Viernes, 18 de marzo de 2022

El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Delante de lo que sucede en el mundo, Dios está en silencio y, una vez más, Él envía a Su Hijo para ayudar a los que más necesitan y, especialmente, a los que atraviesan las guerras, la esclavitud y el tráfico de personas.

Hoy, su Maestro y Señor se encuentra en los planos internos en esos lugares y se sirve de este potente canal de Luz del Centro Mariano de Figueira para poder llevarles a las almas que más necesitan el consuelo y la paz, el amor y la esperanza, que, entre hermanos de una misma humanidad y planeta, son disueltos a través de las guerras y conflictos.

Vean ahora Mi Corazón Espinado, horriblemente ultrajado por los que son impunes y no aceptan vivir la Ley de Dios, por aquellos que someten a sus hermanos de las naciones y de los pueblos. Yo vengo por todos ellos. Vengo por el último y por el más perdido, porque todos son rescatables para Mi Corazón, aunque en las apariencias parezca imposible.

En este tercer impulso que hoy les traigo, no solo los preparo para la próxima Sagrada Semana, sino también los preparo para asumir con responsabilidad el Plan de Dios, para que sepan que ahora lo más importante es que cada una de sus vidas esté confirmada a Mí, porque ya no tengo recursos para justificar los errores del mundo.

Por eso, necesito de almas decididas y definidas. Necesito de almas que se ofrezcan a ser víctimas de Mi Amor y que no solo se dejen traspasar por Mi Amor, sino también por Mi Voluntad, porque será a través de los pequeños grupos de almas que Su Maestro y Señor llevará adelante Su Retorno al mundo.

Por eso, en este momento, Yo necesito que sean valientes, que asuman Conmigo lo que hay que asumir y soportar. No hablo de algo externo, sino de algo profundo, en donde Su Maestro y Señor trabaja por las almas y por las esencias, por todos aquellos que necesitan de una oportunidad.

Esa debería ser su regla: que trabajen para  Mí, que Me sirvan y que se entreguen a Mi Corazón, para que en este momento agudo del planeta en donde todo está permitido, las almas tengan una oportunidad, así como ustedes la tuvieron Conmigo desde el principio que los convoqué a estar a Mi lado.

Para eso, los invito a ofrecer cada una de sus pruebas, cada uno de sus desiertos, hasta cada una de sus incomodidades, por una sola razón: para que Su Maestro y Señor, ante el Padre Eterno, tenga cómo justificar los graves pecados de la humanidad, para que esta situación del fin de los tiempos no se vuelva incontrolable e insostenible, sino que a través de pequeños grupos de almas, de almas que se postulen a ser víctimas de Mi Amor, una vez más, Yo pueda interceder por el mundo de la misma forma que intercedí hace dos mil años atrás.

Tomen como ejemplo lo que pasó hace dos mil años atrás con la humanidad y en el punto en el que la humanidad se encontraba, no solo desde el punto de vista material, sino también espiritual.

Ahora, la humanidad está en una situación más grave y compleja, y el Espinado Corazón de Su Maestro y Señor necesita de almas valientes y dispuestas a soportar la cruz de este mundo, una cruz invisible, imperceptible y silenciosa, que solo se sostiene por amor, para que los que están condenados y perdidos tengan una última oportunidad.

Por eso, les pedí hasta hace poco tiempo que tuvieran el corazón pronto. Esto no es una poesía, es una afirmación de una consciencia que es responsable en Cristo y por Cristo, de una consciencia que tiene la sabiduría y el discernimiento para darse cuenta de que la humanidad se está precipitando rápidamente y que muchas de las situaciones, que hoy suceden en el mundo y en las naciones, son creadas por la propia humanidad, por aquellos que son impunes y que creen tener el poder por encima de Dios.

Sé que muchos se han preguntado en estos tiempos, ante una guerra como la de Ucrania, ante una guerra como la de Yemen, la guerra de Etiopía o la de la ultrajada Siria, ¿dónde está el Poder de Dios para derrotar a esos hombres impíos?

Aquí, Dios no desafía a nadie, Dios no ostenta nada ante nadie, sino no sería Dios. Es un Padre de Amor y de Misericordia, que a través de estos dos atributos Él traza la Justicia para el mundo en la hora cierta y en el momento oportuno.

Por eso, todo lo que hoy sucede en el mundo algún día terminará. Ustedes, como Mis apóstoles y compañeros confirmados, deben seguir orando con fervor y no permitir que su oración se enfríe o hasta se desvanezca; porque, en este momento, la unión de las almas a través del verbo orante es imprescindible para todo lo que sucederá.

Tengan confianza y fe en todo lo que les estoy diciendo, comprendan que no les puedo decir más que esto, porque la Voluntad de Dios solo es conocida por el propio Dios, por Su propio Hijo y por el Espíritu Santo. Pero si ustedes siguen amando lo desconocido, lo que es inmaterial, desde esos niveles de consciencia llegarán los auxilios que ustedes y sus hermanos necesiten, y les aseguro que ustedes sabrán en dónde estar y qué hacer en el momento cierto.

Este es un tiempo de un dolor crecido y agudizado, de un sufrimiento causado a la humanidad y a los pueblos a través de la impunidad y de la corrupción, que el Padre nunca había visto. Es que el propio Padre Eterno se ha dado cuenta hasta dónde pueden llegar Sus hijos cuando están viciados por el poder y la impunidad.

Pero tengan presente que todas esas situaciones o acciones no pueden ir más allá de lo material, que por encima de todas estas cosas está la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de todas Sus Jerarquías Angélicas y Arcangélicas que, en este momento de la humanidad, trabajan de forma incansable en los planos internos para proteger las esencias del mundo entero, a todas las esencias posibles.

¿Ahora comprenden la importancia de su oración en estos tiempos?

La verdadera victoria que alcanzó Cristo en la Cruz no se dio de forma externa, sino interna, y esa victoria se construyó a través del silencio, irradiando la Paz y el Amor para los que lo crucificaron y lo condenaron.

Los invito a amar ese misterio, pero no esperen que ese misterio se revele; vivan ese misterio en sus vidas y ustedes por sí mismos lo develarán, porque aprenderán a amar como Yo amé, aprenderán a perdonar como Yo los he perdonado, y así sabrán curar las heridas más profundas en sí mismos y en sus hermanos.

Hoy, les vengo a decir todo esto porque Mi Padre ha visto que hay almas que habiendo recibido todo de su Maestro y Señor no lo han valorado, le han dado la espalda a su Redentor por sus propias resistencias y miedos y, a pesar de estar a Mi lado hace tanto tiempo, Mi Amor no tocó sus corazones.

¿Quién pagará esta deuda?

Todo lo que viene del Universo no se desperdicia. Aprendan a vivir en la economía espiritual que los lleva a administrar, con sabiduría y entendimiento, los impulsos que vienen de la Jerarquía, impulsos preciosos y determinantes que solo intentan elevar sus conciencias cada día más, para que algún día comprendan y sepan sobre la Voluntad de Dios.

Hoy, Me alegro por estar aquí con los Míos y con los consecuentes, con aquellos que a pesar de sus propias imperfecciones intentan, todos los días, seguir Mis huellas, las huellas de Luz del Redentor, animándose a profundizar en los grados de amor y de entrega, animándose a ser los Cristos del Nuevo Tiempo.

Por eso, más allá de todo lo que sucede en el mundo y que es muy doloroso para Mí como para ustedes, siempre vean la Luz, la Luz de Cristo, más allá de las tinieblas. Sigan esa Luz, tengan como propósito la Luz de Mi Corazón; y, a través de esa concentración en la Luz de Cristo, cierren Conmigo las puertas al mal y lleven a las almas más oscurecidas de este mundo a que vuelvan a encontrar el océano de Mi Misericordia, porque solo a través de la Misericordia el mundo se redimirá.

Este Corazón Espinado de Cristo, que hoy les expongo, ahora es un Corazón Luminoso, un Corazón lleno del Amor de Dios por las almas, un Corazón que cura y que sana, un Corazón que redime, que les trae la paz y el consuelo que cada uno necesita.

Así, anímense a seguir cargando con la cruz por el mundo, anímense a ser valientes y a seguir los pasos que Yo les estoy indicando, porque como les dije, hace un tiempo atrás, harán más cosas que las que Yo hice, cosas más grandes que las que hizo su Maestro y Señor. Por eso, también les digo que deben tener sus corazones prontos para hacer cosas más grandes que las que Yo hice; y cuando las estén viviendo una a una, recordarán lo que hoy les dije.

Es así, que Yo los invito a amar la simplicidad para que este mundo pueda recuperar su inocencia. Yo los invito a amar la pureza para que este mundo pueda recuperar el amor. Yo los invito a adorarme, a reconocerme en los Sacramentos y en el corazón de cada hermano, para que este mundo recupere la esperanza que ha sido condicionada y sepultada por los impunes.

Pero cuando Yo retorne, así como retornaré durante la próxima Sagrada Semana, cada una de sus almas, cada uno de sus espíritus, tendrá la oportunidad y la Gracia de vivir la síntesis Conmigo. Una síntesis espiritual que les recuerde todos los impulsos recibidos de Mi Corazón a través de los tiempos.

Eso los preparará para lo que llegará, y así los podré tener donde los necesito, en diferentes lugares del mundo para transmutar Conmigo, para que las almas se liberen de su esclavitud material y espiritual, y así cuando Yo retorne en Gloria, mostrando Mi verdadera Faz, la Faz del Cristo Solar y Cósmico, todas las almas Me puedan reconocer. 

