MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Una segunda etapa del desierto, que los seres viven en otro momento de su evolución, es estar en el desierto, hijos, en los brazos de María Santísima. 

Después de vivir el desierto interior, después de experimentar el vacío y el Encuentro, después de vivir el calvario de estos tiempos, llegará un desierto aún no vivido por ninguna alma, porque es el desierto espiritual que cruzarán en este momento del planeta, el desierto profetizado en el Apocalipsis. 

Su Madre Santísima cruzó y sigue cruzando muchos desiertos espirituales. Ella es conocedora de las almas y de sus caminos. Es Aquella que llevó las Palabras y los Dones de Cristo por los cuatro puntos del mundo y, por eso, conoció profundamente la condición humana y todos los caminos que los llevan a Dios.

Por eso, hijos, María Santísima es Aquella que conoce cada grano de arena de los desiertos espirituales que los conducen a Dios.

Allí, en donde todos los seres se confunden, se pierden, se desesperan, su Madre Santísima los coloca en Sus brazos y, segura de Su camino, cruza los vacíos y la soledad, y llega a Dios.

En el desierto, hasta aun Su adversario se ve confuso. Él persigue a las almas que están perdidas, pero no sabe encontrarlas cuando están en Dios. Por ese motivo, su Madre Divina recorre el desierto y toma a las almas perdidas en Sus brazos, una a una, para conducirlas a su destino.

Por eso les digo que, en estos tiempos de confusión y oscuridad, en el Apocalipsis y en el Armagedón del planeta, busquen a su Madre Celestial. Déjense encontrar por Ella y ríndanse en Sus brazos, porque cuando todo parezca perdido, Ella sabrá el camino; cuando ya no puedan caminar, Ella los tomará en Sus brazos y será bajo Su protección y sabiduría que ustedes llegarán a Dios.

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE LIMA, PERÚ, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Entonces, contempla en tus oraciones a este mundo y ven en dirección a los Altares Celestiales para clamar por un mundo herido y sin amor.

Jamás te olvides, hijo, que más que clamar por ti mismo, por tu evolución, estás llamado a clamar por el mundo. Aún más, te diré: deja tus necesidades a los Pies de Dios y sigue elevándote hacia el Corazón del Padre, para colocar allí a aquellos de tus hermanos que más lo necesitan.

Percibe que el tiempo pasa y las pruebas de la humanidad no cesan, sino que crecen cada día, porque así lo dictan las Leyes del Apocalipsis y de la definición humana.

Eres llamado a estar en paz y a ser, con paz en tu corazón, un puente entre el mundo perdido y el Corazón de Dios, para que la humanidad no pierda jamás su conexión con la Fuente.

Más que de tus tareas, incluso cuando obras para el Plan de Dios, más que de tu transformación, incluso cuando ella transforma la consciencia humana, recuerda, hijo, clamar por el mundo y cantar y orar dos veces, por ti y por los que no oran y no conocen a Dios.

Así como el Padre envió a Su Hijo para cargar la Cruz por ti cuando estabas adormecido, así te despertó el Amor de Dios para que hoy seas intercesor por las almas que están perdidas y para que no solo cargues tu cruz, sino la de toda la humanidad. Esa cruz se carga en el silencio del espíritu que vive el sacrificio con gratitud y que, ante el cansancio, le ofrece a Dios un poco más, clamando por misericordia para este mundo.

Tu mayor misión está en lo desconocido, así como la mayor Obra del Hijo de Dios estuvo oculta, porque lo que Él le trajo al mundo hasta hoy es incomprensible para la humanidad.

Si Cristo, parte del Dios Vivo en la Tierra, no fue comprendido por los hombres, no busques tú este camino sin antes imitarlo, y haz triunfar el amor por la intercesión de Su Verbo, que se eleva en el secreto y, en el poder de una oración oculta, trae la misericordia para este mundo.

Yo oraré contigo.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Este es el último tiempo de ilusión planetaria y es por eso, hijos, que las fuerzas del caos y del mal intentan desenfrenadamente crecer y multiplicarse en el mundo. Ellas saben que este es su último tiempo. Así como el Creador conoce Su eternidad, esas fuerzas conocen su fin.

Hijos Míos, este es el tiempo de cerrar los ojos a las influencias del planeta, porque cuanto más se aproxima el fin, más crece la ilusión y más confundidas están las almas, las mentes y los corazones.

Si no se aferran a la vida superior, si no vencen las tendencias del mundo para mantener su fe, mucho les costará seguir un camino espiritual verdadero. Ustedes confundirán el mensaje con el mensajero y, por no ver concretizadas las profecías en el tiempo y en la forma en que esperan, dejarán de creer en todo lo que aprendieron hasta ahora.

Permanecer en el amor es una misión para los valientes de espíritu, aquellos que confían más en Dios que en sí mismos, que están atentos a Sus Mensajes y no tanto a la forma como ellos llegan hasta el propio corazón.

El Apocalipsis ya está en acción, dentro y fuera de muchos seres. América está siendo cuidada por los Mensajeros Divinos; pero también llegará el tiempo, hijos, en que ella deberá vivir su purificación. El nacimiento de una Nueva Raza y de un nuevo principio de vida dependerá de cada corazón que permanezca ahí y de su disposición para perseverar más allá de las pruebas, para reconstruir el mundo, cuando llegue la hora.

Hijos, comprenderán plenamente lo que viven y la instrucción que les entregamos cuando estén despiertos en todos los niveles de consciencia y los velos ya no estén sobre sus ojos. Pero hoy quisiera hacerles comprender que los acontecimientos planetarios no se darán como ustedes esperan. Es tan así, que ya están ocurriendo y muy pocos lo percibieron.

Para que el caos de la Tierra no los confunda, afirmen cada día más la fe y la unidad de unos con otros. La oración que sustenta el corazón es la misma que mantendrá la mente sana.

Permanezcan con lo que les digo y no se olviden. Cuando llegue la hora, estas palabras serán como llaves que abren las puertas del nuevo tiempo.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos compañeros:

Quisiera recordarles que el mundo aún agoniza y padece por las acciones de la humanidad. Sin embargo, no les digo esto para martirizar sus consciencias y hacerlas sufrir un mal que no conocen. Les digo todas estas cosas porque, con todo lo que reciben a diario, deben ser un poco más consecuentes con sus acciones, aspiraciones, pensamientos y sentimientos. 

Muchos se olvidan, frecuentemente, de lo que sucede en el mundo y dejan que la consciencia se pierda en las distracciones del día a día y en los pequeños problemas internos, que se vuelven grandes, dada la enorme atención que colocan en ellos.

Los seres, en su mayoría, no reconocen verdaderamente que estamos en tiempos apocalípticos. Hasta los que se consideran más conscientes necesitarán de un gran impacto en la consciencia para que sepan que, en realidad, llegó el final de los tiempos para la humanidad actual.

Dios espera que aquellos que creen en Sus Mensajeros y que siguen Sus instrucciones estén más vigilantes que nunca y traten, por sobre todas las cosas, de manifestar en sí mismos el Propósito de Dios en el cual confían.

Yo siempre les dije que necesitan ser valientes, pero muchos toman esas palabras con un entusiasmo meramente emocional y creen que serán valientes cuando estuvieren delante del caos que se propaga por el mundo con violencia. Pero lo que vengo a mostrarles es que ese mismo caos habita dentro de las criaturas del mundo en sus debidas proporciones, y que debe ser purificado y elevado por la transformación de la consciencia.

Poco valdrá que Mi Casto Corazón descienda todos los días al mundo y deposite en los seres una parte de los códigos que alcancé como José de Nazaret, si sus corazones no hicieren nada o casi nada para desarrollar esos códigos dentro de sí.

No quiero desalentarlos ni desmerecer sus esfuerzos, pero deben reconocer que su distracción es muy grande y que aún se permiten, muchas veces, vivir los viejos patrones humanos, aun con todo el conocimiento que tienen de la actual situación planetaria.

Hoy Mi Corazón paterno les habla a los que aspiran a vivir la transformación y a los que no se sentirán heridos con lo que digo, pero sí impulsados a la madurez, porque vengo en este tiempo definitivo para entregar lo mejor que hay en Dios para aquellos que seguirán adelante.

No tendrán treinta años más para seguir con un cambio lento y precario, pues lo que construyen dentro de ustedes, hoy, es lo que resultará en los años que llegarán y es lo que dictará los pasos que darán como consciencias en el futuro del planeta.

Yo les aseguro que nada quedará como está y que, con los que acepten seguir adelante, el Plan de Dios se cumplirá.

Yo los amo y les advierto. Yo los guío y los protejo siempre, sobre todo de sí mismos.

Su amado padre e instructor,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Si contemplasen con el corazón las necesidades del mundo de una forma natural, sus propias necesidades se disolverían. Lo que sucede es que las consciencias no están verdaderamente conmovidas por lo que ocurre en el planeta y aún no se abrieron para comprender lo que está sucediendo. 

Mientras las almas se sumergen en los abismos planetarios, muchos aún están preocupados intentando ofrecer a Dios pequeños sacrificios y transformándose, con mucho esfuerzo, casi nada, cada día.

La imposibilidad de la transformación es impuesta por la consciencia que, al estar inmersa en sí misma, no consigue salir de sus propias dificultades; y lo peor que sucede en el mundo, para esa consciencia, es aquello que no consigue transformar.

Compañeros, en tiempos de Apocalipsis, sus proporciones deben cambiar en la consciencia: en lugar de estar tan preocupados con lo que sucede consigo mismos, coloquen la atención en el planeta y toda su vigilancia y oración para equilibrar el caos planetario.

Les aseguro que, si descubren el amor al Plan de Dios y, dentro de ese amor, la perseverancia absoluta en la concreción de ese Plan en todas las almas, en poco tiempo, no serán más los mismos y se disolverán en un propósito mayor.

El Señor necesita, en estos tiempos, consciencias capaces de renunciar a sí mismas; para que solo sean instrumentos de la manifestación de Su Plan, y eso se da cuando el ser dona todo de sí, incluso se dona a sí mismo, para que el propósito de Dios se cumpla en todas las almas.

Ustedes deben preocuparse menos con el cumplimiento del  propósito de Dios en sí mismos y más en toda la humanidad. Si todo lo hicieran para que el otro alcance la salvación, el despertar y la santidad, les aseguro que llegarán a la meta de una forma como nunca llegarían si estuviesen tan preocupados consigo mismos.

Son tiempos de crisis planetaria, de Apocalipsis, de Armagedón. Que cada uno retire la atención de sí y observe los que tiene alrededor. Es hora de desarrollar el amor al prójimo, el amor al planeta, a los Reinos de la Naturaleza, al Plan de Dios.

Ofrezcan sus vidas a un propósito mayor y dirijan todos sus esfuerzos a la salvación de otros. Con esmero, den lo mejor de sí para que otro alcance la santidad.

Oren, no por sí mismos, sino por las almas que verdaderamente lo necesitan, pues si ustedes están leyendo estas palabras es porque ya tienen todo, inclusive mucho más de lo que merecen.

Con amor, los guío y en Mi divina paternidad los hago crecer.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos del Dios Altísimo:

La agonía del mundo no terminó, y el Corazón de Cristo sigue siendo flagelado todos los días por las acciones injustas de la humanidad. Abran los ojos y vean a su alrededor que el Apocalipsis se precipita en el mundo. Transformen sus vidas, vivan del bálsamo de la oración y den de beber de esta agua de vida, que es la unión con Dios, a las almas sedientas y desamparadas.

¡Que la humanidad escuche el llamado definitivo de los Mensajeros de Dios! Que todos aquellos que se consideran despiertos y conscientes caminen a grandes pasos en su transformación.

¡No pierdan más tiempo con las mezquindades de la vida! Reconcíliense con aquellos que no les permiten vivir en el espíritu de la paz. Amen a sus enemigos y que estos ya no existan entre hermanos de una misma raza, unidos por un único Propósito Divino.

Perciban que ustedes ya están transitando los últimos tiempos del planeta y que ya no es hora de pensar en sí mismos, ni de concretizar planes ni aspiraciones personales. ¿De qué les valdrá construir un proyecto de una vida material si aquellos que no se sustenten en la fortaleza del espíritu desaparecerán en medio de la tormenta del caos y del mal?

Queridos compañeros, les hablo con palabras claras porque naciones enteras se están perdiendo por el avance de la oscuridad. ¿En dónde están los soldados de Dios? ¿Qué están haciendo los que se comprometieron con Cristo?

Ya no es hora de emociones ni de entrega a medias. Oren con el corazón, con el espíritu y vivan como verdaderos discípulos de Cristo. Demuéstrenle al mundo que hay una única salida para la tribulación en que vive el planeta, y esa salida es el Corazón Infinito de Dios.

Ustedes fueron traídos hasta aquí, hasta este mundo, para vivir el amor y el perdón; entonces, vívanlo. Mi corazón de padre les advierte, porque, en el Cielo, el Creador aguarda la respuesta de los seres humanos para darles nuevas indicaciones sobre el desarrollo de Sus Planes.

No permitan que el tesoro más precioso del universo se pierda. Ustedes aún están a tiempo de corregir los errores de sus vidas, pero sean rápidos y estén dispuestos a responder al llamado de los Mensajeros de Dios.

Oración, conversión y fe es todo lo que el mundo necesita.

San José Castísimo, en la conducción de las almas para los tiempos de definición y entrega.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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