Domingo, 8 de noviembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Queridos siervos de Cristo:

Hoy vengo para rogar al mundo que auxilie a las almas de los más pequeños, de los niños que están sobre la Tierra y que no encuentran una razón para su vida.

Les pido que sirvan a los niños, no solamente con un plato de comida, sino que también, en unión con sus almas, los ayuden a encontrar el camino evolutivo. 

La degradación de la consciencia humana actual está construyendo una juventud vacía de Dios y, como consecuencia, los niños están recorriendo el mismo camino.

Por ese motivo, les ruego a los más conscientes en este ciclo planetario que se preocupen menos con los propios procesos internos, y que ayuden más para que el Plan de Dios se cumpla y, así, encuentren en los niños una cuna para las semillas de la Nueva Humanidad.

Hoy les pediré que den un paso más y que no solamente eduquen con amor a sus hijos y familiares, sino que posibiliten que otros niños, olvidados y solitarios, también puedan ser educados para la construcción del nuevo futuro.

Enseñen a los pequeños a amar los Reinos de la Naturaleza, cuidarlos, como también la importancia de ayudarlos en su evolución. Enséñenles la importancia de compartir con el prójimo aquello que él necesita, sea algo material o un atributo interno de la consciencia, como la mansedumbre, la caridad, la inteligencia, la alegría. Que los niños sepan ayudarse unos a otros y disipen de su consciencia la competencia y el orgullo.

Queridos, enseñen a los pequeños a orar; enséñenles el poder de la oración y la gracia que concede a los más necesitados en los cuatro rincones del mundo.

Concienticen a los niños, desde pequeños, sobre la realidad planetaria, no para atemorizarlos, sino para que sepan que la oración, el servicio, el amor y la unidad entre todas las criaturas son remedios infalibles para los males del mundo.

La purificación planetaria  se acelera y dentro de los niños deberá estar plantada la semilla correcta, para que florezca un mundo redimido. 

Yo los amo y los conduzco a la reeducación planetaria.

San José Castísimo, padre de todos los niños del mundo