Porque, en esa hora, les prometo que ya no existirá angustia, pena o desesperación, sino existirá una alegría que brotará de los corazones simples y humildes, de los corazones que perseveraron en Mí y a través de Mí; y Yo los reuniré para darles de comer de Mi Glorificado Cuerpo y para darles de beber de Mi Preciosa Sangre, del Cáliz que señalará la gran hora de la redención planetaria, en la que el mal será retirado y el Reino de Dios volverá a descender a través de Mi Madre Celeste y de todas las Huestes de Luz que celebrarán con la Nueva Raza el surgimiento de una Nueva Humanidad.

Para que puedan comprender físicamente este tercer impulso que hoy les traigo, los invito a celebrar Conmigo la Eucaristía. Y hoy, de manera especial, invitaré a este altar a todas las Madres de la Orden que están aquí presentes, para que se ofrezcan por las madres de la guerra, para que esas madres que sufren los conflictos y las persecuciones tengan la fuerza y la esperanza de seguir adelante.

Celebremos en paz.

A los pies de la destrucción de este mundo, nos ofrecemos como víctimas del Amor de Dios para que Mi Sagrado Corazón triunfe en este planeta y en todas las almas que más necesitan, en esta hora, del consuelo y del perdón. Que así sea.

Así como fue en la noche que reuní a Mis apóstoles para revelarles el Misterio de Mi Amor, hoy reúno a todos los apóstoles del fin de los tiempos ante el preámbulo de esta próxima Sagrada Semana; para que, a través de la institución de la Eucaristía y de la celebración del Misterio del Amor de Dios, todas las almas posibles se preparen para ese importante encuentro Conmigo.

Bendice, Señor, este vino que se convertirá en Mi Sangre. 

Bendice, Señor, esta agua que, en unidad perfecta, bendecirá a las almas.

 

Adonai, Tú que eres Santo,
Amoroso, Poderoso e Invencible,
no mires los horrores de este mundo,
sino la fidelidad de las almas,
de aquellos que a pesar de sus pruebas
e incertidumbres siguen firmes Mi Camino,
el Camino que los lleva hacia Mi Paz,
y que esta celebración Eucarística
sirva de comunión con todas las almas
que siempre Me dicen sí. 

Que esto, Padre, consuele Tu Corazón.
 

Delante de los Universos Celestiales, así como fue en la Última Cena, Padre Amado, vuelvo a tomar el pan para ofrecértelo, a fin de que sea transubstanciado en Mi Cuerpo por los ángeles del Cielo; y así, lo vuelvo a partir, para ofrecerlo a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres, para el perdón de los pecados”.

 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.

Amén.

 

De la misma forma, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos para ofrecerlo al Padre Eterno, a fin de que el vino sea transubstanciado en Mi Sangre; y así, lo vuelvo a ofrecer a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.

 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.

 

He aquí Mi Cuerpo y Mi Sangre, felices los que se sirven de este Sacramento y lo ofrecen por aquellos que no lo viven, que no lo adoran y que no lo reconocen, a fin de que Mi Divina Misericordia, insondable e inextinguible, llegue a todas las almas posibles.

Ofrezcamos este Sacramento por las madres de la guerra, para que el espíritu sagrado de la maternidad, concebido por la Sagrada Energía Femenina, se reconstruya y se restablezca, a fin de que todos los hijos de Dios se sientan amados y protegidos por sus madres de la Tierra.

Oremos:

Padre Nuestro, en arameo.

Así como Mi Paz está en este lugar, que esta Paz se expanda y se multiplique en toda la Tierra, para que los mundos internos reconozcan al Cristo Vivo. Que la Paz descienda a la Tierra.

Y los invito a fortalecer su fe así como la fortaleció el centurión romano, porque su propia fe curó a su siervo. Los invito a pensar en esto.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.

Amén.

Con la alegría de este encuentro y de este reencuentro de las almas postulantes a ser víctimas de Mi Amor, les anunciamos a todos los hermanos del planeta, a todos los devotos del Sagrado Corazón de Jesús, la Comunión Espiritual.

Oremos, así como oró el Ángel de la Paz:

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra, 
 en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido;
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María, 
 os pido la conversión de los pobres pecadores. 

Amén.

He cumplido Mi promesa, sus corazones están prontos a través de los tres impulsos recibidos para vivir una síntesis espiritual Conmigo en la próxima Sagrada Semana. Solo les pido una cosa, nunca dejen de ser valientes por Mí, así aprenderán a superarse y a trascenderse todos los días.

Les agradezco por este recibimiento y este amor interior. Hoy, la Sagrada Figueira vuelve a iluminar al mundo.

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Cerramos este trabajo con Cristo, en silencio y recogimiento. Y nos preparamos para recibir mañana, con mucha alegría, a nuestro amado Instructor San José.

Podemos ir en paz.