Viernes, 8 de diciembre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Escucha, hijo, el clamor de la Tierra, es el mismo que el clamor de tu corazón, todas las almas hoy anhelan paz. Por eso, en tus oraciones, sumérgete con tus intenciones en las necesidades del mundo, pero también vuelve tu mirada hacia tu propio interior y percibe que nada está separado.

La agonía del mundo resuena en tu corazón, muchas veces silenciada por las necesidades de la vida que te llevan a estar constantemente orientado hacia afuera, hacia lo que es superficial, a pesar de ser necesario.

Por eso, tómate el tiempo para parar, silenciarte y mirar hacia adentro. Tómate el tiempo para estar en diálogo con Dios y permitir que Él te muestre lo que aún no puedes ver. Tu Creador es un Dios de paciencia, un Dios de procesos, cuya Ciencia del Amor está ligada al tiempo y a los pasos de Sus Criaturas.

Observa la vida, ¿pudiste percibir que nada en la Tierra nace preparado? Todo vive su proceso, todo madura con el tiempo. Hasta aun el aire invisible que respiras es fruto de un proceso de combinaciones, energías y movimientos. Dios es un Dios de tiempo y de paciencia.

Te digo esto para que recuerdes que todo tiene su tiempo para madurar, transformarse y estar pronto; pero solo el Creador te puede decir, cuando Él ya terminó. Tu función es vivir el don de la vida y, en este proceso de estar vivo, nunca perder el diálogo con Dios.

Los árboles se vuelven hacia el Sol para crecer, le muestran al día sus hojas y sus frutos, están siempre en diálogo con las estaciones y con el tiempo. Así es su conversación con Dios.

Los animales también entran en diálogo con Dios a través de la vida, de los momentos del día, de las estaciones del año. Se recogen y se expresan según la expresión del Todo, caminan en unidad, y ese es su diálogo con Dios.

Pero el diálogo de los seres humanos con Dios, hijo, es un diálogo interior, en el que el silencio comprende más que las palabras, y la introspección permite que los ojos vean lo que no se muestra. Es adentro del corazón donde Dios les habla a Sus hijos predilectos. Es allí donde la esencia se ve indivisible y la unidad, que es espiritual, vence las leyes de la materia y se expresa en los seres.

Por eso, de cuando en cuando, entra en el cuarto de tu interior, silénciate y observa tu corazón. Deja que el Creador te muestre cuál es el paso que debes dar en esta estación de la vida, para que lo que Él está construyendo dentro de ti, se realice.

No tengas prisa, no quieras hacer en lugar de Él, pero sé siempre dependiente de Sus instrucciones y directrices, de Su Propósito y de Su Amor. Así, permitirás que Él realice Su Obra en ti.
   
Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo