientos y su corazón, son la medida que los coloca en el lugar que escogen estar para aprender en este mundo.

Por eso, sepan estar en el lugar correcto.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mi Corazón está bañado de injusticias, pero es colmado por el amor de los que siguen adelante.

Mi Corazón siente la aproximación de la Justicia Divina, pero la mayoría de la humanidad no lo percibe.

La Justicia está descendiendo y la Misericordia le está dando su lugar para que la Justicia Universal comience a actuar.

Las almas no tienen consciencia de lo que significa la Justicia. Muchas veces juegan con ella al igual que un niño con un juguete. Comprendan con esta comparación todo lo que las personas están haciendo de sus vidas, cómo son capaces de perder completamente el sentido de la ley y de la lealtad.

Por eso, Mi Corazón también transmuta todo lo que siente Mi Padre y las consecuencias inesperadas que las almas podrían vivir.

Este es el tiempo de percibir la realidad y de asumir el fin de los tiempos. Es momento de comenzar a ver cómo la Justicia actúa a través de la atracción que las almas generan hacia sí mismas.

Cuando la Justicia actúa, coloca todo en su lugar y hace de cada etapa un aprendizaje.

Es hora de no generar más condiciones en las que la Justicia tenga que corregir severamente lo que en verdad y con inteligencia debería ser corregido por ustedes mismos.

¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!

Los bendice,

Su Maestro y Señor, Cristo Jesús

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