Lunes, 9 de noviembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La presencia de los Mensajeros Divinos en los Centros Marianos colma el espíritu de cada uno de ellos y mantiene vivo y fluido el manantial de paz y de misericordia para el mundo.

Sin embargo, en estos tiempos ustedes deben comenzar a ser portadores de esta Presencia Divina en su propio interior.

Así como Nosotros abrimos las puertas que los conducen al Reino de los Cielos y retiramos del abismo del planeta a las almas que están clamando por liberación, ustedes también deben abrir esas puertas con la pureza del corazón.

Se aproxima el día en que los Mensajeros Divinos no estarán más tan cerca del mundo como ahora, pero eso no significa que los Centros Marianos perderán la vida y el fervor.

Comprendan, queridos, que Nuestra presencia celestial fue construyendo, a lo largo de los últimos años, una fortaleza en su interior, pues les enseñamos a todos a que sean mediadores entre el Cielo y la Tierra, por medio de oraciones y de acciones unidas a Dios.

Les pido que jamás pierdan la alegría de servir a Dios y que siempre entren en esta casa con la misma alegría con la cual llegan para recibir a los Siervos de Dios que los vienen a instruir.

Ustedes deberán ser el alma de los Centros Marianos, la vida que anima y da sentido a la existencia de estos puntos de oración.

Las almas que están perdidas deben encontrarse a sí mismas al llegar a esos puntos de luz para el mundo y, estando delante de ustedes, deben encontrar la Presencia de Dios y un ejemplo para seguir. Esto será así, porque Dios ya depositó Sus Gracias dentro de sus corazones y las fortalece siempre que ustedes oran con sinceridad.

Si a diario renuncian un poco más a sí mismos y a sus propias aspiraciones para servir a Dios y para ser un instrumento Suyo en el mundo, el Plan Sagrado del Altísimo podrá cumplirse.

Estén siempre unidos, guarden en el corazón estos momentos en los cuales estuvimos entre los hombres y, de esta forma, su fortaleza interior jamás se desmoronará.

Yo los amo y, por eso, los llamo para que sean pequeños mensajeros de Dios, aquellos que abren las puertas del Cielo y liberan al mundo de la oscuridad que en él habita.

Sean humildes y simples de corazón y estarán en el camino correcto. No aspiren a nada más que no sea cumplir con el Plan de Dios y así será.

Sean sinceros en su entrega y verdaderos en su camino. Arrepiéntanse de corazón cuando se equivoquen y no vuelvan a cometer los mismos errores.

Sigan Nuestras palabras, porque para eso fueron pronunciadas. Estudien los mensajes que les entregamos y den más importancia a las cosas de Dios que a las propias tareas y ocupaciones; así, ustedes enviarán al universo una señal de que están intentando amar el Plan de Dios, y el Señor los ayudará.

Paz para el planeta y para sus vidas.

San José Castísimo