Martes, 21 de agosto de 2018

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Así como lo anuncian las señales en el Cielo, que son claras y bellas para los ojos que saben verlas, así llega Dios a la Tierra y manifiesta dentro y fuera de los hombres Su Esplendor y Su Gracia.

Tan simple como contemplar un arcoíris que surge en una tarde fría en el Cielo de la Tierra y que alegra a los corazones, así también las almas deberían contemplar en su interior la Presencia de Dios.

El Universo Celestial, bello y sublime, es tan simple como las cosas que alegran verdaderamente a las almas y a los corazones humanos; pero para alcanzarlo es necesario buscarlo con el mismo amor y con la misma voluntad que buscan las señales que se manifiestan en el Cielo.

Dentro de ustedes se guarda un misterio que se oculta por detrás de lo que piensan que son. Este misterio es el Universo Sublime de Dios, cuya puerta no se encuentra en las alturas, entre las nubes, sino en el propio corazón.

Dios se hace tan accesible al espíritu de los hombres como la belleza de un arcoíris lo es para sus ojos. Pero así como buscan el arcoíris y lo encuentran, así también sus espíritus deben buscar aquello que los nutre, los alegra y los torna plenos, que es Dios dentro de sí mismos.

Para encontrar a Dios en el propio corazón, pueden dejar que Él se refleje como un espejo en su interior. Cuando contemplen un Cielo pleno de belleza, cuando contemplen una expresión pura de la Naturaleza, no solo permanezcan en lo que ven, sino más bien abran los espejos de sus corazones y dejen que eso que es bello les revele la belleza y la pureza de sus espíritus, eso que verdaderamente son.

Todo lo que fue creado por Dios es bello y es perfecto, y esa misma expresión divina que encuentran delante de sus ojos pueden encontrarla dentro de sí mismos, cuando se abran para encontrar la Verdad en su mundo interior.

Que todo los eleve.

Que todo los lleve a Dios.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo