Miércoles, 2 de marzo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora y sirve por el equilibrio de este mundo y ya no esperes que los demás acompañen tus pasos. Abandona tus aspiraciones y tus planes de realización personal para la vida en este mundo.

Hijo:

Dios espera de ti más que un buen servidor. Le hablo a tu corazón, que escuchará estas palabras y sabrá que son pronunciadas directamente para él.

Aquel que está listo para dar un paso más, aunque le parezca que está más allá de sus posibilidades, sabrá que Yo lo llamo, directamente, a que no espere más para lanzarse sin miedo a su entrega.

Es a ti, hijo Mío, que estoy llamando, porque las cosas de este mundo ya no son para ti y no solo Me refiero al modo humano de vida común, sino también a la conducta natural de la humanidad; porque muchos piensan que el único gran paso que se da es el abandono de la propia vida material, de los compromisos con el mundo común, para consagrarse a la vida del espíritu. Pero hoy te digo, hijo, que te llamo para algo aún más profundo que esa primera entrega, que te impulsa a otros niveles de entrega aun mayores.

Yo te llamo a vivir en la Tierra como si no pertenecieras a ella, a trascender, con acciones cristalinas, la forma oscura de expresarse de la humanidad, conducta que se lleva adelante por las influencias de las fuerzas capitales que están alrededor de la Tierra.

Hoy te llamo a que estés más fuera de ti, a que solo pienses en este mundo con el propósito de atraer la Misericordia Divina, para que las almas despierten y puedan ser auxiliadas, para que la paz pueda reinar en los corazones o que al menos ellos la conozcan.

Hijo, Yo te llamo a tomar para ti el Propósito Divino, y aunque le cueste mucho a tus células, a tu mente y a tus emociones déjate guiar por los impulsos de tu alma y de tu espíritu y no seas guiado por tu imperfecta e ignorante personalidad.

Percibe cuánto sufre tu alma cuando cedes a los quereres de la mente y cuando tomas para ti aquellas aspiraciones mundanas de tu interior en purificación; aspiraciones que cada vez  enraízan tu consciencia en este mundo y te llenan de ti mismo, vaciándote de Dios. Deja de lado lo que te eleva y engrandece, falsamente, la insignificancia de tu ser planetario. Deja de lado lo que arraiga dentro de ti la vanidad, el orgullo y la soberbia disfrazados con buenas obras, a veces hasta espirituales.

Hijo, aun aquello que te resulta positivo, si te engrandece, no sirve más para ti, porque llegó la hora de que en ti habite solo Dios. Debes salir de esa morada y no tener propiedad sobre ella, porque el Señor tiene para ti un destino grandioso, aunque invisible a los ojos del mundo, un destino de victoria celestial y de humillación terrena, un destino de pérdida de todo y de
conquista de Cristo.

Abraza este nuevo camino, porque enseguida retornará tu Señor y querrá ver en ti el cumplimiento de estas palabras.

Tu padre y compañero,

San José Castísimo