Viernes, 18 de noviembre de 2016

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hoy vengo a enseñarles, hijos, el arte de amar a Dios para liberar a este mundo del pecado y del mal que lo habita.

Hoy vengo para animarlos a la entrega y al sacrificio; como forma de abrir, en verdad, las puertas para que el Reino de Dios descienda a este mundo.

Quiero que comprendan que toda prueba y todo sufrimiento, como también la propia purificación, cuando se asumen con el espíritu correcto, pueden aliviar a este mundo de un peso milenario.  Así no estarán viviendo solo un proceso personal e individual, sino también un acto de ofrenda a Dios, para aliviar la situación planetaria.

Vengo para enseñarles a ser verdaderos instrumentos del Señor, ya sea que estén plenos de gracias y de alegrías ya sea de dificultades y de padecimientos.

Cuando viven cada segundo de sus días ofreciendo sus vidas a Dios, sin reclamar nada de Él ni de nadie, algo mejor o más leve podrá despertar en sus espíritus y en sus consciencias la madurez que estos tiempos exigen de toda la humanidad, sobre todo de los que están más conscientes.

Ya no busquen en estos tiempos la gratificación de los cuerpos, de la mente, de las emociones ni tampoco del alma. Solo busquen despertar la gratitud y la entrega y que esto no sea algo que la boca pronuncie pero el corazón no viva.

Siempre que estén desconformes consigo mismos y con la propia vida, recuerden, hijos, que en verdad son las criaturas  más privilegiadas de este mundo y que si se les ofrece la oportunidad de vivir un sacrificio consciente, es para que crezcan y sean un principio fecundo para la transformación de la humanidad.

Frente a todo lo que debe ser liberado en el planeta, muy poco es el sacrificio que viven y han vivido hasta hoy; no obstante, en el misterio de la Gracia divina y del amor existente en el corazón humano, cuanto más agradecidos estén ante las pruebas, sean materiales, espirituales o interiores, mayor será el equilibrio generado en el planeta.

Cuando la puerta del corazón se abre, la puerta del mal se cierra.  Puede ser que no sepan o quizás nunca lleguen a saber que cuando renuncian con alegría y agradecen ante una dificultad en sus caminos, del otro lado del mundo un alma es liberada de su ignorancia y encuentra la luz.

Hoy, Nosotros los llamamos para recorrer espacios del planeta que necesitan mucha ayuda. Algunos lo harán en consciencia, otros de corazón y otros irán con todo su ser. Les pido que no esperen solo de Dios y de Sus Mensajeros la gracia de la liberación, sino que sean ustedes mismos los proveedores de la gracia a través de la entrega permanente de sus vidas.

Les dejo Mi Bendición, para que crezcan en espíritu cada día más y que ese crecimiento los aproxime a Dios, como consciencias y como humanidad.

Su Padre e Instructor,

San José Castísimo